La intrusa Parte 5
Eda recorrió la sala de estar, pasó frente a un noqueado Hooty, subió a un cofre, y olfateó un libro abierto en cuyas páginas se presentaba una imagen suya al estilo "Hombre de Vitruvio" acompañada de notas anatómicas, justo antes de girarse al escuchar unos chasquidos.
Apoyado por el marco de la puerta, King jugueteaba con la pluma luminosa que sostenía en la pata diestra.
—Oh que cosa tan bonita tenemos aquí. Es tan brillante... Oh mira brilla.
Eda movió la cabeza de un lado a otro, y la punta trasera luminosa del bolígrafo se reflejó en sus ojos. Luego, se abalanzó para tomarlo, solo para que King la hiciera perseguirlo.
—¡Ahora, mujer!
—¡Cariño!
En mitad del pasillo, King desapareció tras una esquina donde Queen lo esperaba junto con una pila de libros y hojas que esta derribó de un cabezazo, provocando que Eda se deslizara sobre ellos.
—¡Nooo!
El grito fue terrible, como si alguien estuviera siendo torturado. De inmediato, una figura humanoide negra de brillantes ojos rojos se abalanzó sobre la bestia y le aplicó un candado al cuello, haciéndola retorcerse furiosa en un intento de liberarse.
Era Luis... O una versión demoniaca de él.
—¡AHORA, NUTRIA! —vociferó en tono rasposo.
—Lo siento Eda, ¡pero es por tu bien!
Desde arriba de una escalera de tijera, Luz terminó de dibujar un gran círculo de hechizo con un crayón rojo que sostenía en la zurda, y lo golpeó con la misma, invocando así un poderoso resplandor amarillo que cubrió todo el lugar.
Eda soltó un fuerte chillido al unísono del "Luis oscuro", quién entre lágrimas, vociferó:
—¡SIN PIEDAAAD!
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Eda abrió los ojos y se sentó de golpe. Afortunadamente, había vuelto a la normalidad. Miró alrededor y se dio cuenta de que debía estar en su habitación. Estaba acostada en su nido, y en el suelo a la derecha de este había una botellita vacía de elixir.
—¿Qué fue lo que pasó? —se llevó la zurda a al frente—. Ooh, tengo el peor dolor de cabeza —Apoyó las manos en el borde del nido—. Y mi boca sabe a animal atropellado... ¡Blurp!
Tuvo arcadas, se inclinó y vomitó una enorme bola de pelos que se abrió para revelar al Jarjacha que se había comido.
—Jar Jar... Creo que me quedaré aquí por un minuto —murmuró el demonio ovino en tono de cansancio.
Eda miró hacia abajo, vio la vacía botella y lo levantó con la diestra, diciendo:
—Estaba buscando esto.
—Luis iba a regresarlo a su lugar, pero... —trató de explicarle King, apareciendo a su izquierda junto con Queen, quién se apresuró hacia el Jarjacha para auxiliarlo.
Sorprendida y decepcionada, Eda dejó caer la botella dentro de su nido.
—¿Luis? ¡El corchito robó mi elixir!
—¡No, no fue él! —se apresuró a decir King, para después bajar la mirada, arrepentido—. Fui yo.
—Cariño~
Al notar lo melosa que Queen estaba siendo con el Jarjacha, el "rey de los demonios" adoptó una expresión desagradable y, apuntando a su "reina" con el índice acusador diestro, agregó:
—Pero ella me ayudó, así que también es culpable.
—Ustedes... Ustedes lo hicieron... —Furiosa, Eda levantó las palmas en garras—. Debería romper cada hueso de sus... —Ensanchó los ojos—. Hey, un momento... —Volteó a mirar a Queen, quién seguía mimando a un confundido Jarjacha—. ¿Acaso la escuché hablar?
—Shhh...
King la hizo callar para su confusión, y se dio la vuelta, apuntando con el índice zurdo.
—Mira eso.
Ambos vieron a los mellizos Noceda sentados uno frente al otro junto a la ventana rota. A base de tinta, papel y toques; Luz creaba pequeños orbes luminosos, mientras Luis observaba todo con una sonrisa orgullosa, diciendo:
—Brillantes.
Luz terminó de dibujar otro glifo, lo presionó con la punta del bolígrafo, y un orbe más flotó hacia el techo.
—Igual que tus ojos cuando miras a Willow —le dijo a su consanguíneo con picardía.
Luis resopló, e inexpresivo respondió:
—Ojalá no lo hicieran, Nutria.
—Hey, que fra...
Luz estuvo a punto de decir: «Hey, que fracasaras con tu primer amor no significa que siempre vaya a ocurrir lo mismo», pero algo en la mirada de su hermano mellizo le cerró la boca.
—...ancamente no diré ninguna tontería, ahora —corrigió, sonriendo inocentemente con los dientes.
—Wow.
Ajena a la conversación de los hermanos Noceda, Eda disfrutaba del espectáculo de luces.
—¿Cómo está haciendo eso?
Unos orbes volaron alrededor de la cabeza de Luis formando una especie de corona, y tanto él como Luz se rieron.
—No lo sé, pero lo hizo todo sola —respondió King—. Oye —Bajó la mirada, antes de voltear hacia la dama búho, quién lo fulminó con la mirada—. Arruinamos mucho las cosas antes, y... POR LOS DOS —Elevó hostilmente la voz para dirigirse a Queen, quién chocaba sus palmas con los del Jarjacha mientras este cantaba "Choco Choco La La"—. Solo quería pedirte... Perdón.
—¡Bueno, mejor que lo hagan! Tengo una larga lista de tareas desagradables con su nombre —Eda hizo una pausa, y miró hacia otro lado, pensativa—. Pero no es todo culpa suya, cubones.
Luis y Luz se acercaron al nido, mientras la última sostenía un orbe en las palmas, para después arrojarla hacia el techo junto con los demás.
—No fui del todo honesta con ustedes.
Luis la miró serio.
—Eda... —comenzó a decir, pausadamente—. Estás maldita, ¿cierto?
Eda se mordió el labio inferior, y asintió.
—Cuando era joven, fui hechizada. Sé exactamente como pasó, pero no daré detalles por una razón personal, y también sé que si no tomo mi elixir... —Agarró la botella con su palma zurda—. Bueno, es por lo que la gente me llama la dama búho. A nadie le gusta tener una maldición, pero si sigues los pasos es... Manejable.
—Wow —comentó Luz—. ¿Entonces estás bien?
—¿No hay efectos secundarios? —agrego Luis.
—No hay nada de que preocuparse —Incorporándose, Eda se sentó en el borde del nido, agarrándose el brazo diestro—. Todo está bajo control. Y mientras nadie robe mi elixir... —Deliberadamente, apuntó turno a turno hacia los "reyes" con su índice zurdo, avergonzándolos un poco—. Cubones... Estaré bien. —Le hizo un gesto a Luz—. Pero hey, miren esto... Una humana haciendo magia. Bien hecho niña.
—Bueno, me sentí motivada por un gran maestro—dijo Luz con las manos en la espalda, antes de mirar a King.
—Sí —agregó Luis—. Su lección fue muy útil.
—Jojojo, chicos —respondió King tímidamente—. Oh, y antes que lo olvide —Agregó, apuntando al chico Noceda con su pulgar zurdo—. El hermanovio sabe artes oscuras.
Eda lo oyó, pero no lo creyó.
—¿Y eso?
Luis cerró los ojos y pareció meditar por unos segundos, hasta que unas lagrimas se escurrieron por sus ojos.
—Perdoname —murmuró con la voz quebrada, y liberó un aura negra que rodeó su cuerpo.
Eda lo miró boquiabierta y Luis levantó los parpados, revelando sus brillantes ojos de color sangre.
—Tan, tan, tarán, tan, tan, taaan —dijo animadamente Luz, señalando con ambas manos hacia el "chico sombra", quién extinguió unos diez orbes de un solo manotazo con la diestra—. Anti-Magia.
Luis, volviendo a ser el mismo, explicó:
—Y es manejada por el dolor físico y/o emocional —Respiró hondo, como tratando de calmarse—. Cuanto más siento, más energía libero.
—Pobre, Luchito.
Luz sé acercó y le dio un confortable abrazo.
—Ven aquí.
Eda sacudió la cabeza, mostrando más su incredulidad.
—Imposible... —Se llevó la diestra a la barbilla, pensativa—. A no ser... —Ensanchó los ojos—. Oh, Corchito... —Miró a Luis con lástima—. No me digas que...
—No fui lo bastante listo —respondió Luis serio, tras soltarse del abrazo de su hermana melliza.
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[Escena retrospectiva]
Sentados uno frente al otro en el césped y bajo un árbol de la plaza de Gravesfield; los mellizos Noceda jugaban tranquilamente un juego de mesa llamado "La bruja buena Azura: el peor de los enemigos", cuando...
—Mira Lucho, ¡Allá está tu chica soñada! —dijo Luz con entusiasmo, apuntando el índice zurdo hacia una adolescente de piel oliva, ojos ovalados oscuros, pelo corto negro con un broche verde, y vestida con una encapuchada sudadera gris, falda corta verde, calcetines blancos y zapatos cafés, que se hallaba sentada y jugando a la consola en las escaleras de la sociedad histórica.
Luis la miro alzando una ceja.
—¿Y?
—"¿Y?", responde él —comentó Luz sin dirigirse a nadie en particular, pero luego agregó—: ¿Por qué no la invitas a salir?
Luis se mordió levemente el labio inferior, y mirando hacia el redondo tablero de juego, contestó:
—Porque no he tenido la oportunidad.
Luz soltó una risita, arrojó un dado de ocho caras para después mover la estatuilla del anti-brujo Zugo hacia la derecha y levantarse súbitamente del suelo.
—Ok, terminamos por hoy —Se inclinó, y besó la frente de su hermano mellizo—. Tú guarda todo, mientras yo voy por un batido. Estoy sedienta —agregó, antes de echarse a correr.
—Como sea —dijo Luis con indiferencia, poniéndose a juntar las cartas del juego.
Y ni bien terminó de guardar todo...
—Luchitoo~
Luis levantó la mirada, y lo que vio hizo que su corazón saltara hasta su garganta.
—¿¡Pero qué...!?
—Hola Luis —lo saludó amablemente una Marcy Wu, a quién la pseudo-casamentera de su hermana melliza había traído consigo.
Con la caja del juego de mesa entre las manos, Luis se puso de pie de un salto.
—Hola Marcy —le devolvió el saludo con la cara hecha un tomate.
Divertida por la escena, Luz se inclinó hacia él y, pícaramente, le susurró al oído diestro:
—Ahora ya la tienes.
Luis la fulminó con la mirada.
—Eres una...
Sin permitirle terminar el insulto, la chica Noceda le arrebató la caja del juego de mesa, y se alejó corriendo de allí mientras decía:
—¡Te huelo luego, Galán! ¡Adios Mar-Mar!
—Adios Lucín —respondió Marcy con una risita y agitando la palma diestra.
«Pagarás caro, Lucinda» pensó Luis molesto. Luego, miró a la chica de descendencia Taiwanesa-Americana y, tragando saliva ruborizado, agregó—. Yo...
—¿Quieres un café? —se le adelantó Marcy, sonriéndole dulcemente.
Pasmado, Luis ensanchó los ojos.
—¿Cómo?
Marcy cerró los ojos y amplió su sonrisa.
—O quizás un té, un yogurt o un helado. Yo invito.
—Ahmm... Claro —aceptó Luis sonriendo ruborizado.
Marcy le ofreció la palma zurda, al tiempo que sus pupilas se tornaban rojas por una milésima de segundo.
—¿Vamos?
Luis levantó la diestra y, tras apartar la zurda de la fémina Taiwanesa-Americana de un manotazo, dijo en tono severo:
—La verdadera Marcy Wu me rechazó ¿Pensaste que si te convertías en la chica que me gustaba, podrías engañarme? No soy ton... ¡Guoh!
De pronto, el chico Noceda se sintió invadido por el terror y casi pierde el conocimiento por el flujo de energía oscura a través de todo su cuerpo.
—Incluso si no me tocaste por completo... —le informó Marcy con una voz masculina, grave, rasposa y tétrica—. Lo hiciste un poco.
De la nada, se hizo de noche y, la chica Taiwanesa-Americana dio un largo salto en pirueta hacia atrás, sumergiéndose bajo tierra, formando así un gran hoyo negro del cual emergió un macabro ser con ojos rojos, un cráneo de caballo por cabeza y cuello pálido muy largo con una melena negra colgando de él.
—Lo sabía... —dijo Luis con la voz entrecortada, tratando de moverse, pero le fue imposible—. Tú eres... Un demonio... ¿Qué fue lo que me hiciste?
Inclinando su huesudo rostro al del asustado y molesto chico Noceda, la criatura le contestó:
—Te haré mi Avatar. En cuanto a lo que harás con mi poder. Tú ya lo sabrás.
Luis frunció el ceño.
—¿Quién eres?
—Me dicen Long Horse.
Ni bien se presentó, la criatura comenzó a desaparecer al tiempo que se escuchaba la voz de Luz diciendo:
—¡No fue un sueño!
[Fin de la escena retrospectiva]
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Los ojos de Eda parecían platos.
—Ya veo.
—Así que el caballo espectral invadió tu sueño-recuerdo y fusionó su esencia contigo—señaló King, mirando a Luis con interés.
Luz miró al "rey de los demonios" con una ceja levantada.
—¿El caballo espectral?
King se puso serio y, en un tono sombrío, explicó:
—Se dice que nació del estiércol ensangrentado del titán y puede entrar en los sueños de las personas. Lo más aterrador es la energía oscura que despide, porque puede anular (o hasta destruir) la magia.
Eda miró preocupada a Luis, y este solo se encogió de hombros.
—¿Eso debería...? —empezó a preguntar.
—Nah —la interrumpió King despreocupado—. A pesar de su implacable forma y temibles poderes; Long Horse es solo la clase de demonio que siempre hace cosas poco ortodoxas, pero nunca con malas intenciones.
Eda puso mala cara.
—Justo como...
—Hey... Hey... —la interrumpió la voz de Hooty quién ya se había despertado y seguía en el suelo de la sala de estar—. Hay alguien ahí Hola Hooot estoy en el piso... Tengo fríooo.
—Esa voz, esa horrible voz —se quejó King. Luego, empezando a caminar, tomó a su "reina" del brazo zurdo y agregó—: Vamos mujer.
Queen él dedicó una mirada de reproche.
—¡Cariño!
Acto seguido, los hermanos Noceda miraron a Eda.
—Nos ocuparemos de él —le aseguró Luis inexpresivo—. Quédate en la cama.
—Vamos amigo, Lanudo —Luz recogió a la criatura ovina del suelo, y se alejó con él, seguido de Luis—. Te dejaremos libre.
El Jarjacha sonrió.
—Jar jar, ustedes me recuerdan a mis padres.
Al escuchar eso, Luz rio, cerrando la puerta tras salir del cuarto.
Una vez sola, Eda dejó escapar un suspiro y se acostó a dormir boca arriba en su nido, sonriendo pacíficamente.
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Parada frente a una puerta sin paredes en un lugar oscuro, la dama búho protestó:
—No, no este recuerdo de nuevo.
De pronto, la puerta se abrió para revelar una sombra negra con grandes ojos blancos y redondos que pronto se reveló como...
—Lilith.
Eda miró molesta a la chica de largo y esponjado cabello rojo, lentes redondos y una encapuchada capa negra por encima de su uniforme hexidiano de pociones.
—¿Crees que no sé que tú eres quién me hechizó? ¿O qué casi matas a Val por intentar detenerte? —Apretó los puños, cerró fuertemente los ojos y elevó la voz, agregando—: ¡ELLA ME LO CONTÓ TODO!
Luego el escenario cambió.
Sus oídos escucharon un melódico silbido y abrió los ojos. Se encontró sobre una colina en un campo abierto con nubes en el cielo... y una joven adulta llamada Val D' Nora Clawthorne estaba cantando:
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En el recuerdo una vez más, muy enojada estás y me acabas de nombrar.
Solías respirar con calma pero hoy apretándote los puños vas.
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Al llegar a esa parte, Val D' Nora se acercó a Eda, quién la observó de arriba/abajo, como sorprendida por su aspecto de humano moderno. Usaba un chaleco abierto, top violeta, collar de oro con las iniciales "RM", guantes rosados sin dedos, pantalones lavandas, zapatos blancos con suela grisácea, y tenía una gema verde rectangular ubicada verticalmente en su pecho.
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No me digas nada, ya se lo que piensas, el por qué lo sé muy bien.
Solo quieres hacer pagar a Lilith por lo que nos hizo a tí y a mí.
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Una vez terminado de cantar, Val D' Nora le dedicó una dulce sonrisa a Eda, y le dijo:
—No amarguemos nuestras vidas, brujita. Endulcémoslas.
Golpeó el cubo de su cabeza un par de veces y, una lluvia de coloridos dulces alargados, cubrió a las dos hermanas hasta el cuello.
—¿Caramelos humanos? —preguntó Eda, sonriendo con una ceja levantada.
Val D' Nora se encogió de hombros.
—Humanos acaramelados —bromeó, y ambas se echaron a reír a carcajadas.
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Eda se despertó y, al incorporarse en su nido entre el montón de golosinas que posiblemente se había materializado de su sueño/recuerdo, se rio con la boca cerrada. Luego, agarró un caramelo alargado, le quitó la envoltura roja y...
—Por eso eres mi hermana favorita —dijo, para después meterse dicho alimento azucarado en la boca.
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Puesto nuevamente sobre sus bisagras, Hooty miró a los mellizos, quienes sostenían unos tazones de madera junto con unas mini-brochas.
—¿Qué es eso? —les preguntó.
—Una mezcla secreta de nuezebú y flor de luna para los arañazos —respondió Luz, antes de hundir la brocha en su tazón y comenzar a embadurnar la parte de las marcas de garras, junto con Luis.
Hooty se echó a reír.
—Hace cosquillas.
King estaba en el sofá tomando notas en su cuaderno de dibujo mientras el Jarjacha (a su derecha) le decía:
—Y luego ella tenía dientes en su estómago. Jar Jar ¡Dientes en su estómago! ¿Puedes creer eso?
—Ooh sí, —King giró su cuaderno para revelar un dibujo de Eda como la bestia búho—. Esa será una gran adición para mi libro de demonios.
El Jarjacha le sonrió feliz.
—Jar jar, ese libro está lleno de cosas interesantes —tomó el libro de demonios del suelo, y lo abrió en la página donde se veía la versión monstruosa de él—. Como esta... Soy uno de los demonios más fuertes de las islas hirvientes, eh?
—Sí... Voy a tener qué editar eso —comentó King inexpresivo.
Decepcionado, el Jarjacha bajó la mirada.
—Oh...
—Cariño.
Queen, quién había estado dibujando (recostada boca para abajo) en el suelo, se levantó y le extendió su obra recien terminada a su "rey".
—A ver, ¿qué tienes ahí, mujer? —King dejó su cuaderno a un lado, agarró la hoja y, al ver el contenido, se quedó pasmado—. ¿¡PERO QUÉ...!?
La ilustración presentaba al Jarjacha erguido sobre una montaña de huesos, sujetando el cráneo que pertenecía a King con su pata derecha, mientras Queen, arrodillada, lo abraza por la cintura. En la parte superior, unas letras proclaman con firmeza: "¡GLORIA AL NUEVO REY!"
Perplejo y ansioso, King dejó caer la hoja, observando cómo Queen se encaramaba al sofá para abrazar a Jarjacha, quien la miró con desconcierto.
—Ahm...
King intentó decir algo, pero...
—Terminamos —lo interrumpió Queen en tono adorable, para después sacarle la lengua.
