El gran aquelarre Parte 3
El auditorio estaba abarrotado de gente, y Eda se dirigió hacia las gradas, donde encontró a los gemelos Noceda, sentados uno al lado del otro, discutiendo entre sí.
—A ver, a ver... ¿Qué pasó, Luciano? ¿No me habías jurado que mejorarías? Es como la segunda vez que enloqueces así de la nada. Pobre Gus —Luz entrecerró los ojos, y apuntó a su hermano mellizo con el índice diestro—. Si yo no hubiera intervenido, seguramente lo habrías golpeado o algo peor.
—Pero...
—Si sigues comportándote como un inmaduro, mezquino, celoso e irracional bárbaro...
—No volverá a pasar, ¿ok? —estalló Luis con aspereza.
Luz le sonrió incrédula.
—To´os los tolete emperraos como tú h`iempre di`en la mi`ma guarandinga —le dijo con acento dominicano.
Luis la fulminó con la mirada.
—Y lo que tú tiene de bea, lo tiene de bobolonga.
—Ya cállense, y veamos este desastre —les dijo Eda al sentarse junto a ellos.
Una vez que todo el mundo estuvo sentado, se apagaron las luces y se encendieron unos reflectores, iluminando al director Bump quién, rodeado por un brillante humo verde, ascendió por debajo del escenario, acompañado de una música de fondo.
La gente vitoreó, y él agitó su índice derecho, haciendo aparecer un micrófono con alitas de murciélago en el aire.
—Hola huesosburgo —empezó a decir—. Los estudiantes me preguntan... Director Bump, ¿Cuál es la cumbre de un logro mágico?
Amity, quién estaba sentada en primera fila, rodeada de unas tres miembros de su aquelarre, dijo:
—¿Es esta?
Dibujó un círculo mágico con el índice zurdo hacia su cabeza que se infló y explotó cuál globo de aire caliente.
¡POP!
—¡Jefa! —exclamaron asustadas todas las "princesas", viendo como el cuerpo decapitado de la peli-morada se desplomaba por el borde de las gradas.
El director Bump parpadeó un par de veces.
—Uh... ¿Alguien puede avisar a sus padres que...?
—Woof, disculpen —Amity se levantó ilesa, y sonrió encogiéndose de hombros—. Perdí la cabeza por un momento.
El público empezó a reír, y Eda (al igual que Luis y el director Bump) se mantuvo indiferente.
—E la prin`ecita má atrona´a que he vi`to —dijo Luz con acento dominicano, entre carcajadas.
—Sí, sí, muy divertido, señorita Blight —El director Bump tomó el micrófono con su diestra—. Es ser seleccionado para unirse a lo mejor.
Tres soldados con los mismos uniformes y cascos ascendieron del piso en un torbellino de humo celeste.
—Y no hay nada mejor que la joya del sistema de aquelarres y los ejecutores de su voluntad ¡El aquelarre del emperador!
—Wow —se asombró Luz, mientras Luis solo tenía un mal presentimiento.
«Qué extraño... Siento un cosquilleo en él...»
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por las voces de ciertos conocidos, a quienes Luz saludó con la zurda.
—¡Chicos! —Willow, al igual que el propio Gus, señalaron la frente escrita en letras blancas que decía:"Aquelarre del emperador" de este, con los dedos índice.
—Deleitense con esta fuerza de élite —continuó Bump, mientras los soldados dibujaban círculos mágicos en el aire con sus índices derecho e izquierdo, mostrando cada uno un tipo de magia. Todos ellos combinados, chocaron en el aire provocando un estallido de fuegos artifiales y una lluvia de confeti rojo que Luz recogió con emoción, mientras su hermano mellizo se los sacudía fastidiado—. Cada miembro fue elegido para el comienzo de una nueva era de magia controlada.
Eda se inclinó hacia las "princesas", y les preguntó:
—¿Cuándo llega esa fuerza de élite?
Palmeándose la rodilla zurda, la bruja se echó a reír junto con las cuatro menores de los vestidos y accesorios elegantes.
—Buena, esa, señora —la felicitó una de las "princesas", quién era una joven de piel morena, ojos con iris gris, orejas puntiagudas y cabello que venía en tonos de gris rosado/malva, que llevaba un largo vestido carmín sin mangas, un par de aretes de huevo frito y una cinta del mismo color que sujetaba un waffle en su frente, simulando una corona.
—El aquelarre del emperador tiene acceso a todas, sí, todas, las formas de magia —Bump recorrió el escenario e hizo unos gestos con su mano zurda, al tiempo que los soldados tenían hechizos activados entre sus palmas en círculos—. Ooh ¡Aah!
—Ooh ¡Aah! —declaró la multitud al unísono.
Bump levantó el índice zurdo y prosiguió:
—Solo los mejores pueden ascender a estos rangos —Señaló directamente hacia un sonriente Satan, quien estaba en primera fila a unos pocos metros hacia la izquierda de Amity y su aquelarre de princesas mágicas—. Algún día podría serlo uno de ustedes.
—¿Mmm? —Luis pareció inquieto al verlo, mientras Eda seguía riendo.
Acto seguido, los soldados desaparecieron en un torbellino de humo celeste.
—Y ahora tengo el agrado de presentarles a la estimada lider y sorpresa de este año. Ya la conocen, la adoran... ¡Lilith!
La audiencia quedó sin aliento y Eda dejó de reír para procesar ese nombre.
—¿Eh?
De pronto, la imagen de un enorme cuervo celeste posado sobre una rama apareció en el techo, descendió volando y aterrizó en el podio. Allí de pie, dentro del plumífero espectral, se halló una mujer alta y esbelta, con piel de marfil, orejas puntiagudas, labios verde azulado oscuro, cabello azul medianoche largo y oscuro, uñas de color gris oscuro en forma de garra, y un vestido gris oscuro bicolor de manga larga, debajo de una larga capa blanca con capucha y un antifaz de pico largo del mismo color con una gema morada/amarilla en la frente, a quién (tras desaparecer al ave espectral en un montón de burbujas luminosas con solo levantar los brazos y revelar sus ojos color aguamarina al quitarse dicho accesorio de su bello rostro), la audiencia la vitoreó y aplaudió.
Luis notó que Eda tenía una expresión fría, mientras Luz también aplaudía.
—La conoces, ¿verdad? —le dijo serio.
Luz la codeó.
—¿Ella...?
—Desgraciadamente sí —la interrumpió Eda, entrecerrando los ojos—. Lo es.
Emocionada, Luz jadeó, llevándose las palmas a las mejillas.
—La hermana mayor.
—Gracias a todos —Lilith se quitó la capa y la mascará con un hechizo, arrogándoselas al director Bump, quién se las llevó—. No fue fácil para mí llegar a la cima —Cerró los ojos, juntó las manos y recorrió un poco el podio, antes de mirar nuevamente al público—. Yo también tuve humildes comienzos.
Ruborizada, con los ojos brillosos y las palmas en las mejillas, Amity jadeó.
—Como yo.
—Tú eres rica, Blight —le recordó una voz masculina.
—Ahora tengo el gran honor de hacer cumplir la voluntad del emperador —continuó Lilith, levantando el puño derecho—. Así que seamos más... El aquelarre del emperador los espera.
Acto seguido, invocó un cuervo espectral aún más grande que el anterior, que explotó en pequeños orbes, mientras Eda se quedó viéndola con el ceño fruncido desde el público.
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—Eda, ¿A dónde vas? —le preguntó Luz a la dama búho, agarrándola del brazo zurdo cuando salieron del auditorio.
—A casa —Eda apartó gentilmente a la chica Noceda—. Necesito quitarme este olor de la piel.
—Pero no respondimos el cuestionario para descubrir nuestro aquelarre —reclamó Luz, sacando una revista de su bolsillo izquierdo, abriéndola en tal página.
Eda levantó el índice siniestro, dibujó un círculo mágico, y disparó un rayo que atravesó la revista, agujereándola.
—Oye, ¿y tu hermano? —preguntó tras notar cierta ausencia de alguien.
Luz soltó una risita pícara.
—No pecaré de chismosa.
Eda embozó una pequeña sonrisa.
—Ese corchito ya es todo un tapón —Dio media vuelta y empezó a alejarse—. Bien, nos vemos.
—Uuuh, un posionista Punk... ¡Ow! —Luz caminó tranquilamente leyendo la revista, pero chocó con alguien, tirando dicho objeto al suelo.
—Mira por donde... —Satan se dio la vuelta y la vio—. Oh, un humano.
—Eso es correcto —le afirmó Luz, antes de recoger la revista del suelo para guardársela en el bolsillo diestro—. Soy Luz, la humana —Sonriendo, le tendió su palma diestra y Satan se la estrechó devolviéndole la sonrisa—. Hola.
—Interesante. Y yo soy un híbrido, ¿sabes?
Luz se sorprendió un poco, mientras soltaba la mano del chico Clawthorne.
—¿Un híbrido? ¿Con eso quieres decir...?
—¿Qué no soy del todo un brujo? Sí, así es. —le afirmó Satan con sinceridad—. Mi madre es una bruja y mi padre era un humano. Peculiar, ¿no?
Luz alzó una ceja.
—¿Era?
Satan se encogió de hombros, y con simpleza, respondió:
—Mi madre se lo comió.
—¿En serio? —le preguntó Luz con disgusto.
Satan se rió con ganas.
—No, ja, ja, ja, ja, mentira. La verdad es que él la dejó antes de que ella pudiera decirle que serían padres.
Luz se sintió ligeramente apenada.
—Oh, lo siento mucho.
—Descuida —la tranquilizó el chico Clawthorne, restándole importancia—. Esas cosas pasan.
Los ojos de Luz se iluminaron y juntó las palmas de las manos, entusiasmada.
—No puedo creerlo. Un brujo mitad humano ¡Lo mejor de ambos mundos! —Se inclinó hacia él hasta que sus rostros casi se tocaron—. ¿Crees que podamos ser amigos?
Satan soltó una risita.
—Tal vez —respondió—. Oye, ¿nos hemos visto antes? —agregó, tras examinar el rostro de la chica Noceda por unos segundos.
—Mmm, no que recuerde —negó Luz cortésmente, retrocediendo un poco—. Por cierto, aún no sé tu nombre.
—Soy Satan —se presentó educadamente—. Satan Clawthorne. Un placer.
Los ojos de Luz se ensancharon, y luego se entrecerraron ante aquella revelación.
—Uh...
—¡Lucinda! ¡¿Pero qué crees que haces ahí?!
El corazón de Luz dio un brinco, y el chico Clawthorne alzó una ceja, mientras Luis se acercaba con paso decidido y sus ojos destellantes, saliendo del auditorio.
—Gemelos, ¿eh? —señaló Satan fascinado—. Un momento... la voz... —agregó susurrando con el ceño fruncido.
Cerró los ojos y, cuando volvió a abrirlos, sus escleróticas se había ennegrecido casi por completo, dejando únicamente unos puntos aguamarina en el centro, mientras escupía baba de abominable directamente a la cara de Luis, provocando que Luz soltara un jadeo de sorpresa e indignación.
—Tal y como lo pensé —dijo Satan con una leve expresión triunfante—. El abominable de Willow —Miró fríamente al chico Noceda, y este a su vez de la misma forma—. Tú... —Lo apuntó con el índice derecho—. Me metiste en problemas con el director Bump —Dio media vuelta y se echó a caminar, seguido de los mellizos Noceda—. Y yo nunca me meto en problemas.
—Bueno, para ser justos... —le reclamó Luis con educación, pero con el tono de quien se prepara para pelear, mientras se limpiaba con una mini toalla que sacó de su bolsillo canguro—. No te molestó que él quisiera cortarme.
Luz se quedó pasmada.
—¿Entonces él es...?
—Mentiría si dijera que no, Nutria —la interrumpió y afirmó Luis con toda claridad.
Luz frunció el ceño, se adelantó a su hermano mellizo, y detuvo al chico Clawthorne tomándolo del hombro derecho.
—¿Por qué eres tan malo, Satan? —le preguntó con desaprobación.
Satan volteó a mirarla con una pequeña sonrisa malvada.
—Porque el mal es una buena provisión —le contestó cínicamente—. Se llega bastante lejos —Miró a Luis de reojo, y su voz se hizo más desagradable—. Y lo que le hice a ese remedo de abominable que llamas hermano fue solo una muestra de mi poder maligno.
A Luis le hubiera gustado darle un golpe, pero en lugar de eso, respiró hondo y...
—Vámonos, hermana —Tomó a su hermana melliza del antebrazo derecho—. Dejémoslo en paz con su...
Luz se soltó bruscamente de su agarre.
—¡No!
—¿Qué? —se sorprendió Luis con ojos como platos.
—Esto no quedará impune.
—Pero...
—Te diré algo, Satan —le encaró Luz al chico Clawthorne en tono severo—. Las almas corruptas como la tuya serán juzgadas y arrojadas al lago de fuego, que los eliminará para siempre en lo que se conoce como la segunda muerte.
Satan le sonrió ampliamente.
—Qué palabras tan fuertes de una boca tan delicada.
Luz negó con la cabeza, como decepcionada.
—Eso fue hermoso. Las palabras, la sonrisa, lo formal. Imagina cuanto más valdría si no viniera de la cara de un atroz monstruo —Su voz fue elevándose más y más con cada frase, mientras hacía gestos teatrales—. Como la bruja Azura cuando se enfrentó a su rival Hécate en el pantano del arrepentimiento inmediato —Apuntó al chico Clawthorne con el índice zurdo—. ¡Te desafío a un duelo de brujas!
Todos a su alrededor jadearon y se quedaron boquiabiertos, mientras Luis se cubría la cara con las palmas.
Satan dio un paso adelante con una expresión neutra.
—Odio decírtelo, pero tú no eres una bruja —le señaló con simpleza.
—Estoy aprendiendo a serlo —explicó Luz con firmeza—. Estoy tomando lecciones con tu poderosa tía Eda y unos feroces demonios.
Satan rió sin alegría.
—Oh, sabes que estoy emparentado con la dama búho. Hiciste bien los deberes, ¿no es cierto?
—Fueron pastel comido —afirmó Luz con orgullo.
Satan se cruzó de brazos.
—Bien, acepto. Establezcamos las reglas de este duelo, ¿de acuerdo?
—Si yo gano —Luz señaló hacia su hermano mellizo (quién seguía con la cara oculta entre las palmas) con el índice diestro—. Te disculparás con Luis por arrojarle basura púrpura, y por casi diseccionarlo con tu director demente la semana pasada.
Satan adoptó una expresión pícara.
—De acuerdo. Pero si yo gano... —Recorrió con la mirada a ambos hermanos, y amplió levemente su sonrisa—. Como los encuentro atractivos, ustedes serán mis juguetes para cuando esté solo y aburrido, hasta el final de sus días.
—No lo hagas, Luz —Luis colocó la zurda en el hombro diestro de su hermana melliza— . No vale la pena.
—Bien.
Decidida y sin hacer caso al consejo de su hermano mellizo, Luz le tendió la diestra al chico Clawthorne.
—Dame tu mano.
Satan dibujó un círculo mágico alrededor de la palma de la chica Noceda y la estrechó.
—El juramento eterno está sellado —dijo engreídamente y...
Una vez separadas las manos de ambos jóvenes, el círculo desapareció en la de Luz, quién dijo:
—Creo que eso está bien.
Satan miró más allá de los hombros diestros de los mellizos y, en tono burlón, le dijo a la chica Noceda:
—Por cierto... ¿Son esos tus feroces demonios?
Los hermanos Noceda giraron, y vieron a los "reyes de los demonios" caminando, vistiendo un montón de atuendos de diferentes tipos de aquelarres y sosteniendo unos cupcakes, mientras los seguían unas personas (un hombre calvo con bigote y una mujer robusta de pelo índigo oscuro) con atuendo de chef.
—Cupcakes en mi estomaguito me hacen sentir deliciosito —dijo King entusiasmado.
—Ahora tengo más ganas de comerte, mi rey —le dijo Queen traviesa, tras comerse su postre rosa con flor y estrellas.
King la miró escandalizado.
—¡Oye, estamos en público!
—¿Se unirán al aquelarre de pasteleros? —les preguntó la peli-índigo robusta.
King miró por encima de su hombro derecho y, tras comerse su cupcake, respondió:
—No.
—Pero tal vez los contratemos para nuestra boda en el futuro —agregó Queen, dándole una lamida a su "rey", haciéndolo reír un poco.
Y se echaron a correr (no sin antes tomar otro par de cupcakes de la bandeja que sostenía el panadero del bigote) en dirección a Satan y los mellizos Noceda.
—Hola, hermanovios. Miren estas ofrendas.
De pronto, King pisó su larga bufanda verde y, hubiera caído de mentón y tirado su colorido postre, si no fuera por Satan, quién se transportó mágicamente en un aura roja a tiempo para salvarlo.
—¿Estás bien, mi rey? —le preguntó Queen preocupada, acercándosele por la derecha.
—Las bufandas suelen ser peligrosas para los diminutos —Todavía acuclillado del lado izquierdo del "rey de los demonios", Satan le entregó a este el colorido postre que logró agarrar con la zurda antes de que cayera al suelo—. Ten más cuidado la próxima vez.
King se sorprendió al ver quién era su salvador.
—¿Satanás?
Satan fingió molestia.
—King, ya tengo catorce años. ¿Podrías dejar de decir sobrenombres?
El "rey de los demonios" se llevó el cupcake a la boca, lo masticó y, tras tragarlo, negó con la cabeza.
—Nop.
El trío rió, mientras los hermanos Noceda los miraban y decían al unísono:
—¿Por qué no estoy sorprendido/a?
—Cuanto tiempo sin verte —dijo Satan, una vez dejado de reír—. ¿Qué andas haciendo por aquí?
—Estoy en una cita —King señaló a Queen con la cabeza, y la tomó de la pata zurda, mientras esta se comía su postre de una mordida—. ¿Qué no se nota?
Satan miró a la "reina de los demonios" y la examinó de pies a cabeza por unos momentos.
—Wow wow primo, ¿tienes una novia? Es muy linda. Como una fina muñeca de peluche. Tu gusto por las chicas no ha cambiado.
—Je, lo aprendí del mejor —dijo King con un guiño.
Cerrando los ojos y sonriendo entre dientes, Satan le hizo un gesto de aprobación con la diestra.
—Bueno, ya debo irme —dijo, poniéndose en pie con rapidez—. Tengo un duelo de brujas en una hora.
A Queen le brillaron los ojos de la emoción.
—¡Ñaaaaaa! ¡Un duelo de brujas!
—¿Quién será la víctima esta vez, primo? —le preguntó King con una expresión maliciosa—. Nos morimos de la curiosidad.
Satan embozó una sonrisa maligna.
—Puedo darles una pista —Volteó hacia los mellizos, y clavó la mirada en Luz, quién se estremeció—. Te veré en el auditorio, novata. Veamos que clase de bruja eres.
Luis gruño cuando vio al joven Clawthorne desaparecer en un resplandor carmesí, tras soltar una risa malévola.
—Majestades —Luz volteó hacia los "reyes" en busca de apoyo—. ¿Puedo ganar esto, verdad?
King y Queen negaron con la cabeza.
—Nah ah.
Luz tragó nerviosa.
—¿Y tú qué dices, hermano? —le preguntó a Luis, quién se cruzó de brazos y la miró con el ceño fruncido.
—¿Te digo la verdad? O seguimos siendo amigos.
