Una aventura, muchos engaños Parte 3

—Como presidente de la AIH, debería sentirme mal por avergonzar a un miembro —dijo Gus, cuando Luz y él se detuvieron en un pasillo—. Pero como soy Gus... ¡Necesito hacer esto!

Se puso a hacer el baile de la victoria, mientras Luz caminaba hacia una vitrina de trofeos.

—¡Oh, sí, oh, sí, oh, sí, oh, sí!

—¡Wow! ¿Quién obtuvo el trofeo por la mayor cantidad de huesos? —susurró Luz, antes de mirar hacia un joven encapuchado del aquelarre de construcción que miraba por una ventana con las manos detrás de la espalda—. ¿Se te ha ocurrido que Luis podría estar debajo de eso? —agregó, cuando el brujito de color se acercó a ella.

Gus lanzó una apreciativa mirada, el joven encapuchado.

—¿De dónde sacaría un uniforme como ese? —dijo tranquilamente.

Luz soltó una risita.

—Tienes razón.

—No tenemos tiempo para esto ahora —Gus la agarró de la zurda y salieron corriendo—. Hay que llegar al salón.

Luz miró hacia otro lado, algo decepcionada.

—Ok, pero la próxima vez haremos un tour completo.

Gus le dedicó una sonrisa de disculpa.

—Sí, la próxima.

Luego, la chica Noceda vio a un hombrecillo que era sostenido por un abominable con cuernos en medio del pasillo, mientras leía un libro.

—Oh, ese debe ser el profesor de los abominables. Debería presentarme, y disculparme por el incidente de mi hermano.

Intentó acercarse al docente, pero Gus se lo impidió, empujándola en dirección contraria. Por su bienestar emocional, el brujito no quiso ver a su mejor amiga disculparse por la acción de otro.

—Oh, ¿sabes algo?. Tenemos tiempo para un tour completo por hexside.

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En la oficina del director Bump, Eda tomó un lápiz de una taza/demonio verde.

—Hace tiempo que no me sentaba aquí, ¿eh?

Se puso el útil escolar en la nariz, se inclinó hacia atrás, y puso los pies sobre el escritorio, moviendo la placa con el nombre "Director Bump".

Sentado en otra silla del lado izquierdo, Luis frunció el ceño, y de un empujón con el pie diestro, tumbó a la dáma búho de su silla, para deleite del Bump.

—¡Ten modales, bruja!

—Ey, ¿qué...?

Eda se levantó como dispuesta a abalanzarse sobre el chico Noceda, pero Bump...

—La acción del jóven humano fue aceptable. Se nota que está bien educado.

Eda sopló parte de su cabello hacia atrás, y miró molesta al chico Noceda, mientras volvía a sentarse.

—Me las pagarás.

—¿Qué estás haciendo aquí, Edalyn? —le preguntó Bump, ajustando su placa hacia atrás.

—Solo quiero...

Eda miró a Luis, dudosa.

—¿Estás seguro de esto, corchito?

Luis asintió con una leve sonrisa.

—Tan seguro como que me llamo Luciano.

Eda respiró hondo.

—Quiero inscribir a mis humanos Luis y Luz en Hexside. Y antes que empieces a juzgar...

—Esa no es una mala idea —estuvo de acuerdo Bump.

—Tú no eres... Espera, ¿en serio? —preguntó Eda, sorprendida.

Bump se puso de pie, y caminó hacia un gabinete.

—Creo que los estudiantes pueden aprender mucho de unos estudiantes de intercambio.

Eda volvió a poner los pies en lo alto del escritorio.

—Pero...

—¡Edalyn!

Las pupilas de Luis se tonaron rojas, se puso de pie y, usando su gran fuerza oscura, agarró a la dama búho, y la volteó de cabeza sobre su silla.

—Gracias, chico —le agradeció Bump, mirándolo con una pequeña sonrisa sobre su hombro derecho.

Luis le devolvió la sonrisa.

—De nada, señor director.

Bump se aclaró la garganta.

—Como iba diciendo... —Sacó una pila de archivos de uno de los cajones, y caminó de vuelta hacia su escritorio—. Antes de considerarlo, necesito respuestas.

—Oh, claro, sí... Sobre el incidente con el abominable... —intentó explicar Luis.

—Fuiste tú, ¿no es así? —le preguntó Bump, alzando una ceja.

—Sí —admitió Luis, avergonzado—. ¿Cómo lo supo?

Bump sonrió divertido.

—No sabía... Lo dije al azar y caiste.

Humillado (para deleite de Eda, quién volvía a ponerse bien en su asiento), Luis bajó la cabeza.

—Qué tablazo.

Bump colocó la pila de archivos en su escritorio, y volvió a sentarse en su silla.

—Pero no estoy hablando de tí. Hablo de los experimentos necróticos, los grafitis, las estafas...

Los ojos de Eda se abrieron como platos, y comenzó a encogerse en su asiento mientras Bump citaba todas las faltas en su juventud.

—¡Los dientes de la señorita Jenkinmeyer! ¡Los problemas que causaste mientras estuviste aquí!

Bump azoto los archivos (que resultaron ser los registros permanentes de Eda) sobre su escritorio con fuerza.

—Pensé que habían sido más —señaló Luis burlón, ganándose una mirada furibunda de la dáma búho.

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—Aquí es donde hacemos deportes —le presentó Gus a Luz, mientras observaban el estadio desde las gradas.

Medusa corrió hacia una pelota de cuero con ojos y, lo que parecía ser un grifo voló hacia ella, tomándola entre sus garras-

—¡Odio essste juego! —gritó, antes que la criatura la dejara caer sobre una red de baloncesto, haciendo sonar un cuerno.

Luz y Gus aplaudieron, y este último se puso de pie, tomando a la primera de la muñeca diestra para arrastrarla hacia el siguiente destino.

—Continuemos.

Pasaron por un salón de clases, y Luz se asomó por la ventana de la puerta.

—Uh, ¿Qué hay aquí? —preguntó.

Dentro del salón había un montón de plantas, árboles y flores.

—El salón de las plantas —respondió Gus.

De pronto, lo que parecía ser una planta carnívora con cuatro ojos en los pétalos, atrapó a una estudiante en sus fauces, pero afortunadamente, Willow corrió, y la liberó (toda cubierta de un liquido amarillo), tras hacerle cosquillas. Ella dio el pulgar arriba asqueada.

—¡Willow, hola! —la saludó Luz.

Willow volteó a mirarla, le sonrió y saludó, levantando la palma zurda.

—Hola.

Tras ver a Gus, la brujita regordeta lo miró con desaprobación, sacudiendo la cabeza en silencio.

—¡Adios!

Luego, us arrastró a la chica Noceda hacia...

—Y aquí es donde paso el día —dijo el brujito de color, abriendo la puerta—. El salón de ilusionismo.

El salón de clases estaba lleno de espejos y libros por todas partes. Luz vio como una brujita alargaba sus piernas mágicamente, luego a un brujito lanzándose un hechizo de belleza, y por último... otra brujita provocando que su propio rostro desapareciera. Esta gritó, pero la maestra demonio/vaca/tríclope (quien evaluaba los hechizos de ilusión), la volvió a la normalidad.

—Espera.

Luz notó algo.

—Si tú estás aquí.

Señaló hacia un pupitre donde otro Gus estaba sentado, tomando notas.

—¿Quién es el?

—Esa es una de mis ilusiones. Toma nota por mí cuando no estoy.

Sin embargo, la copia levantó un papel que decía "No estoy prestando atención", haciendo que el Gus original se moleste.

—Nunca hace lo que le pido.

—Wow, Gus, eres bueno —lo felicitó Luz.

—Sí, mejoré algunas calificaciones.

De pronto, su alarma sonó y lo apagó presionándole el ojo.

—Oh, hora de la reunión AIH.

Salieron corriendo, pero no sin antes, Gus, hacerle un gesto amenazante a su doble, quién tragó saliva.