¡Hola mis Bellas!
Os traigo un capi cargadito. Espero que os guste.
Me he atragantado un poco al final del capi... Reescribí esa parte varias veces, porque es muy importante. (ya lo leeréis ahora)
Pero ya está listo y tengo el fic otra vez redirigido.
Sin más... os dejó con el capítulo.
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CAPÍTULO 22
Se escabulló de la casa y corrió veloz a lo alto de la montaña. Cuando comprobó que estaba solo, hizo algo que solo había realizado menos de una decena de veces en sus 101 años como vampiro: Se masturbó.
No lo pude evitar, y en cierta forma, tampoco quise evitarlo. Sabía que si seguía reteniendo esa carga sexual, Bella notaría como la miraba; porque no sería capaz de controlar que su deseo por ella, saliera a borbotones de sus ojos.
En menos de dos minutos, se recompuso y se sintió más aliviado, pero mientras se bombeaba a sí mismo, imágenes de Bella con ese top y ese pantalón, vinieron a su mente; su imaginación se liberó y pensó en como sería quitarle esa ropa, dejarla desnuda a su alcance, tocarla y que ella se estremeciera de deseo entre sus brazos.
Y tras ver como se movía ella, con esa flexibilidad… Todas esas imágenes lo hicieron venirse en cuestión de segundos.
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Voló a casa, para que no se notara su ausencia, y aparte, quería hablar con Jake y Elish, juntos y solos.
Debían tomar medidas sobre su relación, ya que si Bella seguía insistiendo la veía bien capaz de tomar alguna represalia exagerada.
Otro tema, era que de seguir sin abordarlo seriamente, la curiosidad y preocupación de la chica, podría llevarla a hacer averiguaciones que en ese momento nadie quería… Bueno, Él y su hija eran los que se negaban; sobre todo Eliseo.
Edward suspiró con abatimiento mientras corría de vuelta a casa, no queriendo entrar en ese punto. Apretó la mandíbula y los ojos, intentando sacarse imágenes que comenzaron a bombardear su mente. Retazos de visiones donde Bella era conocedora de su secreto, y su mente siempre retorcida y propensa a lo negativo, solo le mostraba situaciones donde ella huía de ellos como de la peste.
En cuanto entró en la casa, Edward ya distinguió que Bella estaba en la ducha. Había terminado su entrenamiento por ese día. Así que le quedaban unos minutos para poder pilar a la parejita y tener unas serias palabras con ellos.
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Puso atención y los escuchó en el invernadero, que aunque pegaba con la casa, estaba bastante alejado del salón, donde estaba toda la familia, a excepción de Esme que cacharreaba en la cocina.
- Elish, Jacob… - Los avisó de su proximidad. Aunque sabía que podía escucharlo, estaban tan acaramelados el uno con el otro, que supuso lo distraídos que estarían.
- Papá… Estamos… - Elish rodó los ojos - Sabes perfectamente donde estamos.
- Chicos… - Edward se aproximo a ellos con gesto divertido.
- Papá… Se que vienes a darnos la charlita. - Elish gesticuló con los ojos y la boca. - Por Bella.
- Pues sí. - Respondió, ahora con el semblante un poco más serio. - Veamos… la situación es está: Bella no sabe nada de nuestros secretos, por lo que ella está entendiendo a su cortejo como algo sucio.
- Lo se… - Susspiró con cansancio - Ella ya ha hablado conmigo varias veces y aunque intenta controlarse, puedo sentir su repulsa. Al no saber nada, no lo entiende… - el rostro de Elish se lleno de congoja.
- Ese es el problema, que no sabe nada - Soltó Jake con tono serio. - Os negáis a decírselo - Casi alzó la voz.
- ¡Jacob! - Lo reprendió Elish con el ceño fruncido.
- No, Elish… - la cortó Jake. - Se que tienes miedo de su reacción, pero no podéis seguir manteniéndola engañada - Refutó él. - Nosotros somos cada vez más obvios, y… ella me está tomando un asco alucinante; aunque con razón. Viéndolo desde la perspectiva de una simple humana, de una humana ignorante de lo que la rodea, es normal que no soporte que me acerque a ti. - Le explicaba por millonésima vez a su chica.
- Lo se… - murmuró enfurruñada. - Pero… ¿Y si se lo toma mal? ¿Y si… no quiere saber de nosotros? - Preguntaba con el más puro terror. - Papá… tu dices que la amas, ¿no temes que ella… que tu, le des miedo, que le des… asco? - Preguntaba casi tartamudeando.
Edward suspiro con sentimiento. Claro que él ya había pensado todo eso, y se le revolvían las entrañas.
- Por supuesto. Pero tal y como se relaciona con la familia, contigo - Recalcó - Y yo, que tengo sentimientos fuertes y puros por ella… que quiero un futuro infinito con ella, debemos plantearnos seriamente decírselo. - Elish bufó, bajando la mirada con rabia y pena.
- Todo el mundo lo sabe menos ella. - Volvió a intervenir Jake - Tenemos el apoyo de Charlie - Recordó - Elish, es mejor que se le diga a que se entere de alguna manera. Piensa que no controlas a la perfección tu don, puede haber algún fallo… todos los días, la influyes, las hipnotizas… llámalo como quieras - gesticuló con los brazos - pero si un día, por alguna razón tu don no funcionara, ella podría atar cabos. Incluso podría haber algún error… Cada día se relaciona más íntimamente en la familia y en la reserva todos actúan con demasiada naturalidad.
- Ya me enteré del error de Seth - La voz de Elish se volvió dura y severa. - ¿A quién se le ocurre entrar en la reserva en su forma lobuna? Bueno… - rodó los ojos - Solo a Seth.
Edward frunció el ceño, sin entender de lo que hablaban los chicos.
- La semana pasada, Seth regresó de su guardia y entró en la Reserva en su forma lobuna. Justo cuando se dio cuenta y cambio, Bella apareció para ir a la escuela; Había llegado un poco antes para preparar la clase. - Edward contuvo la respiración, con los ojos abiertos de espanto - No pilló a Seth en plena transformación por segundos.
- Él disimuló diciéndole que había salido a correr, y ella lo creyó. - Aclaró Elish.
- Lo creyó sin dudar, porque está inducida por ti - Recriminó Jake.
Elish apartó la cara con gesto desairado y Edward presionó la mandíbula. Ambos sabían que debían decírselo, pero… ¿Cuándo? ¿Cómo?
- Bueno… - intervino Edward tras unos segundos de silencio - Lo principal ahora mismo, es que vosotros intentéis ser más discretos. Lo sé, lo sé - gesticuló con las manos para que no lo interrumpieran - Se que es dificilísimo. Lo he visto en tus pensamientos y en los de otros chicos que están imprimados, pero debéis hacer un esfuerzo. Si no, el momento de decírselo a Bella, será pronto. Demasiado pronto.
Ante eso, Elish puso cara de determinación y ascenso. Jake suspir vencido.
Sabía que eso solo les haría daño a ellos, por mantenerse alejados y que no serviría de nada con Bella.
Edward anunció que Bella estaba saliendo de su zona y se dirigía a la cocina.
- Os doy un poco de intimidad para que os despidáis - les guiñó un ojo - Pero a Bella le parecerá extraño que no vayas a comer con ella.
- Si lo se. No tardo nada. - Elish miró a su padre con infinito agradecimiento - Gracias papá. - Edward le desarrolló una sonrisa tierna y Jake con alzamiento de cejas.
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Cuando entró en el salón, Carlisle estaba recogiendo unos papeles del escritorio común.
- Jacob tiene razón. - dijo sin levantar la vista de su tarea.
- Perder. - Contestó Edward serio, dejando salir un suspiro apesadumbrado.
- Acabará por enterarse… No sé cómo, pero tengo esa sensación. -Añadió Jasper.
- Yo no he podido ver nada… He intentando forzar la visión, pero no soy capaz. - Suspiré a Alice con derrota - Pero comparto con Jasper, yo también tengo la misma sensación.
Edward suspiro vencido. Aunque entendía y comprendía lo que la familia le decía, algo dentro de él, un terror profundo, lo tenía paralizado.
- Buenos días, otra vez. - Bella entró con humor renovado en el salón. - ¿Elish? Es hora de comer.
- Subió a cambiarse para comer - Respondió Carlisle, mintiendo profesionalmente.
- ¿Sabemos algo…? - La voz de Bella se desvaneció con la pregunta inconclusa, mirando hacia Carlisle.
- No, cielo. Nada. Nadie a dado señales de vida. Puedes seguir tranquilamente. - La calmó el patriarca. Bella suspir, pero no de alivió, si no de ansiedad.
- Aquí no te pasará absolutamente nada. - Emmet intervino, no pudiendo contenerse al observar a Bella tan hundida, otra vez.
- Ya estoy aquí. - Elish fue acertada en su llegada, rompiendo así el agobio que notaba comenzaba a crecer en Bella. - Como dice el tío Emmet, aquí nada te sucederá.
- Lo sé, pero… antes o después tendré que salir de casa. - Bella miró hacia Elish inclinando los hombros. - En dos días tengo clase en la reserva, y no puedo faltar. Bastante falté cuando el incidente… No puedo, ni quiero, - recalcó - dejar a los chicos tirados ahora que están a punto de hacer sus exámenes.
- Que eso no te agobie - Intervino Edward, haciendo a Bella contraer la respiración. - En la reserva estarás segura, y alguno de nosotros te subirá y estará pendiente ante cualquier cosa.
Bella respiró profundo un par de veces antes de girarse y darle cara a Edward.
- Gracias. Pero, tampoco se trata de que vosotros paraliceis vuestras vidas por mi… - no pudo proseguir, ya que un alterado Emmet contestó.
- ¡Tu no paralizas nada! Tu seguridad es más importante que cualquier cosa. - Respondió levantándose del sofá airado.
- Tranquilo Emmet… Estás asustando a Bella. - Le murmuró Rosalie.
- Bella - la llamó esta última - Emmet está enfadado por la situación, no contigo. - Bella asintió con una sonrisa tímida y algo asustada. - Es un fiel defensor de las mujeres, y en tu caso concreto se añade lo mucho que él te quiere. - le sonrió.
Bella también lo hizo, de forma muy diferente a la anterior sonrisa. Esta estaba cargada de cariño y dulzura.
- Gracias Emmet… Gracias a todos. La verdad que esto es todo un jaleo, y yo…
- Por favor - la irrumpió Edward. - No digas que sientes esto, porque no debes. Aquí la única víctima eres tu, y por todo lo que tienes que sentir algo, nosotros no entramos en ese cupo. - Bella parpadeó completamente sorprendida. - Solucionaremos esto, no te preocupes. - La miró con determinación, pero también con esos ojos dorados y relucientes que tanto encantaban a Bella.
La cual solo pudo asentir con un movimiento de su cabeza, ya que se había quedado muda ante el discurso de Edward.
- Venga, vamos a comer antes de que entres en colapso y se te quite el apetito. Ayer ya no cenaste nada - Elish se acercó a una Bella en shock, y la tomó por los hombros.
La semi vampira aprovechó para mirar unos segundos a Bella, de forma intensa; dándole un poco de su hipnotismo diario.
Todos fueron conscientes; hubo un unánime suspiro pero nadie pronunció ni una sola palabra.
Las chicas salieron del salón, y se fueron a la cocina donde Esme las esperaba con la comida recién servida.
- Justo a tiempo chicas. - Les sonrió aun con el cucharon de servir en la mano. - Espero que os guste. Os he preparado una receta de carne - Rodó los ojos de forma simpática.
- Esme Cullen preparando carne… ¡Guau! - Rió Bella, saliendo ya de su pasmo.
Esme alzó el cucharon, fingiendo amenazar a Bella con él, sacando la risa de ambas chicas.
- Bueno, Bella… no dirás que papá no viene con las orejas gachas, ¿eh? - le alzó las cejas pícara. Bella se puso instantáneamente de todos los colores.
- Elish, la sutileza no es tu fuerte - Esme miró a su nieta con una ceja alzada, a modo de regañina; esta le devolvió una inclinación de hombros.
Bella se limitó a suspirar con la cara un poco tensa.
- ¡Eh! No te quiero agobiar… pero… has de reconocerle el merito - Elish levantó las cejas, de forma pícara sacando a Bella una risita.
- Es verdad que viene muy suave, pero… - Suspiró exagerado - Por un par de frases mansas, no puedo olvidar todo lo sucedido entre nosotros.
Esme la abrazó por los hombros, apretándola cariñosa.
- Dale una oportunidad. Deja que se retracte…
- ¡No tengo que darle nada! - Soltó Bella un tanto agobiada. - Él fue desagradable conmigo, y ahora viene más educado y suave, imagino que para que la convivencia sea llevadera entre todos. - Retahiló - No es como si estuviesemos intentando algo - Gesticuló nerviosa, hablando atropellada.
Esme y Elish la miraban intentando mantenerse serias. Si Bella pudiera observarse con sus ojos, sería consciente de lo obvia que estaba siendo.
Sus palabras decían una cosa, pero su tono, su expresión y sus gestos la delataban sin piedad.
Claro que estaban acercándose en un plano romántico, por mucho que Bella dijese lo contrario.
- ¡¿Qué?! ¿Por qué me miráis así? - Gesticuló nerviosa. - Sois imposibles… - Refunfuñó, bajándose de la silla y saliendo de la cocina.
Las caras de Elish y Esme, solo le confirmaban lo obvia que estaba resultando, por mucho que se intentara hacer la indiferente.
Pero… ¿Realmente estaba siendo así de obvia? Y, lo más preocupante… ¿También lo era para Edward?
Edward… había sido un patán, y ahora venía con las ideas claras; y su idea era primero, conseguir el perdón de Bella. Lo segundo, cortejarla y en conjunción con las dos primeras, enamorarla.
Bueno, realmente… enamorarla más aún de lo que ya estaba.
Tras la cena, todos se unieron en el salón y charlaron sobre varios temas, de forma agradable y cordial.
Las clases de Bella, su rehabilitación, lo dura pero a su vez divertida que había sido y lo que la había ayudado a tomar fuerza y confianza en esa rodilla lastimada.
También tocaron el tema del último crecimiento de Elish, y de su avance educativo, del cual se ocupaban Carlisle y Bella, y se comentó la posibilidad de que en unos meses, podría ir a la universidad.
- Ya le he comentado a Elish, que si quiere probar la experiencia, yo iría con ella. Me matricularía en algo similar, para que no estuviera sola. - Explicó Bella a Edward.
- ¿Harías eso? - Contestó él mirando hacía la chica deslumbrado. Bella asintió con la cabeza, deslumbrada por su forma de mirarla.
Ambas chicas se contemplaron con amor, Bella acurrucó a Elish entre sus brazos y la adolescente se dejó hacer, casi ronroneando de gusto ante el mimo de "su tutora".
La sala al completo destilaba amor ante la escena, pero la guinda del momento, fue observar a Edward. La forma de contemplar a ambas jóvenes, era sobrecogedora; destilaba tanto amor en sus ojos, que el estar observándolo casi parecía estar violando un momento íntimo entre ellos.
A la mañana siguiente, Bella entró en el salón aun con el ceño fruncido, muy habitual en su forma de despertar.
Como venía siendo habitual cuando no tenía que ir a la reserva, entró en pijama y sin "sus mínimos".
- Buenos días, familia - Saludó aun con cara de sueño.
- Buenos días, Bella - Saludaron al unísono todos. Bella sonrió en respuesta, ya acostumbrada a ese recibimiento mañanero.
- Familia Trapp - Canturreó divertida, mientras se dejaba caer en el sofá con pereza.
- ¿Familia Trapp? - Preguntó Edward mirándola simpático.
Bella se incorporó de su pose tirada como un cojín.
- "Siri" reproduce la banda sonora de Sonrisas y Lágrimas. - Alzó la voz, dándole la orden al sistema computarizado de la casa.
En dos segundos, tras contestar "Siri" a la orden, la canción archiconocida de sonrisas y lágrimas, sonó en los altavoces, estratégicamente repartidos en el salón.
Edward comenzó a reír. Reír a carcajadas. De esa que las lágrimas se te escapan de los ojos y tienes hasta que doblarte.
En el caso de Edward, fingió un poco el gesto de llevarse la mano al estómago.
- ¡Oh, es verdad!… somos como la familia Trapp, ¡jajaja! - siguió riendo.
En la sala, unos acompañaron a Edward en sus risas, otros menearon la cabeza divertidos.
Bella sonrió con timidez, pero la risa de Edward, la cual nunca había escuchado, era contagiosa y al final soltó alguna carcajada.
Una vez calmadas las risas, ambos se miraron graciosos y joviales, pero Bella, tras morderse el labio por el pudor repentino, bajó la mirada.
Aunque habían pasado dos días escasos, se sentía un poquito menos intimidada por Edward; su actitud caballeresca, rozando casi lo cariñoso, la tenía algo perdida, pero debía reconocer que estaba encantada; más aun tras esa demostración de buen humor.
"Estoy encantada con este comportamiento, pero cuando era un ogro, sabía a lo que atenerme con él… Aunque a veces me pillaba desprevenida.. - Suspiro - si me confio y de pronto vuelve el ogro… ¡Uff! No sabría cómo lidiar. El mazazo sería terrible."
- Voy a desayunar… Este brote humorístico me ha quitado el mal humor - sonrió, mirando de reojo para Edward.
- Si esperas unos minutos, te preparo tortitas - Comentó Edward rápido, casi atropellado, levantándose del sillón y mirándola fijamente con ojos brillantes.
Bella abrió los ojos perpleja, sintiendo como se abochornaba por segundos; sentía los ojos del resto de la familia en su cara.
Volvió a sentarse, con la cabeza mirando hacía abajo, completamente colorada.
- Eh… Bueno… interpreto eso como un si. - Bella se mordió el labio y asintió sin mirarlo. No era capaz de despegar los ojos de la alfombra.
Se había propuesto ir despacio, con gestos calmos. Tratando a Bella como si fuese un animal salvaje al que quieres acercarte sin asustarlo. Pero las palabras habían salido de sus labios sin previo aviso, sonando como un adolescente inexperto y apresurado.
Bella empezó a gesticular con la boca, una vez levantó la cara del suelo, como si estuviese aguantando la risa.
- ¡Vaya… eso ha sido… guau! - Soltó, ahora sonriendo ampliamente.
- ¡Ya te digo! - Contestó Jasper, mientras Alice asentía moviendo la cabeza agitada.
- ¿Cuánto hacía que papá no preparaba tortitas?... Ni me acuerdo ya. - Comentó Elish mirando hacía Bella sonriendo de forma entre pícara y sorprendida.
- Lo de las tortitas… - Bella miró a Emmet entre chistosa y asustada, temiendo lo que su perversa boquita pudiese soltar. - ¿Seguimos hablando de tortitas, o… es un eufemismo de otra cosa? - El grandote miró directamente a Bella, con sus ojos cargados de lascivia.
- Emmet… - lo regañó Bella. - Realmente agradezco que tengas pareja y con ello una gran vida sexual, si no… sería mi fin. - Bella rodó los ojos y se llevó la mano a la frente de forma teatral, sacando la carcajadas de todos.
Edward desde la cocina, no pudo evitar sonreír ante eso. Y realmente no podía estar más de acuerdo con Bella.
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- El desayuno está listo. - Informó Edward entrando al salón, mirando fijamente hacía Bella.
- Emmet - Lo llamó con tono serio y mirándolo de reojo, evitando que soltara cualquier lindeza. Suspiró, inflándose valor - ¡Vamos a desayunar! - Se levantó con una sonrisa un tanto fingida.
Edward se giró y movió el brazo indicándole que pasara, en un gesto muy caballeresco.
Ella y Elish salieron del salón, seguidas de Edward.
"Disfruta de tu momento, papá"
- Voy un momento a mi cuarto, ir empezando, ahora me uno. - Informó Elish subiendo las escaleras con prisa.
Bella se heló en su sitio, y la respiración se le atoró en los pulmones.
"A solas… ¿con él? No estoy preparada para encararlo. Siempre estoy protegida por el resto de la familia, pero ahora… Bueno, están en el salón, a unos metros… Respira Bella… No va a comerte…"
En la barra desayunador, que es donde a Bella le gustaba hacer las comidas, estaba dispuesto un desayuno "romántico"; del nivel de las mejores películas románticas.
Tortitas, nata en un cuenco, una jarrita con caramelo derretido, otra jarrita de zumo natural, la cafetera, lechera, azucarera… Todo a conjunto, de una fina porcelana.
Y para rematar, un jarrón con rosas y unas pequeñas florecitas.
Las pulsaciones de Bella subieron como la espuma, retumbando como tambores. Sus mejillas se sonrojaron y sus manos tenían una capa de sudor.
Todos esos síntomas fueron más que obvios para Edward, el cual estaba feliz por ver como reaccionaba ella.
"No te acobardes ahora, Edward. Llévala un poco más lejos, la tienes en buen punto"
El pensamiento de Alice lo ayudó, como su hermana sabía que necesitaba.
- Espero que te guste - le susurró casi al oído, desde detrás de ella. Bella se estremeció. Giró un poco la cara y pudo observar la silueta del rostro de Edward muy cerca de ella, por encima de su hombro. - Lo he preparado para ti. - Cerró los ojos, degustando su suave voz y el dulzor de su aliento en la mejilla.
- Edward… - Soltó en un lamento, pero envuelto en un tono de advertencia.
Él posó suavemente su mano en la espalda de Bella, notando como la chica se estremecía y captando el calor de su cuerpo en la mano.
- ¿Te gusta? - Preguntó directamente esta vez, omitiendo el regaño.
- Si. Es... precioso.
- Me alegro. Me hubiese gustado prepararte una cena, más… personal, más íntima. Pero mis conocimientos culinarios son muy limitados.
"Una cena… más íntima… Eso suena a cita. ¡Uffff!"
- Esto está genial, en serio. - Contestó intentando no trabarse con las palabras y no enfocándose en la idea de su cabecita sobre "una cita".
Edward la dejó que comenzara a desayunar tranquila. Se puso a cacharrear por la cocina, dándole un poco de espacio. Cuando ya llevaba unos minutos comiendo, con total naturalidad se sentó a su lado.
Bella casi se atraganta con el bocado de tortita que tenía en la boca al ver que él tomaba asiento, a su lado.
Con una confianza que realmente estaban lejos de tener, pero siguiendo el consejo de Alice, Edward tomó una servilleta y con naturalidad le limpió la comisura de la boca a Bella, la cual se quedó quieta como una estatua, incluso aguantando la respiración.
Se acercó un poquito más a ella, mirándole fijamente la boca. Bella tenía clavados los ojos en los de él sin disimulo, ya que estaba confiada en que Edward no la estaba mirando, hasta que de pronto, él alzó los ojos y los enlazó con los de ella.
Ambos se quedaron contemplándose fijo y directo a los ojos durante varios segundos.
- Siento mucho haberte echo daño. - Soltó él de pronto, con la voz suave y dulce, dejando a Bella perpleja - Si hubiese imaginado que te importaría tanto el que me fuera, jamás lo habría echo. Aunque necesitaba tiempo alejado para darme cuenta de las cosas… de mis sentimientos. - Bella, sin apartar la mirada, tragó saliva e inspiro profundo. - Ahora vengo con las cosas claras… muy claras. - Sus ojos mostraron su determinación. - Tenía miedo a que fuese tarde, pero soy muy terco, y no me hubiese rendido… Esa palabra no suele tener cabida en mi vocabulario. - Bella volvió a respirar y pestañear - Pero se que no es tarde… - Sonrió - Me has esperado, y te compensaré esa espera - Ahora sus preciosos ojos color miel, destilaron deseo y Bella suspiró de forma erótica.
- Edward… - Suspiró con rendición, pasándose la lengua por los labios.
Edward siguió ese movimiento como un depredador, sintiendo como el deseo comenzaba a nublar su raciocinio.
Arrastrado por una fuerza superior, se acercó a ella en un gesto arriesgado; tirándose al vacío. Pero Bella movió sutilmente su cara, inclinándola hacía un lado y acercándose a él.
Un centímetro. Esa era la distancia que separaba sus labios.
Bella cerró los ojos, casi degustando ya los labios de Edward sobre los suyos.
"Esto es irracional… pero, lo deseo tanto… Es como una droga; adictivo, peligroso… ¡Oh, besame ya!"
Edward recortó ese centímetro, y sus labios, al fin se tocaron.
Fue algo tierno, caballeroso… posando unos labios sobre los otros.
Sintiéndose mutuamente: El aliento calido en contraste con el frio, sus respiraciones aceleradas… los movimientos de sus cuerpos acercándose ligeramente uno al otro.
Cuando sus labios se apretaron y el beso quedó, al fin, sellado, ambos dejaron salir un tímido suspiro, que mezclaron con la humedad de sus alientos y su peculiar corriente eléctrica los atravesó, en un claro mensaje:
Es él.
Es ella.
Bella alzó la mano y la posó de forma suave, pero posesiva en la mejilla de Edward, el cual sintió explotar dentro de él una mezcla entre el amor que profesaba por esa chica y el deseo que lo perturbaba. Bella no pensaba, el deseo la tenía enajenada pensando solo en Edward; en tocar su piel y que él, siguiera besándola.
Edward llevó su mano por el costado de Bella, rozando la espalda hasta su nuca, donde enredó los dedos en los mechones despeinados que caían del moño que llevaba; necesitaba sentirla. Sentirla suya.
Cuando sus dedos hicieron contacto con la piel caliente y ligeramente humedecida de su cuello, ambos suspiraron ante el roce; ante la necesidad de sentirse.
Tras ese roce, movieron sincronizados, los labios. Necesitaban intensificarlo; probar el sabor del otro.
Muy despacio, Edward comenzó a abrir la boca y mover su lengua, ávida de acariciar la de ella, que ya había comenzado a abrir sus labios deseosa de probar la de él.
Justo cuando su lengua iba a tocar los labios de Bella, un ruidito y una vibración en la muñeca de ella, los hizo separarse. Edward apenas se movió, pero Bella se reclinó hacía atrás, marcando claramente la distancia con él.
Miró al reloj de su muñeca, a su Apple Watch.
"Llamada entrante: Tío Charlie"
El pecho de Bella subía y bajaba agitado. Sus mejillas coloradas, sus pupilas brillantes y sus labios sonrojados. Enmarcando todo eso, su rostro tenso, asustado… Rozando el pánico.
- Es… Charlie… - Tartamudeó nerviosa, sin mirarlo a la cara. - Debo contestar. - Dicho eso, se bajó apurada del taburete y salió volando hacía su cuarto, donde tenía su móvil.
"¡Dios mío! Nos hemos besado… ¡Madre mía! No, Bella… no puedes… Es un error. Es el padre de Elish y… No puedo fiarme de él. Pero ahora que he probado sus labios… Pero, no puedo enamorarme de él… ¡Dios! No puedo enamorarme más de él… Estoy perdida"
Sus pensamientos estan cargados de lamento y, miedo.
- Tío Charlie… - Contestó apurada.
- Hola Bella… Umm, te noto agitada, ¿pasa algo?
"¡Joder, si tu supieras lo que acabas de interrumpir…!"
- No, no… Subí las escaleras corriendo.
- Ah… Bueno, te llamaba para decirte que tengo que irme a Port Ángeles unos días. Esto del covid parece que está empezando a complicarse demasiado - suspiró - y parece peligroso.
"¿Irte? ¿Ahora? ¡Nooo! Tu eras mi refugio, mi plan de escape, ahora, tendré que quedarme aquí, y… darle cara a Edward"
- Si… Carlisle lleva días avisándome y obligándome a usar mascarilla.
- Bueno, pero llevas días sin salir de su casa, ¿verdad? - Bella resopló. Sabía que él, sabía lo de Michael.
- ¿Te lo ha contado Carlisle, no?
- Si, así es. Parece que estas más tranquila, porque me comentó que llegaste algo asustada… Tomo tu silencio como una afirmación. He estado investigando y…
- ¿Y? - Apresuró.
- Quiero que estés tranquila…
- Solo como has comenzado la frase, acabo de dejar de estarlo.
- Se alojó en un hotel en Port Ángeles durante cuatro días.
Bella comenzó a respirar como un rinoceronte y sentir que se mareaba.
- Salió del hotel ayer y no tiene ningún alojamiento nuevo. Bella… Bella se que sigues al teléfono porque oigo tu respiración, por favor, estate tranquila.
- Aja - En esas simples tres letras, podía distinguirse la tensión y el miedo.
- Tu quédate en casa de los Cullen, ahí, no te ocurrirá nada. Absolutamente nada. Ellos te protegerán si ese muchacho tuviera malas intenciones contigo. Además, con el tema del covid, es mejor salir lo mínimo de casa. Carlisle ha hablado contigo, así que te habrá explicado que es muy contagioso y que puede ser mortal.
- Si… Y tu… ¿A Port Ángeles? Sabiendo que es tan contagioso… - Su voz tomó un nota de pánico diferente. Era la preocupación.
- Tranquila, nos han provisto de buen equipo para evitar los contagios y tendré mucho cuidado. Pero aquí ya han llegado varios casos y necesitan gente que sepa organizar. Solo serán unos días, no te preocupes.
- Y… ¿Cuántos días estarás fuera?
- No lo se fijo. Se comentó que tres o cuatro, pero creo que serán más. La gente está comenzando a entrar en pánico.
"¡Oh, Dios mío! No tengo escapatoria. ¿Cómo voy a evitarlo durante tantos días? ¿Cómo seré capaz de contenerme yo misma?"
- Y yo… yo, podría irme a casa. Si Michael se ha ido de los alrededores… - Charlie no la dejó seguir.
- ¿Ha pasado algo? Me refiero a que Edward a regresado y…
- ¡No! ¿Qué va a pasar? - Respondió demasiado apurada. Eso solo le dio la confirmación a Charlie de que si había pasado algo, y lo más probable con Edward.
- Bella… si no ha pasado nada, es mejor que sigas ahí. En esa casa estarás protegida de todo. De Michael, por si sigue por aquí y de un posible contagio. - Charlie se hizo el desentendido, intentando asustar un poco a Bella. Lo que él quería es que su sobrina siguiera protegida por los Cullen.
Bella no tenía manera de refutar eso, y si insistía corría el riesgo de quedar en evidencia.
Tío y sobrina hablaron durante unos instantes más hasta que colgaron, despidiéndose afectuosamente.
Bella se quedó con el móvil en la mano, angustiada. Sentía el miedo recorrer su sistema al ritmo de cada latido. Pero lo de Michael había bajado posiciones. Ahora su mayor temor era darle cara a Edward.
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Abajo en el salón, todos estaban atentos a la conversación. La voz de Charlie casi no se podía escuchar, pero ante las respuestas de Bella, sacaron en claro la conversación.
- Cada día me lamentó más de haber puesto esas vigas de insonorización en el piso de arriba. - Gruñó Emmet.
- Tampoco debemos violar su intimidad, más de lo que ya lo hacemos. - Respondió Rose con mala cara.
Edward entró en la estancia con la cara tensa.
Él había subido al piso de arriba para escuchar lo que Charlie decía.
- Ha vuelto a asustarse. Como el día que llegó. Es un miedo que la paraliza… pero, esta vez se ha recompuesto más rápido y más tranquila. Ella se siente segura aquí, y ese sentimiento gana al otro. - Explicó Jasper.
- Jasper - lo llamó Edward de forma seria. - No intentes reconfortarme, porque has escuchado perfectamente que ella quiere irse, así que no se sentirá tan segura. - Refutó con la voz rozando lo tenebroso.
- Edward, una cosa es lo que diga, lo que su consciente le dice y otra muy diferente, es lo que siente en el fondo, en su subconsciente. Yo siento eso; lo que celosamente guarda. - Lo miró con un toque de soberbia. - Además, su reticencia a quedarse aquí, viene por un motivo muy diferente. - Está vez, su mirada cambió a una pícara.
Se hizo un silencio, pero está vez era diferente; no era tenso ni triste. Era de expectación; ya que toda la sala miraba hacía Edward con gestos descarados.
- Todos lo habéis escuchado - soltó el protagonista rodando los ojos - No os hagáis los interesantes. - Suspiró asomando una tímida sonrisita.
- ¡Oh, Edward! - Alice comenzó a dar botes, sentada en el sofá. - Cuando te alenté a que forzaras un poco más, la verdad que no pensé que la cosa llegaría a tanto.
- Si, bueno… - Edward se pasó la mano por el pelo, un tanto avergonzado - Cuando me devolvió el beso… - Suspiró.
- ¡Edward! No estás atento… - lo cortó su hermana. - Ella no te devolvió el beso… ¡Ella te besó!
Edward sonrió, con un gesto lleno de esperanza, pero desapareció tan rápido había llegado.
- Quiere irse. - Contestó controlando todo lo posible su genio. - He oído sus pensamientos, y ella… - suspiró y no pudo controlar que un gesto tierno se formara en su rostro; el cual duró un instante.
- ¡Oh, por favor! Claro que quiere huir. Era previsible… - Meneó la cabeza con desden Alice - Porque se ha asustado, ese beso ha abierto la puerta a todos los sentimientos que tenía bajo llave. - Jasper asintió, dándole la razón a su esposa y mirando a su hermano condescendiente.
- Ha pensado que no puede… - Suspiró mostrando un gesto contradictorio entre felicidad y tristeza.
- Que no puede enamorarse más de ti… ¿Eso ha pensado verdad? - Edward miró a su hermana sorprendido. - No, no oigo mentes, pero por una visión que me entró nada más que rompisteis el beso… me fue fácil deducirlo, más aún al ver que tu casi te ahogas intentando decirlo en voz alta. - Giró los ojos con guasa.
- Creo que no solo está asustada por sentir amor por papá - Comentó Ellish entrando en el salón, y ganándose todas las miradas - Creo que mi don no está funcionando como quería - Suspiró abatida - O por miedo, le estoy aplicando poca fuerza, pero ella en el fondo sigue teniendo un recelo por nosotros que no entiende, que mi don, no le deja ver. Y está enfocándolo en ti - señaló a su padre.
- ¡Oh, nena! - la consoló Esme.
- Elish - la llamó Carlisle con tono claro de que se avecinaba "charlita".
- Si… ha llegado la hora de planear como decirle lo que somos. - Su cara era la tristeza personalizada.
- El tema del covid va cada vez peor, así que la idea de un encierro a nivel mundial se cumplirá. Estaban dando de plazo a contabilizar en la ONU los últimos resultados. Me he informado y han aumentado considerablemente, así que la semana que viene lo anunciaran. - Explicó Carlisle. - Con esto quiero decir, que Bella estará aquí, encerrada con nosotros durante al menos un mes.
- ¿Un mes? - preguntó Esme. - Hace tan solo tres días, esto era tan solo una idea y no dijiste nada de tanto tiempo. Es más grave de lo que comentaste. - La preocupación de Esme era tangible.
- A nosotros no nos influye para nada - sonrió forzado - lo comentó ahora más claramente ante la situación con Bella. - La cara de Carlisle estaba consternada. - Es hora de hablar… - Carlisle cayó y miró hacía la puerta, al igual que el resto.
Bella estaba a dos pasos de entrar, por lo que había escuchado parte de la conversación.
- Perdón por escuchar - se disculpó entrando en el salón, mordiéndose un labio y colorada - No era mi intención oir a escondidas.
- Lo sé querida. No te preocupes, no era ningún secreto.
- ¿Qué situación y que hay que hablar conmigo? - Preguntó seria, pero muerta de nervios.
- En unos días anunciaran un encierro en casa, durante al menos un mes, para intentar erradicar el covid, y dar tiempo a conseguir una vacuna. - Carlisle le dio unos momentos para que asimilara. - Estarás aquí, con nosotros durante ese tiempo. - Soltó.
Bella se quedó unos segundos pensando. De mano no veía el problema, ella estaba encantada con ellos y sabía que el sentimiento era recíproco.
Hasta que al girar la vista, se dio de lleno con Edward que la miraba fijamente, con ojos de duda.
Entonces recordó su temor; ese pánico que superaba con creces el tener que hacerle frente a Michael.
Su rostro se deformó en un pestañeó.
- ¡¿Qué?! - Alzó la voz. - ¿Un mes… aquí encerrada? - su pulso se disparó y sus ojos se salían de las cuencas.
"¿Un mes encerrada con… él? Después de ese beso… de querer, de desear más que el respirar volver a besarlo… ¡Madre mía! Si casi no puedo ni mirarlo, me siento como una adolescente"
- Pero… ¿Cómo que un mes? - Volvió a preguntar respirando entrecortada.
Carlisle le explicó lo que ya había dicho anteriormente, alargándose algo más para dejarle las cosas claras a Bella.
- Bella, el encierro hay que hacerlo sea en una casa o en otra. - Recalcó Jasper. - ¿No prefieres hacerla aquí con nosotros? Además, Charlie al ser policía estará fuera, expuesto y podría traer el virus en la ropa.
- Pensé que estabas cómoda aquí - Murmuró Elish, triste.
- Claro que estoy cómoda, pero… ¡Ufff! - dejó salir el aire. - Un mes…
- Es una noticia que alteraría hasta al más puesto. Es normal que te agobies. - Carlisle la miró con comprensión y afecto.
- Bella, ¿una sesión? - La propuesta de Emmet llegó en el mejor momento. Él, mejor que nadie, que incluso Jasper que podía, más o menos, sentirla, sabía que Bella sacaba todo su estrés con el baile.
- Si, creo que va a ser lo mejor. - Inspiró profundo. - Subo a cambiarme… no tardo.
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- Estamos realmente humanizados. - Soltó Rose perpleja, una vez Bella se alejó - No la hemos escuchado acercarse.
- Si… Casi nos pilla en pleno tema. - Carlisle miró hacía su nieta. - A esto me refería todas las veces que hemos tocado el tema, en que Bella acabará enterándose de forma fortuita y eso, será peor. Estamos tan hechos a ella, que si estamos despistados, no nos percatamos de su presencia. - Explicaba.
- Más ahora que ya ha habido acercamiento con Edward. - Añadió Jasper.
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Tras unos minutos, Bella bajó ataviada con ropa para su sesión de baile.
Llevaba una camiseta de una tela finita, parecida al tul, que transparentaba totalmente su piel, y el mini sujetador deportivo negro.
Unos pantalones que bien podrían pasar por bragas, cubiertos por una fina tela, parecida a la camiseta, como un volante, o una mini faldita.
Si el conjunto del día anterior era matador, este no tenía nombre.
Edward se quedó perplejo, incluso con la boca abierta. Sus ojos destilando destellos de lujuria; de hambre carnal por ella.
De no estar toda la familia delante, sobre todo Elish, estaba seguro de no poder contenerse de tomar a Bella al hombro, como un cavernícola y llevarla a su dormitorio y hacerla suya de todas las maneras posibles.
Alice y Rose se lanzaron una mirada cargada de malicia. Bella había echo esto a propósito.
"Bella se ha vestido así para ti, hermanito. Ten en cuenta de que esta vez no está influida por Elish. Ha sido su decisión propia."
Eso ya lo había pensado Edward en el microsegundo que le llevo ver a Bella. Era un claro mensaje, aunque posiblemente no era consciente de las consecuencias que le traerían el que se vistiese así para él, provocándolo. Más de lo que ya estaba él.
- Bonito conjunto. - Alice le alzó una ceja y le lanzó una sonrisita cómplice. Bella muy discretamente, le devolvió el alzamiento de ceja.
No entendía del todo porque se había vestido así, pero cuando abrió la cómoda donde guardaba la ropa de bailar, y vio este conjunto, no lo dudó.
Lo que si tenía claro era que se había vestido para él. Para que Edward la mirara.
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Emmet y Bella se encerraron durante más de dos horas en su sala de danza. Algo más de tiempo de lo habitual. Pero Bella necesitaba liberar adrenalina por todo lo acontecido ese día.
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EL DÍAS ANTES.
PORT ÁNGELES
Michael seguía dándole vueltas a cómo poder verse con Bella, ya que la información que le había facilitado su primo, un manitas de la informática y con pocos escrúpulos en saltarse las leyes de protección de datos, sobre el paradero de su ex no era demaisado aclaratoria; aunque gracias a él, supo que ella, estaba en Port Ángeles, al norte de Seattle.
Tardó en conseguir algo con lo que comenzar su investigación, pero tal como había asegurado su primo, era cuestión de tiempo que cometiese un error y él, que tenía su móvil plagiado a su ordenador, tardaría nada en conseguir datos.
El error: Activar el navegador del móvil, el cual, por supuesto, le había dado su ubicación exacta.
Durante tres días estuvo deambulando, buscando alguna pista sobre su paradero, pero por mucho que preguntó, nadie conocía a una tal Bella, o Isabella Swan.
Hasta que una tarde, ya cansado de dar vueltas, paró en un coqueto café a la orilla del puerto para cenar algo. Pasaría la última noche allí y volvería a casa, por mucha rabia que le diera.
Estaba mirando los pocos datos que su primo le había enviado, y por obsesión, amplió en su móvil la foto de Bella.
- Buenas tardes, - saludó el camarero. - ¿Qué desea…? - su voz había cambiado, como quedándose ido y Michael observó que se había fijado en la foto de Bella.
- ¿La conoces? - Preguntó casi con burla.
- Si. Para mucho por aquí.
¡Bingo!
- Anda… ¡Qué bien! Estoy buscándola. Somos antiguos compañeros de universidad, y necesito dar con ella, por un problema en nuestro trabajo de fin de grado. El decano necesita unos datos suyos, si no el trabajo no valdrá. - fingió una gran aflicción. - Y hemos trabajado tanto… - Suspiró.
- ¡Oh, vaya! - El pobre camarero tragó hasta el fondo ante la actuación de Michael.
- Nada más acabar, ella se fue y nadie en el campus sabe a donde. Bueno, sabemos que tiene familia por aquí, y que iba a venir a pasar una temporada, pero no doy con ella.
- Pues está misma tarde, ha estado aquí. Hace ya un rato que se fue, - Michael abrió los ojos entusiasmado - pero aquí no darás con ella… Vive en Forks. Creo que en la casa de la familia Cullen. Ellos si que son conocidos, son una familia muy respetada y… adinerada de la zona. - Comentó el camarero a modo de chismeo.
Ya se iba a lanzar a contar más, hasta que se fijó que la cara de ese chico, ya no mostraba esa tristeza de hacía unos segundos; ahora se había vuelto seria y hasta sombría.
- ¿La conoces mucho? - le preguntó, pero había algo en su voz, que no le gustó; un celo oculto, un interés siniestro.
- No. Ya le digo que viene por aquí de vez en cuando. - intentó rectificar.
- Pues hace unos instantes, que estabas más parlanchín, parecía que tuvieseis una amistad… o algo. - Le clavó la mirada oscura.
- No, para nada. Solo me llamó la atención ver su foto, porque es una clienta bastante habitual, como le he dicho. Perdone, ¿va a querer algo…? tengo más mesas que atender y el jefe no nos deja demorarnos.
- Claro, traeme el plato dos y un refresco de cola.
·
Michael empezó a darle vueltas a su obsesiva cabeza, pensando que ese chico podría conocer más a su Bella. Sus formas evasivas del final, no le gustaron.
Ella no podría haberlo sustituido tan rápido; por mucho que lo negase, ella lo quería y debían estar juntos.
Le dijo todo aquello porque estaba dolida por perder el bebé, pero habría más bebés; él le daría todos los que ella deseara.
Se fue al hotel y desde allí contacte con su primo y le facilitó los nuevos datos.
Al día siguiente, ya tenía un informe, sobre esa familia, los Cullen; y tal como había largado el camarero, parecían una familia poderosa, aunque muy escueta en datos. Parecía, según su primo que eran muy celosos de su intimidad y tenían un nivel de seguridad más potente que la de cualquier organización gubernamental.
Impenetrable.
Durante ese día estuvo comprobando como llegar a Forks, y averiguando datos sobre el pueblo para ir con una estrategia bien armada.
Por todo el jaleo del covid, la policía andaba más inquieta y tenían más controles de carretera, por lo que debía llevar la lección bien aprendida para pasar desapercibido.
Al día siguiente se pasaría por allí a obtener datos de esa familia, y averiguar dónde vivía Bella.
Una sonrisa maníaca, desfiguró su bello rostro solo de imaginarse lo tan cerca que la tenía.
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¿Veis como la parte final (donde me atraganté) era importante?
No tenía muy claro que "intención" darle a Michael, y al final, me he decantado por lo que toda decíais... Lo he puesto en un papel de obsesivo. De sociopata.
El siguiente capi lo tengo practicametne listo, así que no tardaré en publicarlo.
Mil besos y Mil gracias por vuestros reviews.
