Profesores
Lunes 3 de septiembre de 1984
-Tonks, tienes ojeras ¿No dormiste? - Me preguntó Amelia mientras nos vestíamos, estaba a punto de ponerme la túnica, al escuchar eso me detuve.
-Si, no pude dormir estaba muy emocionada por las clases- dije para después ponerme la túnica, al terminar cerré mis ojos y arrugué la nariz intentando concentrarme- ¿Ya se fueron? - Dije abriendo los ojos para verla.
- ¡Si! - dijo Amelia emocionada, estaba a punto de decir algo, pero la voz de Elia la interrumpió.
- ¿Cómo hiciste eso? - Me pregunto, al mirarla vi su confusión en su expresión.
- ¡Ah! ¡Soy metamorfomaga! - Dije con orgullo.
- ¿Una que? - Preguntó Lyana.
- ¿No habían escuchado de personas como yo? - Ellas negaron – Los metamorfomagos tenemos la capacidad de cambiar nuestro aspecto a nuestro antojo- Ellas se sorprendieron iban a decir algo, pero el sonido de mi estomago las interrumpió, lo cual hizo que me sonrojara.
-Amm.. creo que sería mejor hablarlo mientras comemos- sugirió Elia, haciendo que la atención que se había concentrado en mi se fuera.
Salimos de nuestra sala común y caminamos hacia el comedor el cual estaba cerca y repleta de alumnos que desayunaban, nos sentamos en nuestra mesa y empezamos a comer, agarrando cosas que estaban en la mesa.
-¿Podemos convertirnos en metamorfomagas?- Preguntó Amelia, haciendo que la atención de las otras dos se concentrara en mi.
-No, nací con esa capacidad- Dije con una mueca, pensé que las haría sentir mal, pero al contrario de mis expectativas, ellas no se molestaron.
-¡Oh! Que suerte tienes- dijo Lyana.
-Si, es genial que puedas cambiar tu aspecto, así puedes tener a cualquier chico que quieras- dijo Amelia haciendo que me sonrojara, como es que siendo tan jóvenes hablen de chicos.
-Mmm… Pero también sería una desventaja, los chicos obviamente le pedirían que cambiara su apariencia- Dijo Elia haciendo que todas la viéramos.
-Tienes razón, también es una gran desventaja- Replico Amelia haciendo que Lyana y yo asintiéramos.
-No quiero incomodarte, pero ¿Podrías enseñarnos algunas de tus transformaciones? - Dijo Lyana.
-No me incomoda en lo absoluto- dije con una sonrisa para después volver a cerrar los ojos y haciendo una mueca en concentración pensé en convertir mi boca en un pico de pato, escuché un wow por parte de las tres.
- ¡Increíble! - Dijo Lyana emocionada- ¡Otra vez, otra vez! - dijo con unos suplicantes, terminé mi bocado y volví a concentrarme y convertí mi boca en la nariz de un cerdo, escuche la emoción de las chicas que estaban a punto de decir algo pero una risa irritable se escucho a mis espaldas a lo de yo viví a mi estado original, voltee a ver a la persona que estaba detrás de mí, era un chico como de nuestra edad un poco mas alto que yo de cabello café oscuro y ojos azul claro, con una túnica de Slytherin, cuando vi eso sabía que no venían con buenas intenciones.
- ¡Vaya! ¡Veo que Hogwarts acepta fenómenos! - dijo el con una voz muy molesta, a lo que yo sonreí.
- ¿Quién? - pregunté con la misma sonrisa.
-Jayden Avery- Contesto con una voz que sonaba una persona que se sentía superior a los demás.
-No, quien te pidió tu opinión- Dije con una sonrisa sarcástica- Vamos chicas, se nos hace tarde- dije terminando mi jugo de calabaza, me levanté seguida por las chicas, para después salir del comedor, al salir no pude contener mi risa.
- ¿Viste su expresión? - dijo Lyana riéndose- era como si hubiera comido excremento- Nos seguimos riendo hasta que solo una campana que indicaba que pronto iniciarían las clases - ¿Qué nos toca? - preguntó viéndonos a todas.
-Con el profesor Severus Snape, pociones- Dijo Elia, al escuchar su nombre no era la persona mas amable y era despiadado con los alumnos que no eran de su casa.
- ¿En donde está el aula? - preguntó Amelia.
-En las mazmorras- Le contesté.
- ¿Y la siguiente clase cual es? - Preguntó Lyana
-Solo es esa por hoy- Respondió Elia
-Bueno nos dirigiremos ahí- Caminamos hacia las mazmorras.
Al llegar nos encontramos con los estudiantes de Ravenclaw, nos sentamos en las mesas que solo podíamos sentarnos dos por persona, Elia y Lyana se sentaron enfrente, mientras que Amelia y yo nos sentábamos atrás, un minuto después entró un señor con pelo negro y grasoso, de tez blanca, nariz ancha y caída, era el profesor Severus Snape
