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Capítulo 18
" .. Qué sentido tiene la esperanza de abrigar, qué sentido tiene si por mi no pasa nada, si por tí no pasa nada, De qué vale luchar ..."
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¿Te acuerdas cuando eras chica, y existían los carnavales? Los chicos te veían distraídos y Zaf!… Un balde de agua fría caía sobre tu cabeza dejándote helada. Bueno, así me encontré yo… helada.
– ¿Salgó corriendo o mejor preparo una estrategia? ¿O lo mejor sería tirarme por la ventana? - se me ocurre.
Parpadeo tantas veces como si tuviera un problema en la vista, mientras ella simplemente se acomodaba en la silla que estaba frente a mí.
– ¡ Vamos Serena habla!… dile algo, dile lo que sea, pero ¡algo! – mi cabeza no dejaba de pensar en las miles de opciones descabelladas que podía llegar a hacer, pero no salía nada de mi boca.
No... Estaba en blanco.
Mi cerebro aún no salía del estado del shock. ¿Mi voz?... Bueno, ese pequeño sonido se había marchado hacia tiempo atrás. Era como el pequeño cerebro que rebotaba de punta a punta en un espacio vacío, igual a Homero Simpson, cuando se le escapaba de su cabecita, o peor cuando ni siquiera podía cerrar su boca, y le caía la baba por el costado de su boca.
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Setsuna me mira. – ¿Estará esperando que la saludé?¿que la eche para tener que decir a los medios?
Sé ve, que se aburrió de esperar porque empezó a mirarse las uñas. Lo peor, es que no podía dejar de seguir sus movimientos. Manos – cara; Cara - Manos.
– Señora Meio.
– Señorita – respondió ella.
¡Fantástico! ¡Bravo Serena! por fin hablas, y las únicas dos palabras que salen de tu boca fueron para enterrarme en lo más profundo.
– Por acá, por favor – una voz atrás de ella nos interrumpió.
¿Habia dicho que amo a Yoh? Sí, lo amo.
Había aparecido justo, en el preciso momento para ser mi nuevo salvador. Claramente vio mi alivio cuando me sonrió alejando a esa hiena de mí.
Aunque por lo visto a Setsuna no le gusto ni un poquito, y sus ojos me mostraron una ira contenida. Claramente estaba enfadada, porque no esperaba que alguien le cambiara sus planes.
Puedo decir, que vino a hacerme daño.
Mi corazón ya no se si podría soportar algo más. Ya estaba bastante maltratado, y algo más me hubiera destrozado, sin posibilidad de poder repararse, y dejará de latir por siempre.
– Gracias – susurré.
Salí a toda prisa, como si la muerte me persiguiera, corrí.
La gente que me veía al pasar solo podía ver a una loca más, para mi suerte nadie me detuvo.
Mi maratón recién se terminó cuando ingresó al Square Russell , parecía que todo siempre me dirija a este lugar. Llegué a lo más profundo, y cuando la respiración no me dio más tregua, me apoyé en una banca, y grité... Grité con todas mis fuerzas maldiciendo mi suerte.
Cerré los ojos y al instante escuché varios murmullos.
– Disculpe – mencioné de forma avergonzada a las personas que estaban cerca tomando un café, y le miraban bastantes disgustados.
A pesar de que dudo que me hayan entendido, porque sólo maldigo en mi idioma. Pero interrumpí el agradable silencio y tranquilidad que transmite este lugar. Una señora paso por mi lado, y al verme aparto su mirada.
- Ok, algunos si pudieron entenderme.- sonríe.
Me enderecé, y antes que llamen a los de seguridad para sacar a la loca que grita, me aleje de aquellas personas.
Camine sin un rumbo, tratando de aclarar mi mente, observe el paisaje, absorbí la belleza del lugar, pidiendo que me brinde un poco de sabiduría que necesitaba en este momento. Cuando llegué al palacio, ya había logrado entender todo, su dolor, su culpa y su silencio. No había sido fácil, no para él, no para ser como era él.
Respire profundo, me senté en una pequeña banca frente al Río Támesis y esperé...
Cuando el atardecer llego, supe que él había llegado, en silencio, y sentado a mi lado volví a esperar...
¿acaso esperaba una palabra mía? No, no era yo quien debía hablar primero, tenía que dejarlo pensar cada palabra que me diría, cada una de ellas. Porque una vez que salieran de su boca, no habría vuelta atrás.
–Serena.
-Yo…
Hablamos al mismo tiempo, nos miramos y sonreímos.
–Me imaginé que te encontraría frente al río. – mire al frente.
–El mar siempre fue mi lugar. Aunque esto no sea exactamente un mar–encorve mis hombros–, Es lo más cercano que tengo.
Lo miré.
–Sé lo que me vas a decir, no es…– me interrumpió
–No es lo que crees– se paró y estiro su mano–. Vayamos a un lugar más tranquilo y silencioso.
Agrego lo último mirando a la nada misma.
-Por favor...
Asentí.
Caminamos un par de cuadras sin tocarnos, sin mirarnos. Hubiera pensado que me llevaría a su casa, pero no. Nos acercamos a un pequeño café, solitario y sobre todo, sin gente. La mesa pegada a la ventana era la más alejada de todas las miradas indiscretas.
Una mesera nos tomo los pedidos.
–He venido a este lugar para ordenar mis pensamientos muchas veces– lo mire–. Es privado, pero lo más importante, pacífico.
Al traer a nuestro café el ambiente se puso denso. Era como si me costara respirar, como si un cuchillo podría cortar el ambiente con un solo movimiento.
–Solo te pido que no me interrumpas–asentí–. Pensé demasiadas veces si decírtelo o no…
Se quedo en silencio.
–Si lo que quieres decirme es que el hijo de...
–NO– parpadee–. Ese niño no es mi hijo, si piensas eso. Por favor, déjame hablar.
Volví a asentir
–Cuando conocí a Alisa, era una mujer dulce. Pero Setsuna la convenció de probar cosas nuevas, cosas… en fin. Reconozco que el gran odio que tiene a los hombres es por mi culpa. Ella tenia una hermana, unos años menores que ella, Tamao.
Mi respiración se contuvo, pero no lo interrumpí.
–Igual que a Alisa, Setsuna la trajo conmigo. No necesito darte detalles de lo que paso, te lo imaginas ¿verdad? – Asentí, tomo un poco de su café y continúa–. A diferencia de tu vecina, ella era una niña caprichosa, y se obsesiono conmigo. Me seguí contratando una y otra vez. A mí o a cualquiera que se pareciera, si yo no estaba disponible. Un día me dijo que estaba embarazada. No me comportaba como debía ser, como me hubiese gustado- bajo su mirada un instante-. Le grité, la insulté, y la maltraté como nunca lo hice antes, y menos a una mujer. No quería por ningún motivo un niño, menos bajo esas circunstancias, y menos de cualquier persona que no seas tú.
No dije nada, a pesar de estar impactada. Al principio pensé que Endymion, el hijo de Alisa, era pero… Alisa no tiene una hermana, nunca la había mencionado. Lo mire con duda.
–Al poco tiempo me dijo que debía hacerme cargo, que pagaría por mi, como si fuera un objeto que podrías comprar en una tienda –continúo–. Seguí diciéndole que no quería nada de ella, que no me obligaría a estar con ella por un niño. Me amenazó, y no le creí – cerró sus ojos y al abrirlos estaban cristalizados–. Lo último que me enteré fue que se había suicidado con el niño en su vientre.
–¡Dios!– me tapé la boca.
–Alisa vino a los pocos días, diciéndome que su hermana había dicho que sino estaba con ella, no quería a ese niño. Que su vida no le importaba. Tenia solo diecisiete años, cuando se tiro por un acantilado.
–Darién…
–¿Como puedo ser padre, cuando no solo mate a un niño inocente, sino deje a unos padres sin su hija? ¿Qué clase de padre puedo ser? No luche, no hice nada, sabia como era, y aún así, no hice nada. Prácticamente la empuje por ese precipicio. Después de eso, Setsuna se aprovecho para comprar más, y más de mis servicios. Vino con la promesa de no decirle nada a Diamante, y que él no pueda utilizar esa información para encerrarme – baje mi cabeza –, entonces seguí cumpliendo sus caprichos. Cada vez me tenía más en sus redes, utilizaba mi culpa para atraparme más y más. Hasta que un día Hotaru vio la propuesta de Elyson. Y no lo dudé, con lo poco que tenia compré esas pocas acciones.
Por primera vez me vio.
–Me escapé Serena. Aún sueño con ese día, en donde Alisa me hablo de la muerte de su hermana sin sentido.
Me quede en silencio mirándolo, no era exactamente lo que esperaba pero… que se suponía que debía decir, cuando hay una muerte totalmente sin sentido. Tamao pudo haber aprovechado de los "servicios" de Darien, pero ¿nadie vio venir lo que iba a hacer? ¿sus padres, su hermana lo habrían ayudado? ¿O la condenaron por tener un embarazo en esas circunstancias?
–Sé que es demasiado–sonrió levemente–. Te amo, y siempre lo haré. Dile a mi hija que tuvo un padre que la hubiera amado si dudarlo. Estoy roto, sucio y destruido, no puedo permitir que ella me mire como lo estás haciendo ahora.
–¿Y como lo hago?–logré preguntar.
–Con lastima, con condescendencia– se empezó a levantar para irse al momento que cerré mis ojos un instante.
Antes de que huyera mi mano lo detuvo.
–¿Sabes lo que aprendiste estos años?–me miro–. No importa donde huyamos, el dolor y el peso de nuestros errores seguirán en nuestra espalda... Y tú estás huyendo. Pasará el tiempo, las lagrimas y miles de cosas más, pero lo que se rompe se puede reparar, y lo que esta vació poco a poco se puede volver a llenar.
Sus ojos se abrieron como plato.
–Debes perdonarte, y pedirle perdón a ella. No actúes bien, pero ella tampoco, nadie la obligó. Esa decisión fue de ella, no tuya. Ambos son culpables y ambos son inocentes. Sé que puede parecerte ambiguo, y he tardado años en entender que los problemas de los demás no son los nuestros, que lo que hagamos depende de nosotros, y que con cada paso aprendido vendrán más errores –me paré, y puse mis manos en su rostro–. Ayuda a Alisa, haz las pases, eso será el principio para que repares tu corazón.
Puse mi mano sobre su pecho
–Serena… yo.
–Y después de eso, sé el padre que Cielo. Ella te necesita, sé el hombre que sé que puedes ser. No te rindas.
–Estoy dañado.
–No lo estás. Deja de mirar a las personas con el reflejo de tus ojos.
Simplemente lo besé, porque eso es lo que necesitaba, aunque sabia que palabras decir. También sé que yo misma no sigo muchas de ellas. Quería sanarlo, quería que dejara de sufrir, y peleara por un futuro verdadero sin las cadenas de Diamante, sin los chantajes de Setsuna, sin un pasado que lo lastimara.
Le sonreí, y me di la vuelta yendo a pagar lo que acabábamos de consumir. Al volver, ya no estaba. Sabia que necesitaba tiempo y necesitaba estar solo. Por eso le di la oportunidad de que se fuera, sin darme alguna excusa.
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Después de aquella charla Darien desapareció... Otra vez.
Sé que tenia que procesar muchas cosas, entender otras, pero yo vi a través de él, de su miedo, de su dolor. Había desaparecido tantas veces, me había escapado muchas otras, y por primera vez entendí el dolor que dejaba atrás, en las personas que realmente me amaban, que se preocupan por mí.
Respire y marque la opción dos en el monitor, hacia un rato que había abierto la página de vuelos, era hora de volver.
Luego de confirmar horario, día y que me asignarán el vuelo cerré la lapto, y me levante con el café en mano.
Mire por la pequeña ventana de mi departamento en Londres, estaba nevando, y ya era de noche. Mañana me esperaba un largo día, con muchas cosas por hacer, y con muy poco tiempo para hacerlo.
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Tape con una sabana el último sillón del pequeño departamento, controle cada cosa, y verifique que nada se me olvidará. Luego cerré con llave, y baje los escalenos hasta planta baja donde me esperaba Yoh.
– ¿Estás segura? – asentí
– Gracias – lo abrace, le dí las llaves de mi casa –. Cualquier cosa sabes donde contactarme – él asintió –. No te preocupes por Alisa, ni ella, ni su hijo ya viven aquí.
Hace unos días la vi con unas valijas, traté de hablar con ella, pero ni un adiós me dedico.
Según los vecinos se había cansado de Londres, y se volvió con su madre. Ojalá hubiera tenido más tiempo para estar con ella.
Las calles fueron cambiando hasta que llegamos al aeropuerto. Tome la mano de mi hija y salimos del taxi. Caminamos hasta donde salia nuestro vuelo, y una vez que lo anunciaron, subimos.
Sonreí a mi hija mientras le ajustaba el cinturón.
– No tengas miedo.
– No mami – respondió.
La puse junto a la ventana, y yo me senté del lado del pasillo.
Suspire mientras esperábamos que terminaran de abordar los últimos pasajeros... Por un momento cerré mis ojos.
– Lo siento, lo siento.
Escuche a lo lejos una voz masculina, casi que podía reconocerla.
– Estábamos por cerrar la puerta, tuvo suerte. – contesto la azafata – Busque su asiente que en cinco minutos despegamos.
Escuche, y sentí como las últimas personas acomodaban sus valijas, y se sentaban.
Los bebes lloraba, y ni siquiera había despegado el avión, pero ya se encontraban fastidiosos. Nos esperan por lo menos catorce horas de vuelo, y suplico que se calmen porque sino sera un largo viaje. Otros estaban empezando a gritar, sin embargo...
– Mami – abrí los ojos, y la mire – ese no es…
Gire mi cabeza, y justo en diagonal, del otro lado del pasillo estaba la última persona que me imagina que podría encontrarme en este avión.
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¡Volví!
¿me entrañaron? jaja, ya ni se acuerdan. Bueno, que puedo decir, pandemia, complicaciones de la vida etc.
Después de un largo... largo consenso decidí primero terminar la historia antes de empezar a publicarla, serán unas semanas agitadas, por si aun siguen la historia (espero! jeje) ya esta terminada. Al principio había previsto unos pocos capítulos mas, pero se necesito mas desarrollo.
Serena decidió volver! ¿que nos encontraremos? uy espero que no la odien y lo de Darien... ya se todos se imaginaban que el pequeño endimion era su hijo, pero no.
Conoceremos las respuesta de muchas preguntas planteadas a lo largo de historia, y vendrá un que ni se la esperan, o si?
Bueno, si aun siguen intrigados, les diré dos cosas: No son capítulos tan largos, y la publicación serán mucho mas seguidas (no cada 4 años jaja). Espero sus teorías y que sigan esperando el final... que dios! fue... Pero ya lo leerán.
Gracias! Nos vemos en unos días.
