Después del desastre de celebración de cumpleaños dejaron de verse por semanas. Edward seguía llamándola y aunque casi nunca contestaba igual era constante.

Bella consideraba que su actitud estaba llegando a ser sádica por momentos. Conocía tan bien a su marido que sabía cuando tenía que contestar sus llamadas para volverlo loco. Como en ese momento, donde sabia que estaba en el trabajo, ocupado, por lo que no podría contestarle y ella podría fingir que intentó contactarlo, lo que como consecuencia traería a un Edward llamando y dejando mensajes de voz disculpandose por no contestar mientras le relataba que hacía. Ella no iba a admitirlo, pero vivía tranquila gracias a esos reportes de su esposo indicandole su ubicación y lo que hacia. Eran momentos donde la antigua Bella, la que existia antes del engaño, disfrutaba, ya que no podía recordar la cantidad de veces que él se había negado a contarle sobre su día alegando cansancio. Cuando en realidad, su marido posiblemente habia estado esas mañanas junto a Tanya. Revolcandose con el par de cerdos que eran.

- ¿Cómo esta Edward? - su madre la sacó de sus pensamientos.

Le sonrió fingiendo alegria al escuchar el nombre de su esposo. Su madre no merecía verla destilar veneno además no tenía ni idea como estaba su matrimonio. Por eso era entendible que sugiriera una tarde de chicas, junto a la culpable de la destrucción de su matrimonio; Tanya. Sin embargo, estaba ahí por su madre. Para no lastimarla en ningún sentido aunque fuera la madre de su peor enemiga. Con casi tres años de diferencia, Tanya, había sido su hermana desde que sus padres se casaron hace veinte años y ellas tenían doce y nueve años respectivamente, sin embargo, Renne Sawyer había sido su madre desde que la conoció una tarde, cuando tenía nueve años. Su padre nervioso la había llevado al parque a conocer a una vieja amiga. Renne había sido muy amorosa con ella, preocupada en todo momento en conocerla. Tanya por otro lado estaba más entretenida en jugar con su barbie nueva. Bella había perdido a su madre al nacer y no conocía más cariño maternal que el de su abuela. Fue un flechazo. Ambas hicieron una conexión inmediata y soportar a Tanya le pareció un costo justo para conservar en su vida a Renne. Y volvía a pagarlo al pasar una tarde de chicas con Tanya, todo por amor a Renne.

Ese día, ella había insistido en que se pasaran toda la tarde viendo ropa de bebés. Justo lo que Bella más deseaba hacer, sarcasticamente hablando. Lamentablemente, no se pudo negar. No sólo por no querer lastimar a Renne sino porque hubiera sido demasiado sospechoso. Llevaba casi seis meses evadiendo momentos familiares para no ver a su hermana. Dios sabe como había rogado no cruzarse con ella cuando pasaba a ver a su madre a la boutique que esta tenía en el centro comercial. Tanya trabajaba ahí ayudandola a administrar pero su embarazo le impedía trabajar adecuadamente ya que los perfumes de los clientes le daban nauseas, cosa curiosa que solo ocurria en la boutique no en otras tiendas.

- ¿Edward? - preguntó tontamente. - Él esta bien.

- Hace tiempo no van a casa. ¿Esta todo bien entre ustedes?

Su hermana tuvo la decencia de alejarse para ver mejor un traje de marinero que le había gustado.

- Esta de incógnito en algún barrio peligroso. Desde que es agente no pasa mucho tiempo en casa.

- Llevan muchos años juntos y es normal que la relación se enfríe un poco. Tal vez sea buen momento para encargar a su bebé, crecería con el hijo de Tanya. - sugirió Renne con ilusión.

Se sintió enferma.

- No lo creo. - carraspeó tratando de modular su voz. - Un bebé en la familia es suficiente.

Tanya se acercó con una gran sonrisa mientras le mostraba el traje de marinero a su madre.

- ¿Es bellísimo, no? Lo llevare. - afirmo emocionada.

- Cuando mi pequeño Anthony nazca tendrá todos los conjuntos de la tierra. - bromeó su madre y no notó el rostro pálido de Bella.

- ¿Anthony?

- Oh si. ¿Tanya no te contó que ese será su nombre? - le preguntó su madre enternecida. - Es un nombre precioso. Anthony Charles.

- ¿A su padre le gusta? - preguntó modulando la voz.

Tanya estaba pálida mirando a todos lados menos hacia ellas.

- Si... le gusto mucho.

- Tanya. Es momento que ese hombre pise la casa. No me parece correcta la manera en que estan llevando la situación. Comprendo que no quieran casarse pero deberías al menos decirle que viva en nuestra casa. Necesitaras mucha ayuda.

Bella sentía todo tan irreal, si su madre supiera quien era el padre...

- No seas anticuada, mamá. - gruñó molesta Tanya.

- Al menos deberías traerlo. Tu padre tiene razón al estar tan molesto contigo. Ese hombre ya debería habernos visitado, incluso desde que empezaron a salir. Edward nos visitó desde que Bella empezó a salir con él.

- No metas a Edward. - Bella se apuró en exigir. - Tanya sabe lo que hace con su vida, no es una niña.

- Es que es un ejemplo de como se debe llevar un noviazgo. Edward fue muy atento desde el primer momento y...

- Mamá, Edward y papá ya se conocían del trabajo. Es diferente. Además eso pasó hace casi diez años, los tiempos cambian.

Su madre puso los ojos en blanco. Mientras Tanya se tensaba por el recuerdo.

- No discutiremos. Vamos a casa que ya debes tomar tus vitaminas Tanya.

- Ay mamá. - se quejó.

- Yo debo ir a casa. Estoy cansada. - Bella se despidió alejándose del brazo de su madre.

- Vamos a casa a cenar cariño. Llama a Edward y puedes descansar hasta que él llegue. Pocas veces estamos las tres en un día familiar.

- No puede. Ya te dije que esta trabajando.

- Entonces tú cenaras con nosotros. No deberías pasar tanto tiempo sola.

Bella no pudo negarse al tono de su madre. No daba opción a una replica.

Fue un viaje incómodo hasta la casa de sus padres, sobre todo porque su hermana no dejaba de hablar sobre las decoraciones que había comprado para la habitación del bebé. La que fue antes de Bella. La casa de sus padres no era la más grande y espaciosa así que el hijo de Tanya heredaria su habitación.

- ¡Vaya sorpresa! ¡Es Edward! - exclamó su madre.

Bella se sintió enferma al ver a su marido bajar del carro patrulla de su padre. Las semanas que habían pasado eran suficientes para que Bella notara lo delgado que se habia puesto y las ojeras que resaltaban en su atractivo rostro.

- ¡Esto es maravilloso! Hace tiempo no comemos los cinco. - su madre adoraba a Edward al igual que su padre.

Edward se acercó a su auto para ayudarlas a bajar, siendo el hombre caballeroso de siempre. Se veía sorprendido de verla y algo asustado. Era la primera vez que estaban frente a su familia luego de su engaño.

- Hola amor. - la saludo timidamente. - No sabía que vendrías.

- ¿No te lo esperabas, no? ¿Sueles venir sin mí? - le pregunto fingiendo un tono juguetón. Por dentro estaba hirviendo. Imaginando escenarios donde la pareja de infieles tenía cenas romanticas en esa casa mientras ella comia sola, comida precocinada en su departamento.

- No. - negó de inmediato. - Hace meses que no vengo y...

- Ay cariño, no me des explicaciones. - fingió de nuevo estar en un clima juguetón. - Esta tambien es tu familia.

Sus palabras lo golpearon. Bajó la miraba avergonzado y retrocedió para que ella pudiera terminar de alejarse del auto para ir a la casa. Sin embargo, no se alejó. Se paro cerca para ver a Tanya bajar del auto ayudada por su servicial marido. Los vigilo de cerca. Su hermana tomo la mano de Edward y salio del auto con una sonrisa coqueta completamente inapropiada pero que siempre habia estado presente desde que se conocieron diez años atras. Bella empezó a hiperventilar ya que aún no había averiguado desde cuando Edward la engañaba, ¿quizas desde que empezaron a salir juntos? Sintió nauseas.

Edward solto a Tanya apenas ella estuvo estabilizada y se acerco a Bella luciendo nervioso.

- ¿Cómo estuvo tu día?

- Bien. ¿El tuyo? - caminaron hacia la casa dejando atras a una molesta Tanya.

- Cansado. - confeso sincero. - Tu padre me invito a cenar cuando nos cruzamos en la comisaria...

- Lo imagine. - le contestó con voz agria.

- Puedo irme. - le ofreció en voz baja. - Puedo fingir que...

- Ya es demasiado tarde. Ya estas aquí. - lo cortó duramente.

- Lo siento, no sabía que ibas a reaccionar así. De saberlo no hubiera venido.

- La verdad no te creía capaz de venir luego de lo que hiciste, sin embargo, supongo que no te conozco.

Edward la miró dolido.

- Me iré. - anunció.

- Mi madre ya sospecha que tenemos problemas. - murmuró. - Si te vas, será una confirmación.

El cobrizo pasó sus manos por sus cabellos desosdenados, desesperado.

- Mierda.

- Entra. - le ordenó. - Mis padres nos esperan.

Caminó hasta llegar al pasillo donde se quitó los zapatos sin despegar su vista de su marido y Tanya.

- ¿Bella? ¿Hija, me ayudas con la ensalada? - su madre apareció desconcentrandola.

- Eh, si. Claro. - respondió quitandose el abrigo.

Edward se acerco a ayudarla pero lo rechazo con una sonrisa tensa.

- ¡Hey! ¡Edward, hijo! - lo llamo Charlie. - ¡Ven! ¡Tengo unas cervezas!

- Estaré con tu padre. - le anunció tenso.

- Bien. - contesto levantando los hombros fingiendo que no le interesaba.

Tanya los observaba en todo momento. Mientras acariciaba su vientre. Finalmente anuncio que ordenaria la ropa de su hijo en su habitación. Bella no admitiria que esta información la tranquilizó.

- Bueno, estamos solas. Ahora si puedes decirme que esta pasando con Edward.

La orden de su madre la ataco apenas entró en la cocina.

- No esta pasando nada.

- Cariño...

- Es en serio mamá.

- Nunca los había visto tan distantes, llevan años juntos.

- No... - iba a negarse pero la mirada que le dio la detuvo. - Estamos pasando por una especie de crisis, leí que es común...

- ¿Tiene algo que ver con el bebé de Tanya?

Su madre siempre había sido directa.

- No, ¿por qué... ? - le pregunto ahogada.

- Cariño, vi tu reacción cuando te conte del embarazo de Tanya. Ibas a llorar. ¿Has intentado embarazarte y no has podido? ¿Tienes problemas... ?

- No he intentado nada, mamá. - replico extremadamente nerviosa.

- Dime la verdad, Bella. No permitiré que guardes tus sentimientos, tienes el habito de ahogarte sin pedir ayuda.

No iba a dejarlo pasar. Estaba a punto de contar la verdad y destruir a su familia. Renne estaría muy avergonzada por la actitud y acciones de Tanya por lo que la relación con Bella se veria afectada, inclusive quizas sus padres tendrian tensiones y fricciones. No quería ser la portadora de esa noticia. Odiaba la idea de serlo.

Tanya apareció en ese momento, como sospechando el desastre que se aproximaba.

- ¿Mis vitaminas? - le preguntó a su madre, luciendo inocente.

- Oh cariño, sabes bien que estan en tu armario. - la regaño su madre cariñosamente.

- No las encuentro.

- Iré por ellas. - anunció con un suspiro. - Tú ayuda a tu hermana cortando los tomates.

Renne desapareció rumbo al segundo piso. Tanya cerró discretamente la puerta de la cocina tras ella.

- ¿Qué diras? - la enfrento directamente.

Bella le sonrió mordaz.

- No estoy segura, hay tantas maneras de decir que eres una puta. No me decido.

- No puedes decir que Edward es el padre. No es momento y no es tu hijo para decidir cuando el mundo sabra quien es su padre. Te prohibo a hablar del tema.

- ¿Crees que puedes prohibirme algo? Te acostaste con mi marido, yo tambien puedo hacer lo que me dé la gana.

- Con mi hijo no te metas.

- Tú te metiste con mi marido.

- Tú te metiste entre él y yo primero.

- ¿De qué mierda hablas?

La puerta de la cocina se abrió y una sonriente Renne entró.

- Tomalas, querida. - le entrego las vitaminas a Tanya.

- Gracias, mamá. - agradeció sonriente. - Ya deje la ropa de Tony en su habitación. Estare con los chicos en la sala.

Renne miro los tomates sin cortar con un suspiro.

o

o

Actualizacion! Diganme como ven la historia, necesito sus opiniones para tomar una decisión, el tema del bebé de Tanya es un poco espinoso para mi.