Hace 9 años

El famoso Edward Masen resulto ser más que un pupilo para Charlie, en los dos años que trabajaron juntos se habían vuelto inseparables y la química entre ellos era innegable. Edward era lo más parecido a un hijo para Charlie. Sin embargo, estaba muy alejado de ser considerado un hermano por Bella y Tanya. Ambas hermanas podían apreciar su masculinidad y atributos pero fingían poco interes siempre. Es por esa razón que Bella no notó las miradas lascivas de Tanya hacia Edward, al igual que Tanya no notó el interés de Bella por examinar la personalidad de Edward y uno que otro atributo físico resaltante. Ambas sabían ocultar sus intenciones o pensamientos a la otra, era un artilugio que aprendieron a usar desde temprana edad. Por esa razón, Bella empezó a salir con James. Le dió uno que otro beso en el patio de su casa mientras los demás chicos del departamento de policia veían el fútbol en su sala y Tanya estaba cerca al lugar fingiendo llamar a un novio que nadie conocía pero supuestamente era muy importante. Jugar a despistarse mutuamente era un deporte que ambas practicaban profesionalmente.

Bella había prestado insana atención al cobrizo que ya tenía una especie de status de hermano adoptivo. Lamentablemente, verlo semidesnudo en su cama había arruinado cualquier pensamiento inocente que podría haber llegado a tener. Edward no había mencionado de nuevo su accidentado primer encuentro. Bella por su parte, al ver la cercana relación que tenía con su padre imaginó que para él no era poco común utilizar su habitación para relajarse. Por lo que había escuchado Edward pasaba la noche en su habitación cuando era muy tarde para regresar a su departamento. Luego de saber esa información dejo de verlo como un degenerado. Además, Bella pensó que tendría la grata vista de su torso desnudo una última y única vez, pero se equivocó, Edward podía utilizar la ducha de su casa cuando deseara y lo hacía con una recurrencia que era escandalosa. El hombre pasaba mucho tiempo en su casa. Demasiado tiempo. Lo único que no hacía era dormir en la casa, y no lo hacía porque no había una habitación para él. Todos los días llevaba a su padre al trabajo así que desayunaba con ellos antes de ir, lo cual incomodaba bastante a Bella ya que no se sentía comoda al ser vista recien levantada, luego se iban juntos y regresaban juntos a cenar para luego ver la televisión o algún partido hasta que Edward se iba a casa. Si había sido un día particularmente pesado, el hombre tomaba una ducha y se colocaba un cambio de ropa que guardaba en su auto. Solo una vez se quedo a dormir debido a una tormenta, el sofacama fue donde se quedo pero Tanya hizo comentarios inapropiados sobre la cama de Bella y como Edward había estado utilizando su habitación en ocasiones similares y ahora no podía ya que su hermana no encontraba un lugar propio. Tanya y su mala vibra la estaban volviendo loca, sus ganas de encontrar trabajo se hacian cada vez más fuertes por los comentarios mordaces de ella. Era obvio que no estaba contenta de tenerla en casa de nuevo.

Con un suspiro envió un correo más rogando porque esta vez si lo leyeran y le dieran una oportunidad. Encontrar trabajo parecía una tarea titanica.

- Hey... - la voz de Edward la sobresaltó. Giró a verlo sorprendida que le hable. Ellos no hablaban solo se saludaban. Un aura incomoda se había creado entre ellos desde el primer momento. - Perdón, no quise asustarte. ¿Tienes un encendedor?

Bella asintió y busco su encendedor favorito en su bolso.

- Toma. - se levanto de su escritorio y camino hasta la puerta de su habitación donde Edward la esperaba.

El cobrizo detuvo su mirada en sus piernas desnudas por más tiempo del permitido. Bella se sonrojo y deseo no haberse colocado un pantalón corto.

- Gra... gracias. - tartamudeó nervioso alejando la mirada.

Ella asintió mordiendose el labio llena de ansiedad debido al incomodo momento.

- ¿Tú... - carraspeó dudoso Edward.- fumas?

Sorprendida por la pregunta levanto una ceja. Juraría que él iba a preguntar otra cosa.

- Eh si. De hecho, suelo fumar bastante pero desde que llegue no lo he hecho.

- ¿Dos meses sin fumar? - pregunto sorprendido. - ¿Cómo sobrevives?

- No lo sé. - contesto ella con una pequeña sonrisa para luego suspirar. - Mamá no solía dejarme hacerlo cuando vivía aquí así que...

- ¿No quieres sentirte rebelde? - le propuso el cobrizo. - Podemos fumar en tu patio, Renne salió a hacer compras para la barbacoa de mañana con Charlie... yo no te delataré. - sonrió encantadoramente haciendo imposible que se negara.

Bella sonrió aceptando su proposición.

Ya en el patio Edward le ofreció sus cigarros otra vez con esa sonrisa criminal.

Bella no pudo evitar gemir al aspirar el humo y pronto su cuerpo se relajo. Pero le duro poco ya que notó la mirada cargada que Edward le dedicaba.

- ¿Se siente bien? - carraspeó el cobrizo antes de darle una calada a su propio cigarro.

- No te lo imaginas. - aceptó ella mirando a su acompañante con una sonrisa agradecida.

- Me alegro. - le guiñó un ojo para luego dar otra calada.

Bella se sorprendió por su actitud. Parecía que había un dejo de coquetetería detrás. No quiso meditarlo. No tenía cabeza para examinar el comportamiento de Edward. Solo quería fumar y olvidar lo estresaba que estaba por su futuro.

- ¿Estas buscando trabajo?

- Si, ¿qué te hizo sospecharlo? - se burlo. No había otro tema de conversación cada vez que Tanya estaba presente.

Edward le sonrió empático.

- Estoy seguro que encontraras algo pronto. Tu padre siempre hablaba de tus excelentes calificaciones en la universidad.

- Dios... Charlie siempre ha hablado de mi vida como si fuera de interes público.

- Él esta orgulloso de ti.

Bella sonrió enternecida al pensar en su padre.

- Y yo de él.

Edward la observó fijamente unos segundos antes de volver a poner su atención en su cigarro.

Pasaron unos segundos en silencio. Uno cómodo. Bella no le pregunto por su vida, no estaba interesada. Solo agradecía la compañía silenciosa y el cigarro gratis.

- ¿Bella quie... ?

- ¡Edward! - la voz gruesa de Charlie los hizo saltar. - ¡Ven a ayudarnos!

Su padre había llegado y estaba buscando al cobrizo.

- ¡Voy! - grito lanzando su cigarro lejos. - Supongo que el minuto de relajación acabo.

- Así parece. - suspiro ella dandole otra calada al suyo antes de lanzarlo lejos tambien. - Vamos, ese par ya no esta en condiciones de levantar peso ni organizar gabinetes.

Edward parecía sorprendido de verla dispuesta a ayudar.

- No me veas así. Tanya y yo no somos hermanas de verdad, que no te sorprenda lo diferentes que somos.

- ¿No lo son? - pregunto aún más confundido.

- Nuestros padres se casaron cuando eramos niñas.

- Yo... no lo sabía. - carraspeó incomodo.

- Pensé que era obvio. - bufó exasperada. - Somos completamente diferentes.

Edward la miro atento unos minutos antes de hablarle.

- Si, lo son.

Actualidad

Cenar en familia. Bella se daba cuenta que nunca valoro esas ocasiones donde los cinco de alguna manera estaban en paz y comían en un ambiente tranquilo.

Ahora la incomodidad crecía a pasos agigantados sobre todo porque el tema principal siempre terminaba siendo el embarazo de Tanya y el esperado bebé.

Ya sentados en la mesa su madre comentaba todos los cambios que había hecho a la que fue habitación de Bella para convertirla en la habitación del bebé.

- Compramos un cambiador hermoso ayer. - contaba su madre animada. - Tanya también pudo comprarse ese vestido precioso. La maternidad le ha caído perfecta. Resplandece, ¿no lo creen?

La susodicha sonrió ante sus palabras. Siempre había amado los alagos.

Ninguno contesto. Ni siquiera Edward por educación cosa que sus padres notaron por lo que miraron a la pareja fijamente.

- ¿Y ustedes cuando nos darán nietos? - preguntó su padre directamente. - No están haciéndose jóvenes.

- Oh si. Ya le dije a Bella que sería bueno que tuvieran uno pronto para que crezca junto a Anthony.

Edward que estaba bebiendo tranquilamente de su vaso de vino casi se ahoga de la impresión.

- No alteres así al muchacho. Casi lo ahogas Renne. - la regañó Charlie suavemente.

Bella le pasó una servilleta de tela para que pudiera limpiarse.

Tanya permanecía en silencio dándole algunas miradas a Edward.

- Mamá ya te dije que un bebé a la vez esta bien. - insistió Bella algo molesta. - No vamos tener hijos.

- ¿Nunca? - preguntó su madre escandalizada.

- Ya no esta en mis planes, mamá. - admitió. - De hecho a Edward no le gustan los niños así que no sería conveniente.

- Pero a ti si. Siempre dijiste que tendrías muchos hijos.

Bella suspiró mirándola. No sabía como tocar el tema teniendo a su marido y a su amante embarazada presente.

- Es decisión de ellos, Renne. No podemos imponernos. Si no quieren hijos es decisión suya. Igual tendremos a Tony.

- Serás una excelente tía. - comentó Tanya con una sonrisa.

Bella la odio en ese instante. Ella le había robado la posibilidad de ser la madre del primer hijo de Edward y ahora también le echaba en cara que tendría que ver toda su vida al recuerdo del engaño de su marido.

- Podemos ser padres Bella. - propuso Edward de pronto dejándolos a todos sorprendidos. - No me gustan los niños pero a un hijo tuyo lo amaría.

Impresionada porque se atreviera a decir algo así delante de sus padres y de Tanya lo único que hizo fue ver su plato como si fuera lo más interesante del mundo.

- Eso es muy tierno de tu parte. - suspiró Renne encantada. - Cuando tengas a tu bebé en brazos los niños empezaran a gustarte.

- Es verdad. - agregó Tanya. - Lo amarás.

- Si es de Bella estoy seguro que sí. - Edward le respondió de inmediato.

Tanya enrojeció por la cólera que la invadió.

-¿ Podemos dejar el tema? - pidió un poco desesperada. - No tengo planeado tener hijos y no quiero hablar de eso.

- Hablemos de tu ascenso Edward. Hablé con Chuck. ¡Eres una máquina!

- Gracias Charlie.

- Todos en la comisaria hablan de ti. - insistió Charlie alegre. - Sobre todo luego del caso de John Taylor. Tu esposo es un heroe. - le indicó a Bella. - Casi recibe una bala mientras liberaba a una niña secuestrada.

- ¡Y dices que no te gustan los niños! - opinó Renne contagiada por el humor de su esposo.

Bella estaba impresionada. No sabía nada sobre el tema. Nunca hablaban de trabajo o casi nada últimamente.

- ¿No sabías? - le preguntó Tanya. - ¿Edward no te contó?

- No. - admitió. - No me contó que casi recibe una bala.

- No quería asustarte. - él se acercó y abrazó su cintura. - Perdóname cariño.

- No quería preocuparte. - Lo protegió Charlie. - No te molestes con él.

Bella sólo sonrió falsamente y asintió.

La cena terminó así que se retiraron a la sala para acabar el vino que habían abierto. Edward la obligó a apoyarse en su pecho en un abrazo cercano que solía ser común entre ellos cuando todo estaba bien en su relación. Tanya y sus padres se sentaron en el sofá de tres cuerpos. Las conversaciones siguieron igual de superficiales y sobre miembros de la familia, Edward conocia a todos así que reía por los comentarios de sus padres. ¿Cuándo ellos supieran que él era el padre de su nieto esas cenas familiares y conversaciones volverían a suceder? No lo creía. Estaban camino al final de la historia. Nunca más estarian los cinco juntos en una habitación y eso la deprimió, su familia sería despedazada así como su corazón.

Bella se sintió muy triste al ver a su familia tan diferente. La alegría y felicidad se había ido. Cuando la bomba estallara quizas la felicidad no volvería y eso la mataba. Su futuro era negro. No veía solución a lo que sucedía, cuando ese niño naciera todo se iría abajo. Ella se divorciaría, Edward, que era como un hijo más para sus padres, se convertiría en una persona indeseable sobre todo para su padre y quizas... luego él se haría cargo de su hijo. Edward y ese bebé le quitaban el sueño. Imaginarlos juntos la enfermaba y le dolia.

- ¿Amor? - la voz de su marido la sorprendió ya que se había acercado mucho a su oído. - ¿Vamos a... casa? Te ves cansada.

- Si, ve. - intervino su madre preocupada. - Te ves tan pálida y cansada...

- Creo que es buena idea. - no toleraba vivir esa farsa un minuto más.

Sus padres los acompañaron hasta la puerta para verlos partir juntos hacia su departamento, donde supuestamente aún vivían juntos. Bella insistió en manejar pero Edward se negó a dejarla hacerlo. Con sus padres tan cerca no pudo negarse.

Dejaron la casa de sus padres en un profundo silencio que solo fue cortado cuando se alejaron unas cuadras.

- Detente. - le ordenó con voz fría.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Yo manejaré mi auto.

- Amor, yo...

- Deja de decirme así. - gruñó. - Y deten mi auto.

Edward se detuvo con un suspiro. Bajó y rodeó el auto mientras ella hacía lo mismo. Ya de nuevo en el auto, ella no lo encendió, se perdió en sus recuerdos. Recuerdos que la golpearon gracias a que se encontraron en la casa de sus padres.

- ¿Te sientes bien? - Edward le preguntó luego de unos minutos en silencio.

- El día que nos conocimos. ¿Por qué estabas en mi habitación? ¿Qué hacías en mi cama?

El silencio que siguió fue ensordecedor. Afuera lo único que se escuchaba era el viento golpeando los árboles cercanos y los autos que pasaban junto a ellos.

- ¿Hace cuanto te acuestas con Tanya?

Edward expulsó el aire que almacenaba en sus pulmones luego de escucharla.

- Habla Edward. Dime desde cuando me ves la cara de estupida.

- Yo no...

- ¿Hace cuánto se acuestan? - insistió.

Edward frotó su rostro con desesperación.

- ¡Edward! - insistió gritando.

- ¡Me acostaba con ella antes de conocerte! - admitió nervioso en un grito. - Eso se acabo cuando te conocí. Me gustaste mucho. Yo... sabía que eran hermanas por eso no me acerque a ti al comienzo. Pero te conocí y vi que eran tan opuestas... yo... no te lo dije porque tenía miedo de perderte. Bella siempre has sido tan recta y ves la vida en blanco y negro. Estaba aterrado... me costo muchisimo que aceptaras salir conmigo y luego que me dejaras decirle a tus padres que estabamos juntos. Siempre me he sentido inseguro acerca de nosotros y que supieras que Tanya y yo...

- Esa víbora tenía razón al decir que me interpuse entre ustedes...

- No tuvimos una relación. - le aseguro de inmediato. - Era sexo. Eramos jovenes y yo pasaba mucho tiempo en tu casa. Sin planearlo termino sucediendo...

- Igual que lo nuestro. - se burló con rabia. - Todo es tan repulsivo.

- Lo nuestro fue diferente. ¿No recuerdas las noches en tu porche? ¿Cuándo hablabamos de todo y nada mientras fumabamos? Lo nuestro se dio de a pocos y creando cimientos. Estuvimos juntos cuando fue el momento.

- Te acostaste con las dos en la misma casa. ¡Dios mío! Ya veo que nosotras no te importamos pero y ¿mi padre? Luego de todo lo que hizo por ti, ¿así le pagaste? Revolcandote con sus hijas, faltandole el respeto a él y a su casa.

- Charlie es como un padre para mi.

- Y cuando se entere de lo que hiciste va a ser tu peor enemigo.

- Lo sé. - susurró adolorido. - Lo sé.

- Esto no tiene solución. Arruinaste no solo nuestro matrimonio sino también a mi familia. Nunca podré tener una cena familiar de nuevo, mis padres no podran tener a sus dos hijas en el mismo lugar luego de que todo estalle. Eres un bastardo Edward y lo peor que nos paso.

El cobrizo se quedó en silencio. Absorvió sus palabras y meditó con dolor antes de mirarla con determinación.

- Lo solucionaré.

Bella bufó.

- No sé como pero lo haré. Recordarás mis palabras.

- Bueno, por ahora te quiero fuera de mi auto. Si crees poder solucionar todo entonces empieza descubriendo como demonios regresar a casa, solo.

Edward la miró megando incrédulo pero no protesto y se bajó.

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