Oogway: - Guerrero Dragón. -
Po: - Oogway. - Dijo impactado mientras flotaba sobre las tranquilas aguas doradas.
Oogway: - Muy bien hecho, Po. Has crecido. -
Po: - Pues sí. Estas últimas semanas he comido demasiado. - Decía mirando su crecida barriga.
Oogway: - En madurez. - Le dijo mientras ambos aterrizaron en el interior de un bote que Oogway comenzó a remar rumbo al islote. - Cómo esperaba cuando le envié el mensaje a tu padre. -
Po: - Fue usted. Increíble. - Po se veía algo animado, pero tras escuchar hablar de su padre Li sus ánimos se esfumaron.
Oogway: - ¿Qué ocurre, Guerrero Dragón? -
Po: - Es... mi padre. Nunca pude despedirme. -
Oogway: - Bueno. Puede hacerlo ahora. -
Po alzó su mirada y vió con ojos llorosos cómo la vieja tortuga miraba hacia adelante. Po se dió vuelta y ahí estaba. Su padre Li esperaba en el islote, justo debajo del durazno dorado.
Po: - ¡Pa! -
Li: - ¡Po! - Los dos se dieron un fuerte abrazo.
Po: - Pa... lo... lo siento mucho Por mi culpa... tu... tu... - Decía tartamudeando, pero Li detuvo su palabra.
Li: - Oh, hijo. No fue culpa tuya. Lo que hice, fue por amor... y lo volvería ha hacer si fuese necesario. -
Po no pudo contener sus lágrimas y volvió a abrazar a su padre con fuerza. Li correspondió el abrazo con una complaciente sonrisa dibujada en su rostro. Y cuando ambos se calmaron, Oogway retomó la palabra.
Oogway: - Por fin te convertiste en el panda que estabas destinado a ser. -
Po: - Pero... ¿Cómo supo que yo podría? -
Oogway: - En el día que nos conocimos vi el futuro del Kung Fu... y el pasado. y vi al panda que podría unirlos a ambos. Y por eso te escogí Po. Ambos lados del Yin y el Yang. Y mi digno sucesor. -
Oogway se acercó a Po y le ofreció su impresionante báculo de jade, el cual Po dudó en tomarlo por primera vez.
Li: - Tómalo hijo. Te lo mereces. -
Po: - ¿Está seguro? -
Oogway: - Claro que lo estoy. Además. - Le susurró al oído. - Tengo uno más grande -
Los tres presentes dejaron escapar una leve risa por la broma de Oogway y luego, Po agarró el báculo, y sintió un inmenso poder emanar de él.
Po: - Bueno. ¿Y ahora qué debemos hacer? -
Oogway: - Bueno... nosotros vivimos aquí. Tu eres el que debe decidir si quedarse o irse. -
Po: - ¿En serio es posible? -
Oogway: - No lo sé. Nunca lo he intentado. -
Po: - Pa. Ven conmigo. - Le dijo entusiasmado a Li, pero este lo miró sonriente.
Li: - Po. Mi sitio ahora está aquí. Es aquí ahora donde pertenezco. -
Po: - Te voy a extrañar, Pa. - Po abrazó a su padre
Li: - Y yo a ti. Hijo. - Correspondió el abrazo.
Po se alejó lentamente y sumergió el báculo en las tranquilas aguas. Con un leve movimiento, el agua comenzó a arremolinarse a su alrededor, formando un impresionante símbolo de Yin y Yang, el cual envolvió a Po y lo mandó de vuelta al mundo terrenal.
Po regresó atravesando el círculo de pétalos de durazno con forma de Yin y Yang, formando una enorme esfera que levitaba a varios metros sobre el suelo. Los presentes quedaron atónitos ante tal maravillosa vista: los pétalos viajando a gran velocidad alrededor de Po, mientras él portaba el fabuloso kimono blanco y negro. Pero trás unos instantes, todo desapareció y Po aterrizó sobre el suelo, apoyado sobre sus piernas y su nuevo báculo.
Cuando Po levantó la mirada, lo primero que vió fue al Sr. Ping y a Víbora, los cuales se lanzaron desesperadamente sobre él.
Sr. Ping: - Po. Estás vivo. -
Víbora: - No vuelvas a desaparecer así. Jamás. -
Ambos decían mientras las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Po nunca se había sentido tan feliz de verlos, y los abrazó a ambos lo más fuerte que pudo. Pero no iba a durar mucho. Puesto que todos los residentes de la villa, los Cinco Furiosos restantes, los demás maestros y Shifu, quienes había regresado previamente al mundo de los vivos, se unieron al abrazo grupal con Po en el medio.
Po miró a todos y a cada uno de ellos con alegría, luego, se levantó lentamente y se acercó al cuerpo de Li, quién aún permanecía cubierto por una tela. Po lo cargó, se dió la vuelta y volvió a pasar por medio de todos los presentes.
Todos. Maestros, amigos, familiares y desconocidos, abrieron paso con la cabeza agachada en señal de respeto ante tal sacrificio de Li. Po se acercó al borde del precipicio y miró la tela con tristeza. Po tomó una fuerte bocanada de aire y sopló el cuerpo de Li, el cuál se convirtió en pétalos de durazno y se disipó en el aire, dejando sólamente el trozo de tela, el cual Po agarró y la apretó con fuerza.
Víbora: - Po. Cuanto lo siento. - Dijo mientras se acercaba lentamente a dónde él estaba.
Po: - Está bien. Al menos pude despedirme. -
Po se agachó y tomó a Víbora y la sujetó entre sus brazos. La serpiente estaba sumamente apenada, pero cuando alzó la cabeza para mirar a Po, el panda tenía la mirada perdida en el horizonte.
Víbora: - ¿Y ahora qué? - Preguntó cuando pudo superar un poco la pena, mirando con cierto alivio el rostro sereno de Po.
Po: - ¿Ahora?... regresaremos a casa.
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Muy bien. Ahora un poquito de improvisación.
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Los años pasaron y el Palacio de Jade había sido reconstruido, y la mayoría de los tesoros habían sido recuperados. En el interior del Salón de los Héroes, un panda ya de unos cuarenta o más años de edad estaba sentado sobre sus rodillas, meditando frente a una de las paredes del local. Vestía un elegante kimono negro, con un dragón dorado tejido con sumo detalle, cuando de repente.
Niños: - Maestro Po. Maestro Po. -
Po se despierta y mira cómo cuatro niños entraron corriendo hacia dónde él estaba mientras lo llamaban constantemente. Y detrás de ellos, la maestra Víbora que intentaba alcanzarlos.
Víbora: - Disculpa, cariño. Pero ellos querían despedirse de su maestro. - Po apoyó la mano en el piso, permitiendo que Víbora trepase por su brazo y descansara sobre su cuello.
Po: - Está bien. No hay ningún problema. Díganme niños. ¿Aprendieron mucho hoy? -
Niño 1: - Sí maestro. Hoy aprendimos mucho. - Decía algo entusiasmado.
Niña: - Las clases son muy divertidas. -
Niño 2: - ¡Y asombrosas! -
Niño 3: - Maestro. ¿Qué es eso? -
Po desvió su mirada y vió que el niño estaba señalando algo con su mano. Po levantó la mirada y era nada más y nada menos que el martillo de piedra de su padre, el cual descansaba ahora sobre un pedestal en el Salón de los Héroes.
Po: - Eso le perteneció a un panda muy valiente. Un panda que dió su vida para salvar a China... y a mi. - Les decía mientras caminaba con ellos hacia las puertas del salón.
Niños: - Wao. -
Niño 1: - Maestro. Maestro. ¿Puede contarnos historia acerca de él? -
Po: - Lo haré. Pero será mañana. Ya es tarde y sus madres esperan por ustedes. Vayan. -
Niños: - Está bien. - Decían algo descontentos mientras bajaban las escaleras del palacio.
Po: - Niños. - Dijo tras un largo suspiro.
Víbora: - Siempre tan ocurrentes. -
Po: - Si. Lo son. -
Po alzó la cabeza y vió con alegría la estatua de Oogway que había sido reconstruida. y justo al lado, una estatua del maestro Shifu... y otra de su padre Li.
-Fin-
Bueno. Hasta aquí llegó la historia. He de decir que disfruté mucho escribiéndola incluso estas últimas escenas me sacaron un par de lágrimas.
Sólo les puedo decir: Muchas gracias por haber leído hasta este punto. Espero que les halla gustado la propuesta tanto cómo a mí, e invitarlos a que revisen las demás historias que he escrito. Muchas gracias.
