Sr. Ping: - ¿Está todo bien, hijo? No has querido decir nada desde ayer. -
Po: - Lo siento, Pa. Es solo... que estoy muy frustrado. -
Sr. Ping: - ¿Frustrado? ¿Por qué? -
Po: - El maestro Shifu me puso a cargo de los Cinco Furiosos. Dijo que yo sería su maestro a partir de ahora. ¡Yo! ¿Qué podría yo enseñarle a ellos? -
Sr. Ping: - Bueno. Supongo que si Shifu lo hizo es porque vió algo en ti. -
Po: - El dijo lo mismo. Pero es que yo aún no estoy listo para ser maestro. - EL Sr. Ping le respondió con una sonrisa.
Sr. Ping: - Oh, Po. ¿Crees que yo estaba listo para ser padre cuando llegaste a mi puerta? Claro que no lo estaba. Al principio cometí muchísimos errores, pero con el tiempo fui aprendiendo, hasta que pude convertirme en un padre más o menos decente, creo yo. - Po lo miró con admiración y le dió un abrazo.
Po: - Pa. No podría pedir un padre mejor. -
Sr. Ping: - Gracias, hijo. - Los permanecieron por unos segundos hasta que una voz los interrumpió.
?: - Eh. Buenas. ¿Hay alguien? Quiero hacer una orden de fideos. -
Sr. Ping: - ¡En seguida, señor! - Gritó desde la parte de atrás de la cocina.
Po: - Tranquilo, Pa. Yo atiendo esta. Ya creo que debo estirar las piernas. -
Po se levantó de la silla un poco más animado y regresó a la cocina a hacer el pedido, pero cuando ambos atravesaron la puerta que daba al restaurante, se llevaron una gran sorpresa.
Del otro lado del mostrador se encontraba un enorme pando barrigón, tal como Po era antes de unirse al Kung Fu, pero más viejo. Po y el panda se miraron sorprendidos, hasta que este reaccionó.
Panda: - No puede ser. ¡Estás vivo! - El panda se apresuró a abrazó a Po por sorpresa. - Pensé que también habías muerto esa noche. -
Po levantó la mirada y vió los ojos llorosos del panda, confundido, pero se hacía una vaga idea de quién era.
Po: - ¿Cuál noche? -
Panda: - La noche en la que Shen arrasó la villa. -
Po quedó impactado. Ya tenía seguridad de quién era ese panda. Aún así le costaba creerlo. El resto de los comensales se quedaron mirando atónitos la escena, hasta que el Sr. Ping intervino.
Sr. Ping: - Muy bien, todos. El restaurante cierra por hoy. -
Cliente: - Oiga. Pero ya pagué por la comida. -
Sr. Ping: - Llévense su plato. Lo que no han pagado se pueden retirar también. Solo por hoy. -
Los comensales abandonaron el recinto y el Sr. Ping cerró las puertas del restaurante en plena hora de almuerzo. Po y el Sr. Ping se sentaron en una mesa frente al panda que no dejaba de sollozar, y esperaron a que este se calmara un poco.
Po: - Cuéntame. ¿Qué pasó esa noche? -
Panda: - Cuando Shen atacó con su ejército de lobos nos tomó de imprevisto. Muchos murieron ese día. Tu estabas a las afueras de la casa, y vi como dos lobos se lanzaron sobre ti. Tomé mi martillo de cuando trabajaba en las minas y me apuré a salvarte. Tu madre te tomó en sus brazos y le ordené que corriera lo más lejos que pudiera. Esa fue la última vez que la vi con vida. - Dijo destrozado y haciendo una larga pausa. - Algunos logramos sobrevivir, y no ocultamos en una villa escondida en las montañas. -
Sr. Ping: - ¿Y cómo nos encontraste? - Decía algo desconfiado.
Panda: - No lo puedo explicar con palabras. Tan sólo pasó. De repente, sabía que tenía que venir hasta aquí. Fue como un mensaje del universo. -
Sr. Ping: - Eso suena bastante raro si me permite decirlo. -
Po, el Sr. Ping y el panda, cuyo nombre era Li Shan, quedaron hablando por un rato en el restaurante sobre todo lo que había pasado estos años. Li le contó cómo los pandas sobrevivientes lograron prosperar en las villa escondida sobre las montañas "arriba del mar de nubes", añadió. Por otro lado, Po le contó cómo se había convertido en el Guerrero Dragón y las cosas que había pasado.
Li sintió cierto alivio al escuchar de Po cómo este derrotó a Shen y lo hizo pagar por sus crímenes y atrocidades. La noticia no lo reconfortaba, pero sentía cierto regocijo al saber que su esposa, la madre de Po, había sido vengada.
La conversación fue bastante tensa. Teniendo en cuenta que el Sr. Ping no aceptaba en hecho que un extraño se apareciese de la nada y aclamar que Po era su propio ojo, teniendo en cuenta todos los años que dedicó a cuidarlo y a amarlo. Pero el más incómodo era el mismo Po, quién se encontraba entre su afligido padre biológico, y su malhumorado padre adoptivo.
De pronto, se sintió un estruendo proveniente del interior del pueblo y Po sobresaltó alertado.
Li: - Hijo. ¿Qué está pasando? -
Po: - No lo se... Pa. - Decía algo dudoso mientras miraba al Sr. Ping. - Pero algo no está bien. -
Entonces, Grulla descendió de los cielos y se acercó a donde Po estaba.
Grulla: - Po. Necesitamos tu ayuda. -
Po: - ¿Qué ocurrió? ¿Bandidos? -
Grulla: - No. Esto nunca antes lo habíamos visto. - Dijo preocupado, sembrando una gran incertidumbre en los corazones de Po y sus dos padres.
