33


Edward

—No lo sé, hombre, ¿quién mierda quiere trabajar sólo dos días a la semana? —Paul menea la cabeza, golpeando el reposabrazos del sofá con su dedo.

Seth lanza una risa.

—¿Quién no quisiera trabajar sólo dos días a la semana? —se sienta, sosteniendo el tazón de palomitas en su regazo. Lo ignoramos.

—Entonces contrátalo para los cinco días, gordo—murmuro—. Sería bueno tener a alguien más el fin de semana. Se pone loco, hombre.

—Seh—Seth asiente, masticando—. Mira, el asunto de pasear por el lugar llevando cervezas fue buena idea. Funcionó, ¿no? La barra está más despejada.

Paul asiente, pensativo y mirando a la nada.

—Seth, tienes que ayudarme, hombre. Saca la cabeza de tu culo—lo codea.

Seth rueda los ojos.

—¿Ayudarte? Siempre hablas como si no hiciera una mierda—se chupa los dedos y luego enumera con ellos—. Mantengo el lugar limpio, la bodega ordenada, la estaba haciendo de guardia de seguridad, ¿qué más puedo hacer?

—Toma esos cursos, hombre. Dijiste que lo harías y sería genial si tú también tuvieras una idea de lo que pasa detrás de escena—Paul mueve las manos frente a él, abarcando el espacio.

—Los tomaré, Paul—Seth gime—. El siguiente semestre. En enero. Es puto octubre, no puedo hacer nada ahora.

—Podrías estudiar con libros—murmuro, inclinándome para alcanzar mi cerveza. Paul asiente, en acuerdo.

Seth refunfuña.

—No soy idiota, ¿de acuerdo? He estado leyendo cosas.

—Está bien entonces. Lo siento, Seth—le palmeo el hombro y él aleja mi mano de un manotazo. Entonces Paul comienza a picarle las costillas y él ríe.

—¡Aléjate, perra! —se retuerce, casi tirando las palomitas.

—Eh tú, ¿ya le contaste a Bella sobre Lauren? —Paul me golpea la espalda, cruzando su brazo sobre Seth.

—No—respondo—. Y será mejor que así se quede.

—Creí que planeabas decírselo—objeta Seth, recordando la plática que tuvimos en la cocina.

Y ahora le estoy ocultando dos cosas a Bella: la pelea y el hecho de que Lauren revolotea alrededor en One Eyed. No es como si ella hubiera intentado algo, no lo hace. No es ese tipo de chica. Ella sólo anda alrededor y se mantiene alejada de la barra el mayor tiempo posible, sólo se acerca cuando Seth la arrastra tras él.

Y no me gusta ocultarle cosas a Bella. Estaba pensando en decírselo, antes de que tuviéramos esa discusión sobre las fotos. Es celosa. Y no deseo lidiar con eso justo ahora.

—Lo haré después. No estoy listo.

Paul se ríe.

—¿Qué? ¿Le tienes miedo?

Seth se carcajea ruidosamente y me palmea la espalda. Una palomita sale volando sobre mi hombro.

—No, idiota. Es sólo que… no lo sé—me revuelvo el pelo—. Es celosa.

—Uuhh—canturrea Seth—. ¿Es manipuladora también?

—No—sacudo la cabeza, mirándolos sobre mi hombro. Mantienen sus brazos cruzados y ambos arquean la ceja al mismo tiempo—. Sólo no quiero lidiar con eso justo ahora. El otro día… fui a tomar unas fotos, ¿lo recuerdan? —ellos asienten—. Y eran fotos un poco… de desnudos y las vio y se puso celosa.

—¿Desnudos? —Seth abre mucho los ojos—. ¿Ahora le haces a eso? El otro día estaba pensando que tal vez puedas tomarme unas.

—¡No! No eran pornográficas, eran más bien…

—¿Es la pelirroja que publicaste en Instagram? —Paul pregunta.

—Seh, esa misma.

—¡Oh, vi esa! —Seth exclama—. Pues a mí me parecieron muy lindas, la chica es preciosa. ¿Sabes si tiene amigos guapos? —come una palomita y alza las cejas, expectante.

—Sólo sé su nombre, Seth—le ruedo los ojos—. Bueno, Bella no se lo tomó muy bien. Está muy reciente, le contaré sobre Lauren después.

—Yo también me hubiera enojado—dice Paul, bebiendo el último trago de su cerveza—. Estaba buena. Pásame su Instagram.

—No te voy a pasar…

—¡Feliz Octubre!

Bella grita desde la entrada de la sala, haciéndonos saltar.

—¡Santa madre de Dios! —Seth se oprime el pecho.

Bella está ahí, sosteniendo una canasta con manzanas y duraznos y lleva una diadema de diabla. Voy hacia ella para tomar la pesada canasta de sus manos.

—¡Eres como un gato! —Seth chilla—. Te pondré un cascabel.

Me inclino para besarla y ella sonríe después de eso, mirándonos.

—Traje fruta. Son los últimos duraznos de la temporada—me pica el pecho.

Gimo, disgustado.

—¡Duraznos, asombroso! —Paul aplaude y le lanzo uno.

—¿Por qué eres una diabla? —Seth pregunta, mirando sobre mi hombro y alcanzando una manzana.

Dejo la canasta sobre el pequeño sillón de la esquina.

—Porque es octubre, duh—Bella rueda los ojos—. La gané porque adiviné todos los tipos de manzanas.

—Qué lista—Paul la señala, una esquina de su boca alzada.

—Traje también calabazas. ¿Quieren tallarlas? —señala sus espaldas con el pulgar.

—¡Si! —Seth grita, corriendo por el pasillo—. ¿Dónde están?

—¡En mi cocina! —ella grita de vuelta y ellos desaparecen por la puerta hacia el jardín. Ella ríe entre dientes, mirándolos. Son como dos niños pequeños.

—¿Y tú? —me pica el pecho otra vez—¿Quieres tallar calabazas y ensuciar mi cocina?

—Sólo si ensuciamos tu habitación después.

—¿No preferirías…—me jala por el cinturón y pasa su mano por mi pecho—ensuciar la bañera?

No hace falta decir que estoy ansioso por esta noche.

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Seth y yo dibujamos sobre las calabazas de Bella y Paul mientras ellos pelean por el mejor sabor de pizza. Bella va a debatir, pero Paul la manda a callar con un dedo, llevándose el celular a su oreja.

—Al menos una de queso—ella implora, uniendo sus manos—y pide Dr. Pepper.

—Coca-Cola—él finaliza. Bella hace una pedorreta.

—Eres bueno dibujando—ella comenta, colocando sus manos en mi hombro y apoyando la barbilla sobre ellas. Besa mi cuello—. Se ve tremendamente aterradora.

La miro aburrido. Ella ríe.

Para cuando comenzamos a tallar las calabazas, la pizza ya llegó, así que cenamos entre pulpa y semillas, de pie, alrededor de la encimera de Bella.

—¿Qué vas a hacer en Halloween? —Seth pregunta, apuntándola con el cuchillo. Ella se hace hacia atrás.

—Oye, cuidado con mi cara. No lo sé, creo que mis amigas quieren hacer una fiesta.

Eso es nuevo, no lo había mencionado antes. Se echa el cabello sobre el hombro y se inclina para seguir tallando. Su trasero toca mi muslo y miro hacia abajo. Dios, está usando una tanga. Mi pene se retuerce dentro de mis boxers.

—No hagan nada—Seth ordena—. Ven a la Noche de Halloween de One Eyed Pete. Estás cordialmente invitada. Trae a toda la gente que conozcas.

—¿Desde cuándo estamos teniendo una Noche de Halloween? —Paul pregunta, entrecerrándole los ojos.

—Desde ahora, Paul—Seth rueda los suyos—. Todo el mundo llevará un disfraz. Será asombroso.

—De acuerdo. Iré. ¿Está bien? —me pregunta.

—Si, claro.

Y pensándolo bien, seguramente Lauren también será invitada. Porque obviamente Seth la invitará. Mierda. Espero que una de las dos use una máscara durante toda la noche para que no se reconozcan.

El trasero de Bella tallándose contra mi muslo me saca de mis pensamientos y logro ver una pequeña sonrisa en sus labios. Sabe lo que está haciendo. Le doy un apretón a su culo cuando Paul y Seth están distraídos, peleando por un cuchillo.

Bella me guiña.

—Pronto—susurra, antes de lamerse el labio inferior y atraparlo en sus dientes sin perder su sonrisa coqueta.

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—Creí que te dolían los pies—murmuro, señalando con mi barbilla los zapatos de Bella. Está usando tacones y un atuendo blanco, con chaqueta incluida, que luce caro.

Ya ni siquiera me importa de qué material está hecha su ropa.

Pasamos el día entero buscando disfraces para la Noche de Halloween, que es en una semana, y expresó frecuentemente lo mucho que sus pies dolían. Lo bueno que salió de todo esto es que nuestros disfraces están listos. Paul y Seth se decidieron en la tienda. No les tomó mucho y lo vi venir tan pronto como noté a Seth caminar hacia el disfraz de Luigi.

Bella me detuvo cuando alcancé un disfraz de vampiro, con capa incluida.

—¿Desde cuándo crees que tienes libre elección en esto? —comentó, jalando mi mano—. Si hice que tuviéramos atuendos a juego en mi cumpleaños, ¿por qué crees que algo tan importante como Halloween sería la excepción?

—¿No quieres disfrazarte de vampira? He estado pensando que son bastante sexys—dije.

—Mmm, dejaré que me muerdas esta noche si eso quieres, pero esto es lo que estamos buscando—solucionó, apuntando hacia sus disfraces planeados.

—Es una fiesta, Edward—rueda los ojos y antes de que pueda responder, sonríe a mis espaldas. Paul y Seth están entrando a mi cocina—. ¡Gracias otra vez, Paul! ¡Eres lo máximo! —golpea su hombro con el puño y él asiente.

—Es lo menos que puede hacer. Es decir, lo estoy dejando vivir en mi casa—le entrecierro los ojos y él rueda los suyos, agitando su mano desdeñosamente.

—Al menos traigan sobras—comenta Seth, al terminar de beber agua—. ¿Por favor?

—Prometo las mejores sobras del mundo—Bella asiente, satisfecha.

—¿Es esa una…—Paul estira la mano y toca la chaqueta de Bella— ¿estás usando Chanel? —pregunta, impresionado.

—Sip—y ella incluso se echa el cabello detrás de los hombros para que ellos la admiren.

—Ah—dice Seth—vi un atuendo igual en Walmart.

Paul y yo nos carcajeamos mientras Bella le da una mirada letal a Seth.

—¿Disculpa? Quisieras—ella aleja su mano, que está acercándose a tocar el material, con un manotazo—. No te traeré sobras.

—¡No eres tan mala! —él comienza a hacer berrinche, pero lo interrumpo.

—¿Acaso no es tarde? Ya pueden irse.

Ellos me miran mal y golpean mi pecho al salir de la cocina.

—¡Nos vemos luego! —grita Seth desde la puerta.

Están listos para ir al bar y Paul, benevolentemente, me dejó libre por la noche luego de que Bella se lo rogara, diciendo que era de vital importancia que yo fuera su acompañante en la fiesta de cumpleaños de su tío. Le debo una a mi nena. Necesito un descanso del bar.

Ayer regresamos a casa alrededor de las 3 AM porque tuvimos que limpiar el lugar al terminar en un intento por dejarlo listo para esta noche ya que no tendríamos oportunidad de encargarnos de eso hoy, por el asunto de la búsqueda de disfraces y todo eso.

Me trueno el cuello y le sonrío a Bella.

—¿Lista?

Ella asiente antes de tomar mi mano y seguirme.

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Estamos a punto de llegar, luego de que ella repite otra vez las indicaciones porque no recuerdo en dónde está la casa de sus tíos, cuando Bella baja el volumen de la radio y se gira en su asiento para encararme.

—¿Qué pasa? —cuestiono, alcanzando su mano para besarle el dorso.

Sus ojos se mueven ansiosos y suspira.

—Muchas personas estarán en esa fiesta—dice y comienzo a creer que sólo está a punto de hacerme saber que habrá muchas presentaciones superficiales, que tendré que sonreír y dar apretones de mano—. Y una de esas personas es Jake.

Oh, mierda.

Jamás pensé en eso.

Y ahora recuerdo que ella mencionó en algún punto que el padre de Jake es socio de la compañía y luego también recuerdo el gran hecho de que fueron amigos durante toda la vida.

¡Mierda! Estuvimos enredados en una pelea fea.

¿Por qué? ¿Por qué mi jodido cerebro no fue capaz de hacer suposiciones?

Me encojo de hombros, pareciendo casual.

—Está bien, nena.

Esto va a ser interesante.

E incómodo.

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Encontramos un lugar cerca de la entrada. Bella dice que está apartado para nosotros y estoy a punto de entrecerrarle los ojos y decirle que está llena de mierda cuando un chico usando un esmoquin se acerca a inspeccionar.

Bella abre la puerta y él sólo sonríe.

—Hola, Ricky—saluda—. Apuesto a que no creías que fuera yo.

—Hola, Bella, ¿cómo estás? —él lleva las manos a sus bolsillos y se balancea en su lugar.

—Bastante bien. Ricky, este es mi novio, Edward. Edward, él es Ricky, un gran amigo de la familia.

Lo saludo, apretando su mano y llevo mi mano libre a la espalda de Bella. Ricky sigue el movimiento y puedo apostar que tiene un enamoramiento con mi chica.

—Bueno, pasen. Tengan una linda noche—se hace a un lado, como si no hubiera suficiente espacio en la gran entrada a la mansión de los tíos de Bella.

Bella le da una sonrisa y yo simplemente la sigo. Ella se aleja de mi toque en su espalda y entrelaza su brazo con el mío.

—Siempre hacen la fiesta adentro, algunas personas salen al jardín luego de un rato—Bella explica y mira al cielo—. Por el clima.

El cielo está nublado y hay algo de viento, pero dudo que vaya a llover pronto. Cuando entramos a la casa, el aroma a calabaza y olores otoñales nos asaltan. El lugar está adornado con luces, algunas velas y arreglos florales.

Bella ni siquiera le presta atención a la decoración y me guía hacia la sala.

Aunque no es la sala en la que estuvimos en su cumpleaños. No sé qué tipo de habitación sea, pero luce como una sala de estar.

Pasea su vista y encuentra un sofá blanco libre.

—¿Qué? ¿Esto también estaba apartado para nosotros? —pregunto. Ella rueda los ojos antes de sentarse y pegarse a mí—. ¿Qué sueles hacer en esta fiesta?

Bella dijo que cada año su familia organiza una fiesta de cumpleaños para Eleazar, pero es más vista como una oportunidad para hablar con socios y conocer a clientes potenciales. Debe ser horrible, continuar hablando de trabajo en tu cumpleaños, actuando formalmente fingiendo interés en la vida de un desconocido sólo porque quieres su dinero. ¿Acaso Eleazar no tiene el deseo de, literalmente, no hacer nada? ¿O tal vez sólo una cena con su familia?

Le hice saber a Bella mis pensamientos y ella sólo se encogió de hombros.

—No lo sé. Es raro. Por un momento creí que su perspectiva cambiaría cuando mi papá murió… no lo hizo.

Parecía pensativa y nublada, así que no seguí hablando al respecto.

—Sólo paseo por el lugar. Algunas veces Eleazar me atrapa y me incluye en conversaciones de negocios, hasta que me escurro y encuentro a Emmett. O él nos atrapa a ambos—responde, paseando su vista por la habitación—. Por eso estoy feliz de que quisieras venir—palmea mi muslo con una sonrisa—. Ahora puedo pasar la noche con alguien que me interesa.

Un mesero pasa frente a nosotros, cargando una bandeja de canapés.

—¿Puedo tener esa? —Bella pregunta, deteniendo su andar. El hombre la mira interrogante—. Soy Bella Swan—se lleva la mano al pecho, señalándose y le da una brillante sonrisa al hombre.

—Seguro—él se apresura a tenderle la bandeja completa y le da una sonrisa nerviosa—. Disfrútelo, señorita Swan.

Jodidamente increíble.

—¿Podemos tener dos copas de vino, por favor? —ella pide, con su voz más dulce, colocando la bandeja de canapés en su regazo.

—Por supuesto. Enviaré a alguien aquí para que le sirva—él promete.

Bella asiente y el mesero se aleja. Le doy una mirada asombrada. Ella se encoge de hombros, antes de meterse un canapé de queso crema y uvas a la boca.

—Estás saliendo con Bella Swan, Edward. Ahora come.

Tomo un canapé.

—¿Qué es esto? —arrugo la nariz, observando la mezcla morada adornada con champiñones.

—Oh, esos son de remolacha y champiñones. Y eso es romero—ella dice.

—Asqueroso.

—Toma, este te gustará—asegura, metiendo a mi boca la infame comida—. Es de queso y salmón ahumado.

—Es bueno—acepto, alcanzando otro.

—Y también robo bandejas de canapés y vino—ella agrega cuando un mesero nuevo llena nuestras copas de vino blanco—. Muchas gracias.

Terminamos la bandeja, Bella comiendo los de remolacha y champiñones y yo comiendo los de queso, uvas y salmón. Su brazo está enredado permanentemente con el mío y luce entretenida con su vino, mirando casualmente hacia las personas en la habitación.

La observo en su elemento, agitando elegantemente su pierna, con su postura recta y su sonrisa gentil para todo el mundo que le asiente a la distancia.

Para cuando ella vacía su copa de vino, ya me siento demasiado fuera de lugar. Sin importar que esté usando un traje y comiendo canapés gourmet.

Bella no se despega de mi lado y nunca me hace sentir incómodo, pero… no lo sé. Esto es demasiado.

—¿Quieres que rellene eso? —pregunto, asintiendo hacia su copa.

—Oh, seguro—acepta—. Seguramente encontrarás a un mesero por ahí… o ¿quieres que vaya contigo? —está poniéndose de pie, pero la detengo.

—Lo tengo. No me tardo—le aseguro.

Necesito caminar alrededor, reconocer el lugar, desenvolverme en esto. Me sentiré más cómodo de esa forma que escondido en un rincón de una mansión. Tengo que esforzarme, guardarme mis comentarios sobre los ricos como ellos, porque Bella es uno de ellos. Esta es su vida y su gente, a pesar de que la mayoría de los invitados no sean importantes para ella. Tengo que hacerlo por mi nena. Estoy seguro de que ella haría algo así por mí.

Encuentro a un mesero cargando una botella de vino y me acerco a él. Ni siquiera he abierto la boca para pedirle más cuando él ya está rellenando nuestras copas.

—Gracias—murmuro y él asiente en silencio.

Bella no está en nuestro sofá cuando regreso. Está vacío y ella no se ve por ningún lado. Bueno, quería explorar el lugar, ¿cierto? Más vale que la encuentre.

Dirijo mi vista a la marea de gente, tratando de encontrar su cabello castaño o su caro traje Chanel cuando alguien toca mi brazo.

Es Carmen.

—¡Edward, hola! —me inclino, correspondiendo su beso en la mejilla—. ¿Cómo estás? ¿Estás disfrutando la fiesta?

No, para nada.

—Claro, es divertido—miento descaradamente y ella sonríe, mirando alrededor antes de regresar sus ojos a mí—. Bueno, ya que Bella no está aquí, ¿te gustaría probar mis bollos?

¿Qué?

Ella está hablando de pan, ¿verdad? Por favor que sea pan. Haz que sea pan.

—¿Qué? —murmuro, con una sonrisa nerviosa en mi boca, ¿de qué habla esta señora rica?

—Mis bollos—ella repite—. ¿Te gustaría probarlos? —y luego toca mi antebrazo. Brevemente, pero lo hace.

Mierda. No sé qué hacer.

Miro hacia la derecha, encontrando a Bella.

—¡Oh! Ahí está Bella, será mejor que vaya. Vuelvo en un rato—finalizo y me alejo de ella. ¿Qué mierda fue eso? ¿Estaba coqueteando o quería que comiera su comida?

Jodidamente incómodo.

Le tiendo su copa a Bella y ella me sonríe, al igual que la rubia frente a ella.

—Melissa, este es mi novio, Edward. Edward, ella es Melissa, una amiga.

Melissa asiente con la barbilla, mirándome de la cabeza a los pies y extiende su mano. Estoy a punto de corresponderle el saludo cuando Bella me detiene.

—¡Oh! Si yo fuera tú no lo haría—le dice—. Está enfermo, no querrás enfermarte, ¿verdad? Fue bueno verte, Melissa—Bella aprieta mi mano y me jala detrás de ella.

Le doy una sonrisa breve a la tal Melissa y sigo a Bella entre la multitud, sosteniendo mi copa cerca de mi pecho.

—No estoy enfermo, ¿qué fue eso?

—Me robó a un novio. No dejaré que ustedes dos tengan algún tipo de contacto—dice esto en tono casual, como si no hubiera sonado toda posesiva y controladora.

Pero tengo cosas más importantes que discutir justo ahora.

—¡Hey! ¿Qué ocurre con tu tía?

Bella se detiene antes de beber, ladea la cabeza, curiosa.

—Me preguntó si quería probar sus bollos, ¿qué mierda? Habla de pan, ¿cierto?

Bella arquea las cejas antes de carcajearse, incluso lanza su cabeza hacia atrás.

—¿Qué? —pico su estómago.

—¡Hace lo mismo todo el tiempo! —se cubra la boca con la mano—. Si, Edward, habla de pan. Le hemos dicho que no lo diga de esa forma, pero ella simplemente no entiende el doble sentido. Andando.

—¿A dónde?

—A probar sus bollos—me guiña, antes de girarse y dejarme ahí.

Así que tengo que alcanzarla con tres zancadas.

—Tu familia es jodidamente rara—le hago saber.

Ella asiente, antes de entrelazar nuestros dedos.

—Lo sé.

Nos escurrimos entre la multitud, rozando hombros y encontrando pequeñas brechas espaciosas. Justo cuando estamos por entrar a la cocina, alguien que conozco está saliendo de ella.

Si, era cuestión de minutos para que el infierno se desatara.

—Oh, hola—Bella murmura, deteniéndose en seco y chocando contra mi pecho, casi haciéndome derramar mi vino.

—Bella—Jake asiente y me mira. Sus ojos brillan por el reconocimiento y mi estómago se retuerce en anticipación. De verdad espero que él no comente nada, no es momento de contarle a Bella sobre la pelea.

Mierda, sabía que debí contarle antes.

Junto a Jake, una chica castaña nos mira. Es Vanessa. Esto sólo se ha vuelto más incómodo.

Sujeto a Bella por la cintura cuando sus dedos se resbalan de los míos.

—Bella, esta es Vanessa, mi novia—comienza Jake—. Vanessa, ella es Bella.

Todos notamos el hecho de que él no dio explicaciones sobre quién era Bella. Ella le da una sonrisa pequeña a Vanessa y asiente en su dirección.

—Hola, un placer. Él es Edward—Bella se escurre hacia un lado, mostrándome a ellos y enreda su brazo con el mío, sujetando también mi mano en el proceso—. Edward, él es Jake, un amigo de la infancia. Y su novia, Vanessa, ¿cierto?

Oculto una sonrisa. Ay Bella, como si su nombre no estuviera grabado en tu memoria. La novia de Jake asiente brevemente antes de mirar alrededor, fingiendo indiferencia y no estar interesada en la conversación. Claro, como si no fuera a seguir con la mirada a Bella durante el resto de la noche.

—Genial—comenta Jake—. Es bueno conocerte—estira su mano y la sostengo. Sus ojos no dejan los míos y su apretón de manos me hace pensar que también es una tregua.

—Finalmente—añado, sólo por decir algo.

—Íbamos a buscar algo de comida—interviene Bella—. ¿Están disfrutando la fiesta?

—En realidad no—responde Jake y ellos comparten una risa cómplice.

Ante esto, Vanessa regresa su atención a la conversación inmediatamente y taladra con la mirada a Bella.

—Lamento eso—murmura Bella, indiferente—. Vamos, bebé, encontremos comida—dice, jalando mi mano.

Vanessa y Jake se hacen a un lado sin mirarnos y luego Bella menea la cabeza cuando estamos lejos.

—¿Fue tan incómodo para ti como para mí? —pregunta en un murmullo, entrecerrando los ojos en un intento por ver dentro del horno.

—Creo—respondo evasivamente. Ahora estoy ansioso de que Jake le cuente lo sucedido.

Miro hacia la entrada y ellos continúan ahí. Jake me está mirando, ignorando lo que Vanessa dice.

—¿Buscando bollos? —la Sra. Cope pregunta, apareciendo de la nada.

—Así es—Bella asiente, con una gran sonrisa—. ¿Están aquí?

—¿Dónde más estarían? Les traeré un plato, cielo.

Ellas se encargan de servirlos mientras las miro ausentemente. Los ojos de Jake me están perforando la espalda. Es claro que sabe que no se lo he contado a Bella, o probablemente cree que no lo conocía antes de la pelea, tal vez crea que ni siquiera sé quién es.

—¿Qué pasa? —Bella pregunta antes de lamerse el dedo y tenderme mi plato—. ¿Tan mala es la fiesta?

Le sonrío.

—Un poco.

Ella ríe y trepa a un taburete. Hay movimiento en la cocina, meseros entrando y saliendo, la comida reposa sobre la encimera, la estufa… está por todos lados. Tomo un asiento junto a Bella y la sensación de que sólo estamos estorbando no se va ni cuando muerdo el caliente bollo relleno de queso y jalapeños.

—También tiene tocino—dice Bella.

—¿Así que sólo vienes a la fiesta de Eleazar a comer? Él ni siquiera está alrededor. ¿Ya le deseaste un feliz cumpleaños?

Se encoge de hombros.

—Lo haré cuando lo vea. Ahora…—se inclina hacia mí, descansando su barbilla en mi hombro—¿por qué Jake te observa tanto? ¿Es esto un asunto de ex novio en la misma habitación que actual novio? —susurra en mi oído.

No, no es momento.

—Supongo—resuelvo, antes de besar su sien.

Espero que no se enoje cuando se lo cuente.

Probablemente lo hará. Después de todo, es Bella Swan.

xxx

Después del asunto de los bollos, regresamos a la sala, aunque nuestro sofá está ocupado, pero encontramos un sitio cerca de la fogata apagada porque ¿quién necesita una fogata cuando hay miles de personas metidas aquí? Y Emmett y Rosalie se acercan, saludando y sentándose junto a nosotros. Es bueno ver un rostro conocido finalmente.

Rosalie se acerca a Bella y Emmett y yo escuchamos los inicios de su conversación sobre vestidos de damas de honor. Algo sobre tomar medidas y todo eso, hasta que Emmett me codea.

—¿Ya probaste los bollos de mi mamá?

Ugh, él podría reformular su pregunta, pero cuando lo miro sé que lo hace a propósito.

Ruedo los ojos.

—Su comida, si, son buenos.

Emmett se carcajea, cruzándose de brazos y estirando sus largas piernas frente a él.

—Ella vino a mí preguntando si quería probar sus bollos. Sin ofender, pero fue jodidamente raro—alzo la mano, como si intentara evitar otro de esos episodios.

—Apuesto que te asustaste—sacudo la cabeza, asqueado y él vuelve a codearme—. ¿Qué harás en Halloween? Creo que ellas estaban planeando una fiesta o algo así.

—Trabajo en el bar—le recuerdo y asiente—. Estamos teniendo una Noche de Halloween ahí, Bella irá. Ven.

—¿Es una cosa de disfraces y todo el asunto?

—Seh, creí que Bella los había invitado ya—murmuro y me giro a ella—. ¿No les hablaste de la Noche de Halloween?

Ella me mira por un momento y luego entorna los ojos.

—Pude haber olvidado decírselo a Emmett, ¿por qué no le dijiste? —le acusa a Rose.

Ella se escuda con las manos.

—No lo sé—es todo lo que ofrece.

—Increíble—Emmett chasquea los dientes, dolido.

Estoy a punto de aliviar las penas de Emmett cuando un mesero llama la atención al golpear una copa.

—La cena se servirá. Por favor, tomen sus asientos.

Las personas comienzan a salir de la habitación y Rose pasa un brazo por los hombros de Bella.

—Entonces, ¿qué se siente tener a tu novio actual y a tu ex novio en la misma mesa?

Mierda.

—¿Quién sentó a Jake en la misma mesa que a nosotros? —inquiere Bella, enfurruñada.

—Mi mamá—responde Emmett—. Dijo que le dijiste que seguían siendo muy buenos amigos.

—Jamás le dije tal cosa.

Bueno, esto se pondrá interesante.


¡Hola! Feliz fin de semana. Cristo, Jake y Edward ya se encontraron y él sigue sin contarle sobre la pelea D:

Espero que les haya gustado. Nos seguimos leyendo para ver cómo termina esto.