TRAICIÓN PLANIFICADA

CAPÍTULO 17: VENGANZA

En su infancia Nami no fue más que una niña risueña y traviesa, mas los años la habían conseguido cambiar. Se había convertido en una mujer de armas tomar, que sí, que se ceñía a actuar a espaldas de la gente pero eso la convertía en la más peligrosa. Era una mujer desdichada a la que con sus veinte años el incidente de su hermana le dotó de astucia y suspicacia, pero a su vez, le mermó de ética y compasión.

Dicho con otras palabras, estaba hecha una experta del embuste y de la seducción...

Y tanto que echaría en falta ese barco que tenía como mascarón de proa en la parte de tajamar un encantador león. Sin embargo, por fin había llegado el laborioso momento de despedirse de ellos.

Lo primordial era matar esa pesadumbre que le hacía titubear, de ninguna de las maneras después de llegar tan lejos dejaría que algo de sensiblería por su parte acabara con todo lo que ella había trabajado. Pero francamente, imaginarse la cara de Luffy cuando este se desengañara y viera que la principal presa de su puñalada trapera era él y no otro cualquiera, no era lo que le subía más la moral.

Lo que necesitaba esa noche era ordenar esos pensamientos y seguir con la búsqueda del endemoniado mapa después de un breve descanso.

—Vaya, qué interesante. Conque necesitas anticipar los hechos... No tienes remedio, eres una oportunista —acusaba Kid con tono libidinoso al otro lado del Den Den Mushi.

—No te lo voy a negar. Tengo que aprovechar ahora que está la tripulación hecha trizas. Cuento contigo con que me recogerás en la isla que te diga.

—Ya sabes "Gatita" que mientras me traigas lo te pido no habrá quejas.

—Que no me llames así... Quiero acabar con toda esta mierda lo antes posible. Mañana por la tarde ten por seguro que habré llegado a una isla llamada Arsiren. Es minúscula pero sorprendentemente es una de las más reconocidas por los turistas del Nuevo Mundo —informaba Nami con total frialdad.

—La conozco. Nos llevará una semana o dos llegar allí. Di ¿qué harás si ellos te persiguen? ¿Ya tienes el mapa? No hagas que vaya a buscarte en vano.

—Puedo camuflarme en esa isla durante una semana o dos sin problema. Y no, no lo tengo. Me he dado el capricho de descansar —exhalaba Nami clavando sus ojos desafiantes en la puerta del camarote de los varones —Están muy equivocados si creen que por guardarlo como oro en paño voy a hacer la vista gorda. No conocen a la ladrona de guante blanco que llevan a bordo.


Un sol radiante adornaba el cielo iluminando el gran barco de los Mugiwaras. El primero en despertarse fue Sanji quien empezaría con la rutina: preparar el desayuno. Más tarde aparecieron Brook, Franky, Usopp y Zoro.

Los mencionados se reunieron en la cocina. No hacía falta decir que el ambiente no era el mismo de siempre, se echaba en falta el escandaloso capitán.

—¡Todos quietos! —vociferó Sanji —Nadie empezará a comer hasta que estemos todos.

—Pero Sanji... ¡tenemos hambre! —reprochó Usopp.

—Te aguantas —puntualizó el cocinero mientras le daba una calada al cigarro —Qué extraño... Nami-san ya debería de estar despierta.

—Está en la enfermería reemplazando a Chopper. Iré a despertarla —dijo Usopp levantándose de la silla.

—Chopper también sigue durmiendo... Yo voy a por él —imitó Zoro.

—¡Yohoho! No viene a cuento, pero, ¿habéis visto lo cerca que estamos de una isla?

—¡SÚPEEEEEER! Yo avisaré a Luffy de mientras para que se alegre un poco.

—Pues yo me quedaré contemplando cómo os vais todos —finalizó Brook.

No fue cuestión de mucho tiempo que gracias al francotirador se reagruparon todos muy alarmados. Al fin y a la postre afloró la verdad oculta. En el barco, donde se encontraban todos acongojados buscando a la navegante, por arte de magia Nami se había evaporado. En ninguna de las habitaciones del Sunny la encontraron, no había rastro de ella.

—¡Alguien la ha tenido que raptar mientras dormíamos! —exclamó Chopper ya despierto.

—Muy amable por parte del secuestrador tomarse las molestias de recoger sus pertenencias ¿no crees? —sonrió el espadachín agregando una mirada que acobardaba a cualquiera —Nos la ha jugado bien jugada.

—¡¡Yo es que te mato, lechuga más que podrida!! ¿¡Y ahora por qué tienes el descaro de sospechar de ella de esa forma, eh!? —gritó Sanji.

—Te equivocas. En ningún momento me fié yo de esa bruja.

—¡Tsk...! Solo hay una manera de averiguar si lo que dices es cierto —desafió el rubio.

—¡Ep! ¿Qué está pasando aquí? No me entero de nada —confesó Usopp.

—Lo entenderás en cuanto nos pongamos a buscar el mapa —respondió Zoro.

La remota esperanza de que esa mujer se hubiese ido sin apoderarse del papel por el cual ellos arriesgaban la vida era nula. Así pues, se quedaron sin mapa y sin navegante.

—¡Jodeeer! Es imposible que Nami-san haya estado riéndose en mi cara todo este tiempo. Me niego a creerlo —rabiaba Sanji.

—A esa mujer nunca la debimos haber invitado a la tripulación —despotricó Zoro.

—¿Y se puede saber para qué querría el mapa una chica normal y corriente como ella? Es algo que no acabo de entender —dijo Usopp.

—Cabe la posibilidad de que no sea una persona tan ordinaria como pensamos y trabaje para alguien importante, o que tal vez solo se trate de una mangante cualquiera —supuso Zoro.

—Algo ha tenido que pasar. No es propio de Nami que... —conjeturó el renito.

—No, acéptalo, Chopper. No conocíamos lo suficiente a la mocosa esa para ahora ir excusándola. Seguramente tenía las cosas bien claras desde el principio. La muy rata se ha llevado el precioso Shark Submerge III y eso no se lo perdonaré nunca —vituperó Franky con puro rencor.

—Estoy de acuerdo contigo. Nos ha toreado a su gusto. Tenemos que recuperar el mapa y hacérselo pagar —intervino Brook enojado.

—Eso está más claro que el agua —afirmó el espadachín con rectitud —Seguiremos hacia delante como podamos y la atraparemos. Es evidente que no hay más lugares para esconderse aparte de esa isla que tenemos delante.

—¿Atraparla? Eso suena absurdo —resopló el cocinero —Aún hay que confirmar sus intenciones, bajo ningún concepto permitiré que uséis la violencia contra ella.

—¡Tsk! Eres un pelmazo. Esa bruja se ha aprovechado de la ingenuidad de nuestro capitán y de la nefasta situación en la que se encuentra. ¿¡Es que acaso ves buenas intenciones en todo eso!? —espetó el peliverde.

—¡Ahora sí que me has convencido, Zoro! —reconoció Usopp —Nadie se ríe de nuestro capitán. ¡Vamos a meterle caña al Thousand Sunny!

—Yo también estoy contigo, Zoro. Aunque le tuviera mucha estima a Nami nadie se burla de la buena fe de Luffy —aprobó Chopper.

—¡¡SÚPER!! Vamos a traer de vuelta el Shark Submerge III y entonces le haremos morder el polvo.

—Ya ves cómo está la cosa. No hay otra elección.

—¿Quieres callarte ya, marimo? Estoy de acuerdo con hacerle devolver el mapa. Aun así, no creas que Luffy estará de acuerdo en tomar represalias. Eres el único que tiene esa sed de venganza.

—¿De verdad crees eso? Esa mujer está jugando con fuego, le ha arrebatado la única guía para convertirse en el Rey de los Piratas. Luffy no se va a quedar de brazos cruzados cuando la tenga delante de sus narices —documentó el vice capitán —No conoces la ira de Luffy.

—Eso nunca ocurrirá, pues siento decirte que yo soy el único que entiende lo que ha estado sucediendo en este barco —concluyó Sanji.