TRAICIÓN PLANIFICADA
CAPÍTULO 21: NUEVA ETAPA
Habían pasado dos semanas muy largas. Nami se había dedicado a alternar hoteles para no ser descubierta, se sentía como una delincuente refugiándose de la realidad que la rodeaba. En ese lapso no pudo quitarse de la cabeza aquellos orbes bien negros que le imploraron casi exigiendo que volviera a su correspondiente hogar. Esos ojos se asemejaban a la noche, una muy pura y al mismo tiempo llena de decepción.
Sus pasos eran lentos. Los tacones de sus sandalias se introducían en la arena produciendo agradables sonidos. Ese atardecer, soplaba viento del norte, y el Sol pintaba de colores melifluos el hermoso cielo.
Se quitó la peluca rubia dejando su melena pelirroja a merced del viento, por fin libre, desgraciadamente no como ella, eso pensó al fijar la mirada en aquel imponente barco que venía en su busca.
—Izad las velas —fue lo primero que dijo Nami al verlo.
—¿A qué juegas? —preguntó Kid con el ceño fruncido —¿Pensabas que no me daría cuenta de que te seguían? ¿Piensas traicionarme?
—¿Por qué iba a hacerlo ahora?
El pirata se levantó de la arena sorprendiendo a la chica. Dejándola atrás, se dirigió a los arbustos los cuales delineaban el límite de la costa. En un santiamén averiguaría quiénes habían tenido la desdichada idea de acompañar a la pelirroja hasta ahí. De una patada sacó a las dos personas de la tanta vegetación, dejándolas al descubierto.
—¡¡KYAAAAA!! ¡Ni se te ocurra hacerme algo o te las verás con mis diez mil soldados que velan por mí! —bramó Usopp.
—¡¡YA TE ADVERTÍ QUE ESTO NO ERA BUENA IDEA!! ¡Tendríamos que haber avisado a Luffy...! —sollozaba Chopper.
—¿Qué hacéis vosotros aquí? —Nami había corrido tras Kid en cuanto oyó las voces.
—Lo que me temía... ¡No solo eres una mera ladrona, eres una sucia espía! ¡Lo hemos escuchado todo! —acusó Usopp.
—Luffy aún confía en ti y no descansa ni en las noches porque tiene la certeza de que te encontrará. Él sigue teniendo fe en ti —gimoteó el reno.
—No me importa que Luffy siga creyendo en mí, peor para él. Os utilicé, creo a estas alturas es algo más que evidente —respondió Nami mientras oía de fondo las molestas carcajadas de Kid.
—¿Entonces por qué nos devolviste el... —el narigudo no pudo terminar la oración, pues una patada fue lo que recibió por parte de la joven.
—Idiota, aprende que a veces callar es lo único que puede salvarte la vida. Iros de aquí y buscaos a otra navegante.
—Exacto. Siento deciros que yo soy SU capitán. Hace horas que no ejercito mi cuerpo... A lo mejor a ti te resulta duro de ver, pero déjame que juegue un poco con tus "camaradas".
—Mientras no los mates haz lo que te dé la gana —sentenció y se alejó para no presenciar la escena.
Hacía como una eternidad que no oía rechinar los muelles de ese maldito colchón, pero ahora ya no le resultaba una melodía para sus oídos como en aquel entonces, ahora solo conseguía humillarla y en su cabeza retumbar. Mientras Kid tocaba su cuerpo con desespero, ella se dejaba hacer. No había vuelta atrás, había vuelto a la rutina.
Las lágrimas amenazaban por salir de sus vacíos ojos que habían perdido brillo. Tal vez la causa de su frustración fuese el dolor que le provocaban las ansiosas embestidas de Kid, o el sentimiento de sentirse sometida por un hombre rebajándola a algo tan miserable, o bien, la amargura al comparar esa situación con aquella tan dulce e inocente junto a Luffy en aquel viejo hotel.
Sin duda alguna, Eustass Kid se había desahogado con ella. La dejó desnuda y exhausta en la cama, con la mirada perdida en el suelo. Ese era el precio a pagar por ir a salvar a su hermana.
No se podía mover, le dolía cada célula de su cuerpo. Se mordió el labio inferior con tanta rabia que pudo sentir de inmediato el sabor metálico de la sangre. Él no era tan distinto a aquellos depravados que la trataron como un objeto cuando se vio obligada a prostituirse.
"—Algún día... ¡¡Algún día llévame a esa isla donde pasaste ese infierno, que les patearé el trasero a cada uno de los que tú me digas!!"
Chopper y Usopp regresaron al Sunny llenos de heridas por todo el cuerpo. El omnipotente pirata se tuvo que contener en el último momento porque los pobres estaban para el arrastre. ¿Por qué no los mató? Los quería con vida para que ellos mismos fueran a contarle entre sollozos a su capitán, que su estimada navegante le pertenecía al temible Kid y a nadie más.
—¿¡Por qué no me avisasteis cuando encontrasteis a Nami!? ¿Por qué fuisteis solos? —regañó Luffy.
—Yo la reconocí por el olor y no tuvimos tiempo porque se nos escapaba... —se excusó Chopper —Sniff... Me duele todo.
—Ese hombre es un monstruo... A Chopper y a mí nos ha molido a palos. Cuando despertamos del desmayo ya había desaparecido el barco.
—Así que ella es la navegante de los piratas de Eustass Kid... Quién lo hubiera dicho —dijo Zoro.
—Bueno, ahora que hemos confirmado nuestras sospechas, ya podemos olvidarnos de esa mocosa y centrarnos en lo que en realidad importa —soltó Franky.
—¿Qué quieres que hagamos ahora? ¿Nos olvidamos de ella? —cuestionó Robin sabiendo de antemano la respuesta conociendo la relación que había entre los dos capitanes.
—¡Maldita sea...! Si por lo menos hubiese sabido antes que Nami era la oficial de ese bastardo... —exhaló Luffy —Lo he decidido, necesitamos un nuevo navegante que nos lleve a Erlandia. Iremos al rescate de Vivi.
—Es lo mejor. Ahora que ya no hay dudas, no hay nada más que hacer —suspiró Sanji.
Luffy y Zoro dejaron descansado al resto en el Sunny, mientras ellos se dirigieron a una taberna de esas que están en las calles desoladas, las cuales son consideradas los rincones más peligrosos de la isla por falta de vigilancia. Ahí deberían de encontrar malhechores dispuestos a unirse a ellos.
Entraron a esa mugrienta y oscura taberna infectada de escoria de la sociedad, francamente, igual que ellos. Los borrachos los analizaban de arriba abajo. La mayor parte de los presentes era piratas como ellos que aprovechaban para beber y relajarse sin preocuparse de la policía.
—¡Eh, los mocosos que están en la entrada! Necesito dinero. Si me dais lo que tenéis sin oponeros os lo recompensaré no matándoos ¿qué os parece? —babeó un viejo que apestaba a alcohol mientras se acercaba a ellos.
—Quítate de nuestro camino o te rebano el cuello. No estoy de humor, y él menos —advirtió el espadachín señalando al moreno del sombrero de paja que lo acompañaba.
—¡¡Bark, enseñales una lección a estos mocosos engreídos!! —vitoreaba toda la clientela al unísono.
En el momento que Bark extrajo un afilado cuchillo que siempre llevaba consigo, una mano de goma aprisionó su cara con firmeza. La estrujó para después lanzarlo a la otra punta del establecimiento, sin ningún tipo de reserva.
—¿Hay alguien aquí con dotes de navegación? —preguntó Luffy con una frialdad incuestionable.
La misma tarde que partieron ya le pareció una tortura pasar las horas junto al pelirrojo. Tampoco podía parar de preguntarse si Luffy la odiaba por permitir que Kid hubiera apaleado a Usopp y a Chopper como a perros. Pero qué importaba ya, tampoco es que fuera a volver a verlo para que se lo echara en cara. Todo eso pensaba mientras Kid inhalaba el aroma de su pelo. Había muchos errores en su vida y uno de ellos era él, un monstruo que ya no se molestaba en conquistarla como antes, se había hartado de tantas tonterías.
—¡Capitán! —gritó el pesado de Heat.
—¿Qué? —preguntó Kid sin detener el vaivén de su cuerpo.
—El mapa que nos ha dado ella no es el auténtico. Tras estudiarlo he podido comprobar que la tinta del mapa coincide con la que ella lleva en su mochila y los trazos son muy parecidos a los de otros mapas que tiene. Y acerca de la calidad del papel... me hace dudar.
—Nami, ¿es el auténtico, no? —susurró Kid a la pelirroja que tenía debajo de su cuerpo.
—¿Tú crees que me la jugaría a estas alturas?
—Ya veo... ¡Heat, trae el mapa aquí! ¿Mejor salirnos de dudas, no, Gatita?
