Capítulo 27
Punto de quiebre
Estuvo descansando del susto en el salón y, poco rato después, Bel le fue a buscar para atravesar la montaña Reversia en dirección hacia pueblo Arenisca.
-¿Nos vamos ya? ¿Y la profesora?-inquirió el chico al no verla con ella.
-Me ha dicho que nos vayamos adelantando porque tiene que hacer algunas llamadas, luego viene ella.
-Vale.
Sin mayor dilación se pusieron en marcha saliendo del pueblo hacia las faldas de la montaña.
Reversia se alzaba sobre el pequeño pueblo hasta alcanzar los trescientos cincuenta metros de altura; no era una de las más altas del cantón, ya que el monte Tuerca la superaba por el triple de metros, pero sí de las más singulares de todos. Y es que la presencia de lagos de magma en las cuevas más profundas y lagunas subterráneas de agua fresca en las cuotas más altas del monte llamaba mucho la atención, tanto a científicos como a propios y extraños. Esa combinación de ambientes propiciaba la aparición de todo tipo de pokémon, configurando de esta manera un bioma propio y muy atípico que daba pie a la investigación sobre el terreno. Atravesarlo de cabo a rabo les llevó al menos casi dos horas, ya que debían de bajar a mitad de camino para volver a subir. Pero el paseo les permitió ver de cerca las balsas de magma, situadas en una serie de cuevas subterráneas muy profundas en las que el calor se alzaba hasta casi los sesenta grados centígrados, así como las lagunas, localizadas en espaciosas cuevas bastante refrescantes muchos metros más alto y lejos del calor, donde se podía permanecer más tiempo. El contraste de temperatura y ambiente era asombroso.
-¿Cómo es posible que haya magma en un lugar donde apenas se registra actividad volcánica?-inquirió Rizzo, mientras dejaban atrás la última laguna.
-Eso mismo se preguntan los vulcanólogos más reputados, aunque todavía no hay una explicación que satisfaga a la comunidad científica… ah, mira, brisa, la salida debe de estar cerca. Yo me tengo que quedar por aquí para coger muestras, así que ve adelantándote tú si quieres-le sugirió ella, agarrándose a su bolso.
-Está bien, te veo luego.
Tras despedirse de ella anduvo por unos cuantos minutos más hasta dar con la salida tras una rocosa pendiente; la luz del sol le golpeó en la cara nada más salir y se tuvo que cubrir durante un buen tiempo hasta que sus ojos se volvieron a aclimatar de nuevo, viendo mejor sus alrededores.
Se encontraba en un pequeño cráter donde había varios materiales de construcción y una excavadora amarilla, unas escaleras cercanas le ayudaron a salir de allí, llevándole directamente hasta pueblo Arenisca.
Había oído hablar mucho de ese sitio ya que se caracterizaba por ser un pueblo de veraneo con la playa más grande de toda Teselia, enclavado en una zona costera de lo más bonita y fotogénica que recibía muchísimos visitantes de casi todas partes del cantón e incluso más allá, sobre todo en verano. El resto del año era un pueblo solitario y silencioso, aunque había cambiado mucho desde los dos últimos años; se abrió el acceso a la montaña Reversia a principios de año y para ello se tuvo que demoler la antigua mansión de la familia Finolis, la familia más rica y adinerada del cantón, los cuales se tuvieron que mudar. Además, se había construido un paso submarino que llevaba directamente hasta ciudad Marga, situada más al norte de allí.
Se dirigió al centro pokémon para descansar un rato y pillarse una habitación, ya que pretendía quedarse por allí unos pocos días. Dado que lo de pueblo Ladrillo podía esperar quería aprovechar su estancia allí todo lo posible, y por razones de lo más obvias.
-Playita y buen tiempo sólo significan una cosa: nenas en bikini. Me voy a poner morado-pensó el chico, esbozando una sagaz sonrisita en el rostro.
Sin mayor dilación se dirigió al paseo marítimo para pillarse un bañador y una toalla. No debía perder el tiempo.
-Cada vez falta menos para nuestra primera operación... ¿cómo van los preparativos?
-Están casi a punto, señor, ya tenemos localizado el objetivo, sólo queda esperar y prepararnos para la distracción.
-Bien, muy bien. No quiero contratiempos de ningún tipo ¿me has oído? La última vez que nos abordaron fue un fallo grave por tu parte, espero que no se vuelva a repetir.
-Descuide, señor, me encargaré personalmente de cualquier elemento que pueda distraernos a corto plazo, se lo garantizo.
-Más te vale.
Los dos siguientes días en pueblo Arenisca pasaron mucho más rápido de lo que al propio Rizzo le hubiera gustado; si bien la oferta era amplia y había donde elegir, había mucha más competencia que de costumbre en forma de chulitos de medio pelo, surfistas, skaters y demás fauna urbana de las que él había renegado desde hacía mucho tiempo atrás. Se consideraba un lobo solitario, salía de caza por su cuenta y sin necesidad de un chaperón ni nada parecido, pero debido a la alta demanda encontraba más complicado entrar a las que más le llamaban la atención, estando la mayoría ocupadas o bien sin muchas ganas de darle conversación.
En cuanto al encargo de pueblo Ladrillo el otro día se encontró con la profesora Encina, la cual al verle le avisó de que había terminado con sus tareas pendientes y que se dirigirían para allá a no más tardar, dándole un día más de margen mientras esta vez ella se adelantaba. Por un momento maldijo su mala suerte y el haberse comprometido al ir con ellas en avión, si no fuera por ese estúpido recado tendría más tiempo para él. Aun así lo dejó estar para evitar cabreos innecesarios y optó por aprovechar ese último día a tope para ver si finalmente pescaba algo bueno.
Esa misma mañana se encontraba paseando por la orilla, echando el ojo a un par de morenas cercanas, cuando vio cerca de allí a cierta persona que le era familiar, llamándole de seguido.
-¡Matís! ¡Eh, Matís!
El aludido, al verle aparecer de improviso, pegó un bote tremendo, inquiriendo de seguido.
-Ah, Rizzo… ¿qué haces tú aquí?
-Aquí, pasando la mañana… no sabía que estabas por aquí, haberme avisado ¿cuándo has llegado?
-Ah, justo ayer... aunque ahora mismo no voy a poder...-murmuró el aludido, visiblemente nervioso, aunque antes de que pudiese continuar fue cortado por Rizzo, el cual comentó.
-Eh, tío, he visto a un par de churris aquí al lado que están tremendas, vente, vamos a conocerlas.
Si bien por lo general Rizzo cazaba en solitario en un momento como ese dos cerebros pensaban más que uno, aumentando además las posibilidades, por lo que no le importó que su amigo le acompañara.
-Eh, no, mejor no… es que ahora mismo estoy algo ocupado…
-Ah, pillín, tú ya has pillado cacho ¿verdad? Preséntamela, me gustaría conocerla ¿está buena?
Por un instante Matís sintió esa última pregunta tremendamente ofensiva, no tanto para él, sino para quien iba recibida; el simple hecho de hacerla reducía a su destinatario a una simple y burda cosa, y ese mismo detalle hizo que algo en su interior saltara como un resorte, espetándole de seguido.
-No es de tu incumbencia.
Rizzo abrió los ojos ligeramente sorprendido ya que no se esperaba para nada esa clase de respuesta por su parte, murmurando de seguido.
-Bueno, relaja la raja, ya veo que la cosa va en serio. No es algo que yo personalmente haría, pero bueno, si te sale a cuenta...
A cada palabra que salía de la boca de Rizzo Matís se sentía más y más molesto por sus simples implicaciones. Su nerviosismo inicial fue sustituido enseguida por una incipiente molestia que le hacían cuestionarse por segundos muchas cosas en muy poco tiempo. Lejos de dejarlo ahí, su amigo continuó hablando al respecto.
-Pues oye, si realmente va en serio sería una pena por ti, ya que te limitarías innecesariamente. Sólo espero que valga la pena, porque si no...
El ojo derecho de Matís se contrajo brevemente, contestándole sin apenas pestañear.
-Tío, para ya, ni siquiera la conoces...
-No te chines, hombre, eso se puede arreglar conociéndola, tendré que darla el visto bueno antes de que la pidas salir... ¿o ya lo has hecho?
-Eh... no, aún no, pero...
-Pues mal, ya deberías haberlo hecho si realmente va tan en serio ¿estás seguro de esto?
Matís quiso contestar a eso, cada vez más y más cabreado con él, pero antes de que pudiera decir nada una voz conocida para ambos anunció en ese momento.
-Matís, tu helado.
Rizzo se quedó estático, como si no hubiera oído bien y musitando de seguido.
-Esa voz…
Se dio la vuelta y se encontró con nada más y nada menos que Nanci, la cual se encontraba sosteniendo dos helados, uno en cada mano. Su cuerpo contorneado y bien formado estaba a la vista, con un bikini rosado con volantes de lo más sugerente que dejó KO a Rizzo por unos ínfimos segundos, pero reponiéndose inmediatamente después inquiriendo de seguido.
-Nanci… ¿qué haces aquí?
-No, más bien ¿qué haces tú aquí?-le corrigió ella, abruptamente enfadada por la sola presencia del chico.
-No me vengas ahora con esas.
-No te me pongas chulo, tío, estoy pasando la mañana con Matís y no serás tú el que lo eche todo a perder.
Si bien antes tenía sus reservas, ahora el aludido no tenía motivos para seguir temiendo nada por su parte, por lo que le encaró directamente sin pestañear; Rizzo se le quedó mirando por un instante, sin entenderlo del todo bien y preguntando al respecto.
-¿Cómo?
-¿Eres tan corto que no lo comprendes? Ha venido conmigo, quedamos hace ya varios días atrás.
El chico miró entonces a su amigo, el cual le sostuvo la mirada fijamente y comprendiéndolo todo al instante, murmurando de seguido.
-Ya veo, por eso andabas tan mosca antes... me reiría, pero no me sale la vena graciosa ahora mismo.
-¿Ah, no? Qué raro, con lo elocuente que eres ya me extraña a mí...
-No me vengas con esas, no te va a funcionar. Con lo parado que has sido siempre ¿crees que ahora vas a tener alguna oportunidad contra mí en ese aspecto? No me hagas reír...
-Me la suda, debería habértelo dicho mucho antes pero me reservaba para un momento como este.
-¡Ja! No hubiera llegado ni en un millón de años, si no hubiera sido por mí seguirías sin comerte una rosca. Manda huevos, ahora lo entiendo todo, te la he servido en bandeja de plata, no me lo puedo puto creer...
Antes de que la propia Nanci pudiera decir algo al respecto, Matís se adelantó y le espetó.
-¡Que te calles, joder, deja de faltarla al respeto!
-¿¡Respeto?! ¿¡Hablas tú de eso después de levantármela de esa manera?!
-¡Sí, respeto, del mismo tipo de respeto que sólo tú te profesas a ti mismo desde que éramos pequeños! ¡Del mismo tipo de respeto que otorgas hacia cualquiera que no sea lo suficientemente bueno para ti!
-¿¡Perdona?! ¿¡Estás hablando de ti o de mí?!
-¡Ja, ésta es buena! ¡Siempre has sido igual de chulo, Rizzo, no existe nadie más que tú mismo en la vida, nunca te ha importado nada ni nadie, ni siquiera la poca gente que ha confiado aunque sólo sea un poquito en ti!
-¿¡Hablas de confianza?! ¿¡La misma confianza que tú depositaste en mí después de todo este tiempo?!
-¡Por algo sería! ¿¡No crees?! ¿¡Quien se llevaba la peor parte en todos los marrones?! ¿¡Quien se buscaba los problemas sólo por su cara bonita!? ¡Siempre querías ser el centro de atención, sólo querías que te rieran las putas gracias y nada más, el resto del mundo te la pelaba! ¿¡Y hablas de confianza y respeto?! ¡En toda esta playa no hay nadie más que te importe salvo tú mismo!
Rizzo no contestó puesto que empujó con fuerza a Matís, preso de una gran rabia que no hacía más que crecer con cada palabra que oía. Por su parte Matís quiso responderle, pero antes de poder hacerlo Nanci se plantó en medio ya sin los helados y le soltó un sonoro sopapo que le dejó en el sitio sintiendo el escozor en sus carnes. Todo ese lado de la playa les miraba, alucinados.
-¡Deja de comportarte como el gilipollas que eres y despierta, so memo! ¡Eres un maldito egoísta, Rizzo!-le espetó ella, roja de rabia.
-¡Tú no te metas en esto!
Tras ese grito el chico la empujó para hacerla a un lado con tal fuerza que la tiró al suelo, haciéndola daño en el proceso. Al ver esto Matís no necesitó más para contenerse, lanzándose como un miura contra él y asestándole un fuerte puñetazo en la cara, lanzándole hacia atrás; Rizzo respondió con una patada en la espinilla, haciéndole caer y estuvieron forcejeando en el suelo.
-¡No, parad, no le sigas el juego Matís, para!-masculló Nanci, levantándose y tratando de mediar, pero para entonces los dos ya estaban enzarzados en la pelea, llamándose de todo entre medias.
-¡Eres un traidor y un cabrón, pensaba que éramos amigos, no vales una mierda!
-¡Habló el rey de Roma, no mereces nada, ni siquiera haberte tomado en serio después de tanto tiempo! ¡No eres nadie!
Matís le propinó un derechazo y Rizzo respondió con un codazo en la cintura, a lo que él reaccionó golpeándole con el antebrazo en la cara para luego resumir la pelea mientras se intercambiaban golpes sin parar; Nanci trataba por todos los medios de separarlos, pero no vio manera alguna de entrometerse sin salir escaldada en el proceso. En ese momento llegaron un par de socorristas y separaron a los dos chicos, Rizzo se revolvió con fuerza mientras trataba de zafarse del que lo sujetaba.
-¡Suélteme, voy a hacerle una cara nueva, suélteme!
-¡Ya está bien, los dos, no quiero peleas en mi playa, ahora mismo os venís conmigo al puesto!-exclamó el socorrista jefe, imponiendo orden.
Finalmente les cayó a los dos una multa de trescientos yuans por armar escándalo bullanguero en un sitio público; por su parte Nanci no se separó de Matís, incluso le trató las heridas de la cara ella misma ignorando todo lo demás. Rizzo les miró con mala cara y un deje de desdén, negando con la cabeza. Recogió sus cosas y se marchó de allí, no sin antes comentar al respecto.
-Ya veremos si luego todo esto habrá merecido la pena. Personalmente lo dudo mucho.
Y, tras esas palabras, se marchó rápidamente del puesto sin mirar atrás. Una vez solos, Matís se explayó a gusto.
-Imbécil…
-¿Para qué le sigues el juego? Sólo quería provocarte, no tuviste que rebajarte así golpeándole-le reprendió ella severamente, mientras le limpiaba las contusiones con agua oxigenada.
-¿Y qué querías que hiciese? ¿Quedarme de brazos cruzados viendo como te empujaba y te hacía de menos rebajándote de esa manera? De eso nada, nadie te tocará y hablará mal de ti, menos aún estando yo delante.
Ante esas palabras llenas de seguridad y convencimiento Nanci contuvo como pudo una incipiente subida de los colores, murmurando de seguido.
-Bah, podría haberle contestado sin despeinarme, qué manía tenéis los tíos de defendernos como si fuéramos princesitas necesitadas, sé cuidarme yo sola...
-Lo sé, pero lo uno no quita la otro. No permitiré que nada ni nadie te rebaje de esa manera. Eres todo menos eso.
Para entonces la chica estaba lo suficientemente azorada como para que se empezara a notar, apartando la mirada como si no estuviera del todo segura. Aun así, y mirándole de reojo, inquirió.
-¿Por qué te tomas tantas molestias?
Ante esa pregunta Matís la miró como si no la hubiera entendido bien; ambos se miraron por un instante, como si sus pensamientos hubieran coincidido y sus corazones latieran al unísono. Por un instante el chico inquirió de vuelta.
-¿Por qué no lo haría?
Nanci quiso responder, pero se encontró con que apenas pudo ya que estaba demasiado ocupada mirándole fijamente, como si hubiera visto algo raro en su cara y quisiera cerciorarse. Matís le devolvió la mirada con un inusitado fervor, y ella tan solo pudo sostenérsela de igual manera. Antes de que cualquiera de los dos se diera cuenta, se inclinaron levemente hacia delante y sus labios hicieron contacto. El tiempo pareció volverse insignificante, como si hubiera pasado a un segundo plano junto con todo lo demás, quedándose los dos solos en el mundo presa de una agradable y cálida sensación.
No supieron cuanto tiempo había pasado, volviendo a respirar en cuanto se separaron y mirándose fijamente de nuevo, diciéndoselo todo en nada. El rubor en la cara de Matís brillaba intensamente, mientras que Nanci esbozó una graciosa pero tierna sonrisa al tiempo que comentaba.
-No puedes contestar una pregunta con otra pregunta, es muy inconsiderado.
Ante eso el chico dejó escapar una risita, relajándose de golpe y contestando rápidamente.
-Bueno, al menos creó un buen ambiente.
Ésta vez fue el turno de Nanci en reírse, sus mejillas envueltas en un ligero color carmesí que el chico observó atentamente antes de volver a posar sus labios sobre los suyos. Ambos se sonrieron, dejándose llevar por la embriagadora sensación, aunque en ese momento un ligero carraspeo les hizo reaccionar, viendo al socorrista en la puerta al tiempo que les comentaba.
-Hey, tortolitos, si ya habéis terminado por aquí podéis marcharos ya.
-Ay, sí, perdón...
-Gracias por el agua oxigenada.
Los dos se fueron de allí cogidos de la mano y decididos a disfrutar el resto del día en compañía, olvidándose de todos y de todo. Un brillante sol calentaba la playa y sus cercanías.
¡Más Pokémon! y ésta vez con uno al que tenía muchas ganas de llegar XD ¿no son monos? Hablemos un poco de ellos.
Originalmente la confesión silenciosa y posterior beso no sucedía, pero durante el proceso de corrección y rescritura supe que eso lo debía cambiar, ya que después de todo ya ha pasado suficiente tiempo y han tenido sus interacciones juntos, por lo que la confesión era mandatoria de por sí. Me gusta el resultado, no hace falta que se lo digan como tal por obvias razones, quedando mucho más íntimo y especial de esta manera.
En cuanto a la pelea está ligeramente retocada, ya que originalmente las razones para los putazos no eran tan buenas o convincentes como para que se enzarzaran a ostias así sin más, en ese sentido también lo tuve fácil, y va acorde a todo lo que hemos ido viendo entre los dos. A partir de aquí su relación se enfriará bastante y se mantendrá así durante gran parte del resto de la historia, ya lo iremos viendo conforme vayan pasando los capítulos.
Y nada más por ahora, estoy inspirado así que aprovecharé el bug todo lo posible, además, los siguientes capítulos se vienen cositas varias importantes, así que razón de más para continuar. Espero que os haya gustado, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
