Planeta: Ninbus6
Localización: Gran Santuario de Athena
Fecha: 9 de septiembre del 2283
Hora: 2:43 p.m.
El Santuario se mantenía tranquilo, pese al Qliphoth que se posaba en el horizonte. La presencia de espectros no había sido prominente en las inmediaciones, pero las noticias del frente de guerra en Neo Inglaterra se hacían escuchar con bastante frecuencia y la verdad es que no les estaba yendo bien derribando el árbol.
Todo lo contrario.
Después de meses, el único avance significativo había sido destruir una única raíz, lo cual daba a entender que sin el apoyo del Santuario, la batalla estaría a punto de concluir en una derrota descomunal para el ejército británico.
Que en cualquier momento, aparecerán en las puertas del Santuario, arrodillados, pidiendo ayuda para detener el crecimiento del Qliphoth.
Solo era cuestión de tiempo, pero al mismo tiempo, el ejército del dios del inframundo se hacía más fuerte. Esta negligencia del gobierno británico supondría una complicación en el plan de contingencia para mantener a la ciudadanía y eliminar los árboles.
Lo cual significa más trabajo para los caballeros, lo cual significa aún más tropas desplegadas en las zonas oscuras de los planetas asediados por la fuerza del dios del inframundo.
Pero así era la burocracia, poniendo trabas a procesos que debían ser más sencillos.
Con el único fin de restringir a aquellos que tenían poder de utilizarlo para proteger a la gente a la que habían jurado defender de las fuerzas de la oscuridad.
Pero debían recordarlo, esto solo era cuestión de tiempo, solo cuestión de tiempo.
―¿Qué es peor, esperar un ataque que nunca sucederá? ― Interrogó el caballero de Escorpio mirando al horizonte, donde la larga sombra del Árbol de la muerte se posaba, más allá donde el territorio dejaba de ser italiano y pasaba a ser inglés, donde miles de soldados estaban peleando por el honor de la nación y la reina en una batalla que se había perdido hace tiempo.
―¿O ver desde la distancia como asesinan a toda la caballería sin que podamos hacer nada?― Interrogó mirando a su derecha, justo donde se encontraba el caballero dorado de Libra que se mantenía alerta, con ambos brazos cruzados, observando lo mismo que su compañero.
―Creo que las dos son peores.― Respondió el caballero de Libra, aunque la calma sin duda era reconfortante, estar sentados sin hacer nada se alejaba de sus responsabilidades como caballeros, más aún como guardianes.
―Aunque honestamente depende de a quién le preguntes.― Había algunos caballeros de Plata y Bronce que preferían mantenerse al margen, antes de caer en las crueles garras de la guerra, para morir sin pena ni gloria en una zanja, como muchos otros lo habían hecho.
―¿Quieres?― Jacko alzó su cigarrillo hacia Genki, quien negó levemente con la cabeza.
―No me gusta fumar.― Rechazó el gesto ladeando su cabeza, colocando su mano deteniendo el gesto de Jacko hacia él.
― ¿Y beber?―Preguntó sacando de su pechera una licorera, ofreciéndose al caballero de Libra.
El caballero de Libra admitiría que no era asiduo a beber todos los días.
De hecho las únicas ocasiones que lo había hecho era en reuniones informales, con Arkhamira o cuando decidía salir del santuario, no era ajeno al alcohol pero tampoco lo despreciaba, había aprendido a apreciar los pequeños placeres de esta vida, después de todo seguía siendo joven.
Además de que no siempre el meditar y rezarle a los dioses calmaba los demonios internos que salían de vez en cuando, demonios poderosos, que estaban decididos a destruirlo a él… y su sanidad mental.
Tal vez algunos lo consideran débil, pero después de una larga misión de combate, lo único que deseaba era sentarse en su sillón favorito, destapar una cerveza bien fría y perderse en sus pensamientos todo el largo día.
― Tal vez un poco…―Respondió tomando la Licorera de las manos de Jacko, oliendo el aroma que despedía, sintiendo un fuerte golpe en la naríz, podía sentir una poderosa esencia proviniendo dentro, dudó un poco en beber, pero reunió el suficiente valor para posar sus labios sobre la boquilla, para segundos más tarde escupirlo violentamente a un lado.
― Ja ja ja fuerte ¿eh?―Jacko comenzó a reír al ver la reacción de su compañero, casi nadie podía soportar un trago de su mezcla especial.
― ¿Ah que demonios es esto?―Preguntó sintiéndose asqueado por la sensación tan opresiva que había invadido su paladar.
― Whisky combinado con un poco de Rom, Sake, Tequila y Vodka.―Añadió mirando la licorera en sus manos, bebiendo un largo sorbo del recipiente metálico, sintiendo el golpe en su garganta, acostumbrado a la mezcla de dichos licores en uno solo.
― No sabe tan bien, pero al menos me ayuda a controlar mis instintos salvajes…―Dijo como si la combinación de cinco botellas de alcohol diferentes en una sola no fueran nada.
― Deberías tener algún otro hobby, como… no sé, algo que te guste Jack.―Respondió Genki tratando de sacarse ese sabor de la boca, casi podía sentir que se había mareado un poco al haber sostenido ese sabor en la boca por menos de 2 segundos.
― Me gusta beber, fumar, pelear… y matar cosas.―Respondió el escorpión de oro, como si eso fuera lo único que le daba sentido a su existencia.
― Digo algo, que no implique todo eso.―Murmuró Genki, mirando a su compañero un tanto preocupado por su sanidad mental.
Era menos que preocupante que esto fuera lo único que mantenía a la bestia interior de Jacko a hecho se le hacía más impresionante que después de beber eso todos los días se mantuviera como un ser humano, más o menos funcional, Jacko no era la primera persona a la que él consideraría como la más sana mentalmente hablando.
Pero tampoco lo consideraba alguien que estuviera por debajo de la línea de la completa y absoluta locura y el alcoholismo extremo.
― Genki, puede que tu tengas una vida más interesante fuera del santuario, pero la mía no lo es…― Murmuró el caballero de Escorpio, podía asumir que todos sus compañeros dorados tenían una vida más divertida que la suya, carajo, podía asumir que Shiki tenía una vida mucho más interesante y él apenas salía del santuario.
― Apenas salgo de aquí y cuando lo hago tiene que ser con la vigilancia de Seishin para que no haga nada indebido…―Mencionaba rememorando la última vez que tuvo permiso de salir del santuario que no fuera por una misión, para acompañar al patriarca o algo tan simple como para relajarse por solo 5 minutos.
― Odio esto hermano.― Odiaba sentirse como un niño, ya era un hombre pero apenas podía considerarse a sí mismo como tal, el patriarca le había dicho sobre su poder y el alcance destructivo que tenía, lo que podía ocasionar tanto a los que le rodeaban como a sí mismo.
Por eso debían procurar, por qué descartar algo así en el mundo sería muy peligroso.
― Algún día podrás salír de aquí Jack, solo sigue aguantando allí.― Contestó el caballero de oro, cuyos ojos carmesíes solo ansiaban un poco de diversión, él solía ser una persona que no le importaba lo mucho que lo mantuvieran en un solo lugar.
Mientras hubiera razones de sobra él se acomodaba a las exigencias de los demás, pero le molestaba que cuando había mucho que hacer y no se le permitía hacerlo, él era el mejor en el trabajo donde los hombres solían morir jóvenes.
Sí él seguía siendo joven aún, pero eso daba testimonio de lo bueno que en realidad era al momento de lanzarse a la batalla, un verdadero haz del combate.
Un maestro en el arte de destruir a sus enemigos, pero así como era bueno, solía dejarse llevar por la emoción del combate, tanto que dejaba de importarle su propio bienestar físico.
Pero tal vez por eso el combate le fascinaba, jamás se había sentido más vivo que en el momento en el que su vida estaba a punto de terminar.
― Claro, tal vez cuando esta guerra termine. ― Murmuró desviando su mirada al suelo, Genki comprendía la frustración que el santo de Escorpio sentía, eran guerreros, habían nacido para pelear contra las fuerzas de la oscuridad.
Por una u otra razón nunca podían hacer lo que por tantos años habían entrenado.
Las políticas no eran siempre las mejores, casi siempre los restringía de hacer lo mejor que ellos sabían hacer, claro la mayoría del tiempo muchos de los suyos morían, pero se refería específicamente a los invencibles santos dorados.
Los campeones de la humanidad, cuyo título se había disputado mucho durante esta guerra, pero ellos seguían siendo el estandarte máximo del bien y la justicia en el universo, y así seguiría siendo por mucho tiempo más.
Sus pensamientos impredeciblemente fueron interrumpidos cuando un caballero de plata se presentó frente a ellos, era el actual portador de la armadura de Auriga.
Un chico esbelto y de cabello violeta.
―¿Marlo?― El caballero de Libra y Escorpio se sorprendieron ante su llegada, no esperaban a nadie ese día, menos a una persona que perteneciera a la escuadra de plata que se encargaba de las comunicaciones con el mundo exterior.
― Maestro Genki, Maestro Jack.― El muchacho habló, observándolos con sorpresa y alegría, esperaba que su carrera a la cámara del patriarca fuese en solitario, pero con ellos aquí sin lugar a dudas las cosas se moverían con aún más agilidad.
― ¿Qué sucede?― Interrogó el caballero de Libra, sorprendido por su llegada, no era normal que un caballero de plata corrieron con tanta prisa por los templos Atenienses, los únicos eventos que podían causar esto era un mensaje importante… o que algo malo había ocurrido.
― Un mensaje de nuestro puesto de avanzada, un mensaje urgente para el Patriarca, necesitan ayuda urgentemente.―La primera idea que cruzó por sus cabezas se hizo realidad, algo estaba sucediendo y el presentimiento de que era muy, muy malo los obligó a mirarse mutuamente con preocupación.
― ¿Quien necesita ayuda?―Interrogó nuevamente Genki sintiendo un sudor frío recorriendo su espalda.
― Los Guardianes, necesitan ayuda un Juez se presentó en la zona.― La palabra Juez fue lo que encendió las alarmas de ambos caballeros dorados, el que un espectro del más alto rango se presentarán en una zona de guerra solo significaba que la situación había escalado increíblemente alto.
― Seinma, muchachos.―Genki murmuró preocupado, no solo por su alumno sino por todo su equipo, él sabía que no estaban listos para un desafío como tal, si ellos seguían vivos debían ir a ayudarlos, no había sentido que ninguno de sus cosmos se habían desvanecidos y sus constelaciones siguen resplandeciendo en el cielo, debían ir a asistirlos antes de que la pesadilla se hiciera verdad
― Vamos, te acompañaremos.
Los tres Caballeros corrieron juntos por toda la mitad superior del santuario, para entregar el mensaje que iba dirigido al gran patriarca, pasando por cada uno de los templos restantes a Escorpio, manteniendo el ritmo para evitar alertar a los demás caballeros que custodiaban el santuario.
Llegando justo a tiempo para entregar el mensaje completo al gran patriarca, quien al recibir noticias del frente de guerra supo de inmediato que debía intervenir, sobre todo teniendo en cuenta que su hija se encontraba allí en esos precisos instantes.
― Un asalto dorado… ― Murmuró desconcertado, envíar a un caballero dorado ahora cuando el enemigo se encontraba justo frente a las puertas de su hogar sería impulsivo pero, era su propia hija y su sobrino de quien estaban hablando en esta situación de peligro inminente.
― Sí, al parecer uno de los jueces del Inframundo más poderosos apareció en la zona. ―Respondió el caballero de plata, quien se encontraba arrodillado ante el patriarca, mostrando respetos una vez entregó el mensaje.
― Van a morir si no hacemos nada.―Intercedió Jacko con clara desesperación en su voz, debían ayudarlos o no iban a sobrevivir para luchar otro día.
― ¿Quién de los tres es?―Interrogó Shun comenzando a apretar fuertemente sus puños.
si Era Aatriox sin duda debía envíar a alguien de inmediato.
De ser Artorias debía pensarse bien quienes podrían tomar la titánica tarea de derrotar a un estratega invencible en combate y capacidad combativa como lo era él… Pero si era Talon, debía asegurarse de que alguien hiciese un trabajo impecable, porque de lo contrario, sin importar a quien enviará, ese hombre destruiría tanto por dentro como por fuera a cualquiera que fuese víctima de su marioneta cósmica.
― No dijeron nombre ― Respondió el caballero de plata, rememorando a la perfección la conversación que sostuvo con un tal Sargento Martín, quien dió detalles del Juez que se había presentado en el campo de batalla.
― Solo dijeron que era un hombre amenazante, con alas oscuras y ojos muertos.―Ambos caballeros dorados se miraron al mismo tiempo, eso por más que representará bien al tipo al que posiblemente iban a enfrentar a uno o a ninguno.
― Con esa descripción podría ser cualquiera…―Murmuró Jacko desviando la mirada, la falta de especificaciones hacía que el asunto fuese más frustrante.
― Pero dijeron algo más, que parecía tener un aura psicótica, que hizo pedazos a varias personas con solo mover sus dedos y que…― Fue entonces que rememoró lo que se dijo en esa llamada de radio, un detalle que no pudo pasar por alto.
― Tenía ojos rojos.―Esa descripción sólo podía pertenecer a un solo hombre… Aquel que se hacía llamar: el Maestro de las Marionetas.
― Talon…― Murmuró Genki reconociendo esa descripción a la perfección no hacía mucho tiempo se había enfrentado a él, casi murió durante esa batalla.
― El Espectro de Grifón―Jacko había escuchado lo que ocurrió con sus compañeros de equipo de Yuri en ese entonces, ninguno salió con vida de esa batalla, todos habían sido masacrados por la "mano" de ese hombre, conoció a un par de esos valientes hombres y mujeres que habían muerto ese día… ellos habían sido todo menos débiles.
― No tienen oportunidad de derrotarlo.―Murmuró apretando fuertemente sus dientes.
― Genki, dirígete allí de inmediato, lleva a Lubofico contigo y corran. ― Respondió sorprendiendo a ambos caballeros dorados presentes, el patriarca no solía ser así de impulsivo, de hecho que tomará una decisión así a la ligera significaba que la situación le estaba superando enormemente y necesitaba a dos caballeros de oro en la zona.
― ¡Ah, entendido! ― Asintió el caballero de Libra, dándose media vuelta y comenzando a correr rápidamente a la salida, dejando al Patria solo con Jacko y Marlo.
El caballero de escorpio bajó la mirada apretando fuertemente los dientes. nuevamente el patriarca había elegido a otros en vez de a él, su juicio era absoluto, no tenía más que seguir sus órdenes, hasta que al mirar hacia arriba notó la presencia de su maestro, quien lo observaba con preocupación, pero al mismo tiempo con benevolencia en su mirada.
Era el momento de liberar a la bestia, sabía que este no era el momento más oportuno, entendía que si Genki, Lubofico y Jacko fracasaban perdería a 3 caballeros poderosos…
Pero él estaba pensando primero en Danny y luego en todos los demás, estaba siendo egoísta, más que ser impulsivo, estaba pensando primero en proteger a alguien importante para él.
Pero se había hecho un juramento, algo que trascendía su puesto como gran patriarca, iba a defender a su hija sin importar el costo, ningún padre tendría que enterrar a sus hijos.
Y él juraba por todos sus ancestros que jamás tendría que ver ese día mientras él estuviera con vida.
― Jack, ve con ellos…― Las palabras de su mentor no fue lo que lo sorprendió, fue más bien la idea de que en verdad lo dejase ir, dos caballeros dorados ya habían sido puestos en una misión de combate, uno más sería excesivo incluso para el patriarca.
― ¿Eh?―Jack se levantó confundido, observando directamente a los ojos de su mentor quien lo observaba con total seriedad, estaba siendo impulsivo, él no solía ser así pero… sabía que no estaría escogiendo si no creyera que tanto Genki o Lubofico no fuesen capaces de ganar esta batalla.
Él lo estaba eligiendo exclusivamente para que esta misión fuese un rotundo éxito.
― Si todo se sale de control… ya sabes que hacer.―La mirada y la confianza que presentaban el antiguo caballero de Virgo hacían que algo dentro del pecho del Escorpión de Oro se encendiera con euforia.
Una sensación de felicidad comenzó a apoderarse de todo su ser, una fuerza destructiva incontenible comenzó a apoderarse de su corazón, un ímpetu salvaje como una llama eterna que no podría ser apagada fácilmente.
Era su momento de brillar y demostrarles el poder absoluto del Escorpión de Oro.
― Ahhh, es como música para mis oídos.―Jack dijo sujetando el cigarrillo que se encontraba sobre sus labios, consumiendo todo el cilindro blanquecino hasta volverlo completamente cenizas entre sus dedos, exhalando una larga y profunda bocanada de humo, bocanada que no parecía salir del todo
― Muy bien, me encargaré de la situación.― Fue entonces que el caballero de escorpio comenzó a caminar fuera con total confianza, iba a demostrarles a esos caballeros de Oro, como se hacía una misión de verdad.
― Gracias, maestro.―Por un instante el caballero del Escorpión miró a sus espaldas, encarando a su mentor, observando con benevolencia en su mirada, tal vez no fuese la forma en la que quería ser liberado, pero sin dudas se sentía muy bien.
―¿Patriarca? ¿Qué es lo que hace? ― EL caballero de Auriga interrogó sorprendido y confundido por lo que el patriarca había hecho, envíar a dos caballeros dorados estaba bien, pero envíar tres sonaba uso de fuerza excesiva.
― Nunca se puede estar lo suficientemente seguro.― Comentó el gran patriarca, una vez dándose la vuelta para regresar a su trono.
― Pero… ¿3 dorados? ¿Está seguro de que esto…― El patriarca Alzó su mano, impidiéndole decir más, la decisión ya estaba tomada, ya no había vuelta atrás solo podían esperar a que tanto Genki como Lubofico cumplierán con su parte, pero de ser necesario Jacko interferiría para asegurarse de que la misión fuese un absoluto éxito.
― Es suficiente, Marlo… Gracias por todo.―Pidió él sentándose sobre su trono, observando como el caballero de plata asentía levemente para finalmente retirarse de allí sin nada más que objetar.
― Nunca se puede ser lo suficientemente precavido…― Murmuró observando al cetro de la grán cámara del patriarca , pensando en todas las posibilidades, sin duda era un uso de fuerza excesivo, pero con seres como lo eran Talon o Aatriox sin duda lo requerían.
*¿Qué hará ahora maestro?* Interrogó una voz que hizo un poderoso resonar en toda la cámara, obligando al patriarca a mirar hacia adelante, observando la silueta de su segunda aprendiz, quien al igual que el caballero de Plata y de Escorpio, dudaban de sus decisiones.
No hacía poco casi perdieron a 2 caballeros de oro, uno de ellos portador de las flechas de la Justicia y el otro el Portador del Rugido dorado, ambos caballeros de oro importantes para esta guerra y para las batallas por venir.
Envíar al representante de la Justicia del Santuario, al Vigilante del Abismo y al Escorpión de Oro sin duda era algo que no podían dejar pasar por alto, tres elementos que cumplían una labor en el santuario muy importante…
Pero tal vez esto era lo que necesitaban, imponer su fuerza contra la de los Espectros y demostrarles quienes eran ellos en verdad, quienes podían llegar a ser.
Los caballeros de oro habían caído del lugar privilegiado en el que se habían postrado durante años.
Era el momento de demostrarles el auténtico poder de un caballero de oro.
― Solo meditaré un poco…―Dijo observando como las puertas de su Cámara se cerraban ante la salida del santo de plata, para entonces enfocarse en su mente, en ese susurro que había dejado allí, en su antigua armadura de bronce.
― Me aseguraré… de que todo salga bien.―Si su hija aún no había partido a otra vida, eso era algo de lo que tenía que asegurarse por cuenta propia.
Él no había pisado el campo de batalla desde hace… casi una eternidad, pero el día de hoy, el antiguo caballero de Andrómeda volvería a mostrar sus colmillos, y revelaría el abrumador poder de sus cadenas divinas.
Caballeros del Zodiaco: Guardianes del Universo.
Libro 2: El Reino de Hades.
Capítulo 26.3: La liberación de Ío 7; El Maestro de las Marionetas.
Era el Sentimiento de que Iban a morir Pronto lo que aún no les permitía escapar, bajo las montañas de polvo que se alzaban a su alrededor, la oportunidad perfecta para escapar seguía latente, mientras las arremetidas seguían y los hogares que antaño albergaban familias felices volaban por los aires, completamente despojados de sus respectivos sitios.
Despedazados y desnudos, volando alrededor, como mariposas ruinosas cuyas alas se batían en el aire para instantes después desaparecer en la nada.
Finalizando con otro estruendo de tal vez una casa más siendo arrasada o de su tejado desplomándose en el suelo.
Lo único que era seguro era que salir ahora sería un error, aún con la pantalla de homo, aún con el festival de estruendos, aún con el desconocimiento de sus posiciones.
Un solo error les costaría la vida a todos.
Estaban en el ojo del huracán, esperando un milagro y ese milagro dependía de ellos… pero ahora la mejor estrategia era esperar, Seinma sabía que si saltaba a la acción en ese instante la muerte estaría allí, esperando de nuevo y esta vez lo recibiría con los brazos abiertos.
Pelear no era la única opción disponible y lo sabía, pero al pensar en Mary, en esta gente asustada que quería ir a algún lugar seguro y en sí mismo las ideas de hacer algo aunque fuera mínimo cruzaban su cabeza en un segundo, implantando miles de situaciones posibles.
Ningúna favorable para él, todas eran muerte segura…
Solo un par todo salía bien, pero eso solo sería si su cosmos lograba alcanzar el Séptimo sentido como lo había hecho durante la Caída del primer Qliphoth.
Pero… allí radica otro problema…
No tenía idea de cómo iba a cargar consigo a tantas personas lejos de la zona de conflicto, y aún si podía conseguirlo, no estaba seguro si Talon podría seguirlo.
Apenas pudo sentirlo, más aún, si despertaba su Séptimo Sentido de la misma forma que lo había hecho… ¿podría enfrentarlo, o sería totalmente aplastado por el poder del Juez?
Esa era la verdadera Duda del Caballero de Pegaso… ¿Podría pelear contra su destino… o convertirse en un esclavo muerto más del mismo?
Él no sería un esclavo y no iba a permitir que Mary muriera, ¿Pero cómo iba a prevenir que todas estas personas se mantuvieran vivas y a parte él podría seguir en la lucha?
Aunque de un segundo al siguiente las arremetidas se detuvieron, hubo silencio y después confusión, Nadie comprendía lo que pasaba, o por qué… Seinma detuvo sus pensamientos para percatarse de lo sucedido, tratando de asomarse para dirigir sus mirada hacia afuera, no podía ver al Juez… pero sí algo que pudo comprobar su situación.
Un caballo de luz alzándose entre los árboles.
Por algún motivo eso lo alegró, pero al mismo tiempo le preocupó… con el primer estado de emergencia, obligarían a sus demás compañeros a actuar…
Lo cual solo significaba que una persona respondería contundentemente.
―¿Sein qué sucede?―Preguntó Mary confundida por lo que se suponía que había ocurrido, no comprendía la razón del porqué el espectro se había detenido, pero de cierta manera se alegraba que lo hubiese hecho.
―Shushhh… avancen… ― Dijo dándole la orden a su compañera y a los civiles de comenzar a moverse hacia la puerta trasera de la casa, en el mayor silencio posible.
Mientras tanto el espectro de Grifón miraba hacia la lejanía, apreciando la silueta del caballo de Luz que poco a poco comenzó a desvanecerse, dejando un rastro de motas de luz a su paso.
El espectro sabía que lo que sea que hubiera sido eso, era una advertencia para todos los que se encontrarán cerca.
Aunque no entendía su significado sí podía comprender que era algo para llamar la atención de otras personas, personas que sin lugar a dudas se encontraban en el bosque y que estaban rescatando a todos los civiles de las garras de sus subordinados.
Aunque esa sensación familiar… no podía ignorarla por más que él quisiera.
―¿Qué fue eso justo ahora?― Preguntó el Espectro fijando sus ojos en la distancia tratando de comprender qué era lo que había sentido.
―Se sintió casi como…. ¿Señor Hades?―Fue entonces que abrió los ojos ante la sorpresa, para acto seguido comenzar a negar con la cabeza, no podía ser verdad… el señor Hades aún no estaba listo para abandonar el inframundo, no con esa herida aún en su pecho.
―No… ¿que haría el señor Hades aquí? Además esa forma es… ¿Debería ir a investigar? No, no creo que sea lo más conveniente, a menos, que.― Fue entonces que al pensarlo detenidamente, el único ser humano que podía tener un rastro aunque fuera mínimo del rey del inframundo solo podía ser alguien que estaba destinado a ser su vasija.
― ¿El Yoshihiro del Señor Hades se encuentra aquí?― Se preguntó, comenzando a sonreír con una enorme sensación de satisfacción, matar a los responsables de la caída del primer Qliphoth sin duda sería recompensado adecuadamente por los Dioses… pero llevar al recipiente del señor hades en bandeja de plata sin duda sería algo que hasta ellos mismos agradecerán con más que una simple recompensa, estaría dirigiéndose a la gloría espectral solo con llevar el recipiente para el alma del señor del Inframundo.
―Je je jeh y yo creía que este día sería aburrido, esto se pone cada vez más interesante.― El espectro del Grifón comenzó a abrir sus enormes alas, comenzando a elevarse en vuelo, los caballeros podían esperar, esto era más importante.
Seinma por su lado, pudo sentir algo en el ambiente… o mejor dicho no sintió nada, al dirigir su mirada hacia atrás pudo percatarse de ello, el espectro ya no se encontraba cerca, de hecho… ya no se encontraba allí.
Al salir de la casa, se acercó lentamente a donde se había encontrado anteriormente, encontrándose con ruinas, polvo y nada… el espectro que por un instante pudo pulverizarlos con el revés de su mano se había desvanecido completamente.
―¿Qué sucedió?―preguntó Mary haciendo el mayor silencio posible.
―No lo sé, pero parece que se fue.―Murmuró observando a su alrededor, aún podía percibirlo, pero se encontraba lo suficientemente lejos como para que su cosmos dejará de significar una amenaza para ellos.
―¿Se fue, como es que se fue?―Preguntó Mary confundida, no esperaba que el espectro de Grifón se fuera así sin más, pero… honestamente, se alegraba de que así hubiese sido.
―No lo sé, esa es una excelente pregunta, pero…― El caballero de Pegaso miró a su alrededor, afinando sus sentidos al máximo, tratando de localizarlo pero el espectro de Grifon ya se había retirado sin dejar rastro aparentemente.
―Ya no siento su cosmos…―Murmuró entre aliviado y preocupado, si ahora no podían sentirlo ni verlo la situación se había complicado aún más.-
―¿Y qué haremos ahora?― Interrogó uno de los civiles que habían rescatado, inseguro de qué era lo que veían o sentían esos muchachos de armaduras peculiares.
―Primero que nada, no se separen, los llevaremos a un lugar seguro.―Pidió Seinma observarlos a todos, tomando de la mano a la pequeña que había rescatado, dándole seguridad de que los protegerían.
―¿A dónde?―preguntó la chica del grupo de sobrevivientes.
―Solo confíen en nosotros y segundo…―Fue entonces que levantó su mano izquierda, colocando un dedo sobre sus labios.
―Y hagan lo que hagan, no hagan ruido.― Susurró observando como todos a su alrededor sentían, así pues comenzaron el recorrido hacia el bosque, donde esperaban que Kiva pudiera recogerlos lo más pronto posible.
―Vaya día, ¿eh?―Preguntó el caballero del Corcel alado a su compañera quien suspiró pesadamente.
―Y que lo digas…―Murmuró ella manteniendo el paso firme hacia el bosque, se habían salvado por muy poco, pero ahora era el momento de seguir adelante.
Pese a que sentían una enorme sensación de miedo que invadía sus cuerpos, debían mantenerse firmes, ya habían pasado por esto, debían hacerlo de nuevo.
Solo una vez más… solo una última vez y saldrían de aquí.
Claro, siempre era más fácil decirlo que hacerlo… pero ahora debían mantenerse firmes, flaquear era un lujo al que ya no podían permitirse.
A lo lejos Danny podía observar como las formaciones de polvo dejaban de estallar, ocasionando que en su mente miles de preguntas se formularán, desconocía la razón del porqué se habían detenido, pero todo podría apuntar a que el espectro se había percatado de la presencia de KIva.
Lo cual solo dificultará aún más la misión.
Si perdían su As bajo la manga perdían la batalla y por ende la partida terminaría, ya estaban cerca, tan cerca de cumplir con el primer objetivo, la destrucción del Qliphoth…
Pero el que un espectro tan ruin como lo era el grifón complicaría aún más sus esfuerzos por evacuar a los civiles sólo dejaba en claro que estaban completa y totalmente acorralados.
Necesitaban recurrir al plan de respaldo o el coronel habría tenido razón.
Y ella no iba a permitir que ese tonto la tuviera.
Le dolería en su orgullo, más aún le dolería admitir que en efecto toda esta misión se había comprometido con la interferencia del Culto de Gea y que la mejor opción habría sido dejarlos morir a todos.
―El juez Talon se ha detenido…― Danny murmuró, mirando al horizonte pensando en lo que pudo haber sucedido con sus compañeros o con el juez del inframundo, lo cual la hacía imaginar escenarios hipotéticos.
―Actuar impulsivamente no sería adecuado en esta situación pero, si los muchachos siguen atrapados allí…―Danny pensó, creyendo que lo que había ocurrido antes había sido un incidente no relacionado, pero pensándolo mejor Kiva tampoco utilizará los protocolos de emergencia a la ligera, se los habían enseñado por una razón.
―Pero si el que Talon ya no se encuentre allí significa que…―Murmuró mirando a la distancia, con el estado de emergencia lo peor que podría pasar es que tanto los sobrevivientes como sus compañeros estuvieran en peligro de muerte, una muerte próxima a suceder por culpa de los espectros.
―La señal de Kiva, ¿acaso lo estará buscando? ¿Comprometimos la misión? No…― Negó con la cabeza, la sola idea de que la misión ya había fallado era el peor escenario posible y tanto los cosmos de sus compañeros como el de Kiva seguían vibrando, podía sentirlos, así que la opción queda descartada. Al menos por ahora.
―No puedo basarme solo en conjeturas, debió haber sucedido algo para que el Espectro de Grifon decidiera detenerse, ¿pero que?―Se preguntó pensando en todas las posibilidades, en este momento tenía dos opciones, dejar a sus amigos a su suerte o convertirse en la carnada del juez, ninguna le gustaba… pero mientras más tiempo pasaba sus compañeros serían los que pagarían por sus decisiones, este era su plan, sus ideas puestas en marcha la muerte los acechaba y la única que podría evitarlo sería ella, pero las consecuencias del fracaso serían fatales…
―Jeh, ¿todo esto es para evitar hacerlo verdad? Al final… sigo siendo una cobarde…― Murmuró para sí misma, tenía miedo, mucho miedo de confrontar sola al juez del inframundo, no tenía la fuerza de John, La Habilidad de Shin, El Manejo de Ben o la Astucia de Seinma.
Lo único que poseía eran sus cadenas, su inteligencia y el poder de las corrientes nebulares, pero si eso no era suficiente, el espectro del Grifón iba a destruirla.
Le haría lo mismo que a esos pobres civiles de antes, se sentía aterrada, pero… ellos también debieron sentirse así todas las veces, cada ocasión que creyeron en ella, cada momento que depositaron su fé y esperanza sobre ella, ellos se sentían sin dirección, aterrados sin saber qué hacer…
Y aún así decidieron confiar en ella… Decidieron que ella merecía ser escuchada, decidieron que ella debía ser la que tomará las decisiones difíciles, porque creyeron en su mente, en sus capacidades.
A pesar de que las misiones parecían suicidas o imposibles colocaron sus deseos y anhelos en ella…
Debía responder… con la misma devoción con la que ellos habían entregado su confianza.
Ahora ella debía retribuirlo… de la misma forma que ellos lo habían hecho.
―Bueno, aún si Talon está buscando a Kiva o si sigue acosando a los muchachos debo hacer algo… sino no podremos avanzar a la segunda parte del plan― Fue entonces que tomó su cadena con la mano derecha, dirigiendo su mirada hacia sus espaldas, observando la raíz que seguía siendo apresada por sus cadenas.
―Ay cadenita, no me falles ahora. ― Pidió sujetando con fuerza la cadena de andrómeda, se sentía atemorizada de lo que iba a ocurrir, pero sabía que era algo que debía hacer, no podía permitirse vivir aterrada eternamente.
―Ahora, será más difícil respirar…― Murmuró invocando la tormenta de su interior.
El espectro del Grifo se encontraba sobrevolando por la zona en la que había visto el resplandor de luz, siguiendo únicamente su instinto pero no podía localizarlo aún cuando se movió lo más rápido posible no pudo ver a donde se había ido el guardián que había provocado esa estela de luz con forma de Caballo.
El espectro comenzó a buscar, observando al suelo con completa atención… aunque su sorpresa fue mayúscula cuando un sentimiento desagradable comenzó a invadir su cuerpo, su ser completo se estremeció ante una agonía que lo invadía de adentro hacia afuera.
Segundos después el árbol gritó doliente, presagiando lo que ya era evidente, alguien había destruído una de las raíces del árbol.
Ocasionando que todos los espectros sintieran la misma agonía que él, causando una enorme furia sobre el cuerpo del Juez, quien se agarró la cabeza tratando de acallar el eco de los miles de almas que lo componían, ocasionando que él mismo girará por el sentimiento que su humanidad perdida podía rememorar.
Tan claramente como el día que murió por primera vez…
A lo lejos el caballero de Dragón seguía corriendo siguiendo únicamente guiado y exclusivamente su instinto, más que por sus ojos los cuales permanecían cerrados, el mismo que lo había guiado por su primera misión, hacia la raíz que debía destruir…
No fue hasta que escuchó el atronador sonido del árbol sollozando de dolor que él alzó la mirada, percatandose que la fase dos del plan ya había dado inicio.
―¿Eh?―preguntó Shinryu mirando en dirección del árbol, el campo de fuerza se comenzó a disiparse poco a poco, revelando la verdadera forma del Qliphoth por instantes.
―¿Qué?―Se interrogó Benjamín observando al cielo, percatandose de que el árbol estaba sufriendo con el atronador eco de su sufrimiento proyectado bajo las miles de voces que lo conformaban, esperaba a que Danny hiciera esto cuando todos estuvieran listos, pero al sentir el grito del Qliphoth solo podía seguir su marcha corriendo aún más rápido para completar la segunda fase del Plan de su compañera lo antes posible.
El Espectro finalmente recuperó la compostura, dirigiendo su mirada hacia el sitio donde la raíz había sido destruída, el dolor que había sentido, toda esa desesperación, lo obligó a dejar la misión de encontrar al yoshiiro de Hades en un segundo puesto.
Iba a masacrar a aquel que se había atrevido a dañar su árbol.
―Ahhh… ¡niños hijos de PUTA!――Con una enorme ira capaz de desollar los cielos, se adentro al bosque, buscando a la responsable de haber dañado el Qliphoth, esa sería la primera y única raíz que permitiría que destruyeran, no iba a permitir que ellos tomarán otra, no mientras él estuviera aquí.
Finalmente Seinma y Mary solo pudieron ver hacia el horizonte, notando como el Qliphoth comenzaba a mostrarse frente a ellos.
La segunda fase del plan había dado inicio, y ahora, las cosas habían pasado de tensas a suicidas.
―Entonces ya no hay vuelta atrás… vamos corran.― Seinma dijo apresurando el paso, en este momento las cosas sin duda iban a subir de intensidad en cualquier momento, el bosque se iba a llenar de poseídos.
Iban a tener que abrirse paso a puñetazos, pero ahora tendrían que cuidarse del gran espectro malo que los acechaba, pero el plan… aún recordaba esa parte del plan que Danny no le había mencionado a nadie más que a él.
Debía apresurarse y librarse de los civiles para poder continuar con su misión.
Tal vez la parte más importante de todo el plan, era el propio corazón del Qliphoth…
Finalmente a lo lejos, Johnathan observó el árbol, ya se encontraba cerca de su raíz, pero el hecho de que Danny hubiera destruído la suya antes de tiempo significaba que el estado de emergencia no pudo ser ignorado.
Ahora ella era el objetivo primordial del Juez del inframundo…
Y no había nadie que pudiera ayudarle excepto ella y su magnífico cerebro para idear una estrategia como contramedida, al menos hasta que él, Benjamín o Shinryu encontrarán sus respectivas raíces, para destruir, eso sí el Espectro no destruirá primero a Danny.
―Eso sin duda llamó su atención.― Murmuró Johnathan observando en la dirección de su prima, demasiado tarde para retroceder, sólo podía seguir avanzando hasta destruir su objetivo.
―Carajo Danny… resiste. ― Pidió el caballero del Fénix reanudando su carrera por el bosque, este no era el momento para arrepentirse, eso tal vez sería después.
Y Aún Más Lejos De Allí.
De vuelta a la base, los soldados seguían esperando con evidente impaciencia, ya casi pasaba la hora planificada y aún no había rastros del equipo omega o señales de que el Qliphoth iba a ser derribado en cualquier momento.
Algunos ya tenían lo peor y personas como el Coronel Romanov ya creían que el equipo de guardianes habían sido asesinados en combate., hasta que una alerta comenzó a sonar, seguido de un retumbar en la tierra y finalmente un eco doloroso que se extendió a través del cielo y de la tierra. confirmando en las pantallas de estado del Qliphoth la destrucción de una de las raíces, ocasionando que propios y extraños se sorprendieron enormemente.
No había pasado la hora, pero ya habían completado uno de los objetivos principales.
Y con la llegada de las naves de evacuación dichos objetivos sólo incrementaron, sin duda esos chicos se habían movido más rápido que lo que esperaban.
Ahora todo debía quedar en manos de las naves de asalto.
―¡Destrucción de Raíz de Qliphoth Confirmada! ― Habló el subcomandante de brigada, confirmando la destrucción del primer objetivo prioritario, ocasionando una sensación general de alivio y alegría se hicieron sentir en cuanto la noticia se dió.
―¿Qué están haciendo estos niños? ― Interrogó el coronel observando la pantalla de datos, en efecto, había ocurrido, pero aunque lo veía con sus propios ojos no podía creérselo.
―No lo sé… algo bueno espero yo. ― Murmuró el Sargento Martín sonriendo por sus "niños de Oro" sonriendo con alegría por el logro de sus jóvenes caballeros, sin duda subestimarnos era inaudito.
―¡Preparen las naves de asalto, es hora de ofrecer apoyo aéreo! ― Ordenó el coronel, si una raíz había sido destruída significaba que pronto las balizas de localización serían activadas para que comenzará el ataque aéreo.
―¡Entendido! ― Respondieron los pilotos del Equipo Beowulf, al recibir las instrucciones, comenzando a preparar sus naves con cañones Wyvern para destruir las raíces restantes-.
―Vamos a demostrarles de qué estamos hechos en realidad. ―Finalizó la capitana del escuadrón de cazas, lista para hacer llover fuego del cielo.
Solo debían esperar la confirmación de las balizas y sus habilidades como pilotos harían todo el trabajo.
Solo tenían que confirmar las señales de las balizas y el fuego comenzaría a cubrir el suelo del abrasador fuego purificador de sus cañones, el poder destruir seres divinos con el poder imparable de la humanidad.
Esa era la oportunidad que estaban esperando para apuñalar el corazón de las tinieblas con sus propias manos, porque sí un hombre podía derrotar a la oscuridad y seguir siendo un hombre.
Entonces cualquiera podría lograrlo también.
Nuevamente con Seinma y Mary.
El caballero pegaso y la amazona de águila permanecían unidos, llevando a las personas que habían conseguido rescatar hacia el punto de extracción acordado, Kiva debía aparecer cualquier momento pero hasta ellos reconocían que el que eso sucediera
―¿Qué carajo fue eso?― Preguntó uno de los supervivientes presentes observando a su alrededor, después de haber escuchado aquél gemido atronador proveniente del Qliphoth.
―Vamos Kiva, vamos Kiva, vamos Kiva― Murmuraba el caballero pegaso, sintiendo la necesidad de salir corriendo en cualquier momento, después de haber lanzado la señal cualquiera podría acudir al llamado incluyendo al juez del inframundo
―Demonios… Kiva Apresúrate…― Susurraba Mary volteando su rostro a todas direcciones, anticipando cualquier tipo de ataque, tanto de los Poseídos como del propio juez del inframundo, lo cual solo anticipa que lo peor podría ocurrir en cualquier instante.
Una luz apareció detrás de ellos captando sus atenciones, obligándolos a mirar hacia atrás, encontrándose con el joven caballo menor.
―Disculpen la tardanza, ¿Escucharon eso verdad? ― Preguntó el joven de ojos Azules, observando a sus compañeros caballeros, quienes se veían aliviados por su presencia
―Sí, ahora sabes que no podemos volver atrás…― Murmuró mirando a todas direcciones, tratando de asegurar a los Civiles en las manos de Kiva, quien estaba listo para retirarse cuanto antes.
―Llevatelos a todos y a Mary, ponlos a salvo.―Pidió observar con serenidad a su compañero, sorprendiendo tanto a él como a Mary por sus palabras.
―¿Que?―Ambos preguntaron casi al mismo tiempo, obligando a Seinma a mirarlos con determinación, esto era algo que debía hacer solo.
―Irás con Kiva ahora, fin del debate.―Dijo observando ahora a su compañera, comenzando a retirarse hacia el bosque, determinado a cumplir con su misión.
―No puedes pretender que te dejaré solo con…
―Es por eso que debes irte, ambos sabemos que si el Juez ataca no dudarías en pelear… Por favor, ambos sabemos que soy más rápido.―La interrumpió dirigiendo su mirada hacia la joven águila que quería seguirlo, sabía que quería protegerlo… algo más allá que su propia convicción le obligaba a hacerlo, pero no iba a ponerla en peligro.
―Por favor.―Le pidió colocando su mano sobre el hombro, esperando que ella aceptará la decisión de su compañero.
―¡Mary!―Kiva exclamó ansioso, ya debían retirarse o de lo contrario en verdad estarían en problemas.
―Ni hablar, iré contigo…― Respondió obstinada, justo como él, cuando ella se decidía a algo era difícil que se hiciera para atrás, ella lo seguiría hasta el fin del mundo de ser necesario, ambos… eran bien parecidos el uno al otro, después de todo habían crecido juntos.
―Lo sé, es por eso que no te dejaré opción.―Dijo con una expresión dolorosa en su rostro, él sabía que ella lo acompañaría al infierno si era necesario, pero no iba a permitir hacerlo esta vez.
Para acto seguido darle un poderoso puñetazo en el estómago, lo suficientemente fuerte como para extraer todo el oxígeno acumulado en sus pulmones, para que la combinación de fatiga y cansancio, termina haciéndola caer en sus brazos completamente noqueada.
Él sabía que un golpe como ese no la tendría fuera de combate por mucho tiempo, además de que cuando despertará el dolor ya se habría disipado por completo, pero… esto le había dolido más a él que a ella seguramente, más aún al haber tenido que traicionar uno de sus principios más importantes.
Se culpará de esto después, tal vez incluso se lamentaría… pero esto lo hacía para protegerla…
Además sabía que cuando ella despertará se lo cobraría con creces, así que de cierta manera estarían a mano pronto.
―¡Carajo… carajo!― Dijo Kiva sorprendido de que Seinma fuera capaz de hacer algo así.
―Llévatelos lejos, ahora Kiva.― Pidió llevando el cuerpo de Mary hacia él, entregandosela a Kiva quien se apresuró a revisar
―No puedo creer que hayas hecho eso.―Dijo el joven caballero de Equuleus, agachándose para comprobar su estado, como lo suponía, seguía con vida, completamente noqueada pero viva, aún así el que Seinma la golpeara fue algo que jamás en su vida esperó ver.
―Yo tampoco, es… la primera vez que la golpeó en realidad… ―Era la primera vez que golpeaba a una mujer en verdad, Mary siempre se enojó con él por contenerse al momento de entrenar, no estaba seguro si cuando despertará se encontraría orgullosa o molesta, pero ahora lo importante era cumplir con las fases dos y tres del plan.
―Confiamos en tí Kiva.― Dijo Seinma observando al caballero de Equuleus, quien comenzó a llevar a Mary sobre su hombro, tomando de las manos a los demás civiles.
Kiva miró a Seinma por unos instantes, él era tal vez el hombre más valiente que había conocido, el simple hecho de poner a los demás antes que a sí mismo esa era la clase de persona que quería ser algún día, a clase de hombre que su mentor era… pero aún seguía teniendo miedo.
Miedo a pelear y salir lastimado.
Aún cuando había peleado codo con codo al lado de Shinryu y Benjamín…
Tal vez algún día dejaría de temer tanto como ahora, pero recordaba entonces que su misión no era pelear, al menos no el día de hoy.
Ellos confiaban en él para llevar a las personas que no podían luchar fuera de este campo de miseria y muerte e iba a cumplir con ese papel a la perfección, porque aunque tuviera miedo, se requería una voluntad fuerte para hacer lo que él estaba haciendo.
Y eso era lo que Seinma admiraba más de Kiva.
El joven caballo se retiró en un haz de luz, dejando solo al caballero Pegaso, quien alzó la mirada al cielo, observando detenidamente el Qliphoth, ahora que una de las personas más importantes de su vida estaba a salvo, era hora de enfrentarse a la bestia.
―Muy bien, fase dos del plan supongo ...― Dijo suspirando pesadamente comenzando a correr en la dirección del enorme ser que se posaba ante él, sin duda era un plan arriesgado, pero él al igual que todos sus amigos habían aceptado el riesgo con la cabeza en alto.
Como él había dicho… Ya no podían retroceder ahora.
Mientras tanto Danny se mantenía firme, focalizando todo su poder y fuerza sobre su cadena, afilando su concentración y sentidos al máximo, manteniéndose enfocada en sus alrededores,
la amenaza podría venir de todas partes, el juez del inframundo podría atacar sin percatarse.
Pero confiaba en que sus cadenas anticiparon el peligro.
Ella mantenía su mirada fija a sus alrededores, dirigiendo sus ojos esmeraldas a todas direcciones.
Tratando de localizar cualquier tipo de amenaza, cualquier tipo de enemigo, cualquier señal de peligro inminente hacia su vida…
El temor se acrecentaba en su interior, el miedo comenzaba invadir, deseando por que alguien viniera a ayudarla, Johnathan, Ben… Sein, Shinryu, Mary cualquiera… cualquiera que tuviera el poder para protegerla, pero sabía que nadie vendría a su rescate, al menos no hasta que dos raíces más fueran destruídas, solo estaba ella, su ingenio y lo mucho que su cuerpo pudiera resistir el ataque del enemigo…
Aunque no fuera la más fuerte físicamente del equipo no era una flor frágil, era una guerrera… y no iba a morir sin pelear primero.
Había dependido de la fuerza de otros por mucho tiempo, era hora de demostrar que también podía enfrentarse a la noche utilizando su propia fuerza…
Pero antes de darse cuenta un sentimiento de terror comenzó a invadir su espalda, comenzando a darse vuelta lentamente, observando que una sombra ignominiosa se posaba imponente a sus espaldas.
―Hola niña.― El susurro en el oído de la Saintia la hizo saltar hacia atrás, ocasionando que sus cadenas se lanzarán violentamente hacia él, despedazando el hogar que se encontraba detrás de donde se había mantenido de pie segundos atrás, pero ya no había rastro del enemigo por ningún lado.
―¿Así que, ya te hartaste de nuestro pequeño juego? Por que yo sí.― Nuevamente la joven miró a sus espaldas, encontrándose con el espectro del Grifón, quien en un movimiento rápido la tomó del rostro, levantandola en el aire, de poco sirvió que su casco y máscara de combate se activarán en ese instante, una vez la tuvo entre sus manos sintió como el metal que cubría su cabeza era despedazado en un solo segundo, obligando a sus cadenas a actuar nuevamente, lanzándose al ataque y apresando en su poderoso agarre.
―Ohhhh, ¿crees que esas pequeñas cadenas te protegerán de mí?―Preguntó sonriendo levemente, batiendo sus poderosas alas, tirando de las cadenas de Andrómeda que lo apresaban, para acto seguido romperlas en un solo instante.
―No… ¡No! ― Exclamó observando como su ataque era fácilmente repelido, sus cadenas no podían romperse con facilidad, pero él lo había hecho con un solo movimiento de las alas de su Sapuri, algo que le había costado tanto a Mabel, fue una simple molestia para un espectro del rango del espectro de Grifón.
―DIme, ¿qué te gustaría que te romperá primero? Puedo comenzar por tus brazos, tal vez por tus piernas, ¿que tal si simplemente te rompo el Cuello y terminó con tu sufrimiento en un instante?― Preguntó observándola a detalle, su cuerpo aún no se había definido por completo sin duda era solo una niña pero eso lo haría aún más divertido, había escuchado de Aatriox que los gritos de las niñas eran exquisitos y después del pequeño altercado que tuvo anteriormente con Nefertari, eso sin duda sería catártico para él.
―No, eso no sería divertido.― Sin más tapujos la soltó dejándola caer al suelo, pero antes de que sus pies logan aterrizar, sintió como una rafaga de viento la golpeaba ferozmente, lanzandola al otro extremo del pueblo, el dolor pudo ser comparable al de millones de toneladas de acero golpeándola directamente, seguido del dolor de su cuerpo atravesando un hogar completo, deteniéndose en el otro extremo.
Este dolor no era normal, eso se había sentido como si un huracán la hubiera golpeado directamente y lanzado hacia , al mirar hacia la dirección del espectro pudo percatarse de que una de sus alas estaba parcialmente abierta, a diferencia de él, era una pequeña corriente de viento contra un tifón.
Una pequeña mariposa que peleaba contra un tornado desatado, a este ritmo él la iba a matar antes de que siquiera pudiera darle tiempo a sus compañeros de continuar con la fase dos del plan.
La supervivencia había pasado de ser su única opción disponible a su propiedad, se estaba enfrentando a, tal vez el juez más poderoso del inframundo sola…
Tal vez lo que era peor, era que nadie vendría a ayudarla en esta ocasión, estaba sola contra este monstruo alado.
―Kgh, no…― Danny murmuró levantándose tambaleante, convocando nuevamente el poder de sus cadenas, las cuales volvieron a ella, formando a su alrededor la defensa rodante, lanzándose al ataque otra vez en contra de su enemigo.
―¿Eh? Jeh, en verdad que son persistentes…― Murmuró utilizando nuevamente sus alas, para que de un solo aleteo fuese capaz de destruirlas por completo, comenzando a caminar en dirección a la joven guardiana, quien aterrorizada comenzó a retroceder.
―¿En que estábamos?― La pregunta obligó a Danny a pensar a la velocidad de la luz.
Era más que evidente que no podría derrotarlo aún utilizando todo su poder, ambos estaban en ligas completamente distintas, aún si lo intentaba reconocía que su poder aún no llegaba al nivel de un espectro de su rango.
Solo un caballero dorado sería capaz de derrotarlo y dudaba mucho que eso fuera verdad, una batalla contra un espectro de este nivel sería una guerra de mil días o lo más acercado que fuera, la aplastaría como una mosca de no ser porque quería divertirse primero con su sufrimiento, debía ganar aún más tiempo para sus amigos, aunque fuera solo un poco malabareando entre millones de opciones solo había una que podría ayudarla en esta situación.
Debía hacerlo monologar, aunque fuera un poco.
―Espera, espera… ¿por qué hacen esto? ¿Por qué matan a toda esta gente inocente? No sienten ni una pizca de remordimiento?― interrogó Danny rápidamente antes de que él diera un paso más, él instintivamente se detuvo observándola detenidamente, se veía asustada, justo lo que quería aunque por algún motivo ella se veía más enfocada que antes.
―¿Remordimiento?―Interrogó arqueando una ceja curioso por la pregunta de la joven guardiana.
―O culpa, ¿no sienten culpa por el dolor que han causado?―Preguntó esperando una respuesta adecuada, algo con lo que poder comprender mejor los pensamientos de los espectros.
Ella entendía que para poder enfrentarse a un enemigo tan sádico como él debía comprenderlo, entender sus motivaciones, excavar en lo profundo de su mente, aún sí lo que encontraba era horrible, lo más terrible que podría encontrarse, algo que incluso la haría vomitar de horror y asco…
Pero para derrotar al enemigo debía pensar como el enemigo, ver el mundo como el enemigo lo veía… solo así podrían ganar, aunque sí significaba adentrarse en lo profundo de una mente torcida y depravada.
―Yo no sé qué es eso….― Respondió, sonriendo siniestramente comenzando a avanzar hacia ella, poco a poco imponiendo el aura oscura de su cosmos sobre la luz de la joven andrómeda, quien trataba de mantenerse firme ante el muro de oscuridad que parecía cernirse ante ella.
―De hecho, no sé lo que significa sentir pena, ¿acaso sientes pena por cada insecto que has pisado, acaso has sentido culpa por aquellas hormigas que has asesinado? Por supuesto que no. ― Respondió como si las vidas humanas ya no significarán nada para él, eran insectos insignificantes a los que podía aplastar sin ningún miramiento.
―¿Porqué yo sería diferente?― Danny comprendió de inmediato, esto solo era un juego para él y ella estaba en su tablero, este era su juego… y para jugarlo debía jugar a sus reglas aún si eso significaba que él terminaría arrancándole sus alas.
―Esto es lo más sencillo que he hecho, ¿sabes que es lo que más amo de este trabajo? Cuando comienzan a gritar.― No había forma de hacer que él se detuviera, iba a continuar hasta destruir a todos sus amigos.
Danny comprendía que en esta posición su primera alternativa se había ido al demonio, su segunda opción no era de lejos la mejor, tal vez la muerte sería una opción más plausible pero tal vez podría resistir un poco más, eso podría darles tiempo a sus amigos para ponerse en posición.
Para este momento John ya debía estar cerca… y Ben aún más, si lograban coordinar sus ataques podrían destruir las raíces del Qliphoth al mismo tiempo, lo que podría darle tiempo a Kiva de aparecer… Todo dependería de ella y cuánto tiempo podría resistir.
Tenía miedo… pero su determinación era absoluta…
―¡Cadena de Andrómeda!― Danny atacó utilizando nuevamente el poder de sus cadenas, aunque rotas y desgastadas, seguían respondiendo a ella y a su voluntad de derrotar a este enemigo inmisericorde.
Pero al momento que golpearon la armadura del Espectro este simplemente las apartó destrozandolas aún más, Danny miró con impotencia cómo sus cadenas se volvían polvo frente a sus ojos, las cadenas de andrómeda eran su mejor arma, su defensa definitiva… Que ellas fueran destrozadas de esa forma con esa misma facilidad solo dejaba claro que este combate no terminaría bien para ella.
La cadena triangular había perdido la mayor parte de su estructura, y la circular apenas estaba resistiendo… aunque podía regenerarlas de cierta forma sabía que tenían una limitación, al igual que su armadura, estas solo resistirán hasta que esa parte de su armadura muriera…
Perderlas la dejaría completamente desprotegida y no estaba segura de poder luchar en contra del espectro, su fuerza física no era superior en ningún sentido, y su cosmos aún no alcanzaba el nivel de un santo dorado.
Por lo que en esta situación tenía todas las de perder.
―Je je jeh, creo que ya sé que te romperé primero…Murmuró alzando su brazo derecho, levantando su mano hacia Danny quien solo pudo presentir lo peor.
―Qué tal si comenzamos con tu brazo… ― Dijo alzando la palma de su mano derecha, levantando el dedo índice, apuntando hacia Danny.
―¡Marioneta Cósmica!― Al doblarlo la joven andrómeda pudo sentir como su brazo derecho comenzaba a moverse por cuenta propia, comenzando a retorcerse en contra de su voluntad, tratando de retomar el control de su extremidad desesperadamente, solo que para en un movimiento agresivo de la mano del espectro.
Como una rama de madera sus huesos crujieron con un desgarrador sonido que le arrancó un grito de agonía, Danny estuvo a punto de desmayarse de no ser porque la agonía era demasiado penetrante como para revolver sus entrañas.
Ella cayó arrodillada, aferrando su mano derecha sobre su hombro, intentando contener el dolor que doblegó su espíritu en esa zona.
Ella apretó fuertemente los dientes, en un intento de suprimir la agonía que sentía…
El espectro por su parte solo comenzó a reír, los intentos de la joven para evitar gritar de agonía solo provocaba que él se regocijará, en verdad era un ser despreciable que disfrutaba del dolor de los demás, en verdad era un sádico…
Pero sabía que esto no era lo peor que podía hacerle, la tortura apenas estaba comenzando.
―¡Ahhhh! Kgh…― Ella gimió de dolor, en un intento desesperado por no mostrarse débil ante el enemigo. Que solo seguía regocijándose ante su agonía, en verdad era un monstruo… esto no hacía más que confirmarlo.
―Vamos, no te contengas, quiero escucharlo… quiero escuchar tus gritos de dolor.― Clamaba el espectro del Grifón dispuesto a seguir con su labor, tal vez lo siguiente sería una pierna, tal vez incluso su otro brazo, podría romperle la cadera, las costillas… pero quería disfrutarlo, quería escuchar sus gritos de dolor.
Sin duda alguna, esta era la mejor forma de desquitarse después del mal momento que la arrogante mascota de Somnium y Mortem le hizo pasar, catártico por decírselo de alguna forma.
Quería ver hasta qué límite podía llevar el cuerpo de esta niña, solo para su mórbido placer.
―¡No! ― Exclamó ella, volviendo a pensar, debió haberlo previsto… Ella no estaba lista para enfrentarse a un espectro de ese calibre, le faltaba experiencia, le faltaba poder y fuerza, estaba contra la espada y la pared, con pocas o nulas opciones para contraatacar o retroceder… pero aún no se encontraba en jaque mate. Aún podía planear algo por más difícil que fuera la situación.
*Solo tengo que resistir, no importa el dolor o la agonía que él me haga pasar, todo esto es
para darle tiempo a los muchachos.* Pensó mirando su brazo, el cual comenzaba a sangrar, no podía moverlo era evidente que había roto sus huesos… pero aún tenía otro brazo sus dos piernas y lo más importante, su cerebro… debía utilizar todo eso a su favor, aún si el dolor estaba nublando su juicio… debía emplear todas sus herramientas a disposición, por que lo único seguro en este escenario era que él la iba a matar.
*Pero si mi cuerpo se rompe antes de que eso pase…* Pensó buscando la mejor alternativa, escapar no era opción, atacar tampoco, en esta situación lo único que podía hacer era contenerlo y esperar, pero si moría antes de completar su objetivo entonces la misión fracasaría, estaba poniendo todo en juego incluyendo su vida…
No podía permitirse caer aquí, no así no de esta forma… pero para ello debía emplear todo su ingenio de combate, aún si eso significaba asegurar su propio deceso.
*Él no conoce el plan… tampoco sabe que fui yo quien lo diseñó, tan solo cree que soy la tonta que destruyó una raíz de Qliphoth… en ese caso, si me mata, no sabrá lo que estuve ideando para esta ocasión… aunque* Miró a lo lejos, a la sombra del Qliphoth, estaba apostando todas sus cartas a John y Benjamín, ellos debían concretar su plan… por que de no conseguirlo, ella moriría en vano, cosa que la suprimiría si por algún mandato divino ella pudiera seguir con vida después de esto.
*Si muero aquí, mis amigos… mi familia, aún me necesitan, no puedo darme por vencida, debo seguir peleando.* siendo ese el caso, debía emplear algo más… algo que le daría ventaja por muy poca que fuera, La pieza de la reina era la más importante del juego, tenía el rango de movilidad y ataque más extenso de todas las piezas. la mejor pieza en lo que se refería a estrategias, perder a la reina significaba un jaque mate seguro, una derrota era inaceptable… pues debía demostrarle a todos en la base quien era ella sobre todo a ese idiota condecendiente de Romanov, iba ademostrarles lo que una verdadera reina era capáz de lograr.
―¡Cadena Nebular!― Exclamó liberando el poder de la tormenta en su cadena circular, liberando toda la energía relampagueante de su cuerpo a través de su brazo izquierdo, utilizando toda la fuerza que aún poseía para atacar al enemigo cosa que solo hizo reír al espectro del Grifón, debía admitirlo era persistente.
―Ahhh, esta cadena está comenzando a ser molesta, ¿qué te parece si la destruyo?― Con el siguiente ataque de sus alas, despedazaba por completo esa molesta cadena de bronce, hasta que no fuera menos que polvo.
―¡Onda Gigante de Plumas!―Exclamó liberando un huracán a su alrededor, evento que cubrió todo el campo de batalla de un aura siniestra de viento para aniquilar todo lo que se encontraba a su alrededor, incluyendo los hogares que aún se mantenían de pie, probablemente eso despedazaba a la joven andrómeda…
Pero algo andaba mal, las cadenas no lo atacaban, de hecho formaban una cúpula alrededor de la chica, quien trataba de contener el poder del enorme tornado que la rodeaba… heridas notables comenzaron a formarse en su piel, ropajes y armadura, haciéndola sangrar levemente… pero eso en lugar de quebrar la defensa de las cadenas solo lo hizo aún más fuerte.
Él no se estaba percatando de lo que ella estaba haciendo en realidad, pero había caído directamente en su trampa… Una trampa diseñada específicamente para esto, pues con toda la energía que estaba recibiendo, la corriente eléctrica que cubría sus cadenas las estaba haciendo más y más fuerte…
Estaba convirtiendo la rafaga de viento en energía negativa y la electricidad a su alrededor en energía positiva…
―¿Eh? ¿A qué estás jugando niña?―Interrogó el Espectro observando como toda la energía acumulada en sus cadenas se volvía cada vez más inestable, hasta el punto que el suelo comenzó a despedazarse debajo de ellos dos ante el poder eléctrico que las cadenas de Andrómeda ostentaban.
No era diferente a lo que había hecho con Mabel durante el torneo, redirigir toda esa energía sería complicado, pero ese era el punto… iba a redirigirla con la misma potencia con la que el ataque trataba de golpearla.
Era la teoría del electromagnetismo, dos polos opuestos se atraen, mientras que dos polos de la misma fuerza se repelían, así como la energía negativa estaba suministrando a la positiva de poder.
La fuerza negativa que iba a manifestar tendría la misma intensidad que la fuerza con la que estaba siendo arremetida.
Existía una razón del porqué era la estudiante más inteligente de Palestra… y esa era que, una vez que aplicaba la ciencia en el combate, sus estrategias la volvían imparable.
―¡Flujo Inverso! ― Exclamó haciendo u n poderoso eco que rompió la barrera del sonido, causando que la cadena Circular imbuirse de poder a la cadena triangular, causando que ambas golpearan al enemigo con la misma fuerza que él las había golpeado.
Talón sintió como miles y millones de voltios atravesaron su cuerpo en un solo instante, cuando las cadenas golpearon violentamente su pecho, un relámpago tan abrumador que causó que todas las partes de su cuerpo gritan de dolor.
Una agonía equiparable al que cada uno de sus huesos comenzarán a romperse en una sinfonía de 100 pasos, ese era el poder que estaba recibiendo, esa era la agonía que estaba experimentando en carne propia.
Había subestimado a su adversaria, jamás imaginó que ella podría ser capaz de manifestar una técnica así, tan opresiva… tan poderosa, que cuando su mente comenzó a desvanecerse finalmente se pudo percatar de que no había sido ella…
Fue él quien se había atacado a sí mismo, una jugada magistral sin dudas… pero era eso solo una jugada, él iba a demostrarle, el verdadero poder de un juez del inframundo…
La arremetida fue brutal, Danny sentía un dolor y cansancio sin iguales… A diferencia de un ataque físico un ataque cósmico de viento había conseguido atravesar la barrera de sus cadenas, ella reconocía que un ataque de viento de esa magnitud habría sido imposible de evitar, aún utilizando su cadena en óptimas condiciones el ataque del Grifon habría podido atravesar su defensa perfecta…
Ella miró hacia su enemigo, percatandose que se encontraba completamente inmovil, aún de pie… pero inerte, no estaba segura si seguía vivo o si había logrado matarlo, o si lo había noqueado, no podía ver sus ojos para afirmar dichas teorías.
Lo único seguro es que volvería con más fuerza que antes.
Esperaba que el Flujo Inverso logrará hacer algo más de daño, pero apenas podía ver una grieta sobre el pecho de la sapuri del Espectro…
Aunque lo había contraatacado con todo su poder ese era el máximo daño que podía aspirar a hacerle…
Se maldecía a sí misma por no tener el nivel de habilidad de un caballero dorado… por que de ser el caso esta batalla habría terminado con ese ataque, debía apresurarse no tenía tiempo que perder, aunque todo su cuerpo le gritaba que debía escapar, aunque quisiera hacerlo con todas sus fuerzas sabía que aún no era una opción, su lado racional le decía que el plan su plan aún no se había concretado, debía mantenerlo aquí el mayor tiempo posible, pensando principalmente en Kiva… Él debía seguir su plan como lo había dictaminado.
Él podría venir por ella… pero… las demás raíces aún no habían sido destruídas, finalmente miró a su brazo, seguía sangrando, sin duda estaba roto.
Utilizando su cadena hizo lo mejor posible para ajustar sus huesos en posición, tuvo que hacer un esfuerzo gigante para evitar gritar de dolor al tener que reajustar sus huesos, luego simplemente las utilizó para crear un yeso improvisado, eso funcionaría por ahora…
Esto era solo un jueves cualquiera en la vida de Seinma, a veces se preguntaba cómo se había acostumbrado a romperse los brazos…
Aunque sus pensamientos fueron interrumpidos al instante que dirigió su mirada a donde se encontraba el espectro de Grifón.
Sintiendo una sensación de horror al percatarse de que ya no se encontraba allí, sensación que se intensificó al sentir alguien a sus espaldas… Respirando pesadamente.
―Ah es verdad, casi lo olvido.―Danny trató de defenderse, pero su cuerpo fue completamente inmovilizado por los hilos que habían invadido todo su cuerpo, comenzando a arrebatarle su libre movilidad y fuerza de sus extremidades.
―Los caballeros tienen una fuerza para luchar casi inagotable, no se rinden por más que se les rompan los huesos, sin embargo.― Fue entonces que comenzó a levantar su dedo meñique izquierdo, haciendo que la pierna izquierda de la joven guardiana comenzará a retorcerse, haciéndola gemir de dolor.
―Al no poseer el poder para cambiar sus destinos son simples juguetes esperando a ser rotos, y mira que casualidad, yo adoro romper mis juguetes.― Con un movimiento violento la pierna de la joven se rompió en un instante, dejándola en shock.
―Oh ¿esa fue tu tibia? Descuida… pronto seguirá tu fémur, quiero divertirme un poco más contigo.
Ella no podía gritar, por más que el dolor fuese penetrante y llegará a cada parte de su ser se había prohibido a sí misma gritar.
Pero aún así quería hacerlo, él se divertía causando dolor a otros, si no le demostraba que la había herido, entonces podría ganar algo más de tiempo, eso… o se aburriría y terminaría destruyendola de adentro hacia afuera…
Su mejor plan ahora era simplemente esperar y resistir… por más que sintiera que su cuerpo se estaba desgarrando.
Aunque inconscientemente sus cadenas salieron disparadas a él, como un último método de defensa desesperado por protegerla, logrando aferrarse al brazo con el que sostenía el cuerpo de su portadora.
―Ahhh, esta maldita cadena ya me está colmando la paciencia, aunque… me acaba de dar una idea…― Murmuró mirando a la joven quien se mantenía consciente, sólo por pequeños momentos, no sabía qué idea pudo haber obtenido de esto… pero no podía ser bueno, solo pudo ver como él alzaba su mano y poco a poco sus cadenas comenzaban a resistirse, abandonando su amarre para entonces comenzar a rodear el cuello de la joven saintia, comenzando a apretar con fuerza.
―¿Veamos que tal se siente al ser estrangulada por tus propias cadenas? O mejor aún.― Podía sentirlo, el dolor de sus cadenas al asfixiarla, al ser prácticamente parte de sí misma, podía escuchar como ellas trataban de resistirse, luchar, pero todo parecía ser en vano.
―Veamos cuánto puede soportar tu cuerpo antes de romperse en mil pedazos.―Sus brazos, piernas y cuerpo comenzaban a sentir cómo las cadenas que por tanto tiempo la habían defendido ahora estaban siendo usadas en su contra, como serpientes enrollándose sobre su cuerpo, las mismas tratando de despedazarla viva.
El dolor de sus extremidades rotas, sumado al dolor de su cuerpo tratando de ser destruído, cortado en pequeños pedazos al ser envuelto en las mismas, trataba de luchar, trataba de defenderse, pero era inutil…
Si antes había sido difícil respirar, ahora más que las cadenas presionaban fuertemente contra su cuello, siendo detenidas únicamente por su brazo que trataba de evitar que se cerrarán completamente sobre su garganta, pero su mano al igual que todo su cuerpo terminaría cediendo ante la presión.
No podía hacer nada, este hombre iba a matarla… no tenía a nadie a quien acudir, no estaba Johnathan para protegerla, ni Seinma para evitar su muerte, solo estaba ella y el desconocimiento de lo que ocurriría cuando su armadura, piel y huesos se rompieran.
Había escuchado que la muerte era fría, más fría que el hielo, más fría que el vacío… una sensación desconcertante y poderosa que desgarraba la mente de todo aquel que estuviera en sus crueles garras, como volver a nacer… Pero en esta ocasión, su cuerpo solo sentía dolor.
Dolor y una fuerte sensación de miedo que recorría todo su ser, tenía miedo, porque sabía que tal vez… esto era el fin.
*No moriré… no puedo morir aún…* Pensaba tratando de resistir, tratando de luchar, intentando pelear con todas sus fuerzas en contra de este ser tan repudiable, tratando de luchar aunque fuese completamente en vano.
*Aún, no he podido conocer toda esta vida a detalle, aún no…* No quería morir así, llena de arrepentimientos por esa vida que no pudo tener, por todas las cosas que aún no había podido hacer, por todos esos momentos que no tuvo la suerte o desdicha de pasar, aún no… porque 12 años no habían sido suficiente tiempo para vivir.
*Aún no he podido terminar de ver Cowboy Samurai, Lizzie y yo… no hemos podido ir de compras como merece junto a Hayley, Sein y yo… Aún tenemos que ver muchos animes, Ben y yo todavía no…* ¿Qué harían ellos en su situación? ¿Pelear para sobrevivir, buscar cualquier alternativa, tratar de llevar al máximo sus cuerpos y cosmos? Sí ellos no se rendirán, pelearían hasta el amargo final para sobrevivir, en cambio ella apenas podía luchar, con su brazo y pierna rotos apenas podía resistirse,esto sin duda les daría tiempo a sus amigos pero… jamás imaginó… que su vida se extinguiría de esta forma, al menos se reconfortaba de que había sido ella y no las personas que amaba la que tendría que morir hoy para asegurar la misión.
*Johnny, perdóname… este cuerpo poco desarrollado y débil mio no aguanta mucho… si este es mi último pensamiento hacia tí… quiero que sepas que yo… siempre…*
En medio de su agonía creyó escuchar algo… algo que intervino en medio de su dilema, una sensación familiar, de confort y tranquilidad… Ella abrió sus ojos, apenas reconociendo lo que veía ante ella.
Su vista era borrosa, poco a poco creyó que un hilo dorado había aparecido de la nada, pero al ajustar mejor su visión se percató de que no era un hilo dorado…
―¿Eh? Creí que sus cadenas ya no serían una molestia pero… ¿que? ― Era una cadena de oro, conectada a su armadura, una cadena que nunca había visto antes. Algo incluso extraño para ella, aunque al sentirla… podía percibir algo, al mirar hacia el enemigo, pudo percatarse de que la misma se encontraba enrollada sobre su brazo, inmovilizando al espectro casi por completo, evitando que él hiciera algún movimiento.
―¡Ahhh… ahhh! ¿Qué? ―Se preguntó sintiendo como la influencia del Juez se disminuía, siendo completamente aplastada por la presencia de esa cadena, que a su vez, estaba liberando su cuerpo de la prisión de sus propias armas de bronce, mientras que los hilos que la apresaban poco a poco se iban desvaneciendo.
―¿Cómo es posible?― Se preguntó descendiendo lentamente al suelo, desplomándose entre la hierba que aún permanecía sin desgarrar… intentando obtener lo suficiente del oxígeno que aún permanecía en el área, algo había en esa cadena que le seguía resultando familiar.
―¿De dónde viene esta cadena?― Se preguntó consternado, incluso él podía sentir como esa cadena dorada comenzaba a suprimir su propio cosmos, Danny la miró detenidamente por unos instantes, y al ver que la misma se materializaba de la nada se percató que no venía de cualquier lugar…
Su armadura la había invocado… Esta sensación tan familiar, tan… tranquilizadora y apacible, solo podían venir de una sola parte, de una sola persona.
―Será acaso… ¡ah!―Al intentar levantarse sus ojos esmeraldas se fijaron en la punta de esa misma cadena dorada, era una forma curiosa, afilada, perfecta, adornada con ornamentos que delataban su fuerza divina, había visto algo similar hace años, algo… que junto con la sensación podía conectar los puntos y descubrir quién estaba detrás de este contraataque.
―¿Papá?―Murmuró sintiendo un alivio que suiza desde su pecho hasta sus ojos, bañandolos en lágrimas.
―¿Con qué truco barato has salido ahora?―Interrogó el espectro de Grifón negándose a soltarla, tratando de intensificar su cosmos, para mantener el amarre de su marioneta con la jovencita, quien solo podía mover el lado derecho de su cuerpo, lo cual era poco considerando que su brazo bueno se encontraba allí, al mismo tiempo que su pierna rota.
―No es ningún truco, pero… si es lo que creo que es y si mi memoría no me falla.― Danny entonces miró con una expresión certera al Espectro, quien no pudo evitar sentir una sensación de incomodidad por la mirada de la joven.
―Me soltarás y me dejarás ir ahora…―Dijo jadeando pesadamente para recuperar su aliento perdido, aún en ese estado ella parecía tener la misma determinación que antes, una fuerza que ni con todas las heridas acumuladas en su ser se volvería a doblegar ante el espectro.
―Je je jeh, ¿en verdad crees que amenazarme surtirá efecto?― Preguntó sonriendo desafiante, listo para convertirla a ella y a esta cadena en nada menos que remanentes de polvo y sangre.
―No es una amenaza, es la verdad.― Reveló comenzando a levantarse gracia a sus siempre leales cadenas, las cuales ahora la estaban asistiendo para retomar un plan de huída apenas la técnica del espectro fuera destruída por completo.
―Quien controla esa cadena tiene el poder de destruirte en un instante.―No mentía, esta era la primera vez desde que apareció este espectro que podría ganar, que saldría de aquí sin sufrir más daños, pues el hombre que controlaba esta cadena, el hombre que la había protegido era nada más y nada menos que aquél que actualmente postería el poder de un dios.
―Suéltame ahora… o serás aniquilado.― Sus palabras fueron lo único que se necesito para hacer que el espectro dejará de sonreír arrogantemente, para finalmente mirar con toda la seriedad del universo a la chica.
Quien quiera que ha tenido la osadía o el poder suficiente para invocar dichas cadenas, no solo tenía el poder, sino que tenía la fuerza necesaria para combatir en su contra, más aún, para acabar con él.
Porque esa cadena dorada no pertenecía a ningún caballero Dorado.
Pertenecía a alguien que se posaba por encima de los 12 templos dorados.
Un hombre que había derrotado a millones de enemigos en el pasado, un hombre que había ocupado la armadura de su hija, que había ostentado el título de Caballero de Virgo…
Un hombre que actualmente se posaba en el Trono del Patriarca y su nombre era: Shun.
Entonces… Varios años antes…
Benjamín miraba por la ventana del vehículo volador, la ciudad de nueva Moscow se veía bien desde las alturas, aunque su padre le había recalcado que allí solo vivía la prole, gente que no merecían nada más de lo que se les daba, eran animales que no merecían ser tratados como personas.
Ellos no conocían las virtudes de aquellos que habían nacido por encima de ellos.
Solo se quejaban y lloraban de no tener más, de no poder ostentar aquello que anhelaban, ellos no trabajaban arduamente por lograr sus sueños.
Solo se quejaban de sus trabajos o de sus sueldos.
Solo eso sabían hacer, quejarse y no aceptar lo que se les era entregado, eran miserables por que así lo querían, si supieran invertir sus recursos o sus créditos de una forma más inteligente tal vez podrían anhelar a soñar más alto, pero hasta que cambiarán sus mentalidades, jamás podrían estar a la par de la gente exitosa como lo era William.
Benjamín no sabía que era verdad o que era mentira, todo lo que él había conocido era… esto, una vida llena de lujos… pero aún así se sentía miserable, cada momento de su vida se sentía así, se podría decir que incluso se sentía vacía… sin ningún propósito real más que seguir las órdenes de su padre.
Él siempre hablaba mal de la gente con menos recursos que ellos, que los de la clase baja eran animales sin educación, pero aún así podía verlos levantándose cada mañana para trabajar arduamente.
Los de la clase media que daban todo de sí mismos cada día, en trabajos que los sobre explotaban dándoles poco tiempo para dormir o descansar, tratando de salir adelante.
Gente así no podía ser lo que su padre decía pues ellos debían tener metas, sueños y anhelos que anhelaban cumplir, por eso aunque no pudieran darse los lujos que su familia sí… al menos trataban de ser felices.
Al menos lo hacían porque soñar no costaba nada y ver dichos sueños hechos realidad debería satisfacerlos, darles ánimos para seguir intentando una y otra vez pese a que el estrés de cada día los hundirá más en la miseria de sus almas…
Al menos esa esperanza los alentaba a seguir adelante pese a que las cosas no siempre salían bien.
En cambio Benjamín con todo lo que tenía, no sentía que tuviera nada en realidad, no tenía ningún sueño o metas a alcanzar, solo el plan que su padre le había impuesto, convertirse en la versión perfecta que su él quería, en… lo que sea que su padre quería para él y su hermana.
William siempre decía que la gente corriente eran personas deplorables, animales que se alimentaban de la médula de sus huesos, que cualquier I.A. o Robot podría hacer su trabajo mil veces mejor y más eficiente sin necesitar de una paga mensual o quincenal…
Pero… él solo podía ver el anhelo humano de mantenerse en pie, pese a que todo se estuviera desmoronando a su alrededor, la esperanza irrefrenable de poder seguir.
Además los robots tampoco eran eternos, se estropeaban, tenían errores, sus cambios de piezas a veces costaban más que conseguir unidades nuevas…
Y la I.A pese a ser inteligencias avanzadas, carecían de ese factor humano, de esa comprensión que solo la gente de carne y hueso tenía, pese a entender las emociones… sencillamente no podían sentirlas.
Incluso si pudiera existir una lo suficientemente avanzada para comprender en su totalidad el pensamiento humano, aún así serían incapaces de resolver los problemas más pequeños, ¿como explicarle a un programa que entendía de unos y ceros lo que era sentirse verdaderamente miserable?
Lo cual en una sociedad como en la que vivían, las personas seguían siendo más necesarias que los autómatas.
Por que si el mundo dejará de necesitar a las personas, ¿entonces por qué molestarse en tratar de sobrevivir en primer lugar?
Benjamín miró hacia su hermana al otro lado del vehículo, quien también se veía perdida en sus pensamientos, no era muy difícil de imaginar lo que Natalya estaba pensando, ella también debía preguntarse todo lo que él.
Tenían todo y a la vez no tenían nada, apenas se tenían el uno al otro y a Oksana, pero más allá de eso ¿que tenían?
Un padre que los odiaba…
Una madre que casi nunca parecía estar presente y una hermana bebé que… ninguno de los dos sabía que le iba a suceder.
Antes tenían a un hermano mayor que los cuidaba de la brutalidad de su padre y que les daba el apoyo emocional que su madre les había negado.
Sin él se percataban de lo verdaderamente solos que estaban.
Los sirvientes de la casa de cierta manera los apoyaban pero sabían que lo hacían únicamente porque trabajaban para ellos, de no ser así, probablemente ninguno los atendería con la misma devoción que evitaban quedar mal con su padre.
Benjamín o Natalya tal vez no sabían que era la miseria de las personas comunes… Pero habían llegado a experimentar su propio tipo de miseria.
Una de la que no podían escapar, al menos no… sin terminar muertos como lo hizo él, el primogénito de esta familia, en que lo único real que existía era el miedo al patriarca del hogar.
Un miedo que se había vuelto más llevadero día tras día, pero solo por la llegada del cachorro de lobo.
Siendo honestos, ninguno de los dos podía rememorar la última vez que fueron felices… maldita sea, no recordaban si lo habían sido alguna vez para empezar.
Benjamín suspiró, desviando su mirada hacia su Chelo… incluso el sonido de la música ya no le ofrecía confort, solo un terror horrible, el día de mañana tal vez su padre lo obligaría a aprender otra canción y si fallaba en un solo acorde no podía imaginarse el castigo que le tocaría, no quería hacerlo porque imaginarlo solo hacía el anticipo mucho peor.
Finalmente miró a la última persona en el vehículo con ellos, su madre… o mejor dicho a las últimas dos por que la bebé a su lado era atendida por el robot niñera, como siempre ella se encontraba bebiendo, lo suficientemente sobria como para seguir despierta pero al mismo tiempo lo suficientemente ebria como para no estar en sus cabales.
Tampoco recordaba la última vez que la había visto sobria… tal vez había sido durante el nacimiento de Alina o cuando Arthur murió, no recordaba honestamente, ella se había cerrado al mundo completamente, era imposible saber qué pensaba en realidad…
Por un momento sus miradas se cruzaron, por un momento Benjamín pudo ver a su madre nuevamente a los ojos y por ese instante ella abrió sus labios para decir algo, pero como ya estaba acostumbrado ella no dijo nada, simplemente desvió su mirada y tomó su copa de vino, posandola sobre sus labios bebiendo el líquido que la mantenía mansa y tranquila…
El joven no sabía que sentir hacia ella, rechazo, asco… pena, no sabía que era para él esa mujer en realidad, más que ser una madre era solo otro objeto decorativo en la casa, no cumplía ningúna función más allá de verse hermosa y acabarse todo el vino de las reservas.
A veces decía cosas, a veces pedía que William fuera menos agresivo con ellos, a veces rogaba por que sus hijos hicieran bien las cosas para no tener que ser castigados, a veces pedía perdón tanto a su padre como a ellos dos, pero la mayor parte del tiempo solo observaba como la violencia en la mansión se desenvolvió sin intervenir.
Pero la mayor parte del tiempo solo bebía o se encerraba en su habitación a llorar, no sabía porqué lo hacía simplemente lo hacía.
Benjamín apartó su mirada de ella, para dedicarla al paisaje debajo de él.
―Ben…― Y como siempre, ella hablaba después de que sus miradas dejarán de encontrarse.
―¿Uh?― Interrogó alzando la mirada hacia su madre quien por momentos parecía más cuerda de lo usual, pero sabía que pronto volvería a marearse.
―¿Como… cómo estás hijo…?―Interrogó observando tenuemente, mientras que Benjamín solo permanecía en silencio y estoico.
―Bien…―Murmuró suspirando pesadamente, manteniendo su mirada sobre el horizonte, él en verdad no sabía que responder, incluso las preguntas más simples de su parte parecían incomodar.
―¿Y… y t-tú Natalya?― Preguntó mirando al otro extremo del vehículo, encontrándo a su hija, quien después de un momento de silencio respondió.
―Bien…―Susurró logrando captar la atención de Natasha, quien sonrió levemente por su respuesta.
―Hoy… ¿hoy que hicieron?― Se traba al hablar, apenas podía articular bien sus palabras pero ella siempre tenía una forma de hacerse entender, sobre todo con sus hijos quienes lograban comprender sus palabras aún ahogada en alcohol.
―Estudiar, el maestro Tarkov nos hizo un examen… saque un 10 y mi maestro de trigonometría dijo que era el mejor de la clase.― Respondió el jovencito rubio tratando de no darle importancia a sus resultados académicos, era lo mínimo que esperaban de él, que fuese perfecto.
―Me… me alegra mu-mucho hijo.―Dijo sonriéndole, causando que Benjamín arqueará una expresión de agradecimiento que fue opacado… por todo lo demás, suspiró de alguna forma se sentiría orgulloso si al menos a alguien lo hiciera sentir verdaderamente orgulloso.
―Y… ¿y t-tu Alina?―Preguntó desviando su mirada hacia su tercera hija, quien apartó la mirada confundida y molesta, al menos esperaba que esta vez no se confundiera otra vez… pero en realidad no sabía lo que esperaba de su parte.
―Alina está allí y no puede hablar mamá, yo soy Natalya…― Respondió la jovencita apuntando en dirección de su hermana bebé, suspirando pesadamente… ¿si quiera por qué lo intentaba? Ella ni siquiera se encontraba en sus 5 sentidos.
―Ah cierto… ¿como, como te fue Nat-Nat…?
―Igual, mis clases de ballet y piano han mejorado…― Interrumpió rápidamente, era sencillo responder, actuar como que en realidad les importaban las palabras de su madre, pero al observar y olerla, podían percatarse de lo evidente, ella era un desastre, podía estar maquillada como una princesa, vestida como una reina… y aún así tener el aroma de un alcohólico impregnado en todo su ser.
Lo cual seguía y seguiría incomodandolos.
―Qué bueno… yo…― Ella en su estado intoxicado podía apreciar que sus hijos no se sentían cómodos con la conversación, pero genuinamente se preocupaba por ellos, siempre lo hacía aunque no se notará, pues ella… en verdad sentía la necesidad de que al menos con ella aún tenían un lugar seguro.
―Yo sé que no lo- que no lo entienden, pe-pero-pero su… su padre hace esto por que los quiere.― Benjamín casi no pudo evitar sentir como una sensación de ira subía desde sus puños, soltaría una carcajada si aquel comentario hubiera sido un chiste o sarcasmo, pero sabía que ella en su estado estaba siendo completamente honesta con ellos.
―Sí, él los ama… los ama tanto a ambos que-que-que quiere que sean perfectos.― Comentaba sonriendo levemente, casi como si entre sus palabras ella quisiera reír, pero a su vez veía a su copa de cristal, moviéndola suavemente para ver cómo el líquido se moldeaba en el interior de la misma.
―Y-yo-yo sé que nos ama…―Su voz pareció apagarse, perdiendo toda emoción en un instante.
―Claro…― Murmuró Benjamín, sintiendo como la ira seguía subiendo en él… ¿por qué les estaba diciendo eso siquiera? ¿Acaso le importaba? ¿O había algo más?
―S-s-s-sí… É-él d-d-debe de.― Respondió Natasha con su voz entrecortada volviendo a beber de su copa, tomando un gran trago antes de retornar a su conversación.
―Su padre solo se preocupa por el bien de la compañía, solo se preocupa por… su imperio…― Al decir eso parecía que ella estaba siendo honesta por primera vez, eso era lo único que en verdad le importaba a William, a nada o a nadie le daba la misma importancia, odiaba a todos por igual, pero parecía que a su familia le dedicaba toda la ira que no podía dedicarle a otros.
―Claro que sí, es de lo único que se preocupa.
―Oh no esto otra vez…― Susurró Benjamín apretando los párpados, esta tal vez era la décimo quinta vez que ella hablaba sobre esto, sobre cómo su padre había destruído su vida y la vida de todos a su alrededor, solo por que quería que sus negocios prosperarán.
―S-sí, s-s-solo s-se pre-preocupa p-p-por mi imperio… mi…― Ella pareció susurrar algo pero Benjamín y Natalya apenas pudieron entenderlo, lo que sea que ella hubiera dicho pasó completamente desapercibido, algo que incluso llamó la atención de Benjamín observándola, casi como si quisiera juzgarla.
―N-no s-s-solía se-ser así, no-n-no sé cua-cua-cuándo cambió…― Tartamudeaba tratando de recordar cuándo fue que ese hombre que ella había conocido se había convertido en esta especie de dictador, cruel y déspota que maltrataba a sus hijos y a ella.
―C-c-cre-creo que fue cuando le dí control absoluto o cu-cuando, cuando adoptó el nombre Ledyanoy Lebed.― Sus palabras no parecían tener sentido, pero a la vez lo tenían, Benjamín no conocía toda la historia de sus padres pero sabía que antes de que Arthur nacierá, Natasha era la líder de la empresa, algo debió haber ocurrido para que ahora William estuviera a cargo de la compañía y de la familia.
―¿Madre?― Interrogó Benjamín, podía ser que ella estaba delirando, diciendo incoherencias pero genuinamente se sentía confundido por las palabras que salían de su boca.
―Si, sé que ese joven cari-cariñoso sigue a… allí.— Había algo en su voz que ellos casi no podían notar, parecía casi como si ella se sintiera desesperada de alguna manera, tratando de convencerse de que en efecto esa era la verdad que desesperadamente quería creer.
―Pero después de eso, cambió… pe-pero… pero yo sé que los ama, a ustedes… a mí y a Art…― Se detuvo al tratar de decir aquél nombre, el nombre de ese niño, ese niño que ella amó tanto, ese niño que no pudo proteger y que había muerto alejado de ella, alejado de su familia asesinado en una guerra sin sentido en un mundo frío y desolado.
―Ah… sí después de que Arthur, Arthur… Oh mi pequeño…― Ella se cubrió los ojos, comenzando a sollozar, ambos niños observaron a su madre, ella se veía… patética, pero más que eso parecía miserable, tal vez más que ellos.
La Mujer comenzó a beber de su copa, un trago largo y amargo, hasta que el líquido carmesí se terminó, para acto seguido tomar la botella y en lugar de verter sobre su copa, se la zampó por completo, bebiendo directamente de ella como si no hubiera mañana.
Esto incomodó más a los niños, pero más que incomodarlos los preocupó, causando que Natalya mirará con preocupación a su madre, cuando ella empezaba a beber así era por que algo muy malo estaba pasando.
―¿Eh, mamá? ― Natalya preguntó, observando como su madre se enfrascaba en el vicio que lo admitiera o no la estaba matando y a su vez la mantenía cuerda, una vez su necesidad de disociarse con la realidad pareció saciada, ella alzó la mirada al techo de la limusina, anhelando poder reiniciar el tiempo antes de ese evento tan desgarrador.
―Mi bebé… ¿por qué…?― Se preguntaba estando al borde de la inconsciencia, si no fuera porque ya habían visto a su madre de esta forma miles de veces antes, les causaría cierta sensación de pena, incluso vergüenza pero, de cierta forma ya se habían acostumbrado a verla en su momento más bajo.
―Dejala.― Benjamín le dijo a su hermana, quien por unos instantes trató de acercarse a su madre para… darle consuelo, tal vez un abrazo, palabras que le sirvieran de apoyo emocional, pero fue el propio Benjamín quien la detuvo de hacerlo… Natasha… nunca encontraría el consuelo que necesitaba.
Ni en sus hijos, ni en el fondo de una botella… nada le otorgaría la paz que ella necesitaba después de haber enviado a su propio hijo hacia su muerte.
―No podrás hacerla entrar en razón, creeme lo he intentado…― Murmuró Benjamín bajando la cabeza, aunque en verdad podía entender por qué se auto destruía así… la verdad era que no comprendía porqué ella elegía esto.
Benjamín seguía siendo solo un niño pequeño, pero incluso él comprendía que su madre estaba bajo una terrible agonía, un sentimiento doloroso que no le permitía continuar, un trauma que la había obligado a cerrar su corazón del mundo, incluyendo a sus hijos más pequeños.
El jovencito rubio lo comprendía, comprendía sus actos… pero no sus acciones, pues eso solo hacía rememorar lo evidente, él, Natalya y Alina estaban solos…
Solos contra todo el mundo a su alrededor.
―So-so-solo sigan la-las o-órdenes de su padre niños. ― Natasha dijo, con la esperanza de que al menos su palabras les permitieran entender lo que ella pedía de ellos, no quería perder a otro hijo, no de la misma forma que había perdido al primero.
―Eviten la fu-furia de su padre…
―Sí madre…―Respondió Benjamín observando como ella poco a poco comenzaba a ser presa del inconsciencia producto al exceso de alcohol en su sangre.
―Ah, Arthur, por favor solo haz lo que tu padre te ordena… no lo hagan enojar más.― Ella comenzó a decir perdiendo poco a poco la conciencia.
―Po-por favor no-no lo hagan… enojar má-más…― Pedía comenzando a desvanecerse, completamente inconsciente, dejando a ambos niños aún más consternados e incómodos por la situación.
―Ya se durmió…―Murmuró Benjamín suspirando pesadamente, en verdad que ver a su madre de esa forma era algo tan triste, pero más que darle tristeza, se sentía incómodo, crecer con algo así sin duda le causaba aversión a ciertas cosas.
―Sí…―Murmuró Natalya suspirando pesadamente., ya habían perdido la cuenta de cuántas veces su madre había terminado desmayada por tanto alcohol, al menos oda una docena de veces.
―¿Crees que mamá se siga sintiendo mal por lo de Arthur?―Interrogó hacia Benjamín, quien simple y sencillamente apartó la mirada de ella,sin duda era eso la que la tenía tan mal, pero después de tanto tiempo, lo único que se preguntaba era… ¿por qué se castigaba a sí misma y a ellos haciéndose eso?
―No lo sé Nat…―Respondió Benjamín, sintiéndose… de cierta manera derrotado… no había nada que ellos pudieran hacer, con una madre alcohólica, un padre abusivo, un hermano que solía ser el soporte emocional de ambos muertos y con una hermana pequeña cuyo destino era incierto, era imposible determinar qué les sucedería el día de mañana… tal vez simplemente , terminarían igual que sus padres… o peor, terminarían como Arthur.
―No lo sé…―Dijo en completa y absoluta desesperación, aunque su voz solo reflejaba la tristeza de no saber qué hacer.
Natalya al igual que Benjamín se sentía así, frustrada, enojada, sin direcciones de a donde ir o a quien acudir, estaban solos… y como tal debían resolver esta situación solos… cualquiera que fuera la decisión acertada o errónea, en realidad no parecía importar, estaban atados a esta vida de infelicidad, lo quisieran o no.
―Al menos hoy podremos jugar con Oka.―Murmuró Natalya como si ese pequeño cachorro significaba el mundo para ella, en realidad ese pequeño perro era lo único que le otorgaba felicidad a su miserable vida, así como a Benjamín.
Una luz entre tanta oscuridad, una luz que esperaban que su padre jamás fuese capaz de extinguir.
―Sí, eso espero.―Murmuró a su vez Benjamín, sintiéndose bien con ese pensamiento, puede que sus vidas fueran tristes y solitarias, pero… incluso entre las infinitas tinieblas que rodeaban sus vidas, aún existía la esperanza, aún había una luz que se negaba a extinguirse y morir.
Una luz que ambos compartían, la luz de una esperanza que rogaban a todos los dioses del cielo que nunca se extinguieran como lo hizo Arthur.
Una luz que los mantenía cuerdos en este mundo brutal y despiadado, donde los errores eran castigados con severidad, donde no había espacio al fracaso, donde cada insubordinación era reprendida con violencia y donde no importaba a donde corrieran.
No tenía caso, nadie vendría a socorrerlos.
Ni ahora… ni nunca…
El Presente…
Benjamin miraba la raíz del Qliphoth que debía destruir desde las alturas, custodiada por varios poseídos a su alrededor que la custodiaban, allí se encontraba en el suelo, completamente inerte, respirando y latiendo a la vez, mientras que los poseídos se mantenían alerta, no estaba seguro si era el momento de destruirla o esperar a la señal de Johnathan para aniquilarla.
Lo único seguro era que ahora que estaba aquí solo debía asegurarse de mantener la posición y actuar en cuanto escuchará o sintiera que era el momento de actuar.
Aún así no entendía por qué revivía todas estas memorias, claro su pasado no era el mejor lugar para refugiarse, pero tampoco el mejor al que acudir en esta situación… Este planeta no hacía más que regresar a ese lugar que tanto parecía querer olvidar.
Pero que a su vez lo traía como una polilla volando hacia el fuego.
Lo que le recordaba que, el dolor del pasado nunca se superaría fácilmente… pero eso también le recordaba que seguía siendo humano… tal vez cuando esto termine, iría a visitar su viejo hogar.
Pero hasta entonces debía esperar, aunque no podía evitar sentir que algo iba mal, desde que escuchó el árbol gemir de dolor, claro que había sido ella, ¿quien más si no?
Desde que el doloroso estruendo del Qliphoth se hizo escuchar el ataque de lo que sea que hubiera sido eso cesó por completo.
Algo que sin duda pasaría desapercibido de no ser que de nuevo hubiera otro estallido en la misma posición donde ella se encontraba.
Él no creía en las casualidades, de hecho no creía que lo que fuera que hubiera sido "Eso" no estuviera ahora acosando a su compañera, era lo más probable en esos instantes, más aún que parte de sí mismo le gritaba por destruir la raíz, pero aún no… Aún no era el momento.
Ese idiota debía sentirse más desesperado que él por destruír la raíz de Qliphoth, cada segundo gastado ese ser… estaba haciendo lo que fuera que su retorcida mente quisiera hacer con ella, no estaban a la altura de su poder, ninguno del equipo de Guardianes estaba a su alcance.
Ni siquiera él, que presumía siempre ser el más fuerte y poderoso del equipo…
¿Qué posibilidad podría tener ella? Negó con la cabeza, ella era fuerte, tal vez más que cualquiera de ellos, su mente había maquinado planes que ninguno de ellos en todas sus capacidades cognitivas habrían sido capaces de imaginar.
Resolviendo problemas tan complejos en la fracción de unos segundos, cuando a ellos les tomaba horas, era tan brillante que haría palidecer a las mejores I.A. estrategas de la actualidad con su facilidad de maquinar estratagemas como si todo se tratará de un simple juego de ajedrez.
Ella podía encontrar formas prácticas y fáciles de escapar de esa situación… sin embargo.
Lo que le sobraba de intelecto le faltaba en fuerza física, una pelea contra un espectro de ese calibre sería un infierno, un infierno del que ella aún con toda esa inteligencia prodigiosa no saldría ganando.
O por lo menos no, sin sufrir daños importantes.
Estaba en un dilema, un dilema de sí debía hacerlo ahora o esperar solo un poco más… era sencillo, congelar la raíz junto con todos a su alrededor, destruir el recubrimiento carnoso y finalmente despedazar al gusano en el interior…
Fácil, sencillo, limpio… pero si lo hacía antes… o después no se imaginaba lo que le ocurriría a ella, no podía intentarlo y no quería hacerlo.
Había visto lo que los espectros eran capaces, la crueldad que ellos podían efectuar sobre un humano vivo, pero sobre todo consciente.
No quería que ella sufriera, ¿pero y si ya lo estaba haciendo? ¿Qué podía hacer? No podía retroceder, no podía acabar con la raíz.
Estaba en un dilema, un dilema como el de aquél entonces.
Tarde se dió cuenta de que estaba en esa situación de nuevo, dejó morir a su esperanza… o destruirla con sus propias manos.
Rememorando algo que se le había pasado por la mente tantas veces antes, ella era su última esperanza, la esperanza que creía que su padre le había arrebatado, la esperanza de ser felíz nuevamente en un mundo tan frío y apagado.
Era su última esperanza y por dicha razón dudaba nuevamente en que era lo correcto.
Estaba en un dilema… un dilema que le recordaba esos tiempos que aún solían dolerle en las frías noches, porque en este planeta fue donde perdió su infancia y su inocencia.
Entonces…
Podía escuchar ecos a lo lejos, mientras poco a poco recuperaba su conciencia, voces que mientras más se enfocan más cerca se encontraban, podía distinguirlas, una de alguien mucho más joven que él y la otra… parecía la de una mujer pero, poco natural, sintética si tenía que ponerlo en palabras simples.
Aunque en realidad parecía fluida, había connotaciones evidentes en esa voz que la hacían poco natural.
―¿Estará bien?― Preguntó Kiva observando el cuerpo de Mary, aún noqueada..
*Tranquilo solo está inconsciente…* Respondió la voz sintética de Hayley, quien se había encargado de revisar su estado de salud, por suerte no se estaba desangrando como la última vez, pero podía notar que sus signos vitales eran extraños, casi como si hubiera corrido una maratón de 800 metros y después se hubiera detenido en seco.
Hayley no comprendía mucho de cómo responden los cuerpos de los caballeros ante una batalla, comprendía que gracias al cosmos podían soportar batallas imposibles para soldados comunes.
No se movían con la misma velocidad sino que más que las de los soldados de acero.
Aún así comprendía que un cuerpo humano normal, sin aumentaciones y joven no podía tener estas lecturas.
Prácticamente su vitalidad se había desgastado en un abrir y cerrar de ojos.
―Lo sé pero… los golpes de Seinma no son exactamente ligeros.―Murmuró Kiva, observando el cuerpo de su compañera Guardiana, había atendido a muchos caballeros desde que se convirtió en aprendiz del santo dorado de Aries.
Prácticamente era enfermero, pero… cuando se trataba de sus amigos y más aún de sus compañeros de equipo su preocupación incrementar, Seinma había confiado en que cuidaría de Mary:
Si había una persona a la que no quería fallarle era a él, quien de todos los herederos, fue el primero en creer en él, en alentarlo y ver su potencial.
Además, la hermosa Mary siempre se encontraba a su lado, si algo podría romper a ese hombre sería perder a una de sus mejores amigas, más si terminaba siendo su culpa.
*Tranquilo, si te sigue preocupando podemos llevarla al área médica, ahí podremos checar que no haya daños internos.* Hayley respondió tratando de tranquilizar al joven caballo menor, ella podía entender perfectamente sus preocupaciones, pero estaba más que segura de que no había nada que temer en cuanto a la salúd de Mary
―Le prometí que la cuidaría, ella es mi responsabilidad ahora…― Murmuró el muchachito, suspirando pesadamente, no quería decepcionar a nadie, quería poder estar a la altura pero… a veces parecía que no podía hacerlo por más que se esforzará.
―He visto como se preocupan el uno por el otro, si algo llegará a pasarle yo no… Seinma jamás me lo perdonaría.― Ese nombre hizo que ella comenzará a despertar poco a poco, recuperando poco a poco la conciencia.
―Seinma… ― Mary comenzó a abrir los ojos, alzando su mano hacia arriba, rememorando los últimos eventos acontecidos, ella tratando de detenerlo en ir solo, él impidiéndole seguir… un golpe en el vientre… y su rostro, uno que revelaba determinación, la misma que ella había visto cientos de veces, antes de que su amigo estuviera al borde de morir.
― ¡Seinma!― De un sobresalto ella se levantó apresuradamente, solo para que un agudo dolor en su vientre la obligarán a recargar su codo derecho sobre la camilla.
Ella sintió como su cuerpo la traicionaba, casi cayendo rendida a la camilla nuevamente, levantó su mano hacia su rostro comprobando que su máscara seguía puesta, una preocupación menos, acto seguido comenzó a mirar a su alrededor, metal, equipo médico, ventanillas que daban ver un panorama reducido de las afueras, estaba dentro de una de esas naves de evacuación, los civiles que habían rescatado se encontraban allí, siendo atendidos por el personal médico.
Para finalmente encontrarse con un rostro conocido, una chica de cabello azulado, diadema blanca y negra que acomodaba bien su cabello, objeto que contenía su I.A. Asistente de voz, y a su lado se encontraba el joven Kiva, aquél que la había llevado lejos de la zona oscura.
*Tranquila, estás a salvo.* Ella puso sus manos sobre su hombro tratando de postrala sobre la cama, tratando de calmarla, aunque eso no hizo más que confundir a Mary.
―Hayley… ¿qué?― Preguntó la joven rubia dando otro vistazo a su alrededor, reconocía esta nave, era la misma que los había llevado a las periferias del bosque cuando comenzaron la misión…
Al utilizar su mirada de águila pudo percatarse de que ninguna nave estaba entrando o saliendo de la zona, la operación: "Fantasmas de Bronce" Había sido un rotundo éxito al parecer, la primera parte del plan de Danny había salido justo como ella lo había planificado.
Ahora solo quedaba la segunda parte, miró el reloj.
2:49
Habían logrado el objetivo primario en tiempo record, lo cual significaba que faltaba poco para que comenzará la segunda parte.
Danny había dicho que lograrían completar la misión en una hora, pero… el tiempo casi se terminaba, ellos seguían allí dentro.
―¿Dónde estoy? ―Preguntó la joven águila, sabía que estaban en la nave de transporte, más no sabía en qué punto de Neo Belfast se encontraban, si cerca del Qliphoth o lejos.
―Calma Mary, nos puso a salvo… ― Dijo Kiva entrando en su rango de visión, él se veía… extrañamente aliviado por alguna razón, aunque más que aliviado se veía más tranquilo que antes.
―Menos mal que despertaste, me tuviste preocupado por un instante.
―Kiva.― Murmuró la joven Arkhamira, observando a su compañero de equipo, cuya mirada expresaba alivio y tranquilidad pero más que eso una inconmensurable felicidad de haber logrado su cometido.
―Sí, disculpa si te sientes más mareada de lo usual, nos teletransporté un poco más lejos de lo que pude prever.― Kiva aún se sorprendía que hubiera logrado teletransportarse tantas veces y a distancias impresionantes apenas sintiendo fatiga o cansancio, sin duda la habilidad curativa de Mary era impresionante, aumentaba el vigor y la resistencia de quien recibe la técnica..
―He notado lo mucho que el teletransporte causa esos efectos en tí, a parte de que no te gusta mucho volar, si te sigues sintiendo mareada solo dime, te traeré lo necesario para pasar el mal trago.― A cambio la usuaria perdía toda su energía y vitalidad, aunque era una técnica espléndida en miles de sentidos. El costo de utilizarla era que el usuario sufría una pérdida de energía y vitalidad enormes, un aumento en la fatiga al realizar cualquier tipo de actividad física y un decrecimiento de su vitalidad no podía evitar imaginar lo agotada que su compañera se sentía después de eso.
De hecho le preocupaba que a cambio de hacer esto Mary estuviera perdiendo años de vida.
Aunque no podía comprender totalmente cómo funcionaba dicha técnica, estaba seguro de que la amazona de Águila sentía toda dolencia física el doble que cualquiera de ellos.
―¿Donde está Sein?― Trato de alcanzar con la mirada a captar la presencia de su mejor amigo, pero ante la falta de él solo podía pensar que había hecho aquello que dijo, se quedaría a pelear mientras que ella… se encontraba en esta nave.
―Se quedó atrás, ya sabes como es… es obstinado al igual que tú.― Respondió Kiva, tratando de permanecer tranquilo, pero sabía que ella no estaría tranquila hasta saber que Seinma se encontraba bien y a salvo, por ese motivo la Joven Águila comenzó a levantarse poco a poco, tratando a dirigirse a las compuertas para salir de la nave.
―¡Ey, ey, ey! ¿Qué haces?― Le preguntó deteniéndose antes de que diera un paso más, obligándola a mantenerse en la camilla.
―Voy con él… Tengo que protegerlo.― Mary habló en un tono de desesperación apenas palpable debido a sus pocas energías, siendo detenida tanto por Kiva como por Hayley.
*Él estará bien solo, no tienes porqué preocuparte Seinma es muy fuerte, él…*
―¡Ya lo sé!― La amazona dijo desesperada, llamando la atención de todas las personas de la Nave, quien podía observar que aún debajo de esa máscara de plata, ella se veía… desolada, triste… incluso perdida, ella estaba desesperada… Ella había visto como ese chico que había salido del medio de la nada de los campos de Florencia se había convertido en un guerrero más que capáz.
―Lo sé… Es solo que, no puedo evitar preocuparme.― Ella lo sabía, lo supo desde el momento que lo conoció, él iba a morir, tal vez no en ese entonces, tal vez no hoy… pero lo sabía, lo sabía… y no había lugar en el universo que ella quisiera estar que allí, para él para protegerlo, para ayudarlo, para ser su escudo y su espada, aún si sabía que iba a morir no le importaba, si iba a morir su único deseo era hacerlo a su lado.
―Lo he sabido desde que lo conocí, es… impetuoso, apasionado, se lanza a la batalla sin pensar en las consecuencias, él siempre ha sido así, hace las cosas… porque así lo dicta su corazón.― Aún así él siempre encontraba una forma de sobrevivir, pese a que tuviera todos los huesos rotos, se estuviera desangrando o que su cráneo se hubiera fracturado siempre encontraba una forma de sobrevivir.
―Y sé que si Danny está en problemas no dudará en acudir a ella aún si termina muriendo, por eso no quería que fuera solo, él es tan… gentil y bondadoso, nunca piensa en sí mismo, ni siquiera cuando se está desangrando o a punto de morir.― Estaban enfrentándose a uno de los enemigos más crueles del que se tenía registro, uno que no dudaría en matarlos y si Seinma iba a pelear contra él, las probabilidades de que saliera vivo serían minimas o nulas.
―Nunca piensa en que realmente va a morir. ― No rememoraba todas las veces que estuvo a punto de fallecer, pero el número supera al menos las 90 veces, esa suerte ni él podía creerla, pero eso solo era, suerte… e iba a acabarse tarde o temprano.
―Puede… que no lo conozca tanto como tú Mary, pero sé que Sein no pondría en peligro a nadie que estima, menos… a una persona a la que ama como tú.― La forma en la que dijo esas palabras, causó que Mary alzará su mirada hacia él, gracias a dios tenía mascara por que no habría soportado que la gente la mirará con la cara completamente roja.
―Digo amar en sentido de que… hay rayos…
*Creo que lo que Kiva quiere decir es que él te aprecia, mucho…* La joven enfermera de campo trató de apoyar la idea que Kiva tenía, sonaba… curioso y no negaba que tal vez los sentimientos de Seinma eran recíprocos a los de Mary, pero ella comprendía perfectamente que ambos se preocupaban tanto el uno por el otro y nada los haría sentir más tranquilos, que saber que el otro se encontraba a salvo..
*Lo he visto, lo vi cuando llegaron al Titán de Acero, él estaba vivo apenas y tú… tenías ambas piernas rotas y desangrandote poco a poco, no sabría decir cuál de los dos estaba peor pero, cuando tú… te desmayaste por el dolor él se quedó despierto, lo cual es… sorprendente para alguien con una fractura craneal.* Ella nunca supo eso, solo supo que cuando despertó él ya se encontraba dormido y ella… se mantuvo a su lado hasta que despertó de nuevo, ambos se cuidaban entre sí, así había sido desde que entrenaban en Shinrra.
*No quedó inconsciente hasta saber que estabas estable, él es alguien que realmente se preocupa por sus amigos y si alguien está en peligro, no descansa hasta saber que están a salvo.*
―Sí, él es esa clase de persona…― Murmuró la joven Amazona, suspirando pesadamente, desviando su rostro de ellos, tomando su máscara con cuidado, asomando sus ojos envueltos en lágrimas.
―Por eso me frustra, que siempre se aparte de mí…― El joven caballo miró con pena a su compañera, mientras que Hayley solo podía sentir una sensación de dolor en el pecho, ¿cuántas veces había repetido esas palabras en su cabeza? Al menos miles de veces.
*A mí, me gustaría tener a alguién así, que se preocupe por mí aún sabiendo que estoy bien y que vele por mi salúd.* Sus manos se movieron, aunque algo les decía que ella estaba diciendo eso desde el fondo de su corazón.
―Hayley…― Kiva susurró observando a la joven a su lado, no sabían mucho de ella pese a que habían interactuado por casi un mes y aún así, ella siempre parecía querer acercarse más a ellos, aun si tenía que seguirlos al infierno.
Un aura de misterio y melancolía la rodeaban, secretos que ella no deseaba revelar.
O al menos aún no, era… algo que ella temía muy dentro de sí misma.
Algo que, simplemente, no quería compartir, aún con sus nuevos mejores amigos.
*Es solo una idea tonta que tengo.* No pareció querer decírselo en serio, pero su movimiento de manos era leve y la forma que su I.A. no parecía susurrar hizo que la joven apartara la mirada apenada.
―No es tonta en lo absoluto.― Respondió el joven caballo menor, aunque le disgustaba admitirlo, Hayley y él tenían mucho en común, más de lo que se podía ver a simple vista.
―Bueno, al menos me alegra saber que estás bien…― Murmuró Kiva soltando y opaco y liberador suspiro.
―Porqué estás bien, ¿verdad…?
―Un poco adolorida… no creí que en verdad se atreviera a hacerlo…― Mencionó Mary sujetándose el vientre, aún sentía esa zona completamente adolorida, pero, ella jamás pudo haberse esperado eso… tal vez luego se la cobraría de vuelta, tal vez muy pronto.
―Sí hasta a mí me sorprendió.― Murmuró el caballero de caballo menor, para el chico que nunca había golpeado a una mujer, en verdad había roto una de sus reglas principales más importantes, preguntando si lo haría de nuevo pero esta vez contra un enemigo, no lo sabía pero estaba curioso por saberlo.
―Trata de descansar, yo me ocuparé del resto, espero que los muchachos están resistiendo bien y…― Fue en ese momento que sintió como la mano de alguien lo sujetaba del brazo, obligando a ver a quien lo sujetaba.
―Uh… ¿Mary?―El brazo de su compañera lo sujetaba con la suficiente fuerza para no dejarlo ir, ella sabía que Kiva iba a regresar al campo de batalla y quería ir con él.
―Llevame contigo Kiva.― Aunque él dijera que no, ella sabía bien como funcionaba su técnica, él no iba a teletransportarse a ninguna parte si no era con ella, la única condición para teletransportar a otros con ´él era si los tocaba, y no lo iba a dejar ir por nada del mundo.
―Sabes que no puedo hacerlo, Seinma me pidió que te pusiera en un lugar seguro.― Kiva respondió tratando de hacerla entrar en razón.
―No voy a quedarme de brazos cruzados mientras ustedes pelean, iré a ayudarlos.―Dijo ella determinada en seguir a sus compañlero aun si eso significaba dirigirse al mismísimo infierno.
*Mary, por favor… apenas sobreviviste la última batalla, solo respeta los deseos de tus amigos.* Hayley trató de que ella comprendiera su situación, la última vez tuvo suerte de intentarla solo sería llamar a la muerte a las puertas de su hogar.
―Soy una guardiana también…― Respondió con una sensación de ira acumulandose sobre su pecho, si había algo que odiaba más que ser apartada del conflicto eso era que creyeran que era un estorbo.
*Hay momentos para ser impulsivos y momentos para ser cautos…* Hayley articuló utilizando sus manos expresando lo que quería decir a través de su I.A. repitiendo palabra por palabra lo que sus gestos daban a entender.
*O al menos es lo que siempre dice el sargento Martín* Ahí estaba de nuevo, aún cuando no se encontraba presente, el Militar a cargo de ellos seguía influyendo en ellos, eso decía la calidad de hombre que era en realidad.
―Por favor quédate Mary, cuida de tu salúd, por Sein…― Pidió Kiva nuevamente, ella odiaba cuando Seinma sacrificaba su salúd e integridad física, la mayor parte del tiempo por buenos motivos… y las otras por mera estupidez e impulsividad.
Ella mejor que nadie debía comprender que eso no la llevaría a nada más que a una muerte segura.
―No… no puedo quedarme de brazos cruzados mientras ustedes pelean.―La joven águila respondió determinada a seguir a sus compañeros, en verdad no le importaba si sobrevivía o terminaba muriendo en esta batalla… lo único que le importaba era asegurarse de que Seinma y sus compañeros sobrevivirían a esta batalla.
―Iré contigo, aún si tengo que sacrificarme para defenderlos a todos.― No había forma de convencerla de que lo contrarío, eh? ella era igual a él, sin duda estaban hechos el uno para el otro.
―Lo sé… No te preocupes Mary, entonces me aseguraré de protegerte.― Kiva suspiró sintiéndose derrotado, sin dudas ella era determinada,
―Gracias Kiva.― Respondió aliviada, se aseguraría de mantenerse despierta aún si eso significaba obligar a su cuerpo a seguir adelante, pese a la pérdida de fuerzas, estamina y energías.
―Antes de eso, ¿puedes pasarme esa cosa?―Preguntó el joven caballo menor apuntando a algo a un lado de ella, hacia los gabinetes llenos de medicinas y suministros médicos.
―Eh… ¿cual, esto?― En ese momento de distracción cuando creyó que Kiva señalaba a un botiquín pequeño, fue cuando sintió que el Brazal que sostenía se había vuelto más ligero, desviando rápidamente su mirada hacia Kiva.
―¡No me odies por esto!― Dijo con uno de sus brazos completamente desprotegido, el brazo que ella había agarrado fuertemente, y del cual se había safado de su agarre al despojarse de esa parte de su armadura.
―¡Kiva! ¡Maldita sea Kiva!― Ella trató de alcanzarlo, pero al instante que se impulsó hacia adelante para tomarlo del brazo nuevamente él ya se había desvanecido en un haz de luz fugaz.
―¡Carajo!― Exclamó furiosa por la acción del caballo menor.
*Mary espera.* Hayley se adelantó sujetando a la guardiana, rodeando su cintura con sus brazos para tratar de inmovilizar, evitando que hiciera una tontería como desperdiciar los esfuerzos de sus amigos para mantenerla a salvo.
*Debes respetar los deseos de tus amigos, ellos están sacrificándolo todo en un solo plan, por favor respeta sus deseos para mantenerte a salvo.* Aunque ella estuviera débil y con una evidente falta de estamina seguía siendo fuerte, un nivel de fuerza con el que no podía competir, pues aunque estuviera aplicando todo su peso en detenerla Mary solo seguía hacia adelante.
*Por favor…* Rogó intentando hacer que se detuviera pero ella no solo no iba a detenerse, sino que iba a cumplir con su cometido, los iba a proteger a todos.
―Maldita sea…― Murmuró la Joven de cabello rubio presionando el botón de la trampilla, abriendo la compuerta de la nave, sólo para percatarse de que aún no se encontraban lo suficientemente lejos del Qliphoth.
De hecho se encontraban relativamente cerca.
Si se esforzaba podría alcanzar a Kiva en poco tiempo, solo debía utilizar el vuelo del Águila y tal vez podría llegar… pero a esta distancia, sus piernas se quebrarán de nuevo antes de pisar el bosque de nuevo.
*¿Qué haces?* Al tratar de detenerla Mary supo que no podía dar el salto, no con Hayley aferrada a ella, tratando de apartarla, ella sin duda podría sobrevivir a la caída, pero Haley no.
―Como dije, también soy una guardiana. ― Respondió la joven guerrera de plata intentando apartar a la enfermera de campo, no tenía tiempo que perder, debía apresurarse con Seinma y los demás, pero aunque ella era fuerte, Hayley se había aferrado con mucha más fuerza.
―No seré una carga para ellos y no seré un peso muerto.
*Mary, no estás siendo un estorbo, recuerda el plan Danny lo tiene todo calculado ¿recuerdas?* Por alguna razón, las palabras de Hayley la hicieron detenerse, claro, Danny siempre calculaba todo con una precisión casi milimétrica., pero ni siquiera ella podía predecir todo lo que ocurriría durante la batalla
*Ella nos dio instrucciones específicas a cada uno para que las siguiéramos al pie de la letra, si algo falla la misión fracasa.* Mary sintió que las palabras de Hayley tenían un peso inusual, no porque fueran incorrectas, sino porque había algo que ella había dicho que hizo que Mary se detuviera por completo.
―Espera, ¿nos? ― Danny cuando explicó el plan a todos, jamás mencionó la participación de Hayley, ella no era parte del plan que ellos conocían… aunque en realidad no entendía qué hacía en esta nave en primer lugar, claro, la vieron al entrar a la nave y antes de adentrarse al bosque, pero no comprendía cómo es que ella también era parte del plan además de ser apoyo médico.
―¿Tu también Hayley?― Interrogó confundida por las palabras de su compañera.
*Sí, ¿no te lo dijo?* Cuestionó confusa, Danny le había dicho cuál sería su papel en la misión justo antes de partir y le había asegurado a todos que les había contado todo el plan incluyendo a ella.
*Yo estaría encargada de la coordinación de las naves de evacuación.* Ella… en ningún momento les había dicho que Hayley se encargaría de esa parte, tan solo asumieron que las naves entrarían y saldrían de la zona en ciertos periodos de tiempo… más no que Hayley se encargaría de esa parte.
―¿Tú?
*Bueno, mejor dicho mi I.A. Alyx es la encargada de eso.* Respondió con una extraña sensación recorriendo la espalda al escuchar a si I.A., causando que Mary también la mirará con sorpresa y curiosidad, gracias al tiempo a su lado había comprendido muchas cosas, que ella era la persona más inteligente que jamás había conocido y que nunca hacía algo sin una razón o un motivo.
*En efecto, estoy programada para seguir una secuencia de intervalos de comunicación entre las naves de evacuación en base y las naves en área para una mayor agilización de los protocolos de extracción, así hacer que las tareas sean más sencillas para ustedes caballeros.* Añadió mostrando los planes de vuelo de las naves que entraban y salían, mostrando el de la propia nave, la cual rodeaba el Qliphoth por alguna razón sin especificar.
*De hecho esta nave fue configurada para retirarse antes de las 3 en punto.*
Mary observó a Hayley con una sensación extraña, no entendía por qué Danny haría algo así, entendía el porqué había en diferentes planes de acción, por qué había ideado una respuesta adecuada a cada situación de riesgo tanto con sus compañeros como con los Rehenes.
Pero el ocultar información a sus compañeros, eso era algo fuera de lo común, carecía de sentido…
No había motivos o razones suficientes que justificaran dicha decisión.
O al menos eso creía, Danny nunca hacía algo sin ningún motivo, ella siempre tenía una razón por más pequeña que fuera siempre había una razón, un… algo que la obligaba a actuar de la manera que ella lo hacía, de la mejor manera, de la correcta, desde que la conocía así había sido.
Pues… ella era una genio en todos los sentidos, pero si había hecho esto sí había integrado a Hayley por razones que no le había explicado a nadie más, era por qué quería asegurarse de algo.
¿Pero qué? Su mente no podía deducirlo, pero estaba más que segura que había una razón en cuanto a su actuar.
―Ella nunca nos comentó nada al respecto…― Murmuró Sintiéndose, engañada por alguna razón, traicionada, aunque no sabía porqué.
―Espera, espera ―Aunque al pensarlo mejor, recordó algo… Algo que le rememoró el momento en el que Seinma la golpeó, como si la hubiera sacado del juego antes de tiempo por una única razón, reconociendo ella misma que él jamás habría hecho algo así, a menos… a menos que alguien le hubiera dicho algo para hacerlo.
―Si su plan está saliendo como ella lo predijo, lo más probable es que…― Al tratar de racionalizarlo ella comenzaba a percibir como una pieza de ajedrez que ya había completado su propósito, una jugada que sacrificaba una pieza importante para permitir el avance de las demás… arriesgada sí, pero con una enorme recompensa.
Ella le había explicado las reglas del juego hacía tanto tiempo, pero fue en ese momento, ese preciso instante que se percató, como una revelación, un flashazo dentro de sus ojos que por un instante le permitió ver la verdad.
Jugadas de riesgo que podían llegar a ser arriesgadas, convirtiéndose en la vía hacia una victoria segura.
Que podían darle la vuelta a un partido de una forma totalmente inconcebible, transformando una derrota monumental en una victoria empírica.
La muestra definitiva de que ciertos sacrificios necesarios podrían causar un cambio en la situación, permitiendo que las piezas restantes dieran el golpe definitivo, o como ella siempre lo decía…
Un Jaque Mate.
Limpio, seguro y fugaz, para que antes de que se dieran cuenta la partida ya habría terminado.
*¡Atención! A todas las unidades. La Operación: Lluvia de Fuego Comenzará Pronto.* Ambas chicas escucharon la voz de Alyx reproduciendo sin que ella hiciera algún movimiento, obligando a Hayley a tomar el chip que la controlaba, mostrando su holograma frente a ellas, para que segundos después las naves de caza comenzarán a sobrevolar cerca de ellas, haciendo que los motores manifestaron sus rugidos por toda la zona con un poderoso resonar.
*Buena suerte chicos…* Dijo finalmente la joven observando con atención, ¿ya era esa hora?
Al mirar al reloj holográfico se percató de que ya eran las 2:53 habían completado la primera parte de la operación en tiempo récord, antes de que diera la hora, justo como Danny lo había predicho.
Faltaban unos minutos, pero el que la operación Lluvia de Fuego estuviera a punto de comenzar significaba que habían completado 1 de 3 objetivos con relativa facilidad, pero ahora que el momento de la verdad se acercaba ambas comenzaron a temer.
Los muchachos seguían en el bosque… pronto, del cielo bañaria el suelo de plasma ardiente que cubriría toda las zonas marcadas por las balizas, no solo para eliminar las raíces, sino para eliminar a todos los hostiles posibles.
Aunque Mary era quien más estaba comprendiendo la situación, con los chicos aún atrapados en las ciudadelas lo más probable era que también serían víctimas del ataque…
Aunque pensándolo mejor, Kiva estaba dirigiéndose a ellos, rememoraba que Danny había dicho que una vez los civiles estuvieran a salvo se destruirían dos raíces más, para asegurar que las comunicaciones entre las balizas fueran aún más claras y que no hubiera margen de error.
Lo cual les daría unos segundos para escapar, percatandose de nuevo que para eso Kiva había vuelto, ellos no tenían que mover ni un solo músculo, solo debían de asegurarse de que Kiva los detectará para llevarlos a un sitio seguro y lejos de la zona oscura…
Lo cual… no explicaba que sucedería después, aún debían destruir el corazón, pero nuevamente Mary rememoró, Seinma…
Él y Danny habían sido los responsables de la caída del Primer Qliphoth… a caso…
Mary entonces abrió sus ojos con una sorpresa enorme, es que acaso… ¿se adentrarían una vez más al corazón del árbol esta vez por sus cuentas? Mary por primera vez comenzaba a comprender lo que pasaba, lo que se suponía que iba a suceder., pero no lo que ocurriría una vez el corazón fuera destruído.
El juez aún seguía en la zona, a menos que Seinma corriera de la misma forma que lo hizo la primera vez no podrían escapar, pero… ¿y si no planeó en escapar en primer lugar?
La joven de cabello rubio sintió un poderoso escalofrío apoderándose de su espalda, si ese era el caso y si Danny o Seinma iban a quedarse en el árbol para su detonación.
La idea de que Kiva llegaría justo en ese momento, justo antes de eso… ¿pero y si no? Miles de preguntas llegaban a su mente y no tenía ninguna respuesta clara, lo único que sabía era que Danny había diseñado toda esta estratagema no solo para ganar, no solo para asegurar otra victoria.
Sino para demostrar algo, a ella y a todos.
Algo que ahora no comprendía en su totalidad, pero sabía que allí estaba la razón sea cual fuera.
Nuevamente se sintió traicionada por alguna razón inexplicable, pero más que eso utilizada, no sabía si debía sentirse bien o mal por eso, pero la sensación de desconcierto se quedó con ella por mucho tiempo más.
Por una razón era la estratega del equipo, ella siempre tenía un plan, aunque fuera horrible, misterioso y que creará una incógnita tras otra siempre terminaba funcionando, por que ella era la persona más inteligente que había conocido.
Eso le agradaba… pero a la vez le aterraba enormemente.
Era un gran alivio que estuviera de su lado.
Después, en el Bosque.
El caballero del corcel alado se había mostrado, por decirlo de alguna manera, estático, después de que Kiva teletransportó a los civiles y a Mary lejos de la zona de conflictos, él avanzó hasta el punto donde la barrera era aún más fuerte separándose solo por unos metros de diferencia.
Al verla detenidamente casi parecía que veía sombras o almas siendo arrastradas por el viento creado por el Vórtice.
Era algo aterrador de observar, pero poco a poco comenzaba a acostumbrarse a ver eso.
Interesante de una forma un tanto macabra, pero llamativa al final de cuentas.
Manteniéndose a la espera de que los demás destruyeran las raíces para continuar con la parte dos del plan, se suponía que después de esto Danny aparecería para que volarán a la cima, donde el corazón se encontraba, un trabajo sencillo, aunque al pensarlo mejor, se percataba de que Danny tal vez seguía enfrentándose al espectro, preguntando sí debía ir a por ella o mantener la posición.
Fue tanta su distracción que se sorprendió enormemente cuando sintió a alguien apareciendo a su espalda.
― ¡Carajo! Kiva, me asustaste.― Murmuró con un puño levantado, comenzando a bajarlo poco a poco.
―Perdón, no fue mi intención.― Pidió el caballero de Equuleus, observando como la intención asesina de su compañero se desvanecía en segundos.
―No te preocupes… ¿cómo está Mary?― Preguntó dirigiéndose directamente a su preocupación inicial, no era secreto que romper una de sus reglas le había afectado enormemente, más ahora que había tenido que renunciar a una de las principales solo para mantener segura a su compañera.
―Acaba de recuperar la conciencia y está, un poco molesta contigo.― Contestó rascándose la cabeza con el brazo derecho, el cual había perdido el brazal misteriosamente, Seinma no iba a preguntarle por qué probablemente no era importante, además de que lo más probable era que estaba relacionado con Mary.
―Bueno, me lo veía venir. ― Murmuró el caballero de pegaso, suspirando pesadamente, en verdad era la primera vez que había golpeado a una mujer… a Mary por ese mismo medio, el orden de los factores no alteraba el producto, se seguía sintiendo mal por haberlo hecho.
―Sein, la segunda parte del plan está a punto de comenzar, así que tu y Danny deben de subir lo más pronto posible al corazón del Qliphoth.― Dijo el caballero del caballo menor, rememorando la información que Danny les había proveído, la segunda parte sería total y enteramente desarrollada por ellos dos.
―Lo sé, pero Danny sigue allí probablemente enfrentándose al Espectro de Grifón…― Murmuró el caballero de Pegaso, desviando su mirada al suelo, aún no estaba seguro de que debía hacer en este momento, ír a ella o esperar la señal, fuera cual fuera.
―Ella dijo que en caso de no poder ascender conmigo, tendría que optar por el plan de emergencia.
―¿Y ese cual es?― La pregunta de Kiva hizo que Seinma frunciera el entrecejo, ella le había dicho que tendrían que optar por el plan de emergencia si Kiva lanzaba su señal, pensaba que lo había discutido con todos.
―Espera, ¿no lo sabes?― Preguntó confundido, Andrómeda nunca dejaba detalles sueltos con nadie, eso era para asegurarse de que la misión fuese comprendida en su totalidad, así funcionaba ella… Además Kiva no parecía alguien con un déficit de atención, lo cual… significaba que ella no había mencionado nada al respecto.
―No, ella solo me dijo que teletransportará a Ben, John y Shin fuera del bosque antes de que comenzará el bombardeo y que tú te quedarías a su lado para eliminar el corazón…― Respondió Kiva, curioso, no comprendía por qué la expresión de su compañero había cambiado tan drásticamente de un segundo a otro.
―Pero en caso de que algo ocurriera… yo activaría la señal de emergencia y ella atraería al enemigo a su posición.― Dijo observando como Seinma asentía levemente, reconociendo esas partes del plan a la perfección.
―¿Qué más te dijo?― Interrogó el Pegaso sujetándose la barbilla, intentando desglosar la información correctamente, todo parecía correcto excepto la parte que Kiva había omitido.
―Dijo que… el estallido daría la indicación a Ben y John de destruir sus respectivas raíces.― Arqueó una ceja de nuevo, ¿una detonación? Ella nunca mencionó nada parecido mientras explicaba el plan a todo el equipo.
―¿Estallido?― Interrogó nuevamente confuso, ella en ningún momento mencionó nada de una explosión, solo dijo que reconocerían el momento de actuar cuando lo vieran, aunque ahora que lo pensaba esa sería una buena señal para actuar, aunque al racionalizarlo mejor, eso solo significaba que la situación habría empeorado rápido en su posición y que, por ende una táctica suicida debió ser puesta en marcha… lo cual significaba que ella…
―Kiva, escúchame bien, tienes que dirigirte con Danny de inmediato.― Habló el caballero pegaso apresuradamente, tomando de los hombros al joven caballo, quien no comprendía por qué la expresión de su compañero se había vuelto en una de terror y Desesperación.
―¿Por qué, qué pasa?― Interrogó Kiva asustado por la forma que los ojos de su compañero se abrieron, esa expresión de confusión y terror nunca antes la había visto y no podían significar nada bueno
―No preguntes tan solo hazlo.― Dijo Seinma suspirando pesadamente, en verdad iba a efectuar ese plan de acción, con lo lejos que se encontraba y el tiempo que le tomaría llegar sin su cosmos, solo significaba que ella iba a sacrificar a la reina para dar paso al peón y la torre para dar el jaque.
―Espera, entonces ¿cuál es el plan de emergencia?― Preguntó Kiva observando como él le daba la espalda, para ver hacia la cima del Qliphoth, apreciando como este lo miraba por sobre su hombro con una palabra en la punta de su lengua.
―Caballo Ígneo…― Respondió el guardián del Corcel Alado, observando a Kiva, para acto seguido desplegar las alas de su armadura, arrodillándose en el suelo para tomar impulso.
―Ve ahora, rápido.― Dijo elevándose en los cielos, comenzando la parte 2 del plan.
―Si.―Asintió levemente desapareciendo en la luz cósmica de su telequinesis.
Solo con sus pensamientos Seinma estaba tratando de comprender la conversación que había tenido segundos atrás, Danny ocultando información, dando dos planes diferentes…
Otorgando información pero solo pedazos de la misma, no sonaba como ella, no sonaba como la persona que él conocía, al menos no… si lo pensaba fríamente había algo que no cuadraba.
―¿Cuando es que Danny máquina dos planes diferentes…? espera… ¿a los demás les dio indicaciones diferentes? ¿Que está pasando?― Se preguntó a sí mismo volando hacia el cielo, adoptando posición, observando a lo lejos y entre las sombras el destello del corazón, ya lo había ubicado… solo era cuestión de que las raíces fueran destruídas para que pudiera adentrarse al árbol.
Preguntando nuevamente el porqué Kiva había dicho eso, por qué no conocía el plan de emergencia y sobre todo… si los demás habían recibido instrucciones diferentes, nada de esto tenía sentido, ella… jamás habría ocultado información sin ningúna razón, sin ningún motivo, ella no era así.
Su amiga no era esa clase de persona pero, había algo que le estaba molestando, justo antes de empezar la misión ella se le había acercado, diciendo que una vez los rehenes estuvieran a salvo ambos subían a la cima del Qliphoth para destruir su corazón, para ese momento nadie debía quedar en el bosque, pues el bombardeo ya habría dado inicio…
Pero, ¿Danny había contado con que Mary había tratado de seguirlos como la última vez y de ser el caso tratar de detener al espectro del Grifón para darles tiempo de destruir el corazón?
No parecía el caso pero, al pensarlo mejor había sido él quien ante la idea de que ambos darían el golpe de gracia decidió que la única Amazona del equipo debía regresar, fue él quien decidió dejarla fuera de juego, o eso pensaba, en cuánto más le daba vueltas al asunto, sentía que algo no iba bien…
Claro fue su iniciativa la que impidió que su mejor amiga lo siguiera, ¿pero si era eso a lo que Danny se había anticipado? Ella dijo que solo ellos dos lo harían y de no ser posible John se encargaría en su lugar, dejando fuera a todos los demás incluyendo a Mary…
Era acaso que ella en realidad había predecido lo que harían, cada movimiento, cada acción y reacción como si ya hubiera estado preestablecido, manipulando el resultado no con acciones sino con sus palabras, al pensarlo así sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo y más al sentir como las naves de caza se acercaban, pronto el bombardeo comenzaría…
No fue hasta que una poderosa explosión que sacudió todo el bosque captó su mirada, observando hacia el suelo, como se alzaba una nube de fuego y humo espeso, Seina sintió una fuerte arcada apoderándose de su garganta.
Seguido de dos cosmos poderosos, uno de hielo y otro de fuego debajo de él a punto de estallar…
Otorgándole la indicación de que entonces sería su momento de actuar.
Momentos antes…
La joven Saintia de Andrómeda sentía la desesperación, la agonía, todo maxificado y amplificados en potencias que jamás habría imaginado, pero debía resistir, aún no era el momento, el espectro que la había sometido ahora se encontraba apresado por la cadena de andrómeda.
No la suya por supuesto, aquella que pertenecía a su padre, una cadena capaz de aniquilar a sus enemigos con uno solo de sus golpes.
Aunque solo el brazo derecho el espectro del Grifón había sido apresado, había sido más que suficiente para suprimir su poder casi por completo.
―Suéltame ahora… o serás aniquilado.― Murmuró Danny, en un intento de que él la obedeciera, no mentía cuando decía que el poder de su padre aniquilaría por completo al espectro del Grifón sin esfuerzo alguno.
―¿Aniquilado dices?― Interrogó Talon incrédulo de lo que decía, pero entonces comenzó a reír, una carcajada siniestra y estridente, la joven Saintia escuchó con atención como el Espectro se reía de ella, pero al final, sería ella quien se reiría de él.
―Je je jeh… je jeh, oh vaya esa es buena…― Añadió mostrando una sonrisa de oreja a oreja, sin duda una broma así merecía un buen remate y tenía uno planeado especialmente para ella.
―Sabes creo que ya me aburrí de este juego, vamos cerrando esto para ir a buscar a tus demás compañeros.― Mencionó, levantando su mano izquierda, ella había sido un buen entretenimiento de medio tiempo, pero era hora de acabar con esto.
― ¡No espera! ―Danny exclamó, aterrorizada, aunque la mayoría de las cuerdas habían sido destruídas las más importantes que estaban conectadas a su brazo izquierdo, pierna derecha, cuello y columna vertebral aún seguían apresando.
Pero apenas movió la muñeca de su mano, sintió como si su brazo derecho comenzará a arder.
―¿Qué cara… ¡Ahhh!― Exclamó agonizando de dolor, , presenciando como la cadena que se encontraba enrollada en su brazo comenzaba a apretar más y más fuerte, hasta el punto de despedazar el brazal que cubría su brazo,incrustandose profundamente en su piel. Quemando su carne y sus huesos.
―Mi brazo, ¿cómo estás? ¡Ahhhhh!― Exclamó de dolor, al sentir como las cadenas doradas comenzaron a reptar por todo su brazo, quemando profundamente su piel, esa cadena que él había destruido con facilidad, ahora lo doblegó.
Y aunque utilizará sus alas para tratar de destruirla la misma solo se seguía incrustando cada vez más profundo en su piel.
―Te lo dije, esa cadena no me pertenece, le pertenece a alguien que tiene el poder de destruirte…― Ella nunca mentía cuando se trataban de temas serios, su padre uno de los caballeros legendarios que había peleado por cielo, mar y tierra, convirtiéndose en la leyenda viviente que era ahora.
― Alguien que está por encima de los doce templos dorados, el poder de un hombre comparable a un dios.―Él poseía el poder no solo para doblegar, sino para aniquilar a cualquier enemigo que tuviera en frente, comenzando a preguntarse si él podría incluso enfrentarse al propio rey del Inframundo: Hades.
―Pequeña perra… si crees que me tragaré eso estás muy…― El espectro del Griffón trató de moverse, pero apenas lo hizo, la cadena de oro finalmente atravesó su piel, resquebrajando los huesos de su brazo, uno a uno, causando que la agonía se extendió aún más gracias al poder regenerativo que él poseía.
―¡Gahhh! Hija de pu… ― Aunque su piel y huesos volvieran a repararse las cadenas simplemente no se lo permitían, lo tenían bien sujetado, con la suficiente fuerza como para hacer que sus recién reconstruidos huesos y piel ardieran en completa agonía, un sentimiento que solo los peores castigos que el infierno podía ofrecer estaban a la altura.
"Esta cadena, sin duda es un pensamiento residual de la armadura de andrómeda." Pensó Danny observando a su enemigo sufriendo por el poder de dicha técnica, sin duda era el poder de su padre actuando en esos instantes, había escuchado que los caballeros… en especial los de Virgo y Géminis podían proyectar sus esencias en sus armaduras, aún mucho tiempo después de haber muerto o abandonado sus armaduras, lo que ella veía ahora, era en efecto, la voluntad de su padre ayudándole a derrotar a esta presencia maligna.
"Debí imaginarlo, la esencia de Papá aún reside en ella, toda la sangre que se ha derramado en esta armadura es prueba de que él aún posee control sobre las cadenas, puede revivirlas desde las cenizas…" Imaginaba que alguien vendría en su rescate tarde o temprano, se alegraba de que no hubiera sido John, Ben o Seinma… Aunque aún así sentía un enorme sentimiento de… inferioridad, aún no era lo suficientemente fuerte, aún dependía de otros para seguir adelante, estaba harta de este sentimiento, pero… aún así debía demostrarles a todos y a sí misma que podía conseguirlo, que aunque su fuerza física fuera deficiente, todos sus demás atributos superan esa limitación física.
"Sí mi brazo y pierna no estuvieran rotos, esto sería un tanto hilarante, pero… no puedo pensar en eso ahora…" Se dijo a sí misma,alzando su mirada hacia el cielo, encontrándose con el brillo tenue de la estrella madre de este Planeta, casi olvidaba que era el mismo de Ninbus… pero su distancia, la poca o nula luz que solía recibir este mundo lo hacía tan frío, aún así podía sentir que sus heridas quemaban.
"Por la posición del sol de este planeta… ya casi se cumple la hora, ellos ya deben encontrarse en posición, debo de apresurarme yo también*Añadió observando sus extremidades sangrantes, no podía mover su brazo derecho y su pierna izquierda estaba completamente destrozada, estaba segura que no podría recuperarse de esto pronto, aunque se estaba esforzando completamente en suprimir el dolor este era imposible de ignorar, sentía que en cualquier momento iba a vomitar o a desmayarse. siendo esta segunda opción lo que más quería evitar.
"No vayas a perder la conciencia ahora Dannyela, guarda tus fuerzas, sí esto duele como el infierno pero resiste ya casi estás fuera del juego…" Debía demostrar su fuerza, sabía que John o Seinma podrían aguantar esto sin muchos tapujos pero eran contadas las ocasiones en que ella se había roto un brazo o una pierna… ahora sentir como ambos dolores se habían juntado lo único que quería era tener algún tipo de analgesico para soportarlo, incluso si eso significaba aceptar el dulce beso de la muerte.
―Kgh… muy bien, así vamos a jugar, pues juguemos en serio.― El espectro murmuró levantando su brazo izquierdo, hacia su enemiga, quien arrodillada en el suelo solo podía observar como el espectro volvía en sí, tomando una postura amenazante y agresiva hacia ella.
―¡Marioneta Cósmica!― Exclamó sintiendo como la cadena dorada despedazaba cada hueso de su brazo, aumentando más el tormento, amplificando su fuerza, pero si iba a perder una extremidad, lo haría una vez le arrancará la cabeza a esa niña.
De cualquier manera la misma volvería a crecer.
―¡Kgh! Mmm…―Danny por su lado sintió como su cuerpo caía nuevamente ante la influencia de la técnica del espectro de Grifón, sintiendo una particular presión sobre su espina dorsal, la cual casi podía sentir que se doblaba en dimensiones imposibles para ella, casi como si se tratará de una rama de árbol a punto de quebrarse.
―Buen intento, pero los hilos de mi marioneta están diseñados para matar caballeros de oro… No importa si tus cadenas lograron romper mis hilos, ahora utilizaré todo mi poder para partirte a la mitad.― Mencionó ignorando el dolor de su extremidad aprisionada, utilizando todas las fuerzas de su brazo izquierdo para tomar el control de su enemiga una vez más, esta vez se aseguraría de que ella no utilizará más trucos sucios, iba a acabar con ella con un simple movimiento de sus dedos.
―Te lo advertí…―Susurró la joven de ojos esmeraldas, apreciando el castigo que caería sobre el espectro del Grifón.
En ese mismo instante miles de cadenas doradas aparecieron, abalanzándose violentamente hacia él, la estrella Divina de la Nobleza aún con todo su poder y velocidad no pudo anticiparse al ataque de las mismas, aprisionando sus brazos, sus piernas, su cuerpo entero, sometiendolo por completo incluyendo las alas de su sapuri, obligándolo a arrodillarse, completamente a merced de su poder.
―¿¡Que!?― La mano que aún sujetaba los hilos de la marioneta estaba siendo sujetada con la misma fuerza que su otro brazo, ahora que su cuerpo estaba siendo víctima del poder completo de la cadena de andrómeda, no podía atacar ni defenderse, solo permanecer en el suelo, siendo total y completamente vulnerable.
―¡Gahhhh! Pequeña zorra… ¿Crees que esto me intimida? Soy el juez más poderoso del inframundo, ¡el espectro del Grifón!― Si Danny aún tuviera el poder y las fuerzas no dudaría en acabar con él, pero ahora con poca fuerza, a punto de colapsar y sintiendo que sus pulmones la mataban solo podía observar al enemigo, de la misma forma él lo hacía.
―He hecho pedazos a guerreros mucho más fuertes que tú, aunque tus cadenas puedan quemar a través de mi sapuri, yo he hecho pedazos a legiones enteras de soldados, Bronce, Plata… Nada ni nadie ha podido derrotarlo.― Siendo rebajado a su nivel y observando detenidamente podía notar algo, algo que tal vez por miedo o por incertidumbre no había notado antes, él hablaba… justamente como lo había hecho alguna vez John… o mejor dicho, como alguna vez escuchó hablar a miles de jóvenes caballeros en palestra, quienes apenas habían obtenido poder se creían invencibles.
―¡Soy Inmortal me escuchaste! ¡Para Tí, Yo Soy un Dios!― Este era el momento que ella había estado esperando, era el momento de jugar con su cerebro.
―Ya veo… por eso se me hacía curioso la forma en la que hablas…― Murmuró débilmente apenas siendo capaz de respirar correctamente, quería hacerlo enfurecer, pues de esa manera conseguiría su objetivo.
―Entiendo finalmente… como piensan seres como tú, je jeh… je je jeh…― Reía levemente, perdiendo todo el miedo que pudo haberle tenido antes, lo cual comenzó a enfurecer al espectro de cabellos plateados.
―¿De que te ríes pequeña puta?―Interrogó apretando sus dientes fuertemente, odiaba la arrogancia de otros, odiaba que se burlaran de él, odiaba no tener poder para hacerlos callar.
―Sí, eres cruel y despiadado, pero… esa solo es una fachada ¿verdad? Hablas como, un niño malcriado, sí un niño malcriado que… encuentra satisfacción rompiendo sus juguetes.― Las cosas que decía, no hacían más que enfurecer al espectro, cuya respiración se volvía más y más agitada, de la misma forma que se volvía mucho más pesada con cada respiro que daba, ocasionando que las venas de su frente comenzarán a ser visibles bajo su piel.
―Pero solo eres eso, un niño… un niño que apenas obtuvo el poder que quería para hacer lo que deseaba y perdió el control.― Lo estaba molestando, sin duda se estaba enojando… eso era, solo necesitaba hacerlo enfurecer un poco más, quería que él se agotará, que la violencia se intensificará en su interior, solo así podría lograr su cometido.
―Un ser tan patético que encuentra satisfacción rompiendo la voluntad de los demás, porque mientras vivías jamás tuviste nada de que sentirte orgulloso… ¿verdad? ― Ella tal vez no era la más fuerte o poderosa de su equipo, pero poner en duda su inteligencia era un pecado, porque aunque su enemigo ganará la batalla física, ella sin duda podría ganar la batalla intelectual.
―Por eso te convertirste en un idiota arrogante que disfruta del dolor de otros, solo para aliviar tu propia agonía interna.― Y si no podía derrotar al enemigo por fuera, se aseguraría de ganar la batalla por dentro.
―Jeje, que curioso que lo digas, ¿sabes? Hace poco tuve la desgracia de encontrarme con una pequeña furcia como tú, sí… una estúpida perra que creía que tenía idea sobre una mierda sobre mí, desgraciadamente no pude hacerle nada…― Comentó Rememorando a Nefertari, esa pequeña cretina lo había hecho enfurecer, sin duda iba a desahogar toda esa rabia comprimida sobre la guardiana de bronce, sin duda iba a disfrutar hacerle las peores cosas en la menor cantidad de tiempo.
―Pero a tí, ohhh… si que voy a disfrutar joderte, joderte hasta que no quede nada de tí…― Se detuvo… Por alguna razón su visión se estaba volviendo borrosa, sentía que le faltaba oxígeno, que el dolor que las cadenas inflingían sobre él se intensificó además de que… por alguna razón, desde la comisura de sus labios empezaba a brotar sangre.
―Agh… ¿pero que mier…? ¡aghk…!―Talon sin ningúna razón aparente escupió un enorme coágulo de sangre al suelo.
Además de que sus ojos comenzaban a derramar lágrimas carmesíes, ¿este era el poder de la cadena dorada? No… no podía serlo, aunque al percibir mejor la sensación… casi podía sentir que lo que lo apresaba no eran las cadenas doradas, podía sentir algo más…
Era familiar, un sentimiento que solo en el inframundo había sentido antes… ¿Este era… el poder de Hades? No podía ser posible, ¿por qué Hades estaría coludido con esta niña? Aunque en realidad no era eso, pues era su enemiga quien tenía la verdad absoluta de lo que le estaba ocurriendo.
Danny lo observó con atención, su plan había resultado, justo como ella lo había imaginado, aunque a su vez, ella también estaba sintiendo los efectos de su propia técnica…
Ella sabía que el costo de retenerlo aquí sería grande, pero se alegraba de que todo su sufrimiento no hubiese sido en vano.
Porque ahora ella estaba en control de la situación.
―¿Te estás hiperventilando? Como si te faltara aire…― Interrogó, agachando la cabeza, ensombreciendo su mirada, impidiéndole al espectro verla a los ojos.
―Sí… no te preocupes, esos son los efectos secundarios…― Comentaba ella jadeando levemente, dejando caer de sus labios un hilo carmesí, que manchaba aún más el suelo donde ella se encontraba.
―De qué hablas, ¿qué me hiciste?― Exigió el espectro de cabellos plateados perdiendo poco a poco sus fuerzas, no podía sentir sus dedos, de hecho, apenas podía sentir sus brazos, ¿que estaba sucediendo?
―Asumí… que los espectros siguen siendo humanos, humanos… que murieron y revivieron gracias al poder del Hades…― Respondió ella en un intento de recuperar el aliento, pero le era difícil, más ahora… sabía que esto iba a suceder, pero ahora que lo experimentaba de primera mano, podía decir sin temor a equivocarse de que esto era mucho peor que lo que le había hecho a su brazo y pierna.
―No pueden morir, al menos si se cumplen ciertas especificaciones, como romper sus sapuris… o despedazarlos al punto que su regeneración se ve anulada.― Al tratar de explicar ella también comenzó a escupir sangre, sin duda era cruel… una técnica sumamente cruel, pero… era suya y se sentía orgullosa de lo que había conseguido.
―Sí, están muertos pero aún así siguen siendo humanos, humanos que sienten, sufren, ríen, lloran… mueren, una y otra vez… pero sobre todo que respiran…― El espectro escuchó con atención, sintiendo en esa última frase que algo andaba mal, algo que… él no comprendió, casi se sentía como un verdadero idiota… pues desde el momento que él comenzó la batalla había sellado su destino, había caído directamente en la trampa.
―¿Sabes? ¿Cuál es el gas más peligroso de todos? No es… el azufre, el sulfuro, o el metano… el gas más peligroso y que está al alcance de todos nosotros, es… el mismo aire que respiramos.― Finalmente ella alzó su mirada, mostrando que desde sus párpados, densas lágrimas rojas comenzaban a caer hasta su mentón.
¿Ella se había condenado al mismo sufrimiento solo para hacerlo caer en esta trampa? Sus ojos no mentían, las venas de los mismos parecían estar estallando, convirtiendo aquello que alguna vez fue blanco en rojo puro.
―El oxígeno a un 40% de saturación es esencial para que podamos sobrevivir, es la base que se sustenta la teoría de la supervivencia en un planeta que está en proceso de colonización, es el principio para poder sobrevivir aún si el entorno es hostil y frío… pero si el oxígeno supera el 70, 80 o el 90% de saturación, todo tipo de organismo morirán si se exponen a él por tanto tiempo.― La explicación seguia, no podía mirarse pero él también podía sentir como sus ojos comenzaban a llenarse de sangre, impidiendo ver correctamente, causando que sus lágrimas rojas incrementarán.
―Suficiente tiempo para que los electrones de tu cerebro humano comiencen a fallar.― Ella cerró sus ojos apenas su visión comenzó a volverse más y más borrosa, sería triste imaginar que ella quedaría completamente ciega, pero si la tecnología de la era, los procedimientos médicos más refinados, la suerte y sobre todo Athena la bendecía, le encantaría mantener sus ojos tal y como estaban.
―¿Sientes eso? Son tus órganos internos fallando uno a la vez, no importa si pueden regenerarse, sentirás como uno a uno comienzan a morir cuantas veces sea posible, al igual que tus extremidades… dime, ¿puedes mover tus brazos aún, tus piernas? ¿Estás seguro que no es por el efecto de la cadena de andrómeda?― Le preguntó nuevamente escuchando como el enemigo escupía nuevamente enormes borbotones de sangre, debía estar maldiciendo su suerte de ser prácticamente inmortal, pues sus células se regeneraban y volvían a morir, una y otra vez extendiendo más la agonía que sentía.
―¿Empiezas a ver borroso? No te preocupes… yo también, las venas de nuestros ojos van a reventar en cualquier momento.― Si no que ya lo habían hecho.
El plan había salido a la perfección, tal y como lo había hecho en Recclaimer había logrado aislar las partículas de oxigeno en el aire, saturando el entorno de O2, hasta que su pureza fuera del 100%, pero así como sabía que la situación era extremadamente tóxica para los humanos, el mismo principio aplica en los espectros, que pese a su estado no Vivo y no Muerto, aún dependían de necesidades básicas humanas, tales como comer, descansar… ¿y como no? Respirar.
Este había sido su plan desde el comienzo.
Hacerlo caer en su trampa, mantenerlo entretenido el tiempo suficiente para que inhalara profundamente y que su biología que se negaba a despegarse de su humanidad hiciera el resto, claro, esto no habría funcionado si ella hubiera escapado o ocultado, de haberlo hecho él jamás se habría expuesto el tiempo suficiente.
Haber resistido la tortura de su marioneta Cósmica había valido la pena, pues ahora lo tenía donde ella quería, totalmente sometido a la cadena de andrómeda y ante su técnica…
Cuyo nombre aún no había llegado a maquinar por completo, pensaría en un buen nombre en cuanto su cerebro dejase de morir lentamente.
―¡Maldita… seas!― Exclamó Talon, escupiendo más y más sangre, sus pulmones estaban colapsando, las cadenas seguían presionando contra él , sometiéndolo en el suelo, causando que su fuerza se desvaneciera por completo.
―Tú, pequeña bastarda… ¡gah…!― Jamás imaginó que un simple caballero de oro conseguiría derrotarlo, lo que pareció un momento para divertirse haciendo pedazos a una niña indefensa terminó con él sometido como un perro en el suelo.
―Tú morirás, antes de que… lo que sea que hayas hecho… me mate… ¡gah!
―No tenía… intención de salir de aquí viva, pero sí con esto, puedo llevarte conmigo… entonces habré completado mi misión, de todas formas…― Decía la verdad, en todo este plan su supervivencia había pasado a algo secundario incluso terciario, la verdad era que no tenía intenciones de sobrevivir… aunque parte de ella sabía que eso era mentira, ella deseaba vivir más que ningúna otra cosa, pero un enemigo tan cruel y despiadado como este debía ser tratado con la misma crueldad, aún si eso significaba sacrificarse en el proceso.
―Tu activaste mi trampa… Una vez entraste en contacto con el entorno que nos rodea.― Si antes permanecer consciente había sido difícil ahora era más que imposible, pero debía resistir, solo unos segundos más.
―Has estado respirando oxígeno 100% puro durante 10 minutos…―Sus oídos también estaban comenzando a sangrar, apenas podía oír, gracias a la cercanía que tenían el vacío creado en ellos no había sido impedimento para escucharlo.
―¿Y eso? Tú tampoco podrás escapar…― Decía el espectro de Grifón, tratando de incorporarse pero le era imposible, nada le respondía, incluso si intentará mover sus alas sería inutil, las cadenas doradas habían inmovilizado todo su cuerpo.
―Una vez hayas muerto, tu técnica morirá contigo y entonces podré hacer con tu cuerpo lo que me plazca.― Añadía observandola completamente, su cuerpo seguía siendo pequeño, pero sin duda se divertiría de mil y un formas con él, iba a demostrarle lo peor que podía hacer con un cuerpo humano, en especial con uno como el suyo.
― Una vez mueras te encontraré y haré de tí una marioneta personal, te destruiré de tantas maneras que desearás jamás haberme conocido.― La rabia era incontenible, casi como el dolor que sentía en el interior de su cuerpo y se aseguraría de que ella lo sintiera, haría que su segunda muerte en verdad fuera un infierno de dolor y tormento sin fin.
―Voy a convertirte en un juguete para mi satisfacción personal, vas a sufrir un millón de veces lo que pude haberte hecho aquí y ahora.― Aunque sabía que él podía cumplir sus amenazas al pie de la letra, ella no se inmutó, por que finalmente podía verlo como era, sin el poder para doblegarla ahora podía comprenderlo, verlo como en verdad se presentaba… como un ser insignificante, cuya vida había perdido el sentido y propósito, un ser cuya única forma de sentirse con vida de nuevo era quitándole la suya a los demás.
―Sí, sin lugar a dudas sigues siendo un niño…― Respondió ella, sus pulmones la estaban matando pero, había conseguido algo que creía imposible con su nivel de poder, había logrado doblegar a un Juez a su voluntad. No con fuerza, pero sí con inteligencia, cuando un enemigo le supera en poder y fuerza, la mejor forma de contraatacar era utilizar el regalo que le habían otorgado los dioses.
―Un niño tonto, que cree que puede tratar a todos como le plazca.― Añadió buscando casi de forma desesperada oxigeno, no podía respirar bien, sus pulmones también estaban colapsando, aunque estaba respirando la saturación de O2 era demasiada como para soportarla.
―Pero te aseguro de que aunque me destruyas, jamás permitiremos que ganes, ni tú ni los espectros, esta guerra terminará y ustedes perderán como siempre lo han hecho en las guerras santas.― Era un juramento, un juramento que habían hecho desde el momento que comenzó esta guerra, nunca más, nunca más a la violencia, nunca más al odio, nunca más a la ira, nunca más a las ambiciones de un rey Loco como Hades.
―Esta partida terminó cuando hiciste tu primer movimiento.― Decía entre la inconsciencia y la vigilia, alzando su rostro al cielo, abriendo su ojo derecho para ver el cielo una última vez, aún si moría, sabía que sus amigos conseguirían ganar… dejaba todo en sus manos.
Aunque al mirar hacia el cielo su mirada captó algo, un objeto… o mejor dicho una persona que abría sus alas, volando alto en el cielo, dejando que su armadura le diera el brillo de la esperanza, esperanza que la hizo sonreír…
Su plan… el plan que ella había logrado maquinar y de cierta forma improvisar, estaba saliendo justo como ella lo imaginó.
Sin lugar a dudas se sentía orgullosa, pues… la reina nunca se sacrificaba en vano, no mientras el caballo siguiera en el juego para hacer el Jaque Mate.
―¿De qué hablas perra? Sea lo que seas lo que hayas hecho, no te saldrás con la tuya.―Sus amenazas cayeron sobre oídos sordos, pues cuando ella comenzó a reír, la ira del espectro comenzó a incrementar enormemente.
―¿De que te ríes, putita?― Interrogó iracundo observando como uno solo de sus ojos se fijaba en el cielo, observando la figura de alguien cuya armadura de plata con detalles rojos se elevaba por el cielo, tal vez era también por las neuronas que estaba perdiendo, pero… sin duda se sentía en la cima del mundo.
―¿Sabes qué es lo gracioso? Hace aproximadamente 9 segundos que me salí con la mía… y tú no te diste cuenta. Se podría decir que…― Río levemente rememorando uno de sus animes favoritos, uno basado también en uno de los videojuegos favoritos de su querido Johnny, cuya música la había cautivado por completo, un gusto que ambos tenían en común.
―Nunca Lo Viste Venir, verás que mi mente es demasiado rápida para tus ojos.― Casi pareció que ella había cantado esa última oración ocasionando que la ira del espectro se disparará.
―Je je jeh… ¿quieres saber otra cosa curiosa?― Esa última palabra hizo que su cuerpo se estremeciera de nuevo por una razón que él no podía comprender, algo dentro de sí mismo le decía que ella tenía algo más entre manos y podía sentirlo.
―El oxígeno a un 95% de saturación comienza a ser volátil y se convierte en algo parecido al propano… lo que significa que cualquier tipo de chispa hará que estalle en llamas, y en un entorno como este se convertirá en una bomba de tiempo.― Comentó nuevamente comenzando a elevar su cosmos, lo suficiente como para invocar una vez la tormenta de su interior.
―¿Qué?― Interrogó abriendo sus ojos de par en par, observando sorprendido en dirección a la guardiana de Andrómeda, quien seguía teniendo trucos bajo la manga.
―Sí, una chispa… justo como, esta…― Murmuró Danny suspirando finalmente, dejando escapar un pequeño relámpago de sus manos, lo suficientemente pequeño para ser considerada una pequeña chispa, pero lo suficientemente fuerte como para hacer que todo el entorno comenzará a arder.
―No… ¡MALDITA PUTA!― Exclamó sabiendo lo que sucedería a continuación, el fuego, el dolor, la agonía, sin duda eso lo mataría, no estaba seguro de cuánto tiempo le tomaría regenerarse, revivir o volver a la batalla, no mucho quizá pero el tiempo era valioso, de un segundo a otro la batalla cambiaría de curso… pero su única satisfacción era saber que si moría ella lo haría a su lado…
Pero esa idea se desvaneció justamente cuando un haz de luz apareció a espaldas de ella, dejando entrever una silueta, diferente pero familiar, permitiendo observar a un pequeño, un niño cuya energía era similar a la de un dios que residía en el inframundo.
El mundo comenzó a moverse lento.
Mientras el viento se calcinaba y estallaba a su alrededor en llamas furiosas, llamas que se extendían a lo largo y ancho del campo despedazado donde habían estado *Luchando* Él había peleado con toda su fuerza física, pero ella había utilizado su mente.
No era necesario decir quien había salido victoriosa.
―¡Danny!― Exclamó Kiva, arrojándose a ella con su mano extendida, sólo debía tocarla, solo eso, un solo toque y estarían fuera de este infierno, solo uno…
Mientras el fuego se extendía alrededor de ellos, rodeandolos como lobos hambrientos, con las fauces abiertas para devorarlos entre sus iracundas llamas, ella lo miró por última vez, con sus ojos recubiertos de manchas rojas.
Su brazo y pierna rotas.
Con su piel tan manchada de su propia sangre…
Pero con una sonrisa leve, ella susurró sus últimas palabras, justo antes de que el dedo índice de Kiva logrará tocar su hombro, activando una vez más su habilidad Omega en el poco tiempo que le quedó antes de que el fuego los alcanzará, algo que quería que se grabará en la mente, para que nunca volviera a subestimarla.
Su sello de victoria personal.
―Jaque…― Fue lo último que dijo Danny Antes de desaparecer en un rayo de luz cósmico y la tierra estallará en llamas.
La explosión fue atronadora.
Consiguiendo alzarse más allá de los árboles, haciendo temblar la tierra el fuego pudo ser visto desde la distancia, lo suficientemente poderosa como para desconcertar a los guardianes en tierra, eso había sido… el poder de Danny, más allá de eso, ¿esa había sido la vida de Danny extinguiéndose en un solo instante?
No, no podía ser. ella… no podía haber muerto…
Pero qué era esta sensación que los estaba dominando, sorpresa, ira, impotencia, tristeza, venganza, todas las emociones negativas parecían estallar dentro de ellos, una emoción colectiva que no solo provenía de haber perdido al cerebro de su equipo
Era el simple hecho de no haber podido evitarlo.
Pero… esto era parte de un plan ¿verdad?
Donde ella había previsto todo tipo de resultados, donde su muerte estaba prevista a suceder, donde ella debió haber imaginado un escenario donde su muerte sería inevitable.
Ella debió haberlo imaginado y debió haber maquinado algún tipo de contramedida, algún plan de respaldo para responder a todo tipo de situaciones, sin importar cual fuera.
Pero… ¿y si no pudo anticiparse a ese último y diminuto detalle?
―¿Qué? ―Shinryu murmuró mirando a la zona en donde la explosión se había generado, si tenía que apostar, esa había sido Danny, pero ella… ella no pudo, en verdad no pudo haber abandonado este mundo… ¿verdad?
Ese pensamiento, esa… La idea de que Danny hubiera muerto, solo hacía que esto fuera más difícil, ella no podía haberlo hecho, ella tuvo que haber escapado antes de eso ¿verdad? Ella siempre tenía un plan donde todos sobrevivían y salían bien parados, ¿verdad?
Pero qué tal si en ese plan que ella había maquinado en ningún momento hubo un instante donde ella pudo ver una situación como está ocurriendo y por ende, su vida había encontrado su fin.
Justo antes de que la segunda parte de esta batalla diera inicio…
Entonces eso significa que ella en verdad había pensado primeramente en la supervivencia de los demás antes que en sí misma, lo cual… era desgarrador, triste…
Es indudablemente doloroso, pero tal vez, aún había esperanza… tal vez aún no debía cantar la derrota.
Aún tenían un hermoso rayo de esperanza volando en el cielo.
Pero en la distancia, John solo podía ver como la enorme nube de humo negro se elevaba, pudo ver fuego también.
Ella, lo había hecho, hizo lo que dijo que haría, todo para detener al enemigo, todo… lo que era necesario, necesario…
¿Su vida, había sido necesaria su vida para detener al enemigo?
―Danny… no…― John miró sus manos con impotencia, cerrandolas en puños iracundos, de los cuales las llamas comenzaron a fluir, una sensación con la que era totalmente familiar comenzó a agolparse contra su pecho… dolor, tristeza, ira, odio… un odio tan profundo, tan sobrecogedor que sería capaz de quemar la tierra hasta convertirla en un páramo desértico y muerto… Lo suficiente como para incinerar las rocas y convertirlas en magma, una ira tan pura como el color de la sangre, sus ojos se bañaron en llamas, elevando su cosmos más allá de los límites, despertando la ira de un sol rabioso que estaba decidido a destruirlo todo a su paso, un sol que quemaría a todos sus enemigos hasta que no quedará nada más que incinerar.
―Es ahora o nunca… ¡¿Listo Benjamín?!― Hizo que su voz se alzará más allá de los árboles, alcanzando los oídos de alguien quien también podía sentirlo.
La ira, la ira que no había sentido en tantas lunas, no después de aquél suceso, no después… de aquello, aquello que destruyó su infancia… aquello que hizo pedazos su vida y lo convirtió en lo que era ahora.
Sin sentimientos, sin apego a nadie ni nada… más que a ese dolor que se incrementará en su alma mancillada, un sentimiento que solo podía ser comparable a su tristeza, de una vida en la que nunca recibió el amor de una madre, la aceptación de un padre y la pérdida de todo lo que significaba ser él como persona.
―Listo…― Murmuró ocasionando que los vientos gélidos del planeta se alinearán con él, cubriendo sus alrededores de escarcha, este planeta horrible, donde los días eran helados y las noches aún más, este planeta donde todo se le había sido arrebatado.
Este miserable y maldito planeta donde un niño había perdido a sus hermanos, su hogar, su inocencia, su esperanza y ahora la persona que amaba le había arrebatado suficiente, iba a destruirlo, congelarlo todo, todo hasta que no quedarán más rastros de él
Hasta que fuese solo otro planeta muerto más flotando en el oscuro y vacío espacio.
Tan vacío como su alma, tan vacío como su corazón.
Elevando sus brazos al cielo invocando la tempestad y la escarcha iba a llevarlos a todos, cubriría este mundo de hielo solo por dicho atrevimiento.
―¡Ahora!― Exclamó el Fénix cargando consigo el poder del sol en sus manos, cubriendo los árboles, los hogares cercanos y todo aquello que tuviera la desgracia de estar cerca de él de Llamas ardientes, rabiosas, crueles e imperdonables, azotando el suelo con esa misma ira incontenible.
―¡RAHHHHHHH! ¡ALAS LLAMEANTES DEL FÉNIX!
―¡AURORA BOREAL!― Clamó el Cisne cubriendo todo ser vivo, todo objeto, toda vida de escarcha y hielo, asesinando todo lo que se encontrará cerca de él, causando que las fuertes ventiscas cristalizaron todo, haciéndolo pedazos, menos que pedazos, polvo frió, expandiendo la muerte más allá de donde se alzaba la vista.
Compitiendo contra las llamas del Fénix para ver cual odio supera al otro nuevamente, un fulgor tan poderoso, que causó que el campo de batalla se volverá una pesadilla de temperaturas sin precedentes.
Este mundo frío experimentó por primera vez el verano en una tormenta de hielo feroz…
Consiguiendo el objetivo que ambas tenían, destruir las raíces del árbol, el cual gritó de agonía ante el ataque de ambos caballeros.
Un grito desgarrador de dolor, que solo hizo que las personas en la lejanía sintieron el impacto de dicho alarido, un evento que ocasionó que las balizas plantadas en la tierra amplificar su señal, enviándola hacia las naves que volaban directamente hacia la zona.
―Esa es nuestra señal.― Comentó la capitana V, al recibir los mensajes de las balizas apostadas en tierra, aunque los alaridos del árbol solo confirmaron que era su momento de actuar.
―¡Beowulf al Ataque!
*¡Sí Señora!* Respondieron los integrantes de su equipo, 5 naves de asalto, que harían llover fuego sobre la tierra helada de este planeta.
Ante la destrucción de las raíces, Shinryu pudo mirar al cielo, las naves se acercaban… Sin duda la primera parte de la misión había sido completada con éxito… pero ¿cuál había sido el costo? ¿Lo había valido? No estaba seguro pero, tal vez…
Solo tal vez, todo esto saldría bien, tal vez Danny no tuvo que morir en vano.
―Es hora de la retirada.― Murmuró pensando en cómo saldría ahora del bosque, ella había dicho que Kiva vendría a ayudarlos él activó su cosmos revelando su posición, aunque Kiva no apareció de inmediato, o él pudo verlo, no era común que él tardará tanto, tal vez utilizar su habilidad Omega lo había agotado finalmente, hasta que pudo ver como una fuerte luz aparecía a sus espaldas, descartando esa idea sobre la tardanza de Kiva.
―Shin, ¡vamos!―Exclamó el caballero de Equuleus a sus espaldas, obligándolo a ver a su compañero de equipo, encontrándose con la enorme sorpresa de que en sus brazos llevaba a su compañera, y al enfocarse en ella pudo percatarse de que… en efecto, era débil, pero seguía respirando.
Su cosmos aún respiraba, al igual que ella…
―Danny-chan.― Murmuró acercándose a Kiva, su brazo y pierna estaban cubiertos de sangre al igual que las comisuras de los labios de su compañera, pero su corazón todavía latía, aún estaba viva, pero… ¿por cuánto tiempo resistiría?
―Sí, pero no le queda mucho tiempo ¡vámonos!― Pidió Kiva alzando su mano a él, un acto que Shinryu no dudó en corresponder, tomando la mano de su compañero, desvaneciendose en el acto en un fuerte destello de luz.
Lejos de allí, Benjamín veía lo que había causado, lo que antes habían sido estatuas inmóviles de los Poseídos ahora solo quedaban pedazos, pedazos y nieve ensangrentada, no había llorado en años, no entendía por qué lo hacía ahora, aunque en realidad, sí lo comprendía…
Había perdido de nuevo su esperanza, este mundo no dejaba de arrebatarle cosas, cosas que él consideraba mucho más valiosas que su vida… Una vida sin sentido, sin razón de ser.
Una vida que había aprendido a detestar gracias a su padre, pero sería darle todo el crédito… su vida no se arruinó solo por su padre, él también tenía la culpa, él… había perdido la esperanza, por qué él mismo la había extinguido con sus propias manos.
―No… otra vez no…― Se dijo tristemente, sujetándose el rostro… debió haberse quedado a su lado, para protegerla, defenderla, aún si le costaba su propia vida pero, esta fue su voluntad, este fue su deseo, su voluntad impuesta sobre él, colocando la misión por encima de su vida, típico de ella pero… nada de esto había valido la pena, esto… no valió la pena.
―Sacrificamos una vida, para salvar otras más, ¿pero a qué precio?― Se preguntó alzando su mirada hacia el cielo en completa desesperación, ahora que ya no tenía más esperanza, ¿su única opción era convertirse en lo mismo que su mentor o Zobek?
¿Convertirse en un fantasma viviente? Esa idea cruzó por su misma de la misma forma que la fugaz presencia de una luz a sus espaldas.
―¡Ben! ― Exclamó la inconfundible voz de Kiva llamándolo.
―¿Oh…? ¿Kiva?― Murmuró dirigiendo su afligida mirada hacia él, pero su sorpresa fue enorme, cuando la persona que creía que había muerto ahora se encontraba entre los brazos del caballero del Caballo menor, al lado de su inseparable compañero del Dragón.
―Da… ¿Danny?― Interrogó casi queriendo correr a ella para comprobar su estado, para asegurarse de que estaba viva, pero apenas trató de poner sus manos sobre ella se detuvo, rememorando su maldición.
―Aférrate a mí, ¡de prisa!― Pidió Kiva alzando su mano hacia Benjamín, no tenía que tomar su mano, solo debía darle su brazo o dejar que tocará su mano, era todo, no había nada más que eso.
―¿Vamos, qué esperas?― Interrogó observando como Benjamín parecía dubitativo.
Él había renunciado a la esperanza hacía tiempo… pero había olvidado eso, que la esperanza no había renunciado a él, por eso le dio la espalda a todos, para poder estar tranquilo con esa falsa ilusión a la que se había aferrado.
Al dolor, al frío… a la soledad, él deseó estar solo, abandonarlo todo para estar en paz pero, ellos le habían recordado algo, él no quería estar solo, quería estar con la gente que lo amaba, anhelaba estar al lado de la gente que lo necesitaba, mientras más se alejaba, más ellos se acercaban.
Mientras más distancia tomaba, su corazón anhelaba la cercanía, el calor, la camaradería, la confianza mutua, él no quería alejarse más, quería sentirse amado.
Pues la primera persona que lo hizo sentir así en su vida, había sido ella.
―¡Sí, vamos!― Se tranquilizó, enfocando todas sus fuerzas en sus manos, ya lo había hecho antes… solo debía concentrarse para suprimir su toque congelante, al menos por ahora, para poder retirarse a donde ella podría recibir la asistencia médica que tanto requería.
―Suerte muchachos…― Dijo alzando su mano hacia Kiva, quien en un acto reflejo lo tomó del brazo listo para alejarse de esta dolorosa soledad, al lado de sus queridos amigos.
No pasó ni un solo segundo y ya se encontraban de regreso en la nave que los había traído, Benjamín cayó al suelo, sujetándose el estómago, sin duda nunca se iba a acostumbrar a esto.
Pero no había tiempo para eso, Danny era la prioridad aquí.
―Ahh demonios…― Murmuró tratando de reincorporarse y evadir las náuseas, levantándose del suelo a prisas.
―¡Hayley, Mary!― Kiva habló llamando la atención de ambas chicas, quienes observaron al caballero del caballo menor cargando a alguien en brazos.
―Kiva… espera, esa es… ¿Danny?― Interrogó Mary, sintiendo que la ira de haber sido abandonada en la nave era cambiada por la preocupación de ver a su compañera tan manchada de sangre, evidentemente herida, con un brazo y piernas rotos e inconsciente solo podía significar lo peor.
―Sí, está viva, pero ha perdido mucha sangre, debemos apurarnos rápido.― Pidió Kiva colocando el cuerpo de su compañera sobre la camilla disponible, preparándose para hacer lo que fuese necesario para mantenerla viva.
*Está bien, Mary traenos gasas, vendas, una bolsa de sangre del tipo A+, estabilizadores y alcohol.* Hayley pidió a través de su I.A, quien poseía toda la información médica de todos los caballeros presentes, esto debía hacerse rápido y con cuidado, no era doctora, pero había practicado mucho en las simulaciones, sobre todo en este tipo de situaciones.
Había estado presente en las operaciones con médicos de verdad y sabía los procedimientos que debían llevarse a cabo, debía apresurarse o en verdad se iba a morir, comenzando a activar los medidores cardiacos, los respiradores artificiales, todo… todo lo necesario para proceder.
Era tal vez, la parte más importante del equipo y no podían permitirse perderla por ningún motivo, tenían que salvarla.
―Ah, ¡enseguida!― Mary respondió corriendo hacia los gabinetes consiguiendo todo lo que Hayley le había pedido en tiempo récord, por la preocupación casi se le olvidaba lo agotada que en realidad se sentía y no era para menos.
Su mejor amiga se estaba muriendo, debía ser rápida, mucho más que cuando peleaba.
―Vamos quedate con nosotros… Eso es, Shin ayúdame a quitarle la armadura.― Pidió Kiva tratando de quitarle los brazales con cuidado, teniendo extrema precaución con el brazo derecho, el cual sin duda estaba roto.
―¡Ah! sí.― Respondió el caballero de Dragón, quitándole la pechera, permitiendo que Hayley cortará su camiseta, para así colocar los monitores cardiacos sobre su pecho, al mismo tiempo que se apresuraba a colocar la mascarilla de oxígeno sobre su rostro.
―Vamos no te rindas, tú puedes, resiste Danny, resiste.― Decía Shinryu, observando algo peculiar… ella no parecía estar respirando, algo iba mal… algo no estaba bien, ¿por qué no estaba respirando, que estaba pasando?
*El pulso de la Combatiente: Dannyela Shune, está disminuyendo, se requieren acciones urgentes.* La I.A de Hayley habló para pesar de todos, quienes observaron el cuerpo de la joven Andrómeda, con un frío recorriendo sus cuerpos, no… Esto no podía suceder, rápidamente Hayley se apresuró a poner sus manos sobre el pecho de Danny, tratando de hacer RCP.
*Ya lo sabemos Alyx, vamos, vamos resiste…* Pidió comenzando a empujar con fuerza contra el pecho de la su compañera, los suficiente como para evitar romper sus costillas… no estaba reaccionando, contando millones en su cabeza, esperando a que respirará, mientras las máquinas hacían sonar un pitido poco tranquilizador, poco rítmico, muy preocupante.
De no funcionar, tendrían que traer el desfibrilador, traer adrenalina, lo que fuera, pero si no hacía nada para reanimarla y evitar un paro cardio vascular sin duda ella se iba a morir.
Mary sin esperar que nadie le dijera nada, se acercó colocando sus manos a los lados de la cabeza de Danny, comenzando a elevar su cosmos, no iban a perderla, no importaba que requirieron para salvar, sus pulmones, su corazón, iba a darlos todos, pero no iba a permitir que eso pasará…
No se iba a permitir perder a su mejor amiga.
―Aguila protectora, águila bondadosa, ofreceme la protección de tus alas para aliviar el dolor de la piel y el hueso.― Comenzó a recitar, invocando todo el poder curativo que le ofrecía su habilidad alfa, si no despertaba en días no le importaba necesitaba que Danny estuviera viva, la necesitaba viva pues… no tenía ninguna intención de despedirse de ella.
―Águila depredadora que cuidas a mis aliados como a tus hijos, dale la protección de tus alas a… mi querida amiga… cuyo cuerpo se ha sacrificado ante un enemigo ruin para mantenernos a todos a salvo.― Mientras tanto Benjamín solo podía observar, sus manos… no podía controlar sus emociones, no podía entender lo que pasaba, ¿ella estaba muriendo? ¿Él podía hacer algo para evitarlo? ¿Él tenía que hacer algo para evitarlo…? ¿Al menos tenía esa posibilidad?
―Ofrécele la protección de tus alas, para aliviar el dolor de su cuerpo mancillado.―Escuchó las palabras de Mary, como si las mismas se estuvieran alejando, todo esto parecía ajeno a él, pero a la vez, algo que podía rememorar que ya había pasado al igual que el sonido de dichos pitidos, alejándose…
―¡Protección del Águila!― Ellos podían dar vida, él no… él no podía hacer nada porque no había nada que hacer, nada que él pudiera hacer, por que sus manos no podían dar vida… solo muerte.
Hace 9 años…
Aquél día, lo recordaba como el que sería el mejor día de su vida. Tal vez el único día bueno que había tenido en su corta vida, habían pasado meses desde la última vez que su padre lo había reprendido por alguna falta o error, al mismo tiempo… se sentía más tranquilo, todo gracias al tiempo que él y Natalya habían pasado al lado de Oksana.
Esa pequeña cría de lobo había llegado para llenar sus vidas de color, una vida monocromatica que odiaban, pero que esperaban que fuese más amena por lo menos, vida que esperaba que fuera mejor ahora que su recital de Chelo había sido todo un éxito, el maestro de música famoso por ser un conciertista reconocido en todo el universo conocido lo había ovacionado de pie, cuidó de hacer cada nota con una dedicación impecable, algo sumamente complicado para un hombre con un oído tan refinado, además su maestro de Economía lo había felicitado por su tésis sobre su análisis de mercado, había aprobado todos sus examenes con notas mayores a la alta, sus compañeros de clase lo habían observado con envidia y desprecio por igual, era el alumno estrella de la mejor academia del planeta, el director sin duda le daría una carta de recomendación una vez terminará sus estudios para ír a cualquier tipo de universidad que él deseará.
Además… había conseguido forjar un puesto privilegiado entre los 100 mejores músicos del universo, considerado un genio en todos los aspectos, pero aún así nada de eso le daba satisfacción.
Pero tal vez a él sí…
Tal vez con eso… su padre lo reconocería finalmente, diablos se imaginaba que tal vez, él finalmente reconocería sus esfuerzos y diría que estaba orgulloso de él, aunque eso tal vez era vivir en un mundo de fantasía.
Un mundo ideal en donde su padre reconocería sus esfuerzos, probablemente le volvería a decir que eso era lo mínimo que esperaba de su hijo, perfección absoluta.
Él se había esforzado en ser perfecto, desvelándose por las noches para aprender sobre economía, estudiando como loco para ser la estrella de su academia, desgarrándose los dedos y aprendiendo una y otra vez las notas correctas para interpretarlas, esforzándose para aprender la filosofía del universo y todas sus raíces para ser el hijo perfecto… y aún así parecía que no era suficiente.
Para William nunca era suficiente.
¿Cuándo sería suficiente? ¿Cuándo podría parar, mirarlo a los ojos y decirle lo orgulloso que estaba de él? ¿Siquiera alguna vez estuvo orgulloso de algo o alguien? ¿Alguna vez sintió algo que no fuera ira o vergüenza hacia su propia estirpe? No estaba seguro, pero honestamente… No quería saberlo.
Lo único que deseaba ese día era que… reconociera sus esfuerzos, que por lo menos le dijera que se alegraba por él…
No necesitaba escuchar que William se sentía orgulloso, pero… en realidad sí quería escucharlo, dios… anhelaba escuchar esas palabras siendo pronunciadas de la boca de su padre.
Apenas el Desplazador descendió a la puerta de la mansión, Benjamín se levantó de su asiento, tomó su instrumento y salió del vehículo, no sin antes darle las gracias al conductor por haberlo llevado a salvo a casa.
Pensó en lo primero que haría apenas su padre le diera un sermón por algún error minúsculo, sin duda un pequeño halago sería un buen cambio para variar, pero eso tal vez era pedir demasiado, tal vez jugaría todo el día con Oksana, probablemente la sacaría de ese viejo cobertizo que cada vez le quedaba más pequeño…
Debían comenzar a buscarle un lugar más adecuado, más espacioso, uno donde ella pudiera correr, jugar y claro… donde su padre no pudiera verla, sería difícil pero no imposible, ya llevaban 2 meses con ella, tal vez los mejores dos meses de sus vidas.
Apenas miró la puerta, se preguntó si su padre había escuchado las noticias… o si él debía decírselas de primera mano, no importaba, su padre lo llamaría a su estudio y él acudiría como un hijo obediente y leal, esperando que al menos hubiera palabras positivas en lugar de un regaño para variar.
Pero apenas tocó la manija de la puerta escuchó… algo, algo que por momentos no supo interpretar, pero al escuchar más detenidamente pudo oír sollozos, el inconfundible sonido de tristeza que había escuchado una y otra vez proveniente del cuarto de su madre.
Había algo en ese sollozo que le molestaba en ese llanto, más de lo que le gustaría admitir…
Apenas se adelantó a su hogar la vio allí, en el banquillo del Piano, sujetándose la mejilla derecha del rostro, mirando al suelo mientras sujetaba una botella de vino con los dedos de su mano derecha.
Benjamín no comprendía que había ocurrido pero, no podía ser bueno… para nada, menos cuando ella ajustó su mirada hacia él, con un rastro de ira y decepción hacia su hijo, pero más allá de eso, con una profunda tristeza.
―Benjamín… ¿Por qué?― Interrogó Natasha, dejando que su brazo cayera sin fuerza sobre sus piernas, para que con su brazo derecho, empinó la botella de vino sobre sus labios, bebiendo profundamente, había una enorme mancha roja sobre su rostro, sin duda su padre lo había hecho.
Benjamín por su lado no comprendía qué había ocurrido, que había hecho, había hecho todo bien hasta donde podía recordar pero… había algo que le molestaba en las palabras de su madre… algo que hacía que sus entrañas se resolvieran, pero no sabía que…
―Que ¿qué dices Madre?― Interrogó confundido por lo que ella le decía, ¿que había hecho?
―¿Por qué tu y tu hermana no me hicieron caso? Sé que no he sido una buena madre, pero… ¿por qué no me hiciste caso cuando te pedí que no hicieran enojar más a tu padre.― Le preguntaba de nuevo, no culpandolo por haberla desobedecido, sino culpando a sí misma por no haber podido haber hecho nada, entendía que sus faltas la habían alejado de Benjamín, de Natalya y posiblemente también lo haría de Alina…
Culpándose también por la muerte de su primogénito, Arthur era una cruz tan pesada que la sumía en el infierno personal en el que había condenado a sus hijos.
―¿Qué pasó?― Benjamín interrogó, comenzando a sentir un frío desolador en su espalda, algo que casi lo quería hacer gritar de terror, pero no entendía porqué… no comprendía porqué todas sus alertas de peligro se estaban activando ahora… más ahora que nunca.
― Está dentro de su estudio, con Natalya…― Su madre apuntó a decir, colocando su mano sobre su mejilla, sintiéndose… inutil, indefensa, perdida, incluso como un fracaso, si ella hubiera sabido que esto sucedería, jamás le hubiera permitido a ese hombre ponerle una mano encima a nada ni a nadie nunca.
―Natalya… ―Murmuró Benjamín sintiendo como una poderosa sensación de culpa le recorría el cuerpo, dejando caer el estuche de su chelo al suelo, había algo… algo que le estaba preocupando, algo que lo hacía sentirse igual de perdido que su madre, pero no comprendía que… hasta que una idea fugaz le cruzó en la mente.
―No… no, no…― Murmuró sujetándose el cabello, él no pudo, no podría… él nunca había ido a ese cobertizo jamás, ¿por qué hoy? ¿Por qué todos los días?
―Benjamín, ven aquí ahora…― La voz de su padre se hizo escuchar dentro de su estudio, ese malnacido lugar donde tantos castigos y atrocidades se habían cometido, ese lugar… que tanto él como sus hermanos habían aprendido a temer y despreciar con todas sus almas.
El jovencito rubio tragó saliva, comenzando a caminar lentamente hacia la puerta, el terror solo incrementan, no sabía qué clase de castigo le esperaba dentro pero no quería enfrentarlo… quería correr, huír lejos, abandonarlo todo y a todos para no volver a mirar atrás.
Pero ante el llamado de ese hombre, nadie podía remitir, la única opción que quedaba era responder y callar o algo peor iba a ocurrir.
Abrió la puerta adentrándose a la enorme sala, siendo solo alumbrada por el fuego de la chimenea.
―Pa-padre… Oh, ¡Natalya!―Murmuró débilmente, solo para que apenas su mirada se ajustará, observará a su hermana en el suelo, aparentemente herida y sujetándose tanto el vientre como su cabeza, corriendo directamente a ella para socorrerla.
―¿Padre que… por qué?― Interrogó arrodillándose a su lado, observando el estado de Natalya, estaba mal, tanto su rostro como sus manos tenían enormes moretones.
Ella había recibido una paliza durante su ausencia, estaba conciente, sujetándose la boca para que sus sollozos fueron inaudibles, derramando lágrimas en el suelo con sus ojos aún en shock por lo que había presenciado pero su preocupación fue intercambiada por una punzada de dolor que provino de su mejilla izquierda cuando sintió algo duro golpeándole el rostro.
―¿¡Que te he dicho de hablar fuera de turno!? ― Exclamó William con su bastón favorito, el mismo que había utilizado tantas veces para castigarlos, tanto a él como a su hermana, mismo que se encontraba ahora ensangrentado… sin duda la había golpeado con él hasta que ella terminó en posición fetal en el suelo.
Era común que cuando recibían un castigo, debían mantenerse de pie, sin llorar, sin gritar de dolor… sin mostrar agonía que se les infringía, pero cuando terminaban en el suelo, sujetándose sus heridas y sollozando en silencio, significaba que a William se le había pasado la mano.
Más de lo que ya estaban acostumbrados.
―Lo lamento padre, pero… ¿pero qué fue lo que…?― Benjamín no pudo seguir hablando, cuando escuchó algo y al mirar hacia los pies de su padre, pudo ver a Oksana… en el mismo estado que su hermana, herida, apenas viva de milagro, con sangre en el hocico, llorando levemente… junto a todas las mantas, almohadas y juguetes que le habían dado.
Todos los momentos de alegría que habían compartido junto a ella pasaban frente a sus ojos, como si toda su vida se tratará, todos esos momentos de felicidad que ella les había regalado, todos esos momentos donde disfrutar de la vida no parecía un sueño lejano…
Ahora esto, este momento era una pesadilla, un sueño del que quería despertar, pero el dolor de su mejilla le revelaba que este no era una pesadilla, era la cruda, horrible y dolorosa realidad.
―Escuché ruidos en el cobertizo dos noches atrás, creí que habían sido imaginaciones mías, pero no lo fue…― Dijo William ante su hijo, sujetando con fuerza su bastón, golpeándolo suavemente contra su palma, observando a Benjamín, Natalya y finalmente a la pequeña lobo que había entrado sin su conocimiento a la casa.
―Le pedí a Jaques que revisará, tenía el presentimiento de que se había metido una rata… pero fue algo peor.― Dijo observando al animal frente a él, sintiendo un profundo desprecio y asco hacia la criatura a la que había golpeado horas antes, se había resistido, incluso había tratado de morderlo, pero al final no pudo contra los azotes inmisericordes de su bastón.
―En lugar de encontrar una rata se encontró con esta bestia, estúpida y maloliente, pero lo que le sorprendió no fue encontrarla, fue encontrar, un espacio bien decorado con las sábanas y almohadas de sus camas, con un par de juguetes y las sobras que les ordené que tirarán a la basura.― Añadía sintiendo que la ira incrementaba de nuevo, ira que había derramado sobre su hija y sobre este desgraciado ser, que había osado profanar su venerable hogar con su asquerosa presencia.
―Le pregunté a tu hermana que hacía esta cosa en el cobertizo, dijo cosas muy interesantes, como que era su mascota, además de que tu y ella habían estado cuidando todo este tiempo, dime…― Finalmente levantó la empuñadura de su bastón, obligando a Benjamín a alzar la mirada hacia él, quien con una expresión de shock inigualable solo miraba a su padre con el mismo terror que él y todos sus hermanos lo habían observado tantas veces en el pasado.
―¿Puedes explicarme qué hacen con esta alimaña?
―Ella… ella es… es…― Al observar a Oksana, solo podía imaginarse cuanto dolor había soportado, esa pequeña lobo cuyo rostro afelpado siempre les había sacado una sonrisa, quien siempre les había regalado momentos de felicidad que jamás creyeron que tendrían ahora estaba en la misma posición que ellos, conociendo el terror, el dolor y la angustia que ellos dos jamás desearon que experimentará.
―Nuestra Mascota…― Respondió con sinceridad, esperando que en el corazón de su padre aún existiera una pizca de compasión para dejarla ir… ya había sido suficiente, si alguien merecía ser castigado por su error ese debía ser Benjamín, Oka y Nat no tenían nada que ver con esto.
―¿Mascota? ¿Está sucia escoria? No… no puede ser posible, ni siquiera es una raza pura… es sucia, salvaje, no pertenece a una raza de perros reconocible… de hecho…― Al mirar nuevamente hacia la Loba, William solo sintió una sensación de asco, esa cosa había manchado sus valiosas alfombras egipcias con su sangre indigna, después de esto tendría que quemarlas y comprar unas nuevas, más dinero desperdiciado por los idiotas de sus hijos.
―No pertenece a especie canina con pedigree, es solo un sucio animal salvaje… ¿y sabes que se les hace a los animales? Se les caza y se les mata.― Comentó tomando nuevamente la empuñadura de su bastón con una furia asesina.
―No, padre… por favor… te pido que no le hagas daño.― Pidió Benjamín arrodillado ante él, aferrando sus manos al pantalón de su padre, pidiendole, no, rogándole que descargará su furia en él.
Pero ya no quería que lastimara a Oksana ni a Natalya. Él era el responsable e iba a pagarlo todo él… Aún si debía morir para contentar a su padre, lo único que no quería era que él le arrebatará de nuevo algo que amaba.
―Silencio.― Ordenó levantando su bastón, listo para darle una tunda a su hijo, pero… se detuvo, por qué se detendría, él nunca se detendría cuando se trataba de castigarlos, ¿por qué lo hacía ahora?
―Si querían una mascota, me la hubieran pedido.― Claro, él nunca les daría nada, nunca les ofreció nada, sus peticiones eran en vano, sus ruegos por algo que les diera razones para vivir siempre eran ignoradas, ¿una mascota? Él era ese tipo de personas tan mezquina que sólo les daría una hermosa mascota, solo para arrebatarles así como lo estaba haciendo ahora.
―Un animal más noble, hermoso, puro, ¡perfecto! ― Exclamó apuntando la punta de su bastón hacia la pequeña Loba, quien solo lloraba en el suelo, no sabía si era de dolor, no sabía si era de tristeza… no sabía si era por que no podía hacer nada por los niños que tanto la habían cuidado pero… ella lloraba y eso le rompía el corazón a Benjamín.
―Pero en lugar de eso, ¡eligieron a esta estúpida bestia!
―Padre, por favor padre… no, lo siento.― Rogaba Benjamín, bajando su cabeza, totalmente a la disposición de su padre, podía golpearlo hasta que se cansará, podía romperle los huesos, podía rasgar su piel, hacerlo pagar por cada cosa mala que hubiera hecho, pero ya no más… ya no más dolor a su último rayo de esperanza.
―Castígame a mí, haré lo que sea, pero te lo pido… no dañes a Oksana.
―Así que tiene nombre…― Murmuró William, suspirando pesadamente, darle nombre a una bestia lo hacían pertenencia y la pertenencia de alguien más, era problema de alguien más.
―Metieron a la casa, a mí casa a esta sucia escoria, a esta salvaje, a esta cosa imperfecta e inmunda…―Dijo molesto, pero tranquilo lo cual confundió a Benjamín, dando un golpe en el suelo con la punta de su bastón.
―Y todas las cosas imperfectas, pútridas y asquerosas merecen solo un destino.― Ahora iba a enseñarles una lección a ellos, una lección de la que se aseguraría que ninguno de ellos se olvidará, lo que sucedería si ellos volvían a desafiar su autoridad otra vez.
―Papá, te lo pido, no… no lo hagas…― Rogaba el jovencito hundiendo su cabeza en el suelo, esto no era lo que debía suceder, esto no tenía por qué haber ocurrido, él había hecho todo bien, él había obedecido, había acatado toda orden al derecho y alreves, ¿por qué ahora el destino lo castigaba así? Que debía hacer para contentar a su padre, ¿que debía entregar? ¿Su vida, su alma, su corazón? Lo entregaría todo… si eso significaba no perder su recién descubierta felicidad de nuevo.
―No lo hagas por favor, estoy de rodillas… te lo suplico, no la mates.― Alzó su rostro, decidido a recibir el dolor de todos, si eso significaba poder proteger lo que amaba.
―¿Yo? Yo no voy a hacer un carajo.― Dijo alejándose de su hijo, sentándose en su sillón favorito y observando sin misericordia en sus ojos, este sería un ejemplo de lo que sucede cuando lo desobedecen.
―Benjamín, quiero que mates a esa alimaña, con esto…― Dijo lanzándole su bastón, ocasionando que tanto Benjamín como Natalya observarán a su padre con la misma expresión de incredulidad, asombro y shock…
―No… N-no… ― Murmuró Benjamín ladeando la cabeza, él no podía hablar en serio él… él no sería verdaderamente monstruoso para obligarlo a hacer tal atrocidad.
―¿No lo vas a hacer?― Preguntó William, perdiendo la paciencia con Benjamín, no iba a permitir más insubordinaciones en su casa y lo dejaría claro, si no empezaban a actuar como adultos él iba a obligarlos a actuar como tal.
―O la matas tú, o tu hermana aquí se muere.― Amenazó causando que Benjamín alzara su mirada con aún más Shock… él, él no podría ser capáz, no lo haría.
―¿Qué? Padre, tú… tú no…
―¿Que no? ¿Sabes cómo murió Arthur? ¿En una zanja, lleno de mugre y tierra, como un estupido y mugroso perro, quieres que tu hermana termine así, ¡eso quieres!?― Exclamó harto de la insolencia de su hijo, no iba a permitir que lo siguieran contradiciendo, que siguieran faltandole al respeto y que siguieran desafiando su autoridad, él les había dado la vida y se las podía quitar si se le daba la gana, era hora de que aprendieran eso.
―La enviaré a la franja de Moscú, donde los aliados están peleando contra esos malditos Socialistas, la aceptarán como una soldado aunque sea una niña, no harán preguntas y se la llevarán al frente como a otros niños soldados, la utilizarán como carne de cañón y morirá como muchos otros.― Claro, se le había olvidado… Este era el hombre que había enviado a Arthur a su muerte, el mismo que envió a un niño de 17 años a una guerra cruel, una guerra de la que sabía que no volvería con vida, ¿que le detendría de mandar a otro hijo a morir de esa forma?
―Ben, no… no mates a Oka, no mates a nuestra Oka, por favor.― Rogaba Natalya, llorando, más allá de sus heridas, más allá de sus moretones, lo único que ella no quería que le arrebatarán… era a Oksana, la única cosa que la mantenía cuerda en este mundo tan loco.
―¡Silencio! ¡Ya estoy harto de sus lloriqueos infantiles, lo único que hacen es robarse dinero! ¡Dinero que podría invertirlo en algo más de provecho que sus lamentables culos!― Exclamó enojado con ambos, en verdad los odiaba cuando se ponían a llorar y a patalear como si fueran niños, odiaba cuando se ponían a llorar, siempre haciendose las victimas, siempre queriendo apelar a su lado amable para salirse con la suya, ya se había hartado de ser amable, si iban a desafiarlo y a romper sus reglas entonces él los iba a romper de maneras inimaginables solo para que comenzarán a comportarse y a obedecer como se supone que debían hacerlo.
―¡Pero en lugar de eso, lo invierto para que me escupan en la cara y desperdiciar mi valioso tiempo, si van a llorar les voy a dar algo para que lloren de verdad!― Y lo iba a cumplir, después de ese día doblaría sus esfuerzos, si se negaban a ser perfectos él los haría perfectos aunque tuviera que romperlos, no valían nada si se negaban, lo que no valía un centavo era basura y la basura solo podía ser desechada.
― ¡Si tu no matas a esa cosa, yo mismo me encargaré de ella y luego los enviaré a ambos morirse!
Sabía que él cumpliría con su amenaza… no bastaría con Arthur, no se iba a detener, después de que Benjamín fracasará seguiría Natalya, después de Natalya seguiría después seguiría Alina y después de Alina otro hermano más… si es que su madre accedía.
Esto no acabaría con él, seguiría hasta que uno de sus hijos cumpliera con sus expectativas… hasta que uno cumpliera con los deseos egoístas de su padre, hasta que fueran completa y absolutamente perfectos, sin errores… sin fallas…
Robots específicamente diseñados para cumplir con sus delirios y exigencias.
Benjamín comenzó a tomar el bastón, poco a poco, observando la empuñadura dorada, todavía manchada de sangre, de la cual no sabía si era de su hermana… o de Oksana.
―Ben, no…― El muchachito miró a su hermana, indeciso de qué hacer…
― ¡El tiempo corre Benjamín! ¡¿Qué decidirás, esa sucia cosa o a tu familia!? Uno…― Una vez la cuenta comenzaba no se frenaría, continuaría hasta el número 5, el momento donde su padre perdería toda paciencia y cumplía con todas sus amenazas.
―Ben por favor.― Rogaba Natalya llorando inconsolablemente, mientras que él comenzaba a hiperventilar…
Todo en su mundo comenzó a perder sentido, sus ojos se desenfocaron, obligandolo a levantarse del suelo, para tomar una desición, para hacer lo que fuera para terminar con esta tortura, lo que fuera para evitar que tanto su hermana como Oksana sufrierán más.
Esto no estaba pasando debía ser un sueño, una pesadilla lúcida… y pronto iba a despertar…
Debía terminar con esta pesadilla de una vez por todas, aunque eso significaba terminar con su propia alegría.
―¡Dos!― La voz de su padre se alzó a sus espaldas, obligándolo a avanzar, sus oídos solo podían emitir un pitido ensordecedor, que hacía que el ruido a su alrededor pareciera suprimirse, la presión en su pecho comenzó a ser más y más fuerte, todo esto había sido su culpa.
―Tres…― Dio otro paso indeciso, tembloroso y atemorizado, dirigiéndose hacia la figura que se encontraba postrada en el suelo.
―Ben, Ben, yo no importo… pero por favor no mates a Oka… no la mates…― Apenas podía escucharla… apenas podía sentir el mundo a su alrededor, el dolor de su mejilla, las ganas de vomitar, el bastón de madera y oro en sus manos, pero aún así sus pies seguían avanzando.
―Cuatro.―La recta final, el momento decisivo, todo en un momento que le daría fin a lo que él había considerado una vida felíz
El jovencito Rubio miró hacia abajo, encontrándose con ella… con esa pequeña lobo que se había encontrado, pensando en todos los momentos felices a su lado, en todas las risas que compartió junto a su hermana, en todas esas cosas que habían hecho, todas las pruebas antepuestas en su camino.
Cuando la encontraron por primera vez, cuando descubrieron que las costillas era su comida favorita, cuando jugaban a la pelota con ella, cuando les lamió gentilmente el rostro por primera vez… y lo bella que era, imágenes que preservará toda su vida hasta que la muerte lo encontrará… ahora mirando al presente…
Ella debía estar sufriendo, debía estar… sufriendo, ella no se merecía esto, nadie lo merecía, nadie más que él.
Ese hombre que le había arrebatado su felicidad una y otra vez, ese hombre al que detestaba con toda su alma, él debería estar en el suelo y no ella, él debería haber sido quien golpeasen con este bastón, no ella…
Pero aún así, no podía dejarla así, sufriendo… Benjamín alzó el bastón por encima de su cabeza, respirando pesadamente, sintiendo como sus pulmones trataban de asesinarlo mientras lo hacía, esto no era real… era una pesadilla y debía despertarme de ella.
―Ben… ¡Por favor no! ¡No!― Pidió Natalya alzando su brazo hacia Benjamin, tratando de detenerlo, tratando de evitar lo que sabía que ocurriría.
Iba a hacerlo con la idea de que esto, era lo más piadoso que podía hacer por ella, que la liberaría de su sufrimiento, era lo más humano que podía hacer, lo más piadoso tratando de engañarse así mismo, tratando de disociarse de la realidad, era mejor que ocurriera por sus manos y no por las de su padre.
El jovencito Bajó el Bastón con toda la fuerza de sus brazos directamente al suelo, con esas ideas en mente…
Allí seguía, ese pitido en sus oídos… no entendía donde estaba, no comprendía lo que veía, trataba de asimilarlo, trataba de comprenderlo, pelo, sangre, lo que parecían ser pedazos de hueso, eso era lo que veía, no recordaba que había hecho antes de llegar a casa, creyó haberse desmayado pero… estuvo consciente durante todo el acto.
Había regresado a casa y ahora, estaba de rodillas en el suelo, en un charco de sangre.
¿Qué era lo que estaba mirando? Pelo, sangre…
¿Qué estaba observando? No podía escuchar nada, todo estaba en silencio… había conseguido una presentación excepcional en el auditorio, le habían dado un reconocimiento, ovaciones de pie y gente admirando por su magnánima presentación en el Chelo.
Pero ahora… ¿Qué estaba presenciando? Pelo, sangre.
¿Qué había hecho? Miró a sus manos, aún cubiertas de sangre…
Y al lado de sus rodillas un Bastón…
¿Qué había hecho? se preguntó una y otra vez mientras densas lágrimas caían de su rostro.
¿Qué había hecho? ¿Fue su culpa? ¿pudo haber hecho algo para evitarlo? ¿Fue su culpa?
No pudo ser uno, deseó que fuera solo uno… pero no era lo suficientemente fuerte, su cuerpo y su mente eran débiles, ¿Que estaba mirando? ¿Fue su culpa?
¿Por qué había pasado esto? ¿Fue su culpa? ¿Dónde estaba? ¿A dónde había ido el sonido? ¿Fue su culpa?
¿Estaba mirando el cuerpo de su mascota? ¿Fue su culpa? ¿Por qué ese pitido estaba siendo reemplazado por los gritos de horror de su hermana? ¿Fue su culpa? ¿Dónde estaba Oksana?
¿Por qué su padre ahora le sonreía? ¿Fue su culpa? ¿Que era esta cosa que estaba frente a él y porqué se parecía a Oksana? ¿Fue su culpa?
¿¡QUE ESTABA MIRANDO!? Pelo, sangre… ¿huesos?
¿Fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa, fue su culpa?
¿¡FUE SU CULPA!?
Sí… lo fue.
―Eso es lo que pasa, cuando me apuñalan por la espalda…― Murmuró William a un lado de Benjamín, observando el cuerpo del animal, después de esto ninguno de los dos volvería a desobedecer jamás.
― Eso sucede, cuando ustedes decíden ir en contra de mí… si vuelve a ocurrir, los voy a joder.― Dió su última amenaza, dandole la espalda a su hijo comenzando a caminar fuera de su estudio, dandole poca importancia al trauma que les había generado a ambos niños.
―Limpia eso…―Dijo sin ningúna expresión en su voz o rostro, cerrando las puertas detrás de él.
Quería gritar, quería gritar de horror, de ira, arrepentimiento ante lo que había hecho, quería romperse a llorar, quería recostarse en el suelo y morir, quería desaparecer, deseaba que su vida se extinguiera, de la misma forma que él fue obligado a extinguir la de su amada mascota.
―Oka… perdón… perdoname por favor…― Le rogaba el jovencito, al cuerpo de su querida mascota, esto esto no tuvo porqué haber sucedido pero… fue obligado a hacerlo, él lo obligó… y su malnacida necesidad de arruinar la vida de sus hijos con su inexistente perfección.
―Eres un monstruo…― Murmuró Natalya, casi sin fuerzas para hablar arrastrándose a él con la poca fuerza que le quedaba, siendo él quien tuvo que detenerla de ver lo que había hecho a la Oksana, no podía permitirle verla, no quería que la viera…
―Eres Un Maldito Monstruo Benjamín, ¿¡Como Pudiste!?―Dijo arrojándose a él para tratar de golpearlo, para tratar de atacar, estaba enojada, furiosa… pero no tenía fuerzas para derribarlo, él solo pudo sujetarla en sus brazos abrazándola, tratando de reconfortarla, mientras trataba de golpearlo y le gritaba una y otra vez, el monstruo que él era.
―¡Oka…! ¡OKAAAAAHHHHHH!― Era demasiado, demasiado para soportar, los gritos de su hermana combinados con su llanto solo lograban romper su ya dañado corazón.
Creía que podía ser felíz, que quizá si hacía lo que su padre le pedía tal vez.
Él lo apreciaría y tal vez lo amaría, pero no fue así, no existía amor en ese corazón negro de él, no existía nada más que un vacío frío que consumía a todos los que tocaba, lo peor era que, fue su mano la que destruyó su felicidad y la de su hermana, él había destruído todo eso con estas manos, las manos de alguien que algún día se convertiría en algo igual a su padre o peor… Esta era la cruz con la que debía cargar, el tormento que debía soportar.
Un odio con el que tenía que convivir, su hermana lo odiaba y no la culpaba, había hecho un acto atroz e imperdonable, dándose cuenta de que ya no existía luz, solo una fría y amarga oscuridad, estaba solo ante el monstruo que lo había engendrado, sin un hermano que lo guiara, sin una madre que lo reconfortara, sin un padre que le dijera lo orgulloso que estaba de él y ahora sin una hermana con la que soportar esta agonía.
Él mismo se había convertido en un monstruo.
Fue entonces que miró a su mano izquierda, aún cubierta de sangre, aún no podía creer lo que había hecho y no quería creerlo, lo que hizo jamás se lo perdonaría a sí mismo, pero fue allí en su dilema que toda la esperanza que aun conservaba en su corazón se hizo pedazos, cuando la sangre comenzó a llenarse de escarcha, cubriendo la palma de su mano por completo.
El frío estaba en su sangre, en sus venas, él había sido maldecido con el mismo corazón de hielo que su padre, era hora de aceptarlo…
Había sido maldecido desde el día en que nació, pues él era el heredero de William Ledyanoi Lebed.
Estas manos no podían salvar a los que amaba, no podían proteger a nadie, sus manos no podían dar vida… solo muerte y miseria.
¿Ben…? ¡Ben…! ¡BEN!
El caballero de Cisne finalmente regresó a la realidad, observando a su mejor amigo frente a él, preocupado de que no respondía desde que comenzaron a operar a Danny.
La cual… ya no parecía estar convulsionando en la camilla.
―¿Estás bien amigo?― Interrogó el caballero dragón regresando a Benjamín al hoy y ahora.
―Sí, ¿qué sucede?― Interrogó preocupado por Danny, aunque los ruidos rítmicos y constantes de la máquina de cierta manera lo tranquilizaba
―Lo logramos, está estable.― Respondió Kiva suspirando pesadamente, había sido complicado pero lo habían conseguido, gracias a que Athena era grande y que había tres médicos en la nave, dos con experiencia en operaciones y una que utilizaba la habilidad conferida por los dioses para salvarle la vida a su mejor amiga.
―Ahhh, gracias a Athena…― Suspiró Benjamín pesadamente, aliviado por la revelación del caballero del caballo menor.
*Por poco la perdimos pero, pero lo que sea que Mary haya hecho, nos dio el tiempo de ventaja que necesitábamos para salvarla.* Hayley agregó, en verdad estuvieron a punto de perderla, pero si Mary no hubiera estado presente lo más probable habría sido que Danny hubiera muerto.
―Creo que eso y más, rayos sus pulmones estaban por colapsar, lo que sea que ese espectro le haya hecho fue… rayos hermano.― Comentó Kiva, apenas se creía lo que había conseguido, claro la mayor parte del crédito se la merecía Mary, pero Hayley y él habían logrado mantener en calma la situación.
―Danny si que es fuerte.
―Sin duda lo es, es… una verdadera guerrera.― Comentó el caballero del Cisne queriendo sujetar la mano de Danny, pero se detuvo antes de hacerlo, recordando que, sus manos aún podían ser un peligro para ella, más en este estado.
―Ey, dejaste de responder por un instante, ¿que pasó?―Interrogó Shinryu un tanto preocupado por el estado de salúd de Ben, él se veía bien, pero… se veía, agitado por algo, no entendía que pudo haber sido, si el teletransporte, el shock de ver a Danny en ese estado… o algo más.
―No es nada Shin… tan solo…― Murmuró el Cisne suspirando pesadamente, al menos ella estaba viva y eso era todo lo que le importaba.
―Tan solo recordé algo que desearía olvidar.― Dijo pensando en Oksana, en verdad había cosas de su pasado que quería desesperadamente enterrar para nunca pensar en ello de nuevo.
Aunque sus pensamientos fueron Interrumpidos al escuchar quejidos a su lado, encontrandose con la sorpresa de que Danny estaba despertando, abriendo levemente sus ojos, no podía ver muy bien, su mirada parecía nublarse por momentos, lo atribuía a los vasos sanguineos que se habían reventado… Agradecía a todos los dioses no haberse quedado ciega pero…
Esperaba que este daño pudiera ser reparado o tendría que acostumbrarse a utilizar lentes o lentillas como Shinryu.
*¿Danny?* Hayley interrogó observando como ella recuperaba la conciencia, a pesar de que aquello parecía ser prácticamente imposible.
*Tranquila, tranquila, estás bien. Descansa, ya pasó lo peor.* Le pidió quedandose a su lado, no sabía que tan impulsiva sería al Lado de Mary, pero no quería descubrirlo aunque en su estado aún si podía levantarse mágicamente, no podría dar ni un solo paso.
―Dónde… ¿dónde estoy…?― Preguntó respirando pesadamente, apenas capaz de mantenerse despierta.
―Estás a salvo, Kiva te trajo justo a tiempo…― Respondió Benjamín observándola, casi no podía creer que ella estuviera despierta.
―¿Kiva?― Interrogó tratando de mirar hacia su compañero, el cual se encontraba justo a su lado.
―Shin, Mary, Ben…― Dijo observándolos, apreciando que en efecto Mary también se encontraba allí con ellos, solo que inconsciente y en una camilla cercana, lamentaba mucho haber tenido que gastar la poca energía que le quedaba en ella, pero gracias a ella ahora estaba viva.
―Estamos aquí.― Respondió Kiva, dándole la mano a Danny quien se sentía felíz pero, a la vez sentía una profunda tristeza por todos sus amigos.
― Están aquí… entonces el plan… salió como lo predije…― Murmuró Danny, aunque sabía que debía sentirse tranquila, la verdad era que no… aunque su plan había salido a la perfección el hecho de que lo hubiera hecho significaba que todo lo que ella maquinó desde el inicio al final había sido gracias a algo muy deshonroso.
―Sí, misión cumplida, ¿verdad?― Preguntó Benjamín sonriéndole, pero ella, se veía… triste por alguna razón.
―No… no realmente…― Dijo tratando de respirar, sus pulmones dolían como si estuviera aspirando un montón de agujas, enterrándose en su interior, era doloroso, casi tanto como sus extremidades rotas que pulsaban de dolor con cada respiro que daba.
―¿A que te refieres?― Preguntó Shinryu confundido por las palabras de su compañera, causando una extraña sensación en sus espaldas.
―Ahora viene la parte difícil…― Murmuró en un intento de mantenerse despierta, pero ahora se encontraba entre la delgada línea el sueño y la vigilia, cerrando sus ojos en intervalos irregulares, turnandolos.
― Ahora… todo depende de Seinma y John…― Y no mentía, de haber salido bien todo, ella estaría allí para asegurarse de que el plan saliera como ella lo previó, pero tuvo que optar por el plan de emergencia para proteger a Mary y Seinma.
―¿A qué te refieres?― Interrogó el caballero de Caballo menor, confundido, ellos conocían la siguiente parte del plan y la completarían al pie de la letra, aunque… y si el hecho de que no supieran que hacer a continuación ¿también formaba parte del plan?
―No se los dije… pero… ahora… la parte difícil está por suceder… ― Danny intentaba mantenerse con ellos, pero no podía lograrlo, sus heridas sumadas al cansancio estaban haciendo que ella comenzará a perderse en los sueños, todavía no se encontraba en todas sus facultades mentales… pero debía hablar para ellos, para que supieran la verdad ellos se merecían la verdad.
―Ahora que están solos… nuestros líderes tendrán… ah, ah…― Respirar era ya no difícil, imposible, creía que estaría dispuesta a afrontar el resultado de sus decisiones, pero jamás imaginó que este sería el precio.
―Tranquila no te presiones…― Pidió Benjamín observándola, incluso ahora, con sus ojos manchados de sangre, seguía siendo fuerte, era muy fuerte, demasiado como para mantenerse despierta después de lo que le había ocurrido.
―Ahora que están solos… deberán responder… de la manera que espero que lo hagan.― La improvisación era algo con lo que ella no estaba de acuerdo, de hecho pensaba que la peor parte de un plan era cuando debían comenzar a improvisar, pero algo que había aprendido a pelear al lado de Seinma era… que cuando él improvisaba siempre ganaba, sobre todo cuando no tenía que preocuparse por nadie más que él.
―¿Como? Solo van a destruir el corazón, ¿no? Esa era la última parte de tu plan, ¿verdad?― preguntó Shinryu, confundido y de cierta forma consternado, todo esto era para destruir el árbol pero… había algo más, algo que no estaban comprendiendo, cual era el objetivo si no.
―Sí, pero hay partes del mismo que no les comenté… partes que… omití a algunos.― Por Supuesto que el plan era destruir el Qliphoth, pero Danny había pensado en algo, algo que sonaría maquiavélico pero a la vez sería una declaración de intenciones, no importaba destruir el árbol… lo que importaba en verdad era el mensaje que iban a entregar.
―Sí… sí, eso noté pero, ¿por qué, ¿por qué lo hiciste?― Kiva preguntó sintiendo un poderoso escalofrío recorriendo toda su espalda.
―Por qué mi plan… se basaba un 80% en planificación… y un 20% en suerte…― No mentía, pues ella había planificado esto teniendo en cuenta la suerte, pues pensándolo fríamente, la única forma que pudo calcular el porcentaje de victoria, fue a base de la suerte y el conocimiento que tenía de sus amigos.
―Sobre todo si actuaban… de la manera que esperaba que lo hicieran… y lo hicieron…― Los había utilizado, manipulado, como piezas en este juego retorcido, prediciendo cada movimiento, cada acción, cada pensamiento que ellos habían tenido, una regla del ajedrez era conocer al enemigo.
Entender cómo pensaba, cómo se desenvuelve en una partida, pero a su vez… era conocer bien cada una de las piezas, desde el Peón hasta el Rey… como actuaban, como se movían por el campo, como se comportaban ante la amenaza y como remataban.
Ella conocía a cada una de esas piezas que había utilizado para su juego, para su estrategia, conocía como pensaban, cómo actuaban, como responderían a una situación, los había conocido por mucho tiempo y por eso tuvo que obligarse a jugar con sus mentes, jugar con ellos de la misma forma que lo haría con un títere, controlando sus cuerdas incluso si eso significaba, convertirse en algo que ella no quería ser.
Por suerte o por desgracia, todos respondieron de la forma que ella esperaba que lo hiciera, incluyendo al juez del inframundo, jugando con sus mentes, como si todo esto se tratará de un simple juego de ajedrez.
―¿Qué estás diciendo? ¿Qué fue lo que…?― Todos se sentían confundidos, pero más allá de ello utilizados de una forma que jamás sería posible.
―Perdonenme, tuve que jugar con sus mentes… pero… fue la única forma de asegurar… nuestra… victoria…― Finalizó la joven Andrómeda antes de caer rendida ante sus heridas, cerrando sus ojos finalmente.
―¡Danny, Danny!― Benjamín la llamó tratando de despertarla, pero ella ya no respondía, Kiva se acercó a ella colocando sus dedos sobre su cuello prestando completa atención al monitor cardiaco, todo estaba bien, no había ningún riesgo, simplemente ya no tenía fuerzas para seguir despierta.
―Está bien, solo se desmayó.― Dijo el caballero de Caballo Menor, suspirando tranquilamente, ella en verdad les estaba dando sustos de muerte.
―¿Jugar con nuestras mentes? ― Se preguntó Shinryu, tratando de entender, intentando desesperadamente comprender a qué se refería, ella… no habría sido capaz de anticipar cada movimiento que se haría en el campo de batalla, ¿verdad? Aquello era imposible aún para alguien con sus capacidades… ¡¿Verdad?!
―¿A que se refiere?― Preguntó dirigiendo su mirada hacia Benjamín, quien, tampoco pudo comprender lo que ella había dicho.
―No tengo idea pero, si Danny dice la verdad.― Cuando estaba a punto de decí algo un poderoso estruendo captó su atención, seguido de otro y uno más y al dirigir su mirada hacia las ventanillas de la nave se percató de que las naves de caza comenzaban a llenar todo el terreno alrededor del Qliphoth de Plasma, haciendo que el ente comenzará a gritar de dolor.
―Entonces la victoria dependerá de ellos dos…― Susurró observando el despliegue de fuego que se alzaba a lo lejos, casi podía sentir las llamas, pero si de algo era seguro, era que ahora Seinma y John debían demostrar por qué los habían elegido como los líderes de su equipo.
Retornando al Campo de Batalla.
Allí en un cráter aún humeante, un ser de oscuridad comenzó a reptar fuera de allí sintiendo el dolor del árbol una y otra vez mientras el fuego comenzaba a rodearlo, tal vez si siguiera siendo humano, esto lo sofocaba pero, por supuesto él ya no era humano…
Había abandonado dichas debilidades hacía mucho tiempo, aunque el dolor, la ira… y este sentimiento de venganza que se acumulaba en su pecho eran reales.
Tan real, como el hecho de que ahora había encontrado a una enemiga a la que de verdad quería destruir.
―Ahhh… esa mocosa… ― Murmuró levantandose, sus extremidades aún se sentían tiesas, pero poco a poco recuperaban su movilidad cada vez más, realmente agradecía ser un espectro, podía regresar de la muerte todas las veces que quisiera, el problema era que… cada muerte incrementa el castigo por el fracaso si perdía el Qliphoth.
―Bien jugado, niña, pero hace falta más que valor para derrotar a un Juez del inframundo.― Dijo sintiéndose avergonzado, de haber sabido que ella tenía tales capacidades de combate jamás la hubiera subestimado, aunque ese era un error común que hacían, subestimar a los caballeros de rango más bajo.
―Te reconozco que me hayas logrado asesinar pese a tu falta de fuerza, pero cuando te encuentre, voy a disfrutar hacerte pedazos.― Amenazó jurando en encontrarla, no importaba si estaba viva o muerta, la iba a encontrar e iba a arrancarle sus extremidades pieza por pieza.
―No lo harás…― Respondió una voz a sus espaldas, una presencia recubierta en llamas de ira y violencia que había aparecido, justo en ese momento, revelándose como el caballero del ave de fuego, el caballero del Fénix.
―Ah, eres tú. ― Murmuró enfocando su mirada en él, donde un disparo de plasma cayó miles de metros detrás generando una poderosa explosión, mostrándolo como era, como un ser que había sido moldeado por dichas llamas, llenas de violencia y muerte, las cuales utilizará para hacer pagar a ese espectro de todo el mal que había ocasionado.
―Vaya, vaya, ya me preguntaba dónde te habías metido.― Añadió sintiéndose afligido, distante al combate que había tenido anteriormente contra la joven andrómeda, el Qliphoth estaba sufriendo, cada una de sus raíces estaban siendo incineradas y debía apresurarse para evitar que destruyeran el corazón.
―Dime, si eres el caballero Fénix ¿no? Haré esto rápido ya que mis prioridades son encontrar a la pequeña perra que me mató.―Pero primero iba a encargarse de ella, iba a demostrarle lo que pasaba cuando se jodía con uno de los 3 jueces del inframundo.
―¿Te mató? Entonces deberías tenerle más respeto.― John advirtió, los que la solían subestimar terminaban así, humillados, arrodillados, pidiendo perdón y clemencia, ella podía ser benevolente, lo suficiente para perdonar al enemigo, lo malo era que él… no sentía piedad en su corazón, mucho menos hacia un enemigo.
―Para nada, nadie tiene derecho a enfrentarse a mí… a excepción de, ese hombre.― Mencionó Talon recordándolo a él, específicamente a ese hombre, el único hombre que había conseguido derrotarlo, jamás podía olvidar esa mirada, esos ojos de tigre… sin duda un enemigo que merecía todo su poder en batalla.
―Sí, jamás podría olvidarlo, un caballero dorado es un verdadero reto para mí, no como esa mocosa a la que casi logré matar.― Esas palabras hicieron que su corazón diera un vuelco, sí… ella debió haber sufrido mucho para retenerlo de esa forma, mirando a su alrededor, se percató de que no había rastros de ella, algo o alguien la había sacado de este lugar justo a tiempo antes de la explosión eso lo aliviaba… pero gracias a lo dicho por el Espectro, en esta ocasión no iba a contener su ira contra él.
―¿Dime qué le hiciste?― Interrogó el Fénix apretando fuertemente sus puños, dejando que el fuego fluye por ellos, como una bestia irrefrenable que bañaría la tierra de flamas, como las que los estaban rodeando, esta vez no se contendría, iba a destruirlo sin piedad.
―¿Te importa?― Interrogó sonriendo siniestramente, no le temía pues en un combate de fuerza, ningún caballero podría superarlo jamás, ni siquiera él…
―Sí, por qué lo que sea que le hayas hecho, te lo haré a tí multiplicado por 1000 veces.― Amenazó John consciente de que tal vez no podría derrotarlo, de que lo más probable sería que su muerte sería lenta y dolorosa, pero no le importaba, esta ira dentro de su corazón, estas llamas dolorosas… este cuerpo suyo cargado de odio y violencia, quería darle tan solo un golpe… aunque fuera uno, pues si este era el fin, al menos se iría con esa sensación de satisfacción.
―Je je jeh, ¿en serio?― Preguntó el espectro riéndose de él, solo para que de un aleteo de sus alas una poderosa corriente de viento se alzará a su alrededor, ocasionando que todo el humo restante se disipará por completo.
―¡Pues entonces ven a mí Basura de Bronce!― Lo retó a lanzarse contra él, para que demostrara su fuerza.
Las flamas en los ojos de Jonathan comenzarona ser más volátiles, hasta el punto que pequeñas grietas comenzaron a formarse alrededor de sus párpados, revelando dentro de ellas la furia del fuego que corroía su corazón, activando su séptimo sentido, no había razones para contenerse, ya no.
―¡Rahhhh! ― Dio un salto con su cuerpo siendo bañado en una bola de fuego, cargada de desprecio, aceptando el odio que se había convertido en parte de él, un odio que cubriría este frío mundo en la ira irrefrenable de sus flamas.
―¡Ave Fénix Técnica Mejorada! ¡LLAMARADA SOLAR!
―¡Marioneta Cósmica!― El espectro alzó sus brazos, invocando las cuerdas de su marioneta, riendo mientras lo hacía, si no podía romper a esa niña, él debería bastar para llenar ese vacío en su alma.
Nuevamente, la serenata al odio había dado comienzo, pero esta vez los intérpretes serían el Ave de Fuego y El Grifón de las Sombras.
Continuará…
Sumergirse en la mente de un enemigo significa conocer sus secretos, sus debilidades y miedos.
Pero a su vez es sumergirse en la parte más oscura del ser humano, afrontar la oscuridad que habita en el interior.
Conocer al enemigo significa conocer a tus aliados.
A aquellos que luchan, pelean y sangran a tu lado, conocerlos como la palma de tu mano, manipularlos para ganar significa dejar de verlos como personas.
Piezas que se mueven por un tablero gigante, donde gana quien sepa utilizarlas mejor, jugar con la mente de todos sin consecuencias es una mentira que nos contamos para evitar afrontar nuestras acciones.
¿Estarás lista para cuando eso pase?
¿Estarás preparada cuando los amigos se conviertan en marionetas que enviarás a morir para ganar?
¿Cuál será la línea que separa al amigo del enemigo?
Y si lo estás… ¿Estarás dispuesta a convertirte en tu propio Enemigo?
¿Y Tú Has Sentido el Poder del Cosmos?
Hola a todos Danny al habla, sí este es el segundo episodio donde el autor no dará sus despedidas, pero me dejó a cargo de las despedidas y agradecimientos finales. -w-
Antes de que lo pregunten, estoy y estaré bien… espero, pero no nos preocupemos de eso ahora, lo que vengo a decirles es una cosa importante y es que si bien esta misión se nos ha salido un poco de las manos, no desesperen. :D
Nosotros no dejaremos de pelear, aunque sí se nos salió mucho de las manos. :T
Pero lo importante es que podremos salír adelante gracias a su apoyo, sus comentarios y sus buenas energías, ustedes son geniales chicos y espero que lo sepan de antemano. ;D
Los guardianes no caemos sin pelear, ¿saben? Somos obstinados hasta el final como nuestros queridos Líderes. .w.
Los cuales se enfrentarán solos al Árbol Qliphoth en el próximo paso de mi gran plan. :D
Que espero que salga como lo planee, aunque hasta este punto lo único que espero es que salga bien, ya no perfecto. :S
Pero descuiden, tengo siempre un plan para todo, de la A a la Z y de regreso. ;)
Saludos especiales para nuestros lectores recurrentes por sus comentarios, su retro alimentación y sus palabras de apoyo que me han ayudado bastante, gracias a ustedes mi plan para dominar al universo está casi en marcha. :D
Solo bromeo: Xb
Salutations spéciales à: Shaina Cobra, un nom approprié... Je veux dire que j'ai déjà entendu ce nom, mais j'espère que ce n'est qu'une coïncidence, la seule Shaina Cobra qui ait jamais existé n'est plus parmi nous, mais c'est une agréable surprise de voir que son esprit est toujours avec nous, encore plus en nous donnant des mots d'encouragement pour continuer notre lutte infatigable, Si vous lisez ceci, j'espère que vous pouvez nous pardonner pour le retard, mais je veux que vous sachiez que nous apprécions beaucoup ce que vous faites pour nous, bien que je m'inquiète toujours que vous en sachiez beaucoup sur nous et nos tactiques de combat, j'espère que vous garderez le secret et que vous ne le direz à aucun Wraith puant. :T
Je plaisante, mais ce que je dis est vrai, merci beaucoup pour votre considération, votre soutien et votre amour pour notre cause, c'est un honneur d'avoir quelqu'un comme vous qui nous suit et nous donne l'encouragement dont nous avons besoin pour continuer dans la bataille la plus importante pour l'humanité, merci pour tout, désolé pour si peu et merci pour... toujours m'encourager, j'apprécie beaucoup. ;'3
Je vous envoie plein de petits cœurs de ma part!
3!
Saludos especiales también para; Princesa del Tikal, antes de que lo digas, lo sé soy genial. XD
Nah mentira no soy tan genial, pero alguien que sí lo es eres tú, el autor siempre me cuenta cosas geniales de tí, debo de admitir que tener a una amiga que te cuida, te quiere y se preocup siempre por tí es un sueño, al menos para mí, ahora con Mary y Hayley espero poder continuar mis aventuras como una chica normal, al menos por un tiempo. °°
Pero todos sabemos que eso no es posible en este mundo, aun así no te preocupes, estamos luchando por ustedes, para proteger ese mundo rebozante de luz. :)
Gracias por todo querida Rebeca, te puedo llamar Rebeca? Espero que sí, bueno gracias por todo, ahí mandame un mensaje por Fast Chat, ¡Ahhhh! XD
No pero en serio, gracias, por todo… :3
33333333!
Y a todos los demás, gracias por quedarse hasta el final, espero que tengan un buen día, una buena noche o independientemente de la hora que me estén mirando y nos vemos hasta la próxima.
Y recuerden: Yo Siempre Tengo un Plan, hasta la próxima.
Eddy B.
