El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré cómo Funciona el Mundo!
Consecuencias y Reflexiones
Tras solucionar el problema de Rozemyne con las bendiciones, me di cuenta de que debí manejar esto de forma progresiva, que Rozemyne simplemente dejara de lanzar bendiciones de un día para otro generó demasiadas preguntas, preguntas difíciles de contestar. De alguna manera mi prometida se las arregló para responderlas.
Pero eso no significo el fin de los problemas.
Rozemyne estaba completando las clases tan rápido como yo lo hice en mi tercer año, aunque de alguna manera, ella parecía estar llamando aún más la atención que yo.
Rauffen me citó debido a que mi linda prometida estuvo exhibiendo una nueva arma schtappe tras otra, solo porque no podía decidirse por una que le conviniera.
Cuando llegue, estaba blandiendo algo que ella llamo Snake-Sword, lo cual parecía algo sacado de los animes de Shuu…
"¿Qué está pasando…?", pregunté confundido al ver como la espada se estiraba y cortaba a un maniquí de practica a varios metros de ella.
"¡Ferdinand!", ella sonrió, girando hacia mí. "¿Sabias que puedes crear hechizos de schtappe si tienes una idea clara?"
"No."
Estaba aturdido mientras la escuchaba hablar de como ahora todas las armas que Laurenz creó en las historias que escribió para ella eran armas de schtappe y las desfilaba frente a mis ojos. Lo más sorprendente de todo fueron unas tijeras gigantes a las que llamo Vaha-Doje.
"…mi favorita hasta ahora es esta", declaró apareciendo algo que era como una espada y un hacha labrys unidas por una especie de listón de maná.
La vi blandirla en estado de shock
'¡Nadie me dijo que eso era posible!'
Pero, si era posible, me gustaría cambiar mi arma por una más moderna, aunque tendría que dibujar los esquemas si quería visualizarla de forma correcta y asegurarme de que funcionara como quería.
La idea de tener en mi poder una pistola o un rifle para acabar con Galtero y su incesante insistencia de robar a mi novia para él se formó en mi mente. Una escopeta de francotirador sería necesaria.
Varios estudiantes estaban interesados en las armas, sin embargo, debido a la gran cantidad de maná de mi prometida, no había forma de que pudieran probarlas y ver como funcionaban.
"… esperaba poder organizar combates de muestra entre usted y su prometida para descubrir la efectividad de estas armas", me explicaba Rauffen, "sé que como estudiante de sexto aun tiene que completar algunas clases, pero ya que esta es la ultima clase de Lady Rozemyne, acomodar su agenda no debería ser muy complicado."
Acepté sin ser muy consciente de en que momento lo hice. Mi menté estaba demasiado entretenida pensando en algunas armas que me gustaría probar.
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"Solo me falta crear la puerta fronteriza en la clase de candidatos… pero mis compañeros tardaron demasiado en superar mi maná. Algunos aun no obtienen el control de sus maquetas."
Rozemyne parecía un poco abochornada mientras me explicaba porque aún no finalizaba sus clases.
"Algunos de mis compañeros siguen luchando para obtener el dominio de sus jardines." Le dije notando como su sonrojo aumentaba debido a la vergüenza, "pero yo ya lo terminé. Hablaré con la profesora Brigitta, le preguntaré si puedes practicar a hacer la puerta fronteriza conmigo."
Me sonrió mientras nos dirigíamos a nuestro primer combate de muestra.
Una vez en la arena ella formó su schtappe, cantó Swordaxe y se transformó en la espada con hacha que me mostró la última vez.
Mientras la enfrentaba, solo podía pensar que ella no debería ser tan buena para blandirla. Más que estar en medio de un combate, parecía que Rozemyne bailaba. El listón de maná que unía ambas armas en una sola se enredaba en su cuerpo para mantener ambos extremos juntos, sin embargo, al girar y lanzarlo me obligaba a retroceder y mantener mi escudo en alto para evitar los cortes del hacha.
Ella estaba usando la parte del hacha como escudo y arma, lo cual resultó frustrante porque me encontraba atrapado con un escudo permanente en mi mano izquierda, mientras que la derecha sostenía a Ayame, principalmente porque podía ver aberturas en sus movimientos, aunque era claro que Rozemyne practicó con estas armas por su cuenta en algún momento entre su última clase y esta.
El recuerdo de un personaje, un espadachín en un mundo virtual, parpadeó en mi mente cuando vi la expresión fascinada de Laurenz al ver a Rozemyne blandiendo armas de fantasía.
No quería, en verdad no quería usar más referencias de la estúpida y fanática obsesión de Shuu, pero necesitaba aprovechar esas aberturas en el estilo de combate de Rozemyne. Yo no jugaba juegos que no podía ganar y no estaba dispuesto a perder aquí.
Deshice mi escudo y lo convertí en un espada. Alguien entre los observadores gritó, Laurenz posiblemente, pero pronto otros se unieron.
Mi linda prometida lo tomó como un desafió y sus movimientos se volvieron aún más fluidos y agresivos.
Me arrepentí demasiado rápido de mi decisión. Nunca tuve intención de blandir dos espadas y estaba más acostumbrado al peso de Ayame que a una espada de maná por lo que mis movimientos eran un poco inestables.
En algún momento, ella me hizo soltar mi espada y usó el listón de maná para inmovilizar a Ayame, en tanto el filo de su hacha ahora rosaba mi cuello.
Ninguno de mis compañeros había sido capaz de vencerme en un entrenamiento, por lo que ahora se encontraban festejando la victoria de Rozemyne como si fuera de ellos.
La necesidad de obtener mis propias nuevas armas de schtappe, como una pistola o alguna de esas armas japonesas clásicas se hizo más fuerte. Quería callarlos a todos. Una cosa era ver crecer a mi prometida, otra escuchar a esos estúpidos monos aullando como si fuera su propia victoria.
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Debería sentirme avergonzado, en cambio solo sentía satisfacción mientras observaba la pistola de mana en mi mano.
Después de constatar que la habilidad de crear hechizos de schtappe no era un skin único de Rozemyne, comencé a practicar creando armas simples y fui avanzando hasta que obtuve lo que quería.
Gun.
La palabra elegida para el hechizo de schtappe que formaba mi arma era corta y fácil de pronunciar. Elegí el inglés porque la palabra seria discreta y podía pasar desapercibida, perfecto para un ataque sorpresa.
Después de decidir que una pistola de agua debería ser suficiente considerando que sería maná y no agua el contenido comencé a dibujar los esquemas.
También sería más fácil que fabricar las balas y ponerlas dentro.
'No tiene nada que ver con el hecho de que la estructura de una pistola real sea mil veces más complicada y no conozca todas las partes.'
Estaba en proceso de completar los esquemas para un rifle, un lanzacohetes…
No sabía cuándo usaría algo así, pero sentía satisfacción de saber que podía fabricarlas.
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Debido a su desbordante bendición y pese a haber aprobado la clase, Rozemyne se repitió en los giros la segunda semana. Según sus palabras, ella solo quería comprobar su mana.
Primero pasaron los estudiantes que aun no aprobaban, entre ellos Galtero; como el príncipe seguía sin aprobar y en cambio, yo tenia el papel principal. No me había insultado. Oh quizás se debía simplemente a la presencia de Rozemyne en el salón.
Mi prometida sonrió satisfecha al completar sus giros sin volverse una luminaria.
"Sigue mirando así a mi prometido y tal vez pierdas los ojos." Murmuró ella de pronto.
"¡Rozemyne!"
"No dije nada malo."
La sonrisa inocente en sus labios contrastaba de forma terrorífica con la ira de sus ojos. El descanso acababa de iniciar y ella se iría antes de que la clase se retomara, ya que nuestro siguiente enfrentamiento no pudo llegar con suficiente rapidez, programándose para después de la clase de giros.
"Que hagas amenazas en japonés con un tono dulce mientras sonríes no lo hace más adecuado." La amonesté, frustrado, aunque me sentí un poco hipócrita. Yo también había amenazado a Galtero varias veces en japonés.
"Pues que se controle mejor, así no tengo que fingir que le daré una bendición cuando lo que quiero es desaparecerla."
Mis ojos siguieron los de mi prometida hasta que cayeron en una dama de Klassenberg. La joven me miraba con descaro, sonriéndome.
"Hazlo si quieres, o si descubres como otorgarle una maldición sin que sepan que fuiste tú y luego dime como lograrlo."
Las palabras que salieron de mi boca me sorprendieron, y a ella también. Me sonrió un momento antes de mirar a su primo con discreción y asentir.
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Rozemyne ya estaba en el campo cuando llegué. Su cabello sujeto en una trenza me hizo pensar que se movería mucho, después de todo, incluso con Swordaxe no lo ató.
La escuché tararear antes de percatarse de mí. Me sonrió un momento.
"Vaya, parece que este será un enfrentamiento interesante." Se rio.
Sonreí también.
Rauffen dio la señal de inicio y Rozemyne cantó Snake-Sword. La espada en su mano parecía una espada típica, pero el hechizo que usó me reveló que no lo era.
"Muéstrame lo que hiciste, Ferdinand."
Su espada le permitiría mantener la distancia, así que primero opté por un arma que me permitiera estar cerca.
"Jitte."
Las cuchillas gemelas aparecieron en mis manos. Los aprendices casi aullaban de emoción. Sus pies se movieron atacando antes de que yo pudiera moverme. Su sonrisa fija en sus labios, sin embargo, yo también entrené.
'Valió la pena hacer más grande mi habitación oculta.'
"¿Por qué ocultas tu As, Ferdi?", me preguntó en japonés.
"Aun es muy pronto." respondí con mi sonrisa propia.
Su sonrisa se profundizó mientras los golpes aumentaban el ritmo y la velocidad. Cuando saltó para alejarse y extender su espada, llevé mi mano a mi espalda, ocultándola bajo mi capa.
Cuando la pistola quedó a la vista escuché a Laurenz gritarme si estaba demente, en tanto los ojos de Rozemyne se abrían debido a la sorpresa.
Su espada desapareció siendo sustituida de inmediato por un escudo de Schutzaria.
La primera bala la hizo deslizarse hacia atrás mientras la veía poner más y más maná en el escudo. Disparé una segunda y una tercera vez, mientras me acercaba a ella sin dejar de disparar.
No quería herirla, solo romper su escudo y acorralarla.
Vi su escudo agrietarse. Unos pocos disparos tendrían que romperlo.
"…que pretenden causar daño!"
En el momento en que terminó la oración un pilar de luz amarilla se elevó y Rauffen nos hizo detenernos.
"¿Rozemyne?"
"No lo sé, Ferdinand", negó con la cabeza, "es la primera vez que pasa."
"¿Qué fue diferente?", pregunté y pude ver al profesor acercarse, curioso.
"La he visto usar ese escudo muchas veces, pero ¿qué fue ese pilar?"
"Eso quisiera saber", la escuché suspirando antes de presionar su dedo contra su mejilla. "Ya he usado la oración de Schutzaria antes, y uso el escudo todo el tiempo en los entrenamientos, pero… ¡OH!"
Se detuvo antes de sonreír ampliamente, cantando Getilgt.
El escudo se formó sin que nada raro pasara, entonces comenzó a cantar la oración del escudo. Cuando la completo un nuevo pilar amarillo se formó.
"Creo que encontré un tema interesante de investigación." Sonrío.
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Pronto tuvimos nuestro primer juego de ditter. Hasta ahora, yo me estuve encargando de realizar la danza de ditter, pensaba que se debía a que era el mayor, sin embargo, descubrí que se debía al estatus.
Aunque Rozemyne y yo éramos candidatos a herederos, por estatus yo estaba sobre mi prometida. Algo que tuvo que explicarme Justus.
Por lo que entendí, aunque Rozemyne era hija de Aub, el hecho de no tener madre hacia que para ella fuera casi imposible heredar.
No lo sabía cuándo lo sugerí, solo era un ejercicio para ayudarla a salir de su pensamiento de que era una flor. A ella no le interesaba el puesto en aquel entonces, cosa que cambió durante su visita a Drewanchel, así que se siguió adelante con su nominación.
Ahora que era hija de Lady Verónica, su estatus estaba sobre el mío.
Rozemyne no era capaz de visualizar una lanza tradicional y siempre usaba la lanza de Leidenshaft.
La danza comenzó y pronto su lanza estaba soltando rayos de maná azules. Cuando grito 'luchar', un nuevo pilar de luz, ahora uno azul, se elevó y… perdimos el partido, estábamos sobrecargados de bendiciones que nos hacía imposible poder controlarnos.
"Lo lamento… la próxima vez lo haré la noche previa para que tengan tiempo de acostumbrarse." Se disculpó con nosotros.
Esa noche la pasó en vela, leyendo…
La parte de Urano que surgió en ella y se manifestaba cuando estaba estresada no parecía que fuera desaparecer, ya no.
Tenia sentimientos encontrados al respecto.
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Un poco más tarde Rozemyne se preparaba para volver a Eisenreich y con ella todos los estudiantes del dormitorio…
Cuando le pregunté a Laurenz que estaba pasando, no supo responderme. Fue el lindo ángel del templo quien me dio la explicación.
"Alguien notó que Milady es más indulgente con los sacerdotes y doncellas del templo, por lo que los alumnos de quinto y menores decidieron ordenarse."
Me reí sin poder evitarlo. Era cierto que de forma inconsciente ella era más amable con los ordenados, la persona que lo notó debió ser uno de los castigados del invierno pasado.
Pese a la gran cantidad de nuevos sacerdotes, no pude evitar sentir angustia por el ritual de este año. Muriella y Tuuri tocarían el harspiel; Matthias, Laurenz, Bridget, Damuel y Dirk eran parte de la danza de espadas y Brunhilde y yo participábamos en los giros de dedicación.
Rozemyne estuvo muy orgullosa cuando todos sus sacerdotes y doncellas fueron elegidos para esto, pero no pensamos que ella se quedaría casi sola en el ritual de dedicación.
El próximo año Grettia, Philine y Roderick estarían tocando con los músicos, aunque no debería haber problemas, ya que la mayoría de los originales, permanecerían en el templo para ese momento.
Por primera vez, participé en los torneos de gewngwline que se llevaban a cabo a mitad del invierno, pero no tuve ocasión de enfrentar a mi prima, ya que ella estaba en Drewanchel ahora. No estaba ejerciendo como Sumo Obispa ya que dejaría su ducado la primavera siguiente a su graduación, sin embargo, sí se ordenó como doncella. Serguei, quien fue seleccionado heredero, era el nuevo Sumo Obispo.
Eso me sorprendió, en especial enterarme de que según Justus, Gundolf renunció a la competencia y encontró un archinoble que lo adoptaría y se mudaría a la soberanía como profesor.
Si no tuviera a Rozemyne, habría cancelado mi adopción y me habría mudado de manera permanente.
'SI no tuvieras a Rozemyne estarías muerto, idiota.' Se burló mi inconsciente, pero no lo creía así, ya no.
Según Justus, luego de la purga, varias casas nobles adoptaron devoradores en secreto, haciendo pasar a algunos incluso como antiguos sacerdotes o doncellas. Después de la purga alguien me hubiera encontrado, mi maná e inteligencia me habrían llevado a la sociedad noble con o sin el respaldo de Rozemyne.
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Entre los giros de dedicación, los torneos de ditter, la socialización con los profesores y alumnos, los entrenamientos, no noté el paso del tiempo aun cuando volvía a Eisenreich los días de la tierra para la ceremonia de dedicación.
Un mes pasó en un pestañeo.
Rozemyne regresó en medio del apogeo que eran las preparaciones para el torneo interducados, debido a eso, casi no la vi.
Ella tenía algunos proyectos para presentar desde que estaba en primero, por lo que se dedicó a eso en cuerpo y alma.
El sitio de Eisenreich se llenó por completo. La jaula que absorbe el maná, las trampas atrapa-traidores y los venenos paralizantes de Rozemyne entre otras, fueron investigaciones bastante esperadas.
Laurenz tenia sus propias investigaciones también, por supuesto. Presentó algo que parecía sacado de un anime. Magia de rastreo.
En colectivo se decidió que Laurenz era… Laurenz. Debido a su nueva magia, todos decidieron que ese chico, estudiante de honor regular carente de un interés particular, se comportó de esa forma tan errática durante años debido a las consecuencias y efectos secundarios de crear un nuevo tipo de magia, principalmente porque mi hermano explicó que este proyecto comenzó a desarrollarlo cuando tenia diez, el año anterior a matricularse. Sin embargo, donde yo escuche un: 'Perdí demasiado tiempo y la oportunidad de desarrollar nuevas magias o herramientas', la mayoría entendió un: 'no sabía si lo lograría, pero no me rendí.'
Era un alivio para todos. La culminación en la formación de una verdadera promesa para el ducado.
Apenas terminar de verificar que todo estuviera bien y en orden, busqué a Alerah, quién venía para escoltar a Laurenz el día de la graduación y observar tanto su proyecto de erudición como su desempeño en el campo de ditter. La chica que había detestado con todas mis fuerzas por años se había convertido en alguien tolerable para mí.
"Milord, me alegra no tener que buscarlo por demasiado tiempo" me confesó con una enorme sonrisa en los labios y un paquete en las manos "¿nos ayudará con el plan?"
"¡Por supuesto!" respondí de inmediato "ahora que eres parte del Templo, mereces tu propia venganza."
Alerah se rio un poco, con algo de refinamiento detrás de un abanico.
"Agradezco que al fin me cuente entre los suyos, milord. Estaré por aquí como familiar de Laurenz."
Asentí, recibiendo el paquete antes de dirigirme a donde vi que estaba Constance con el par de idiotas que se mudaron con ella. Esperaba que su marido estuviera ahí. Si yo había sufrido tanto por sus acciones irresponsables, era justo compartir un poco de ello con su marido.
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"Temo que tú ex-asistente es una total descarada. Trata a Rozemyne como si fuera su igual y le enseña cosas indebidas mientras tienen más contacto físico del permitido."
Tal y como había notado, Constance estaba admirando el proyecto de su Ducado de ese año, un nuevo tipo de cremas para hidratar la piel… para su infortunio, el marido de la joven estaba sentado con su padre, recibiendo a los otros Aubs y candidatos que tuvieran algún asunto con ellos.
"Bien, si vamos a buscar culpables de que mi hermanita se haya vuelto dependiente de Alerah para calmar tu Ewigeliebe interior, déjame decirte que yo necesitaba tener ese tipo de relación con Alerah, Teresia y Alderon." Me respondió Constance con calma, sin soltar el aparato antiescucha y ofreciéndome un pequeño tarro de muestra para disimular "¿Sabes lo terrible y solitario que puede ser tratar de llenar las expectativas de mi madre? De no ser por ellos tres habría subido la imponente escalera por mi cuenta hace mucho. No soy la princesa Santa, ¿sabes?"
Sabía que la educación impartida por Lady Verónica era terriblemente estricta y perfeccionista, pero no para tratar de suicidarse. No fruncir el ceño y enchuecar mi boca al recordar que Rozemyne no solo soportó su educación, sino que además soportó múltiples intentos de asesinato fue difícil. Constance pudo haber sufrido al ser educada, pero de ningún modo podría compararse a lo que vivió Rozemyne.
"… entiendo que necesitaras un poco de consuelo, lo que no entiendo es porque tenían que enseñarle a Alerah a ser DEMASIADO AMISTOSA con los demás" remarqué, trayendo un poco de mi frustración del año anterior al presente "le está enseñando todas sus malas mañas a Rozemyne. Le está distorsionando demasiado su sentido común."
Si esas dos no hubieran ido a Drewanchel, esto seguiría siendo verdad. No sé si habría tenido el valor de reclamarle a Constance si Alerah no me lo hubiera pedido junto con Rozemyne.
"¿Oh? ¿No sientes frío de repente?" se burló ella, abrazándose un poco y simulando tiritar antes de mirarme con una sonrisa divertida "¿Cómo si Ewigeliebe estuviera haciendo un berrinche porque Flutrane está consolando a Geduldh? Ya crece, Ferdinand. Primero niegas sentir nada por mi hermana, luego te comprometes con ella y ahora te quejas de las cosas que Alerah le está enseñando. ¿Ha tratado de seducir a otros o solo a ti?"
Podía sentir mis orejas enrojecer conforme dejaba el frasco de muestra y tomaba aire para no abofetearla. Rozemyne había intentado llamar el invierno conmigo de forma más que activa en el pasado… solo conmigo, eso no lo hacía menos grave… igual que el hecho de que yo tenía algo de culpa también. El sonido de un abanico abriéndose llamó mi atención a tiempo para verla esconder una sonrisa burlona, sus ojos mirándome como si estuviera disfrutando de una historia de lo más entretenida y esperada.
"¿Así que no quieres ser el objeto de su afecto? ¡Que remilgado! ¿No serás tú el del problema?"
Esta mujer estaba causándome un serio dolor de cabeza con su forma de ver las cosas. Con razón Alerah había estado más que entusiasmada recibiendo el invierno con Laurenz y enseñando cosas indecentes a mi novia. Después de todo, esta era la sucia arpía que la había educado como asistente.
"Habla con Alerah, por favor. Rozemyne es muy joven para hacer algunas de las cosas que está haciendo…"
"¿O qué? ¿Me acusarás con mi madre? ¿O tal vez con mi Dios Oscuro?" el abanico se cerró casi por completo, dejándome ver el rostro serio y altivo de Constance a quien ya no parecía hacerle gracia nada de esto. "Deberías darme las gracias. Vas a tener algo que muy pocos hombres tienen en este país."
"¿Segura?" ante una señal mía, Laurenz le entregó una caja a Alderon, el cual no tardó nada en revisarla en busca de venenos, encontrándola limpia y pasándosela a Constance. La descarada mujer estaba a punto de abrirla cuando la detuve sin dejar de mirarla a los ojos. No era tan perverso como para dejarla ver eso en donde todo Yurgensmith pudiera ver
"¡Ves! ¿Qué te cuesta ser agradecido?"
Me tragué el impulso de rodar los ojos, dedicándole un semblante amargo que no se notara demasiado.
"Abre eso en tu habitación y póntelo. Hay algunos esquemas de cómo se usan además de un catálogo a colores con otras prendas confeccionadas por tu, adorada Alerah. Por favor no le digas a nadie que tu querida hermana menor tiene un conjunto bastante similar a la ropa más… recatada de los dos conjuntos que vienen ahí."
"Ferdinand, no deberías regalarme ropa a mí, sino a ella, ¿sabes?"
Le retiré el aparato antiescuchas, notando el barullo a nuestro alrededor y señalando a Laurenz de pronto.
"¿Oh? Pero este regalo no es mío, este lo ha hecho el capitán de mi guardia aquí presente. Está comprometido con Alerah."
"Mil gracias por entrenar a Alerah como su asistente, Lady Constance", dijo Laurenz de inmediato antes de mirar a Teresia y luego a Constance con su mirada más pervertida y vulgar, "gracias a los dioses nuestro maná aún no está nivelado o ella habría tenido que soportar la carga de Geduldh varias veces desde que ustedes se fueron. Nunca habría podido comprometerme con una mujer más… interesante y abierta de no ser por su educación, se lo agradezco." Remató Laurenz relamiéndose los labios antes de levantarse y dedicarle una mirada divertida y una sonrisa burlona a Alderon, quién parecía querer matarlo con la sola mirada… porque el descarado de Laurenz les había dejado en claro que tanto y desde cuándo habían estado llamando al invierno. Menos mal que al estar en un rincón, nadie nos estaba prestando atención.
Una vez intercambiadas las despedidas, cuando estuve satisfecho al notar el color drenarse de los rostros de Teresia y Constance, nos retiramos. Que al día siguiente, poco después de la segunda campanada apareciera Teresia en la puerta del dormitorio buscando a Alerah fue la cereza del pastel. Para la tercera campanada, Alerah estaba de vuelta con nosotros, pálida y sonriendo. Al parecer, había podido cumplir con su cometido.
Constance no podía creer que tan lejos había llegado Alerah con sus juegos de seducción o con la confección de ropa descarada para el dormitorio… según supe después, ambas se habían terminado pidiendo disculpas, Constance por darle una mala dirección y no advertirle que eso no era la norma entre una dama y su asistente, y Alerah por seguir escalando hasta el punto donde fue necesario ir a otro Ducado alto para al fin escuchar a los demás.
"Te daría las gracias, pero si la hubieran criado de otro modo, quizás nuestros hilos jamás se hubieran estrechado lo suficiente" me explicó Laurenz conforme ayudaba a Justus a prepararme para el día.
"Debería preguntar qué sucedió, pero la verdad es que no quiero saberlo" murmuró nuestro hermano mayor "no luego de escuchar todo lo que se decía de Alerah."
"Gracias, Justus" respondió Laurenz terminando de acomodar mi broche en lo que Justus acababa de peinarme "ahora, salgamos a poner orgullosos a nuestros padres. Seguro que Ferdinand se lleva un montón de gloria de nuevo."
Mis orejas se calentaron y ambos debieron notarlo porque podía escuchar las diminutas risas burlonas de Laurenz y los esfuerzos poco efectivos de Justus por contener la risa. Yo solo negué. Esos dos parecían más hermanos de sangre que Justus y Gudrun, haciendo que, de alguna manera, me sintiera mejor de tenerlos a mi lado.
