El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré como Funciona el Mundo!
No Siempre es Glückität
Las cosas después de mi confesión accidental no fueron tan malas como pensé.
Los eruditos y caballeros apuraron a los alumnos a regresar a sus dormitorios, por desgracia para Zent y para mí, el rey no dio una orden de mordaza para no compartir lo pasado con sus ducados, por lo cual ahora, mi tercer mayor secreto había sido revelado a todo el país.
Las clases, por supuesto, se retrasaron una semana. Más tarde me enteré de que Rozemyne no solo convirtió en polvo de oro la piedra de compromiso de Galtero, sino que también saturó la piedra que ella fabrico para él antes de desmayarse y dejarlo inconsciente.
El sanador de la familia real tuvo que poner al principito en su jureve. Tres días después dio señales de despertar, y cinco días después del incidente, Zent, la primera y segunda reina, Rozemyne, Galtero, la familia archiducal de Eisenreich y yo nos encontrábamos reunidos en la villa de mi novia, que también era el edificio especializado para los maestros del curso de candidatos.
La segunda Reina, Ralfreida de Klassenberg, estaba indignada. Su sobrino e hijo adoptivo fue herido de gravedad y obligado a dormir en jureve durante casi cuatro días debido al berrinche de Rozemyne.
"Ralfreida, te lo he dicho. ¡Esto no ha sido un berrinche! Mi hija despertó su detección de maná. Sabes lo terrible que es eso para una dama."
La reina Magdalena estaba frustrada. Por lo visto no era la primera vez que sostenían esa conversación.
"En verdad, estoy terriblemente apenada con mi hermano. Pero fue tan doloroso, que sentí subiría la imponente escalera."
Rozemyne suspiró al tiempo que la primera reina colocaba una mano sobre su cabeza en un gesto maternal. Pude ver a mi tía sonreír con una sonrisa triste, pero una reunión oficial como esta debía mantener la apariencia de primera dama del segundo ducado. Mi novia también debía mantener su papel de princesa soberana.
"Ralfreida, no estamos aquí para hablar de eso. Creí que ya estaba claro." La cortó Zent con voz firme. "Accedí a que estuvieras presente junto con Galtero para escuchar la explicación de Rozemyne al porque la piedra de compromiso que preparó fue saturada y deshecha por ella misma."
Zent miró a Rozemyne un momento y ella pareció un poco apenada, aunque conocía bien ese acto, una farsa destinada a mostrarla arrepentida cuando en verdad no era así. Mi novia suspiró llevando su mano a su mejilla antes de comenzar a hablar.
"En verdad estoy apenada. Mi maná y el de mi hermano mayor están tan desequilibrados que simplemente decidí que lo mejor era preparar una piedra de calidad media baja, de modo que no le resultara incómoda… temí que una de alta calidad lo hiciera sentir incómodo."
"¿A qué te refieres con desequilibrados?"
Zent parecía confundido, al igual que sus esposas. Rozemyne miró hacia abajo y apretó los labios, renuente a explicar, aunque no entendía el motivo de su renuencia.
"En la combinación de colores se mostró que éramos compatibles y estábamos equilibrados." Aseguró Galtero con el ceño fruncido, dándome la respuesta a su reticencia.
La hicieron combinar colores con el estúpido princeso. Sentí como mi maná era absorbido por un nuevo amuleto de Verfuremeer creado por mi novia para calmarme cuando fuera necesario. Ella llevaba uno igual.
La segunda reina hizo un ademán a un erudito quien acercó una herramienta mágica. Maná opalescente y rosa pálido estaban mezclados en la herramienta. Miré a mi novia, quien solo desvío la vista antes de sonrojarse un poco y murmurar un 'no quería romperla.'
"¿Rozemyne?"
El rey y todos en la sala la miraban confundidos, todos excepto yo.
"Lo lamento padre, hermano. No pretendía engañarlos, pero apenas tocarlo y que absorbiera un poco de mi maná, tuve que detenerme… temí que si ponía más maná, saturaría la herramienta por accidente mientras el hermano seguía tiñendo su parte."
El silencio se instaló en la sala. Galtero miraba incrédulo a Rozemyne. Ella suspiró antes de tomar un sorbo de té para humedecer sus labios.
"Me di cuenta de que, mientras nuestros colores podrían llegar a combinarse debido a nuestro… linaje, nuestro maná no lo permitiría. Fue un evento público y no pretendía humillar al primer príncipe. En ese momento no tenía madre, de nuevo. Temía las consecuencias…" ella suspiró y negó despacio antes de proseguir, "le indiqué esto mismo a un erudito para que le informara al hermano en secreto y pudiese comprimirse para que intentara alcanzarme, pero parece que no fue compartido."
El rey asintió despacio, como sopesando las palabras de Rozemyne. Ella solo aceptó la adopción de la reina Magdalena en el otoño. Zent también debía recordar lo que Gloria provocó sobre el pensar de Rozemyne, sobre como hablar o decir algo acusatorio sobre una persona de mayor estatus la haría subir la imponente escalera porque no dijo nada al respecto, solo soltó el aire antes de mirar a sus asistentes y ordenar se dieran la vuelta, instalando una herramienta de rango especifico alrededor
"Rozemyne, ¿sigues comprimiendo?"
"No, padre. Dejé de comprimir desde que mi compromiso con el profesor Ferdinand fue cancelado."
Un nuevo silencio volvió a instalarse en la sala. Ahora todos miraban de Rozemyne a mi y de regreso. Al menos eso fue lo que noté después de que pude volver en línea… mi linda novia llevaba casi un año sin comprimirse.
'¡Si nuestro compromiso no se hubiera cancelado ella me habría dejado atrás por completo!'
"Lord Ferdinand… ¿Cuánto maná tiene usted exactamente?" preguntó la primera Reina mirándome confundida, "No puedo sentirlo en absoluto y yo… bueno, escuché del estudiante que saturó el medidor de maná en su primer año, pero…"
Me estaba cansando de estos silencios incomodos. La historia que todos conocían era que yo fui un hijo dejado en el templo antes de ser devuelto a la sociedad noble debido a la piedad de Rozemyne a quien salvé de morir envenenada. Por supuesto, nadie podía sentirme. Los archinobles y candidatos de los pequeños y medianos ducados simplemente no lo vieron como algo extraño, era normal que ellos no sintieran a los candidatos de los mayores ducados, en tanto algunos candidatos de los ducados mayores debieron asumir, erróneamente, que ellos tenían más maná que yo.
"Esto es algo difícil de responder porque en realidad no tengo una referencia", confesé con un suspiro mientras mis ojos caían en mi primo, "majestades, ¿pueden sentir a Sylvester?"
"Puedo." Confirmó el rey. "Es vergonzoso, pero debo admitir que el joven tiene un maná mayor que el él mío."
Eso debió ser incómodo de confesar, sin embargo, solo asentí antes de continuar hablando.
"¿Puede sentir a la profesora Christine, la esposa de mi primo?"
La confusión se apoderó de Zent y sus esposas por pocos segundos antes de que todos, incluido Galtero, negaran, sin embargo, pude ver la compresión atravesar el rostro de la reina Magdalena solo un segundo antes de que la compresión alcanzara al propio rey.
"¿Qué tiene de extraño o relevante no poder sentir a una archinoble que originalmente era una doncella del santuario?" preguntó la reina Ralfreida perdiéndose obviamente el sentido de mis palabras.
"Christine posee más maná que yo, su majestad." Explicó mi primo con tranquilidad, disfrutando de la mueca en el rostro de la segunda reina. "Fue elegida tercera esposa para mí, por su maná… entre otras cosas."
"La profesora Christine heredó el método de compresión de la princesa Rozemyne, sin embargo yo… ah…"
"No puedo sentir en absoluto al profesor Ferdinand." Finalizó Christine por mí. Una sonrisa divertida al observar la mueca en el rostro de la segunda Reina. "Su majestad Ralfreida, entiendo que en Klassenberg, pertenecer al templo es visto como un defecto, pero ese no es el caso en el templo de Eisenreich, donde TODOS los estudiantes se han ordenado como sacerdotes azules."
Los ojos de la familia real cayeron en mi tío pidiendo explicaciones. Él solo soltó un suspiro antes de beber un sorbo de té frio.
"Esa fue uno de los últimos proyectos de la princesa Rozemyne antes de ser adoptada por su familia, Zent. La reintegración del templo a la sociedad noble. Cómo sabe, la princesa tiene una gran piedad y una alta cantidad de maná. Debido a esto, desde su bautizo, ella suministró sola a la base hasta casi su décimo cumpleaños, el año que Ferdinand fue adoptado en la familia archiducal."
Mi tío comenzó a explicar entonces cómo, debido al decoro, mi padre adoptivo entraba con nosotros para supervisarnos. Una cosa era que Rozemyne entrara sola y otra era que estuviéramos solos. Le contó sobre la oración que mi novia usaba para abastecer la base y como orar provocó un mejor resultado.
"Por supuesto, tuve que investigar sobre esta oración de reposición…"
Rozemyne siempre decía que la nobleza pertenecía al templo, pero que lo olvidaron. Su padre investigó en el archivo de Aub antes para encontrar información que pudiese explicar algunas cuestiones que parecían relacionar el templo y la sociedad noble más allá del maná.
"Como sabe, Eisenreich es uno de los tres ducados que se mantienen desde la fundación del país. Entonces me sorprendió un poco encontrar registros de Aubs que también eran el Sumo Obispo."
La reintegración del templo a la nobleza fue un proyecto de Rozemyne tras volver de Drewanchel. La idea era que los estudiantes se mudaran como aprendices y aquellos con la habilidad de trabajar en el castillo se quedaran como azules para trabajar en el templo y en el castillo. Todos sabían que era posible y viable gracias a Esteben y a Katharina, los azules que fungían como supervisores de Rozemyne. Ellos se encargarían de enseñar como distribuir los horarios y Aub volvería a ser el Sumo Obispo.
Mientras escuchaba a mi tío hablar, no pude evitar recordar el incidente que mantuvo a Rozemyne aislada dentro de la biblioteca, o lo absolutamente preocupada que parecía después. La verdad no lo pensé antes, pero ella sabía la ubicación de la fundación. Tendría que averiguar cómo, ya que esa parte estaba en mi sabiduría.
"Ahora mismo, Sylvester funge como Sumo Obispo y fue declarado mi heredero durante el torneo de caza. Aunque no está feliz con eso." Finalizó mi tío, provocando confusión por parte de Zent.
"¿No tenía usted otros dos hijos, Aub Eisenreich?" preguntó la reina Magdalena en tanto Zent asentía despacio. "¿Por qué nombrarlo heredero tan pronto?"
"Temo que los hijos de mi segunda esposa no están interesados en gobernar", confesó mi tío Adalbert con un pequeño suspiro al final de la frase "Bernadette desea ser Lady comandante de la orden de Caballeros en tanto Fabrizio ha sido muy claro en su deseo de apoyar como un ministro erudito a cualquiera de sus hermanos o incluso a su primo… cuando Rozemyne y Ferdinand estaban compitiendo contra Sylvester, claro está."
Un suspiro nada noble, una mueca de fastidio y Sylvester explicó que ahora era el heredero por descalificación.
"¿Por qué dejó la competencia, Lord Ferdinand?" preguntó entonces el rey, descolocado un momento ante una pregunta a la cual debería haber tenido la respuesta desde el otoño.
"Con todo respeto, Zent, pero tal y cómo expresé en el escrito que le hice llegar hace una temporada, ¿por qué no lo haría? Sin mi compromiso con la princesa Rozemyne, cualquier oportunidad de convertirme en archiduque a corto plazo se esfumó."
Galtero sonrió con suficiencia en ese momento soltando un 'por supuesto', mientras que su madre a su lado solo bufó antes de murmurar algo sobre otro berrinche de mi parte.
"Su majestad Ralfreida, mi renuncia a la competencia no tiene relación con mi raffel." Respondí. Pude ver el rostro de mi novia sonrojarse de forma adorable en tanto Sylvester casi se atraganta con su té. Sus ojos preguntándome con claridad como por todos los dioses decidí aceptar mis sentimientos aquí.
Sonreí en respuesta antes de continuar explicando.
"Solo estoy siendo realista. ¿Qué dama aceptaría casarse conmigo a sabiendas de que la privaré de la bendición de Entrinduge?"
"Ciertamente ninguna dama seria feliz de que se le negara el convertirse en Wiegenmichte." Coincidió la primera reina tomando la mano de Rozemyne y apretándola un poco.
"Debido a esto y a otras cosas, decidí renunciar a la competencia actual por el asiento de Aub, además de que, desde el otoño envié una solicitud para mantenerme como maestro soberano junto con la explicación de recién desarrollada en detalle. Aunado a mis motivos para renunciar a la competencia y mi solicitud de incorporación permanente al cuerpo docente, escribí lo que mi estadía como profesor puede aportar a la academia, ya que además del curso de candidatos puedo enseñar en otras áreas, después de todo, también soy erudito y caballero."
"¡Por todos los… ¿pretende convertirse en el amante de Rozemyne?!" chilló la reina Ralfreida en una posición que exudaba dramatismo.
"¿Qué esperaba, madre? ¡Es un sacerdote!"
No solo yo me atraganté con mi té, la primera reina miraba incrédula a su hermana en tanto Zent casi escupió su bebida. La barrera antiescuchas fue derribada y el rey ordenó a su guardia que encerrara a su esposa e hijo en sus villas, anunciando que estarían en arresto domiciliario hasta nuevo aviso.
Cuando la barrera volvió a colocarse, mi padre adoptivo, que permaneció en silencio hasta ahora, por fin intervino.
"¿Puedo hablar sin la danza de Gramaratua, su majestad?"
"Adelante."
"Ferdinand ya estaba en la competencia de Aub antes de comprometerlo con mi sobrina. Y antes de que Rozemyne entrara en la competencia, ya estábamos considerando comprometerlos…"
Miré a mi padre adoptivo y a mi tío un poco incrédulo ante su declaración. Rozemyne tenia la misma mirada en el rostro, mientras esperábamos que siguiera su explicación.
"Después de su primer año en la academia, se habló de adoptar a Ferdinand en la familia archiducal. Es inventivo y tiene abundante maná, pero ya que mi hijo parecía feliz como erudito y caballero, decidimos esperar antes de proponerlo. Si soy sincero, la usencia del príncipe Galtero y mi pequeña Eglantine en el ducado nos dio la escusa perfecta para adoptarlo y que él aceptara."
Sentí mis orejas calentarse y tuve que tomar un poco de té para ocultar mi incomodidad. Mi padre adoptivo continúo explicando cómo, después de que desperté mi detección de maná y quedó en evidencia que no podía sentir a nadie, se decidió comprometerme con Rozemyne, aunque querían esperar un poco para eso. La idea era comprometernos cuando ella finalizara su segundo año.
"La clara danza de Bluanfa fue suficiente para saber que no se negarían a comprometerse." Añadió Lady Verónica con una sonrisa un tanto divertida, antes de recuperarse y ponerse seria. "Adelantamos su compromiso y agregamos a la princesa a la competencia por un asunto interno del ducado… aunque eso era una desventaja para ambos."
"¿Cómo…?"
"Esposo, ya que tú no competiste por Aub, no lo sabes, pero lo recuerdas, ¿cierto? Cuando se buscó la aprobación de ese compromiso lamenté que Rozemyne no pudiera competir por el puesto. También por eso estaba tan confundida cuando me enteré de que estaba compitiendo ella también."
"A diferencia de Lord Sylvester," comenzó a explicar Rozemyne "ya que tanto el profesor Ferdinand como yo competíamos, no teníamos un conyugue que guiara o formara una facción para nosotros, lo cual era una desventaja terrible que teníamos que superar. Nosotros no podíamos solo esperar para heredar las facciones de la primera y segunda dama, aunque ahora no es un problema. La profesora Christine heredará la facción de Lady Irulmilde y Lady Lavinia heredara la facción de Lady Verónica."
"Es correcto, sin embargo, debido a la cantidad de maná de ambos, fue imposible considerar otros compromisos."
Me sentía un poco abrumado por la sobre carga de información que acababa de recibir. Mi cerebro comenzó a recordar todo lo que pasó desde que conocí a Rozemyne y me bautizaron, esta vez sin el filtro de falsa humildad que me acompañó hasta hace poco.
Miré a mi novia, quien parecía estar pasando por lo mismo que yo, cuando sus ojos se encontraron con los míos. Su sonrojo se acentuó y tuvo que desviar la vista.
"Entiendo… parece que mientras escuché a Analthung me faltó la previsión de Seheweit para entender el patrón de Ventuhete. Daré un paso atrás y reevaluaré el tejido. Por ahora, el compromiso entre mi hija y mi hijo será pospuesto, después de todo, la Diosa de la luz no puede brillar si no es con el Dios oscuro. Ahora veo que el tejido puede formarse de muchas maneras y uno siempre está a merced de las travesuras de Liebeskhilfe."
Casi no podía creer lo que estaba escuchando. Si mi interpretación era correcta, y lo era, Zent estaba insinuando que volvería a comprometerme con Rozemyne si Galtero no lograba alcanzarla. No era que importara, ella iba a ser mi esposa y yo me volvería Zent, pero… de alguna manera saber que sin importar que pasara el final seria el mismo, me dio una paz que no sabia que necesitaba.
"Padre… me gustaría solicitar algo", comenzó Rozemyne con su sonrojo creciendo poco a poco. "El profesor Ferdinand me había obsequiado una horquilla para el cabello, la cual era un amuleto protector… ¿me daría permiso de usarla? La mayoría de los encantos que poseía se volvieron polvo dorado junto a las piedras de compromiso y yo tardaré un tiempo en volver a crearlos todos…"
"Puedes decir simplemente que quieres usarlo, hija." Sonrió el rey antes de palmear con afecto su cabeza. "De acuerdo, lo permito."
Se me permitió retirarme junto a Rozemyne y ambos nos dirigimos a nuestras habitaciones. Al parecer, Zent aún tenía cosas que hablar con mis padres.
La escolté a su habitación y fui a la mía. Después de despejar mi habitación la puerta de mi habitación oculta se abrió y Rozemyne saltó a mis brazos antes de besarme, riendo de forma libre, contagiándome en el proceso.
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Los estudiantes al fin tuvieron su reunión de confraternidad y los profesores tuvimos una reunión llamada socialización informativa.
En esta reunión se confirmaban los nuevos estudiantes matriculados, si alguno se retrasaría por algún motivo, si alguno ya no volvería, los cambios en el currículo de cada curso materia, entre otras cosas. Fue interesante.
Las clases iniciaron la mañana siguiente, sin embargo, mis materias no iniciarían hasta el siguiente día del agua, cuando iniciaran los cursos especializados. En estos días recibí una carta de mi padre adoptivo y el Aub quienes me solicitaban volver al ducado por unos días.
"Justus, ¿sabes de que trata esta solicitud de reunión?" pregunté a mi hermano después de leer la carta, confundido.
"No, no me informaron nada."
"Entiendo. Ponte en contacto con la profesora Hirschur e infórmale que iré al dormitorio del ducado antes de la segunda campanada, y que necesito usar el circulo de teletransporte."
Mi hermano asintió con una ligera reverencia antes de salir de mi habitación para enviar una carta. Miré alrededor de la habitación antes de hacerle un gesto a Laurenz.
"¿Tú sabes algo?" pregunté en japonés.
"No, no realmente, pero si tengo que adivinar, esto tiene que ver con que se te permitiera seguir cortejando a Rozemyne."
"¿De qué hablas?"
"Espera, ¿en serio no lo entendiste?", preguntó incrédulo antes de detenerse del trabajo que estaba haciendo para sentarse frente a mí. "La solicitud de Rozemyne para usar tu horquilla fue ella tanteando el terreno. Galtero está comprometido con una princesa de Hauchletzte llamada Naucheleth"
"¿Por qué comprometerlo con Rozemyne tan pronto cuando aun no se casa con la princesa de Hauchletzte?" pregunté confundido.
Tenía sentido que, dentro de los ducados, principalmente los grandes ducados o los ducados antiguos se escogiera una dama de la familia colateral para guiar los ducados. En el caso de Eisenreich, la primera esposa escogía a la que sería la tercera esposa, por lo general entre las primas o medias hermanas, esto a modo de asegurar armonía entre las damas. La segunda dama era una mujer de algún otro ducado, aunque en general, debido a la cultura interna del ducado, la segunda y tercera dama solían estar relacionadas.
"Tengo entendido que originalmente era la prometida del difunto Sigiswald. Ese compromiso es meramente político, para estabilizar el gobierno de Zent ya que la joven es su sobrina. Rozemyne se casaría como primera esposa con ese principito, pero ahora que su compromiso está en el aire debido al nivel de maná…"
"Seria declarada heredera y yo comprometido como príncipe consorte." Finalicé por él, sintiendo un poco de inconformidad. Este juego parecía seguir inclinándose en favor de mi novia, 'bueno no es como si fuera la primera vez que juego con desventaja.'
Laurenz me lanzó una de esas fastidiosas sonrisitas de niño malcriado que había usado desde que era Shuu, relajándose en una posición que bien podría ganarle un castigo si alguien más lo veía.
"Zent o consorte, ¿qué importancia tiene cuando, ya sabes, al final del día serás tú quien la haga cantar la deliciosa e inconfundible música de Beischmacht?"
Mi mano se movió sola, dándole un golpe de abajo a arriba de la nuca antes de alejarme de él.
"Para haber madurado tanto, sigues siendo un cerdo."
"Soy un adolescente hormonal que ha tenido que volverse célibe y cesar sus actividades invernales sin desearlo porque no es correcto y blah blah blah. Incluso tuve un hermoso y satisfactorio trío con Alerah y una gris sin maná antes de que Pepe Grillo tuviera que venir a arruinarme la diversión, ¿sabes?"
Me reí del comentario, imaginando a modo de caricatura a un yo diminuto con ropas de ángel sobre el hombro derecho de Laurenz, repitiéndole que estaba contaminando a su querida hermana de otra madre en tanto un Laurenz diminuto, vestido de diablo gritaba en su hombro izquierdo que solo quería gozar la vida loca.
"Cómo sea, debo volver a Eisenreich por unos días. Avísale a Margareth para que informe a Rozemyne... ¿Puedes comportarte en mi ausencia o debo arrastrarte conmigo al ducado?"
Lo escuché bufando de mala manera y mirarme de brazos cruzados con la boca chueca y el ceño fruncido como un niño regañado de mal carácter.
"¡Si, papá Ferdinand! Me portaré como un niño bueno."
No sabía si golpearlo o estallar en carcajadas por eso, así que solo lo ignoré y fui a mi habitación oculta. La última vez que ese idiota me dijo papá, había llevado un Miyamoto en lugar de mi nombre actual… debió ser durante nuestro primer proyecto juntos en la universidad, cuándo el profesor en turno me obligó a trabajar en equipo y me metió al grupo de Shuu.
Cuando cerré la puerta, sacudí mi cabeza para salir de la calle de los recuerdos y suspiré.
¿Se me permitía seguir cortejando a Rozemyne?
No es qué necesitara cortejarla. No, sabiendo que ella podía venir a mi habitación oculta en cualquier momento y dejarme hacer lo que quisiera con ella… aunque me hacía sentir más cómodo y tranquilo saber que no era necesario que la tratara como a los otros estudiantes o incluso con frialdad delante del resto.
Una pequeña sonrisa emergió en mis labios. Podría ser tan amable con ella como deseara fuera de clases, solo debía tener cuidado en no caer en su juego de coqueteos… de hecho, debería pedirle que evitara los comportamientos que estuvo teniendo conmigo durante el otoño las pocas veces que le dí clases particulares. No más hacerme preguntas con voz melosa, nada de semi recostarse en el escritorio para observarme intensamente mientras daba explicaciones sobre los procedimientos y en definitiva, nada de estar pasándome mana cada vez que me detuviera junto a ella para supervisar sus avances… mucho menos sentarse en el escritorio para recibirme, ella tenía una reputación que cuidar.
Solté un suspiro… hablaría con ella cuando volviera.
Luego estaba el viaje a Eisenreich. Varios escenarios diversos comenzaron a formarse en mi imaginación.
'¿Les preocupa que me diera cuenta del permiso de cortejo y trate de llenarla de hielo?'
En realidad, no iba a ponerle más joyas aún. El precioso brazalete con shumils y enredaderas que llevaba en su mano desde la última semana del otoño era un repelente de hombres creado en base a algunos círculos encontrados en el baño de la diosa con materiales del sagrado lugar. Sonreí divertido al recordar la primera vez que el estúpido de Galtero intentó tocarle el cabello durante una fiesta de té al día siguiente de entregarle ese brazalete… recibiendo una pequeña descarga que lo hizo alejar la mano y mirar a mi novia con consternación por un par de segundos. Según Alerah, el tipo volvió a intentar tocarla un par de veces más, poniendo una mueca que resaltaba su estupidez y la sorpresa de que no fuera algo que no se repetiría.
Por fortuna para todos, los intentos de Galtero de sobrepasarse con Rozemyne después de eso cesaron casi por completo. Ella no volvió a presentarse desnuda en mi habitación y su ánimo mejoró de manera considerable. Sus risas emocionadas cuando le expliqué esa noche sobre el mecanismo oculto en su brazalete todavía me calentaban el corazón.
'¿Y si solo están preocupados por mi seguridad?'
Que Galtero estuviera en arresto domiciliario con su terrible madre adoptiva no significaba que ese idiota no pudiera convencer a algún guardia o a algún juramentado de intentar envenenarme o lastimarme de un modo u otro… quizás debería comenzar a inmunizarme contra todo tipo de venenos… o afrodisíacos. Luego de todo lo que le había pasado a Rozemyne en su infancia, estaba consciente de que se podía dar muchos usos a las drogas más extrañas.
Cabía la posibilidad de que mi padre adoptivo y mi tío desearan convencerme de renunciar a Rozemyne… y eso no era algo que pudiera hacer. No iba a privarnos otra vez de vivir una vida pacifica juntos y no había poder humano o divino que pudiera hacerme cambiar de parecer. La única que podría disuadirme sería la propia Rozemyne y que ella siguiera buscándome aún si no era para dormir me hacía pensar que eso no pasaría.
'¿Y si…? No, es demasiado pronto para eso, pero…' cabía la posibilidad de que mis planes se hubieran adelantado un año o dos. Una sonrisa perversa debía estar adornando mis facciones porque los ojos dorado oscuro que me miraban ahora estaban muy abiertos y llenos de sorpresa.
"¿Vas a matar a Galtero de una vez?" preguntó Rozemyne. Margareth debió avisarle de mi partida y ella debió encontrar el modo de entrar a su habitación oculta para venir a verificarlo.
"¿Qué te hace pensar eso?"
"Cuando llegué, estabas sonriendo como si fueras a matar a alguien indigno de vivir en el jardín y solo se me ocurre una persona."
La risa escapó de mí. Como un hombre con las bendiciones de Ewigeliebe la idea me parecía atractiva, como antiguo japonés, sin embargo, me parecía barbárica.
"No voy a matar a nadie a menos que sea en defensa propia."
"¿Ni siquiera si intentan hacerme algo?" preguntó ella con un mohín.
"Tú eres mía, así que valdría como defensa propia."
Rozemyne sonrió entonces, subiendo a mi regazo y abrazándose a mí. Le devolví el abrazo sin más, inhalando con fuerza sobre su cabello para memorizar el aroma. No podría hacerlo durante mi estadía en Eisenreich.
"Pórtate bien en mi ausencia. Nada de torturar insectos ponzoñosos." Le dije bromeando.
"¡Uich! Le quitas la diversión, Ferdi. Pero está bien, seré una linda y delicada princesa mientras no estés."
Me reí divertido, apretándola un poco antes de besarla en la coronilla y suspirar.
"No sé cuánto tiempo estaré fuera, pero no será mucho. No creo que deba avisarte cuando vuelva, ¿o sí?"
Ella negó, frotando su rostro contra mi ropa antes de soltar un profundo suspiro.
"Evitaré ir a la biblioteca o leer libros nuevos entonces, de lo contrario, no me daré cuenta cuando estés aquí."
Asentí sin más, poniendo más mana de lo usual en mi mano para cepillarle el cabello, soltando un poco mi agarre sobre ella y recargándome en la silla en que había estado pensando.
"¿Quieres una piedra Fey con mi maná? No creo que tenga tiempo para llenar tu peluche." Ofrecí.
"Si, por favor."
Metí la mano en mi bolsa de piedras y llené una casi al punto de la saturación antes de entregársela. La observé sonreír con la piedra en sus manos, llevándosela a la boca para besarla antes de acunarla contra su pecho.
"Gracias, Ferdinand. Vuelve a mí en cuanto puedas."
"Lo haré. Tú pon atención a tus clases y trata de no dejar demasiado en ridículo a los demás."
"¿Quieres verme hacerlo?" bromeó ella, haciéndome sonreír.
"No, claro que no. Quiero ver cómo sigues creciendo, no como humillas a otros. Los demás no me importan demasiado."
Nos besamos entonces. Un beso corto y dulce de labios cerrados. Intercambiamos un último abrazo y ella se fue, no sin antes dejarme una piedra Fey con su mana en mi mano. En serio, ¿cómo podría tratar de envolverla en hielo luego de esto?
Cuando salí de mi habitación oculta estaba más tranquilo, listo para enfrentar lo que mi familia me lanzara. Justus y Laurenz se quedarían aquí por mientras para mantenerme al tanto de lo que fuera que ocurriera en la Academia o cualquier cosa relacionada con Rozemyne. Yo iría a casa. Tenía gente ahí capaz de atenderme, no necesitaba preocuparme más que por esta reunión y, quizás, por recibir algunos reportes en persona de mis empresas y las de Rozemyne. Quizás verificar como marchaban las cosas en el Templo ahora que ni ella ni yo éramos Suma Obispa ni Sumo Sacerdote.
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"¿Pueden explicarlo, por favor? Creo que no estoy entendiendo."
Estábamos en una habitación oculta sin asistentes, sentados en los dos sillones enfrentados de lo que parecía una sala de lectura de un tamaño considerable. Esta no era la primera vez que me encontraba en la habitación oculta de Aub Eisenreich, pero si la primera que estaba aquí con mis dos padres además de mi tío, y no era para menos en realidad.
"¿Exactamente qué parte no entiendes?", me preguntó mi padre adoptivo entre divertido y fastidiado sin preocuparse mucho por ocultar sus emociones.
"La parte en la que Zent me pide que reconsidere aceptar la solicitud de adopción. ¡¿Qué solicitud de adopción?!"
Parte de mi plan para conseguir ascender a Zent sin que me mataran en el intento era forzar una adopción dentro de la Familia Real, de ahí que solicitara mudarme a la soberanía de forma permanente. Demostrar que podía ser un ministro competente y ayudar tanto como pudiera, de modo que el rey me viera como alguien indispensable era la primera parte del plan, usando el mismo enfoque que un asalariado buscando un aumento o un puesto más relevante dentro de una empresa.
Como hijo adoptivo tendría acceso a información sobre la familia real y podría pulir el plan que me llevaría a Zent.
Sin embargo, esto… esto…
Los tres hombres frente a mí se miraron como tratando de decidir quién hablaría. Gracias a los dioses no tuve que esperar mucho para obtener una respuesta. Fue mi padre quien comenzó a hablar.
Según su explicación, la primera solicitud de adoptarme fue después de que Rozemyne se negara a entrar en la familia real. Con los sacerdotes entrando en la sociedad noble, mi adopción no sería tan problemática y en parte habría ayudado a calmar a los sacerdotes que no reconocían al rey como Zent. La idea era colocarme como Sumo Obispo, entonces no solo ayudaría a controlar el templo, si no que los sacerdotes no podrían ocultar información al Zent.
La segunda solicitud vino después de que obtuviera el mejor en tres cursos. Galtero estaba demostrando tener muchos problemas para sostener calificaciones suficientes para un Heredero al trono, por lo cual el rey esperaba que pudiese guiarlo. Además, como hijo adoptivo me convertiría en ministro para ayudar a la familia real. En aquel entonces ya poseía cierta reputación entre mis homónimos en los grandes ducados y los profesores me tenían en alta estima.
Tras repetir la misma hazaña en mi cuarto año y sumando mi cercanía a Rozemyne, el rey lo solicitó una tercera vez.
"Zent también lo vio como una oportunidad para llevar a Rozemyne a la familia real. La idea era adoptarte y luego comprometerte con mi hija. Esta solicitud se vio rechazada por el hecho de que ya estabas compitiendo por el puesto de archiduque en ese momento." Me explicó mi tío con una mueca algo amarga y cansada a la vez. "No volvió a solicitarlo desde entonces, pero ahora, contigo abandonando la competencia y mudándote a la soberanía no hay motivo para que no aceptes."
"Esto es casi una orden Ferdinand, pero no es una orden. Así que puedes negarte." Comentó mi padre adoptivo, pero no sonreía. Cuando no dije nada, sonrió. "Pero no lo harás, ¿cierto?"
Mi padre me sonrió, sentándose a mi lado y llevando su mano a mi cabello para despeinarme un poco.
"No sabemos que se te metió en la cabeza o que planeas, pero sabemos que lo que sea que estés tramando saldrás airoso." Presumió mi padre adoptivo soltando una de sus características risotadas sin soltar su copa con vize. Me hizo sonreír que pudiera mostrarse tan orgulloso a pesar de tener una idea de a dónde iba todo esto.
"Cuando mi niña dijo que te necesitaba pensé que solo era un capricho, un raffel fuera de temporada por el niño que la salvó." Confesó mi tío entonces con una parte de sus orejas y debajo de sus patillas cambiando de color. Que desviara la mirada un momento, avergonzado, lo hacía parecerse bastante a Sylvester en ese momento. Luego, soltando un suspiro y mirando por un momento el contenido de su copa, prosiguió sin volver a dejar de mirarme "Sinceramente, he agradecido cada día desde tu bautizo, Ferdinand. Hiciste tanto por ella… por todos."
Fue mi turno de sentir como mis orejas y parte de mi nuca se calentaban. De entre todo lo que había esperado, esto no estaba siquiera contemplado.
"Lamento muchísimo no notar antes el concepto que tenías de ti mismo" se disculpó mi padre sentado a mi lado en el sillón. Sus ojos parecían ver algo invisible en el muro de enfrente, en un rincón oscuro de la habitación, algo lejano también. Luego volteó a verme con una sonrisa triste y tomó aire, aferrando uno de mis hombros en el proceso "lamento no haber sido un Erwachlehren adecuado. Eres mi hijo Ferdinand, y en verdad no podría estar más orgulloso de ti."
Miré para todos lados sintiéndome en parte como una pequeña ardilla arrinconada y en parte como el joven más afortunado del mundo. Sonreí de manera sincera, mirando la mesa de té entre los dos sillones para ocultar mi bochorno y respirar. Ese tipo de palabras y de halagos no eran cosas que se escucharan con facilidad en la sociedad noble y menos tantas a la vez. Un par de años atrás habría desestimado todo escudándome detrás del deber.
Debo honrar al Ducado.
Debo honrar a la familia que me acogió.
Debo dar, aunque sea, una pequeña retribución por todo lo que ustedes han invertido en mí.
Debo estar a la altura de las expectativas de ustedes.
Pero siendo sinceros, nada de esto era por deber u obligación… al menos no para con ellos. Si bien al principio me sentía en cierto modo obligado a esforzarme para poner en alto el nombre de la niña que me estaba dando una oportunidad, mi esfuerzo no tardó mucho en ser algo que me mantuviera en pie. Shuu podía explicarlo con sencillez. Yo amaba ser el mejor, punto.
Una parte de mí disfrutaba en demasía ser señalado con admiración por los demás. Una parte de mí detestaba tener que ver a los otros hacia arriba en cuanto a logros. Una parte de mí anhelaba con fuerza sobresalir en la competencia por demostrar mi valía. Era como si lo tuviera grabado a fuego en alguna parte de mi esencia y no estaba seguro de cómo explicarlo. Por eso podía dar tanto y pensar que no era nada, porque lo disfrutaba de más y eso lo volvía más sencillo… eso y mis conocimientos de un mundo anterior mucho más avanzado en tecnología. Era casi como hacer trampa en ocasiones.
Claro que ahora, esa falsa modestia estaba en el pasado.
"Padre, padre adoptivo, tío… lo que haré no es solo para proteger a Rozemyne… es porque tengo la capacidad de hacer un excelente trabajo. Quiero que ella pueda leer y rezar hasta que su corazón se llene de dicha, es cierto, pero también quiero asegurarme de que no tenga que preocuparse por los demás. Espero contar con su respaldo. Espero que puedan comprender que… DEBO aceptar esa adopción."
Los miré a todos a los ojos. Si bien sus expresiones parecían distintas entre sí, sus miradas eran esas de aceptación y la férrea voluntad de dar apoyo. Mi tío suspiró como si lo hubiera visto venir. Mi padre adoptivo solo sonreía como un orgulloso dunkelfergiano aceptando un ditter de singular dificultad. Mi padre me miraba con orgullo y pesar a la vez, imaginando, con toda probabilidad, el largo y complicado camino que estaba poniendo frente a mis pies.
"Si mi hija no se te adelanta, cuentas con mi apoyo… de hecho preferiría que seas TÚ quien cuente con mi apoyo."
"¡Tu hija, tu hija!" se quejó Bonifatius cruzándose de brazos y viendo mal al tío Adalbert "Ya dejaste ir a dos y Bernadette se quedará contigo, así que deja que éste se encargue de tu hija como los otros dos mocosos se encargan de tus hijas mayores."
Mi padre estaba haciendo todo lo posible por contener la risa, recordándome a Justus en ese preciso momento. No pude sino reír ante el comentario, notando de pronto como las risas de los otros hombres se unían a la mía de inmediato.
Mi padre adoptivo rellenó todas las copas hasta el borde y luego levantó la suya, a punto de ponerse en pie y sin llegar a hacerlo.
"Pues que los dioses guíen a nuestro muchacho hasta las alturas y no permitan que nadie se ponga en su camino, jajajaja."
Las copas chocaron entre sí y el brindis quedó hecho. Ninguno dijo nada sobre convertirme en Zent y yo estaba bien con eso. Jamás podrían acusarlos de traición y yo podía estar seguro de contar con el respaldo de un Gran Ducado.
'Y pensar que estaría corriendo antes de caminar.' Pensé conforme el vize bajaba por mi garganta, quemándola como si se tratara de un contrato recién firmado a Gebotordnung. Por supuesto, no discutimos mis planes a largo plazo, si no los inmediatos. Ya que estaba aquí, tenía algunos asuntos que atender, asuntos de los que era mejor alertar a mis guardianes.
