El Ascenso de un Científico Loco

¡Descubriré cómo Funciona el Mundo!

Copy Paste

La última vez que estuvimos en esta posición, Rozemyne estaba intentando hacer que la tiñera, sin embargo, ahora, la situación no podía ser más distinta.

La puerta de mi habitación se había abierto de golpe, azotándose contra la pared.

"¡Todos, largo!" mi novia estaba furiosa, Justus me miró preocupado al igual que Laurenz. Esa era la primera vez que la veían enojada conmigo.

"Princesa, no…"

"¡Largo Laurenz!" bramó aún iracunda. "¡Fuera todos!"

Rozemyne debía estarlos intimidando, aun así, no se movieron de su lugar, o bueno, la mayoría no lo hizo. Los antiguos nobles de Klassenberg salieron corriendo desde el primer momento, demasiado emocionados de filtrar esta información.

Debido a mi próxima adopción mi sequito comenzó a aumentar poco a poco a lo largo del invierno, para lograr una transición adecuada, solo tenía cuatro nobles de Klassenberg; dos caballeros, un asistente y un erudito, no confiaba en ninguno, debido a esto, tenía al erudito haciendo papeleo de bajo nivel y al asistente lo más lejos posible de mi persona, y en realidad mantenía a los caballeros custodiando afuera de mi habitación.

Imaginaba que ninguno había puesto resistencia para detenerla.

"Salgan por favor", pedí poniéndome de pie. Todos me miraron preocupados, pero el aplastamiento comenzaba a afectarme incluso a mí, "perderán el conocimiento si se quedan aquí." Explique tratando de mantener la calma.

Cuando algunos comenzaron a escupir sangre dejaron de intentar resistirse.

La puerta se cerró y yo traté de volver a sentarme para que pudiésemos hablar, pero… no la sentí acercarse, por lo cual no pude reaccionar a tiempo.

Me derribó contra el suelo. Usó sus piernas para inmovilizarme y sus manos me sujetaron del antebrazo para evitar que pudiese alcanzarla.

No habló por algunos segundos. Su ceño fruncido y sus labios apretados.

"Así que ¿cuándo pensabas decirme que serias adoptado por mi padre?" me preguntó en un siseo peligroso. Su cuerpo cerniéndose sobre el mío. "¿Ahora serás mi hermano?"

"¿Por qué te molesta tanto? ¿Cuál es el problema?" pregunté fastidiado. "¿Te preocupa que te tome ventaja?"

"¡Maldición Ferdinand!" gruñó, "¡Si Galtero llega a alcanzarte, a alcanzarme, te ordenaran casarte con alguna princesa de un gran ducado! ¡Te convertirán en familia colateral!"

"¡¿Crees que ese príncipe podrá igualarme?!" pregunté incrédulo y molesto.

"No."

"¡¿Entonces?!"

"¡No necesita sentirte, solo decir que te siente!", exclamó, preocupada. "¡Te dejaran fuera antes de que lo notes!"

Esa declaración me tomó por sorpresa. Sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas y maná y yo me sentía más fastidiado aún.

"¿Y en serio crees que este es mi primer gweginen?"

Tal vez por el tono cortante o por el simple hecho de que no estaba poniendo resistencia alguna, puede que fueran mis palabras, pero Rozemyne estaba sonrojada, soltando nuestro agarre.

Un pequeño toque en la puerta, casi imperceptible me hizo reforzar mi cuerpo para derribarla, ponernos a ambos en pie y tirarla contra un taburete que tenía cerca. Su rostro se sonrojó tanto como su ceño se frunció, sin embargo, no le di importancia. Yo solo me paré frente a ella con los brazos cruzados en el exacto momento en que la puerta volvía a azotarse, dejándonos escuchar las pisadas de varias personas entrando con apuro.

"¡En nombre de los siete, ¿qué es este… alboroto?!" llamó la segunda reina como si no comprendiera que estaba observando o no fuera esto lo que planeaba encontrar. Yo solo sonreí con sorna antes de girar con lentitud mi rostro hacia la desagradable mujer, detrás de la cual venía el idiota de Galtero.

"Temo que la princesa Rozemyne estaba llamándome la atención, majestad."

Galtero se cruzó de brazos mirándonos de uno a otro como buscando algo antes de hablar.

"Y si está llamándole la atención, profesor, ¿por qué es ella la que está sentada?"

"Porque es una dama, ¿no es obvio?"

Ambos nos miramos un momento antes de que yo desviara la mirada hacia mi novia. Ella debió notar que estuve a punto de aplastar al príncipe y a su madre de adopción porque su ceño se relajó un poco, mirando ahora al público que no esperábamos tener ahí, todo un contingente de klassenbergianos a juzgar por sus capas.

Sin levantarse de donde estaba, Rozemyne solo reajustó apenas su postura con un movimiento tan fluido y elegante que nadie recordaría en qué posición estaba antes. Seguía bastante molesta, con sus ojos mostrando chispas de colores que gritaban sobre su dificultad para contenerse y evitar aplastarlos a todos ahí.

"El profesor Ferdinand debería haberme avisado que mi padre planeaba adoptarlo en la siguiente Conferencia de Archiduques en lugar de dejarme en las sombras. Siempre hemos tenido buena comunicación entre nosotros debido a que el Profesor Ferdinand solía ser mi Sumo Sacerdote y también era quien se hacía cargo de mis industrias cuando yo me ausentaba de Eisenreich. Incluso ahora que me he vuelto una princesa, el profesor me ayudó a arreglar ciertos asuntos con los plebeyos trabajando para mí, pequeños cambios que venían de manera irrefrenable con mi adopción. Comprenderán que su falta de… aviso con respecto a su cambio de posición social me tomó por sorpresa de mala manera."

No solo no parecía que el principito y su madre no le creyeran, los nobles que estaban detrás de ellos comenzaron a cuchichear entre sí, no muy convencidos según veía.

"¿Y le parece suficiente justificación para irrumpir de forma violenta en la habitación de un HOMBRE que ya ha concluido su verano?" reclamó la reina Ralfreida sin más.

"Temo que la princesa me sigue viendo como un subalterno luego de todos los cambios acontecidos en tan rápida sucesión", intercedí, "a pesar de estar tan bendecida por Dultzenzen, debo recordarles que la princesa tiene también las bendiciones de Angriff y Chaocipher." En pocas palabras, la irá no la dejó pensar muy bien en sus acciones, ella solo vino a regañarme y punto.

"¡¿Pero en su habitación?!" insistió la reina.

"Ella habría entrado del mismo modo tempestuoso de haber estado yo en el Templo, en un salón de clases o en alguno de los laboratorios" expliqué con tanta calma como pude, "aún es joven."

"¿No será que están intentando hacer trampa ustedes dos?" intervino Galtero esta vez, furioso y con los puños blancos por toda la fuerza que estaba usando.

Lo observé un momento, sonriendo apenas ante su preocupación. ¡De verdad estábamos peleando! Ella de verdad estaba llamándome la atención, pero si Laurenz no hubiera hecho ruido para alertarme, seguro habríamos terminado la discusión con un beso apasionado, rodando por la alfombra sin poder contenernos.

"Así como no se puede obligar a Bluanfah a bailar por alguien en específico, no puedes esperar que Erwachleren tome a Mestionora cuando todavía lleva su cabello sin recoger."

Galtero no podía obligar a Rozemyne a enamorarse de él y ella no iba a obligarme a tomarla mientras fuera menor de edad. Estaba seguro de ello, tenía a Glückität como testigo.

"Bien, si no es nada malo, no les importará que mi hijo y yo nos quedemos, ¿cierto?"

Estaba bastante molesto ahora, sin embargo asentí, mirando a Rozemyne con un desafío, esperando hasta que la puerta se cerró dejando a tres reales conmigo en mi habitación.

Rozemyne se cruzó de brazos. Seguía fastidiada ahora, pero era necesario poner un acto. Yo apenas y asentí.

"Profesor Ferdinand, acérquese por favor."

Lo hice con la mandíbula tensa, agachándome hasta quedar a su altura. El sonido frío y contundente fue seguido por un suspiro de sorpresa de Ralfreida y un ardor considerable en mi mejilla izquierda. Me erguí de nuevo, dando dos pasos atrás, sosteniendo la mirada de mi novia. Estaba seguro que puso toda su frustración y enojo en ese golpe porque en serio me dolió. Si bien tuve que tomar un pañuelo para limpiar el pequeño hilo de sangre corriendo de la comisura de mi labio, al menos no me había tirado ningún diente.

"¡No vuelvas a ocultarme estás cosas jamás! ¡No quiero volver a enterarme por terceros de estos cambios que nos afectan a los dos!"

"Por supuesto", respondí con los dedos de una mano cruzados detrás de mi muslo.

"¡Júralo!"

"¿No te estás extralimitando?"

Rozemyne se cruzó de brazos. Yo me crucé de brazos también. Mi mejilla seguía latiendo con fuerza, palpitando como si mi órgano de mana se hubiera trasladado ahí, a pesar de ello no me quejé.

"Si vas a exigirme un juramento, yo te voy a exigir lo mismo. Sin trampas esta vez."

La vi palidecer un momento. Un ligero cambio en sus ojos y su ceño, que no sabía si los otros dos habían notado, apareció de pronto y al final, ella solo suspiró y se puso en pie. Parecía bastante cansada.

"Bien, como quieras. Sólo no vuelvas a hacerme a un lado. Cualquier favor que pienses que me haces con tu silencio es solo un espejismo."

Esa fue su despedida. Yo asentí en comprensión y ella salió un poco más tranquila. No le estaba haciendo ningún favor guardándome cosas, estaba consciente, pero ella era mi oponente, no podía ir y endulzar su oído con mis planes y mis tácticas para convertirla en esposa de Zent.

Un carraspeo desagradable que intentaba pasar por algo más elegante y musical me recordó que tenía una pequeña infestación de insectos en mi habitación, de modo que dejé de mirar a la puerta, cortando mis pensamientos y notando que mi mejilla había comenzado a hincharse.

"Pues bueno", soltó Ralfreida de pronto, "ha sido entretenido verla aleccionarlo, profesor. Sólo espero que no vuelva a suceder algo como esto en una habitación vacía. Nunca se sabe cuándo algún ordonannz malintencionado podría volar y esparcir su canto."

No pude responder nada, la reina salió de inmediato de mi habitación dejándome con el estúpido príncipe que sonreía sin dejar de mirar mi rostro, acercándose con las manos a la espalda como si contemplara una obra de arte.

"Pensar que el célebre Lord Ferdinand también puede albergar moretones en su rostro perfecto como un sucio plebeyo."

"Si no quiere averiguar si su rostro es capaz de lo mismo, príncipe Galtero, le recomiendo que no haga enojar a la princesa Rozemyne", respondí, sonriendo al notar como la sonrisa en él desaparecía ante mis palabras, "quizás no lo sabe, pero la princesa tiene un excelente manejo de su maná y, por tanto, pocos se le comparan en cuanto a la magia de mejoras físicas. Bastaría con que se dejara llevar por la furia para arrancarle la cabeza de los hombros con una bofetada a cualquiera que busque su enemistad."

Galtero palideció para mi propio deleite y luego salió tan rápido como si le estuviera apuntando con un cañón o un lanzagranadas. Fue casi tan satisfactorio como sentir la curación que Justus invocó sobre mi maltrecha mejilla.

Si nuestro pequeño teatro mantenía esas sucias manos inútiles lejos del cabello y la piel de mi novia, entonces Rozemyne podía usarme para barrer el suelo de toda la Soberanía.

.

"Cambia la página, Ferdinand."

La voz de Rozemyne me despertó, llevábamos una campanada en mi habitación oculta, y ella seguía escribiendo con su schtappe sobre su sabiduría.

Con forme el tiempo pasaba ella comenzó a escribir más lento. Lo que también provocó que el proceso se volviera más aburrido.

"Esto es demasiado tardado." Me quejé, "A este ritmo te habrás graduado antes de que termines."

"Bueno, no es como si podamos apresurar el proceso." Suspiró ella. "Si esto tuviera forma de libro y no esta cosa rara podrías ayudarme a escribir en un lado en lugar de que tuviera que escribirlo yo sola."

"Roz… ¿Por qué tu sabiduría tiene esa forma?" pregunté enderezándome para mirarla a los ojos. Tratando de descubrir cualquier indicio que me diera una pista sobre la verdad.

"No lo sé." Suspiró ella borrando su pluma antes de tomar la tableta. "Aunque es práctica, no sé porque se ve así. Me sorprendió un poco que la tuya luciera igual."

Asentí a sus palabras antes de verla sobar sus manos de forma discreta. Debía estar cansada.

El torneo interducados era mañana, y de alguna manera mi novia me convenció para conseguir ella primero el equivalente al 65% de la sabiduría, desde ahí cada uno iría adquiriendo 15% cada vez.

Estaba trabajando en una herramienta mágica que funcionara como una copiadora, con base en la cámara fotográfica que Laurenz me pidió hace tanto. Pero no sabia si funcionaria. Lo primero era averiguar si mi mana funcionaria como tinta y las letras permanecerían en la sabiduría de Rozemyne, porque si copiaba el texto y se borraba después de descartarla, no funcionaría para nada.

"Te ayudaré un rato. Descansa. Mañana será difícil."

"Gracias Ferdi."

La vi tomar un libro y sentarse a mi lado. Revisé la página en la que se quedó y ubiqué lo que seguía dentro de mi sabiduría.

"¿Roz?"

Mi novia se levantó de golpe, mirándome a los ojos con algo que no pude identificar.

"Lo lamento, ¿podrías cargarme mientras sigues con eso?" me preguntó en un susurro. "Es… yo…"

"¿Estas bien?"

"Estoy bien, solo… bueno… ¿por favor?"

"Está bien."

Ella me sonrió antes de subir a mi regazo y abrazarme.

Conforme seguí escribiendo, de repente me di cuenta de que el cuerpo de Rozemyne temblaba o ella comenzaba a respirar con dificultad, haciendo que me preocupara. Intenté preguntar de nuevo si tenía algún problema, pero solo siguió diciendo que estaba bien.

A veces se apretaba más fuerte a mí. A veces se relajaba. En un momento sentí cómo su temperatura se elevó. No esperaba que le diera fiebre ahora.

Cuando deseché stylo y mi sabiduría, Rozemyne de repente me besó. Era un beso hambriento. Ni siquiera pude pensar en detenerla conforme su maná comenzaba a entrar en mí, ansioso y demandante.

Mi boca fue a su cuello robándole algunos suspiros de placer, colocándola de espaldas contra la tumbona. Mis manos acariciaron las formas de su cuerpo que solo eran para mi, que solo eran visibles para mi. Sus piernas se enrollaron en mi cadera, acercándome más antes de detenerse, girar conmigo y levantarse, prácticamente escapando a su habitación.

No entendí que fue lo que pasó, pero otra vez casi perdí el control. Mientras intentaba calmarme, me llegó la voz de Rozemyne a través del Blatand, agradeciéndome la ayuda y disculpándose por perder el control de esa forma.

Como necesitaba calmarme antes de poder salir de mi habitación, decidí terminar la herramienta de fotocopiadora, también…

Ella se había disculpado por perder el control conmigo, pero yo le debía una disculpa por no detenerme antes. Yo era el adulto aquí, por todos los dioses.

"Seré un buen novio y copiare primero la información en su sabiduría…de todas maneras, la parte que me falta es principalmente historia y política que ella ya me ha enseñado."

.

El torneo interducados de este año fue interesante.

Fue la primera vez que la soberanía tenia un equipo. Rozemyne estaba matriculada en el curso de caballería, lo cual era un problema porque la soberanía en realidad no poseía un equipo. Los nobles soberanos enviaban a sus hijos a sus ducados natales, sin embargo, ella tenía suficientes alumnos bajo su tutela como para conseguir la mitad de un equipo de ditter. El rey le permitió usar a sus caballeros de escolta este año para completar sus filas.

Por otro lado, finalmente entendí el peso de que mi novia entrara en la familia real.

Eglantine ya había tomado optativas de caballería por gusto, pero al parecer desde que la adopción de Rozemyne se volvió un hecho, comenzó a presentar los exámenes durante la temporada baja, completando los dos años con rapidez de caballería, pero luchando un poco con erudición. Anastasio tuvo el problema contrario, él ya estaba tomando erudición en todo menos en la matricula, por lo que completar los cursos no le resulto complicado, lo difícil para él fue completar los cursos de caballería.

"Pensé que mi hermano al menos tomaría optativas para disminuir la distancia entre ellos, pero no parece ser el caso." Me había dicho Eglantine tras concluir el robo de tesoros. "Anastasio lo hizo para que no lo dejara atrás."

Fue casi risible porque los hijos reales estaban jugando bajo el mando de mi novia quien demostró su excelencia una vez más y lo capaz que era de fungir como líder, una cualidad necesaria en Zent, me preguntaba si Galtero en verdad entendía a donde lo arrojaría su apatía.

'No es como si me importara en realidad.'

Con mi novia como comandante, la soberanía obtuvo el primer lugar sobre Dunkelfelger y Eisenreich. Bernadette lucia satisfecha, como si esperara ese resultado, o en realidad hubiese logrado más de lo que pensó, después de todo, bajo su guía Eisenreich obtuvo el segundo lugar.

También fue la primera vez que la soberanía presentó una investigación. Rozemyne logró identificar los rituales originales, como los llamó, que elevaban un pilar de luz: el ritual de dedicación. La danza ditter. La ceremonia de curación. Además, se elevaba uno al usar la espada de Ewigeliebe junto a su oración.

Una de las investigaciones que más llamó la atención, como suponía, fue la investigación conjunta Hauchletzte/Eisenreich, sobre la fotosíntesis: las plantas usaban el sol para producir su alimento y maná.

Antes, durante mis viajes, descubrí este hecho, pero con todas mis investigaciones simplemente no tuve ocasión para presentarla antes. Bernadette hizo un trabajo excelente guiando la investigación y puliéndola, lo que de hecho la posicionó como una hábil erudita, pese a que no le interesa el trabajo académico.

La ceremonia de premiación fue interesante. Esta vez, el número de estudiantes de honor del ducado del agua se habían triplicado a comparación del invierno pasado. Georgine debía estar haciendo un buen trabajo como primera dama de Ahrensbach porque los estudiantes de ese ducado también parecieron mejorar bastante.

Había planeado acercarme a ella durante la conferencia de archiduques y ofrecerle mi apoyo a cambio de conseguir el suyo, necesitaba mejorar mi oferta para conseguir su lealtad.

Rozemyne obtuvo lo mejor de sus tres cursos, así como el mejor en general. Bernadette logró conseguir su cometido, ganando el mejor en las tres clases. Fabrizio también fue el mejor de primero.

La investigación de la fotosíntesis fue premiada, así como las investigaciones de mi novia, una pena que el torneo no sería recordado por ninguno de dichos eventos.

"Antes de regresar a sus dormitorios, me gustaría hacer un anuncio importante." Comenzó zent con solemnidad. "Debo hablar hoy sobre un joven excepcional, graduado el año pasado. Muchos de ustedes lo conocieron como el primer sacerdote ennoblecido. Algunos tuvieron la oportunidad de convivir con él en los dormitorios de Eisenreich cómo compañeros. Este joven ganó el reconocimiento al mejor de su clase cada año durante toda su educación en esta casa de sabiduría y aprendizaje bajo el duro juicio de Ewigeliebe. Sus participaciones en ditter fueron estupendas. Sus investigaciones, revolucionarias. Su manejo de la música, del completo agrado de la mismísima Kuntzeal. Además de esto, es sabido que es el fundador y dueño de varias industrias que han mejorado la vida de nobles y plebeyos en su Ducado de origen desde que volvió a la nobleza."

El zumbido de todos los comentarios incomprensibles y cada vez más animado llegó hasta mis oídos en ese momento. Podía sentir mis orejas calentarse, así como la cálida mirada de orgullo que mi novia me dirigía cada tanto. Sin embargo, cuándo miré a la familia real, Rozemyne no estaba mirándome, pero Galtero y la reina Ralfreida sí. A pesar de su falta de expresión podía notar el desdén y la ira en sus miradas, haciéndome sonreír más que las palabras del Zent ensalzando ahora mis cualidades como docente

"… es por esto por lo que me alegra anunciar que después de cinco años, Lord Ferdinand Sohn Kleinalbrecht Adotie Eisenreich Linkberg ha aceptado, finalmente, una adopción dentro de la Familia Real."

Hubo mucho ruido y algunos murmullos de los nobles. La segunda reina y su hijo casi perdieron el control de su expresión en ese momento, al parecer no sabían que llevaba tanto tiempo tratando de adoptarme.

Originalmente esto sería durante la conferencia de archiduques, pero según entendí, debido a la jugarreta de la segunda reina, quien desveló el asunto para enemistarme con Rozemyne, se tuvo que adelantar.

Mis padres y mi padre adoptivo subieron entonces cuando el rey lo llamó. Mi adopción como candidato a archiduque fue disuelta en ese momento y el rey me presentó un contrato.

La reina Clementina firmó primero y el rey fue el segundo, siendo yo el ultimo.

Me indicaron que me arrodillara y así lo hice. Sentí como la capa ocre que usaba fue retirada de mi espalda y, un momento después, una nueva cubría mi espalda de hombro a hombro.

Sonreí. Podía sentir una calidez familiar manando de ella. Cuando me levanté, el rey susurró un "Bienvenido a la familia real, hijo." Que me hizo sonreír más.

La capa que ahora usaba fue una colaboración de mi familia "biológica" y mi nueva familia. Los bordados defensivos fueron bordados por mi madre y hermana, en tanto la capa misma y el bordado decorativo fue realizado por mi madre adoptiva. Con el evento adelantado, tuvieron que correr para terminarla a tiempo, pero saber que se esforzaron por mi bien me llenó de dicha.

En ese preciso momento me sentí de verdad como el protagonista en una de esas series shounen de Shuu.

.

De verdad que no me gustaba ver a Rozemyne con su mano adolorida de tanto escribir. Por curiosidad ajusté el tamaño de fuente y me concentré en ir a la última página. El Grutisheit era muy conveniente en el sentido en el que se iba adecuando a mis necesidades para mostrarme la información que estuviera buscando, incluso había podido 'agregar' con éxito un comando de búsqueda por voz. Fue así cómo me di cuenta de que Rozemyne tendría que copiar unas doscientas páginas en letra muy pequeña, sin contar los diagramas y círculos mágicos que resultaban ser bastante complejos, así que me esforcé bastante por completar una máquina copiadora.

Era de noche. El día debía haber cambiado de nombre, sin embargo, tanto Rozemyne como yo estábamos despiertos en mi habitación oculta con el armatoste del tamaño de una mesita pequeña de café.

Era una suerte que durante mi vida como Tetsuo uno de los proyectos de electrónica fuera rearmar una máquina ya existente y que Shuu eligiera una copiadora para fotocopiar algunos mangas, porque conocía de memoria las partes necesarias.

Rozemyne me facilitó algunas hojas blancas de las más delgadas y yo procedí a colocar un libro sencillo y a proporcionar mi maná como si fuera electricidad. Mi versión compacta de una de las primeras fotocopiadoras de la historia cruzada con una impresora funcionó. Pronto tuvimos en nuestro poder copias casi idénticas de las tres páginas de prueba que habíamos usado.

"De nuevo, ¿cómo me dijiste que funciona esto?" preguntó Rozemyne, fascinada y algo preocupada al mismo tiempo… Una fotocopiadora era un gran paso en su industria de la imprenta… Un ENORME salto a decir verdad.

"No va a importar mucho si no podemos usarla para pasar la información de mi sabiduría a la tuya" respondí ante el siguiente problema.

Dado que el Grutisheit era, de hecho, una forma del schtappe que contenía información y cierto poder sobre el llamado jardín de los dioses, no estaba seguro de que pudiera sacarlo del cuerpo de Rozemyne para meterlo en la máquina…

"Bien, coloca tu sabiduría aquí. Trataré de hacer una copia directo a mi sabiduría." Le indiqué.

Ya habíamos seleccionado una parte que yo no tenía, así que ambos hicimos el acomodo requerido. Coloqué mi sabiduría en la bandeja de hojas y ella la suya en el escáner. Activé la máquina con algo de problemas, ya que no solo estaba inyectando mana como electricidad, también había colocado mana licuado en lugar del tóner de tinta en polvo… Sin embargo, no funcionó. Al parecer, el escáner era incapaz de detectar la información en el Grutisheit de mi novia, pintando en cambio el escudo que aparecía en la parte de atrás.

"¿Por qué no funciona?" me quejé sin poder con la frustración.

"Dijiste, que querías copiarlo", me respondió Rozemyne tratando de calmarme con una pequeña sonrisa incómoda en el rostro, "solo cópialo."

Mi desesperación aumentó al darme cuenta de que mi enfoque estaba mal, extrayendo mi Grutisheit de la bandeja donde lo tenía metido para borrar el escudo de Mestionora.

"¡No es tan fácil como hacer un copy paste…!" dije, notando como el escudo se seleccionaba y se pegaba de nuevo, dejándome con dos escudos en la misma página "¿o si?" susurré para mí mismo, notando de pronto lo conveniente que parecía esto.

Podía sentir ahora el aliento de Rozemyne sobre mi hombro, mirando atenta los dos escudos encimados dentro de la misma página.

Seleccione uno primero, moviéndolo por la pantalla antes de cantar delete. El escudo se borró sin necesidad de utilizar el teclado o una pluma.

Una idea se asomó de pronto a mi mente. Necesitaba probarlo antes de someter a Rozemyne a lo que fuera que significara esto.

"¿Tienes papel mágico?"

"Un poco. Está en mi habitación." Respondió ella, poniéndose en marcha de inmediato.

Pronto mi novia salió y luego volvió a entrar envuelta en luces negras y doradas de los círculos que mantenían conectadas nuestras habitaciones ocultas. Un par de hojas de papel mágico de diferentes tipos fue colocado en mi escritorio y yo procedí a hacer la prueba con el escudo.

"Copy… Paste" el escudo apareció de manera exitosa primero en uno y luego en el otro papel. Cuando logré copiarlo con éxito a la siguiente muestra de otro papel mágico, ambos sonreímos.

"¡Mis manos no tendrán que sufrir de nuevo!" vitoreó Rozemyne de inmediato.

"¡Podremos tener las sabidurías completas en muy poco tiempo!" me alegré también, abrazándola por la emoción de saber que no tendría que verla copiando cada noche por los próximos meses.

Luego de sentarnos en la tumbona para proceder, hice una copia tentativa del escudo en la sabiduría de mi novia, notándola temblar apenas un segundo cuando la imagen apareció en su tablet.

"¿Todo bien?"

"Sí, si" dijo ella con un tono raro de voz "¿Cómo borraste el escudo de antes?"

Le mostré como seleccionar la imagen y luego la palabra que debía decir en inglés. Pronto el escudo había desaparecido de ambas tablets y Rozemyne observaba su sabiduría de un modo curioso. ¿Tan sorprendente le parecía poder borrar una imagen tan grande en apenas un segundo o dos?

Eran este tipo de cosas las que me hacían preguntarme si ella era consciente de Urano o no.

"Bien, empecemos entonces" le dije.

Rozemyne puso un rostro cargado de determinación y comenzamos a cotejar la información que teníamos. Yo acerqué su tablet un poco más, reduciendo la tipografía para verificar que tanto debía agregar ahora y comencé.

"Copy paste. Copy paste. Copy paste."

Un jadeo ahogado me hizo detenerme de inmediato. Mis ojos se desviaron de las dos tablets suspendidas en el aire frente a mí a la poseedora de la otra sabiduría.

"¿De verdad estás bien?" pregunté al notar sus pómulos un poco sonrojados y su cuerpo algo tenso.

Rozemyne no dijo nada, solo asintió y forzó su sonrisa noble para mí sin soltar sus rodillas. Yo continué entonces buscando huecos, seleccionando información y pegándola hasta dar con un círculo mágico que parecía un rompecabezas en ambas sabidurías.

"¿Debería rellenar esto a mano o…?"

"¡NO!"

Tuve que voltear, sorprendiéndome al notar la frente perlada de sudor, la mirada perdida y oscurecida, la respiración rápida y laboriosa, las piernas apretadas con fuerza y los puños de Rozemyne sosteniendo con tanta fuerza su ropa de dormir que parecía a punto de romperla.

"¿Rozemyne?" '¿Necesita ir al baño? Imagino que no quiere decirme eso… Las chicas parecen preocuparse por anunciar que sus cuerpos tienen necesidades iguales a las nuestras.' "Ahm… ¿necesitas que tomemos un descanso? Siempre podemos continuar mañana, ¿sabes?"

"No... Estoy bien... Terminemos mi sabiduría y, luego, completaremos la tuya, ¿si, Ferdi?"

Parecía estar aguantando algo con desesperación. Estaba a punto de ofrecerle terminar al día siguiente, sin embargo, conforme estuve mirando en su sabiduría había notado un par de cosas que en verdad deseaba estudiar en algún rato libre... por no hablar de los círculos incompletos que salpicaban ambos Gutrisheit.

"¿Estás segura?"

Ella asintió con una enorme sonrisa complicada y un aura de estar más que segura de querer terminar esto cuanto antes, así que suspiré para luego concentrarme en volver a copiar de mi libro al suyo.

Estaba terminando un cuarto círculo mágico cuando la escuché soltar un pequeño gemido. Al mirarla, ella solo movió su mano, de modo robótico, para indicarme que continuara. No estaba seguro de porque tenía tanta prisa. Quizás el Zent o su primera reina planeaban obligarla a aceptar asistentes durante el turno de insomnio que no fueran su juramentada o Alerah. Eso explicaría que prefiriera aguantar su urgencia por ir al baño a perder la oportunidad de completar las sabidurías, así que me apresuré tanto como pude, ignorando sus lamentos o sus gemidos apenas contenidos cerca del final.

"¡Está hecho!" anuncié tras el último Copy paste a su sabiduría "¿Roz?"

Su rostro estaba bastante colorado ahora. El cabello se pegaba a ambos lados de su cara y se escurría por su cuello de un modo un tanto obsceno que me hizo sonrojar un poco.

"Roz... Ahm... Necesito ir al baño justo ahora, ¿te parece si tomamos un descanso?"

Ella asintió, pero no me siguió.

Cuando salí del baño, la encontré de pie junto a mi cama. Su postura era tímida y en su mano tenía un vaso con agua a medio tomar. No podía comprender porque estaba tomando agua si llevaba casi una campanada aguantando y no había ido al baño.

"¿Seguimos?" preguntó en un susurro que me provocó escalofríos por alguna razón que no entendí. El pensamiento de que podríamos no tener ocasión de terminar este año me golpeó de pronto, así que solo asentí, abriendo la puerta a mi habitación oculta y entrando de vuelta con ella.

Apenas nos sentamos en la tumbona, Rozemyne invocó su sabiduría, todavía sudando y pidiéndome la mía en un gesto. Juntos buscamos el primer agujero de información, encontrándola pronto. Yo le acerqué mi sabiduría y… nada podía haberme preparado para lo que pasó después.

"Copy… paste."

Una descarga similar a la adrenalina me recorrió desde el centro mismo de mi cuerpo, dejando una oleada de placer a su paso como si alguien me hubiera regado de gasolina para luego lanzarme un fósforo encendido.

Todavía estaba procesando lo que acababa de pasarme cuando las palabras "Copy Paste" sonaron en un suave susurro.

No tenía idea de que estaba pasando, salvo que mi cuerpo parecía estarse incendiando. Mi espada estaba levantada, peleando con la ropa interior por algo de espacio y mi temperatura corporal estaba subiendo con rapidez.

Un escalofrío me arrancó un leve gemido, entonces escuché unas suaves risitas burlonas a mi lado.

Mis ojos no tardaron en enfocar los dedos de Rozemyne, manipulando despacio la pantalla táctil de mi tablet mientras sentía otro escalofrío placentero y problemático en mi interior. Estaba a punto de preguntar algo cuando la miré sonreír como si fuera una diosa vengativa a punto de empalar a alguien, ambas manos posicionadas sobre las dos sabidurías.

"Copy Paste."

Mi sensibilidad se disparó en ese momento y otra oleada de placer me sacudió de dentro a afuera. En ese momento lo entendí. Rozemyne no necesitaba hacer uso de la fosa de slimes… yo la había estado estimulando con mi maná… la había estado estimulando despacio cuando copié el texto a mano y hoy, esta misma noche, la había bombardeado con maná.

La vaga idea de que técnicamente la estuve masturbando con maná me habría perturbado más si ella no hubiera seguido buscando y llenando los huecos en mi sabiduría como si estuviera disfrutando verme aguantar, sudando, tensándome con cada punzada de placer y mordiendo mi boca, mi lengua y el interior de mis mejillas para no gemir.

Cuando al fin terminó de torturarme, a pesar de parecer mucho más tranquila que yo, Rozemyne no tardó en sentarse en mi regazo de un movimiento felino, besándome las mejillas, las orejas y el cuello, frotándose sobre mí con desesperación. Mis manos apresaron su cadera y mi boca encontró su cuello, justo después de gemir y casi gruñir por sus besos.

Dejar las marcas de mis dientes de un rojo furioso sobre la dulce y tersa piel de su hombro fue algo que deberíamos haber evitado, sin embargo, al menos yo era incapaz de pensar.

Nos besamos de nuevo, su lengua entrando en mi boca, luchando contra mi propia lengua en tanto mis manos la ayudaban a frotarse más y más rápido de manera brutal. Rozemyne gimió de pronto en mi boca. Un sonido singular que no recordaba haberle oído antes y que pareció activar algo en mí porque no tardé nada en girar todavía con ella, quedando en una posición extraña con mis pies todavía en el suelo, mis rodillas dobladas y mi cadera moviéndose con furia contra ella, que no me soltaba de brazos o piernas.

Mi mano no tardó en buscar mi miembro, jalando mi ropa lo suficiente para que pudiera acomodarse antes de seguir. Fue el mismo momento que ella aprovecho para subir su camisón hasta dejar uno de sus senos a la vista.

La toqué apenas un poco, besándola en esa zona expuesta antes de frotarme contra su entrada con desesperación hasta soltar un gruñido fuertísimo y sentir cómo entraba en éxtasis de inmediato, derrumbándome a un lado de ella sin más.

Otro gemido inusual escapó de Rozemyne, haciéndome notar que algo se movía sobre los dedos de mi mano, algo suave, caliente y húmedo mientras mi muñeca era sujetada con fuerza sobre… tardé en darme cuenta de lo que había pasado, sintiéndome avergonzado y sucio. Esta vez, definitivamente, nos habíamos pasado de la raya. Si hubiéramos estado menos desesperados por terminar, es posible que nos hubiésemos desvestido y llegado del todo al invierno. Cubrí mi rostro con la mano que no estaba siendo apresada por el cuerpo de Rozemyne, todavía tembloroso y cálido. No quería pensar mucho sobre la procedencia de la humedad en mi palma abierta.

"Ferdinand", pareció ronronear ella, obligándome a bajar un poco mi brazo para mirarla con uno de mis ojos. Estaba sonriendo de un modo adorable, sonrojada y con los labios húmedos, además de las marcas de mis dientes asomando por su ropa.

"Debiste advertirme", dije en un suspiro. Mi regaño sonaba más a una queja resignada que a otra cosa.

"La otra opción, era hacerlo sola... a mano."

Por alguna razón no estaba seguro si se refería a copiar el texto de una sabiduría a la otra o a...

"Debiste advertirme." repetí despacio, atrayéndola a pesar de todo para envolverla en mis brazos y besar su frente, alejando mi cadera a la mitad de mi acción al notar lo pegajoso y desagradable que se sentía mi ropa.

La escuché soltar una risilla alegre antes de enderezarse con un rostro rejuvenecido en tanto yo comenzaba a sentir mis párpados tan pesados como si les hubieran cargado con kilos y kilos de algún material. Estaba cansado y somnoliento.

"Si tener tu espada en mi cáliz va a sentirse de ese modo, casi lamento tener que esperar." Dijo Rozemyne de manera descarada en mi oído antes de dejar un beso en mi mejilla, provocándome otro escalofrío más pequeño que los otros y robándome una pequeña queja que pareció divertirla.

"Ferdi, por mucho que me guste tener tus marcas en mi piel, ésta está comenzando a dolerme. ¿Te importaría curarme?"

Sé que le di una curación, pero no puedo recordarlo. No sé si se regresó a su habitación en ese momento o se aseguró de ayudarme a acomodarme en la tumbona antes de irse. Mi novia pudo haber hecho o tomado lo que deseara y yo no me habría dado cuenta. Era la primera vez que dormía de una forma tan profunda, al grado que Justus tuvo que utilizar una piedra especial al día siguiente para entrar y despertarme con un waschen que casi me ahoga.

Que él y Laurenz estuvieran tratando de no reír mientras me cambiaban me hizo sonrojar demasiado.

"¿Schlaftraum te premió con sueños invernales, hermanito?" se burló Justus.

"Quizás decidió arrullarse puliendo su espada y se le pasó la mano." Acotó Laurenz entre risas discretas.

Me negué a responder. Al menos no me obligaron a salir con la evidencia frente a un montón de extraños, y eso lo agradecí en silencio.

No hubiese sido la mejor primera impresión del primer príncipe.

.

Notas de una de las Autoras:

Lo admito, lo admito... fue demasiada tentación para Anemolti y para mí esto, jejejejejeje. Desde el copy paste del canon, solo queríamos que pasara a la inversa... quizás nos excedimos un poco, pero bueno, tal y como lo hemos estado discutiendo, estas versiones de Rozemyne y Ferdinand no tienen tanto autocontrol como en el canon. En primera, ambos son conscientes de que están enamorados entre sí, en segunda, los dos son adolescentes y... bueno, ya conocemos la historia que tienen.

Espero que hayan disfrutado el capítulo y nos veremos la otra semana.

SARABA