Un nuevo mundo.
Sentí que estuve por desmayarme, ahora que me siento calmado mi cuerpo deja de responderme e intenta caer.
Entonces, una sensación cálida me envuelve. Como si fluyera dentro mí, puedo sentir una corriente caliente.
Emilia estaba poniendo su mano en mi pecho, ejerciendo magia curativa en mí. Su rostro se veía agotado, supongo que también estuvo haciendo mucho esfuerzo, el hecho que me siga curando es por su espíritu noble.
—Gracias.
Emilia me mira a los ojos y me saca la lengua.
—Eres un tonto —comenta con un tono dulce.
Le regalo una pequeña sonrisa a Emilia, mientras experimento la extraña sensación de ser curado por su magia. Es como si me hubieran anestesiado el cuerpo, el dolor desaparece completamente, como si nunca hubiera existido.
La magia es realmente sorprendente, y me hace pensar en cómo sería el mundo en miles de años, o si en nuestro mundo existiera algo así. Probablemente nos habríamos autodestruido sin duda.
—Reinhard, tu… —Emilia mira a Reinhard, ella no se esperaba que el estuviera por este lugar.
Reinhard mira con detenimiento el bazar destruido. Supongo que se estará culpando por no llegar a tiempo.
—Estaba patrullando por el lugar, cuando esta chiquilla vino a mí —Reinhard se da un giro y muestra a Felt.
Se había logrado ocultar completamente con el ambiente. Detrás de Reinhard, su expresión parecía temerosa, como cuando un niño se mete en problemas.
Reinhard mira a Emilia, este le pide que le cuente lo sucedido. Emilia le va contando mientras me cura, mi cuerpo se siente como nuevo, sin embargo, esta vez la fatiga no desapareció.
Reinhard pareció pensar por un momento antes de hablar:
—La cazadora de entrañas —Reinhard vuelve a darle una mirada al bazar—. Tendré que investigar si sigue con vida.
No creo que haya muerto. No sé en qué condiciones vive, pero definitivamente se recuperó de eso. De hecho, probablemente hubiese atacado si Reinhard no aparecía, luchar en un lugar cerrado es una cosa, pero en este campo abierto ella no tiene oportunidad.
Tampoco la tendría en un lugar cerrado.
No sé cómo sentirme al respecto. Estoy relajado por haber superado este desafío, pero no puedo olvidar que estoy aquí gracias al sacrificio de tantas personas.
No permitiré que nadie más muera. Me esforzaré al máximo para no volver a cometer los mismos errores. Eso es lo que quiero decirme a mí mismo, pero en el fondo, sigo siendo el mismo.
—Gracias por esa salvada al final Reinhard —me levanto, Emilia reacciona intentando que siga acostado, pero la detengo— Estoy bien.
—Tenías muchas heridas, deberías descansar —Emilia me mira con una expresión preocupada.
—Ya habrá momento para ello —miro a Felt—. Tienes una promesa que cumplir ¿cierto.?
Felt me mira con ojos bien abiertos, como si esperara que no le dijera nada o que me olvidara de lo que pasó.
Camina con la cabeza baja y una mano cerrada, consciente de que la casa de Rom fue destruida y casi murieron todos, sin tener donde hacer negocios ni dinero para reparaciones.
Pero el destino va a cambiar para ella, espero que sea para mejor.
Finalmente, Felt llega frente a Emilia y levanta la cabeza para verla.
—Gracias por cuidar al viejo Rom.
—Si, no fue nada —comenta con una sonrisa al ver la actitud tierna de Felt.
Felt entonces abre su palma, al abrirla, se puede ver como el cristal de la insignia brilla con fuerza. Reinhard al verlo se sorprende y la toma del brazo.
—¡Suéltame! —Felt intenta zafarse, pero le es imposible.
—¡Suéltala! —Rom se acerca y lanza un puñetazo hacia Reinhard, pero este lo detiene con una mano.
Reinhard entonces de un toque en su cuello hace que Felt se desmaye. Rom se enoja, pero entonces lo agarro del brazo.
—¡Detente! —dirijo mi mirada a Reinhard—. Reinhard, ¿No la vas a arrestar o sí?
Reinhard me mira un momento, como si estuviese pensando.
—Tu eres… —Reinhard me lanza una mirada desconfiada.
Para ser sincero no recuerdo que habilidades tiene Reinhard, si de casualidad puede leer mi mente entonces eso va a ser un problema.
—Soy Maco Luz —miro a Reinhard a los ojos—. Gracias por salvarme nuevamente.
«No te recomiendo que veas más» «No soy malvado, pero me gustaría que respetases mi privacidad» «Te contare todo cuando sea el momento»
Si Reinhard puede leer mi mente es mejor que le dé la advertencia de una vez.
No sé cuál es el límite de su poder.
—Reinhard Van Astrea, a tus servicios. Tranquilo, solo estoy haciendo mi deber —Reinhard se inclina levemente—. A tu pregunta. No, no la voy a arrestar, pero si tengo que llevármela —Reinhard le da una mirada a Rom—. No le voy a hacer nada malo, solo tengo que verificar algo.
Rom parecía desconfiar. No, de hecho. Parece que odia el simple hecho de estar en frente de Reinhard. Rom aprieta sus puños con fuerza.
—Un Astrea tenías que ser —escupe Rom con furia al suelo.
—¿No lo puedes llevar también? Ellos dos son como familia, no creo que sea bueno separarlos —con mi sugerencia es probable que acepte, al menos quiero que no se vaya a repetir lo del intento de ataque en la selección.
—Si, no es justo separar a una familia —Emilia mira a Reinhard con determinación, como si lo fuera a regañar si no lo permitía.
Reinhard mira a Rom y asiente con la cabeza.
—No habrá ningún problema. El señor puede venir conmigo —Reinhard se inclina ante Emilia.
—Entonces está bien —Emilia sonríe, viendo que ya tiene la insignia en su mano.
Rom se pone de mala gana al lado de Reinhard. Reinhard no parece tener problema con eso así que lo ignora.
Reinhard ve que ambos queremos estar a solas, por lo cual decide hablar primero.
—Entonces, ha sido un placer verlos. Se que nos volveremos a ver.
Reinhard se inclina nuevamente, antes de darnos la espalda y empezar caminar junto a Rom.
Tengo que decir algo.
—¡La próxima vez déjame invitarte unas copas como agradecimiento!
—Sera un placer —comenta Reinhard, dándome una última mirada.
Emilia y yo esperamos a que tomen su distancia. La única fuente de luz era la luna brillando en lo alto. Comenzamos a caminar, ya que no era seguro quedarnos en ese lugar.
Me hubiese gustado confirmar si Elsa está muerta, pero si no lo está entonces es mejor alejarnos.
Ambos esperamos a estar por fuera de los barrios bajos. A pesar de ser de noche, los bares seguían abiertos y las calles estaban bien iluminadas, lo que nos brindaba un poco de seguridad.
Encontramos una banqueta frente a una fuente de agua, iluminada por un faro de luz, y decidimos sentarnos allí para hablar en paz.
—Fue una experiencia intensa —suspiro calmado—. No se me pasaba por la cabeza que iba a ser tan caótico.
Una clara mentira.
Emilia agacha la cabeza, probablemente sintiéndose culpable por lo sucedido. Desde su perspectiva debe sentir que todo lo que paso es por su irresponsabilidad.
Que no es mentira claro.
—Lo siento. No debí dejar que me acompañaras —dice Emilia con una voz levemente quebrada— ¡Si hay algo que puedo hacer por ti! —Emilia levanta su cabeza y me mira a los ojos.
Tras un leve silencio comento:
—Gracias por salvarme de los matones. Ya me has dado suficiente —miro hacia la fuente.
Emilia se queda mirándome. No encuentro realmente una forma de decirle para quedarme con ella, todas serían demasiado sospechosas.
Emilia entonces sacude su cabeza en una negativa.
—No, no. Tu pusiste tu vida en peligro solo por hacerme un favor. No, de hecho, salvaste mi vida —Emilia me toma de la mano—. Tiene que haber algo que pueda hacer por ti, por favor.
Emilia me mira fijamente, sus ojos brillan deseando que le comente algo que pueda hacer.
Pero todavía no es momento.
—Realmente no sé quién eres, solo sé que eso parecía algo importante —me levanto de la banca y libero de su agarre con delicadeza—. Muchas gracias por todo, supongo que el destino nos conectó de alguna forma. Ojalá nos volvamos a ver.
Empiezo a caminar lentamente. Necesito que ella me cuente quien es en realidad.
—¿¡Qué vas a hacer ahora!? —Emilia se levanta de la banca.
—No lo sé, no tengo hogar o dinero así que tengo que ver que hago —sigo avanzando, lentamente, para darle tiempo.
Entonces escucho pasos fuertes a mi espalda, justo después Emilia agarra mi chaqueta de cuero. Ella se queda quieta unos instantes, como si estuviese pensando.
—¿Pasa algo? —me volteo para verla.
Su rostro no mostraba felicidad o tristeza, solo parecía estar mirando a lo lejos.
Supongo que de verdad desconfía, es probable que Puck le dijese algo para que este tan desconfiada.
—Yo… —Emilia me vuelve a tomar de las manos—. Yo te diré quién soy, pero…
Ella hace un poco de presión con sus manos.
—No, si no quieres no tienes por qué hacerlo —le digo con suavidad.
—Me has salvado, sin ti no sé qué hubiera pasado así que como mínimo tengo que hacer algo por ti —Ella asiente con la cabeza, cambiando su expresión a una alegre.
Emilia motivada me dice:
—Puedes quedarte en mi casa por un tiempo.
Ella se queda pensando lo que dijo, para luego sonrojarse por sus palabras. Sus orejas se pusieron rojas y soltó mis manos para tapar su rostro.
—No, no es eso. Mi representante tiene una mansión, ya que eres mi benefactor te puedes quedar allí un tiempo si no sabes que hacer —ella me mira con ojos brillosos, entre sonrojada y emocionada.
Yo finjo pensarlo. Como si me costase decidir, después de todo, si acepto muy rápido y ella le dice a Puck, podría causar que sospeche más de mí.
Me quedo pensando en blanco, para ser sincero no quiero hacer más que acostarme a dormir.
—Yo…
Soy interrumpido por Emilia.
—¿No quieres? —la expresión de Emilia decae un poco, como su hubiese cortado sus expectativas.
Estiro mi mano para formar un apretón de manos.
—Al contrario, tendré que agradecerte por la oferta —le doy una sonrisa sincera.
Sus orejas se alzan un poco y su expresión da un giro en 180 grados para tomar mi mano emocionada.
—¡Gracias!
Emilia da un pequeño brinquito de felicidad. Su expresión no tiene precio, es como la de una niña a la cual le acabas de comprar un juguete o su comida favorita.
Tenía tiempo de no ver algo así.
Hoy, bajo la luz de la luna, he tomado la decisión de cambiar mi vida. Tomar el camino fácil me llevo al fracaso, entonces, abrazare el camino difícil y me encargaré de superar todos los obstáculos que se me atraviesen.
Camino junto a Emilia por las calles, donde había poca gente debido a la hora, pero algunos negocios seguían abiertos.
Me encuentro en un mundo medieval con magia, lo que me hizo suspirar resignado, ya que sabía que este mundo no era bonito y que no me esperaban cosas fáciles.
En especial…
Veo a la chica de cabello plateado, Emilia estaba mirando al frente con una expresión satisfecha.
Ella se percata que la estoy viendo y me mira de vuelta.
—¿Pasa algo? —Emilia me mira confundida, pero sin borrar su sonrisa.
—No pasa nada —miro al frente, sin decirle más.
No sé si tomé la decisión correcta. No sé qué cambios se avecinan o cómo se desarrollarán las cosas a partir de ahora. Me siento muy débil en este momento.
Lo extraño es que, a pesar de haber perdido a los abuelos y de haber vivido traumatizado por la persecución durante años, esos recuerdos se sienten como algo vago, como si hubiera ocurrido hace mucho tiempo.
En cambio, siento que mis regresos me acechan en cada momento. Es insoportable... ¿Cómo hizo Subaru para sobrellevar esto?
Suspiro sabiendo que lo suyo es solo una historia… Aunque, de alguna forma.
¿Qué será de Natsuki Subaru? El real claro está.
De repente, me doy cuenta de que estamos frente a un puesto de carrozas. Nos acercamos a una en particular donde se encuentra Ram, quien parece preocupada mientras camina de un lado a otro, con un gesto de molestia en su rostro.
Emilia se detiene por un momento, como si tuviera miedo de lo que le van a decir por llegar tan tarde. Parece nerviosa ante la reacción de Ram.
—¿Pasa algo Satella? —toco el hombro de Emilia.
Esta se sobresalta, sorprendida por escuchar el nombre que le acabo de decir.
—¿Satella? Ah, perdón —Emilia mira hacía donde esta Ram— Espera un momento.
Después de hacerme una señal con la mano, Emilia da un pequeño trote hacia Ram. Desde la distancia no puedo escuchar lo que dicen, pero por la apariencia molesta de Ram parece estar regañándola.
Emilia agacha la cabeza, como pidiendo disculpas, pero Ram resopla con enojo. Tras unos segundos, parece haberse calmado y entonces Emilia me señala.
Ram me mira con desconfianza, como si viera a un acosador.
—¡Marco, ven! —Emilia me hace señas con las manos para que vaya a donde esta ella.
Camino lentamente, pensando cómo voy a reaccionar a Ram.
Cuando estoy lo suficientemente cerca Ram me mira a los ojos, para luego suspirar resignada.
—Entonces, este es el vagabundo que rescataste —comenta Ram, con un tono arrogante mientras se encoje de hombros.
Emilia aprieta un poco las manos.
—No es un vagabundo, fue el quien me ayudo y me salvo y quiero agradecerle por ello —Emilia mira a Ram con una expresión fulminante.
Toco la espalda de Emilia levemente, intentando calmar la situación.
—Mucho gusto señorita. Mi nombres Marco Luz, la señorita Emilia me ofreció hospedarme por un tiempo en la mansión de su representante, pensando que su honorable representante mostrara una buena voluntad ante su pedido —me inclino levemente, mostrando respeto.
Adular a Roswaal es el secreto para sobrellevar a Ram.
Ram parece pensar por unos segundos, pero entonces empieza a hablar:
—¡Hmpf! Supongo que al menos sabes agradecer como es debido —Ram abre la puerta del carruaje—. La señorita Emilia me explico un poco la situación, supongo que es pertinente que el señor Roswaal escuche sobre ello y decida que hacer contigo.
Emilia me mira con una gran sonrisa e inmediatamente toma las manos de Ram.
—¡Si! Gracias Ram —Emilia mira a Ram con una expresión de felicidad.
Por otra parte, Ram muestra una incomodidad que hasta me hace sentir pena por Emilia. Supongo que por lo menos es bueno que no se diera cuenta.
Emilia me llama para que entre a la carrosa. Esta será mi primera vez en una carrosa, supongo que será una nueva experiencia de muchas más.
Al sentarme la carroza empieza a andar. Ram la estaba conduciendo así que Emilia y yo estábamos solos. La carrosa era una lujosa, bastante espaciosa y acolchada. No era tan cómoda como un sillón o las sillas de un coche, pero está bastante confortante.
Una vez nos alejamos más de la ciudad doy un vistazo a la ventana trasera, mi corazón empieza a latir profundo. Quizás todavía puedo regresar a mi mundo.
Esas ideas son borradas de mi rápidamente, mi mundo ya no me acepta. Volver es regresar a tener que huir.
Al final, lo único que puedo extrañar es haber dejado a mi viejo. Mi padre, que ya estaba en las puertas de la muerte. Al menos me hubiese gustado despedirme de él.
Pero por culpa de esos malditos no pude ir a verlo. Hacer cosas buenas no hace que te pasen cosas buenas.
Un sentimiento de nostalgia abraza mi corazón.
El cielo estrellado es hermoso, debido a la poca contaminación soy capaz de ver las constelaciones a su pleno brillo. Quiero grabar esa imagen en mi corazón, ya que este va a ser el cielo que vere de ahora en adelante.
Saco mi celular para tomarle una foto desde la carroza, el movimiento de esta es tan brusco que me es complicado.
—¿Qué es eso? —Emilia se pone a mi lado para ver el celular.
Sorprendido, me hecho hacia atrás casi cayendo al suelo del carruaje. Emilia me ve y se empieza a reír.
—Oye Marco. ¿Sabes? —Emilia me mira y entrelaza sus dedos— ¡Muchas gracias por salvarme!
Emilia entonces me muestra una sonrisa, detrás de esta estaba la profunda constelación.
¡Clic!
Suena mi celular al activarse el Flash y tomar una foto sin pensarlo. Esta foto, esta foto significa que por fin pude proteger a alguien. Por fin pude protegerme a la vez que evité la muerte de alguien.
Emilia reacciona luego de que tome la foto.
—¿Qué hiciste? —Emilia se acerca a mí y le muestro mi celular— Eso es… ¿Un metía?
Miro con una expresión seria a Emilia. Después de todo mi plan depende de lo que voy a decir.
—Tengo algo importante que decirte.
Al ver mi expresión Emilia piensa que estoy por decir algo malo y reacciona intentando calmarme.
—Espera, pasa algo. ¿Dije algo que no debía? —Emilia me mira preocupada.
Yo niego con la cabeza.
—No, ahora que estamos los dos seré sincero contigo.
Emilia al escuchar mis palabras intenta silenciarme con sus manos, moviéndolas desesperadamente.
—Espera, yo también tengo que decirte algo— baja su cabeza y sus orejas se decaen un poco—. La verdad es que —pone sus manos en sus piernas y las presiona en forma de puño— ¡Te mentí con mi nombre!
Dice gritando sin mirarme a los ojos. Por unos segundo ella se queda mirando sus piernas, pero al ver que no respondo alza su mirada lentamente.
Cuando por fin me mira a los ojos hablo:
—Ya lo sabía.
Emilia piensa un instante y luego hace una reacción sorprendida.
—¡Eeehh! ¿Estás hablando en serio? —ella me mira entre sorprendida y asustada.
—Si. Nadie dice su nombre con una mirada tan sería. Supe al instante que no era tu nombre, además, Puck te llamo Lia durante la batalla ¿No? —le señalo— Lia, ¿Ese es tu nombre?
Emilia se queda pensando unos segundos, ella entonces da un largo suspiro, expulsando todo el nerviosismo que tuvo por nada.
—Pero si mi actuación fue impecable —ella hace un puchero —Es culpa de Puck, ¡Hmpf!
Emilia entonces sonríe.
—Mi nombre no es exactamente Lia —ella me mira directo a los ojos —Es un placer conocerte Marco, mi nombre es Emilia. Solo Emilia.
En solo este día he visto múltiples veces la sonrisa de Emilia, sin embargo, no me puedo cansar de verla. Su ternura es hipnotizante.
Una pena que no sea particularmente mi tipo.
—Este nombre me gusta más. Te pega, el nombre es tan tierno como tú —le giño mi ojo derecho en una broma
Emilia entonces hace una sonrisa nerviosa, lentamente se pone roja y lanza un suave puño a mi pecho. Uno, dos, tres, ella empieza a pegar con delicadeza. Insultándome en múltiples formas.
Me sorprende que actúa así con alguien que apenas conoce, supongo que de verdad se ha sentido sola como para acercarse tanto a un desconocido.
—¡Tonto! ¡Payaso! ¡Lechuguino! —Emilia termina con un insulto que en mi vida había escuchado.
Al haberse liberado empieza a jadear cansada, pero su expresión sigue mostrando esa sonrisa nerviosa.
Tengo que probarlo, si funciona poder seguir con mi plan, si no lo hace entonces tendré que pensar en una estrategia en el trayecto a la mansión. Antes de hacerlo en la mansión tengo que asegurarme de que puedo decirlo. Si funciona solo tendré que hacer que me crean.
—Emilia —sostengo sus manos, haciendo que esta me mire a los ojos sorprendida.
Ella no dice nada, simplemente espera a que hable, su mirada se dirige hacia mí en pequeños lapsos y luego mira otra cosa.
—Te voy a decir algo muy importante. El motivo por el cual no tengo donde ir, no tengo dinero, y el motivo por el cual tengo este aparato desconocido es porque…
Si vas a comerte mi corazón entonces hazlo rápido.
—Sí… —Emilia me mira esta vez con una expresión seria, comprendiendo que no es momento de juegos.
—La razón por la cual tengo estas ropas extrañas, tengo este dispositivo extraño, y no parezco venir de este lugar es porque… .
No quiero decirlo, por algún motivo tengo temor de hacerlo. Emilia parece ver que me cuentas hablar e intenta decir algo, pero yo soy más rápido.
—Vengo de otro mundo.
Miro a Emilia a los ojos sin ninguna muestra de broma.
—¿Eh?
Silencio…
