Monologo de Rem

Aquel Gran mentiroso.

Me levanté como cualquier otro día, recordando las dulces palabras que me susurró aquel a quien anhelo con fervor. Suave y cálida fue su mano, lo que hizo que mi corazón saltara de alegría. Pero poco a poco, algo se desvaneció entre nosotros; algo que en realidad nunca existió, arrasando con cada fragmento de mi mundo.

Es tan cruel el destino que me ha sido asignado, jugando con mis ilusiones y rompiendo mi corazón en pedazos.

Le rogué perdón, pero en el fondo, era una disculpa vacía, una máscara para ocultar el profundo dolor que sentía. Él se ha convertido en un pilar que calienta mi ser, sumergiéndome en colores que jamás había contemplado. Estoy agradecida, pero también me embarga un temor desgarrador, porque sé que mi presencia solo le causa sufrimiento.

Me acerco al espejo y mi mano temblorosa se posa en mi mentón, donde él me hizo enfrentar la cruda realidad. Sus palabras resuenan en mi mente como un eco doloroso: "Te aferras al pasado, deseando poder cambiarlo pero como eso no es posible, vives tu vida soñando". ¿Es incorrecto vivir en el pasado? Es tan difícil el ahora y, aunque él me tendió su mano, ahora siento su tacto tan frío como el hielo, como si ya no pudiera alcanzarme, como si ya no le importara.

Gracias a él, volví a sentir la calidez de mi hermana. Sus palabras fueron como una magia curativa en mi interior, pero también me recordaron cuánto he lastimado a los demás. Quiero agradecerle a mi hermana por perdonarme, aunque aún no sé cuándo podré hacerlo. También, sé que las acciones terribles que cometí tienen consecuencias irreparables.

—¿Cómo podría esperar que piense bien de alguien que intentó asesinarlo? —susurro mientras acaricio mis hombros, que él apretó con fuerza en el pasado.

En él encontré otro camino, pero ahora me siento abandonada por él. Anhelo merecer su perdón, deseo desesperadamente merecer una sonrisa genuina de sus labios, aunque sea por un breve instante. Al igual que la que dedica a la señorita Emilia, quien, gracias a él, ha logrado avanzar tanto. Antes la juzgaba de la misma manera que a mí, atrapada en una máscara de esfuerzo fingido.

Pero incluso ella ha empezado a moverse. El pueblo, la gente, todos parecen hacer su mayor esfuerzo y encontrar la felicidad en ello, mientras yo me sumerjo en un abismo de autodestrucción. Coloco mi mano temblorosa en la ventana, sintiendo el frío helado en la palma de mis manos, una metáfora de la soledad y el vacío que consumen mi ser.

Y yo, que me esfuerzo tanto día tras día, me pregunto por qué no merezco una sonrisa suya. Lo sé, sé que lo lastimé profundamente y que mis acciones han dejado cicatrices imborrables. Sé que no tengo oportunidad alguna, que todo lo que me ofrece lo hace por mera cortesía y deber.

Pero entonces, ¿por qué me sacaste de la oscuridad para dejarme a mi suerte? No merezco tu amor, eso lo sé, pero quiero merecer tu perdón, quiero ser parte de ti, aunque solo sea en una amistad. Soy más feliz ahora que en el pasado, he cambiado, lo sé.

Sin embargo, deseaba poder mostrarte esos cambios con orgullo y sentirme aceptada por ti.

— Solo quiero darte un pedazo de mí y que encuentres la felicidad en ello —susurro con voz quebrada por el miedo y la incertidumbre que me atormentan.

Tengo tanto miedo, miedo de perderlo por completo, miedo de no ser suficiente para él.

Mi vista se nubla sin que pueda controlarlo. Las lágrimas amenazan con desbordarse, pero las contengo, guardando mi dolor en lo más profundo de mi ser.

«Aquí vienen», pienso con angustia mientras levanto la mirada hacia el horizonte, tratando de contener el torrente de emociones que amenaza con ahogarme. Conteniendo el miedo, la decepción y mi pasión desenfrenada.

Miro mi reflejo en el espejo y susurro con voz entrecortada:

—Mentiroso. Me arrancaste de la oscuridad para abandonarme en la soledad. Prometiste estar ahí, pero ahora te siento tan distante que ni siquiera puedo verte. Me has engañado con falsas promesas y me has dejado a merced de mi propia desesperación.

Mis ojos se posan en mi antiguo uniforme de sirvienta, evocando recuerdos de tiempos más simples. Han pasado pocas semanas desde que dejé de usarlo, desde que Marco insistió en que me desprendiera de ese rol, asegurando que ya no era mi deber. Creí que eso significaría estar más cerca de él, pero en cambio, siento que cada día me alejo más de su corazón.

Salgo de mi habitación con mi cuaderno de cuentas en mano, el cual ha sido testigo de mi arduo trabajo y esfuerzo incansable. Hoy, después de tanto sacrificio, nos preparamos para iniciar la fase dos del plan de reconstrucción. Camino detrás de él mientras conversa animadamente con Roswall sobre los próximos pasos, pero mi atención se centra en su espalda, inalcanzable y distante.

Había depositado tantas esperanzas en este momento, pero ahora solo puedo ofrecer una sonrisa falsa, ocultando mi angustia para no preocupar a nadie.

Mi hermana me aconsejó que si me siento agotada, debo tomar un descanso, pero no puedo permitirme eso. No después de ver cuánto se esfuerza él y cuánto dolor soporta en silencio. Así que, como en todos estos días, guardo mis penas en lo más profundo de mí, sonrío ante la vida y me pregunto por qué me mentiste.

Eres un gran mentiroso, Marco. Me has traído a la luz y me has dejado sola a merced de la oscuridad.


Prologo

El Comienzo de Algo Grande.

Ante el resplandor del amanecer, los obreros se congregan a mi alrededor, sus rostros reflejando determinación y expectativa ante lo que les depara el futuro. Ha sido una jornada agotadora, en la que cada uno de nosotros ha entregado lo mejor de sí para cumplir con las metas establecidas.

Hemos logrado completar la fabricación de todo el hormigón necesario para construir el primer lote de casas, sentando así las bases del porvenir de este pueblo. Pero no se trata solo de eso. Mi visión trasciende más allá al mostrarle a Roswall los ambiciosos planos de transformación que he concebido para esta comunidad.

Le presenté mis ideas, apuntando a una recompensa futura. Y Roswall, sin vacilar, aceptó cada una de ellas. Ahora, aquí estamos después de un mes en el que me he dedicado exclusivamente a la producción de hormigón. Disponemos de los materiales necesarios para construir un conjunto habitacional, una inversión que resultaría impagable si no fuera por la inmensa fortuna de Roswall.

Y, claro está, la ventaja adicional de que los materiales resultaron ser sorprendentemente económicos, ya que nadie ha descubierto su verdadero potencial. Lo más costoso fue la arena, que debimos recolectar de una zona más distante. Pero todo ha salido tal y como estaba planeado.

Ahora nos encontramos preparados para afrontar la fase más crucial: el uso del hormigón en la construcción de todas las viviendas. Dirijo mi mirada hacia el grupo de hombres que me han acompañado en esta ardua tarea desde el principio. Hemos mejorado nuestra organización, dado que los campos de cultivo de la zona izquierda quedaron devastados por el fuego.

Decidimos destinar solo una porción para la agricultura, y con la ayuda de Roswall, hemos ampliado el área para hacerla viable.

Ahora, toda la zona que fue azotada por las llamas se dedicará exclusivamente a la construcción de viviendas. Los hombres, que ahora trabajan incansablemente, me miran con orgullo y exclaman al unísono:

—¡Listo, señor!

Junto a los obreros, se encuentran los constructores que hemos contratado, y a partir de hoy, finalmente comienza su labor. Afortunadamente, en este mundo la arquitectura se sustenta en ciertas bases, aunque principalmente se apoya en la magia para evitar el colapso de las estructuras. Si nos referimos a los arquitectos que construyen para la gente común, encontraremos que algunos utilizan cálculos sencillos y teorías sobre cómo llevar a cabo su trabajo.

En el caso de los constructores provenientes de la mansión Miload, se estableció contacto con un grupo de Kararagi que se encontraba trabajando en los barrios bajos de una ciudad. Les transmitimos nuestras expectativas y, ante la generosa remuneración ofrecida, aceptaron trabajar permanentemente en nuestro proyecto.

Son veinte personas en total, todos ellos poseen los conocimientos básicos necesarios, destacando especialmente el líder del grupo, alguien de notable inteligencia.

Desde su llegada a este lugar, he asesorado a los constructores en mi tiempo libre, compartiendo con ellos los conceptos teóricos que sustentan las construcciones que llevaremos a cabo. Por supuesto, he omitido por el momento ciertos aspectos más complejos que resultarían difíciles de comprender.

Para mi sorpresa y fortuna, el sistema métrico es utilizado en este mundo, aunque con algunas diferencias en los nombres de las unidades de medida. El verdadero desafío ha sido lidiar con la falta de herramientas de medición precisas, por lo que me he ingeniado utilizando numerosas cuerdas con distancias predeterminadas.

Dirigiendo mi mirada hacia los nuevos constructores, tomo los planos de las casas que Rem me entrega y anuncio solemnemente:

—A nuestros nuevos constructores, quienes serán responsables de guiar a nuestros trabajadores en la construcción de todas estas viviendas.

Mientras pronuncio estas palabras, cambio mi tono de voz, volviéndolo más profundo y añado:

—Todos somos parte de esto, pero les recuerdo que existen condiciones estipuladas en el contrato. Si cualquier información relacionada con nuestro proyecto se divulga de alguna manera...

Hago una pausa significativa, dejando que mis palabras se asienten en sus mentes.

—...no les irá bien —añado con firmeza.

Los constructores me miran con cierto temor. Después de todo, en la cláusula de su contrato se incluye un juramento de lealtad al dragón para mantener en secreto lo que realmente se encuentra en este pueblo. El objetivo es llevar a cabo las construcciones y dejar todo listo para que más personas puedan venir a establecerse aquí.

En ese momento, el jefe del grupo se acerca a mí. Su nombre es Oscar, un hombre de cuarenta años con una imponente presencia. Lo he designado como líder del equipo de construcción, y él también guiará a los obreros que han estado trabajando junto a mí.

Oscar posee una apariencia imponente. Su cabello largo, recogido en un elegante moño, le otorga un aire distinguido. Además, su frondosa barba acentúa su aspecto rudo, aunque se muestra formal y serio en todo momento.

El hombre me mira, extendiendo la mano para que le entregue los planos, planos que ya ha visto pero hasta ahora se los entrego para que trabajen.

—Espero mucho de ti, Oscar —le digo, fijando mi mirada en él con expectación—. Como alguien familiarizado con la magia, confío en que serás capaz de cumplir con los plazos establecidos.

Es una tarea desafiante, lo sé, pero espero que en tan solo un mes podamos tener terminadas al menos cuarenta de las sesenta casas en total. Al principio pensé que sería imposible, pero gracias al visto bueno de Oscar, todo ha cambiado.

—Tenemos el espacio listo para construir y además hemos realizado pruebas preliminares —explica Oscar, extendiendo su mano para formalizar el inicio del trabajo—. Si todo sale bien, lograremos alcanzar nuestras metas.

Sí, hay un detalle clave en este proyecto: el uso de la magia. En circunstancias normales, tendríamos que esperar a que el proceso de curado del hormigón se completara, lo que implicaría construir las casas en etapas, uniendo los pisos primero y luego avanzando hacia arriba.

Pero aquí, en este mundo, el enfoque principal es aprovechar la magia de la tierra. Toman montañas de piedra y, utilizando magia de tierra, les dan forma y las unen. El desafío radica en el traslado de estos bloques, que requieren mucho maná para construirse, por lo que el proceso se divide en varias fases. Aunque es más rápido que en mi mundo, sigue siendo un trabajo tedioso.

Al tener un material "líquido" que puede transformarse en sólido, nos encontramos con que el proceso de solidificación es más sencillo. Los constructores ya han trabajado con arcilla antes, creando pequeñas casas, por lo que están familiarizados con el proceso.

Por lo tanto, en colaboración con los magos de tierra, viento, agua y fuego, crearemos un sistema perfecto de secado para la construcción. Utilizaremos el grupo de carpinteros contratados para fabricar moldes de madera, donde verteremos el hormigón en polvo. Luego, con la ayuda de los magos de viento y agua, mezclaremos los ingredientes a la perfección.

Esto nos permitirá crear bloques de hormigón ya secados, que posteriormente serán curados utilizando agua y fuego. Además, los magos de tierra acelerarán el proceso y nos ayudarán a obtener bloques más resistentes y rápidos de producir.

—Sí, estaré atento —le respondo a Oscar mientras observo cómo reparte los planos entre su grupo de constructores. Ahora depende de ellos hacer bien su trabajo. Si todo sale según lo planeado, este será un nuevo comienzo para todos nosotros.

Para lograrlo, debo seguir trabajando arduamente. No puedo permitirme descuidar ningún detalle.