Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización
Capítulo 9.
La primera de muchas verdades.
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"Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella."
Aristóteles.
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—Mi corazón está en coma, y el infierno arderá si no despierta Rosalie. Esta no es una historia de cosas lindas ,de un amor lindo; esta es la historia de un amor desgarrador, triste y doloroso. Sin un final. Y maldita sea mi vida si ese corazón se detiene.
—No entiendo —susurró Rosalie confundida, perdida por la declaración que Isabella le había hecho. Sin embargo, de pronto, todo empezó a encajar. Jasper, el médico neurólogo mejor pagado en su casa, el segundo piso prohibido para todo el mundo. Entonces la pregunta escapó sin previo aviso y su curiosidad aumentó.
—¿En coma? Su esposo, ¿Está en coma? ¿Cómo es eso posible? ¿Cuánto tiempo lleva así?
Isabella se sentó frente a Rosalie como si tuviera muchos más años de los que realmente tenía. Demasiado cansada y estresada. Su espalda encorvada, sus codos en el escritorio mientras masajeaba sus sienes con los ojos cerrados. Ella se veía como una mujer derrotada cargando un peso demasiado grande en sus hombros. Era imposible no ver que tras esa frialdad ella escondía miles de secretos, pero el que su esposo estuviese en coma parecía ser el más doloroso para ella.
—Cuando Gusano regresó por mí esa tarde, Lobo le pidió llevarme de nuevo la siguiente mañana. Gusano era un hombre malo, aterrador para mí, le temía a la forma sucia en la que me miraba cuando yo iba delante, a sus pasos tranquilos y su olor a mierda. Tenía un maldito olor a podrido y sucio, como si se bañase en basura o comida rancia.
Rosalie, quien no había apagado la grabadora, asintió y se aseguró que todo lo que Isabella estaba diciendo se estuviera guardando. Las preguntas que tenía eran muchas y no podía evitar que su prudencia se fuera por la ventana ante cada cosa que Isabella le decía acerca de su pasado, pero la misma Isabella le estaba enseñando que todo en esa historia tenía su tiempo.
—Lobo no era un mal hombre, era bueno, era diferente. No sabía qué circunstancias podrían haberlo llevado a estar aliado con Malik o con los demás, pero él odiaba su trabajo, y trataba de implicarse muy poco. Gusano me empujó por el pasillo hasta que estuve encerrada con Edward de nuevo. Este se levantó de la cama cuando la puerta se abrió y Gusano no me amarró esa noche. Recuerdo haber sido víctima de los ojos del chico amarrado a la que había sido mi cama antes de que él llegara. Me vio por horas antes de que me hablara.
—Puedo dormir en el suelo. Si me das la almohada.
No había notado que mis dientes estaban castañeando del frío y él parecía estar tan abrigado que se veía cálido aunque estaba pálido y su nariz roja.
—Vas a congelarte —le respondí. Edward era un niño dulce, caballeroso, a pesar de ambos estar encerrados en la oscuridad y a pesar de los malos olores y lo pequeña que era aquella habitación; él me estaba ofreciendo la cama.
—¿Sabes cómo…?
Levanté la mirada y me encontré con sus ojos cuando me miró. Parecía no confiar en mí y no lo culpaba en absoluto, yo tampoco confiaba en él. No confiaba en nadie en esas circunstancias.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —reformuló la pregunta y me encogí de hombros levantándome de donde estaba.
—Muévete un poco. Realmente tengo frío y se pondrá peor.
Edward se levantó y yo lo ayudé a mover las cadenas para que no estuviera incómodo pero arrugó su nariz cuando me acerqué. Sabía que no olía bien ya que solo nos dejaban bañarnos una vez al mes. Y seguramente hasta tenía piojos.
—¿Vas a decirme? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—No lo sé —admití sin mirarlo, metiendo mis pies bajo mis muslos, pegando mi espalda a la pared tratando de entrar en calor, frotando mis manos y soplando entre ellas, pero hasta mi aliento se sentía frío —. Mucho tiempo —aclaré y eso lo hizo estremecerse como si tuviera frío —. Demasiado tiempo. No recuerdo cuando me trajeron.
—¿Cuántos años tienes?
—No lo sé— Repetí. —Hasta esta mañana tampoco recordaba muy bien mi nombre.
Edward asintió no muy convencido de mis respuestas.
—Isabella. Te llamas como una reina. Mi papá solía leerme en las noches historias de esa mujer, una muy hermosa y poderosa reina de un país enorme. Fuimos a su castillo una vez. Viajábamos mucho.
—¿Te sabes la historia bien?
Edward asintió antes de empezar a hablar. Me contó la historia esa noche y ambos pasamos varias noches más así, solo hablando de la nada en la oscuridad de la vida de ensueño que Edward llevaba fuera de esas cloacas…
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Isabella se detuvo y Rosalie la miró.
—Lo siento —se disculpó Isabella porque un nudo le estaba impidiendo hablar. Estaba exhausta. Llevaba dos días sin dormir, aunque eso nunca había sido un problema. Las emociones sí lo eran. Estaba viviendo todo de nuevo, desde cero, y eso la tenía aterrada porque estaba sintiendo, pero en lugar de sentir el miedo que sintió cuando estuvo tanto tiempo encerrada ahora sentía añoranza.
Daría su vida entera por volver a esos años. Años en los que quizás había sufrido demasiado para una niña de su edad, pero había tenido tan poca idea de eso. De lo que era la agonía.
—Es una larga historia. Cuando conocí a Edward éramos solo niños pequeños víctimas de la vida. Nuestros caminos no debieron haberse cruzado, pero lo hicieron
—¿Realmente está en coma?
Isabella asintió una vez y la miró a los ojos.
—He movido cielo, tierra, pero por alguna razón nadie puede explicarlo. Está vivo, es un milagro dicen los médicos, pero no despierta. Él no despierta. Y siéndote honesta no creo que lo haga.
El golpe en la puerta las hizo saltar a ambas en sus sillas. Isabella se recompuso en un parpadeo mientras que Rosalie solo tragó con dificultad sin saber qué decir. Por primera vez en mucho tiempo el aire le faltaba y sentía que no tenía control de nada. El pasado de Isabella Cullen estaba lleno de mierda, pero aún había preguntas que quería hacer y sobre todo muchas cosas que ella debía investigar.
Lauren entró luego de un escueto "Adelante" de Isabella. La chica estaba pálida y le temblaban las manos.
—Ha-ay alguien af-fuera que quiere verla —tartamudeó un poco y se miró los pies. Esa fue la primera vez que Rosalie vio a Lauren nerviosa. Realmente no la conocía, pero verla pálida fue indicio de que algo malo estaba pasando y eso la alertó.
—¿Quién es Lauren? —la exasperación de Isabella y su impaciencia hizo que ambas saltaran.
—Sienna. Sienna Riberio.
Isabella se tensó y apretó en sus manos sin notarlo el papel haciéndolo puño, Su barbilla se volvió filosa y la ira destelló como dos faros enormes en sus ojos grises. Era como ver una tormenta de rayos en sus ojos.
—Rosalie, ve con Lauren a la Oficina de Emmett. Dile que te envié yo y que quiero que te envíe a casa o te lleve a donde quieras. Continuaremos con esto mañana.
Pero antes de que Rosalie pudiera salir, Sienna, una hermosa y alta morena que vestía de forma indecorosa un pegado vestido de cuero entró empujando a Lauren a un lado.
—¡Oh, vamos! Estoy harta de esperar Oujo.
—¿Qué haces aquí Sienna? Te he dicho mil veces que no vengas a buscarme a mi empresa.
Sienna miró a Rosalie quien parpadeo asustada por la intensidad de la mirada que está mujer le dirigió antes de caminar por la oficina como si ella fuera su dueña.
—¿Por que no nos dejan a solas estúpidas? Y ¿Por qué mierda no contestas el teléfono Oujo? —gruñó y Lauren salió despavorida de la oficina como si Sienna fuera la jefa. Rosalie levantó la laptop y su mochila del suelo antes de caminar a la puerta, pero Sienna se le atravesó —¿Por qué no te conozco? ¿Quién eres? —le preguntó y dio un paso hacia ella de una forma que a Rosalie le pareció terrorífica. Tenia unos ojos tan negros como el azabache.
—Dejala en paz Sienna. La chica es intocable. No te importa quien es, ella no va a decirte.
Sienna se rió al oír a Isabella hablar y dio otro paso más acercándose a Rosalie quien se quedó inmóvil
—Ella me recuerda a alguien —dijo críptica antes de quitarle la mirada de encima y girarse a Isabella quién rodó los ojos.
Sienna era peligrosa, Rosalie lo supo por la mirada llena de cautela que Isabella le dirigió cuando la chica caminó por la oficina como si todo fuese suyo. Llevaba unos tacones tan altos que bien podrían causarle daño si caía o doblaba su pie, pero su aire de grandeza era tal que casi por muy poco igualaba al aire de poder que Isabella irradiaba.
Sin dejar de mirarla Rosalie salió de la oficina encontrándose con Emmett quien estaba de espaldas tan tenso como una cable mientras, airado, hablaba con Lauren sin reparar en su presencia.
—Es estúpido que la bruja de Sienna venga a la oficina buscando a Isabella y que tú seas tan descuidada como para dejarla entrar.
—No pude evitar que ella entrara. No es mi culpa. Realmente tengo mucho trabajo Emmett, te llamé porque Isabella quería que llevaras a la chica a casa.
Emmett levantó las manos al cielo y Lauren la miró con lástima cuando él habló sin saber que ella estaba detrás.
—Bien. Esto es malditamente genial. Ahora soy una maldita niñera.
—Si no quiere llevarme de regreso creo que sería bueno que me lo dijera de frente señor McCarthy. Soy lo suficientemente mayor como para llamar a un taxi y dar una dirección. También tengo dinero para pagarlo —Emmett no parecía arrepentido cuando se giró a verla. La vena en su frente palpitaba y sus ojos parecían estar lanzando chispas; su ceño estaba fruncido y parecía a punto de golpear algo, pero Rosalie no retrocedió. Ella lo miró con enojo —. El mundo es pequeño o lo suficientemente grande tal vez, pero hasta un niño de cinco años hoy en día sabe cómo tomar un taxi. Puedo hacer las cosas sola. No lo necesito.
—Estoy muy convencido de que puede hacerlo sola sin embargo se olvida de una cosa. Usted no tiene acceso a la casa.
El valor que Rosalie tenía desapareció cuando Emmett respondió tan seguro de sí mismo que no le quedó de otra que decirle.
—No puedo debatir eso. Sin embargo Grace puede abrirme la puerta y dejarme entrar.
—¿Cree que la reja que rodea la mansión es un juguete de control remoto? Isabella ayudó a crear la seguridad de su propia casa, si usted no tiene acceso no entra. ¿Es tan difícil de entender eso?
Aún así ella no bajó ni por un segundo su mirada de seguridad frente a Emmett quien de pronto pareció cansado o resignado quizás.
—Tengo una reunión en ocho minutos. Si le interesa puede acompañarme y puedo enseñarle un poco de lo que hacemos aquí. Después de la reunión la puedo acompañar a casa.
Luego, para sorpresa de Rosalie, él se hizo a un lado para dejarla pasar y extendió su mano al frente pareciendo un caballero. Era un imbécil bipolar sin duda.
Rosalie reparó en su entorno. Lauren Maryori parecía estar en un partido de pin pon demasiado entretenida mientras el teléfono sonaba en el escritorio. Rosalie aspiró y expiró antes de dar un paso al frente.
—Sería mejor si va adelante así puedo seguirlo, se sabe el camino de memoria. Supongo.
Emmett asintió y se metió las manos a los bolsillos del pantalón antes de empezar a caminar no frente a ella, sino a su lado.
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La sala de juntas a la que ambos entraron estaba atestada de gente que Rosalie, por supuesto, no reconoció. Todos parecían estar enfocados en las pantallas de los ordenadores frente a ellos. Había varios que hablaban sobre variables, tecnología que estaban mejorando y en la que estaban trabajando mientras una mujer en el fondo les daba café y bocadillos a todos en silencio. Emmett le ofreció una silla a su lado y cuando todos repararon en él lo miraron en silencio, esperando.
—Contratos con Airlines —habló Emmett y dos chicos se levantaron como si tuvieran un resorte en el trasero. Uno de ellos se ajustó los lentes y habló.
—Jack Morgan está buscando lanzar un nuevo modelo de lujo para este verano. Por supuesto que no tienen ideas y quieren el apoyo de Global.
—Mándalo al correo, le informaré a la jefa para que empiece a trabajar. ¿Alguna idea nueva?
Los chicos se sentaron y abrieron sus laptops trabajando en las órdenes que habían recibido.
—De hecho dos. Le enviamos los planos al correo. Estamos esperando aprobación o comentarios —dijo alguien a quien Emmett ni siquiera miró mientras asentía.
—¿Algún problema legal?
—Corbin Frady está haciendo una demanda por despido injustificado y contrató a Prafulla McCurry como su abogada.
Emmett bufó y se recostó en la silla mientras la chica que había hablado se levantaba con un expediente entendiéndolo hacia él. Lo abrió y asintió revisándolo antes de cerrarlo.
—Envía las copias de las acciones disciplinarias que se le perdonaron de Corbin Frady a la abogada Prafulla y también la copia del cheque que finiquitó su contrato junto con un ramo de flores a la chica que, por su puesto, va a darse cuenta de su error en cuanto lea el informe. ¿Algo más?
—La máquina que está construyendo las piezas del nuevo avión está fallando. Necesitamos al técnico para arreglarla.
—Agendaré una cita. Enviaré la petición mañana.
La reunión se extendió por tres horas antes de que uno de los chicos que estaba reuniendo carpetas dijera:
—Eso es todo Emmett. Limpie tu tarde como lo pediste.
—Por cierto, para los cotillas de la oficina. Ella es Rosalie Hale, desde ahora en adelante formará parte del equipo personal de la jefa. Ella no es su asistente, Lauren seguirá al frente. Pero si un día la señorita Hale necesita ayuda o apoyo espero que la apoyen. Ella es valiosa —dijo Emmet mientras se levantaba para irse.
Todos asintieron y se dispersaron dejándolos a ambos solos en la sala de juntas. Rosalie se dedicó a ver alrededor caminando por la sala de juntas distraída de la mirada de añoranza que Emmett le estaba dirigiendo.
Este, confundido por lo que estaba sintiendo, no dejó de mirarla; era imposible no sentirse aturdido por los sentimientos que estaba sintiendo por la chica y eso lo enojaba pues él no era del tipo de hombre que sentía algo más que atracción por las mujeres. No iba a negar que ella lo atraía demasiado, pero esa solo era la punta del iceberg en comparación de lo que sentía.
—Todas las oficinas a las que he ido tienen ventanas muy grandes —le llamó la atención Rosalie y Emmett asintió levantándose para seguirla.
—Isabella es claustrofóbica. Puede estar en lugares cerrados, pero le producen ansiedad. Los prefiere abiertos.
—La conoce muy bien.
Rosalie se maldijo por el comentario sarcástico que brotó de ella así que se giró porque necesitaba salir de la habitación antes de sonar como una mujer celosa aunque era imposible no sentir celos de una mujer como Isabella.
—Supongo que Isabella le contará la forma en la que nos conocimos. ¿Nos vamos?
Rosalie asintió decepcionada por la escueta respuesta y, cuando subieron al auto, estuvieron en silencio por un rato mientras atravesaban el tráfico de la tarde Rosalie no pudo más y buscando información hablo
—Ella me dijo.
La forma brusca en la que Emmett frenó el carro la asustó y sorprendió al mismo tiempo
—¿Le dijo? ¡¿Qué exactamente le dijo Isabella?! —preguntó casi a gritos asustándola sin mirarla. Rosalie miró sus manos apretadas al volante.
—De su esposo, por supuesto. Sin tocar una fibra delicada puedo preguntarle ¿Está usted esperando que él muera para tomar su lugar en la vida de Isabella?
Emmett se rió. Una carcajada salió de su pecho tras otra antes de que se encontrara jadeando en busca de aire, parecía aliviado o loco. Se veía joven y despreocupado.
Rosalie reparó en la forma en la que parecía estar burlándose de ella y se sintió tonta.
—Sabe señorita Hale, hubiera pensado que de alguna manera usted era más perspicaz.
Luego de dejar caer ese comentario encendió el auto y continuó conduciendo.
—Lamento haber…—Rosalie se detuvo cuando empezó a hablar sin saber qué o cómo decir lo que realmente quería —... supuesto que ustedes dos…
—Isabella está perdidamente enamorada de su esposo Rosalie —la interrumpió Emmett aparcando en la entrada de la mansión sin mirarla —. Si hay un amor más grande que ese quisiera conocerlo ¿sabe? Porque jamás vi a una mujer tan enamorada de un hombre a tal punto de querer dar su vida por la de él. Eso no existe hoy en día.
El portón gigante de la mansión chilló abriéndose y Emmett se adentro en el camino de la entrada
—Habla como si supiera lo que dice… — Se detuvo cuando los ojos de Emmett la atraparon en su asiento —, como si ya supiera lo que es el amor.
Emmett sonrió de lado y el corazón de ambos latió al mismo tiempo. Por un segundo Emmett se permitió soñar, solo un segundo. Y Rosalie también lo hizo. Pero él estaba consciente de que no la merecía así que se bajó de esa nube y susurró
—A veces el amor no es suficiente cuando el mundo está tan perdido. Hoy en día los cuentos de hadas y amor existen porque el ser humano ha perdido ese amor que tanto quiere. Buscan en donde no deben buscar, son tontos, la mayoría lo somos. La veré mañana.
Señaló la mansión para remarcar que ya debía bajarse. Volvió a encender su auto al verla bajarse y se alejó de ella, reprendiéndose por soñar.
Tenemos una vista más grande de Isabella hablando de Edward pero apuesto a que todas tienen preguntas. Les diré que todas tienen respuesta, pero no lo sabremos hasta que llegue el momento. Jo, gracias por subir los capítulos y darles amor a mis chicas. Mariana, aprecio mucho mucho tu comentario, me llegó mucho al corazón. Leo todos sus reviews con mucho amor nenas! ¿Qué les pareció este capítulo? Y sobre todo ¿Quién es Sienna?
¿Reviews?
