Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización
Capítulo 27
Nada.
"No puedo enseñar nada a nadie. Solo puedo hacerles pensar (Sócrates)"
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Rosalie jadeó asustada al escuchar a Isabella nombrar a Félix, pero esta la ignoró, demasiado perdida en sus pensamientos y por su mirada Rosalie dedujo que lo que iba a escuchar no iba a ser bueno.
— Salté lejos del sofá sin embargo no fui lo suficientemente rápida pues Félix me acorraló acercándose a mi en dos zancadas y pegó mi espalda al enorme ventanal del gimnasio tomando mi quijada con fuerza y golpeando mi cabeza por el impulso. Temblé buscando en mis bolsillos el arma con la que se suponía debía defenderme, pero cuando Félix la hizo sonar en mi mejilla quitándole el seguro el aire abandonó mis pulmones y eso lo hizo sonreír abiertamente como si fuera a comerme. No lloré y mucho menos dije algo porque si lo hacía iba a darle gusto y por primera vez en años, por primera vez en muchísimo tiempo, tuve sentimientos que batallaban por salir fuera de mi.
Estaba agotada, demasiado triste, demasiado adolorida. Tenía miedo, pero no a la muerte, ¿Qué más podía hacerme? La había mirado a los ojos y había dejado de temerle. Tenía miedo del dolor que iba a causar y por un segundo muy corto pensé en Hyõ. Si había algo que describiera el profundo respeto y la lealtad que yo sentía hacia él era quizás el amor; no había dolor allí, todos mis sentimientos eran puros y me preocupé, porque él estaría solo si yo me rendía, era mi padre después de todo. Pero era solitario, solo me tenía a mí.
Pensé en Edward y me pregunté ¿Va a extrañarme? ¿Va a pensar en mí? ¿Va a recordarme? Pero el hecho de no estar escuchando a Félix hablando y diciendo pendejadas tuvo consecuencias. Me golpeó el rostro dos veces con el cacha de la pistola y me escupió cuando caí al suelo gruñendo
—¿Vas a pertenecerme algún día? Maldita mocosa de mierda. ¿Escuchaste lo que te dije?
Se limpió la boca después de eso y no pude evitar reírme, carcajadas estúpidas que brotaron de mi como vómito me hicieron sacudirme en el suelo. Estaba derrotada, sola, y ahora tenía dos golpes en mi mejilla que seguro iban a dejar marca. La sangre se deslizó despacio por mi rostro pero no la limpié y el hecho de estarme riendo de esa forma tan psicópata puso a Félix furioso pues me golpeó el estómago y me sacó el aire lanzándome contra una mesa que golpeó mi espalda.
Gruñí por los golpes y miré a Félix parado casi sobre mi antes de buscar sus ojos y sonreírle. Aunque yo era la que estaba en el piso demasiado golpeada para levantarme sola le sonreí y le dije con voz clara:
— Ni volviendo a nacer sería tuya cabrón.
Aturdido retrocedió dos pasos antes de que tocaran la puerta y una mujer a quien no reconocí entró sin esperar a que le dieran permiso. Vestía como una puta ¿sabes? Llevaba una falda que bien podría ser un cinturón pues desde donde yo estaba miraba su culo desnudo y unos tacones enormes, también un top que no cubría nada sus pechos pero su caminar la hacía parecer vestida como una alta ejecutiva con un traje de Dior. No flaqueó ni un solo segundo aún cuando me vio en el suelo llena de sangre, ella solo se adentro en la oficina me miró como si solo fuera decoración barata en un mercado de baratijas, no parpadeo o demostró un solo sentimiento. La chica dió solo dos pasos dentro de la habitación y tras ella entraron dos hombres. Uno de ellos era Emmett McCarthy y reconocerlo no fue difícil.
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Isabella se detuvo cuando tres toques en la puerta la trajeron de vuelta y Rosalie guardó rápidamente la computadora antes de que Lauren abriera la puerta.
—Tenemos un problema —Isabella la instó a continuar y Lauren se aclaró la garganta sin dejar de mirar a Rosalie, pero Isabella asintió una vez —. Jason Jenks hijo se niega a firmar el acuerdo final, y el señor McCarty pidió que la llamara para que le ayude. Me dijo: "Dile a Isabella que pueda que tenga que matar al bastardo y enterrarlo de cabeza"
La señora se levantó, y la rubia de ojos azules lo notó. Notó la furia brillando en sus ojos de una forma que la asustó mucho, pues ella parecía estar a punto de comerse al hombre que estaba en la sala de juntas. Notó como sus ojos se congelaron y sus rasgos se volvieron ilegibles. Era imposible no saberlo, la forma en la que sus ojos dejaron de transmitir emociones y se volvieron fríos la hicieron sentirse nerviosa.
—Ven Rosalie. Hay algo que quiero que veas.
Rosalie la siguió dejando las cosas en la oficina casi corriendo tras ambas, la asistente y la dueña.
Isabella tomó aire, cuadró sus hombros y alzó su barbilla antes de abrir la puerta de la sala de juntas en dónde un hombre corpulento, panzón, con apenas cuello y un gran bigote gritaba como si fuera el dueño de Global High, con sus brazos al aire, tan rojo que parecía a punto de un ataque cardíaco.
Todos guardaron silencio en cuanto la vieron y Emmett parecía estar a punto de salirse de su silla solo para estrangular al tipo.
—¿Puedo saber que mierda te pasa? —gruñó y el hombre gordo abrió la boca, pero la cerró cuando Isabella negó y levantó su mano interrumpiendolo —. Leíste los contratos finales hace dos días Jason —lo señaló y luego tomó un bolígrafo dejándolo frente a él quien, molesto, lanzó el bolígrafo al piso.
— ¡¿Has leído esas mierdas?! —exclamó sin moverse de su silla alzando sus manos antes de señalarla de una forma despectiva para continuar —. Justin Dean tenía razón, no eres más que una pu…
Isabella se rió y su risa pareció congelar las palabras de Jason pues palideció cuando ella se sentó despreocupada sobre el folder en la mesa y tomó su corbata con una mano para inclinar su rostro hasta que Jason se removió en su agarre. Por increíble que pareciera de la nada el rostro sin color de Jason comenzó a ponerse rojo y movió sus manos intentando salir de la silla y soltarse para alejarse de ella. El pobre hombre parecía estar viendo a lucifer a los ojos.
—Voy a decirte una sola vez esto porque quiero que quede claro y quiero que te lo grabes. Asiente una vez si entendiste y cierra tu puta boca porque si hablas voy a cortarte la lengua en rebanadas y luego se las daré a los cerdos. ¿Entendiste?
Jason obedeció asintiendo una vez y ella lo soltó Isabella se limpió su mano en el saco de este y se levantó poniendo el folder de nuevo frente a él.
—Nadie quiere una empresa en bancarrota. La mayoría de empresarios inteligentes te la comprarían por un diez por ciento de lo que te estoy ofreciendo. Vi las ofertas que te hicieron, así que o la vendes hoy y la compro yo. O simplemente espero a que los bancos a los que les debes hasta la maldita ropa que llevas puesta te embarguen y la compro por menos de la mitad mañana. Tu decides. Igual va a ser mía de todas formas.
—Lo que me estás ofreciendo es una broma —gruñó Jason haciendo acopio de valor antes de sacar un pañuelo de su bolsa y limpiar su sudorosa frente. Isabella sonrió abiertamente antes de caminar de espaldas sin quitarle la mirada
—Que tu creas que haciendo un berrinche vas a convencerme de ofrecerte más me parece ofensivo y estúpido.
—Mi padre…
—Tu pobre padre debe de estar retorciéndose en su tumba avergonzado de lo que hiciste con su bufete de abogados. La estoy comprando porque le tengo maldito respeto, ese que te faltó a tí cuando como proxeneta vendiste información privada de tus clientes a quien te pago más. Así que no me vengas con esa mierda de sentimentalismos vacíos. Jason Jenks padre está muerto y no te creo ni una sola cosa de lo que dices fingiendo usar su nombre —lo interrumpió bruscamente Isabella y luego miró al suelo en dónde el bolígrafo yacía antes de mirarlo a él.
—Ahora recoge el maldito bolígrafo del piso y firma esa mierda o vete. Hagas lo que hagas voy a comprar tu empresa, no me hagas perder mi tiempo, es valioso.
Isabella abrió la puerta y miró a Rosalie quien sin necesidad de ninguna indicación la siguió dejando a los hombres en la sala sintiéndose mareada y temblorosa. Cuando iba a girar hacia el pasillo intentando alcanzar a Isabella dos chicos susurraron tras ella.
—Charlotte estaba limpiando su boca y Emmett subiendo su cremallera ¿Crees que sabe hacerlo bien?
—Debe ser buena ¿Sabes cuánto tarda ese elevador en subir?
Rosalie sintió que le habían golpeado el estómago fuerte, pero no se detuvo y siguió a Isabella, quien entró como un huracán en su oficina buscando alcohol desesperada, sintiendo sus manos hormiguear de furia mientras sus demonios le susurraban en sus oídos gritando por sangre. Rosalie la vio tomar la botella de coñac y una copa antes de verla sentarse en su silla mirando a la nada
— No sabía que compraras empresas en quiebra, quiero decir, no parece rentable. Bueno dijiste que estaba en quiebra.
Isabella salió de su trance y miró la botella como un adicto mira a la heroína antes de decir:
—Suelo ser sentimental a veces. No la estoy comprando porque sea beneficioso. Es un recuerdo valioso —murmuró en respuesta sin mirar a Rosalie quien esperó paciente, pero Isabella no habló, solo se quedó allí y miró la botella como si le hablara. Así que haciendo lo impensable Rosalie se levantó y tomó un vaso de la encimera antes de tomar la botella en sus manos y servirse un trago ante la atenta y congelada mirada de Isabella, quien le frunció el ceño al verla inclinar el vaso y olerlo.
—¿Por qué no solo bebemos esto y hablamos de nada? —la escuchó sugerir antes de verla beber y arrugar la nariz. Eso la hizo querer sonreír y la asustó, porque la presión en su pecho cedió solo un poco y su ceño se suavizó antes de servirse un trago y beberlo sin arrugar el rostro.
—¿Qué es nada para ti Rosalie? —preguntó interesada. Rosalie pareció pensarlo un segundo antes de sentarse y beber otro trago de su vaso tosiendo por lo fuerte que estaba. Se sentía dolida y demasiado confundida para pensar en Emmett quien parecía haber disfrutado de la visita de Charlotte.
—Mierda —maldijo antes de limpiarse la boca con su antebrazo y servirse otro trago. Después la señaló y dijo con la voz ronca por el alcohol — ¿Has visto alguna vez un reality show? Mi Madre suele verlos todo el tiempo. Hay uno de esos en los que les consiguen maridos extranjeros a mujeres que parecen hechas de botox...
Isabella negó instándole a continuar y se sirvió otro trago y así, mientras ambas hablaban de estúpidos programas de televisión, la tarde se fue y borrachas ambas terminaron sentadas en el suelo hablando de nada mientras miraban a la ciudad.
—...Y puedes creer que — Rosalie eructo, con fuerza y de forma ruidosa antes de beber de su vaso tosiendo de nuevo — esta mujer le colgó el teléfono y el maldito parecía este hombre, ¿Cómo te dije que se llamaba?
Isabella bufó y se movió hasta estar hombro con hombro con Rosalie y murmuró.
—Cruise* creo, no sé cómo es que puede gustarte esa mierda. Quiero decir que Tom Cruise es guapo, pero ver eso en la televisión o ver televisión.
—¡Oh, vamos! — Rosalie se palmeó las piernas e hipó antes de señalarla —. Dime que no tuviste un maldito crush con Bon Jovi*. Dímelo anda.
La reto. Isabella gruñó alejando el vaso y tomando la botella se la empino y bebió antes de limpiarse la boca y señalar a Rosalie
—Quería pasar mis manos por su pecho y lamer su barbilla. Y no sé cómo puedes tener el alma tan vieja. Deberías pensar en Justin Timberlake o algún idiota de los nuevos.
Los ojos de Rosalie se abrieron por la impresión y chilló antes de reírse a carcajadas y quitarle la botella para beber también
—Mierda yo habría hecho lo mismo, pero con su camino feliz. ¿Te imaginas su polla? Me gusta la música de los noventa.
Isabella bufo y le dió la espalda a la ciudad antes de mirar a nadie en particular y susurrar:
—Solo he visto una maldita polla en mi vida. Y esa mierda era perfecta. Podría escribir poesía mientras la monto, si es que alguna vez vuelvo a hacerlo. Ah, y luego llegaría al orgasmo.
Rosalie se rió de nuevo sin poder evitarlo y bebió de la botella de nuevo.
—Al menos viste una. Tengo casi veintidós años y soy una perra virgen enamorada de un imbécil mujeriego que no ha querido llegar a segunda base conmigo.
La puerta se abrió y Emmett maldijo al verlas en el piso borrachas riéndose como adolescentes aunque se relajo al ver a Isabella pareciendo despreocupada, cuando él esperaba verla furiosa. Firmar ese contrato y depositar el dinero, finiquitar el traspasó les había llevado un tiempo demasiado largo.
Rosalie lo enfoco demasiado perdida en el alcohol y se lo señaló a Isabella diciendo:
—Bon Jovi.
Isabella soltó la botella escupiendo el alcohol que estaba bebiendo por todas partes incluyendo su regazo y luego soltó una carcajada burlona antes de intentar levantarse. Tropezó con sus propios pies y tras maldecir extendió una mano hacia Rosalie y le dijo fingiendo susurrar puesto que Emmett las escuchó a ambas.
—Acabas de arruinar a Bon Jovi para mí Rose.
—Mierda —gruñó Rosalie y luego se inclinó por la botella y ésta se le resbaló tres veces antes de que ella pudiera tomarla en sus manos.
—Creo que lo arruine para mí también.
Isabella respiró un par de veces antes de mirar la puerta y decirle burlonamente:
—Me iré. No hagas algo que yo no haría. Y por amor a Dios no uses mi silla. O mi sofá —la señaló. Rosalie abrió los ojos y negó tantas veces que se tropezó de nuevo y se rió antes de que Isabella cerrará la puerta.
—Tengo que preguntarle cómo mierdas hace eso de no caerse si está tan borracha como yo. Está mierda es de práctica quizás —dijo Rosalie en voz alta y luego enfocó a Emmett.
—Estás borracha.
— No me digas Sherlock —bufó y bebió de su botella antes de dejarla con un golpe descuidado sobre el escritorio. Maldijo al ver el líquido salpicar y luego lo vio frunciendo el ceño — ¿Por qué no me llevas a casa? O es que ahora estás ocupado —le replicó. Emmett negó y le quitó la botella de su alcance
—Mañana vas a arrepentirte —la regañó. Rosalie se encogió de hombros restándole importancia y se le acercó despacio.
—Supongo que al menos seré honesta conmigo misma, sabes. No fingiré estar soltero y luego ser un gatito dócil cuando la dueña de la cadena aparezca.
—El sarcasmo no es lo tuyo.
—¿Qué es lo mío según tú? — le golpeó el pecho y, cuando quiso alejarse, Emmett le tomó las manos y la atrajo cerca de él.
—Rosalie —le advirtió pero ella no lo escuchó.
—Eres un mentiroso. Todos dicen que te vieron bajando del ascensor al que subiste con Charlotte subiendo tu cremallera mientras ella se limpiaba la boca.
—No lo sabes.
—No, si lo sé —lo empujó bruscamente y se irguió cruzándose de brazos —. Sé que no vales la pena. Y que es obvio que ella es la dueña de tu polla.
—Charlotte…
—Deja de mencionarla y jactarte. Sí, es una maldita modelo de Victoria Secret. Espero de verdad que ustedes dos sean felices. Ahora llévame a casa —le urgió.
Emmett gruñó y la sentó en el sofá de cuero de Isabella alejándose hacia un refrigerador que Rosalie no había visto nunca, pues estaba escondido tras el bar de la oficina. Luego el rey de plomo le extendió un vaso con agua
—Bebe —le pidió Emmett pero Rosalie se levantó sintiendo un nudo apretarle el estómago y dejó el vaso en la mesa.
—Quiero ir a casa. Le pediré a Isabella un chófer o un maldito auto así me alejo de ti y...
—Voy a casarme con Charlotte.
Cuando Emmett soltó eso ella se inclinó y vómito. ¿Nada podía ser peor o sí?
Todas odiamos a Félix, el hizo daño a Isabella de muchas maneras, ¿qué tal Emmett quien también está lastimando a Rosalie? E ¿Isabella intentando ser amiga de alguien? Espero que les guste tanto como está historia. Jo, gracias como siempre por ayudarme con los capítulos, eres grande. Hasta el próximo capítulo chicas!
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