ENTRE PROMESAS ROTAS
¡Hola! Al fin nuevo cap.
- joiscar: ¡Hola! ¡Me alegra saber que disfrutaste del capítulo y de cómo Inu y Kag están retomando una relación más positiva! La incertidumbre sobre Naraku y la presencia de Kagura añaden más misterio a la trama. ¡Lo sé! Y sí, ¡llegó el momento del nacimiento de la heredera Taisho! jeje Esperemos que todo salga bien y que el amor prevalezca. ¡Gracias por seguir la historia y por tus amables palabras! ¡Nos leemos pronto en otro capítulo!
- Rosa. Taisho: ¡Hola bella! ¡Vaya, parece que tus sospechas sobre Naraku y Kikyo se confirman! La llegada de Miroku en ese momento tan crucial añade más intriga a la trama, ¿verdad? (que inoportuno jeje) ¡Y sí, por fin llegó el día del nacimiento de nuestra linda Moroha! Esperemos que sea una experiencia hermosa y llena de amor (lo será) ¡Gracias a ti por seguir la historia y compartir tus pensamientos! ¡Besos y nos vemos en los próximos capítulos para más emociones!
- Rocio K. Echeverria: ¡Hola linda! ¡No te preocupes por el comentario anterior, lo importante es que estás aquí compartiendo tus pensamientos ahora! Me alegra mucho que hayas disfrutado de los capítulos y de la evolución en la relación entre Inu y Kag. La sobreprotección de Inu, la salida con Sango, y la confrontación con Kikyo son momentos intensos y significativos. ¡Y sí, Miroku siempre añade su toque especial en las situaciones! Jeje Este capítulo promete ser emocionante con el nacimiento de la bebé, y estoy emocionada de que lo estés esperando con ansias ¡Aquí lo tienes! Me encanta que te hayan sacado de dudas los últimos capítulos, ¡y también esa pequeña confusión con el gato! (aunque no está de más tener nuestras dudad) Agradezco mucho tu entusiasmo y tus palabras tan cariñosas. ¡Espero que estés muy bien también y que disfrutes del próximo capítulo! ¡Un abrazo enorme y nos leemos pronto!
- Carli89: ¡Hola! ¡Jaja, es comprensible sentir esa mezcla de emociones al ver cómo avanza la relación entre Inu y Kag! La rapidez de los acontecimientos y el inminente nacimiento de la bebé añaden más intriga a la trama. ¡Esperemos que todo salga bien para el bebé y para Inu y Kag! ¡Gracias por los saludos y espero que hayas tenido un feliz San Valentín también! ¡Un abrazo y nos leemos en los próximos capítulos!
- Lin Lu Lo Li: ¡Hola de nuevo! ¡Sí, fue un capítulo lleno de momentos emotivos y sanadores! La honestidad entre Inu y Kag es clave para avanzar en su relación, y sí, los votos de Inu fueron realmente conmovedores. ¡Me alegra que también hayas disfrutado de los toques de humor con Miroku y la sobreprotección de Inu! Jeje (¿cuándo no fue así?) Y sí, la preocupación por Naraku sigue presente, agregando un elemento de tensión al feliz momento del nacimiento de Moroha. Pero ¿qué pasará? (lo averiguaremos jaja) Gracias por compartir tus pensamientos y espero que disfrutes de los próximos capítulos que se avecinan. ¡Un abrazo y nos leemos pronto!
- Karii Taisho: ¡Hola, hola! ¡Muchas gracias! Me alegra que hayas disfrutado de las revelaciones en el capítulo y que las teorías se estén confirmando. El camino hacia la reconciliación está en marcha, aunque, como mencionas, Miroku tuvo que interrumpido el momento romántico. Estoy emocionada de que estés ansiosa por la llegada de Moroha y espero que todo salga bien en el parto (lo que prometo, todo estará bien). ¡El próximo capítulo será emocionante! Te lo aseguro. Gracias por compartir tus pensamientos y por seguir disfrutando de la historia. ¡Un abrazo y nos leemos pronto!
- Shikon de Oz: ¡Hola! Me alegra que te haya gustado el capítulo, pero al parecer Miroku está causando algunas reacciones intensas jeje ¡Esperemos que las cosas se aclaren y mejoren en los próximos desarrollos de la historia! ¡Gracias por seguir leyendo y compartir tus emociones!
- Annie Perez: ¡Hola! Sí, la llegada adelantada del parto añade un elemento adicional de tensión a la situación, especialmente con Kikyo y Naraku todavía en juego. La trama se está poniendo cada vez más interesante. ¡Esperemos que todo salga bien para Kagome y su bebé! ¡Gracias por seguir leyendo y compartir tus pensamientos!
- kcar: ¡Hola! Sí, la comunicación honesta es clave, y en este capítulo, tanto Inuyasha como Kagome compartieron sus verdades. Miroku siempre agregando un toque de comedia, y parece que Kagura está más involucrada de lo que inicialmente se pensaba ¿Realmente qué papel juega? Pronto lo descubriremos. La llegada del bebé añade emoción y expectación ¡Lo sé! ¡Gracias por seguir la historia y por compartir tus pensamientos! Espero que disfrutes de los próximos capítulos. Saludos.
- Kayla Lynnet: ¡Hola de nuevo! ¡No te preocupes por el retraso, se entiende completamente la vida de adulto! jeje La interacción entre Inuyasha y Kagome ciertamente fue intensa, pero parece que están avanzando en la dirección correcta. Miroku, por su parte, siempre aportando su toque cómico, aunque en este caso pudo haber escogido un mejor momento. Y la llegada de Morohita está generando mucha emoción y expectativas en todas ¡Por fin llegó la hora! ¡Gracias por compartir tus impresiones y seguir la historia! Espero que puedas disfrutar de los siguientes capítulos cuando tengas tiempo. Saludos y cuídate mucho.
- Priscila: ¡Hola otra vez! Me alegra que estés disfrutando de la historia y seguir con ella. La llegada del bebé de Kagome e Inuyasha promete ser un momento emocionante. ¡Estoy emocionada también! Y bueno, disfruta de esta nueva actualización ¡Hasta el próximo capítulo!
- Ferdi: ¡Hola! Estoy emocionada de que estés disfrutando de la historia y de los giros emocionantes. La llegada del bebé de Kagome e Inuyasha es un momento muy esperado, ¡así que la emoción está en el aire! Y más aún con Kikyo y Naraku, estando por dios sabe dónde. Gracias por tus palabras y por estar aquí. ¡Hasta la próxima actualización y muchos besos y abrazos a distancia!
¡Llegó el momento! Por fin, después de más de 20 capítulos, conoceremos a la hermosa bebé de nuestro InuKag.
Por cierto, como lo mencioné en Facebook, he estado teniendo problemas para subir el capítulo y no sé por qué razón FanFiction no me permite subirlo, yo siempre escribo y actualizo por mi pc, pero esta vez, no sé por qué, el capítulo en sí no aparece, como algunos comentarios.
En fin, supongo y si están leyendo este mensaje es porque al fin se pudo subir. :D ¡Ehhh! Jaja Tanto drama para nada jeje
Ah, una cosita más, estaré publicando en Facebook (por si no me siguen, estoy como XideVill), algunas imágenes relacionadas con este capítulo. Que de por sí fue tan esperado.
Y ya sin más que decir, disfrútenlo y, por cierto, dejo con un poco de intriga al final, :3 ¡Nos leemos y cuídense mucho!
Atte. XideVill
Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.
CAPÍTULO 24.
KAGOME
–Inuyasha –lo llamé, tratando de sacarlo de aquel estado de perplejidad en el que se había quedado.
Sonreí mirando el rostro preocupado y algo ansioso de Kaede.
–Doctor Taisho, podría al menos pedir un taxi –comenté, mientras volvía a mirarlo–, porque en su estado dudo mucho que pueda conducir hasta la clínica.
–Kag… ¡Kagome!
Se acercó rápidamente para ayudar a Kaede a sostenerme.
–Tranquila ¿Te duele algo? ¿Sientes alguna molestia?
–Me molesta verte tan asustado –Le dije y de inmediato su semblante cambió.
Le regalé una sonrisa cálida mientras llevaba una mano a su mejilla.
–Tranquilo, estoy bien. Pero tú eres el doctor ¿dime que tengo que hacer?
De pronto sentí una contracción y tuve que sostener el brazo de Inuyasha hasta que pasara, temía que pudiera incrementar estando aún en casa.
Inuyasha adivinó mis pensamientos y en cuestión de minutos llamó a un taxi. Kaede se encargó de subir la pequeña maleta del bebé, mientras que Inuyasha subía mis cosas y todo lo necesario.
–Todo estará bien, tus contracciones no son muy seguidas. Eso nos dará tiempo para llegar a la clínica.
Me sonrió, sentándose junto a mí.
–Mi niña, no te preocupes, yo me quedaré en casa por si surge algo.
Miré a la mujer y asentí con la cabeza.
–Muchas gracias Kaede.
–Bien, es hora de irnos –le dijo Inuyasha al conductor.
Este asintió y empezó a avanzar.
–¡Rápido por favor! ¡Leya! –llamó Inuyasha apenas pusimos un pie en la clínica– ¡Necesito una silla de ruedas!
–Doctor Taisho…
Al parecer varias miradas curiosas se habían percatado de nuestra presencia.
Una nueva contracción me invadió y arrugué la frente de dolor.
–Inu…
–¡Mi esposa está a punto de tener un bebé! ¡Quiero que traigan la bendita silla de ruedas de una maldita vez!
Leya dio una orden con la mirada y de inmediato varias enfermeras se aproximaron para ayudarme. Inuyasha me ayudó a sentarme y en todo momento no se apartó de mí.
–Señora, ¿cómo se llama su doctor?
Miré a Inuyasha sin saber qué responder.
–Soy yo –respondió en mi lugar.
–Doctor Taisho, por ética de la clínica usted no puede atender el parto de su… exesposa.
Bien, al parecer todos en la clínica sabían de nuestra situación. Era evidente, considerando que Inuyasha estaba con Kikyo en el tiempo que yo estaba en aquella casa con ese hombre.
–Se equivoca, Kagome sigue siendo mi esposa.
Aquella respuesta me tomó desprevenida.
–Lamento la confusión Doctor, pero, aun así, usted no puede…
–¡Claro que puedo! No pienso dejar la vida de esposa y la de mi hijo en manos de cualquiera.
–Inuyasha…
–Si Kumo no está, ¿ahora quién es su reemplazo? –cuestionó viendo a la enfermera que me atendía.
–No lo conoce, es un nuevo doctor, vino de Estados Unidos. Tiene una amplia trayectoria y es considerado uno de los mejores en su especialidad.
Mientras que Inuyasha se entretenía cuestionando a la enfermera y tratando de averiguar sobre el dichoso doctor, yo por mi parte, luchaba contra una nueva contracción.
Cada vez eran más insoportables y la necesidad de desquitarme con algo era cada vez más tentadora.
–Buenos días –saludó un apuesto hombre vestido con bata– Bien, ¿qué tenemos aquí?
–Doctor Baker –dijo la enfermera– Kagome Higurashi, entró en labor de parto hace unas horas.
–Mucho gusto.
–Igualmente… –respondí con mucho dolor.
–Veamos, le ayudaré a recostarse sobre la camilla.
Justo cuando sujetó mi mano Inuyasha lo detuvo.
–Yo lo haré –soltó áspero.
–Disculpe, pero ¿usted es…?
–Inuy…
–El padre de mi hijo –solté deseando ya no tener más interrupciones.
–Lo lamento señor, pero usted debe de esperar afuera.
–Pero…
–Enfermera.
–¿Sí, doctor?
–Por favor acompañe al caballero a la sala de espera.
Sujeté la mano de Inuyasha advirtiendo su movimiento. Lo miré y gesticulé un "por favor" para que lo dejara hacer su trabajo.
Inuyasha obedeció con mucha molestia y en cuanto se fue, el doctor Baker me miró con una sonrisa.
–Padres –soltó– ¿Es su primer hijo?
–Sí.
Me ayudó a recostarme sobre la camilla. Me examinó y dio órdenes para que las enfermeras me prepararan.
–Bien, veamos –dijo mientras señalaba la ecografía– El bebé viene bien, al parecer ya está en posición.
–¿Qué significa doctor?
Me miró y sonrió.
–Que pronto tendrás en tus brazos a tu hij…
–Por favor aún no lo diga. Quiero que sea una sorpresa.
–Entonces ¿aún no sabes el sexo? –Negué– Eso es extraño, considerando que ahora los padres quieren anticipar las compras y por eso prefieren saber el sexo de sus hijos.
–Yo lo prefiero así –comenté.
–Señora…
–Kagome –le dije– Por favor llámeme Kagome.
Sonrió.
–Kagome, ¿te puedo hacer una pregunta? Claro, sin pecar de indiscreto.
–Sí claro doctor.
–¿En serio ese hombre es tu esposo? Porque no vi ningún anillo.
Miré mi mano por inercia y sí, tampoco llevaba puesto nuestro anillo. Solo pude sonreír para disfrazar mi tristeza.
–Es una larga historia…
INUYASHA
Odiaba no estar al lado de Kagome en estos momentos y más aún, odiaba no poder ser de ayuda.
–Doctor Inuyasha.
–Leya, ¿sabes algo de Kagome? –dije aproximándome a ella.
–Tranquilo Doctor, he oído que el doctor Baker es muy bueno en lo que hace y…
–No me hables de ese idiota, pero ¿quién se cree?
Leya sonrió.
–Doctor ¿le puedo hacer una pregunta? –Asentí con la cabeza– ¿Usted sabe algo de la doctora Kikyo?
–¿Kikyo…? –solté desencajado.
–Sí, es que no se ha presentado desde hace una semana y al igual que el doctor Naraku no sabemos en dónde está.
Al parecer las ratas buscaron donde esconderse. Después de la mentira de Kikyo dudaba mucho volver a encontrarla por los pasillos de la clínica.
–No tengo la menor idea, pero si algún día los ves no dudes en llamar a la policía.
–¿Qué?
–Recuerda lo que dije Leya y no olvides.
La mujer asintió mientras procesaba lo que le acababa de decir.
–¡Inuyasha!
Miré a Sango que venía a toda prisa justo a Miroku.
–Dime ¿cómo está ella? ¿Y el bebé?
–Amor…
–Tranquila, la están atendiendo. Ese doctor no me dejó estar con ella.
–Pero…
–Un segundo –la interrumpí en cuanto vi salir a Kag en la camilla.
Me aproximé a ella y vi el alivio en sus ojos al verme.
–Kagome, dime ¿estás bien?
Ella asintió.
–Inu, tengo miedo.
Sujeté su mano con ternura.
–Lo sé cariño, es normal.
–¿Y si sale mal?
–Ey, no. Kagome, borra esas ideas de tu cabeza –demandé– Todo saldrá bien y pronto conoceremos a nuestro bebé.
La vi derramar una pequeña lágrima y aquello me estrujó el corazón.
–Kag, ¿recuerdas lo que te dije el día que nos mudamos a Tokio?
Asintió.
–Todo irá bien mientras estemos juntos… –susurró y yo pegué mi frente con la suya.
–Porque en nuestra unión, encontramos la fuerza.
La escuché sollozar mientras se aferraba a mi brazo.
–Inuyasha ven conmigo –pidió– No creo poder hacerlo sola.
Limpié su mejilla y besé su frente con ternura.
–Gracias Kag.
Fue lo último que salió de mis labios antes de pedirle a Leya que fuera por lo necesario para que yo estuviera junto a Kagome en este momento tan crucial.
Estaba agradecido por haberme permitido estar a su lado a pesar de todo lo que hice. No tenía palabras, Kagome sin duda tenía un corazón y un amor puro.
(Catorce años atrás)
–Hijo y ¿qué deseas de regalo?
–No pensarán premiarlo solo porque sacó un puntaje promedio en los exámenes ¿Verdad?
Miré con odio a Sesshomaru.
–No es tu asunto –solté, llevándome un bocado del desayuno– Y me gustaría un viaje mamá.
Izayoi me sonrió como de costumbre.
–Eso sería fantástico, ¿qué dices cariño? –cuestionó mirando a mi padre– Podríamos viajar hoy, después de todo sería como el inicio de nuestras vacaciones.
Papá le regaló una sonrisa.
–Está bien cariño. Si eso es lo que desean…
–Esto es absurdo –soltó mi hermano–, ni que hubiera ganado el premio nobel.
–Lo que pasa es que estás celoso…
–Sesshomaru, hijo. ¿Por qué no vienes con nosotros?
–No puedo madre, tengo exámenes esta semana.
–Bueno tú te lo pierdes –solté jocoso.
–Inuyasha… –riñó Toga.
–Pero si aplazan el viaje a dentro de una semana podría ir con ustedes…
–De ninguna manera –dije de inmediato– Este es mi regalo y no pienso aplazarlo por ti.
–Bueno hijos, podríamos llegar a un acuerdo y…
–Claro, un acuerdo como el que nosotros viajemos mientras que el aburrido de mi hermano se quede solo en casa. Me parece un buen acuerdo.
–Inu…
–Déjalo madre, no le puedes pedir madurez a un niño que apenas acaba de cumplir los dieciséis.
Sesshomaru me miró desafiante y aquello me molestó aún más.
–¿A quién le dices niño?
–Hay va de nuevo… –musitó mi madre algo cansada– Toga, es tu turno.
Mi padre soltó una ligera risa antes de mirarnos con aquellos ojos idénticos a los nuestros.
–Inuyasha, ya deja de provocar a tu hermano…
–Pero si él empezó…
–Y tú Sesshomaru, ¿no crees que eres demasiado grande como para discutir con un niño?
–¡Papá! –solté con disgusto.
Vi cómo Sesshomaru contenía la risa mientras bebía de su vaso.
–Tienes razón padre, después de todo Inuyasha nunca dejará de ser mi pequeño hermano menor.
Dejé los cubiertos con disgusto mientras cruzaba los brazos.
–Idiota…–murmuré.
.
–¡Buen viaje!
–Cuídate mucho hijo y recuerda…
–Hay comida suficiente en la nevera –completó la frase de nuestra madre.
–Muy bien dicho.
Izayoi le acarició la mejilla con cariño para luego envolverlo en un abrazo. Papá hizo lo mismo, claro que en vez de acariciarle la mejilla él le entregó una tarjeta de crédito.
–¿Qué es lo siempre dijo? –le dijo antes de entregársela.
–Con responsabilidad –respondió mi hermano.
–Muy bien, sé que puedo contar contigo.
Cuando llegó mi turno de despedirme solo me quedé mirándolo en silencio. Aunque sólo tenía veintitrés años, Sesshomaru transmitía demasiada madurez y a veces llegaba a intimidarme un poco.
–Ya vete, te están esperando –Fue él quien rompió el silencio.
Asentí con la cabeza antes de caminar hacia el auto.
–Inuyasha –me llamó y yo volteé de inmediato– No comas mucha basura.
Sonreí, sí, aquella era su forma de decirme que me cuidara.
–Comeré muchas –solté– después de todo de eso se trata el viaje.
Puede haberlo imaginado, pero juraría haber visto una pequeña sonrisa adorna su rostro.
.
Todo lo que escuchaba era el tinnitus. La cabeza me daba vueltas y lo último que recordaba era haber estado en el carro con mis padres.
El sonido de la ambulancia a lo lejos me puso en alerta. Quise moverme, pero tenía una pierna atrapada entre los escombros. ¿Qué había pasado?
Solo podía ver fuego y un montón de vegetación a mi alrededor. Era de noche, y aún no entendía qué era lo que había pasado. De pronto todo volvió a ponerse oscuro.
–Menor de dieciséis años, presenta fractura en la pierna derecha y contusiones en todo el cuerpo, posible hemorragia interna…
Fui abriendo los ojos lentamente mientras trataba de entender qué era lo que pasaba. Me estaban trasladando en una camilla y podía sentir el ritmo acelerado de mi corazón.
–¡Preparen el quirófano! –Escuché la voz de una mujer.
No podía moverme y aunque lo intentaba era completamente inútil.
–Es una pena…
Podía escuchar aquella voz a lo lejos, pero aún me era difícil poder abrir los ojos.
–Escuché que fue un accidente en la carretera… que el conductor perdió el control del auto y que terminó desplomándose por el precipicio.
¡Mis padres! Fue en lo único que pensé. Intenté despertar y cuando lo hice, ambas enfermeras me miraron alarmadas, solo escuchaba los latidos de mi corazón y el constante sonido de la máquina conectada a mí.
–Mis padres… –musité– ¿En dónde están?
–No niño, no te levantes, acabas de salir de una operación. Y tus heridas son muy recientes…
–Mis padres…
–¡Inuyasha!
Sesshomaru apareció y sentí un gran alivio al ver su rostro, pero aquello no duró mucho.
–¡Todo esto es tu culpa! –soltó y pude ver su mirada bañada en lágrimas.
–¿Qué…?
–¡Por tu culpa ellos murieron!
–Joven por favor salga de aquí –La enfermera insistió en que se fuera.
Las lágrimas se apoderaron de mí y todo mi cuerpo tembló al ser consciente de aquella realidad.
–¡Ojalá hubieras sido tú en su lugar!
–Hermano…
–¡No me llames así! —soltó mientras lo llevaba la enfermera— ¡Desde hoy ya no eres más mi hermano!
(Actualidad)
–Puja hermosa, ya falta poco.
¿Hermosa?
Pero ¿quién se creía este idiota para llamar hermosa a Kagome?
El grito de dolor de Kag me hizo volver a mirarla.
–Vamos cariño, solo un poco más –La animé.
Sujetó mi mano con mucha fuerza y me quebré un poco al ver sus ojos húmedos. Nunca me había gustado verla llorar. Kagome siempre había sido una mujer fuerte, y para ser sinceros ella era mi soporte desde hace muchos años.
–Inuyasha… ya no puedo… –dijo entre sollozos.
Sequé su llanto mientras dejaba pequeños besos en su frente.
–Sí puedes mi amor… –susurré– Claro que puedes.
–Bien, en tu próxima contracción quiero que pujes lo más sostenido que puedas ¿está bien? –dijo el doctor.
Kag negó asustada y buscó mi mirada con desesperación.
–Inu…
No lo pensé y envolví sus labios con los míos en un beso lento. Quería que supiera que no estaba sola, quería que supiera que me tenía a mí y juntos podríamos superarlo todo.
–Sé que puedes hacerlo Kag, de hecho, no creo que exista algo en este mundo que tú no puedas hacer –sonreí al ver sus ojos– ¿Lista? –susurré sobre sus labios cuando supe que venía una nueva contracción.
–S…Sí –aseguró mientras arrugaba la frente con dolor y se aferraba a mi brazo con determinación.
–Muy bien Kag, lo estás haciendo bien –le dije suave– Ya falta poco…
Soltó un último grito y luego dejó caer su cabeza sobre la camilla. Ambos nos miramos cuando escuchamos el primer llanto de nuestro bebé.
Fue una sensación que muy difícilmente podría explicar, y estaba seguro de que Kagome sentía el mismo fuego en el corazón que yo.
–Felicidades –Se acercó el doctor con el bebé en brazos–, es una niña preciosa.
–Una niña… –musitó Kag mientras recibía a nuestra hija y la llenaba de besos.
Una lágrima mojó su mejilla y yo solo me quedé pasmado al ver lo perfecta que era. Tenía el cabello igual al de su madre y sus ojos… Dios, eran idénticos a los míos.
–Nos la llevaremos por unos minutos –dijo una enfermera.
–¿Qué? No –soltó Kagome mirándome con pánico– Inuyasha…
Me acerqué a ella y le sonreí.
–Tranquila Kag, es normal, le harán unos estudios y luego la traerán de vuelta –le dije tratando de calmarla.
Ella asintió, pero aún se notaba la desconfianza hacia la enfermera.
Cuando terminaron con Kagome, la llevaron a una habitación privada, le dije que aprovechara para descansar, pero se negó. Ella quería volver a tener a su hija en brazos otra vez y no estaría tranquila hasta que eso sucediera.
El alivio fue de ambos cuando la enfermera entró con un pequeño bulto en sus brazos.
–Alguien aquí tiene mucha hambre –comentó con una sonrisa– ¿Ya pensaron en un nombre?
Kagome y yo nos miramos. De hecho, no habíamos hablado de eso y tampoco había pensado en algún nombre…
–Moroha –dijo segura.
¿Moroha? ¿Como nuestra estrella?
Mis ojos no se despegaron de ella y sentí un amor inmenso crecer en mi pecho.
–Moroha, es un hermoso nombre para esta preciosa bebé –agregó la enfermera mientras le entregaba a nuestra hija.
Kag la alimentó y nunca dejé de mirarla, incluso cuando la enfermera nos dejó solos nunca lo hice. Yo solo tenía ojos para la mujer que sonreía mientras acariciaba con cariño la cabecita de la bebé.
–Gracias –Kag me miró– Creo que no existe en este mundo alguien más feliz que yo en estos momentos– concluí y ella me sonrió.
–¿No estás molesto?
–¿Por qué lo estaría?
–Por haberle puesto un nombre sin consultarlo contigo primero.
Me acerqué a ellas y aproveché para sentarme frente a Kag sobre la cama.
–Moroha es un nombre perfecto, y más aún por todo el significado que tiene para nosotros.
Sus ojos brillaron mientras me inclinaba un poco hacia ella. Nuestras respiraciones se mezclaron y mientras disfrutaba del exquisito aroma de su perfume rocé sus labios con delicadeza.
–Te amo Kagome y te agradezco por haberme dado este regalo.
–¿En dónde está?
Nos tuvimos que separar ante la brusca interrupción de Sango.
–Ya quiero conocer a mi sobrino.
–Sobrina –corrigió Kag con una sonrisa.
Me alejé un poco para permitir que Sango se acercara.
–¿Es una niña? –cuestionó desbordada de felicidad– ¡Una niña! –chillo dando saltitos mientras veía a nuestra hija.
–Felicidades amigo –Me dijo Miroku abriendo sus brazos para abrazarme– No puedo creer que ya seas padre, y de una niña –soltó divertido– Ya me puedo imaginar el tipo de padre que serás para esa pobre pequeña.
–Moroha –le dije– Ese es su nombre y no sé de qué hablas.
Escuché la suave risa de Kagome a nuestras espaldas.
–Yo sí –intervino.
–Yo también –Se sumó Sango– Será de esos padres celosos y posesivos.
–Claro que no –me defendí algo indignado.
–Ya cambia esa cara –dijo Sango mientras sacaba una cámara de su cartera– Mejor ve a lado de Kag, quiero tomarles unas fotos.
KAGOME
No podía describir con palabras lo emocionada que estaba por vivir esta nueva etapa. Inuyasha me regaló una sonrisa mientras se sentaba junto a mí.
–Ahora, miren a la cámara –ordenó Sango, pero creo que sólo teníamos ojos para nuestra hija.
Mi amiga se entretuvo tomándonos fotos familiares mientras la bebé permanecía tranquila en mis brazos. Miré a Inuyasha una vez más y supuse que quería cargarla por la forma en la que la miraba.
–¿Quieres cargarla? –propuse.
–No, no creo que pueda.
–Vamos, tómala.
–Kag, nunca he cargado a un bebé y ¿si le hago daño?
Sonreí con ternura.
–Es tu hija Inuyasha, es imposible que le hagas daño alguno.
Cruzó la duda en su mirada, pero luego accedió. Vi que Sango no desaprovechó la oportunidad para tomarle unas cuantas fotos mientras sonreía.
Todo era paz hasta que unos golpes en la puerta cortaron el momento.
–Doctor Inuyasha.
–¿Sí? –dijo él acercándose a la enfermera que había tocado.
Sango me miró sin entender y yo la miré de la misma forma.
–Claro, dígale que iré en seguida –dijo antes de cerrar la puerta.
–¿Qué pasó?
–Es Masaru –soltó.
Masaru era el director de la clínica, no era más que un anciano a punto de jubilarse.
– Quiere que me reúna con él, pero no quiero dejarlas solas –soltó con pesar.
–Ve tranquilo –le dije– Nosotras estaremos bien.
Inuyasha me sonrió, caminó hacia nosotras y dejó un beso sobre la frente de nuestra hija.
–Vuelvo en seguida… –nos dijo en un susurro y yo asentí con la cabeza.
Cuando se fue, al segundo ingresó otra enfermera.
–Vengo por la bebé –dijo de golpe.
–¿Qué? ¿Por qué? ¿Todo está bien? –cuestioné empezando a ponerme ansiosa.
–Sí, es solo que los exámenes que se le realizaron no fueron tan precisos, necesitamos rehacerlos.
Me aferré a mi hija.
–Por favor, no se la lleve –pedí.
–Kag, será solo por un momento – dijo Sango tomándome del brazo– Tranquila, la traerán de vuelta antes de que Inuyasha regrese.
Su sonrisa me tranquilizó y entregué a mi bebé a aquella mujer no sin antes dejar un beso en su pequeña frente.
–Te amo mi niña–susurré sobre su cabecita.
Tal vez estaba demasiado alterada por el parto y por eso estaba tan alerta y a la defensiva, pero cuando la enfermera se la llevó, se instaló en mi pecho un enorme vacío.
Continuará...
