CAPÍTULO LI
ORGULLO
(Vrostov. Hace cinco años)
Satisfecho porque logró vender toda la cosecha de la temporada, con paso despreocupado el rubio avanzaba por el centro de la ciudad.
"Espero que el año que viene sea tan productivo como este. Misaki y Fiódor se pondrán muy contentos", murmuró pensando qué obsequios llevarles.
Sin imaginar que un momento de despreocupada diversión terminaría con la tranquilidad en la que hasta entonces había vivido, continuó su camino hasta que pasando cerca de aquel lugar se detuvo.
"Beber algo no me vendrá mal", murmuró ingresando en el pub.
"¿Qué te sirvo?", cuestionó el sujeto que atendía la barra.
"Una copa de tu mejor vodka", expresó colocando a su alcance el dinero correspondiente.
"¿Solo una copa?", a su espalda una mujer cuestionó.
Haruka se volvió y la observó con cierta extrañeza. "¿Perdón?, ¿Nos conocemos?"
La joven, de cabellos negros y mirada profunda sonrió mientras se sentaba a su lado; "¿Te olvidaste de mi?"
"Perdona, soy muy malo recordando rostros"
"Está bien, voy a ayudarte. Juntos íbamos a la escuela comunitaria, Haruka"
El rubio se quedó pensando, luego sonrió; "Ya sé, eres Alina, la hija de Mikjail ¿Verdad?"
"Acertaste", expresó la pelinegra al mismo tiempo que bebía el trago que él ordenó...
Ante la amena plática en la que juntos trajeron a la memoria antiguas vivencias de su época de estudiantes, las horas transcurrieron sin que Haruka se diera cuenta, olvidando por completo que prometió estar en casa antes de que la tarde cayera, y es que celebrarían el cumpleaños del pequeño Fiódor.
"Mira la hora, debo regresar a casa", ella expresó.
"Si sigues viviendo donde mismo me queda de pasada, puedo acompañarte", lejos de imaginar lo que estaba a punto de acontecer, amable ofreció.
"Muy caballeroso de tu parte", coqueta replicó.
Así pues ambos, medio ebrios y sin que les importará la lluvia que desde más temprano había comenzado, continuaron la plática.
"Mírate, Haruka. Estás empapado", riendo ella señaló.
"No es nada", contestó con un ligero ademán.
Ella sonrió de forma maliciosa y adelantando sus pasos, le bloqueó el camino.
"¡Oye!, ¿Qué pasa?", fue la pregunta obligada.
"¿No lo imaginas?", ella, avanzando de forma peligrosa hacía él, preguntó. Tomándolo por la camisa, lo empujó hacía las sombras que un alto muro le ofrecía. "Siempre me has gustado", añadió llevando sus traviesas manos hacia su entrepierna.
Producto de la inconsciencia y el alcohol, por un breve instante Haruka correspondió a sus insinuaciones, hasta que hubo algo que lo devolvió a la realidad, y fue la promesa que esa mañana le hizo a su esposa. "¡Maldición!, olvidé que hoy es el cumpleaños de mi hijo", pensó y apartándose de ella, negó con la cabeza. "Te… tengo que irme, lo siento", componiendose el cabello avanzó un par de pasos.
"¿No te gusto?", ella cuestionó con intenciones de volver a besarlo.
"Es muy tarde, hace horas debí volver a mi casa", consultando su reloj, a prisa comenzó a alejarse.
Ella, nada contenta, siguió sus pasos con intenciones de provocarle ya no con procaces caricias, sino con mordaces palabras; "No eres más que un cobarde, Haruka… un poco hombre… tú padre se avergonzaría de ti si supieras que no tienes los pantalones suficientes para responderle a una mujer"
"No soy él", molesto se detuvo y apretando el puño alzó la voz.
"Entonces ven aquí y termina, no niegues que te gustó"
"Tengo mujer e hijo, están en casa esperándome. No puedo engañarlos", avergonzado a causa de su actuar contestó. "Soy un maldito idiota. No solo estuve a punto de traicionar la promesa que hace mucho le hice a mi esposa, sino que olvide el cumpleaños de mi propio hijo", pensó emprendiendo la rápida carrera hacia la granja…
(Presente, una semana después)
"¿Cómo te sientes?", cuestionó la médico para con el pequeño hijo de Dietter.
"Bastante bien", contestó y luego bajó la mirada. Y es que ni siquiera el dulce postre que más temprano la rubia le llevó lo hizo sonreír.
"¿Por qué estás triste?, sabes que hoy regresas a casa?"
"Si, es solo que...", no, no pudo continuar.
Mientras tanto su madre y su hermano esperaban en el pasillo a que la médico les indicará que podían pasar.
Sentado frente a ellos, un soldado del Sur en silencio también aguardaba. Y fue ante su presencia que la mujer y el chiquillo dudaron.
Luego de unos minutos Mizuno abandonó la habitación, atrayendo la atención de los tres.
"Buenos días"
"Buenos días. Tal y como se los dije el dia de ayer, ya se encuentra en condiciones de irse a casa"
Ante la buena noticia el sujeto asintió y colocandose el gorro, sin decir nada se fue alejando, despertando la curiosidad de madre e hijo.
"Ese hombre ¿Quién es?", cuestionó la mujer.
"Es el oficial que encontró y trajo a su hijo, a diario viene a preguntar por él", replicó Mizuno.
"¡Vaya!", ella murmuró y mordiéndose los labios, apresuro sus pasos detrás de los de él para darle alcance.
"Espere... Muchas gracias por haber ayudado a mi hijo", ruborizada hablo.
"No hay de qué, señora", él replicó y quitándose el gorro sonrió.
A su hijo no le hizo mucha gracia el fino coqueteo por parte del soldado. "Vamos con mi hermano", tomando su mano la alejó de él, quien la siguió con mirada.
Fue así que ingresando en la habitación contemplaron al niño, cuyas mejillas habían vuelto a ser rosadas.
"¿Cómo estás?, ¿Por qué estás triste?", cuestionó la joven al verlo tan callado.
"Porque pensé que el hombre que me trajo era papá… luego supe que fue uno de esos hombres", agachando la mirada murmuró.
(Lejos de ahí)
Contemplando por la ventana, el rubio Nikolai por fin pudo reconocer aquellos preciosos campos, que eran los mismos que rodeaban la ciudad que hacía poco más de veinte años lo vio nacer. Trayendo a la memoria la noche en la que junto a sus vecinos partió rumbo a la capital, se mordió los labios.
"Por fin he vuelto, por fin mi viaje de cuatro años ha terminado", lejos de estar contento, bajó la mirada al recordar a su hermano, quien entonces le imploró no combatir. "A Masha la esperaban sus hijos, a Olga su madre y a Kirill su familia... a mi nadie", afligido pensó.
-Flashback. Hace tres días-
Y entonces llegaron a la capital, donde una celebración aún más grande fue preparada para sus héroes.
Y apenas las puertas del tren se abrieron, frente a sus emocionados habitantes desfilaron aquellos hombres y mujeres.
"Espero y no haya olvidado que es hoy", expresó Olga, cuya madre había viajado desde la aldea para darle la bienvenida.
"¡Dioses!, han sido cuatro años los que no he visto a mis hijos, espero poder reconocerlos", Masha dijo y entonces el tan ansiado milagro ocurrió.
"Mamá", corriendo en su dirección y sujetada a la mano de su hermano menor, una joven gritó.
"Ahí está mi madre", Olga anunció, abrazando a una confundida anciana.
La mujer no reconociendo a la joven, titubeó sin corresponder a sus muestras de cariño.
"¿No me reconoces?, soy yo, tu Olya"
Contemplando su mirada, finalmente sonrío; "Te fuiste siendo una niña y hoy has regresado siendo toda una mujer", contenta porque de sus cuatro hijos y su esposo ella era la única que regresó del frente, con todas sus fuerzas se aferró a ella.
Kirill y Nikolai siguieron avanzando, entonces en la distancia el comandante observó a aquellos tres jóvenes y a una mujer, quienes al verle también dudaron.
"¿Esos hombres son mis hijos?", nervioso Kirill se cuestionó.
Por su parte ella avanzó hacia él para recibirlo en sus brazos. "La guerra ha terminado, es hora de que vuelvas al lado de tu familia", dijo y tomando su rostro entre sus manos, lo besó en los labios, perdonando con ese gesto cualquier cosa acontecida en esos duros cuatro años.
"Si, jamás volveré a irme", Kirill gimio mientras se abrazaba a su esposa e hijos.
Ante tan emotivos reencuentros, el rubio Nikolai no dijo nada.
"En cambio yo estoy solo. Lamento no haberte escuchado, Alexei", aún culpandose de su muerte pensó.
-Fin flshback-
El tren poco a poco se fue deteniendo, dejando que los que en él viajaban escucharan la celebración que afuera acontecía.
Sin mucho ánimo Nikolai por fin descendió, sin embargo la agradable bienvenida de sus vecinos lejos de alegrarlo lo hundieron aún más en su tristeza.
" Estoy solo, estoy solo", pensaba mientras observaba en todas direcciones, como tratando de ubicar hacia donde debía caminar.
"Nikolai", de pronto a su espalda una voz que le resultó familiar lo llamó, provocando que agitado se volviera y entonces, entonces contempló a aquella hermosa castaña.
"Alyona", sin aliento murmuro, fijando la mirada en el chiquillo de cabellos negros que con fuerza se sujetaba a su mano.
"Alexei, ¿Dónde está?"
El rubio, observando al niño y ante el nudo que se formó en su garganta no pudo responder.
No hicieron falta grandes palabras, bastó el silencio del rubio para que ella lo entendiera, derrumbándose a llorar en sus brazos.
" Jamás lo hubiera imaginado y tú ni siquiera lo sabías, hermano", contento porque de alguna manera él seguía vivo, pensó.
(Casa de los Kremer)
Michiru, que se había tomado un momento para dibujar, acudió a atender el llamado de quien se encontraba en la puerta.
"Buenas tardes", saludo Helen, su amiga
"Buenas tardes, por favor pase y siéntese", contenta la aguamarina expresó.
"Espero no interrumpir"
"Por supuesto que no, es siempre bienvenida"
"Hace ya mucho que deseaba venir, pero la lluvia retrasó mucho el trabajo en los campos"
"Es verdad, poco se podía hacer con ella", expresó la joven mientras servía los bocadillos y el té.
"Hay algo diferente en ti", sonriendo la anciana señaló.
"¿De verdad"
"Así es"
"Quizás es el embarazo que me ha sentado bastante bien", riendo un poco Michiru contestó.
" Muchas mujeres no pueden decir lo mismo", pensó recordando a todas aquellas que no tuvieron esa buena suerte. "La mayoría se queja de los cambios"
"Son muchos, pero aún así estoy muy contenta. ¡Dioses!, aún falta tanto para que llegue el verano"
"Tus mejillas estan encendidas y sonríes más que cuando nos conocimos"
"Será que en casa también han habido cambios"
"Lo amas, ¿Verdad?"
Michiru desvió un poco la mirada y de forma ligera se mordió los labios; "Y si digo que si, ¿Va a juzgarme?, ¿Pensara que soy una mala mujer por amar a ese hombre?, ¿Debo odiarlo por lo que los demás hicieron?"
Helen sonrió y negó con la cabeza; "Por supuesto que no. Nadie puede juzgarte por lo que sientes"
"Ahora soy capaz de admitirlo porque mi cariño no daña a nadie. Él es un hombre libre, pero no sé si comparte los mismos sentimientos que yo... no sé si pueda llegar a ocupar un lugar en su corazón"
Helen asintió; "Estoy segura de que él te quiere"
"¿Será posible?, después de todo él decía que yo era culpable de lo que le sucedió"
"Sabes que no es así. Además hace ya meses que la guerra terminó y si su intención hubiera sido utilizarte, hace mucho que se habría ido sin importarle lo que te pasara, que es lo que la mayoría de ellos hizo"
"Es verdad"
"Además eres la madre de su hijo y eso para un buen hombre cuenta mucho"
(En los campos)
Cansado, Haruka consultó su reloj por tercera vez, y es que había pasado casi toda la tarde concentrado en los papeles que debía enviar a la brevedad posible.
" Deseo llegar a casa, darme una ducha y después hacer el amor, si es que ella quiere", pensó mientras firmaba un documento más.
Contemplando la botella de vodka que más temprano el tuerto hombre dejó sobre su escritorio, estuvo a punto de servirse un trago, sin embargo pronto se deshizo de esa idea.
"No lo había pensado, pero desde que Michiru me dijo que iba a convertirme en padre no he vuelto a beber, y es mejor así", murmuró y entonces aquel lejano recuerdo volvió a él.
-Flashback-
" Deberíamos tener otro hijo", manteniendo la ira que la embargaba, Misaki volvió a pedir, pensando que un nuevo bebé solucionaría el problema que ella creía y había.
"No creo que sea una buena idea, no por ahora", él replicó y luego se encogió de hombros.
"Hace meses me dijiste que sí, ¿A qué se debe el cambio en tu decisión?"
"A que cuando acepte no estábamos en guerra, ¿Te parece poco motivo?"
"¿Solo eso?, ¿No será que has pensado abandonarme y no quieres que otro hijo te ate aun mas a mi?"
Ante sus palabras Haruka vaciló; "¿Dejarte?, ¿De dónde has sacado esa idea?"
"¿Tienes otra mujer?"
"Por supuesto que no", recordando lo que aquella noche estuvo a punto de hacer, palideceo.
"No seas cínico, Haruka. No es casualidad que justo el día que faltaste a la celebración de tu hijo hayas llegado tarde y con la camisa sucia. Dime quien es, ¿Hace cuanto te revuelcas con ella?"
"No es lo que piensas"
"Para los hombres nunca es así y con esa maldita excusa quieren hacernos parecer locas, pero tu juego no funciona conmigo"
"No soy todos ellos, mi conciencia está tranquila porque nunca te he engañado"
Ella le dio la espalda y apretando el puño, escupió; "Debí escuchar a mi madre cuando me dijo que serías igual a tu padre. Él le dio muchos sufrimientos a tu pobre madre"
"No soy mi maldito padre", furioso golpeó el muro. "Estoy harto de que siempre me comparen con él", dándole la espalda, abandonó el lugar.
-Fin flashback-
"De lo que pasó no puedo culpar al alcohol. Solo bastó un segundo para que mi mundo se viniera abajo. A partir de ese día Misaki se volvió desconfiada y dudaba de toda aquella mujer que pasaba a su lado. Deseaba saber el motivo de nuestra infelicidad, sin embargo nunca se lo dije porque estaba tranquilo con mi conciencia. Y aunque mucho tiempo me sentí mal por negarme a sus deseos, hoy puedo decir que hice bien, porque de lo contrario habría perdido dos hijos"
Y estaba tan concentrado en sus asuntos, que no noto cuando firmó el último de los documentos.
Consultando el reloj, descubrió que ya pasaban de las diez.
(Casa de los Kremer)
Preocupada porque algo de gravedad lo hubiera retrasado, sin probar bocado la aguamarina se sento en el sofa, quedandose profundamente dormida en ese incomodo lugar.
Entonces la puerta principal se abrió, dando paso al coronel.
Contemplando que la joven yacía dormida, concluyó que despertarla sería un crimen, así que caminando hacia ella le acomodo el cabello que caía por su frente.
" Es la madre de mi hijo y estoy muy orgulloso de ella, aunque dudo que ella lo esté de mí, después de todo no hice otra cosa más que herirla...", pensó mientras la tomaba en su brazos con intenciones de llevarla a su habitación.
Ante su toque ella despertó, luchando contra él; "No, no me toque", temerosa ordenó.
"Soy yo, te llevaré a la habitación para que duermas cómoda"
"¡Dioses!, lamento mucho haberlo golpeado. Por favor bájame para que vaya a calentar la cena", ruborizada expresó.
"¿No has cenado?", cuestionó aún con ella en los brazos.
"No, lo estoy esperando", contestó.
"El trabajo me retrasó... sabes que no debes irte a la cama sin comer", expresó al mismo tiempo que la devolvía al sillón.
"Lo sé, pero no quería hacerlo sola", contestó y apenas dio un paso se detuvo, quedándose quieta.
"¿Estás bien?", preocupado cuestionó.
" Si, es solo que...", no, no pudo continuar.
"¿Qué pasa?,... voy a buscar a la médico", nervioso dijo mientras se dirigía hacia la puerta.
"No es necesario", ella replicó al mismo tiempo que el dulce llanto la embargaba.
"¿Entonces?, ¿Por qué lloras?", limpiándole las lágrimas, el coronel preguntó.
"Mi bebe... se está moviendo", satisfecha contestó.
"¿De verdad?"
"Si", ella gimió y colocó su mano justo donde lo había sentido estremecerse.
Haruka también sonrió, deseando con todo su corazón poder tocarla.
Tomando la mano de su amado, la posó sobre su vientre. "¿Puede sentirlo?"
"No", balbuceante contestó
"Yo si, es su bebé. Está vivo", emocionada no podía contener sus lágrimas.
Haruka asintió, abrazándola contra su pecho. " Este es uno de los días más felices de mi vida", orgulloso pensó.
Notas de autor;
Michelle; Insisto, por un lado Lita actuó de buena fe al ayudarlos, pero por el otro les dio falsas esperanzas y es hasta cruel. Pobres niños:(
Kaiohmaru; Amy ha cumplido al pie de la letra el juramento hipocrático, y eso es de admirarse, aunque a un precio muy alto.
Isavellcota; No necesitan confesar sus sentimientos de forma abierta, sus acciones hablan por sí solas, y ha sido pollito quien los ha venido a unir aún más. Estoy de acuerdo, Mina merece todaaaaa la felicidad del mundo.
