Al enterarse de las noticias del compromiso de Jane, las reacciones de los familiares fueron diversas. La Sra. Bennet estaba muy feliz, y aunque prefería hacer una gran fiesta, Bingley fácilmente la convenció de las ventajas que se casaran pronto. Le explicó que, por ser parte de la familia, Bingley podría tomar un rol más preponderante y ayudar en la administración de Longbourn.

Kitty estaba contenta porque sabía que Jane estaba enamorada del Sr. Bingley y le pareció muy romántico que regresó a Netherfield por amor.

Mary comentó que no le parecía correcto que Jane se casara antes que se cumplieran tres meses de la muerte de su padre. Pero como su madre la amonestó por su comentario, decidió no decir más nada al respecto.

El Sr. Gardiner y en menor medida su esposa, no estaban muy convencidos de la sinceridad del afecto de Bingley. Parte de los motivos de su desconfianza eran porque había abandonado a Jane el año anterior, y reapareció en Netherfield cuando Jane era una heredera.

Elizabeth estaba contenta al ver que los ojos de Jane tenían un brillo especial. Estaba segura que el retorno del Sr. Bingley se debía a la influencia del Sr. Darcy. Pero, por otro lado, no estaba de acuerdo en que Jane se casara tres meses antes de la muerte de su padre.

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Esa misma noche, después de cenar, el Sr. Gardiner se reunió con Jane y Fanny en el despacho del Sr. Bennet para discutir varios puntos sobre el futuro. Sin preámbulo, el Sr. Gardiner dijo, "Hoy leí el testamento de Bennet y conversé con Phillips sobre el futuro de ustedes." Miró puntualmente a Jane, "Jane, ¿sabes que tus hermanas solo van a heredar 1250 libras, y solo después que mi hermana muera?"

"Si, tío. Hablé con mamá al respecto y decidimos que vamos a vender varios libros y objetos de valor de papá para adicionar dinero para la dote de mis hermanas. Además, después que me case con el Sr. Bingley, mamá y mis hermanas van a quedarse a vivir en Longbourn y el dinero de la estancia va a ser integro para ellas."

El Sr. Gardiner asintió levemente, pero igualmente comentó, "¿No preferirías vender Longbourn y repartir el dinero con tus hermanas en forma más equitativa?"

Sorprendida, Jane lo quedó mirando, pero antes que pudiera contestar, Fanny gritó, "No, ¡definitivamente no! No quiero mudarme de Longbourn. Además, Jane es la hija mayor y merece ser la dueña. Lizzy tuvo la oportunidad de casarse con el Sr. Collins y salvar a la familia, y me desobedeció. ¡Jamás se lo voy a perdonar!"

El Sr. Gardiner, suspiró. Su hermana nunca iba a cambiar, siempre pensaba primero en su bienestar, pero agregó, "Fanny, si tus hijas tienen una mejor dote, van a lograr casarse mejor."

"Estás equivocado, Edward. Mi querida Lydia se casó muy bien y Lizzy está comprometida. Estoy segura que el Sr. Bingley va a presentarle a Kitty y a Mary a varios de sus ricos amigos."

"Fanny, más allá que discrepo con tu noción de buen matrimonio, hay otros aspectos que deberían considerar," Miró a los ojos a su hermana y después a Jane, "¿quién va a hacerse cargo de la administración de Longboun?"

Fanny frunció el ceño, y después de unos instantes, Jane respondió, "El Sr. Bingley va a hablar con el administrador de Netherfield, el Sr. Tilk, para que también se haga cargo de la administración de Longbourn."

"Es una excelente idea, Jane. El Sr. Bingley es tan considerado. Nunca vi un hombre tan enamorado..."

Los tres siguieron discutiendo, hasta que el Sr. Gardiner llegó a la conclusión que no iba a lograr convencerlos de vender Longbourn y que su ayuda no era necesaria ni deseada. Tenía que averiguar si su cuñado había tomado un préstamo o no para pagarle a la Sra. Collins.

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Desde hacía más de diez años, Elizabeth y Jane dormían en el mismo dormitorio. Era muy común que ambas conversaron antes de acostarse sobre sus sueños y esperanzas, y esa noche no fue la excepción.

Elizabeth escuchó pacientemente a su hermana alabar las buenas cualidades del Sr. Bingley – varias de ellas exageradas - y lo mucho que la había ayudado y apoyado en los días más difíciles de su vida. Poco antes de medianoche, Jane se durmió con una sonrisa en el rostro.

Lamentablemente, Elizabeth no pudo conciliar el sueño hasta pocas horas antes del alba.

Cuando su madre la felicitó por su compromiso, Elizabeth sintió una profunda tristeza y vergüenza. Hacía varios días que no pensaba en el Coronel Weston, pero pensaba con frecuencia en el Sr. Darcy. Para su frustración, había soñado con el Sr. Darcy dos veces. Ambos sueños fueron similares: estaban caminando por un sendero muy hermoso con flores y riendo.

Se despertó con una sonrisa en el rostro, pero al recordar que su padre había muerto y además estaba comprometida con otro caballero, se sentía triste y culpable.

No sabía que hacer, ni podía hablar con nadie sobre lo que estaba pensando y sintiendo. Muchas preguntas que acudían a su mente la atormentaban: ¿debía casarse con el Coronel Weston sabiendo que quería al Sr. Darcy?

Si decidía seguir con el compromiso, ¿podría olvidarse del Sr. Darcy con el correr del tiempo?

Si terminaba el compromiso con el Coronel Weston, ¿qué pasaría con la relación con los Gardiner? Era probable que su Tía Gardiner se enojara con ella y no quisiera verla por un buen tiempo. Incluso, tenía sobrados motivos para acusarla de ser una coqueta.

¿Podría ser feliz con el Sr. Darcy sabiendo que el Coronel Weston iba a sufrir por su culpa?

No tenía respuestas claras, y era consciente que la situación en que estaba era su culpa.