Notas: Estamos por llegar al fin de la primera parte de esta historia. Es una historia muy larga y compleja.
XXX
A la mañana siguiente, el Sr. Gardiner se reunió por última vez con su cuñado en el despacho del Sr. Bennet. Revisaron todos los cajones y papeles que había en el escritorio, e incluso los libros de la biblioteca, pero no encontraron ningún documento que probara que el Sr. Bennet había tomado un préstamo.
Ninguno de los dos sospechó que el Sr. Bennet había escondido a propósito el documento del préstamo debajo del pesado mueble de su dormitorio, ya que no deseaba que su esposa lo encontrara.
Después de discutir las diferentes opciones, decidieron no decirle nada a Fanny ni a Jane ya que no tenían certeza que existiera realmente un préstamo. El Sr. Gardiner iría al banco de Londres donde estaba depositado el dinero del contrato matrimonial de la Sra. Bennet y sus hijas, y solicitaría que le dieran información. Sabía que había una alta chance que el dueño del Banco se negara a darle esa información, ya que no era beneficiario del testamento del Sr. Bennet y solían proteger la privacidad de los clientes.
Por otro lado, el Sr. Phillips prometió que iba a hablar con Jane para asesorarla y redactar el contrato matrimonial. Aunque como Jane era mayor de edad tenía la potestad de firmar ella misma el contrato matrimonial.
XXX
Hacía unos diez días que había regresado a Longbourn, cuando Elizabeth recibió dos cartas; una de ellas de la Srta. Darcy y la otra del Coronel Weston. La primera que abrió fue la de Georgiana. Era una carta larga y afectuosa. Al leer uno de los pasajes, el corazón de Elizabeth comenzó a latir con más fuerza.
... a fines de noviembre mi hermano y yo vamos a viajar a Londres a pasar el invierno. Si estás de acuerdo, nos gustaría ir unos días a visitarte a Hertfordshire. Mi hermano manda saludos para ti y tu familia..."
Deseaba ver nuevamente a Georgiana, pero sobretodo, deseaba ver al Sr. Darcy. Era consciente que, si los invitaba a visitarla, había una alta chance que el Sr. Darcy interpretará que ella correspondía a su afecto.
Después de caminar por el jardín, con ambas cartas en la mano, se sentó en un banco alejado de la casa y abrió la carta del Coronel Weston.
Mi querida Elizabeth,
Estas últimas semanas han sido muy difíciles, pero afortunadamente, hemos logrado controlar la ola de violencia en el norte del país. Recién ayer recibí ordenes de mis superiores, informándome que debo quedarme aquí, con mi regimiento, por al menos los próximos tres meses. Por favor, escríbeme a la dirección del remitente.
En cuanto tenga licencia, espero poder ir a Longbourn para pedir el permiso y la bendición de tu padre para casarnos.
Con cariño,
Patrick Weston
Al leer la carta, Elizabeth se dio cuenta que hacía más de un mes que el Coronel Weston no tenía noticias de ella. No sabía lo que había pasado con Lydia, no sabía que ella había tenido un grave accidente, y tampoco sabía que su padre había muerto.
Cerró los ojos, y trató de pensar en el Coronel Weston. Trato de recordar los días que pasaron juntos en Escocia y Lambton; trato de recordar la propuesta de matrimonio y en su primer beso. Pero lamentablemente, a su mente acudían imágenes del Sr. Darcy.
Tenía que tomar una resolución cuanto antes. La situación no era justa para ninguno de los dos caballeros. Afortunadamente, su madre no había tenido ocasión de contarle a los vecinos que estaba comprometida..., pero era solo cuestión de tiempo.
XXX
Hacía tres días que Wickham no regresaba a sus habitaciones, y Lydia estaba comenzando a preocuparse. Tres días atrás, Wickham se había ido muy temprano, y le había dicho que no se preocupara por él, ya que iba a estar de guardia durante dos días. Pero esa tarde, Denny la había visitado en las habitaciones de la pensión donde vivían buscando a Wickham.
No entendía lo que estaba sucediendo; según Denny, hacía tres días que Wickham no se presentaba en el regimiento. Además, no encontraba su cadena de oro, ni las 30 libras que su padre les había dado para pagar el alquiler...
