VIII. Exposición adyacente
Los días estaban transcurriendo rápidamente y el equipo Siete ya había logrado desmantelar varias conspiraciones en la Villa, todas ellas gracias al trabajo de investigar y espiar a los aldeanos.
A Naruto y a Sakura no les gustaba del todo hacer la misión a espaldas de la aldea, pero considerando las condiciones en las que estaban, tenían que apegarse al protocolo y evitar que los problemas internos se convirtieran más tarde en un golpe de Estado; o peor aún, que se pusiera en riesgo la Alianza, la cual a su vez presionaba a Konoha.
Al término de cada día, la rutina era la misma: Sasuke era quien acompañaba a la pelirosa a su casa mientras Naruto terminaba en el suelo con indigestión por haber robado la despensa de su amigo. A pesar de que las partes ya se habían acostumbrado a pasar horas sin dormir y el trabajo últimamente no había estado tan saturado, a Sasuke le seguía preocupando que la medic nin no descansara lo suficiente; tan sólo esa tarde ya había evitado que se cortara con el cuchillo mientras se hacía un sandwich en su departamento, y siendo ella una médico capaz de usar el bisturí a la perfección, ya decía mucho de su estado. Por eso, hoy nuevamente usaba de pretexto las compras para acompañarle y evitar que terminara metida en una alcantarilla o estampada en un poste por distraída.
Ese día en particular, la pelirosa se encontraba más despierta de lo inusual:
— Tsunade-sama ha dicho que la prótesis de Naruto está completamente restaurada y puede usar el brazo en entrenamientos duros como antes.
El pelinegro le observó de soslayo mientras ambos iban rumbo a la casa de la Kunoichi.
— ¿No quieres ser el siguiente? — Preguntó de forma divertida.
— Ya te dije que no tengo interés en recuperar mi brazo.
— Vale, vale; pero no estaría de más. Aunque sigues siendo apuesto con o sin brazo, creo que así evitarías tener que usar un Kagebushin cada vez que uses sellos.
Genial, la pelirosa estaba mofándose no sólo de su poca genialidad a la hora de pelear, si no que le había vuelto a llamar apuesto como en sus días de Gennin.
— ¿Y qué me dices tú? ¿Seguirás yendo al hospital cuando no puedes ni tomar el cuchillo para untar el aderezo? — Contraatacó.
— No fue mi culpa que Naruto haya ensuciado el mango del cuchillo y se me haya resbalado. — Sakura le corrigió con un puchero molesto.
Iban discutiendo quién se encontraba menos apto para su trabajo cuando el pelinegro notó que alguien se acercaba.
— ¡Sakura-san!
La pelirosa se giró cuando escuchó a Maru quien ya saludaba con el brazo.
— ¿Vas rumbo a tu casa? — El chico reparó entonces en la presencia del pelinegro. — No sabía que estabas con Sasuke-kun.
— Sip, tuvimos una cena con Naruto, pero ya hemos terminado.
Maru tomó la oportunidad.
— Entonces, puedo invitarte el postre, vamos por un helado, ¿quieres?
— A Sasuke-kun no le gusta lo dulce, así que encantada.
La pelirosa se despidió rápidamente de su acompañante y se fue entusiasmada mientras le contaba a Maru que Naruto podría usar su brazo al 100% y que ella había ayudado a ello. El Uchiha sólo pudo observarle un poco antes de que el águila de Kakashi le notificara que se presentara en su oficina.
Cuando llegó, el peliplata estaba con Gai. Al parecer discutían sobre él ya que rápidamente lo incluyeron en su conversación:
— El equipo de Sasuke podría infiltrarse y ponerle fin desde adentro. — Gai añadió señalándole. El pelinegro se quedó esperando el contexto de lo que se hablaba y el peliplata explicó:
— El equipo de Sai logró ubicar la guerrilla que Sakura y Naruto lograron encontrar hace tres días. Pero tomando en cuenta que la mayoría de los participantes parecen ser shinobis retirados de la aldea, sólo alguien ajeno al sistema de Konoha podría infiltrarse sin ser descubierto.
— Y quieres que nuevamente sea yo tu conejillo de Indias.
— Exactamente, me parece estupendo tu poder de la juventud. — Gai ya se había acercado y puesto su brazo en el hombro del pelinegro con una pose de orgullo.
— No he dicho que lo haría.
— No, pero supongo que querrás tener mejores resultados en tu primera audición en tu juicio que será la próxima semana. — Kakashi empezaba a usar sus cartas.
El menor de los Uchiha apretó la mandíbula y se preguntó si toda esta humillación valía la pena aún cuando él no había pedido del todo su libertad de regreso. Después de reflexionarlo unos momentos y de recordar que hacía esto en mayoría por la petición de su hermano por proteger la aldea (y que para ello necesitaba estar fuera de una prisión de 2 metros cuadrados), decidió aceptar el trato.
— Bien, pero sólo iremos Naruto y yo. Sakura puede quedarse… necesita descansar. — Añadió después de unos segundos.
— Le diré a Tsunade que le dé licencia dos días. — Su sensei le sonrió feliz de haberlo convencido.
— ¡Sakura! — Ino se apresuraba por alcanzar a su amiga. — Pensé que estabas en el hospital.
— Tsunade-sama por fin me dio unas pequeñas vacaciones en favor a los días que no tuve de descanso.
— Vaya, al menos cumplió su palabra. Pero eso no es de lo que quería hablar.
La rubia le lanzó una mirada sugestiva a su amiga mientras levantaba una mirada pícara.
— ¿Cómo van las cosas con Sasuke-kun?
— ¿En qué aspecto?
Ino resopló ante la inocencia de su amiga.
— Tu sabes perfectamente en qué aspecto. Las malas lenguas me han dicho que te la pasas en su departamento.
La pelirosa se tensó por su misión en cubierta.
— Oh… eso…. no sólo yo, también Naruto. No es nada especial… sólo estamos pasando tiempo como equipo otra vez. — Esto último no era del todo mentira.
A Sakura y Naruto les encantaba que todo estuviera volviendo a la normalidad como en los viejos tiempos, y auque la situación era complicada, esos momentos donde los tres discutían y comían juntos sanaban el vacío que se formó en los últimos años.
Ino le observaba con un deje de tristeza y preocupación.
— Entiendo cómo te sientes al tener a Sasuke de vuelta, Sakura… pero no confíes mucho en él. A pesar de que esté libre, no deja de ser alguien…. en quien no se puede confiar del todo. No sabes cuál será su siguiente paso. ¿Lo sabes, verdad?
Sakura entendía las palabras de su amiga más que nadie. Tal vez sólo se estaba mintiendo así misma en creer que Sasuke estaba volviendo a ser quien era, pero no le importaba. Si estos momentos con sus compañeros durarían un instante, entonces los disfrutaría al máximo; por eso no le había importado doblar turnos en el hospital ni sobre exigirse nuevamente con tal de ser partícipe en la misión; por eso se había puesto tan en contra con la actitud del Uchiha cuando discutieron. No quería volver a ser dejada atrás.
La pelirosa asintió al consejo de su amiga y juntas comenzaron a caminar rumbo a la tienda de Dango.
Naruto y Sasuke se habían infiltrado en la reunión donde al parecer se llevaría a cabo la siguiente maquinación en contra del mandato de Kakashi y que pondría. El Sexto había dado indicaciones claras de lo que harían: entrarían, recabarían información y posteriormente darían la señal para que los ANBU arrestaran a los que estaban en el recinto para ser interrogados.
Entrar y escabullirse fue fácil: la mayoría eran shinobis que no representaban demasiado problema, el obstáculo era que entre ellos se encontraban shinobis sensoriales. Cuando se habían confundido entre la multitud, comenzaron a escuchar los planes que al parecer serían puestos en práctica en los siguientes días.
— El siguiente ataque será en dos días, cuando los Kages vuelvan a reunirse en Konoha para pedirle avances al Sexto. — Dijo uno que parecía ser líder.
— ¡Después de esto, volveremos a ser libres! — Comenzaron los demás.
— ¡Romperemos la Alianza de la misma forma que ellos rompieron nuestras esperanzas!
Todos en el salón gritaban eufóricos ante las palabras del ninja que estaba al frente.
Sasuke le dio la señal a Naruto y ambos comenzaron a moverse, sin saber que el líder de la reunión había notado su presencia desde el momento en que habían ingresado.
— Hazte cargo de ellos. — Le dijo al shinobi a su derecha.
El ninja asintió y se perdió en las sombras tras los intrusos.
Naruto y Sasuke ya habían dado con la oficina central en donde podrían encontrar pruebas del supuesto ataque, y habían encontrado otro pergamino cuando un grupo de ninjas se aproximaban.
— Yo me haré cargo, tú continúa buscando, Teme.
Naruto brincó y comenzó a librar el ataque contra cinco shinobis mientras a lo lejos aún se escuchaba el discurso del cabecilla de la pandilla.
Sasuke había encontrado el pergamino que buscaba cuando el shinobi le interceptó.
— Supongo que primero tendré qué hacerme cargo de ti.
Su contrincante no pronunció palabra, simplemente se acercó.
Por el tatuaje que llevaba en el brazo, Sasuke pudo darse cuenta de que había pertenecido a las fuerzas ANBU. No debía subestimarle, sobre todo porque la máscara que llevaba le prevenía de caer en su Genjutsu. Sí tan sólo tuviera el nivel de destrucción que el Taijutsu de Sakura tenía, entonces él podría terminarlo mucho más rápido.
Sasuke chistó la lengua y se lanzó. El shinobi contraatacó y ambos intercambiaron golpes.
— Eres el mismo que el de los exámenes Chunnin, ¿no es así? ¿Qué es lo que planean una vez la Alianza se derrumbe?
El ninja no emitió sonido, sólo continuó lanzándose.
Sasuke no tuvo más remedio y empezó con Ninjutsu. Una bola de fuego perfecta, pero su oponente supo evitarlo y contraatacó con otro ninjutsu de fuego. Sasuke se giró, pero él no era el objetivo, sino los papeles, mapas y pergaminos que estaban justo detrás.
Cuando quiso levantarse y volver a usar su chakra, Sasuke se volvió a sentir cansado y empezó a marearse. ¿Un ninjutsu? No, era el mismo problema con su chakra cuando intentaba activar el poder de sus ojos, así que tuvo que regresar al Taijutsu.
El pelinegro ya se estaba hartando de que sus destrezas le fallaran nuevamente en el peor momento. Afortunadamente, el rubio ya llegaba a su lado dispuesto a cubrirlo.
— Ya le di la señal a Kiba. — Le anunció.
El shinobi al escucharlo, empezó su retirada. Naruto quiso ir detrás de él, pero Sasuke le detuvo.
— El pergamino, idiota.
El rubio se dio cuenta de que todo estaba siendo consumido por el fuego y ayudándose entre ambos pudieron escapar mientras el equipo de Konoha llegaba al lugar.
