Sasuke resopló derrotado cuando vio a sus ex compañeros esperándole afuera. A pesar de que había sido una audiencia corta en la que sólo se reabrió su caso y se expusieron los hechos, el equipo Siete se había empeñado en acompañarle.

— ¡Sasuke-kun! — Sakura y Naruto se acercaron en cuanto le vieron salir del edificio.

— ¿Cómo te fue? — El Uzumaki posó su brazo en el cuello de éste.

— La siguiente audiencia será en dos días y el cierre del juicio será en una semana. — replicó en cuanto se liberó del agarre del Jinchuriki.

Siete días era el tiempo que restaba para que se decidiera si Sasuke merecía otra oportunidad; y ambos, él y la chica que en ese momento lo veía con anhelo, lo entendieron cuando intercambiaron una corta mirada.

Sakura supo que los momentos con el Uchiha estaban llegando a su fin; y Sasuke, por su parte, comprendió que faltaba poco para saber si podría enmendar sus errores en un futuro. A su modo, Naruto también discernió que sería muy complicado que los altos mandos se doblegaran ante alguien como lo era su amigo; aun recordaba lo inflexible que había sido el Raikage esa vez que se humilló frente a él. De cualquier forma, aún quedaba tiempo para que se acentuaran las cosas. Ninguno podía rendirse tan pronto.

En medio de esos pensamientos Naruto recordó que debía ir con Lee y Chouji a probar el nuevo sabor de ramen que el viejo Teuchi estaba lanzando. A Sasuke y a Sakura les disgustó la idea de probar una pasta sabor atún así que simplemente se despidieron de él.

Una vez que se quedaron sólos, los dos comenzaron a andar y después de un corto trayecto, Sakura decidió ser quien rompiera el silencio.

— ¿Qué harás si eres absuelto?

A Sasuke le tomó desprevenido la pregunta tan directa proveniente de la chica que caminaba a su lado. Nunca lo aceptaría en voz alta, pero se sentía muy confundido por todo lo que había sucedido en las últimas semanas ahora que su juicio oficialmente había iniciado. Jamás había creído posible volver a pasar tiempo con sus compañeros como en el antaño, ni tampoco se cuestionó si podía comenzar de nuevo; ahora esa posibilidad se había posado ligeramente en el fondo de su mente. En un inicio no tenía expectativas siquiera de que esa podría ser una opción; sin embargo, ahora parecía posible.

— No creo que sea así de fácil perdonar. No para alguien como yo.

— Sí que eres muy pesimista. — La chica miró al cielo mientras estiraba sus brazos un momento. — Yo creo que ganarás el juicio. Tengo esperanza en que serás libre.

Sasuke no supo si la pelirosa se refería a su estancia en la prisión o a los fantasmas que le perseguían desde siempre, pero esas palabras y el tono seguro que la chica usó, hicieron que una esperanza comenzara a florecer en él.

Sakura se preguntó si había dicho algo fuera de lugar por la forma en que el pelinegro se quedó mirándola, así que después de un pequeño sonrojo por la mirada estática del chico que aún hacía latir su corazón, decidió cambiar el tema.

— Toma. Desayuné con Ino, así que puedes comerlas.

El ninja se quedó observando un poco confundido el paquete que la kunoichi le había entregado.

— Debo irme a entrenar con Tsunade, te veo mañana.

El chico abrió el paquete y se topó con unas galletas cuidadosamente envueltas

….

Al llegar a la torre Hokage, Sasuke se vio obligado a darle los detalles de su juicio al Sexto quien se encontraba sentado en su escritorio mientras tecleaba apurado en su computadora. Últimamente la tecnología ayudaba en sus labores, pero era imposible seguirle el ritmo a lo apresurado que eran sus obligaciones como dirigente de una de las naciones que estaba volviendo a ponerse en pie después de una guerra.

— …. Entonces nada está decidido. — Concluyó.

— Hmp.

— Bueno, no es de extrañar. Yo nunca te aseguré la libertad, sólo te di la oportunidad de la que te estabas privando. Lo que pase ahora depende sólo de ti y de cómo manejes las cosas.

El Uchiha sabía perfectamente a lo que se refería su ex Sensei. Sabía que ahora no sólo era el resultado legal su única preocupación sino cómo se relacionaba con los demás y cómo esos lazos podrían ayudarle fuera y dentro de la prisión. Kakashi quería que Sasuke entendiera que no estaba sólo, y que tenía responsabilidades no sólo consigo mismo sino que también con aquellos que le rodeaban. La imagen de una pelirosa risueña se le vino a la mente.

— En vista de que no sé si te seguiré teniendo a disposición, es mejor que termines la misión que te encomendé. Hubo cambios, Sai tiene los detalles.

El ninja asintió a las nuevas indicaciones del Hokage y dejó la oficina.

...

Estaba por caer el sol y la nueva cumbre Kage había comenzado apenas hace unos instantes y los puntos de vista ya se encontraban divididos.

— No creo que debamos comenzar a crear nuevas armas militares, ya no estamos luchando contra nosotros. — Decía la Mizukage.

— Creo que no has entendido, una nación necesita defenderse. — El Raikage explicó.

— ¿Y de quién se va a defender si estamos en paz? Digo, por eso hemos firmado este tratado y creado la alianza. — El Tsuchikage usó un tono sugestivo.

— No sólo se trata de amenazas entre nosotros, sino internas, ¿verdad, Kakashi?

El peliplata sólo sonrió a sabiendas de que el comentario era una indirecta hacia las conspiraciones que había estado ocultando de los ojos de los demás Kages.

— Claro que se ocupa protección militar, pero no en esa cantidad. — Intervino el Kazekage.

— ¿Sigues creyendo que habrá paz en un futuro, niño? — El Raikage dirigió su vista al pelirrojo totalmente irritado.

— Ese es nuestro trabajo, ¿no? — Gaara le mantuvo la miradas, se estaba hartando de la actitud de los demás; podría ser el más joven, pero comparado con los demás Kage, él era el más coherente en esa sala.

Mientras los dirigentes discutían dentro, el equipo Siete se encontraba afuera del edificio totalmente de incógnito. Cómo se había esperado, la cumbre se había pospuesto debido al incidente de los exámenes y ahora había sido retomada en la misma aldea para discutir temas militares.

Tomando en cuenta el testimonio de los prisioneros que Kakashi e Ibiki habían obtenido, quien estaba detrás de todos los recientes problemas debía aprovechar y atacar mientras los Kages estaban reunidos en un mismo lugar

Sakura fue la primera que los notó. Dio una señal a sus compañeros y los tres se lanzaron tras el grupo de intrusos que estaban llegando por los laterales.

La estrategia era alejarlos del edificio en donde se estaba llevando a cabo la reunión por lo que después de interceptarlos, trataron de alejarles lo más posible. Al principio fue fácil, pero una vez descubierto su objetivo, los shinobi comenzaron a dispersarse.

A un extremo del claro, Naruto se encontraba contra tres ninjas así que comenzó a invocar a sus Clones de Sombra; contrario a Sakura, quien peleaba del otro lado a puro Taijutsu. Sasuke por su lado reconoció a su contrincante: era el mismo shinobi con el que había peleado en dos ocasiones; sólo que ahora había algo en la forma en la que se movía que lo hacía más lento o ¿era él quien había recuperado sus destrezas después de la curación que le había hecho Sakura?

Estaba a punto de terminarlo cuando vio a lo lejos cómo el segundo grupo de shinobi llegaba al lugar y se acercaban peligrosamente a la pelirosa quien en ese momento libraba batalla contra 4 tipos enmascarados.

Sakura no podía darse el lujo de usar toda su fuerza para no hacer un caos y destruir el lugar; en otras estancias, ella hubiera acabado de un golpe a esos tipos así que cuando Sasuke llegó a su costado y sacó de combate a los que acababan de unirse, se sintió más libre de usar sus puños y terminar con esos cuatro que tenía encima.

Ambos intercambiaron una sonrisa divertida y se lanzaron contra los que estaban al frente.

...

— ¿Viste la cara de ese tipo cuando Naruto llegó y le lanzó el rasengan? Creí que se haría encima.

Sakura se encontraba emocionada por la reciente batalla, hacía mucho que no le había pateado el trasero a nadie.

— Tu también noqueaste a varios. — Sasuke replicó con un semblante relajado, pero con tono divertido.

El pelinegro acompañaba a la medic-nin rumbo a casa. Hace unas horas habían logrado atrapar a los causantes de todo y Kakashi había empezado a discutir oficialmente el tema con los demás Kage: desde los asesinatos hasta las conspiraciones que habían surgido fuera y dentro de las fronteras. Esto sin lugar a duda había cambiado la balanza y ponía a Konoha y a Sunagakure en una muy buena posición frente a las demás pues habían logrado erradicar un grupo de alborotadores internacionales.

— Pero nada comparado con la patada que le lanzaste a ese shinobi. — Continuó Sakura totalmente emocionada.

— Oh, pero tu taijutsu es asombroso, aun recuerdo como noqueaste a Kaguya. Eres increíble.

Sasuke se dio cuenta de lo que había dicho cuando la chica se quedó callada por su comentario. Rápidamente un leve sonrojo se dibujó en las mejillas de la pelirrosa que gracias a la luz tenue de la luna, supo esconder bien.

— Gracias por decirlo.

Ambos intercambiaron una fugaz mirada y Sasuke estaba a punto de decir algo cuando Sakura le interrumpió.

— Hasta aquí está bien, Sasuke-kun. Hoy dormiré en casa de Ino, así que no es necesario que me acompañes. No seas tan desconsiderado y tapa a Naruto que el sillón es frío.

Cuando menos lo notó, la pelirosa ya había empezado a doblar la esquina. Sólo la luz proveniente del poste de la calle le acompañaba ahora. Sasuke pensó para sus adentros que otro día podría agradecerle por las galletas de ese día.


Naruto y Sasuke habían terminado de entrenar como en los últimos días. Aunque aún faltaba la última resolución, a segunda audiencia había salido a favor de Sasuke, pues los jueces habían encontrado que el descendiente Uchiha había sido víctima de la corrupción del mandato anterior de Konoha y que había sido manipulado desde que era un infante en beneficio de Danzo, entre otros personajes importantes; por lo que ahora el Uchiha podía moverse más libremente.

Desde que habían terminado con la misión dos días atrás, el equipo Siete había vuelto a la normalidad: Sasuke y Naruto entrenaban y Sakura había vuelto al hospital como de costumbre. Al pelinegro se le había hecho costumbre tener a sus compañeros en su departamento, así que ahora sentía que ese lugar volvía a ser muy grande para él sólo.

Mientras Sasuke y el rubio caminaban entre las calles de la aldea se toparon con Ino y Maru quienes compraban Dango en un establecimiento.

— ¡¡¡Maru!!!! — Saludo el escandaloso ninja.

— Oh, Naruto. Sasuke-kun. — El chico se giró sacudiendo el brazo.

— Sasuke-kun, no te había visto desde que saliste de la prisión. — Ino saludo con el ceño fruncido, totalmente desconfiada del chico que hasta hace poco era considerado un criminal rango S.

El pelinegro no dijo nada, sólo dirigió su mirada al fondo del establecimiento en donde Sakura se encontraba pagando su orden. Cuando la chica notó su presencia se sorprendió.

— Oh, Sasuke-kun. ¡Hola, Naruto! ¿Qué están haciendo? — preguntó cuando llegó con sus acompañantes.

— Venimos de entrenar. ¿Y tú, Sakura-chan?

— Aprovechando el descuento del 3x1. — La pelirosa sonrió triunfante mostrando sus dulces.

Mientras Ino y Maru se reían por una babosada que el Jinchuriki había dicho, la pelirosa se acercó con el Uchiha.

— Escuché de Tsunade-sama que Kakashi empezará con los interrogatorios en los próximos días, pero como los miembros que atrapamos son de las cinco naciones, se necesita el permiso de cada aldea para comenzar con ello.

El pelinegro asintió.

— ¿Qué tal estuvo la segunda audiencia? No pude llegar a tiempo porque Lady Tsunade casi me rompe el cuello mientras entrenábamos.

— Salió bien. — Le respondió. — ... Gracias por las galletas del otro día. — Añadió.

— Cuando quieras más dime, Ino las regala a los clientes de la florería.

El pelinegro resopló con una tenue sonrisa ante la audacia del comentario, y ese gesto no pasó desapercibido para la kunoichi, ni tampoco para el chico frente a ellos. Maru observaba en silencio el pequeño intercambio de sonrisas entre esos dos.

— Sakura, creo que debemos volver al taller. — Le avisó en voz alta.

Al escucharlo, la kunoichi asintió.

— Olvidé que debemos ayudar a Maru con unas cosas. Hace poco se lastimó la pierna y aunque lo he tratado, recientemente volvió a abrirse la herida. Los veo después. Adiós Naruto.

El rubio se acercó a su amigo después de que los tres se hubieron marchado.

— Entonces, ¿qué? ¿Vamos por ramen?

El pelinegro asintió pero su atención seguía puesta en las sombras que se perdían calle abajo.