Durante una lluviosa tarde de verano, una lujosa limusina negra se estacionó frente a la entrada de un edificio.

Sasuke Uchiha salió del auto, abriendo la puerta trasera del lado derecho, junto con un paraguas para cubrirse.

Su hermano mayor lo acompañaba en el asiento contrario, mirándolo con cierto aire de preocupación, al mismo tiempo que sostenía su celular en su mano izquierda.

-¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe? – lo interrogó, disimulando la gran tristeza que llevaba en el pecho, por las condiciones en las que, imaginaba, se encontraría su hermano menor.

Sasuke volteó hacia Itachi; como si hubiera escuchado el inesperado rezo de un espíritu, y asintió en silencio. El muchacho de cabello y ojos negros; tan profundos como los suyos, sonrió de lado con comprensión y asintió, recorriéndose un asiento para cerrar la puerta de la limusina. Al hacerlo, bajó la ventanilla.

-Llámame si necesitas algo. ¿De acuerdo?

Sasuke asintió de nuevo, dando un par de golpes en el techo de la limusina para que esta pudiera partir y ya no fuera un inconveniente en el paso del tráfico. Su mirada fría y desolada volvió hacia la fachada del edificio.

¿Cómo luciría ella en el ataúd?

¿Estaría sonriente, triste?

Estaba a pocos pasos de averiguarlo.

Aferrándose al paraguas con su mano derecha, subió las anchas escaleras de concreto. Una vez que llegó a la cima, se aproximó a las puertas de cristal. El vestíbulo de la funeraria estaba en completo silencio, lo que le dio la oportunidad de analizar mejor el entorno y dirigirse al lugar que necesitaba, sin tener que tomarse la molestia de pedir indicaciones.

Caminó por el pasillo a la derecha hasta llegar al fondo y abrió las grandes puertas metálicas de par en par. Sintió más peso en su corazón cuando distinguió el ataúd a unos metros de distancia, acompañado por arreglos de flores detrás y en las paredes de toda la sala. Sin importar a donde volteara, solo encontraba flores de cerezo y lirios blancos.

Tragó saliva y apretó los puños. Y con cierto peso de plomo molestando sus pies; clavándolos en la larga alfombra roja, se obligó a caminar hacia el ataúd. La fricción que generaban las suelas de sus lustrados zapatos negros y la tela de la alfombra lo tranquilizaba, preparándolo.

Y ahí estaba ella.

Acostada en el ataúd, con una mirada apacible que no iba dirigida, ni hacia la felicidad, ni hacia la tristeza.

Solo… era Sakura.

Sakura Haruno, la chica que alguna vez llegó a respirar.

Sakura Haruno, la chica a la que alguna vez llegó a salvar.

Sakura Haruno… la única chica que había robado y descongelado su corazón.

Tomó aire, instruyéndose para no perder el control de sus emociones. Entonces, sus ojos negros se dirigieron a uno de los lirios blancos que adornaban el espacio. Con su temblorosa mano derecha, lo tomó. Lo llevó a sus labios para besar uno de sus pétalos y se lo colocó a Sakura sobre su oreja izquierda.

Se veía tan hermosa, que no pudo evitar cubrir sus ojos con lágrimas, maldiciendo el instante en el que la encontró detrás del edificio de la escuela, con su cuerpo roto y cubierto de sangre.

-¿Sasuke?

Sin importarle que las lágrimas cayeran de sus ojos, y tratando de lucir inexpresivo, se giró hacia atrás. Hinata Hyuga lo observaba preocupada, luciendo un largo y esponjado vestido, tan negro como el traje que él llevaba encima. Sus manos sostenían un ramo hecho de flores de cerezo.

Después de observarlo, alzó la mirada para buscar a más presentes. Solo estaban ellos dos.

-N-Neji se encuentra con Ino y Sai. – explicó Hinata con timidez. - P-Pasarán en cualquier momento.

Sasuke se dejó caer con cansancio, en los escalones que separaban el espacio donde se hallaba el ataúd del resto de la sala. Agachó la cabeza y apoyó sus brazos sobre sus rodillas flexionadas hacia arriba. Como Hinata creyó que se estaba sintiendo mal, no tardó en aproximarse, arrodillándose a su altura y tomando una de sus manos.

-Traté de comunicarme con los padres de Sakura… - comentó Sasuke de pronto. - pero los dos son unos idiotas sin remedio. – tomó aire y dirigió su mirada al techo. – ¿Es tan difícil dejar de beber para darle un último adiós a tu hija?

-Lo lamento tanto, Sasuke. – dijo Hinata, sollozando. - Sakura… en una de las últimas llamadas que tuve con ella, me platicaba mucho de ti. Que tú eres y siempre serás, la persona más valiosa que conoció en su vida. – un par de lágrimas se escaparon de sus ojos blancos. – Yo… sentía lo mismo por Naruto.

-¿El hermano de Sakura?

Hinata asintió.

-Falleció hace 3 años. – la mano que sostenía la de Sasuke, la llevó a su pecho. - Pero la herida que se me abrió por eso, me sigue doliendo como si hubiera sucedido ayer.

Al verla sollozar y llorar con más desconsuelo, el muchacho se acercó a ella y la abrazó, refugiando su mirada en su pecho.

-Hice que recordaras algo triste. – le habló en el oído. - Lo siento.

-E-Este es un momento triste… - añadió, sin corresponder el abrazo. - así que está bien.

Se quedaron así por unos segundos más, hasta que Sasuke decidió separarse.

-¿Extrañas a Naruto? – la cuestionó de pronto.

-Cada día que paso sin él a mi lado, siento que me ahogo en un mar con nombre desconocido. – volteó hacia sus manos; frotándolas con ansiedad, y luego se dignó a mirarlo. - ¿Cómo fue que conociste a Sakura?

Sasuke la miró atónito unos segundos.

-Este no es un buen lugar para que te cuente esa historia. – aseguró, poniéndose de pie y extendiéndole la mano derecha. - ¿Te gustaría un café?

Fin del prólogo.


Estaba planeando escribir la secuela de mi mini historia "Rechazado el día de san valentin", pero no me salen las palabras para una historia cómica y romántica. Solo para una trágica y romántica XD jajaja. Espero les haya gustado el prólogo de esta nueva mini aventura! Pronto publicaré la continuación :) Muchas gracias por leer! Saludos a todos!