Capítulo 1. El sueño inmortal.
País de las aguas termales, una pequeña nación ubicada al suroeste del País del fuego, era un lugar que en el pasado sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra Ninja, pese que la aldea fuera una menor en el mundo Shinobi, no la excluyó del conflicto que estaba aconteciendo en esos momentos, siendo obligada por La aldea de la Arena (País del viento), con la difícil decisión entres sus manos, de luchar contra los rivales de Suna, o ser destruida por la misma, eligieron la primera opción, luego de la derrota y fin de la guerra, la aldea optó por retirar su sistema militar y llevar a su aldea a un destino turístico alejada de la vida Shinobi que había golpeado duro en sus aguas, pero aunque para el mundo y sus propios habitantes se viera un ambiente pacífico y amigable, en las sombras no lo sería, adoctrinando una religión ya perdida, y posteriormente encontrada entre ruinas, El Jashinismo.
Aldea de las aguas termales.
Unos pasos rápidos apresurados sonaba mientras golpeaban el piso, el abrir de una puerta rechinando en un cuarto oscuro con velas y dos fotos en un altar, un hombre y una mujer sonriendo, con bandas en la frente, indicando su afiliación a su aldea natal, había una persona indicada frente al altar, de alrededor 17 años, rezando en silencio hasta escuchar el ruido aproximarse a su lugar de oración.
"ESTO ES INJUSTO". Se escuchó una voz cargada con furia y resentimiento. "Piensan que con el simple hecho de alejarnos es suficiente, ¿Acaso simplemente vamos a ignorar el sacrificio de nuestra gente?, Papá y mamá están muertos porque nos obligaron a entrar una guerra que no queríamos luchar". El rechinar de los dientes resonó el la calmada habitación. "Aunque seamos una aldea pequeña, no le da derecho a los grandes a simplemente usarnos para su conveniencia, y si no fuera suficiente los líderes del pueblo piensan que la solución es ser débiles e inofensivos ante el mundo"
Luego de un momento de silencio, un reclamo lleno de desesperación cortó el aire. "Dí algo y no te quedes callado Kentagua".
"Sabes que estoy tan dolido como tú Kentaro". Una sola lágrima cayó en el suelo de madera para reafirmar lo dicho.
"Pero, ¿Que crees que podamos hacer? Si pudiera mataría a los que nos quitaron a nuestros padres, y sé que harías lo mismo, y aún así lograriamos que nos maten a ambos" Finalizó con una voz quebrada.
La voz adulta continúo hablando más relajada. "Algo deberíamos poder hacer, tal vez si nos convertidos en los líderes del pueblo, haríamos que este lugar se vuelva fuerte, y así no tendríamos que ser amenazados por otros pueblos" Terminó el hermano mayor con tristeza poniéndose de rodillas al lado de su hermano menor.
"Si tan solo pudiéramos infligir dolor a los que nos lastiman con el nuestro, así sabrían que es lo que se siente".
"Desafortunadamente para tí no hay algo así que pueda ayudarnos". Aunque Kentagua se esforzará por ignorar los pensamientos de venganza y asentarse en el deseo de su hermano mayor, en el fondo sabía que de igual manera quería eso.
"Eres lo único que me queda Kentagua, no quiero que mueras, ojalá alguien sea capaz de concedernos inmortalidad, en caso de que nos veamos forzados a luchar, estaría tranquilo sabiendo que no morirás, ni tú ni yo". Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. "No permitiré que te hablan daño, eres mi hermano mejor y es mi deber protegerte, cuidaré de ti cueste lo que cueste". Kentaro se avalanzo sobre Kentagua pata sostenerlo en un fuerte abrazo, con los voz ya quebrada y sus lágrimas cayendo en los hombros de su hermano." Eso es una promesa".
Kentagua sin dudar correspondió el abrazo de Kentaro, intentó reprimir el dolor que lo había estado asfixiando, que fue liberado sabiendo que había alguien lo protegería. "No te abandonaré Kentaro, pase lo que pase, estaré ahí para cuidar tu trasero descuidado" Ambos soltaron una pequeña risa entre los sollozos. "Además, estoy seguro que mamá quiere nietos, bisnietos y lo que que sea que siga, tenernos razones para vivir hasta el último día, una familia, el pueblo, ser fuertes, dañar al mundo con su propio daño"
"Puedo sentirlo Kentagua, sé que construiremos algo realmente impresionante, un legado que vivirá con fuerza incluso cuando esté apunto de esfumarse, y quiero que me acompañes en ese sueño, nuestro sueño inmortal".
Kentaro y Kentagua continuaron hablando unas horas más, recordando su infancia al lado de sus padres, los momentos en la academia ninja, además de las incontables veces que jugaron y rieron por todo el pueblo, cuando su vida era tranquila y menos complicada, lejos de las penurias de la guerra y cientas de batallas, mientras más hablaban, más reforzaban su punto de vista, la búsqueda de una venganza lejana, sin olvidar lo importante que es el tenerse uno al otro, con el deseo y ambición de proteger su hogar, a costa de lo que sea, recordando viejas leyendas, la historia de un hombre, que lo había perdido todo, en su búsqueda de venganza contra las personas que le causaron dolor, creó una forma inexplicable de herir a sus enemigos, el terror de crueldad había extendido la historia por todo el país, así que decidieron a buscar más información al respecto en los días venideros.
"Iré a la cama Kentaro, intenta descansar un poco". Estirándose un poco para quitar el entumecimiento de estar tanto tiempo sentado." Y no sufras por algo difícil de conseguir, puedo ver qué te esforzarás demasiado en saber de ese hombre, solo tómalo con calma.
Justo antes que se Kentagua saliera de la habitación escuchó la voz de su hermano. "Espera, yo… Te juro que encontraremos la manera, con nuestras propias manos o bendecidos por el destino, aún si tengo que tener un corazón malvado, juntos nos encargaremos de proteger lo queda de nuestro pueblo, y si es necesario cavar entre las sombras de la historia Shinobi, para hallar una forma de ser inmortales, lo haremos juntos, porque no dejaré que nada te pase". La mirada llena de determinación de Kentaro sorprendió a Kentagua, le alegró ver a Kentaro tan decidido, una persona en la que confiar y que estaba seguro que no se rendiría hasta garantizar la paz de su hogar, aún a costa de la violencia.
Kentagua respondió con una pequeña sonrisa, mientras sus ojos con renovada esperanza veían el calor de las velas. "Y yo te acompañaré en ese camino, Kentaro".
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Habían pasado unos días desde que Kentaro y Kenta discutieron su sueño de inmortalidad, habían progresado realmente poco, lo poco que había conseguido no los había llevado a nada, incluso después de una exhaustiva investigación en la biblioteca y preguntar a gente mayor al respecto no lograron obtener mucha información, lo poco que consiguieron fue una figura en un libro que contaba la historia de la aldea, un triángulo encerrado en un círculo, una sola página con una poema que intentaba describir la inmortalidad, aparentemente el símbolo tenía relación a la vida muerte y dolor, podría ser un pequeño pero importante avance en su búsqueda.
"¡Tengo algo!". Kentaro quitó las cosas sobre le mesa en la que Kentagua comía para poner una hoja arrancada e increíblemente vieja. "Mira, tienes que leer esto"
Kentagua se dió un momento para terminar de comer lo quedaba en su plato para después dirigir su mirada a la hoja."Un hombre que perdió a su familia, en las guerras de clanes, fue intoxicado por el deseo de venganza, quería infligir dolor a aquellas personas que se había atrevido a lastimar a su familia, sin embargo no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a todas esas personas sin morir en el intento, después de mucho trabajo y esfuerzo, años de investigación en el arte del sellado, y por fin consiguió una manera de vengar a su familia, logró hacer su cuerpo inmortal con una regeneración alucinante, fue a cobrar su venganza, y después de desatar una masacre no quedó satisfecho, la sensación de matar fue increíble, y mucho mejor fue saber que no podrían matarlo, desviado de su camino original, siendo atraído por los brazos de la muerte y destrucción, olvidó su meta original, inconforme, llevó súplicas de piedad a todo el país de las aguas termales, forjando la leyenda de un hombre inmortal, Jashin".
Kentagua quedó estupefacto ante lo que había leído, no todos los días escuchabas la historia de un hombre inmortal que buscaba venganza, y que fue consumido por un deseo tan repugnante como lo era matar. "¿Dónde conseguiste esto?, Es escalofriante" dijo Kentagua aún incómodo la historia.
"Lo encontré en la biblioteca, la página estaba arrancada y escondida entre otro libro" Kentagua notó la ligera vergüenza de Kentaro.
"¿Y?, ¿Que hay del libro? Si la hoja página estaba ahí debe ser importante". Explicó Kentagua con impaciencia.
"Emmm… Bueno verás, no era un libro realmente interesante… Era un libro con recetas de cocina". Una risa escapó de los labios de Kentagua con incredulidad mezclada.
"Jajaja, ¿Que hacías tú buscando recetas de cocina?" Preguntó Kentagua aún entre risas.
"Tch, ¿Podemos pasar a lo importante?" Dijo Kentaro ya irritado por la risa. "Es un punto de partida muy interesante, es lo que hemos estados buscando, simplemente necesitamos encontrar más información relacionada con este tal Jashin y el símbolo".
"¿Estás seguro de esto?, Digo, escuchaste la historia de ese tipo, se volvió realmente loco, no quiero ser un desquiciado así". Dijo Kentagua con preocupación.
"Oh vamos Kentagua, sabes que eso no pasará, tenemos un objetivo mucha más importante, ¿Recuerdas?, Dijo Kentaro, además, no dejaré que seas consumido por los deseos de un lunático". Finalizó Kentaro revolviendo el cabello de Kentagua
"Dijimos que estaríamos dispuesto a todo, pero, ¿puede ser peligroso no crees?"
"No te preocupes aún, ni siquiera sabemos si la historia es real, alguien con un poder así seguramente habría salido a luz rápidamente, primero confirmemos lo que hemos visto, después veremos qué hacer ¿Te parece?". Preguntó Kentaro con amabilidad.
Dando un suspiro Kentagua habló. "Estás bien, recuerda, mañana tienes que atender el puesto de Ramen, iré a la biblioteca a buscar información" Kentagua se dirigío a su habitación bostezando, mientas Kentaro se servía la cena. "Buenas noches Onii Chan"
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Unos días después Kentagua se encontraba en la biblioteca revisando algunos libros, estaba particularmente interesado en buscar algún libro con el símbolo que había visto o el nombre de Jashin pero no estaba teniendo el éxito que esperaba.
Llegó a la conclusión que si era una historia real y antigua, posiblemente habría algo en los estantes más viejos, así que se dirigío a la parte menos ocupada y abandona de la biblioteca.
"Veamos si esta vez hay suerte". Kentagua comenzó a buscar por unos minutos, comenzó a frustrarse por una vez más no encontrará nada útil, justo cuando iba a dar la vuelta para salir de lugar notó un ligero brillo en lo alto de una estantería, lo interesante es que pareció ver un triángulo encerrado en un círculo, sin apenas durar rápidamente se encaminó y estiró hasta alcanzar el libro.
Kentagua dió un silbido de impresión por lo que estaba en sus manos. "Realmente parece un libro muy viejo". Era un libro gris con rojo, con un triángulo encerrado en un círculo hecho de plata, sobresaliendo de la portada, con polvo y apariencia de no haber sido abierto en muchos años.
Kentagua dió un soplido para disparar el polvo y su sonrisa no pudo ser más grande, leyó el título hasta arriba de la portada que incluso lo dejó con una extraña sensación en los labios. "Jashinismo". Contempló unos momentos más la palabra hasta decidirse por abrir el libro. "Bueno señor Jashin, veamos que tienes".
Kentaro se sobresaltó al escuchar la puerta de su casa siendo abierta de forma brusca, rápidamente fue a la entrada y se extrañó al ver a Kentagua como si estuviera huyendo de la misma muerte.
"¿Mmm? ¿Qué pasó Kentagua? Parece que la muerte está a tus espaldas" dijo Kentaro bromeando un poco.
Recuperando el aliento Kentagua contestó lleno de emoción y sin vacilar. "Exactamente, encontré algo, algo que hemos estados buscando mucho tiempo". Kentagua se dirigío a la mesa y puso el libro. Kentaro se acercó con interés de lo que podría haber encontrado su hermano, al verlo, sus ojos se abrieron hasta más no poder.
Un aura extraña se apoderó de la habitación, en sentimiento particular en sus estómagos, algo ponía de nervios a los dos hermanos, una respuesta a su búsqueda que podría brindar apoyo a su pueblo y venganza.
"¿Que es eso? Kentagua". Kentagua solo sonrió y contesto con plena confianza. "Ven a averiguarlo".
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8 años, habían pasado 8 largos años de camino, Kentaro y Kentagua habían logrado establecerse como los líderes de la aldea, con ayuda de su séquito de seguidores, aprovecharon la inconformidad de algunas personas importantes en el pueblo, que veían con malos ojos la debilidad impuesta sus compañeros, escalando de puesto en puesto, consiguieron hacerse del poder, habían reclutado a algunas personas para su culto Jashinista, comprendieron que las habilidades otorgadas por su religión los pondrían en un blanco frente a las demás aldeas, por consecuente los llevó a la decisión de ocultar su culto a ojos del pueblo y el mundo, solo las personas que los ayudaron a llegar a esa posición y personas selectas sabían del secreto que ocultaba su pueblo.
Actuaron y se movieron entre las sombras, Kentaro y Kentagua estaban logrando su sueño, proteger su hogar y posteriormente vengarse de Sunagakure, el gran camino que habían hecho fue duro, pero valió la pena, tenían una aldea prospera, y la cuidaban por los medios que fueran necesarios, nunca dejaron al otro, siempre se tuvieron confianza y permanecerion juntos, tal como lo habían prometido hace tantos años, nada se interpondría en su hermandad y religión. La religión que había cumplido sus deseos incluso más allá de lo que pensaron, inmortalidad, a la misma vez de algo inimaginable, un añadido que creyeron aún más imposible, hacer daño a las personas que causan dolor con sus propias manos, todo posible gracias a su esfuerzo en la búsqueda de conocimiento y fe, larga vida a Jashin-Sama.
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Kentaro y Kentagua se encontraban en un claro cerca de las afueras del pueblo, hablaban y relexionaban por todo lo que había pasado en estos largos años, les hizo felices ver qué el esfuerzo que habían puesto en conseguir sus objetivos había dado sus frutos.
"Es increíble, ¿No lo crees Kentaro?" Preguntó un Kentagua mucha mayor y con la misma emoción y sonrisa de siempre
"Sin duda alguna, hermanito". Respondió Kentaro tan tranquilo y como era costumbre. "Hemos llegado más lejos de o que hubiera imaginado, el culto, el pueblo, nuestra fuerza, y sobre permanecer unidos".
Kentagua se quedó un momento en silencio intentando formular su siguiente pregunta. "¿Crees que ellos estarían orgullosos de nosotros?, Digo, supongo que sí evidentemente, pero, me refiero a eso, al Jashinismo entre las sombras". Terminó de decir Kentagua con un semblante melancólico.
"No lo sé Kentagua, pero confío en que así es, en que verán que haremos lo necesario por proteger la razón por la que ellos murieron". Respondió Kentaro con menos amargura de la habitual al recordar cómo murieron sus padres.
Continuaron unos momentos en silencio, sin decir palabras pero disfrutando de la compañía del otro, en una tranquilidad cálida y agradable para los dos hermanos.
Kentagua se puso de pie mientras comenzaba a hablar nuevamente. "Bien, iré a hacer algunas cosas en el pueblo, ¿Vienes?"
Kentaro negó ligeramente con la cabeza." No, iré en unos minutos quiero estar un rato más aquí, es reconfortante". Respondió Kentaro mientras pasaba sus dedos por las flores del pasto.
"Bien, te veré allá". Sin decir más Kentagua se alejó del claro.
Kentaro permaneció unos minutos más cerca del lago, disfrutando de lo que lo rodeaba, lo hacían sentir tranquilo y paz, después de unos momentos de meditación y oración se dispuso a irse, sin embargo justo antes de partir escuchó un ruido en su cercanía.
Kentaro se acercó con cautela, después de todo un mundo repleto de ninjas no era francamente amigable, se fue moviendo entre los arbustos, empezó a preocuparse por los que parecía ser sonidos de batalla, se apresuró rápidamente al origen del ruido y ver qué estaba pasando.
Al llegar la batalla ya había finalizado, pero no vería rastros de personas, siguió caminando y se sorprendió al ver a 4 ninjas de Kumogakure muertos, rápidamente se puso en guardia por que pudiera pasar, sin embargo lo único que escuchó fue algo caer, al voltear vio a una mujer de aproximadamente 24 años de edad, dedujo rápidamente que posiblemente era la persona que enfrentó a los ninjas de kumo, ojos verdes con uniforme Shinobi, además de un cabello color rojo brillante.
Se apresuró rápidamente hacia ella, se inclinó y empezó a ver sus heridas, cuando por fin se dió cuenta que la mujer se había desmayado, la cargo con suavidad y se dirigió con prisa al pueblo para curar a la exhausta Kunoichi, en el camino se preguntaba por qué había ninjas tan cerca de su pueblo, y sobre todo, ¿Quien era esa mujer?
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Empezó a abrir un poco los ojos, intentando acostumbrase a la luz entrante, al querer moverse sintió un ligero dolor, notó que su cuerpo estaba vendado, alguien la había curado, pero ¿Quién y por qué?, Su extraordinaria curación y resistencia sin duda le habían resultado como ayuda, pero no dudaría en agradecer a quien la haya curado por acelerar un poco más su recuperación, se sentó el cama hasta notar que había alguien más en la habitación, alzó la vista para ver a un hombre, de alrededor de 25 años, tez clara y cabello castaño, notó un collar colgando, además de desprender un aura de liderazgo.
"Qui- quién eres?, ¿Dónde estoy?, ¿Que hago aquí?". La pelirroja buscó desesperadamente respuesta pero no obtuvo ninguna.
"Yo haré las preguntas". Dijo el hombre con convicción. "¿Quien eres?" La mujer entendió que no estaba en posición de demandar algo así que contestó.
" Soy kumari… Kumari Uzumaki".
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No sabía cuánto tiempo llegaba corriendo sin descanso, no sabía siquiera su podría lograrlo, iba a morir, lo sabía perfectamente, mi habría nada que pudiera salvarla, pero ella salvaría el legado de su hogar y lo que ama, la habían estado persiguiendo por horas, consiguió hacer una distracción y ganar tiempo valioso para poder esconderlo, era para él, tenía que encontrarlo en un futuro y seguir con la herencia del pueblo que la acogió.
"¿Mamá qué está pasando?¿Por qué nos fuimos y dejamos a papá solo?, ¿No crees que pueda preocuparse?" Una voz muy pequeña y suave sonó en medio del caos de su madre intentando huir a toda costa.
" Todo estará bien kushi-chan, no tienes que preocuparte por nada, mami está aquí para protegerte, y no dejaré que nada malo te pase" Respondió una mujer al igual que la niña peliroja, haciendo el esfuerzo de tranquilizar a su hija.
"¿El tío Kentagua vendrá con nosotros cierto? Al igual que papá". La mujer hizo todo lo posible por reprimir las lágrimas que salían de sus ojos.
La obligaron a huir de su hogar, de su familia, renunciar a lo que más amaba si es que quería que una parte de eso pudiera sobrevivir. Además tenía que esconder el secreto, era algo en lo que su esposo había trabajado demasiado tiempo, como para simplemente regalarlo a los enemigos.
(Escena retrospectiva)
"¡Tienes que escapar Kumari, no puedes esperar más tiempo!, Mantén el secreto oculto en algún lugar, y sobre todo, llévate a Kushina, corre lo que creas necesario, no dejes que obtengan lo que vivieron a buscar, me quedaré aquí con Kentagua, hasta el final, les daré el tiempo que necesiten para huir".
"No Kentaro, por favor, tiene que existir otra salida, no podemos hacer esto, por favor". Kumari se abalanzó sobre su marido y lo abrazó con fuerza, sin estar dispuesta a dejarlo ir.
"Por favor kumari, ustedes son lo único que puedo proteger ahora mismo, vayanse, o será demasiado tarde". Kumari entre lágrimas besó a Kentaro una última vez. "Te amo, Kumari".
"Te amo kentaro". Kumari estaba por irse hasta que Kentaro sostuvo su mano con fuerza.
"Espera, el cuerpo Jashinista no es lo único inmortal". Dijo Kentaro con tristeza. "Nuestro amor es aún más Inmortal, el de nuestra familia".
Kentaro volvió a abrazar a Kumari junto con Kushina intentando no romperse en llanto. "Cuídense, mis princesas de habanero".
(Fin de escena retrospectiva)
Finalmente se estuvo pensando que estaban en un lugar adecuada un ninjutsu de tierra para hacer un hoyo en la tierra, saco un pergamino de sellado y en una bocanada de humo salió una caja de madera repleta de sellos para abrir, se agachó y la escondió entre lo profundo de la tierra. Procedió a poner sellos alrededor del área cercana, como seguridad y se esforzó por ocular la caja lo mejor posible, al terminar se inclinó a la altura de su hija.
"Todo estará bien kushi-chan, todo estará bien, verás que todo se solucionará, estoy segura que encontraras a alguien y serás muy felíz". Dijo kunari con dulzura y continuó. "Ya no podré verte más, pero jamás te abandonaremos, papá y yo siempre estaremos aquí" .Dijo apuntando a su corazón.
"Me lo prometes ttebanne?" Preguntó la pequeña con esperanza.
"Te lo prometo ttebaro" Respondió si madre con la sonrisa más grande.
Kumari se percató que sus perseguidores se acercaban h decidió apresurar su despedida. Abrazo a su hija con toda la fuerza que puedo porque estaba segura que no la volvería a ver.
"Espero que nunca tengas que encontrar esto, tienes demasiado corazón como para entrar en esa religión, y si eso significa que tus descendientes tenga que pasar un infierno para unirse, de verdad espero que no lo tengan que sufrir". Pensó kumari con lágrimas en los ojos.
"Te amo Kushi-chan, nunca dejaré de amarte, cuídate y sé lo más feliz que puedas, has amigos, báñate y come bien, no olvides prestar atención a tus maestros, Desde ahora…Vas a pasar por mucho dolor y problemas…
Confía en ti misma, ten un sueño y…
¡Ten la confianza para hacer ese sueño realidad! Te amo".
"Yo también te amo mamá" Expresó la pequeña con la tristeza palpable.
"Rápido, tienes que correr, haré una distracción para que puedas huir, corre en esa dirección y no pares, te quiero mi pequeña habanero". Finalmente Kumari se despidió con un beso, y comenzó a correr en la dirección opuesta.
"¡Alto, se fue por ahí, siganla y capturen el objetivo". Gritó una voz desconocida.
Los demás ninjas finalmente acorralaron a Kumari en un círculo.
"¿Dónde está?". Preguntó el líder con severidad.
"No sé de qué estabas hablando"
"¿Dónde está el secreto que tú y los tuyos intentaron ocultar?".
Volvió a preguntar con más agresividad.
"Jamás lo diré, se que voy a morir, pero no sin antes luchar". Kumari se preparó en pose de batalla lista para lo que se avecinaba.
El único registro de lo que sucedió esa noche fue un triángulo encerrado en un círculo, fundiéndose en un sello entre la tierra, el Jashinismo había muerto, pero nacería un nuevo Jashinista, Uzumaki Naruto.
Fin del capítulo.
