Prólogo
-¡Has de estar más atento!
El alumno se movió deprisa, pero la estocada fue contundente y le devolvió al suelo duramente, manchándole en el proceso de barro. Se levantó atropelladamente y ligeramente adolorido, al tiempo que los gritos de su maestro retumbaban junto a él.
-¿¡Qué harás si caes derrotado, eh?! ¡¿Entregarías tu vida y la de los tuyos por una causa perdida?!
-Pero… maestro…
-¡No quiero peros! ¡Quiero que te entre bien en esa cocorota tuya! ¡Te lo reiteraré yo y te lo reiteraran los demás, la derrota no es una opción! ¡Por algo te estamos entrenando! ¿¡Entendido?!
La lluvia seguía cayendo con fuerza, acompañado de un súbito relámpago que iluminó la oscura noche y seguido por el correspondiente trueno, retumbando en las cercanías y en su corazón.
-¡Seré tan fuerte como usted y derrotaré a mi enemigo! ¡Seré digno de ustedes tres, maestro!
Y tras esas palabras, se lanzó al ataque.
