Las Tortugas Ninja no son mías, ahora pertenecen a Nickelodeon.

LoveOfDragons es la creadora de Minna Von Kleist y TsukihimePrincess de Stephanie De La Crux.

Espero que les guste lo que publicaré en esta historia :)


Pasado-presente de nuestros protagonistas.

El pelinegro presionó el botón de su celular cerrando la llamada antes de volver a su atención al almuerzo en la mesa con una sonrisa en los labios. La vista para sus compañeros de trabajo fue demasiado inusual ya que estaban acostumbrados a un completo estoicismo por parte de Miyamoto Usagi. Algunos de ellos susurraron en voz baja con curiosidad pero él no les dió importancia.

-Te ves muy contento -comentó una voz femenina conocida antes de dejar su propia bandeja en el puesto disponible frente a él- ¿Una buena noticia? -cuestionó mientras tomaba las verduras de su plato con un tenedor.

-Le dije a mi prometida que volvería antes de lo planeado, podré estar con ella unas semanas antes de que nazca nuestro hijo.

La felicidad en su tono era contagiosa, Tomoe no pudo hacer más que sonreír y estar contenta por él. El joven frente a ella se había esforzado día y noche en su trabajo, aprovechando la oportunidad que les dieron al máximo. De hecho, Usagi se habría quedado varias semanas más si no se hubiera desvelado en el desarrollo del proyecto que se le encargó.

El hombre de ojos rosados había llegado a desmayarse por el cansancio y ella lo visitó en el hospital. Podría decirse que tuvieron una discusión muy fuerte cuando lo encontró trabajando en su laptop en lugar de descansar. Tuvo que amenazar al pelinegro con contactar a su pareja si no dejaba el aparato de lado al menos por un día.

Ame se sentía como la hermana mayor a cargo de un niño muy terco, decidió no recordar que tenían la misma edad. Pelearon varias veces por ese motivo hasta que él le explicó sus razones para intentar acabar el proyecto mucho antes de la fecha establecida.

Su prometida lo estaba pasando mal en Estados Unidos, ella le aseguraba estar bien pero él podía saber que algo le ocultaba por la forma en que escribía sus cartas y la repentina decisión de comprar y mudarse a la casa que habían escogido hacía varios meses. Usagi estaba preocupado, según Leonora su familia la había estaba cuidando en su embarazo y que de pronto decidiera irse cuando era bastante apegada a sus padres y hermanos… Lo dejó intranquilo ya que sus acciones carecían de sentido.

Sin embargo, a pesar de todo ello se obtuvo algo bueno, ahora podían hacer llamadas más frecuentes y podía hablar con ella más seguido aunque por unos cortos minutos. Leonora solía decirle en broma que su hijo seguramente sería muy inquieto por la forma en que pateaba dentro de su vientre cuando escuchaba la voz de su padre.

Él amaba y odiaba esos momentos porque eran instantes en que podía sumergirse en el ambiente hogareño de su pequeña familia pese a la distancia. Sin embargo, deseaba tanto poder estar ahí. Anhelaba poder abrazar y besar a la mujer que amaba, poner su mano en su vientre y hablar con su bebé.

Varias veces contempló simplemente tomar su maleta, ir al aeropuerto más cercano e irse a casa. Luego se reprochaba a sí mismo, Leonora y él estaban haciendo grandes sacrificios para formar su futuro juntos, faltaba muy poco para terminar con todo ello, no podía tirar todo ello por la borda sabiendo que eso solo generaría problemas más adelante.

-Un día me gustaría conocerla -soltó Tomoe mientras lo veía tomar jugo- ¿Tienes alguna foto? Por cómo la describes debe ser muy hermosa.

-Es más que eso -afirmó- Pero no, cuando compró la casa no quedó dinero suficiente para una cámara y no le gusta lo borrosas que se ven en su celular.

Tomoe hizo una mueca entendiendo a la prometida de su amigo, a ella tampoco le gustaba la calidad de las fotos de los nuevos celulares con cámara que se estaban vendiendo en el mercado. De un momento a otro, abrió sus ojos al recordar una noticia que seguramente lo haría feliz.

-Oye, Usagi. ¿Has escuchado de ese nuevo programa que te deja hacer llamadas por Internet?

El pelinegro frunció el ceño sin entender.

-Escuché que hay algo llamado Skippy o Skipper. Es un nuevo programa que te deja hablar con personas en tiempo real, como una llamada telefónica pero no tienes que preocuparte por el costo, dicen que es mucho más barato que llamar por celular o teléfono y pueden conversar por más tiempo. Creo que tú y tu pareja podrían intentar probarlo para que no estés tan deprimido por no poder hablar mucho con ella.

El hombre la miró con ojos emocionados y esperanzados, Ame no pudo evitar reírse de lo abierta que podía llegar a ser la expresión del rostro de su amigo cuando se trataba de su familia.

-Considerate invitada a nuestra boda.


April tuvo que estacionarse a unas cuadras de su destino para evitar provocar un accidente cuando la reacción tan brusca de sus pasajeros la distrajo lo suficiente como para casi frenar en medio de la avenida. Los gritos no cesaron ni siquiera cuando se estacionó.

-Chicos… ¡Chicos!

Al ver que ninguno le hacía caso mientras discutían entre sí, la pelirroja presionó la bocina del carro por varios segundos hasta que los cuatro la regresaron a ver sorprendidos. April separó su mano del volante y resopló frustrada, permanecieron así hasta que Anabelle se atrevió a hablar.

-No es posible que sean gemelos.

-Pero el vínculo que dijo la tía Leo, solo tendría sentido si…

-Ya sé, Alex, pero no pueden ser gemelos, en el mejor de los casos serían mellizos y aún así no tiene sentido porque no tienen la misma fecha de nacimiento.

April, en un acto por evitar que la cabeza de su futura hija explote tratando de encontrar una explicación, decidió dar su punto de vista.

-Miren, no entiendo por qué les ocultaron esta información en el futuro -ella echó la cabeza hacia atrás tratando de tomar paciencia- Sin embargo, en parte tienen razón. De forma pública y en el registro legal de Leo, ella es un año mayor a Rapha y su fecha de nacimiento es el 13 de noviembre.

-¿Pública?

April se removió incómoda bajo el escrutinio del grupo de primos.

-Sí, público. Solo el clan y personas de confianza sabemos la fecha real.

April deseó por un segundo haber dicho eso de otra manera, quizás entonces las expresiones del grupo no estarían tan dolidas.


No era la primera vez que Mikey agradece la invención de Messenger, a él le gustaba poder comunicarse con su mejor amiga como si estuviera frente a él. No había nada de malo con los correos electrónicos pero a Mikey le gustaba interactuar con sus seres queridos frente a frente, o tanto como se podía si la persona estaba en otro país.

Prefería la nueva plataforma de mensajería instantánea, pese a sus muchos errores, por sobre los correos electrónicos y, en especial, de las cartas. Lo único que no le gustaba era el medio que debía utilizar, pues en ese momento descansaba en el sofá con la laptop que su padre había comprado en una especie de búsqueda de tregua muy infructuosa.

Probablemente lo hubiera dejado plantado si el regalo no significase que podría dejar de ir obligatoriamente al laboratorio de Donnie o el estudio de su padre para usar la computadora en un ambiente terriblemente incómodo para los ocupantes. Desde que Leonora se había mudado, y llevado su computadora consigo, Mikey tuvo que recurrir a los otros equipos en casa para hablar con su amiga por correspondencia.

April le había preguntado la razón por la que tanto él como Raphael no tenían sus propias computadoras o laptops si eran "asquerosamente" ricos, la respuesta fue muy simple. En su familia, si querías algo, debías trabajar y ahorrar para obtenerlo.

Una filosofía con la que todos en su familia estuvieron de acuerdo a través de las generaciones.

Por eso le tomó por sorpresa el "regalo" de su padre, cuando con Leo ni Donnie fue así en su momento. Decidió no cuestionar y usar el conveniente aparato.

El sonido de un mensaje al llegar lo sacó de sus pensamientos. Una risa se escapó de su pecho ante la respuesta de Stephanie ante sus bromas sobre la nueva serie que ella estaba co-protagonizando.

-Parece que tu amiga, la actriz, no está muy ocupada si puede darse el lujo de mensajear por tanto tiempo.

La sonrisa de Miguel Ángel se borró en el instante en que vio al castaño apoyado en la pared cerca de su entrada, una expresión cansada se apoderó del rubio mientras escribía un mensaje rápido de disculpas y promesas de hablar en otro momento a su amiga.

-Deberías dejar de hackear nuestros equipos, Donnie. Mamá ya te dijo que es de mala educación espiar a tus hermanos -dijo mirándolo con desgana mientras dejaba de lado su laptop y se estiraba.

-No necesito hackear nada, basta ver como sonríes mientras miras la computadora. No entiendo por qué nuestro padre te la regaló si solo la ibas a usar para eso.

-¿Son esos celos los que escucho, Don? -se burló el chico de ojos azules mientras miraba su reloj de muñeca- Y sabes perfectamente la razón de su "regalo".

Ambos se quedaron en silencio mientras el menor se alistaba y recogía la carpeta con sus partituras guardándola en su bolso para luego recoger el estuche de su violín. Cuando estuvo listo y se encaminaba a la puerta, su hermano mayor lo detuvo con un leve agarre en su muñeca.

-Yo… lo siento, Mikey -suspiró- No debería desquitarme contigo así… Es solo que todo esto…

-Lo sé.

En cierto punto, era verdad, Miguel Ángel comprendía que toda la situación que estaba pasando los superaba a todos y nadie sabía con certeza cómo actuar. Su padre estaba furioso con Leonora por "deshonrar" a su familia al no obedecer sus demandas y tener un hijo fuera del matrimonio, Raphael estaba enojado con ella porque ya no la conocía, Donatello era un lío emocional y la culpaba por causar ese "descontrol".

Su madre tuvo una evolución interesante al pasar de estar de parte de su padre a llevarle completamente la contraria, sin embargo, el menor supuso que era lo normal después de que su hija pudo haber muerto por las medidas extremas que había tomado el patriarca de los Hamato.

Si era honesto consigo mismo, Mikey sí sintió un poco de rencor contra Leonora.

Sintió. Tiempo pasado.

Lo único bueno que el rubio pudo ver cuando todo el problema empezó, fue que pudo pasar más tiempo con ella y llegó a la triste conclusión que ese tiempo era mucho más del que había tenido con Leo en años. Él era consciente de que la gran brecha que existía entre los cuatro comenzó cuando ella fue nombrada líder a los diez años, desde entonces la vio entrenar y estudiar sin descanso bajo la dura mano de su padre. No hay que confundirse, como maestro, Hamato Yoshi era estricto con los cuatro pero era evidente que ponía más peso sobre los hombros de la heredera mayor.

Miguel Ángel se arrepiente mucho de haber creído que era normal ver a su hermana desgarrarse a pedazos con tal de cumplir con las expectativas de sus hermanos, sus padres y su clan. Se arrepintió de quedarse callado cuando su padre anunció que ella se iría a Sudamérica y vio sus ojos nada entusiasmados con la noticia.

Cuando ella regresó, fue diferente y a la vez igual que antes. Leo pasaba más tiempo individualmente con ellos, la vió sonreír más y él creyó que por fin estaban bien de nuevo. Y por el bien de esa creencia, el rubio decidió fingir que no vio a su hermana ahogarse sola cuando el primer punto de ruptura llegó.

Fue mucho antes de que ella rompiera el compromiso con Ue, el hijo de un viejo amigo de su padre, sucedió cuando su hermana había tomado la decisión de dejar la carrera de Administración y se cambió a Literatura. Fue la primera pelea fuerte que habían tenido su padre y Leo, así como fue la primera vez que Leo se negó a ceder en algo por orden del patriarca.

Podía decirse que Mikey vio el inminente cambio a kilómetros, aún así, el embarazo lo tomó tan por sorpresa como una patada en el estómago. Se enojó, Dios, se enojó tanto con su hermana por romper a su familia de esa manera.

Ese fuego se apagó cuando la vio llorar tan abiertamente, era raro verla en ese estado ya que la última vez que lo hizo fue poco después de convertirse en líder, desde entonces nunca había derramado una sola lágrima luego de hablar con su padre aquella vez. Lamentablemente, la vista de su hermana con lágrimas se había hecho común y en cambio su sonrisa se volvió rara de ver.

Una de esas particulares ocasiones, cuando él tocaba el violín. A Leonora le encantaba escucharlo y asistía a todos sus recitales sin falta, era algo solo de ellos y nadie más desde que ella le animó a aprender. Había ahorrado y practicado mucho en secreto con ayuda de Leo para poder ingresar a una de las escuelas más prestigiosas de Artes de la ciudad.

Tanto sus solicitudes como sus papeles habían sido aprobados y ahora solo quedaban las audiciones en unas semanas.

Al principio estaba aterrado de decirle a su padre sobre su decisión de carrera, confesarle que había hecho todos los trámites en secreto le daba pavor, en el fondo tenía miedo de que su familia lo excluya de la misma manera que a su hermana. Eso fue hasta que su madre descubrió su violín y él tuvo que confesar la verdad.

Tang Shen solo había suspirado y lo había abrazado, pidiendo perdón por no ser una madre lo suficientemente buena si sus hijos debían recurrir a esconderse para vivir su vida. Su madre prometió ayudarlo, incluso si su padre no estaba de acuerdo. Mikey pensó con amargura que le hubiera gustado que su mamá interfiriera mucho antes en sus vidas, y no se hubiera mantenido al margen de todo el desastre hasta que explotó en la cara de todos.

Supuso que no siempre se podía tener lo que se deseaba y debía aceptar lo que obtenía en ese instante.

Donatello interrumpió su tren de ideas cuando colocó frente a él un ramo de hermosas flores blancas, las tomó en su mano viendo confundido a su hermano mayor.

-Me halagas Donnie, pero no te amo de esa manera… -empezó a bromear.

-Son para Leo, tonto.

Eso le cerró la boca a Mikey casi de inmediato.

-Donnie, ¿qué… -tartamudeó el menor sin creerlo- ¡¿Qué diablos?! ¡¿Por qué tan de repente?! -pensó.

-Es su cumpleaños -dijo como si eso respondiera todo.

-También es el de Rapha y no te veo regalándole rosas -soltó aún tratando de entender la escena y olvidándose por completo de que se suponía que estaba aplicando la ley de "la menor interacción posible" con sus hermanos y padre.

-Tú solo entrega las flores cuando vayas a verla -ordenó con el rostro sonrojado por la vergüenza del acto.

El joven, una vez travieso, no se dejó engañar por la actitud del genio y lo observó bien. Sus ojos viajaron de las flores al castaño y viceversa, entendiendo que era lo que representaban esas flores.

Una ofrenda de paz.

-No sabía que a Leo le gustaban las azucenas -comentó para aligerar el ambiente, si uno de sus hermanos finalmente quería dar un paso para arreglar su muy estropeada relación, no iba a ser él quien lo desaliente.

-Solo dile que son del invernadero -murmuró el castaño desviando la mirada.

Mikey no entendió a qué invernadero se refería puesto que su familia no tenía ninguno, sin embargo, al ver la ligera tristeza en el rostro del inventor pudo deducir que así como él tenía actividades que compartía sólo con uno de sus tres hermanos, Donnie también y las flores en sus manos eran una de esas cosas que solo Donnie y Leo podrían entender.

-¿Sabes que a ella le gustarían más si tú se las entregas en persona, no?

El castaño se frotó la nuca.

-No, no quiero arruinar su día. Tal vez en otro momento, Mikey.

El rubio lo miró con cansancio y lástima antes de irse mientras su hermano se perdía detrás de la puerta de su laboratorio.


April condujo en silencio el último tramo que faltaba para llegar a la casa de Leonora. Casi podía escuchar los engranajes en la cabeza del grupo del futuro tratando de asimilar toda la información, vigiló por el rabillo del ojo a Anabelle quien se mantenía estoica y con la mirada perdida.

La pelirroja no pudo evitar sentir empatía puesto que pasó por algo similar cuando apenas empezaba su adolescencia y sus amigos le habían revelado uno de sus mayores secretos familiares. No era tan sorprendente como el saber que eran una especie de clan antiguo de ninjas en secreto que cuidaban la ciudad por las noches, pero sí era complejo y desconcertante.

April se sintió honrada de que los hermanos llegasen a confiar tanto en ella. Fue un 13 de noviembre, en una tarde que había llegado con un regalo de cumpleaños como siempre para la mayor de los hermanos por el grandioso número 19.

Una tarde en la que, con rostros culpables, la llevaron a la cocina de la mansión y con un plato de pastel de chocolate le contaron una historia sacada de una telenovela de las que veía su padre en las noches.

Más cautivada que enojada por haberle ocultado ese secreto, ella escuchó con gran interés la historia de una pareja que esperaba la llegada de su primer hijo varón y heredero según las ecografías. Hamato Yoshi y Tang Shen se habían llevado la sorpresa de su vida cuando en el momento del parto, el bebé que nació era una niña y se sorprendieron aún más cuando hubo un segundo juego de contracciones en ese momento para dar a luz al segundo hijo, el niño que indicaban las ecografías.

April, tomando una segunda rebanada de pastel, los interrumpió al no entender qué había de extraño en ello puesto que era común que las ecografías se equivocaran y que existieran mellizos hombre y mujer. No veía razón para ocultar aquello.

En ese punto fue donde la historia se complicó.

Al parecer, la pareja de padres novatos se había asustado y había solicitado todos los exámenes existentes para asegurarse de que ambos bebés estuvieran bien de salud. Hasta ahí, no había nada extraño, solo padres primerizos preocupados.

Lo inquietante comenzó cuando llamaron a la pareja a un laboratorio en donde varios médicos los esperaban con noticias que nunca imaginaron. Yoshi sintió su instinto protector encenderse como nunca antes al sentir algunas miradas de fascinación y codicia que se posaron en la carreola donde dormían sus hijos recién nacidos.

El médico principal, un hombre en el que los Hamato confiaban con su vida, les informó que sus hijos no eran gemelos idénticos pero tampoco eran mellizos. Eran algo intermedio, algo nuevo, hermanos con un 76% de compatibilidad genética.

"Fenómenos" proporcionó la voz del abuelo de Yoshi en la mente de ambos padres.

El anciano médico les aseguraba que era algo bueno y que los niños no mostraban secuelas de su condición, sin embargo la pareja no escuchaba, cada uno metido en su propio mundo. No escucharon lo significativo que sería ese hallazgo para la ciencia, no escucharon nada acerca de las pruebas que podrían realizarse para tener más información.

Lo único que los volvió a la realidad fue el movimiento de un par de jóvenes practicantes que querían acercarse a la carreola. Lo siguiente que sucedió, fue por puro instinto antes que por un pensamiento real.

O eso se dijo Tang Shen mientras veía a uno de los hombres sostener su mano sangrante mientras miraba sus dedos en el piso, al mirar el tessen en su mano se dio cuenta que ella fue quien mutiló al hombre quien había alcanzado a rozar el pequeño brazo de su hijo. A su vez, Yoshi se colocó frente a su familia para protegerlos, descubriendo cómo se sentía la traición al ver al médico ordenar que se lleven a los bebés.

Para un maestro en el arte del Ninjutsu y jefe de un clan ninja, no fue difícil vencer a un grupo de científicos que apenas sabían dar un golpe. El problema real era lo que harían con ellos y con los que vinieran después.

Ambos vieron un único camino a seguir y, para el día siguiente, una de las clínicas más prestigiosas de la ciudad había sido víctima de un incendio accidental. Nadie cuestionó el hecho de que las únicas víctimas fueron un grupo de laboratoristas y un médico que quedaron atrapados en una de las habitaciones.

Ellos en verdad creyeron que se acabó, creyeron que sus hijos estaban a salvo.

Un día llegó un sobre que contenía una carta y copias de los exámenes. Baxter Stockman, el único practicante que escapó con vida de aquel laboratorio, no exigió dinero a cambio de silencio, exigió hacer pruebas en los bebés a cambio de no hacer pública la información.

Los Hamato valoraban demasiado su reputación y los miembros eran muy supersticiosos. No podían revelar lo "anormal" de la condición de sus hijos, los tratarían como fenómenos en la sociedad, los mirarían como animales de zoológico.

Tenían que encontrar una solución.

Entonces, para cuando se cumplió el plazo de la amenaza y Stockman presentó los resultados a la prensa, el científico perdió la poca credibilidad que tenía ya que los datos en los exámenes eran incorrectos. Los Hamato tenían dos hijos, sí, pero ese año solo había nacido un niño respaldado por las ecografías en las que se confirmaba un solo feto.

Legalmente, la hija mayor había nacido hacía un año, un 13 de noviembre.

En una tarde como en la que April bebía su limonada mientras escuchaba el desenlace de esa historia y se enteraba de que su amiga en realidad tenía 18 años en aquel entonces.

-Entonces -habló Annie regresando su mente al presente- La tía Leo y el tío Raph… son gemelos sesquicigóticos.

-¿Sesqui- qué?

-Es la única explicación que encuentro -continuó la castaña ignorando la pregunta antes de soltar una risa incrédula- Dios, todos creen que el primer caso con pruebas fue, digo, será en 2007 pero realmente estuvieron a un paso de registrarlo casi veinticinco años antes. Hubiese sido un gran hallazgo en esa época…

-¿Brainiac, no escuchaste? Casi secuestran a mi papá y a la tía Leo por ese "gran hallazgo".

-Lo sé, lo sé. Aún así sigue siendo increíble.

-Eso no explica por qué nos lo ocultaron.

-La verdad, Ethan, yo creo que sí -el grupo prestó atención al rubio pensativo- Desde que estamos aquí, nos hemos enterado de cosas que no son precisamente agradables, ¿verdad? Eso me hizo pensar y me pregunté cuántas veces nuestros padres y familia nos han contado sobre anécdotas de este tipo, en especial cuando se trata de la tía Leo. No recuerdo ninguna aventura en la que alguien salga gravemente herido y por experiencia sabemos que no todas las misiones salen bien.

April resopló atrayendo la atención hacia ella mientras se estacionaba en un parque.

-¿Entonces quieres decir que en el futuro los trataremos con guantes o algo así? ¿Los tenemos en una especie de burbuja o qué? ¿Qué demonios pasa en el futuro para que los mantengamos tan a ciegas de la realidad? -cuestionó molesta- A riesgo de sabotearme yo misma les voy aclarando algo, TODOS nosotros hemos tenido nuestra visita cercana a la muerte, algunas veces casi no regresamos a casa. TODOS tenemos historias jodidas tanto a nivel físico y psicológico. ¿La futura yo alguna vez les contó que casi quedo en estado vegetal cuando intentaron lavarme el cerebro? ¿No? ¿Qué hay de la ocasión en la que Casey casi pierde una pierna por un arma envenenada? ¿La vez en que Mikey casi se queda ciego? ¿Cuando Donnie casi tuvo un derrame cerebral? ¿Cuando secuestraron a la señora Tang Shen? ¿La vez en que Rapha casi se ahoga? ¿O cuando Leo casi muere al caer de un maldito edificio?

La chica pelirroja respiró hondo para calmarse mientras apretaba el volante, estaba harta.

-No sé la razón por la que sus padres decidieron hacerles creer que nuestra vida fue color de rosa, no entiendo el motivo para mentirles sobre situaciones que tienen una alta posibilidad de pasarles si es que ya no lo han hecho. Tampoco me importa si soy honesta, lo único que quiero es que mis amigos, mi familia aquí esté sana y salva -ella los miró angustiada- Me importa una mierda el futuro del que vienen, yo solo sé que no dejaré que nos pase lo mismo a nosotros.

April se desabrochó el cinturón antes de bajarse y cerrar la puerta de un golpe. Cruzó la calle rápidamente hacia la casa frente al parque, timbrando con desesperación hasta que la puerta se abrió.

-¿April? ¿Qué pa…

La mujer no pudo terminar al ser envuelta en un fuerte abrazo por parte de la pelirroja. Leonora no entendía la repentina efusividad de su amiga, sin embargo podía sentir lo agitada que estaba.

-¿Quieres contarme?

La pelirroja negó con la cabeza enterrada en su cuello, la embarazada masajeó suavemente su espalda esperando que eso la calmase.

-¿Qué pasó para ponerte así?

-Creo que eso tiene que ver con nosotros.

El cuerpo de April se tensó, el corazón de la pelinegra dio un vuelco al escuchar la voz y su mirada se dirigió directamente a la fuente. Ethan se removió inseguro en su lugar, Eric lo empujó hacia adelante con una sonrisa alentadora.

-Yo… Ahm… hola, mamá… ¿Feliz cumpleaños? -dijo con un sonrojo profundo en sus mejillas.

Ella miró al grupo sorprendida después de apartarse suavemente de April, una sonrisa emocionada se abrió paso en su rostro y, antes de que se diera cuenta, se encontraba abrazando con fuerza al chico con los mismos ojos que ella.

-¿Mamá? -exclamó una voz detrás de ella- ¿Acaba de llamarte… mamá?

Feliz cumpleaños, ciertamente.


Donatello suspiró antes de dejar el destornillador de lado y admitir la derrota, no sería capaz de concentrarse en sus proyectos ese día. Una situación terriblemente fastidiosa que había estado ocurriendo con gran frecuencia durante el último mes.

Su vista se dirigió a los restos de plantas en el tacho de basura, contemplando pensativo mientras miraba parte de las flores descartadas.

Una parte de él, le regañaba por no ser realista y le recordaba que un ramo de flores no solucionaría nada. Otra parte de él, la parte más ingenua y tonta a su parecer, tenía la recelosa esperanza de que su hermana leyera entre líneas sus acciones como cuando eran niños y entendiera su intención.

Y tal vez, solo tal vez, pudiera dejarlo acercarse lo suficiente como para hablar con ella como debió haber hecho en un inicio en lugar de fingir que ella no existía.

-¿Donatello? ¿Puedo pasar?

La voz insegura de su madre lo sacó de sus pensamientos, al girarse pudo ver la silueta de la mujer a través de la puerta de su laboratorio. Donnie admitía que no era el mejor en el campo de las relaciones sociales y sentimentales, aún así él también pudo ver cuánto se estaba esforzando su madre por estrechar los vínculos con sus hijos. Desde afuera, no parecía algo importante ya que frente al mundo la familia Hamato era intachable y habilidosa tanto en el arte de los negocios como en la interacción con personas.

Nadie suponía que eso se trataba sólo de una obra de teatro muy practicada en la que fingían ser una familia unida y perfecta, sin problemas, sin errores.

Hubo un tiempo en el que nada de ello era falso, una infancia en la que los cuatro crecieron bajo el amor y protección de sus padres. Una niñez en la que su padre dejaba su trabajo a momentos para estar junto a sus hijos, un pasado en el que su madre los abrazaba mientras les contaba historias de piratas y reinos.

Una época en la que todos ellos fueron felices.

Donatello, para su pesar, recordaba con claridad cuando aquella etapa de su vida acabó y la silenciosa caída empezó. Porque su perfecta memoria nunca podría olvidar el día exacto en que su padre se llevó a su hermana después de nombrarla líder para volver en la noche con el rostro severo y estoico, Leo caminando detrás de él con la cabeza gacha y las espadas manchadas de sangre. La mirada decepcionada que le dió su madre a su padre se quedó tallada en su mente, ella no dijo nada después de eso y fingió que su hija no se había escondido para poder llorar.

Leonora no abrió la puerta de su habitación esa noche, ni siquiera a Raphael.

La persona que salió no era su hermana, era alguien con su rostro obsesionada con el entrenamiento y en la perfección. Fue un cambio abismal y al genio nunca le había ido bien lidiando con los cambios. Así que se alejó hasta que su familia encontró una nueva estabilidad y entendió que la hermana que conocía no se había ido sino que estaba enterrada bajo capas y capas de un comportamiento sereno y educado.

Con recelo, dejó que Leonora volviera a ser parte de su órbita. La adolescente, en ese entonces, había aprendido a moverse despacio y a interpretar su lenguaje corporal. Su hermana supo cuando debía alejarse y cuando debía acercarse.

Fue en uno de esos momentos de unión en que habían descubierto lo que sería uno de los lugares más preciados de Donatello tanto ahora como en el futuro. Un pequeño rincón secreto al que podía escapar y cuya ubicación sólo compartía con una persona. Un pequeño invernadero abandonado y repleto de maleza que se propusieron arreglar.

El castaño empezó a entender y apreciar el tiempo que pasaba con cada uno de sus hermanos a medida que crecían. La satisfacción cuando él y Raphael lograban reparar la motocicleta o hacer nuevas modificaciones. La diversión que tenía cuando discutía con Mikey sobre una u otra teoría de ciencia ficción, compitiendo por el mejor argumento. La tranquilidad y adrenalina que lo dominaba cuando se escabullían con Leo a otra parte de la ciudad hasta llegar a su guarida para repararla y darle vida.

Después, su hermana se fue y el mundo de Donnie se desestabilizó más. Sus padres ya casi no se hablaban entre sí, cada vez más ocupados con la empresa al punto en que apenas y se veían en sus comidas. El entrenamiento fue diferente, los patrullajes cesaron por orden de su padre hasta que su líder volviera. Rapha salía más con Casey, April se quedaba con él y con Mikey.

A pesar de todo, él no dejó de escabullirse para arreglar su santuario.

Leonora regresó y cuando el castaño la vió sonreír abiertamente y sin reservas, sintió que había recuperado algo que había perdido hace mucho tiempo. Rapha no lo sintió así y se alejó. Para el genio fue confuso y triste el ver que por una hermana que recuperaba, otro de sus hermanos se perdía. Decidió ignorar la situación porque las cosas entre Rapha y Leo siempre habían sido complicadas.

Incluso con su líder de vuelta, la normalidad tardó mucho en volver. Las discusiones y peleas no cesaron hasta una noche en la que casi…

El castaño sacudió la cabeza bruscamente antes de regresar la atención a la puerta desde donde su madre parecía haber estado llamándolo desde hace un tiempo.

-Está abierto.

Eso fue todo lo que respondió mientras se giraba y fingía estar ocupado en algo, Tang Shen se estaba esforzando sí, sin embargo no significaba que al genio ahora le gustaran las charlas emocionales y por el tono en la voz de la mujer, iba a recibir una en ese momento.

La pelinegra ingresó con el aire más tranquilo y relajado que logró reunir, se sentó a unos metros de él esperando a que dejara de realizar la tarea que simulaba hacer. Ella reconocía que no tenía el mismo grado de conocimiento que su hijo como para entender en qué estaba dedicando su tiempo en el laboratorio, aún así cualquiera supondría que se necesitaba tener las herramientas encendidas para que funcionen.

Pasaron cinco segundos para que Donatello se diera cuenta que dos de sus herramientas estaban apagadas y una ni siquiera estaba conectada al tomacorriente.

-¿Listo para una plática, hijo?

El genio suspiró antes de levantarse de su puesto e instalarse en el lugar junto a una divertida pelinegra. Donatello era el más difícil de sus hijos en cuestiones del corazón ya que a él debía extraerle las palabras "con cuchara" como solía decir su difunta suegra, algo en lo que se parecía mucho a Yoshi.

Se preguntó en qué momento ella misma se había vuelto así. En qué momento dejó de ser la mujer por la que Renet había reclamado.

Dejó esos pensamientos de lado, hundirse en los errores no le serviría si deseaba rescatar lo que quedaba de su familia.

-¿De qué quieres hablar, madre?

"Madre", con esa simple palabra supo que Donatello se encontraba en una actitud defensiva. "Mamá" para los momentos vulnerables, "Madre" cuando las emociones no son bienvenidas.

Puede que ella no fuera muy cercana a sus hijos pero los conocía bastante bien, mejor que a sí misma al parecer.

Suspiró internamente, no sería una charla fácil.


Dimensión T-00010-N, universo C-01-R.

Renet cruzó la barrera que la separaba del punto de inflexión en el desastre de línea temporal acompañada de Leonora. Ambas permanecieron en el cielo nocturno, invisibles gracias al poder del cetro que había aprendido a dominar.

-¿Recuerdas lo que ocurrió aquí?

-Sí -dijo viéndose a una versión antigua de sí misma junto a sus hermanos, discutiendo.

Cómo anhelaba poder acercarse y abrazarlos después de tanto tiempo encerrada en ese solitario lugar.

-¿Por qué están peleando?

-Nuestro padre nos castigó.

Al ver la ceja alzada de la rubia pidiendo una explicación más detallada, suspiró al tener que explicar una situación de la que no estaba precisamente orgullosa.

-Hace un mes, o un mes para ellos -señaló a la versión de los hermanos que se gritaban entre sí en la azotea- Regresé de mi entrenamiento en Sudamérica. Yo creí que todo estaba bien entre mis hermanos y yo, no pensé que en un año todos nosotros cambiaríamos tanto.

Renet escuchó en silencio, viendo a Raphael empujar a su hermana al pasar corriendo hacia la dirección que había señalado el ninja con banda morada. Donatello suspiró, o eso indicó su postura ya que no podía ver la mitad de su rostro por la máscara, antes de seguirlo junto a un emocionado Miguel Ángel. Leonora se palmeó la cara con la frustración escrita en todo su lenguaje corporal para luego unirse a ellos.

-Empezó a haber demasiada tensión en la casa, en especial entre Rapha y yo, lo que también se trasladó a los patrullajes. Normalmente, los protocolos del clan exigen que vayamos acompañados de un mínimo de cinco ninjas adicionales en la vigilancia pero la relación con mis hermanos estaba tan mal que cada quien estaba por su lado y los ninjas no sabían a quién seguir. Mis hermanos me llevaron la contraria en cada orden, yendo por lugares que no debían y yo terminé siguiéndolos para que no se metieran en problemas. Ese fue mi error, yo no pude hacer que me escucharan, se suponía que debía ser su líder y fallé, no solo en eso, sino también como su hermana mayor -suspiró de nuevo- Ya no los conozco y ellos tampoco a mí. Estoy… estaba intentando volver a acercarme de nuevo y se que ellos también, aún así es muy difícil volver a lo que éramos antes.

La Guardiana del Tiempo observó la expresión cansada y dolida de la pelinegra, suponía que ella tuvo demasiado tiempo para llegar a esas conclusiones por sí misma. La rubia dejó salir una leve mueca por lo común que le había resultado ver esa desastrosa dinámica en varias de las dimensiones que había visitado, en cada versión de sus amigos con las que había interactuado.

-Eventualmente, fue imposible esconder todo de nuestro padre y los reportes de los ninjas sobre las misiones eran desastrosos. Entonces, él decidió que yo no era apta para liderar un grupo grande mientras no pudiera hacerme cargo de mis hermanos, así que parte del castigo fue que los cuatro debíamos patrullar sin apoyo hasta que aprendamos a volver a trabajar en equipo y yo recuerde cómo ser una líder adecuada. Tenía que demostrar que mi entrenamiento había valido la pena y no era solo tiempo y recursos desperdiciados.

Ambas mujeres dirigieron su mirada a la escena, decidiendo permanecer en silencio mientras se desarrollaba todo.


Ajena al público que los observaba, la pelinegra que noqueaba a uno de los criminales no pudo evitar pensar que la noche no podía ir peor que las otras anteriores a esa. Hace unos minutos, ella y su gemelo de ojos verdes estaban discutiendo hasta que Donnie señaló que había una alerta de robo en un banco cerca de ahí, los tres se adelantaron a ella para enfrentar a los ninjas que se movilizaban en la azotea del lugar con sacos de dinero.

Leo maldijo en su mente cuando vio a un grupo de ninjas del Pie escabullirse a unos metros de ellos con su botín y alejarse de la batalla.

-Donnie y Raph, quédense con este grupo. Mikey, conmigo.

Ella y su hermano menor persiguieron al grupo de ninjas por las azoteas hasta estar lo suficientemente cerca como para lanzar sus kunai con mayor precisión hacia sus enemigos haciendo que cayeran por las heridas en sus piernas. Ambos hermanos aterrizaron con confianza en sus movimientos.

-Mala noche para robar, amigos -comentó Miguel Ángel con la intención de atar las manos de uno de ellos

Sus reflejos entraron en acción mucho antes de que el dueño de los nunchakus pudiera procesar lo que pasó a continuación, su cuerpo dio un salto hacia atrás mientras una bomba de humo impactaba en el lugar donde había estado antes. El humo no era del color negro usual, era de un tono verdoso que su cerebro inmediatamente clasificó como peligroso si estaba en manos del Clan del Pie. Al conectar su mirada con la de su hermana supo que sus pensamientos eran similares, ambos se llevaron las manos hacia sus máscaras para verificar que estuvieran correctamente aseguradas en su nariz y boca.

Ambos habían aprendido del accidente de la última vez.

Lamentablemente, no fueron lo suficientemente rápidos en poner distancia ya que ambos pudieron sentir cómo sus extremidades se volvían cada vez más pesadas sin permitirles dar un solo paso más, sus cuerpos cayeron bruscamente en el cemento de la azotea. Leonora intentaba arrastrarse para llegar a él mientras su mente trataba de entender qué había pasado.

-Recomiendo que dejes de moverte, este gas ingresa al cuerpo al contacto con la piel.

Una parte del cerebro de la líder recordó una antigua discusión entre Donatello y su padre sobre los uniformes. Donnie había sugerido que los uniformes debían cubrir todo, la máscara en especial debería ocultar todo el rostro y no solo la mitad inferior por razones tanto de seguridad física como para proteger su identidad. Su padre había rechazado rotundamente la propuesta con el argumento de que debían respetar los parámetros del uniforme ancestral del clan.

Leonora tendría una charla bastante fuerte con su padre, claro, si salían vivos de ahí.

Destructor pateó el costado de su hermano menor antes de tomar el brazo de la pelinegra y alzarlo para levantarla sin esfuerzo hasta que su rostro quedó a la altura de su casco. De alguna manera, se sintió como si el líder del Clan del Pie estuviera evaluando a la chica, como alguien que evalúa hasta el último detalle de un objeto antes de decidirse a comprarlo o no.

-¡Aléjate de mis hermanos!

Destructor se apartó rápido del lugar en donde había aterrizado Raphael, arrastrando a Leo consigo. La chica pudo ver a su hermano genio revisando y protegiendo a Mikey de los ninjas enemigos que se acercaban. Destructor la tomó del cuello y la alzó en el borde opuesto de la azotea, ella podía sentir la diversión retorcida salir de la esencia del hombre mientras veía al pelirrojo pelear contra los ninjas en un errático intento por acercarse. El hombre devolvió su atención hacia ella y se acercó a su oído.

-Si llegas a sobrevivir a esto, te aseguro que incluso si esa cara bonita queda destrozada, te buscaré y serás parte de mis filas.

La ninja de azul lo miró alarmada ante la implicación de que sabía quienes estaban debajo de las máscaras, su mente tratando de descifrar el cuándo y cómo había cometido un error tan grande que había expuesto el mayor secreto de la familia Hamato.

Fue entonces que sintió que el agarre en su garganta se aflojaba y su cuerpo empezó a descender al tiempo que escuchaba a sus hermanos gritar. Lo último que vió fue a Destructor lanzarse hacia Raphael cortando el paso de su gemelo y, por ende, la oportunidad de alcanzarla. Mientras caía, ella intentó que su cuerpo reaccione y se sujete a algo, lo que fuera, pero ni siquiera podía sentir sus dedos.

Ella no quería morir.

Su vista no se apartó del cielo oscuro y nublado, hasta que sintió el duro golpe contra el concreto por un segundo antes de que todo se apagase.


Renet jadeó al ver el cuerpo sin vida de Leonora en el suelo, la pelinegra a su lado mostraba un rostro impactado al presenciar su propia muerte. De repente, parte de las heridas en su cuerpo cobraron sentido, sobre todo la que tenía en su cabeza. Al mismo tiempo su mente le dijo que no tenía sentido ya que, en primer lugar, no debería estar viva en ese momento y, en segundo lugar, su cuerpo debía estar mucho más destrozado por el impacto, mucho más que solo cortes y heridas que sangraban.

Ambas vieron a los jóvenes ninja bajar al lugar del impacto, el mayor de los tres se tapó la boca reteniendo un jadeo, el castaño vomitó y el rubio se acercó al cadáver temblando.

Luego la escena falló.

Falló como si se tratara de un canal de televisión al perder la señal por unos segundos antes de devolver la imagen.

La diferencia era que ya no había un cadáver en el concreto, sino un cuerpo herido pero que respiraba.

Para sorpresa de las dos mujeres y alegría incrédula de los tres hermanos, cuando Mikey llamó con voz temblorosa el nombre de su hermana, ella abrió los ojos con dolor un momento antes de desmayarse. Los tres hermanos se tragaron el pánico que estaban sintiendo y contactaron a su familia con los comunicadores en sus uniformes.

Ninguno pareció percatarse de que la líder en ese momento tenía menos heridas comparado a como había estado su cuerpo hace unos segundos. Incluso el charco de sangre que se había empezado a formar había desaparecido. Su apariencia era similar a la versión que permanecía junto a la Guardiana del Tiempo.

Leonora no necesitó mirar a Renet para saber que algo andaba mal, increíblemente mal.

Continuará…


Las discrepancias entre lo que pasa en el pasado y lo que se cuenta en el futuro, no son accidentales, al contrario, es para demostrar cómo se modificó la línea del tiempo con la llegada de los primos Hamato. Por ejemplo, Leonora se mudó mucho antes de lo que lo hizo en la línea de tiempo original; si hacen cuentas, en la original se mudó en su quinto mes de embarazo mientras que en la línea modificada lo hizo poco después de cumplir el tercer mes, de la misma manera ocurre con los eventos posteriores a eso. De esta manera pueden ver cómo se van separando y creando nuevas historias a partir de un mismo punto de partida.

Como saben, mis actualizaciones no tienen un periodo de tiempo fijo, decidí hacer como una autora muy querida para mí en el fandom de Harry Potter y no forzarme a escribir las continuaciones simultáneamente, sino que iré a mi ritmo publicando un capítulo nuevo de una de mis historias de forma aleatoria (Osea, como siempre hice pero ahora soy más consciente de eso).

Espero hayan tenido una excelente Navidad, Año Nuevo, San Valentín y todas las festividades que hayan pasado XD. Deseo que para ustedes, este 2024 traiga prosperidad y mucha paz.

Con amor,

Miko Eiko