Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo 41
Edward camina de un extremo a otro.
Acabo de contarle lo de Billy. No lo hice en el camino, espere a llegar a casa, conociendo su carácter, era capaz de ir a buscarlo en el momento.
Exhala algo contrariado y de nuevo empieza ese caminar iracundo, se centra en mí: sus ojos esmeralda tienen un brillo salvaje mientras su respiración está acelerada. Comprendo que está más allá de lo encabronado.
―No quieras que deje pasar lo que hizo ―masculla―. Te quiere intimidar y no voy a permitirlo.
―Lo que no quiero es que te hagas de enemigos por mi culpa ―me sincero.
Resopla.
―Tengo muchos enemigos, Bella ―acepta― en este mundo empresarial es lo más común. Muchos me ven como una competencia peligrosa y sabemos que tienen razón, estoy por encima de ellos.
Hundo lentamente la cabeza entre mis hombros.
Edward se acerca, apoya las manos en la cama y me da una sonrisa, inclinándose lentamente hasta que mis labios son capturados por los suyos. Rio, sostengo su rostro entre mis manos y lo atraigo a mí, mordiendo suavemente su labio inferior y él sisea.
Caemos en la blandura de la cama. Sus antebrazos se apoyan en el colchón para no aplastar mi vientre. Nos besamos con desesperación.
Últimamente nuestros besos son más desinhibidos y salvajes. Tenemos ganas de más, mi cuerpo lo pide, sin embargo no avanzamos. Terminamos deteniéndonos cuando Edward está muy entusiasmado y envuelto en placer.
Sé la razón del porqué. Está esperando que sea yo quién dé el primer paso.
―Edward… ―pronuncio en un hilo cuando sus labios abandonan mi boca y su lengua empieza a deslizarse por el valle de mis senos―. Yo… ―suspiro entrecortadamente, las palabras están en la punta de mi lengua.
Mis dedos están aferrados a sus anchos hombros. Lo quiero cerca, lo necesito y no sé si lo mejor es decírselo.
Mordisqueo mis labios.
Su lengua se arremolina en mi ombligo y yo, suelto un audible gemido. Es vergonzoso.
Inclino la mirada hacia él. Tiene una sonrisa pícara mientras me está viendo como un verdadero triunfador.
―Prepárate ―dice al incorporarse de la cama. Se pone la camisa y la abotona lentamente.
Exhalo molesta, sentándome.
De nuevo me ha dejado sin aliento y lubricada, entrecierro los ojos, mirándolo con desprecio. Estoy enojada por esa sonrisa que tiene, él sabe lo que es capaz de provocar en mí.
―¿Para qué?
―Iremos a casa de mis padres ―responde―. Ellos necesitan que te lleve, quieren conocerte.
Es notorio que Edward se da cuenta de mi nerviosismo, porque vuelve a acercarse.
―No te preocupes, Bella. Será una cena tranquila, lo prometo ―sonríe y besa fugazmente mis labios―. Por ahora, iré a buscar a Jacob. No tardo.
―No ―mis dedos envuelven su brazo― no quiero que vayas.
―Estoy harto de este juego. Quiero que seas libre y si para conseguirlo tengo que enfrentarlos, lo haré.
Me abalanzo a su pecho y sus brazos me rodean.
―Tengo miedo por ti.
Ríe.
―Conozco su punto débil ―murmura― él no lo espera de mí.
Hola, aquí estamos a nada de llegar a ese encuentro con Jacob, ¿les gustó el capítulo? Agradecida con su entusiasmo y apoyo, nos leemos muy pronto. Feliz inicio de semana para todos, besos.
Gracias totales por leer ✨
