Blaise disfrutaba volar, sentir el aire golpear sus mejillas borraban cualquier pensamiento negativo que naciera de su conciencia. El Quidditch por muchos años se volvió su escape, su puerta a la libertad, el segundo esposo de su madre fue quien le enseñó a volar sobre una escoba, fue de los pocos "padrastros" que lo trataron con cariño y respeto, dio un par de vueltas elevándose por los aires, trato de hacer una picada peligrosa dejándose caer al vacío, esa era la adrenalina que tanto le fascinaba. Ese pequeño coqueteo con el peligro lo reanimaba y sacudía su mundo de emociones.

—¡Cuidado Balise! —La voz femenina de una chica le obligó abrir los ojos en el momento indicado para hacer una maniobra y evadir un quaffer que se dirigía él.

El repentino movimiento provocó que el moreno perdiera control sobre su escoba logrando caer en el piso y rodó un par de metros, se detuvo y al abrir los ojos se encontró con el rostro preocupado de una chica de cabellos rojos que llevaba una trenza. La pelirroja había estado probando un hechizo para que el quaffer volviera después de cada anotación y así no perder tiempo, pero había golpeado mal la pelota causando que saliera disparada.

—Lo siento, no te había visto. —La chica se acercó llevando las manos hacia su cuerpo para comprobar que no hubiera factura. — ¿Blaise?

—Estoy bien, se necesita más que eso para lastimar al gran Zabini.— Coqueteo tratando de ponerse de pie pero al sentir su hombro adolorido decidió quedarse tirado sobre el césped. — ¿Entrenando sola?

La pelirroja asintió evadiendo la mirada ese día estaba bastante molesta sin saber el porqué, quizá si lo sabia pero no deseaba afrontarlo. Había recibido una carta de su madre donde dejaba entre ver que la muerte de George le seguía doliendo, ella trataba de animarla pero le era tan complicado porque ni ella misma se sentía bien. En ocasiones las personas no podemos ayudar a curar las heridas de otras personas cuando nosotros mismos no hemos encontrado la medicina correcta que sane nuestras propias cicatrices.

—Debemos enviarle una carta a la profesora Scamander, el horario que nos asignó sé sobrepone con la primera reunión de capitanes de quidditch.— Mención el moreno fijando la mirada en el cielo.

Blaise ladeo la cabeza para observar el perfil de la pelirroja, quien curiosamente había decidio sentarse a su lado, la notaba ausente, desde el momento que le dijeron que ella sería su compañera se dedicó a observar sus acciones, en el comedor sonríe, contestaba animada las preguntas y una que otra ocasión se acercaba a su novio, sus movimientos eran mecánicos, fingidos ya que ninguno de los dos parecía disfrutar del contacto.

—Ginevra ¿te encuentras bien con la idea de ser mi compañera? .—Le cuestiono descaradamente sin ningún tacto.— ¿Quieres que te pida perdón o simplemente el problema no es conmigo?

—¿Por qué tendrías que pedirme perdón ? .—La chica lo miró fijamente con un gesto de duda.

El moreno se enderezo para sentarse, llevaba varios días pensando y no estaba muy seguro si era correcto a esas alturas ofrecer una disculpa por el bastardo egocéntrico que fue en el pasado, por las múltiples veces que la menosprecio, para él las palabras no tenían sentido sino iban acompañadas con acciones y él deseaba mostrarle, no solo ella, sino al resto que en el pasado fueron niños tontos criados por personas sin conciencia, no los eximia de recibir un castigo pero si buscaban una segunda oportunidad de demostrar que con la guía correcta podrían ser magos decentes.

— La veces que te insulté por ser una "traidora ", las múltiples ocasiones que lance burlas a tus espaldas por creerte débil cuando era todo lo contrario.— El moreno tragó en seco, hizo cosas peores y le costaba admitirlas en voz alta . — Lo siento, fui un verdadero imbécil.

El moreno bajó la mirada para enfocarse en el césped donde comenzó arrancar unas hierbas, esa pelirroja era mucho más valiente que él, lo demostró durante la guerra y lo seguía mostrando a sonreír aun después de perder a un ser amado, mantenía ese aire de grandeza intacta, era objeto de admiración y esperanza para muchos.

—Puedo culpar a las enseñanzas de mis múltiples padrastros pero la verdad es que fui yo quien decidió seguir pensamientos tan estúpidos. —El moreno continuaba con la mirada fija sobre el piso. — Eres una mujer hermosa, fantástica, fuerte, inteligente y un personaje digno de ser admirado, nunca debí cometer el error de pensar que valieras menos solo porque tus ideales eran diferentes a los míos.

La pelirroja enfoco sus ojos en el perfil de ese hombre, no llevaba la marca tenebrosa en su brazo, durante la guerra solo se escondió como un cobarde, como el resto de las serpientes, defendió a los suyos pero nunca atacó al equipo de los "buenos", su único pecado era ser amigo de Malfoy, quien aseguró que ninguno de sus amigos estuvo involucrado con los mortifagos.

—No puedo culparte por ser un idiota. — Contestó desviando la mirada, fue insultada por tantos y era la primera persona en pedir perdón y algo dentro de ella le decía que era honesto. —Parece ser tu naturaleza.

Los dos personajes se miraron fijamente mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios ¿qué ganaban con odiarse? ya habían sufrido suficiente por el odio de otras personas, la pelirroja era consciente que el moreno no fue quien mató a su hermano, ni siquiera formó parte del equipo de los malos, fue un niño criado por hombres tan crueles, tan nefastos, lo escucho en los juicios cuando su madre habló de múltiples maltratos que vivió y cómo mantuvo alejado a su hijo de esos hombres.

Las capas de dos estudiantes ondeaban mientras corrían por un sendero de piedras, a sus espaldas se escuchaban gritos de chicas pero los ignoraban, avanzaron varios metros hasta saber que estaban lo suficiente lejos para que personas extrañas no los interrumpiera. El pelinegro estiró la mano para quitar deslizar aquellos lentes en forma de estrella por la nariz de una rubia, quien no paraba de sonreír, fue entonces que sus miradas se cruzaron y por un segundo ambos se quedaron sin aliento.

—El huevo sorpresa funciona de maravilla. — La rubia comentó para desviar la mirada. —Pobre chica parecía un demiguise con ese cabello tan blanco pero me fue imposible aguantarme, creí que en cualquier momento te iba arrancar el brazo.

El número de fanáticas y seguidores del héroe nacional había aumentado alarmadamente, no solo lo acosaban los reporteros sino que sus compañeros lo acorralaban en los pasillos ya sea para hacerse su amigo, pedir su autógrafo o simplemente acosarlo con un sin fin de preguntas. También el número de chicas coqueteándole o insinuandose habían ascendido de manera peligrosa, le trataban de dar filtros de amor envueltos en dulces y el acoso estaba empeorando más con el rumor de que su relación con la señorita Weasley comenzaba a derrumbarse.

—Lo sé, ya no sabía cómo alejarla de mí. — Agregó el pelinegro quitándose los lentes para ponerse los de Luna, ambos se dejaron caer sobre el césped debajo de un enorme árbol. — He tratado de mil y una maneras de detener su acoso pero simplemente no me escuchan.

Harry jugaba con los lentes azules de su compañera, sus dedos aún temblaban aunque trataba de aparentar estar tranquilo, el volver al colegio lo tenía con los nervios de punta. El famoso héroe sufría de ataques de pánico al sentirse rodeado de personas desconocidas, todas queriendo un pedazo de él, sus labios temblaban, una terrible corriente fría lo sacudía y simplemente sentía miedo y sin darse cuenta comenzaba a hiperventilar.

—Todo va a estar bien. —Susurro la rubia quien miraba el cielo y se ponía los lentes de su compañero, para después colocar la palma de su mano a un lado de la del pelinegro.

La primera vez que Harry tuvo un ataque fue una mañana cuando comenzaron a trabajar en el almacén de Sortilegios Weasley cuando desde el tercer piso observó a la gente aglomerarse en los pisos inferiores, una revista reportó que el héroe trabajaría en ese sitio, fue entonces cuando hordas de seguidores lo fueron a hostigar. El pelinegro se fue escondiendo entre los estantes buscando un sitio donde escapar, la palma de sus manos sudaron, tenía ganas de vomitar, el aire le faltaba y poco a poco sentía que los muros lo apresaban, de repente unas pequeñas manos se posaron sobre sus oídos y sus ojos se enfocaron en los orbes grises de la chica, ella comenzó a cantarle una canción para alejar a los torposoplos.

—La nueva profesora ha puesto las citas en horario que se sobreponga a las actividades de todos con un propósito. —La chica comentó mientras su compañero giraba su rostro para depositar sus ojos en su perfil. —¿No te habías percatado de eso?

—Tenía mis dudas y lo mismo comentó Mione en el desayuno. — Harry estiró su dedo meñique para que este rozara con el de su compañera. — Nos está obligando a convivir, a dirigirnos la palabra para llegar a un acuerdo.

La rubia asintió con la cabeza, un suspiro escapó de sus labios últimamente le asustaba la sincronía que tenía con su amigo, habían pasado demasiado tiempo juntos, en ocasiones no necesitaban palabras para comunicarse, solo con mirarse a los ojos ambos sabían lo que el otro pensaba, esa complicidad la asustaba y esas terribles ganas de querer tocarlo no desaparecen sino todo lo contrario, estiró su dedo meñique para poder tocar el de su compañero, lo presentía, no era la única que con esa maldita necesidad.

—Ralph dice que su tía es muy inteligente y fuerte, todas sus acciones tienen un porqué. —La rubia se giró para entonces darse cuenta que el pelinegro la miraba fijamente. — ¿Has podido hablar con Ginny?

El moreno negó con la cabeza, hacía tiempo que su novia lo evadía, inicialmente era sutil pero en las últimas ocasiones era más que obvio que la pelirroja no quería cargar con más drama en su vida, lo supo cuando trato de platicar sobre sus ataques de pánico, la manera que le aterraba verse rodeado de personas y la pelirroja simplemente emitió una nerviosa sonrisa para decirle que cómo iba a temerle a sus seguidores si había sido capaz de acabar con el ser tenebroso, que dejara de actuar como un niño.

—Quizá necesite tiempo, en su casa todo sigue siendo un caos a Molly le ha costado superar la muerte de George. —Se detuvo un momento, sus ojos se enfocaron en esos orbes grises detrás del vidrio. —Se supone que somos pareja pero cada día sé menos de ella y ella de mí, también he comenzado a evadirla.

Luna dejó escapar un pesado suspiro por primera vez en su vida, no era capaz de dar una respuesta correcta, el consejo que saliera de su boca no sería completamente neutral, ni honesto. Su corazón comenzó a latir desesperadamente, mordió su labio inferior quería apartar la vista, no verse dibujada en esos orbes verdes pero le atraían como la gravedad, sus dedos se continuaban acariciando, la culpa la consumía por dentro, los remordimientos llegaban como pesadillas en las noches. Nunca busco algo más cuando lo consolaba después de un ataque, estuvo a su lado porque necesitaba a alguien que lo escuchara, que lo abrazará y le dijera que todo iba a estar bien.

—Habla con ella. —Fue lo único capaz de articular apartando la mirada y enfocarse en el cielo. —Deja en claro tus sentimientos.

Luna apartó la mano para llevarla a su estómago, lo que estaba sintiendo podría ser catalogado como traición y ella nunca sería parte de algo tan vil, seguiría fingiendo no entender los sentimientos que le causaba la cercanía del pelinegro, no le pondría nombre a esas emociones flotando en su interior para no sentirse como una villana.

—Lo haré. — Susurro sin apartar la vista del perfil de la rubia.

El pelinegro no dejó de observar cada uno de los rasgos de ese blanco rostro, se sabía de memoria cada gesto, cada peca, cada arruga que se hacía cuando la rubia sonreía, soñaba con el sabor de esos labios, la suavidad de esa piel bajo el toque de sus dedos. No pospondrá lo inevitable con Ginny, no dejaría que ella huyera una vez más de la conversación que tenían pendiente, ya no se trataba de simplemente dejar en claro lo que era más que obvio, entre ellos ya no había nada que los uniera.

Ronald miraba fijamente al animal dejado frente suyo, su compañera de equipo leía religiosamente las instrucciones dadas por los profesores. Los tres personajes se encontraban sentados en uno de los jardines exteriores. Esa mañana habían asistido a la oficina de la profesora por el puffskein, Parkinson se removía algo incómoda ya que la falda era corta y pues había olvidado la capa por lo tanto procuraba sentarse correctamente sin mostrar de más.

—¿No pudiste escoger un peor lugar? —Le cuestionó en tono molesta tratando de alcanzar al animal sin que se viera más de lo normal. — Es mejor que elijas en qué horario lo vas a ver.

Ronald rodó los ojos fastidiado y sin pensarlo mucho se quitó la capa para lanzarla sobre las piernas desnudas de la chica, se dejó caer a su lado poniéndo una notable distancia, estiró la mano para pedir el pergamino y comenzó a leerlo, era una enorme lista de actividades que se debían cumplir como por ejemoplo alimentarlo, bañarlo, leerle cuentos, pasar tiempo de calidad con él, entre otras cosas.

—¿A qué te refieres con el horario para verlo? —Cuestionó intrigado sin apartar la vista del pergamino. —Se supone que todas las actividades deben ser compartidas.

—La profesora comentó que esto sería la "imitación de un matrimonio" así que asumí que nosotros vamos a seguir los roles. —El pergamino escapó de los dedos del pelirrojo, quien quedó sorprendido por la tranquilidad que la morena normalizaba la idea de "ser un matrimonio".

Algunos compañeros que ya habían recibido el animal se quejaban de que las normas establecidas para los guardianes simulaban más las obligaciones de unos padres, situación que cada día incomoda y enfadaba más al grupo, ya suficiente tenían con ser emparentados sin su consentimiento para ahora tratar de fingir que se llevaban bien. A Ronald le causó una terrible sorpresa la calma con la que tomaba Pantsy la asignación de un matrimonio forzado.

—Esto no es un matrimonio, tú y yo nunca acabaríamos juntos, por favor eso es imposible. —Sus manos comenzaron a moverse torpemente mientras sus mejillas se ponían rojas. — Yo te odio, y pues tu me odias ¿verdad?

—Obviamente, pero no es diferente a la realidad recuerda que entre los sangre puras es muy común un matrimonio por conveniencia. — Argumento seriamente, tratando de esconder su total desagrado a la situación pero sería un un pre ensayo para su futuro.

Ronald dejó escapar un pesado suspiro miro de reojo a la morena, antes sus ojos ella sería una bruja arpía y un personaje sin corazón pero a pesar de todo su odio, aberración y total desagrado no podía negar que por mucho tiempo admiro su belleza física, sus encantadores ojos, la buena figura, era una de las chicas más hermosas de la casa de Salazar, su popularidad había decaído drásticamente por su comentario durante la guerra y porque continuaba con su amistad con Malfoy pero sin duda continuaba levantando envidias.

—Para mí "fingir" que esto es un matrimonio no será una tarea imposible. —La morena colocó el puff sobre sus piernas para mirarlo fijamente y regalarle una sonrisa. — Solo es un ensayo para mi futuro, donde quizá tampoco me agrade mi esposo.

Las últimas palabras fueron dichas con un claro tono de resentimiento que no pasó desapercibido por el león, Pantsy se regañó a sí misma se sentía estúpida por haber dicho esas palabras ¿Con qué propósito? ¿Causar lastima a un troglodita como la comadreja? chasqueo la lengua molesta, estaba furiosa consigo misma, harta de la situación por no poder ser capaz de gritar todos los sentimientos que se ahogaban en su interior.

— No me importa si la idea de que esto sea como jugar a la casita te reconforta pero no será a tu modo. —El pelirrojo estiró los brazos para también jugar con aquella criatura. —No debes cargar con toda la responsabilidad, ambos somos los "padres".

Era ampliamente sabido sobre los roles predefinidos en los matrimonios forzados de los sangre pura, la madre se encargaba de la educación, cuidado y desarrollo del vástago mientras el padre solo aportaba la parte monetaria. La idea era arcaica y dispareja ya que ponía sobre los hombros de la mujer la mayor parte de la responsabilidad de la crianza y se le culpaba solo a ella si algo más fallaba, Ronald fue criado de una manera distinta donde ambos padres participaban en su cuidado y educación, él iba a imitar ese modelo junto a Pantsy.

Dos figuras caminaban seriamente por un largo pasillo, el incómodo silencio había causado que el ambiente se tensó, la castaña tenía tantas palabras queriendo escapar por su garganta pero evitaba que escaparan mordiéndose la lengua, quería iniciar una guerra de comentarios sarcásticos e hirientes, que hubiera sonido para eliminar esa situación tan agobiante y frustrante, el maldito silencio proveniente de su compañero la ponía nerviosa porque no sabía qué esperar de él, si estaba molesto, resignado o simplemente armaría una revolución. Hermione se giró al notar que el rubio había detenido su andar, se giró para observar y cuestionar el porqué de su actitud.

— ¿Eres consciente de que si aceptamos este proyecto va implicar que estaremos pasando mucho tiempo juntos? . —Le cuestionó tratando de mantener la barbilla en alto y mirarla a los ojos. Hermione asintió con la cabeza. — Granger ¿quiero saber que necesitas que haga para ganarme el derecho de un día pedirte disculpas?

La pregunta tomó de sorpresa a la castaña y todas las palabras acumuladad en su pecho desaparecieron, el tono de voz era calmado tranquilo y con una pizca de remordimiento, sus orbes se enfocaron en esos grises que por segundos buscaban escapar pero acumulaban todo su valor para mantenerse fijos, era la primera vez que los notaba dudosos.

—Merezco tu odio, tu rencor, tu rabia y todos los sentimientos negativos que tengas para mi pero el proyecto es importante para ambos porque buscamos ser los mejores. —Artículo sin apartar la mirada, trataba de sonar lo más calmado posible. —No quiero librar una continua guerra contigo, sé que una simple disculpa no cubrirá todo el daño que te cause así que dime que necesito hacer para obtener una oportunidad de demostrar que soy honesto al decir que lo siento por todos esos años de groserías, malos tratos, de insultos y por el daño fṕisico que permití que te causarán en mi casa.

La leona llevó sus dedos sobre la herida en su brazo, aquella que descansaba bajo la manga de su suéter, no apartó su mirada porque algo dentro de ella le gritaba que el chico frente a ella era honesto, se odiaba por ser engañada tan fácilmente pero se quedaba sin aire, lo sabía, los Malfoy fueron los únicos de sangre pura que pagaron un precio muy alto por su alianza con el mago oscuro.

—Cometí muchos errores por ser un cobarde, dañé a demasiadas personas. —Por un momento sus labios temblaron. —Quizá ninguna de ellas quiera mis disculpas pero si necesito dartelas a ti, porque este proyecto es importante…

El rubio no pudo continuar con su discurso porque de pronto el sonido de una puerta abriéndose captó la atención de ambos alumnos.

—Puntuales como me lo imagine. —Una rubia caminó hacia ellos para invitarlos a pasar a la oficina.

Los dos estudiantes con las notas más altas y más que obvios candidatos a ser los premios anuales tomaron un suspiro y casi se ahogan al mirar el interior de aquella oficina, al fondo se encontraba el profesor Snape usando un mandil de plástico con estampados de tortugas color verde, llevaba guantes a juego y bañaba a un alegre puffskein. Ambos personajes se llevaron la mano a la boca para no dejar escapar una risa, la imagen pertenecía a una realidad alterada pero regresaron a su mundo cuando el hombre les regalo una mirada asesina, les recordó que no era un sueño sino una pesadilla.

— Este es el puffskein asignado a ustedes, lamentablemente ha tenido algunos problemas de salud. —El puffskein llevaba una tonalidad azul oscura con un gesto de dolor. — Es solo un resfriado por lo tanto los primeros días es recomendable que duerma en la torre Gryffindor ya que las mazmorras son muy frías.

Ambos alumnos asintieron mientras la castaña tomaba entre sus manos la criatura y lo envolvió en una pequeña manta, Draco de reojo observo como su padrino lavaba con tranquilidad la espalda del puff que tornaban su color a rosa brillante ya que disfrutaba de su baño aunque trataba de seguir las instrucciones pero sus ojos no se podían despegar de esa surreal escena, un pequeño golpe en su hombro le obligó a mirar al frente. Hermione también luchaba con su parte curiosa para fisgonear la escena pero mantenía el contacto visual con la profesora.

—Creo son todas las instrucciones ¿Alguna duda? . —La profesora cuestionó mirándolos con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Tendremos que comprarle artículos como esos? . —El rubio mientras su dedo señala la tina de baño, toallas de bebé, cunas que adornaban la oficina.

La mujer llevó el dedo a la barbilla, no estaba segura si era buena opción echar de cabeza a su compañero de proyecto, la idea de causar un sonrojo en ese hombre tan serio le causaban unas ansias terribles de traicionarlo pero decidió que no , Severuus fue quién compró esos artículos.

—Si lo creen necesario pero queda a su consideración.— Finalizó regalándoles una enorme sonrisa.

Ambos alumnos salieron de la oficina en silencio tratando de asimilar la imagen vista, Hermione le paso el animal a Draco mientras leía en voz alta las instrucciones ambos deambularon por los pasillos hasta llegar a uun zona de descanso, donde tomaron asiento, al verse lo bastante alejados de la oficina ambos dejaron escapar una carcajada, antes de salir de la oficina vieron como el terrible profesor de artes oscuras envolvió un puffskein e una toalla con estampado de patos, su rostro era serio pero parecía disfrutar las acciones.

—Esa imagen no va desaparecer de mi cabeza por un largo tiempo. —Confesó Malfoy contrariado por los sentimientos mezclados, estaba en shock y muerto de risa al mismo tiempo. — No puedo creer que mi padrino haya caído tan bajo.

Sus últimas palabras fueron expresadas con una total tono de decepción pero después más risas salieron de su boca. La castaña dirigió sus ojos a ese chico que ahora lucía más relajado y no parecía que sostenía al mundo entero en su espalda.

—Disculpas aceptadas sólo si hablaste con honestidad. —Mencionó Hermione en tono serio mirando como el puffskein se acomodaba en el regazo del rubio. —Si aún no sientes que las merezcas vuelveme a decirme que los sientes cuando creas que mereces mi disculpa.

Malfoy llevó la mirada a esos orbes de tonalidades chocolate ¿cómo sabía ella que ese era su pesar? no deseaba pedirle disculpas a nadie porque creía que aún no se ganaba de derecho de expresarlas, un peso desapareció de sus hombros, era increíble la bondad viviendo en el cuerpo de la leona, su vista se enfoco en esos dedos acercándose al animal y comenzar acariciarlo, se había hecho un ovillo en su regazo pero le fascinaba ser acariciado por la bruja. Quizá el mago no obtendría en ese momento su redención pero quizá iba por buen camino, solo el asegurar que podía trabajar con la bruja sin pelearse o arrancarle la cabeza ya era un buen inicio.

—¿Crees que nos asesine el profesor si contamos lo que vimos en la oficina de la profesora Scammander?. —Cuestionó mirándolo de reojo la castaña mientras se acercaba más.

—No puede lastimarnos pero si hacer nuestra vida un infierno.—Complemento con una mediana sonrisa, ambos se miraron para volver a soltar una carcajada.

Era obvio que Hermione no olvidaba las hirientes palabras del rubio, ni todo el daño que causó, la tregua solo era un trato necesario para que pudieran terminar ese año sin lastimarse, sin insultarse, llenar su vida de un odio innecesario ¿qué ganaban con seguir pudriendo su corazón con sentimientos negativos? Ambos eran ambiciosos y competitivos buscaban graduarse con los más altos honores del colegio si eso significaba ser equipo lo intentarían porque ambos en el fondo estaban cansados de la guerra, de los resentimientos. La mejor manera de buscar vivir después de la guerra era buscar disfrutar su presente, lo poco que quedaba de su niñez y juventud, la vida escolar cada año fue un tortuoso hilo de malas experiencias, que mejor manera de terminar que con una dulce y buena experiencia para recordar.

Notas de la autora; Espero haya personas leyendo esta historia y esperando su actualización, trataré de tardar menos en las actualizaciones, disfruten y gracias por leerla.