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Cuando nació su hermana menor, de alguno de los novios de su madre con quien ella luego huiría, Vash supo que tenía que hacerlo mejor. Se había dado cuenta rápidamente de que su familia era diferente de otras antes de que le invitaran a una fiesta de cumpleaños y no tuviera para comprar un regalo a las cumpleañeras, que la madre de Chiara y Felicia le obsequiara no solo mucho pastel extra -más que suficiente para su madre y él- o mini pizzas, también nuggets y dedos de pescado congelados que sobraron, además de paquetes de bolsas pequeñas de kétchup.
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