CASADOS

CAPITULO 8

DEVOLVIENDO EL FAVOR

Nuestro joven amigo sabía que tenía que preparar algo romántico, especial, hermoso y sobre todo un muy privado encuentro íntimo para su adorada esposa. Sabía muy bien que en la casa de playa donde se encontraban no lograrían culminar su apasionado momento pues las interrupciones abundaban tanto como en Nerima en donde tampoco podría hacer nada en la casa Tendo por obvios residentes muy curiosos y chismosos y que están muy al pendiente de todo lo que la pareja hace y hasta lo que no hace. Es por ello por lo que no perdió el tiempo, tras el desayuno y de dejar por un momento a su esposa muy bien cuidada por sus amigos, se puso manos a la obra y con la excusa de ir a comprar algo de beber, pudo alquilar una romántica habitación en uno de los hoteles cercanos a donde se encontraban. Claro que ese gusto le rebano una buena parte de sus ahorros, pero bien le parecía que su gran noche lo valdría, no escatimaría en gastos, ordeno champagne, fresas y chocolates, el desayuno de la mañana siguiente y las flores para terminar el momento más romántico, esperado e histórico para nuestra joven pareja.

Por otro lado Akane no podía dejar de ver la enorme sonrisa que no se le borraba de la cara a Ranma, sonrisa digna del gato de Alicia en el País de las Maravillas y que asustaba a todos con quien se encontraba, Akane no entendía porque después de tamaña interrupción que tuvieron los jóvenes esa mañana, su amado esposo se encontrara tan feliz como si hubiera recibido un premio, pues ella se sentía muy frustrada y estaba a punto de jalar de la trenza a su marido de nuevo al dormitorio a terminar lo que habían empezado, no se había dado cuento que su autocontrol era muy bueno, pero decidió tomar al toro por las astas y provocar a su amado esposo hasta culminar lo que empezaron.

Ya dispuestos el grupo de jóvenes a ir a la playa, Akane fingió olvidar el bloqueador y para eso le pidió a su amado esposo que se lo buscara en la habitación mientras los demás salían de la casa. Ya una vez afuera y tras unos cuantos pasos, fingió olvidar otro producto importantísimo para el cuidado de su piel y volvió a la solitaria casa donde se encontraba su esposo.

Una vez dentro, y muy silenciosa se dirigió a su dormitorio donde encontró a su amado agachado buscando bajo la cama el bloqueador supuestamente perdido.

-Rannnnma- Akane no pudo dejar de llamar a su esposo con una voz ronca y provocadora que logro golpear en la cabeza a su amado con el borde de la cama.

-¡A…Akane!. ¿Qué haces? Aun no encuentro el bloqueador. - Muy nervioso Ranma no se imaginaba que su esposa podría ser tan sensual cuando se lo proponía

-No se me olvido el bloqueador-

Un cúmulo de saliva se le atracaba a Ranma por la garganta. – Ah no? ¿Entonces la sombrilla? –

-No-

- ¿La toalla? –

- Nop-

- ¿Qué se te olvido Akane? Casi no le salían las palabras de la boca, sabía que estaba salivando demasiado, y sin embargo sentía la garganta seca.

-Tu-

No pudo más y el cuerpo se le venció, felizmente cayó sobre la cama, aun aturdido, ojos dilatados y boca abierta veía como su marimacho se le acercaba de forma muy sexy y se cernía sobre él.

Ya estando a horcajadas sobre un nervioso Ranma, Akane empezó a darle mordisquitos en el cuello, nuestro héroe estaba entrando en duda si parar o seguir, su yo consiente le incitaba a que mejor lo disfrutaban con paciencia esa noche en el hotel, su yo inconsciente ya estaba metiendo la mano en las nalgas de la peliazul.

-Akanee-

-Mmmm-

-De… detente- Akane sorprendida de lo que su esposo le pedía se irguió de inmediato, se empezaba a sentir rechazada, y su gesto no pasó desapercibido por su esposo quien ya pensaba en todas las cosas que estaba mal pensando su Akane, antes que pudiera generar su propia versión en su mente la jaló hacia sí para abrazarla mientras intentaba explicarle porque la paraba.

-Detente, pero no te separes- la abrazó más fuerte mientras su marimacho ya empezaba a intentar zafarse. – No quiero que pase esto aquí y así – Debía hablar rápido pues su esposa estaba aplicándole más fuerza y empujando cada vez más. – No me mal entiendas, quiero que pase, pero lo tengo planeado de otra manera- Este comentario paralizó a la peliazul. – Tengo el hotel reservado, las flores, las bebidas, todo, solo para nosotros dos, sin entrometidos, sin límite de tiempo, solos tú y yo-

La sonrisa de Akane pasaba a través de la camiseta de Ranma, ambos se relajaron en un abrazó cariñoso. Ambos se sentían en las nubes, pronto podrían consumar su matrimonio.

-Tienes razón, es probable que Mía se aparezca en unos minutos a tocar la puerta, aunque esta vez sí le puse llave-

-Cuantos minutos crees que nos quede para estar así-

La sonrisa de Akane se ensancho, recordó porque estaba ahí.

-No sé, unos cuanto, los suficientes como para explorar un poco-

-Explorar qu…ahh-

Más rápida que el pensamiento Akane bajo la mano y toco a Ranma en sus partes íntimas por sobre la ropa, a este se le fueron las palabras y se le nublaron los ojos, sin perder tiempo empezó a subir y bajar la palma de la mano por la insipiente erección de su esposo, notando como crecía rápidamente, lo tenía tan concentrado en el placer que le estaba produciendo que pudo desabrocharle los pantalones y tocarlo directamente, lo único que hacía Ranma era gemir, gemir y gemir muy alto. Ni siquiera noto que su Marimacho había bajado por su cuerpo hasta que sintió un soplido en la punta que le hizo poner los ojos en blanco, seguido de unos constantes lametazos.

Akane estaba decidida a darle el mejor sexo oral posible a su esposo, no contaba con que aun siendo ambos inexpertos e intentar meterlo en su boca no se midiera bien y se le pasara hasta la garganta, casi al mismo tiempo un muy excitado Ranma llegaba al orgasmo inmediato, era de esperarse nunca había tenido tan extremas sensaciones, provocando que al momento en que Akane empezaba a dar arcadas por el choque de su miembro se le sumara el imprevisto y cargado orgasmo que la hizo casi ahogarse y toser hasta que las lágrimas se le escapaban de los ojos y escupr todo lo que podía.

Ranma después de bajar de la nube post orgásmica, se dio cuenta que su marimacho había salido corriendo al baño, la encontró terminando de escupir todo lo que tenía en la boca. – Akane lo siento mucho, mucho, no sé qué me pasó, apenas lo metiste me vine sin control-

Nuestra peliazul que ya empezaba a respirar con normalidad no sabía si sentirse halagada por haber provocado tamaño orgasmo a su esposo o decepcionada que acabara tan rápido. Se decantó por lo primero, después de todo son muy jóvenes inexpertos, pero con la seguridad que pueden aprender juntos.

-No te preocupes Ranma, vamos a tener toda la noche para practicar-