Capítulo 25: De vuelta a casa.
Llegó el día de su partida, el día anterior lo pasaron preparando las maletas, haciendo la colada y Thomas preparó una cena especial que todos disfrutaron en el jardín trasero. Elvira y Severus prometieron ir a pasar la Navidad a Nueva York. Morgana también estaba ilusionada con ver Nueva York en Navidad. Thomas y Caliope insistieron en llevarlos en coche al ministerio para coger el traslador. Al llegar allí encogieron sus maletas, menos la mochila de Morgana, por si había que encoger el trasportín de los gatos de nuevo. Se despidieron de los padres de Elvira, Caliope volvió a emocionarse y besó con cariño a todos, Thomas les dijo que estaba deseando que volvieran para tener a Severus de pinche de cocina, él le contestó que si seguía cocinando así engordaría demasiado, todos rieron, porque sabían por él mismo que no era propenso a engordar. Llegaron a la oficina y en esta ocasión los trámites fueron muy rápido, lo que extrañó a Severus, los funcionarios no solían ser tan diligentes y menos en ese departamento. Cuando llegaron a la oficina de Londres y se recuperaron del mareo inicial, inmediatamente quitaron el hechizo encogedor del trasportín y comprobaron que los gatos estuvieran en buen estado.
Al salir de la oficina, les dijeron que fueran a la sala contigua, lo primero que se encontraron fue a Albus mirándolos con cierta preocupación. Severus se mosqueó bastante al verlo allí.
-Hola Albus, ¿Qué haces aquí?
Dumbledore saludó a los recién llegados, les preguntó qué tal estaban y después de las formalidades respondió a la pregunta de Severus.
-Severus estoy aquí por lo que pasó tras vuestra partida.
De repente los tres recordaron el incidente con la prensa cuando se fueron, pensaron que no tuvo consecuencias, pero parece ser que se equivocaron. Albus les contó que, aunque no publicaron fotos de Morgana para evitar demandas, llevaban especulando e inventando historias sobre Severus y Elvira y su relación, según ellos Severus no estaba tan enamorado de Lily como se dio a entender y había mantenido un matrimonio en secreto con Elvira y ambos tuvieron una hija, que ahora asistía a Hogwarts con un nombre falso para ocultar su origen. Se quedaron estupefactos, Severus fue el primero en hablar:
-¿De dónde se han sacado esa historia? Es completamente incongruente.
-Lo sé, pero cuando los amenazaste con vengarte si no dejaban en paz a "tu familia", tus palabras les dieron alas para inventar un montón de historias cada cual más absurda…por eso he venido a buscaros, iremos al despacho del ministro, ya está todo organizado, de allí iremos a mi despacho en Hogwarts y podréis usar mi floo, si queréis para ir a casa de Morgana, el vestíbulo está lleno de periodistas con Rita Skeeter a la cabeza, nadie sabe cómo se ha enterado de que volvíais justo hoy a esta hora, el ministro de magia me avisó del jaleo, desgraciadamente no podía echarlos de allí, pero sí puedo ayudaros a esquivarlos.
En ese momento Morgana se echó a llorar desconsoladamente. Todos la miraron sorprendidos. Elvira la abrazó hasta que se tranquilizó un poco y pudo hablar.
-Es todo por mi culpa, os estoy causando problemas, quizás no deberíamos haber ido a Nueva York. - Severus se acercó a ella y le acarició el pelo.
-Mírame a los ojos, Morgana, sabes que yo nunca te miento, ¿Verdad? - La niña asintió aún llorosa.
-Bien, tú no tienes la culpa de nada, tranquilízate, no me arrepiento de llevarte con nosotros, sabes que Elvira, sus padres y yo te hubiéramos echado mucho de menos. Los culpables son esos desgraciados, todo el personal de Hogwarts y tus compañeros saben la verdad y seguro que nadie cree sus historias absurdas. Así que no llores porque tú no nos causas problemas.
La niña abrazó a Severus y él le devolvió el abrazo hasta que estuvo del todo tranquila. Albus parecía que estaba viendo algo completamente imposible…y eso que vivía en un castillo lleno de fantasmas con escaleras que se movían solas y cuadros que hablaban, pero estaba viendo a Severus Snape siendo amable y cariñoso con una niña de 12 años, la cual parecía quererlo mucho.
Sin perder tiempo, fueron al despacho del ministro, que los saludó afectuosamente, les aseguró que él haría todo lo posible por acabar con los rumores. Se despidieron y fueron al despacho de Albus por floo, cuando llegaron decidieron dejar en Hogwarts a los gatos al cuidado de Polly en su habitación, la elfa estaba encantada de ayudar y además los gatos le tenían mucho apego. Volvieron al despacho de Albus, volverían a casa de Morgana según lo planeado. En ese momento llegó un patronus buscando a Dumbledore, una nutria pequeña que, con la voz de Hermione Granger preguntaba si estaba en su despacho con Severus y Elvira. Albus mandó otro patronus para decirle que sí, que podía ir a su despacho cuando quisiera. Hermione llamó a la puerta minutos después. Todos se extrañaron de que ya estuviera allí, ella y Neville volvieron de viaje hacia unos días, habían pasado unos días en casa de la abuela de Neville y, cuando se enteraron por la prensa de lo que pasó con Severus, Elvira y Morgana, Hermione le mandó una lechuza a Albus que acababa de volver de Alemania y estaba en Hogwarts, le dijo que cuando supiera que habían llegado de Nueva York ella regresaría a Hogwarts, tenía una información que podría ayudar y cortar de raíz todos los rumores y tonterías de esa desgraciada de Rita Skeeter. Ahora estaba allí, Neville también fue a Hogwarts con ella, en ese momento estaba asegurándose de que las plantas del invernadero estaban bien, llegó al despacho y los saludó con afecto, incluso a Severus y empezó a hablar.
-Yo también he sido víctima de Rita Skeeter y sus hordas de imbéciles desde mi cuarto año en Hogwarts, hasta que conseguí una información que cada vez que dice algo de mí que me molesta, le insinúo que la haré pública, rectifica sus mentiras y me pide disculpas públicamente. - Severus y Elvira la miraron expectantes y Morgana con curiosidad. Siguió hablando. - Bien, desde hace años tengo pruebas de que Rita Skeeter es una animaga no registrada en el ministerio. - Severus dijo:
-¿Alguien más lo sabe? Además de usted.
-Lo sabe Harry Potter, Neville, la familia Weasley, el director Dumbledore y Minerva.
-Está bien, ahora lo sabemos nosotros también.
-Os puedo dar una copia de los documentos que lo acreditan. Si sigue con ese tema, con decirle que mandareis los documentos al ministro de magia os dejará en paz, sino definitivamente, durante mucho tiempo.
-Yo preferiría mandarla a Azkaban. - Hermione se rió.
-Yo también, pero piensa por un momento, nadie nos asegura que su sustituto no sea peor que ella…así que es casi mejor tenerla más o menos controlada. - Severus sonrió ligeramente y le dijo:
-Me sorprende que no te clasificaran en Slytherin siendo tan astuta… - Hermione reía a carcajadas.
-Si fuera una auténtica Slytherin me hubiera guardado esa valiosa información sólo para mí.
-Touché.
Dijo Severus, todos rieron e idearon rápidamente un plan. Mandarían una lechuza a Skeeter citándola allí en una hora para, supuestamente, darle una entrevista. Cuando llegó la recibieron Severus, Elvira, Dumbledore y, para sorpresa de la periodista, Hermione Granger, que llevaba un tarro de cristal en sus manos. Morgana estaba ayudando a Longbottom a regar las plantas, no querían que la periodista la viera y empiece a perseguirla. Rita se quedó helada cuando la vio en el despacho de Dumbledore, sabía por qué estaba allí y lo que significaba el tarro que llevaba en la mano. Salió de allí inmediatamente después de pedirle perdón al profesor Snape y su novia y prometerles que nunca volverá a ocurrir algo así y rectificar esa información, publicaría que han sido engañados por una fuente malintencionada y al día siguiente acabaría con todos los rumores. Se marchó lo más rápido posible.
Cuando se fue, Elvira no pudo aguantar más su curiosidad.
-¿Por qué cogiste ese tarro y te miró tan asustada cuando te vio con él? - Hermione reía.
-Es que logré atraparla durante un tiempo en su forma animaga de escarabajo dentro de este mismo tarro, lo guardo de recuerdo y cuando me fastidia se lo enseño para que recuerde de lo que soy capaz. - Albus dijo:
-Y dices que no podrías haber sido de Slytherin, ahora mismo estoy pensando que el sombrero seleccionador se equivocó contigo.
Todos rieron y fueron a buscar a Morgana y Neville, él y Hermione iban a ir a visitar a Harry Potter y Ginny Weasley esa tarde, Severus, Elvira y Morgana irían a la casa como habían planeado. Preguntaron a Polly si podían dejarle los gatos un par de semanas hasta que llegara el día de volver a Hogwarts, Polly estaba encantada de cuidarlos, se había encariñado con los animales y los echaba de menos.
Severus, Elvira y Morgana fueron a la casa por el floo de la oficina de Albus, llegaron allí y descansaron después de un día un poco más agitado de lo que esperaban. Inmediatamente, Elvira le envío una lechuza a sus padres como les había prometido, les contó que llegaron bien y lo ocurrido con Rita Skeeter y cómo solucionaron el problema gracias a Hermione. Después deshicieron las maletas y ordenaron. Severus se dio cuenta de que todo estaba muy limpio y ordenado cuando llegaron, no habían visto que hubiera ningún elfo doméstico que cuidara la casa, así que no pudo resistirse a preguntarle por eso a Morgana.
-Morgana, ¿Cómo es que todo está tan limpio y ordenado? Está igual que la noche anterior a irnos a Nueva York, ¿tu abuela tenía un elfo doméstico? - Elvira estaba a punto de preguntar lo mismo.
-Mi abuela no tenía ningún elfo doméstico, pero una vecina era muy buena amiga suya, el día de su funeral me dijo que mandaría un día a la semana a uno de sus elfos para que limpiara la casa y la mantenga limpia para mí cuando venga aquí, decía que es lo menos que podía hacer por mi abuela. - Elvira dijo:
-Vaya pues es de agradecer, porque ponernos a limpiar ahora, si te soy sincera, no me apetece mucho…ahora dentro de un rato, podríamos cenar en un restaurante de por aquí cerca y mañana por la mañana salir temprano y hacer la compra, aunque ahora que lo pienso, deberíamos ir a comprar ahora mismo o mañana no tendremos nada para desayunar. - Severus dijo:
-Tienes razón, si queréis usaremos magia y en un momento tendremos la ropa en el armario, vamos a la tienda y compramos comida para unos días.
Así lo hicieron, fueron a la tienda, sin entretenerse demasiado, porque la gente los miraba con curiosidad, ese barrio era mágico y no pasaban desapercibidos por culpa de Skeeter, volvieron lo más pronto posible, Severus preparó la cena, mientras Elvira y Morgana empezaron a revisar las cosas de la señora Fox, para que Morgana supiera lo que había, al día siguiente vería lo que quería conservar o donar a la caridad, Glenda dejó escrito que deseaba que su nieta hiciera lo que quisiera con esas cosas, se emocionó un poco al encontrar que su abuela tenía dos pequeños baúles con sus iniciales y las de su padre, el más antiguo con recuerdos de cuando su padre era un bebé, con fotos, juguetes, ropita, chupetes y una bonita mantita de bebé celeste de lana esponjosa que estaba como nueva. El otro baúl tenía cosas similares de ella, pero con una mantita rosa, una foto la emocionó especialmente estaba recién nacida, en el hospital, su madre la tenía en sus brazos y su padre la rodeaba con sus brazos, sus abuelos estaban a ambos lados de la pareja sonriendo, los cuatro adultos sonreían orgullosos y felices, por desgracia, su abuelo murió cuando ella aún no había cumplido un año y su madre cuando tenía 6 años, no había visto nunca esa foto, quizás la abuela la escondió porque le costaba verla sin llorar. Empezó a llorar y Elvira la consoló. Le dijo que qué le parecería si incluían esas fotos en el álbum que le dio Glenda y guardaban esos juguetes y ropita igual que hizo ella, Morgana estuvo de acuerdo, pero quiso llevarse las mantitas, la abuela les puso un hechizo protector y todo estaba en perfecto estado. Elvira miró las dos mantas, eran del mismo tamaño y le dijo que podrían unirlas y ella podría usarla para arroparse cuando fuera a su habitación en Hogwarts a ver alguna película en invierno. Morgana creyó que era una gran idea.
Cuando fueron a cenar le contaron lo que habían encontrado y lo que habían decidido hacer con algunas cosas, especialmente con los pequeños baúles de recuerdos, que quitando las fotos y las mantitas los dejarían tal como estaban y los guardarían en el cuarto de Morgana. Estuvieron cenando tranquilamente y después, ya que Severus había cocinado, entre Morgana y Elvira recogieron y lavaron los platos, mientras él se duchó y cuando volvió ellas estaban ordenando las fotos en la mesita de café del salón y él se puso a leer mientras tanto. Cuando terminaron, Morgana muy entusiasmada le enseñó las fotos. Severus se alegró de que estuviera contenta. Después se fueron a dormir, al día siguiente tenían cosas que hacer. Severus antes le preguntó a Morgana donde vivía la vecina que mandaba a su elfo a arreglar la casa, a Elvira le extrañó la pregunta y quiso saber el por qué:
-Es que he pensado que deberíamos ir a agradecerle el detalle de mantener la casa en condiciones para nosotros.
-Tienes razón, cariño, le podrías preparar un postre de las recetas de la señora Wilson. Quizás unas galletas.
-¿Tú crees que sería adecuado? - Morgana dijo:
-Claro que sí, Severus, cuando mi abuela le hacía algún favor a la señora Russell siempre le traía tartas y dulces caseros, mi abuela hacía lo mismo, así que sería un gran detalle. - Severus accedió.
-Está bien, mañana haremos galletas de canela y limón, porque no tenemos chocolate para hacer las de chispas de chocolate, pero las dos están muy buenas, de todas formas.
Morgana les dio a ambos un beso de buenas noches. Activaron las protecciones y se fueron a dormir.
A la mañana siguiente se levantaron temprano y desayunaron, después se dispusieron a preparar las galletas de canela y limón, tenían ingredientes para ello porque el día anterior compraron canela y harina para preparar gofres, pero esa mañana decidieron mejor comer tostadas y tardar menos en preparar las galletas. Los tres se lo pasaron en grande preparando las galletas. Las pusieron en el horno con un hechizo para que los avisara cuando estuvieran listas, mientras estuvieron ordenando el desván y mirando lo que había en los armarios, al mismo tiempo la casa se estaba llenando del delicioso aroma de las galletas. Cuando estuvieron listas, Severus las sacó del horno y las puso a enfriar, quedaron perfectas, lo sabía porque olían igual que cuando las preparaba para él la señora Wilson. Pensaron ir a casa de la señora Russell tras el almuerzo, Morgana puso las galletas en una fiambrera para llevarlas allí, pero no pudo resistirse a probar una, le encantó. Severus le dijo que si se portaba bien y no robaba otra harían más al día siguiente. Morgana accedió porque sabía que de lo contrario cumpliría su palabra y no harían más galletas, de ninguna tipo.
Cuando terminaron de almorzar fueron a la casa de la señora Russell, no sabían que sus 3 nietos pasaban unos días allí y cuando llamaron uno de ellos, un chico moreno de Ravenclaw de cuarto año, según recordaba Severus, dio un grito y casi se desmaya cuando fue a abrir la puerta y vio a su profesor de pociones. Al oírlo salió su abuela con su hermano de menos de 2 años apoyado en la cadera y su hermana de 9 años detrás de ella. Se sorprendió al ver a Severus Snape y su novia en su puerta acompañando a la nieta de su buena amiga Glenda. Pidió disculpas por el alboroto que hizo el chico, él conocía la situación de Morgana y sabía que vivía allí cerca, lo que no se esperaba es que iría allí con el profesor Snape y Elvira, estaba muy avergonzado y se disculpó efusivamente. Severus le dijo que no tenía importancia, que estaba perdonado, sobretodo para que dejara de disculparse. Morgana saludó cariñosamente a la señora Russell y le dijo que estaban allí para agradecerle personalmente que mandara a su elfo a mantener su casa en orden y limpia mientras ella no estaba. La mujer le contestó:
-No es molestia mujer, además las protecciones que puso tu abuela hacían que no se ensuciara mucho, mi elfo sólo la revisa y la limpia con magia. - Severus le dijo:
-Lo cierto es que es un gran favor, nos ha ahorrado mucho trabajo, teníamos cosas que organizar y que todo esté en buen estado es algo muy de agradecer.
Aún estaban hablando en el vestíbulo cuando la señora Russell les hizo entrar al salón.
-Disculpad, queridos, pasad y sentaos.
La mujer se sentó en el sofá y dejó a su nieto pequeño en el suelo entretenido con sus juguetes, hizo que Severus, Elvira y Morgana se sentaran en el sofá, el nieto mayor de la señora Russell, Anthony, se sentó en el sillón donde le indicó su abuela, la nieta mediana salió corriendo a su habitación.
-Disculpad a esa niña, a veces es demasiado tímida y creo que la presencia del profesor Snape debe haberla impresionado. Para empezar, en la familia todos conocemos la situación de Morgana, mi Anthony empieza tras el verano el quinto curso en Hogwarts. Así que nos lo contó cuando vino a pasar aquí el verano, mi hijo y mi nuera han tenido que ir por trabajo a Francia, son aurores, aunque ni mi marido ni yo creíamos lo que decía la prensa, además, estuvimos en el funeral de la querida Glenda, él y yo nos acordamos mucho de ella, por eso él no pone impedimentos para que mande a vuestra casa a Cecil una vez a la semana, él mismo se asegura de que el jardín esté bien, está jubilado y le gusta mucho la jardinería, ahora creo que está en el jardín trasero, Anthony, ve a buscarlo y dile que venga a saludar, antes de que preguntes, tú debes volver aquí. - Cuando el chico se fue les dijo:
-Es que siempre le ha tenido mucho miedo, profesor Snape, estoy intentando que lo supere en esta visita. - Les guiñó un ojo. En ese momento llegó el chico con un hombre alto y robusto de aspecto afable y pelo canoso.
-Disculpad mi aspecto, estaba podando los arbustos de atrás. Encantado de conocerlos. Pequeña, cuanto tiempo sin verte, estás muy alta y muy guapa, ¿A que sí, Anthony?
Le dio un codazo al chico y ambos niños se ruborizaron hasta las orejas. Su mujer le regañó.
-¡Qué manía tienes de hacerle pasar vergüenza al chico! Luego te extraña que te cueste convencerlo para ayudarte en el jardín. En fin, espero que no sólo hayáis venido a darme las gracias, cuéntame Morgana querida, ¿Qué tal estás pequeña? ¿Cómo te ha ido en Hogwarts este curso? ¿Cómo lo estás pasando este verano?
La niña respondió con paciencia al interrogatorio de la buena mujer, mientras su marido fue a cambiarse de ropa y ponerse un poco presentable. Cuando volvió la niña sacó de su bolsillo una cajita que expandió y era la fiambrera con las galletas, le dijo que era un detalle que quería tener con ella y cuando la abrió y vio las galletas casi se emocionó, era un detalle muy propio de su abuela. Les ofreció que se quedaran a tomar el té y las probaran con ellos que había muchas, pero rechazaron el ofrecimiento, querían terminar de organizar las cosas de Glenda, Morgana sabía qué era lo que se quería quedar y dónde lo guardarían pero no sabían dónde llevar las otras cosas o dónde se podían donar a la caridad. La señora Russell les dijo que la avisaran cuando hubieran terminado sus tareas, ella conocía a una señora que dirigía una organización benéfica y podría llevarse la ropa y las cosas que Morgana no quisiera conservar. Se lo agradecieron mucho y se despidieron, Anthony y Morgana se miraban tímidamente, segundos antes de que se levantaran, el nieto pequeño se agarró al pantalón de Severus e insistía en intentar subir a su regazo, Elvira lo agarró antes de que su abuela le regañara.
-A ver pequeño, ¿Qué quieres? Eres un chiquitín muy atrevido…
El niño reía en brazos de Elvira, ya estaban de pie los tres visitantes y sus anfitriones, pero el pequeño insistía en que quería que lo cogiera Severus. Entonces la mujer mayor se echó a reír y dijo:
-Acabo de darme cuenta, viéndole de pie, de por qué quiere que lo coja, es usted tan alto como mi hijo, quizás un poco más y uno de sus juegos favoritos es que lo suban muy arriba, se ríe como loco, mi hijo lo entretiene mucho con eso, yo creo que va para jugador de quidditch, le gustan demasiado las alturas. - Severus miró al niño de mofletes sonrosados y pelo castaño oscuro y le acarició la cabeza.
-Bueno, pequeño, otra vez será, no puedo dejar que un alumno me vea jugando con su hermanito, me perdería el respeto.
Sorprendentemente el niño pareció entenderlo y echó los brazos a su hermano mayor que lo agarró pacientemente. Cuando estuvieron en la puerta, se despidieron hasta otro momento y Morgana les dijo que le contaran lo que les habían parecido las galletas.
Volvieron a la casa. Después de eso los días transcurrieron muy tranquilos, terminaron de organizarlo todo y pasaron tiempo juntos charlando y leyendo, viendo algunas películas en el televisor que tenían allí y haciendo pociones en el laboratorio del abuelo de Morgana. El día que la amiga de la señora Russell recogió las cosas que Morgana quería donar, Severus aprovechó para hacer la poción anticonceptiva de Elvira, debía tomarla antes del día siguiente y no quería explicarle a Morgana para qué era, así que para sacarla de la casa les dijo que fueran a ver a la señora Russell, en pocos días tenían que volver a Hogwarts y no tendrían tiempo a ir porque tenían que ir a comprar sus nuevos uniformes y el material escolar del año siguiente. Así que fueron a verla por si no podían ir a despedirse. Pasaron un tiempo allí, está vez la nieta de la señora Russell no salió corriendo, es más, estuvo bastante habladora con Morgana, y el pequeño se agarró a la falda del vestido de verano de Morgana porque quería que lo cogiera en brazos, la niña no se pudo resistir y lo cogió en brazos y el niño sonreía contento por salirse con la suya. Su abuela se disculpó.
-No sé por qué le encanta que lo coja en brazos todo el mundo. Supongo que cuando empiece a hablar y hacer preguntas dejará de intentar llamar la atención así y se dedicará a las preguntas impertinentes porque es un pequeño descarado. - Elvira dijo:
-Ojalá para entonces vengamos de visita y le pregunte cosas impertinentes a Severus, me gustaría ver su reacción. - Todas rieron, la niña le dio el bebé a su abuela, que les agradeció de nuevo las galletas, les gustaron mucho, se despidieron con cariño, agradeciéndole de nuevo su ayuda y volvieron a casa.
Cuando llegaron, Severus había acabado la poción anticonceptiva y las esperaba para arreglarse e ir al callejón Diagon. Elvira tomó la poción mientras Morgana se arreglaba.
-Algún día tendrás que dejar de preparar esta poción a escondidas o decirle para que sirve.
-Ni lo sueñes, hasta que no termine de estudiar en Hogwarts, si es tan lista como creo, se las arreglará para prepararla para si misma o para venderla entre sus compañeros, algo que hice yo mismo, y si la pilla alguien, probablemente Albus me culpe a mí y no quiero que la necesite hasta que tenga no sé…¿25 años? No quiero que esté en Hogwarts cuando eso ocurra y yo pueda sorprenderla. - Elvira se rió.
-No sabía que podrías llegar a ser tan protector y tan paranoico…tranquilo, aún es pequeña y creo que mientras esté en Hogwarts, sólo pensará en sus notas, por lo que he visto este último curso, si sigue así, no tendremos que preocuparnos porque se dedique a perseguir chicos con sus amigas.
-Eso espero, es una niña muy inteligente y sería una pena que desperdicie su potencial casándose demasiado joven con un imbécil acomplejado que no le anime a ser la mejor en el trabajo que elija. - Elvira lo besó.
-Dices que dudas de que puedas ser un buen padre…creo que te pasarías de bueno y protector.
Se besaron y en ese momento llegó Morgana que había escuchado toda la conversación, sin que se dieran cuenta, en ese momento decidió que quería ser maestra de pociones, como su abuelo, y que quería ser aprendiz con Severus y que haría que Elvira y Severus se sintieran orgullosos de ella.
-¿Vamos ya? - Elvira dijo:
-Sí, cariño, sólo tengo que coger mi bolso.
Fueron a la chimenea, usaron el floo para ir al callejón Diagon, primero salió Severus y después lo hicieron Morgana y Elvira. Cuando llegaron la gente seguía mirándolos, pero, por lo menos, no lo perseguía la prensa, si alguien intentaba hacer una foto, con sólo una mirada de Severus desistía de sus intenciones. Estuvieron comprando primero los nuevos uniformes de Morgana, no necesitaba nuevas capas, Elvira soltó los dobladillos de las que tenía y le quedaban perfectas, pero las faldas, los jerseys y las camisas eran otra historia, cuando se probó las faldas cuando Elvira les soltó los dobladillos seguían quedando un poco cortas para usarlas en el colegio y las blusas le quedaban demasiado estrechas en la zona del pecho y Severus le dijo que mejor le comprarían camisas nuevas y jerseys nuevos, porque además de algo más ceñidos donde Severus no consideraba adecuado, las mangas le quedaban cortas, y es que desde el año anterior había crecido bastante, pronto sería casi tan alta como Elvira, que tampoco era excesivamente baja. Estuvieron en la tienda y Severus entró con ellas, cuando terminaron de elegir uniforme y ver si tenían de su talla, buscaron calcetines y calzado, pero cuando llegó el momento de ver la ropa interior en el piso de arriba de la tienda, Elvira dijo que braguitas por el momento no necesitaban, en Nueva York habían comprado también ropa interior, pero cuando la dependienta, una mujer de unos 50 años, le preguntó a la niña si ya necesitaba sujetadores, Severus dijo que las esperaba en la planta de abajo y que le avisaran cuando terminaran con eso, Elvira le iba a decir que no fuera idiota, que no tenía importancia, pero ya se fue, la dependienta les dijo que no le diera importancia, que todos los padres hacían lo mismo, no se sentían cómodos pensando en que sus niñas crecen y ya necesitaban cosas de mujer. Morgana estaba muy ruborizada.
-Vaya, veo que tenemos aquí a una señorita pudorosa, tranquila cariño, necesitar sujetadores no es malo, además estamos entre mujeres.
Elvira dijo que ella creía que deberían comprar algunos, les enseñó varios y se los probó para ver si era la talla adecuada, se llevaron 4, 2 en blanco y 2 en verde claro con braguitas a juego y otros dos en gris y negro, de tipo deportivo, para cuando tuviera prácticas de vuelo ese año. Cuando terminaron bajaron a la caja de la planta de abajo donde Severus les esperaba con el resto de compras para pagar.
Después fueron a por el material escolar, no les fue difícil encontrarlo todo, además como aún había poca gente buscando esas cosas, no tuvieron que soportar muchas colas. Fueron a la librería a por los libros de texto y algunas plumas. Severus y Morgana estaban mirando unos libros mientras Elvira estaba buscando un cuaderno adecuado para las notas cuando alguien le habló y la dejó helada, era la última persona que esperaba encontrarse allí.
-¿Elvira? Hola querida ¿qué tal estás?
Esa voz masculina odiosa y desagradable, ese imbécil tenía que estar allí justo en ese momento. Se dio la vuelta sin ocultar su cara de repulsión.
-¿Qué haces aquí, Gilbert? ¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra? Creo que te dejé lo suficientemente claro que no quería volver a verte jamás.
-¡Oh, vamos nena! ¿No me digas que sigues enfadada conmigo?
No es odio, es repulsión. - Se acercó y le susurró.
-No era eso lo que notaba cuando te follaba. - Ella volvió a mirarlo con un asco infinito.
-Es que soy muy buena actriz y sé fingir muy bien. ¿Se puede saber qué diablos haces aquí?
En ese momento Severus vio a Elvira incómoda hablando con un hombre moreno y le dijo a Morgana que los esperara a los dos en la caja.
-Acabo de llegar al país hace unas semanas y estoy buscando trabajo. ¿Y tú qué haces?
Entonces intervino Severus.
-Está conmigo de compras, porque a diferencia de usted, ella no es una inútil y tiene un trabajo de profesora auxiliar en Hogwarts.
Entonces Gilbert se dio la vuelta y vio a un mago alto, que le sacaba una cabeza, con una expresión de furia en la cara y vestido de negro. Pero como Gilbert es un bocazas y no reconoció a Severus no pudo evitar meter la pata.
-Vaya, con que ahora estás con éste, cada vez te gustan más raros y feos, que sepas que aunque te la estés tirando ahora, yo fui el primero. - Elvira le dijo antes de que Severus lo hechizara:
-Sí, y fuiste el primero que me decepcionó en la cama, nunca sabré cómo un hombre adulto puede tenerla tan pequeña como un crío de 2 años… pero por suerte, volví aquí y lo encontré a él, que es un hombre de verdad.
Lo dijo lo suficientemente alto para que la escucharan el resto de gente que había cerca y miraba a Gilbert riéndose, afortunadamente Morgana estaba al otro lado del local y no podía oírlo todo claramente. Gilbert dijo:
-Siempre fuiste una ordinaria, me alegra haberte dejado por otra.
-Yo también, así estoy ahora con un hombre que me llena completamente, no sólo en la cama, y no con un idiota que ni siquiera es bueno en la cama. Por cierto, me enteré que te casaste y tuviste dos niños con Melissa, supongo que estarán por aquí cerca.
-Sí, en la sección de criaturas mágicas, ¿Por qué lo preguntas?
-Quería comprobar si eran ciertos los rumores que me llegaron y que el pequeño se parece sospechosamente a tu amigo Philip. - Elvira lo miraba con suficiencia y él que creía que iba a humillarla no lo consiguió. - Severus, cariño, ¿dónde está Morgana?
Gilbert palideció, aunque no lo reconoció al principio, de repente, cayó en la cuenta de quién era, cuando llegó a Inglaterra hablaban de él en los periódicos, pero las fotografías no eran lo suficientemente claras y no se nombraba a Elvira, para evitar demandas por parte de Snape.
-¿Severus? ¿Se-Severus Snape?
-Sí, supongo que ha oído hablar de mí. Para su seguridad, quizás sería mejor que se planteara establecerse en otro sitio, sobretodo si es tan bocazas como parece, porque si me entero de que anda hablando por ahí de mi bruja, y me enteraré te lo aseguro, te arrepentirás.
Le lanzó una mirada mortal que le hizo palidecer. Entonces apareció una mujer de pelo castaño claro con dos niños, uno moreno de unos 14 años y otro de alrededor de 7 años, pelirrojo. Elvira dijo:
-Pues sí que eran ciertos los rumores. - Le guiñó un ojo a Severus y ambos se rieron, vieron a Morgana dirigirse a donde estaban ellos y les dijo que tenían que pagar los libros y el material escolar. Fueron allí y Elvira dijo:
-Adiós Gilbert, Melissa, espero no volver a veros nunca más.
Melissa se quedó perpleja, hacía mucho que no veía a Elvira y cuando se dio cuenta de quién era miró a su marido con rencor. Mientras Elvira y Morgana pagaban los libros, Severus usó sus habilidades de espía para oír su conversación, por lo visto pretendían que su hijo mayor fuera a Hogwarts, no lo aceptaron porque la solicitud llegó fuera de plazo y no tenían para pagar la matrícula ni cumplían los requisitos para solicitar una beca, además no encontraban casa ni trabajo estable en Inglaterra, así que cuando Melissa se enteró por su marido que Elvira trabajaba con Severus en Hogwarts dijo que estaba diciendo, que irían a buscar trabajo a Francia con sus tíos, que no quería que, aunque pudiera, su hijo asistiera a una escuela con semejante zorra en su personal. Severus se enfureció cuando él le dio la razón, así que hizo un hechizo no verbal sin varita y ambos empezaron a vomitar babosas, era algo infantil pero se divirtió viéndolo mientras sus hijos los miraban con horror y vergüenza y el resto de la tienda no paraba de reír, de propina obsequió a Gilbert con unas hemorroides dolorosas. Cuando llegaron Elvira y Morgana a su lado, Elvira le preguntó:
-¿Qué has hecho?
-Nada, sólo que no permito que nadie llame zorra a mi bruja. - La besó y dijo:
-Bueno chicas, vamos a casa que tenemos que hacer las maletas y mañana madrugamos para volver a Hogwarts.
Volvieron a casa apareciéndose con sus compras debidamente guardadas y encogidas en sus bolsillos. Fueron al estudio donde estaban sus baúles, los ordenaron, y guardaron algunas cosas extras, como los álbumes de fotos que les había dado Caliope y las recetas de la señora Wilson. Severus después de llegar allí les dijo que al día siguiente cuando llegaran a Hogwarts él iba a ir a su antigua casa, iba a ver cómo seguía y a hablar con el empleado de la inmobiliaria, mientras tanto ellas podrían instalarse. Les pareció bien, cuando terminaron de hacer el equipaje, prepararon la cena, comieron y se fueron a dormir. Cuando estuvieron a solas Severus le preguntó a Elvira si era cierto que había estado con semejante imbécil. Ella suspiró.
-Sí, por desgracia, él cree que perdí la virginidad con él, pero se equivoca fue con un antiguo compañero de colegio, pero el muy idiota se lo creyó, no duramos juntos ni un mes y presume delante de nuestros amigos comunes de que él me dejó a mi para irse con Melissa, cuando fui yo la que lo mandé a la mierda porque me estaba hartando, era un imbécil que sólo hablaba de si mismo y que para colmo se las daba de machote y era eyaculador precoz, o por lo menos conmigo no duraba ni 3 minutos… si es que he tenido una colección de amantes imbéciles…que dan hasta vergüenza. Espero que no nos encontremos a ninguno más.
-Yo también, sé que no me dejarás por ninguno de ellos, según me has dicho, pero lo cierto es que no puedo evitar pensar que algún día encontrarás a alguien mejor y que te merezca más que yo.
-No hay nadie mejor que tú para mí, te he hablado sobre mis amantes anteriores, intentaba encontrar alguien que me hiciera olvidarte, pero ¿cómo podía olvidar al hombre perfecto para mí cuando lo encontré a los 16 años? Pensaba mucho en buscarte, ojalá lo hubiera hecho cuando terminé la maestría en pociones… no hubiéramos perdido tanto tiempo, seguro que juntos hubiéramos sido muy felices, pero el pasado ya no importa, sólo el presente y el futuro.
-Tienes razón, pero eso no evitará que si algún idiota me toca las narices se ganará vómitos de babosas o unas hemorroides dolorosas… o algo que improvisaré sobre la marcha.
Ambos se rieron, se dieron algunos besos y se acostaron, en poco tiempo dormían abrazados. Al día siguiente volverían a Hogwarts.
