Nombre: Yamato Ishida

Tratamiento: Fijación al sexo.

Edad: 18 años.

Ocupación: Estudiante con faltas frecuentes.

Características: Alto. Rubio. Ojos azules. Piel pálida. Atractivo. Muy privilegiado. Básicamente, el tipo de chico que uno diría que es listo pero que debía aplicarse.

El típico chico adinerado. El pan de cada día de la Dra. Miyazaki desde que empezó a trabajar en Tokio.

Tan acostumbrada a estos casos, la Dra. Miyazaki no escuchó a Yamato hablar de lo vacía que era su vida a pesar del sexo, haciendo gestos con su mano y usando el tono perfecto de voz. Ella sabía que todo era un acto.

¿Cómo lo sabía?

La Dra. Miyazaki, después de trabajar por 15 años ya había dejado de mirar a sus pacientes con entendimiento, ahora los miraba con ojos calculadores, categorizando cada individuo, y Yamato no era diferente. Ella diría que Yamato era solo otro chico con dinero sin nada más que hacer más que perder el tiempo alimentando su adicción al sexo.

Pero también lo sabía por la forma en la que caminaba por los pasillos hacia su oficina: ojos escondidos tras gafas oscuras y expresión seria.

El caso de Yamato, aunque común, era único en su propia forma, pero no le impresionaba.

De cualquier modo, ella no sabía qué hacer con él. Su problema era social, no mental así que no podía darle pastillas. Aunque por otro lado, había estado echándole ojo al nuevo bolso de Louis Vuitton y requeriría de toda la ayuda para comprarlo. Estaba segura que a los señores Ishida no les importaría seguir pagándole, era para una buena causa después de todo.

A mitad de la sesión, los pensamientos de la doctora se dividieron entre el diálogo de Yamato consigo mismo y la idea de poner sus manos en el bonito bolso.

La Dra. Miyazaki anotó dos listas. Una donde colocaba palabras claves de lo que sea que Yamato decía y en la otra donde le gustaba pensar cómo podría terminar Yamato en 10 años. ¿Actor? Quizá, pero nada serio, quizá en uno de esos dramas adolescentes donde actúa encarnando a un personaje más joven que él. ¿Modelo? Bueno, tiene buena apariencia y todo. De cualquier modo, la Dra., apostaba que terminaría siendo otro manipulador abogado – como dicen, de tal palo tal astilla.

Los estudios muestran que los chicos más populares en la preparatoria tendían a ser mentirosos compulsivos y con solo mirar a Yamato uno podía saber que era popular. Aun así, a ella no le importaba. Concluyó que Yamato era un caso fácil, pero aun esperaba que regresara para que ella pudiera conseguir ese bolso.

Fue solo cuando Yamato dirigió su pregunta a ella que le puso atención. No era la típica pregunta retórica '¿ya sabes?' o '¿cierto?'.

"¿Alguna vez le han dicho que tiene los ojos más hermosos? Podría mirarlos todo el día…"

Yamato movió la cabeza y caminó mirando por la ventana musitando que eso era algo que el antiguo Yamato diría y que ya no quería ser más ese chico.

La Dra. Miyazaki solo recitó las líneas comunes que cualquier psicólogo diría – el común 'Está bien, Roma no se construyó en un día' o algo más simple 'Eres perfectamente normal'. Fue después de una rotación constante de esas frases con otras personalizadas por Yamato que la hora terminó y el chico la abrazó, agradeciéndole por su ayuda. Pero lo que notó fue la forma en la que Yamato sutilmente movió sus caderas contra las suyas en una forma que no podía decir si fue accidental o no, pero antes de que pudiera analizarlo, o siquiera comentarlo, su teléfono sonó y su recepcionista le dijo que su hija quería hablar con ella. La Dra. Miyazaki no disfrutó la interrupción de sus pensamientos, pero lo dejó de lado y le dijo que pusiera a su hija en espera. Antes de poder disculparse por la interrupción, Yamato ya estaba saliendo de la puerta, mirándola por encima de su hombro y diciendo algo sobre verla la próxima vez la siguiente semana, y se fue antes de que ella pudiera responder.

Cuando la mujer tomó la llamada, su hija gritó.

"¡¿Me pusiste en espera, mamá?!"

Trató de adivinar cuál era el problema ahora. ¿Alguna práctica le salió mal? ¿El auto se estropeó? Las posibilidades eran inmensas.

"Lo siento cariño; estaba con un paciente-"

"¡Hay fotografías mías en internet!"

"Está bien, solo cálmate, cariño. ¿Qué clase de fotografías?"

"…donde salgo…desnuda…" dijo apretando los dientes.

"¡¿QUÉ?! ¿CÓMO PASÓ? ¿QUIÉN LO HIZO?"

La Dra. Miyazaki estaba frenética a este punto. ¿Cómo pudo su hija hacer eso? Ella era una buena estudiante, aceptada en la mejor universidad y ¿ahora esto? Y lo que hacía todo más perfecto era que la Dra., acababa de sacar un libro el año pasado sobre ser una buena madre.

"Él era tan dulce, y no como los otros chicos de mi preparatoria. Luego me dijo que soñaba con ser fotógrafo y me dijo que tenía los ojos más hermosos y que podría mirarlos todo el día, y que yo podría ser modelo y…¿mamá? ¡¿Mamá?! ¡¿MAMÁ?!"

El abandonado teléfono yacía en el suelo mientras rápidas pisadas podían ser escuchadas corriendo hacia la ventana de vidrio que daba a la calle del edificio. Segundos después, estuvo golpeando el vidrio gritando vulgaridades al chico de 18 años que quizá ni siquiera podía escuchar lo que decía.

Pero Yamato escuchó un poco, aunque solo fueran los golpeteos. El adolescente giró hacia la ventana del tercer piso, bajó sus gafas de sol un poco y le guiñó un ojo a la mujer antes de ir a su auto.

Si Yamato hubiera tenido tiempo, habría tomado uno de los chupetines en la oficina solo para fastidiarla más, pero dejarle saber que un chico como él puede haber arruinado el futuro de su hija quizá había sido mejor, así que solo condujo por la concurrida calle hacia su casa.

-.-

Lo primero que Yamato notó en la sala fue a una chica que a leguas gritaba que era nueva en la ciudad – nadie en Tokio se vestía con una camiseta de lunares. Gracias a Dios que sus pantalones eran normales.

La chica estaba sentada con el padre de Yamato y su hermanastra. Lo peor del asunto era que estaba sentada en el lugar de Yamato, y eso no ayudó a sus ganas de sacarla de allí.

Ella se llamaba Mimi Tachikawa y era de un desconocido lugar cerca del campo, no era muy alta, tenía el cabello largo y castaño, lucía como una gatita, su piel era pálida, y tenía bonita figura. Yamato podía decir que era adorable pero Mimi definitivamente no era su tipo.

"El padre de Mimi será el nuevo decano en tu preparatoria. Así que ella se quedará en la habitación de huéspedes el resto del verano hasta que su padre encuentre un lugar aquí en Tokio." Explicó el padre de Yamato, sonriéndole y mirándolo con el ruego que le decía que fuera amable.

"Mucho gusto, Yamato." La chica dijo, estirando la mano.

A Yamato nunca le había gustado presentarse con otros ya que por lo general lo conocían y sabían su reputación. Pero en ocasiones especiales, como esta, tenía su propia técnica para presentarse. Le mostró su cegadora pero falsa sonrisa; sabía que las personas caían por eso, y aunque no tuviera real intención de ser su amigo, no hacía daño crear una buena impresión.

Ella le sonrió, pero no pareció impresionada.

Bueno, estaba bien; Yamato tampoco estaba impresionado con ella.

"Veo que ya conociste a Santa Sora. Soy su hermanastro; el bastardo playboy." Se dejó caer en el sofá al lado de Sora, quien se alejó de él.

Yamato podía ver otro frunce de frustración formándose en la frente de su padre, y mentalmente se felicitó por causarle ese pesar.

Mimi respondió con un simple, "Como dije, mucho gusto Yamato." Sentenció antes de bajar la mano y volver a sentarse en el lugar del rubio.

Con un profundo suspiro, el padre de Yamato volvió a hablar.

"Estaré fuera del país un par de semanas, así que te quedarás cerca de Sora, Mimi."

En algún punto de la charla, Sora y Mimi entraron en un debate de si se necesitaba una alianza entre heteros-gays-bi en la preparatoria, Mimi insistió que era necesario, pero Sora – la presidenta del cuerpo estudiantil – dijo que los apoyaba abiertamente, así que no había necesidad de ninguna alianza.

Y también en algún punto de la charla, Yamato se unió.

"Es cierto, nuestra preparatoria no necesita de eso. Hetero o no, a la mayoría – aunque no lo diga – le gusta experimentar. Conozco a varios chicos hetero a los que les gusta que les den una buena mamada. Así que digo que la preparatoria también es para gays y para los gays de clóset."

Tanto su padre como Sora lo miraron incrédulos, pero Yamato los ignoró.

Mimi, por otro lado, apenas escondió una risa tras su mano.

Sora se distrajo, y Yamato aprovechó el momento para dejar que su mano lentamente subiera por su muslo hasta que la chica lo golpeó, haciendo que él estirara el brazo por detrás de ella.

Esta era la situación de siempre con ellos. Sora era seria, educada, se sentaba de forma apropiada, mientras que a Yamato le importaba poco repantigarse por el sofá y dejar que su mano vagara libre – sobre todo a donde no debía.

Yamato notó que Mimi estaba entretenida por lo que dijo, pero decidió fingir no estar afectado por su sonrisa. Porque sí, no estaba afectado. No sería pillado siendo afectado por alguien que usaba una camiseta de lunares.

-.-

"¿La viste? ¡Prácticamente se podía ver el maldito halo en su cabeza!" Sora Takenouchi, quien preferiría comprar en alguna tienda barata cerca del metro que cambiarse el apellido, dijo.

Yamato estaba sentado viéndola caminar de ida y vuelta por la habitación, quejándose sobre cuán increíble era que esa chiquilla salida de un pueblo pudiera ser tan inocente.

"Esto no es una película de Disney, y ella no es una princesa Disney."

"Tú tampoco lo eres~" Yamato se burló.

Sora giró y lo miró como diciéndole 'No fue divertido.'

"¿Qué? Ella es adorable, no es una amenaza para ti. ¿Por qué te molesta tanto?"

"Ni siquiera sabes lo peor." Sora caminó hacia el escritorio y tomó su tablet y buscó algo antes de dársela a Yamato.

De pronto, un video se abrió y el título decía:

'Por qué planeo esperar – por Mimi Tachikawa.

Primer lugar, concurso de oratoria.'

El discurso era bastante bueno – si lo cursi y cliché le gustaba a uno. Yamato no había pasado del minuto antes de distraerse por la mirada de Sora, quien sujetó los lados de su silla.

"¿Qué?" Yamato preguntó, entretenido bajando la tablet.

"¿Y?"

"¿Y qué? Obviamente está haciendo esto por atención. Es la nueva tendencia en la preparatoria, ¿no lo has escuchado? Finges ser buena y virginal, y aparentemente todos los chicos se te echarán encima. Me sorprende que esa chica haya podido adivinarlo."

"Oh por favor, mi radar de vírgenes estaba estallando cuando ella entró." Sora bajó la descripción del video el cual tenía anotado todo el discurso.

"Si esta es una apuesta sobre si se puede o no quitarle la virginidad a la hija del decano, puedes olvidarlo. He tenido a muchas chicas como ella." Miró a Sora de pies a cabeza. "Pero tú por otro lado…"

Sora lo miró con el ceño fruncido. "No soy tan fácil." Sentenció. "Por cierto, ¿cómo está la querida hija de la Dra. Miyazaki?"

Yamato sonrió. Esa chica de lejos estaba en su top de 10, quizá incluso en el top 5 rivalizando a la vez en la que sedujo a la consejera del campamento tras la cabaña. "Ella…está muy satisfecha." Yamato trató de mantener su tono neutral, "Y pronto será famosa."

"¿Te acostaste con ella?"

"Sí, pero…" miró sus dedos. "Pensé en ti." La miró.

Sora arrugó la nariz. "¿Mientras estabas con ella? Me siento ofendida." La pelirroja llevó una mano a su pecho.

"Pero tenía bonito rostro."

"Como sea," Sora sentenció. "Sé que te gustan los juegos, porque no te habrías acostado con ella si no hubiera sido un reto. Así que piénsalo, el gran Yamato Ishida desvirgando a la angelical hija del decano el verano antes de que empiecen las clases. Serás una leyenda. Generaciones de generaciones de estudiantes se reunirán y hablarán de aquel Yamato que pudo cogerse a quien quiso."

"¿Y cómo es que sabes que podría gustarle?"

"Cariño," Sora solo usaba esa palabra cuando intencionalmente trataba de ser condescendiente. "¿Dices que el gran Yamato Ishida no está listo para un reto?"

Yamato trató de no caer en la trampa de Sora, pero la maldita sabía qué botones presionar.

"Bueno, quizá Mimi es demasiado reto para ti. Un poco fuera de tu liga."

Maldición, Yamato maldijo porque sabía que no podía decir que no. "Sora," dijo, "Puedo romper su corazón el día que quiera, cariño."

"¿Quieres apostar?"

Sora sabía exactamente qué decir.

"Claro que sí."

De súbito, Sora se subió a horcajadas de Yamato y colocó sus manos tras su cuello; el chico maldijo al mundo porque odiaba el hecho de que ella lucía tan hermosa ahora mismo.

"Si gano, me darás tu auto."

"¿Cuál de todos?"

"Oh, tú sabes cuál."

Yamato se congeló y abrió grandes los ojos. No, no su Jaguar. Eso era lo que más le importaba a Yamato – bueno estaba en el tercer lugar, seguido de su reputación en la preparatoria y sus habilidades sexuales.

Además no tenía sentido ya que Sora odiaba conducir y siempre insistía ir en la limo a todos lados.

"¿Siquiera sabes cómo conducir?"

Una sonrisa se formó en los labios de Sora. "Bueno, puedo aprender. En tu, es decir, en mi Jaguar."

Yamato tragó el nudo que se formó en su garganta y esperó que Sora no lo notara.

"¿Y…si yo gano?"

Sora se movió un poco recordándole a Yamato que estaba sentada sobre él. "¿Adivina?"

"¡¿Qué?!" Yamato la empujó y Sora cayó de espalda sobre la cama. "Tú no vales mi Jaguar. No me importa lo que digas."

"Yamato, esto ni siquiera es por mí." Sora pasó la punta de su pie por la cara interna del muslo de Yamato. "Es por ti. Te conozco, Yamato; conozco todos tus pequeños trucos. Soy la única a quien no puedes tener, y no lo toleras."

Sora se irguió sobre sus codos. Yamato pudo verla a la perfección, y la encontró irresistible. "Cógete a la hija del decano, y me tendrás." Lo dijo y sonó más hipnotizador mientras lo decía. "Al final, ganarás."

¿Cómo podría decir que no a eso?

-.-

Era gracioso cómo es que Yamato y Mimi no se encontraron toda la semana – él habría jurado que Mimi era del tipo que exploraba su entorno.

Esta suposición, de cualquier modo, fue probada cierta cuando Tachikawa entró al área de la piscina y vio a Yamato desnudo.

Mimi dejó salir un pequeño jadeo y retrocedió, casi tropezando con sus pies por la vergüenza que sintió.

El rubio giró a tiempo para ver la expresión de Mimi y estuvo por reírse debido a lo cómico que era todo, pero tenía que seguir su plan y mantener cara de póker.

"¿Podrías girar para poder ponerme el bañador?"

Mimi lo hizo. "Lo siento, lo siento, no vi nada."

Yamato apenas se había puesto el traje cuando pilló lo último que Mimi dijo. Esta no era la primera vez que 'accidentalmente' se había dejado ver por sus invitados, pero ninguno había reaccionado como Mimi.

Giró. "¿Cómo dijiste?"

"Oh, no…no quise…no es como que yo…es decir, tú eres…umh…pues…" Mimi miró el suelo y de alguna forma logró lucir incluso más pequeña en su mullido albornoz blanco.

Yamato quería sonreír, pero sonreír de verdad. Era la primera vez en toda la semana que había notado que Mimi Tachikawa era una chica adorable.

Contuvo sus ganas de sonreír y en lugar de eso miró con cautela hacia Mimi antes de introducirse en la piscina.

"Me refería a que…no fue mi intención verte así. Argh…apuesto que ahora crees que soy una idiota."

"No lo eres." Yamato dijo, dejando ver una pequeña sonrisa. "Quizá no eres la chica más elocuente, así que solo cállate y entra a la piscina."

Mimi se quitó el albornoz y…traía un traje de baño de una pieza...con estampado de lunares.

¿Era en serio?

Saltó a la piscina con toda la finura…que pudo lograr – la cual no fue mucha.

El splash de Mimi interrumpió la cadena de pensamientos de Yamato sobre el horrible estampado. Su rostro estaba ahora lleno de agua, y estaba algo enojado porque había pasado media hora arreglando su cabello con gel.

A este punto Yamato estaba tan preocupado por su cabello que no se dio cuenta que había dado voz a sus pensamientos.

Mimi solo se alzó de hombros. "Pues me gustan."

Yamato estuvo cerca de decir algo sobre eso, pero entonces ella de súbito se sacudió el agua del cabello como un pequeño perrito – Yamato no lo admitiría pero creía que Mimi lucía como uno ahora mismo.

Ella nadó al otro lado de la piscina y cualquier oportunidad que Yamato tuviera para decir algo descarado o incitante se murió en el agua.

"Lamento haber sido un idiota la otra vez." Yamato dijo cuando la cabeza de Mimi salió del agua. "No quise ser intimidante o algo."

"No estaba intimidada." Mimi dijo mientras lentamente se cercaba. "De hecho pensé que eras divertido. Algo idiota, pero divertido. Pero tu hermanastra…es alérgica a las bromas o algo así."

Yamato trató de esconder su risa, pero terminó delatándose un poco. "No conoces a Sora." Aunque la idea de diversión de Sora era dar brownies especiales – mezclados con laxantes –para la 'buena suerte' a los candidatos rivales para ser presidente estudiantil media hora antes de que digan sus discursos, y también contarle feliz cada detalle de sus encuentros sexuales, solo porque sabía que haría enfurecer a Yamato porque él no podía tenerla.

Pero en lugar de decirle todo eso a Mimi, Yamato salió con algo para ganarse su simpatía. "Pero sí, Sora es la principal razón por la que actúo así. Es decir, ella es tan perfecta, ¿sabes? Hace todo bien, y es duro tener que vivir con eso los últimos tres años. Prácticamente tengo que pelear para tener la atención de mis padres…o la atención de cualquiera de hecho."

Mimi lo miró con simpatía – y Yamato se felicitó por dentro. "Tenía el presentimiento de que no eras tan malo, muy, muy en el fondo." Mimi bromeó con una sonrisa. "Me alegra que te hayas abierto para mí."

Yamato de verdad, de verdad, quería felicitarse, "Nunca le cuento estas cosas a nadie, pero supuse que podría confiar en ti. Siento una…conexión contigo, Mimi."

Mimi estaba lo cerca suficiente para que Yamato pudiera sentir su aliento. "Yo también…" Susurró.

Yamato podía sentir lo cerca que estaba de reclamar su premio. Pensó en todas las mejores formas en las que podría hacerlo, para luego humillar a Sora después de tres años de vivir con su insufrible aire de superioridad. Yamato haría que rogara, e incluso podría hacer que usara el-…

Los pensamientos de Yamato fueron interrumpidos otra vez cuando el agua impactó en su rostro. Otra vez.

¿Era en serio?

Solo que esta vez fue deliberadamente.

Mimi le había echado agua antes de rápidamente alejarse de Yamato.

"¿Es en serio? ¿Crees que me tragaré eso? ¿'Siento una conexión contigo'? Tenemos TV en el campo, ¿sabes?" Mimi resopló. "Veamos, el clásico bad boy con un corazón de oro, ¿verdad? ¿Así es como planeabas llevar a la cama a la hija del decano? Mostrarte todo sensible, tocar mi alma, tocar mi corazón, y tocar mis…otras partes. Usas gafas de sol dentro de casa, Yamato. Los chicos como tú no tienen secretos."

"¡Hey, no puedes asumir eso! ¡No me conoces! Mi apariencia no define quien soy." Aun cuando Yamato pensaba que debería, había pasado media hora poniéndose gel en el cabello, ¡y solo!

Mimi solo sonrió. "Ya, ¿y si lo hubiera creído? ¿Habrías ido a la fase dos y me hubieras preguntado sobre mis anhelos, sueños y aspiraciones? Oh, ¿y si eres extra cursi me habrías tomado de la mano y habrías fingido leerla?"

Puede que sí, puede que hubiera tomado las bonitas manos de Mimi y hubiera leído las líneas. Pudo haberle dicho cuándo encontraría el amor, cuánto tiempo viviría, etc. Eso le habría dado boleto directo a los pantalones de Mimi.

Mimi salió de la piscina y se detuvo en la puerta, en donde tomó el albornoz y lo dobló, colgándolo en su brazo.

Pero antes de irse, giró la cabeza hacia Yamato y sonrió. "Buenas noches, Yamato." Y salió.

En algún punto al mirar cómo el traje de baño se adhería al trasero de Mimi, Yamato olvidó que estaba en una piscina y casi se ahogó.

Apenas recordó cómo respirar, decidió que necesitaba un nuevo plan de ataque; fingir ser el príncipe azul no era una opción.

Ese Jaguar era exclusivo, específicamente diseñado para él, y en definitiva no iba a dárselo a Sora.

Pero una cosa resultó de su encuentro fallido con la castaña; al menos ahora Yamato sabía que tenía la atención de Mimi sobre él.

Cinco segundos más tarde, Yamato escuchó a Sora gritar en el pasillo.

"¡Dios, Mimi, estás mojando todo el suelo, así no es como estamos en casa en Tokio!"


Iniciamos una nueva historia~

Si la trama resulta familiar, es porque está basada en una película con el mismo nombre – solo que esta historia tendrá ligeros cambios 😊