LO QUE REALMENTE NECESITO
Prologo
Cumplimiento es una de las palabras que describen perfectamente a Bonnibel, por eso cuando quedaba a una hora especifica con alguien y esta persona no cumplía, lo mejor era temblar ante la chica de rosados cabellos; sin embargo este no era el caso debido que la persona que estaba tardando era nada mas y nada menos que Gumball, su hermano mayor al cual respetaba y no se atrevía a reprocharle nada.
Sucede que el día anterior Gumball le había dicho a Bonnibel que la llamaría después de que ella acabara sus clases en el colegio ya que tenia un aviso importante que hacerle motivo por el cual, ese día, Bonnibel había salido mas rápido de lo habitual de su colegio, dejando a un lado las conversaciones con sus amigos, incluso cuando Lumpy, una de sus amigas mas cercanas, intento detenerla para invitarla a ir de compras pues según ella ''su fabuloso cuerpo necesitaba que lo adornara algo igual de fabuloso que ella'', pero obviamente Bonnibel se negó amablemente y se dirigió al metro para ir directamente a su apartamento.
Sin embargo todo su esfuerzo había sido inútil, se supone que los martes llegaba su apartamento tipo 13:00 o por mucho 13:30, hoy por ejemplo había llegado a las 13:10 pero ya eran las 14:07 y su hermano aun no daba señales de vida, razón por la que estaba ligeramente molesta así que prefirió darse un baño rápido, pero antes de que siquiera se parara del sofá en el que había estado acostada mirando fijamente el teléfono de su apartamento por los últimos 5 minutos, el teléfono empezó a timbrar, lo tomo rápidamente y contesto.
— Entiendo que estés molesta, pero todo seria más fácil si te compraras un maldito celular —se escucho al otro lado de la linea la voz de su hermano, cosa que hizo sonreír levemente a Bonnibel.
— Lo lamento, pero sabes que no me llevo bien con las nuevas tecnologías.
Y era verdad, Bonnibel tenia en su apartamento lo mas básico y necesario de tecnología y electrodomésticos los cuales utilizaba de vez en cuando, a excepción de su amado portátil que su tío-abuelo Gumbald le había regalado cuando ella cumplió 15.
— Si, lo se, pero si tuvieras uno te habría llamado a cualquier momento del día y asunto arreglado —Bonnibel suspiro pesadamente con la intención de dejar la pequeña discusión allí, cosa que el chico a la otra linea entendió—. Como sea, tengo razones para sustentar mi demora pero supongo que no te interesan, así que vamos al grano —dicho esto la pelirosa se acomodo en el sofá presintiendo que seria una larga conversación—. El tío Gumbald me escribió ayer pidiéndome un favor el cual acepte, pero creo que debí haber pedido tu opinión antes de confirmarle nada, pero supuse que no te negarías sin embargo lo justo seria hablarte sobre aquello. ¿recuerdas a Marceline, la sobrina de Simon? —pregunto capciosamente el pelirosa a lo cual Bonnibel no pudo evitar sonreír.
— Claro que la recuerdo.
¿Y como no hacerlo?, Marceline era amiga de la infancia de ambos hermanos. Cuando eran pequeños, cada vez que Simon y Betty llevaban a su sobrina a la casa de los Bubblegum, los pequeños jugaban mientras que los grandes hacían cosas de adultos. A pesar de que Marceline fuese un par de años mayor que los hermanos, siempre jugaba con ellos. Sin embargo después del séptimo cumpleaños de la pelirosa, Marceline fue a casa de su padre Hunson Abadeer, debido a la muerte de la madre de Marceline, pero ella nunca regreso con sus tíos. Lo ultimo que Bonnibel había escuchado sobre Marceline era que había ganado una beca para ir a estudiar en Londres o en Alemania, no lo recordaba muy bien. Pero ahora, casi 10 años después, sabría algo de quien en el pasado fue su ejemplo a seguir
— ¿Qué sucede con ella?.
— Ya ha regresado de Londres y Simon le ha pedido a nuestro tío si la podría tener un par de meses en su casa mientras Marceline se ocupaba de algunos asuntos sobre papeleo y todo eso, pero ya sabes que nuestro tío vive de viaje en viaje y de hotel en hotel y pues obviamente no la puede tener con el, luego pensó en mi, pero ella no puede vivir en mi habitación con otras tres personas —dijo algo obvio a lo cual Bonnibel rió un poco, Gumball ha estado viviendo en su campus universitario por el último año—. Y pues luego pensó en ti y en el ''considerablemente gran apartamento para una sola persona'' en el que vives, y finalmente le dije que no habría problema en que viviera contigo, aunque se que debí pedir tu opinión antes que nada, pero supuse que aceptarías, así que… ¿qué dices?
— No tengo problema alguno.
— Me alegro, la verdad en parte acepte porque me gustaría que alguien estuviese allí para cuidarte.
— Yo me puedo cuidar sola —dijo pesada recordando la típica discusión de que ''es peligroso que vivas sola'' o el escanda que formo Gumball cuando se fue a la universidad y la dejo '' sola e indefensa''—… pero gracias, por pensar pensar en eso. Tengo una pregunta ¿por qué Marceline no podía ir a vivir con sus tíos de nuevo o con su padre?.
— Bueno, Simon no quiere que Marceline viva con su padre, dice que ellos dos llevan una muy mala relación y quería que Marceline estuviera bien, y respecto a vivir con ellos… Betty murió hace dos años y desde entonces Simon vive en una pequeña rivera que esta bastante lejos de la ciudad, y allí Marceline no se podría encargar de su papeleo y todo eso, ademas ella se negó rotundamente a vivir con el.
— Oh, ya veo… —respondió desanimadamente Bonnibel, se imagino lo triste que debió haber estado Marceline con la muerte de Betty, ella había crecido con sus dos tíos y les tenia bastante cariño.
— Si… y pues eso es todo hermanita, me gustaría quedarme a hablar contigo pero los minutos a un fijo de larga distancia me salen muy caros, sigo diciendo que te compres ese maldito celular… Por cierto, Marceline llegara mañana o pasado mañana, no lo recuerdo muy bien, te pasaría su numero para que la localices pronto, pero es verdad que no tienes un celul—
— Ya déjalo Gumball, ya entendí —lo interrumpió un poco alterada antes de despedirse y dejar el teléfono en su sitio
Bonnibel se quedo un momento pensando en si seria adecuado o no recibir a Marceline con algún tipo de regalo ¿pero qué?. Después de pensarlo un rato decidió no darle mas vueltas al asunto y prefirió ir a tomar ese baño que su hermano interrumpió, después de aquello preparo su cena y la comió mientras se entretenía con un programa sobre el origen de las especies para finalmente ir a dormir.
'' Tal vez sea bueno darle la bienvenida con un pastel '' fue lo ultimo que pensó antes de caer profunda.
—
Hola gente. Puede que lo que estoy a punto de decir suene repetitivo y todo eso, pero no pierdo nada con hacerlo. Pero antes de empezar quiero decir que el capitulo 1 esta después de este pequeño mensaje, así que si quieren pueden saltarse este mensaje que esta en negrilla, y continuar con la historia. Bien, este es mi primer fic, así que perdón por los argumentos y la narración que están un poco cutres aún cuando me he esforzado dos noches (sin mentir) haciendo que esto no se vea de tan ''primeriza'', en todo caso, con la intención de que les sea agradable leerlo, me he asegurado que la ortografía sea correcta, pues se lo feo que es leer una ''q'' o una ''k'' en lugar de un ''que'', o lo espantoso que es que la gente no respete los signos de puntuación (a lo mejor soy la única que se preocupa por eso xD, pero aún así el texto se ve mas presentable), pero en fin, al ser mi primer fic me gustaría saber lo que opinan al respecto y cualquier critica es recibida. Sin más que decir me despido esperando que sea de su agrado ^-^.
—
LO QUE REALMENTE NECESITO
Capitulo I: Debí recibirte con un pastelazo… en la cara.
Un día más y la misma rutina para todos los estudiantes de ultimo año en aquel colegio. Algunos prestaban atención a su clase, otros habían perdido la batalla y descansaban plácidamente sobre su puesto, otros tantos esperaban el momento en el que la maestra diera la orden de salida para finalmente dirigirse a sus casas, entre este grupo se encontraba nuestra pelirosa que aunque no fuera una de esas que esperaban impacientemente la campana de salida, hoy más que nunca deseaba llegar a casa para prepara la bienvenida de Marceline. Ademas debía ir a comprar el dichoso pastel que la había hecho dudar todo el día. Bonnibel estaba impaciente, tamborileando sus finos dedos sobre su escritorio, cosa que Fionna, una de sus rubias amigas, alcanzo a notar y justo antes de que pudiera susurrarle '' ¿te sucede algo?'' el aclamado timbre sonó haciendo que la pelirosa retrocediera pesadamente su silla hacia atrás pudiendo pararse y tomar sus cosas para empezar a caminar hacia la salida.
— ¡Hey tu pelirosa!, detente ahora mismo —grito la rubia señalando con su dedo a su amiga quien paro en seco haciendo que la rubia se adelantara hasta donde estaba ella—. ¿Por qué tan afanada?, ya llevas dos días saliendo a toda maquina de aquí, entiendo que otros los hagan pero tu hasta prefieres quedarte aclarando dudas con los maestros, ¿sucede algo?.
— No esta pasando nada en especial —respondió esta a su amiga mientras ambas aceleraban el paso guiadas por la pelirosa- es solo que ayer mi hermano me llamaría para algo importante y debía llegar rápido a casa.
— Ya veo, y supongo que esa llamada esta relacionada con el hecho de que casi derribas la puerta antes de salir ¿no?.
— Por supuesto —respondió Fionna sonriendo—. ¿Tienes algún problema con que Finn nos acompañe? —pregunto la rubia mirando por encima del hombro de Bonnibel mientras le hacia señales a Finn de que se detuviera.
— No, no importa
Finn es el hermano o mejor dicho el gemelo de Fionna, es rubio, al igual que su hermana, de tez blanca, al igual que su hermana, y tiene los ojos azules… igual que su hermana, la mayoría lo reconoce por ser bastante atlético ademas de que casi siempre esta acompañado por Jake, su mejor amigo, aunque esta no era la ocasión. Bonnibel y Finn habían tenido una ''relación'' cuando ella tenia 13, incluso se habían llegado a besar, pero Bonnibel decidió dejarlo porque no quería vivir las complicaciones de una relación a su corta edad. Sin embargo Finn estaba perdidamente enamorado de ella y aunque Bonnibel lo sabia, lo seguía tratando como su amigo, no quería perder su amistad.
Después de que los tres tomaran el metro, se bajaron en la parada anterior a la estación que quedaba junto al apartamento de Bonnibel; caminaron unas cuadras hasta llegar a la Pastelería de Tronquitos donde esperaron un poco en la fila hasta que llegara su turno, pero se llevaron una sorpresa cuando vieron que las estanterías estaban vacías debido ha que Tronquitos ya había vendido todo, solo le quedaban galletas y pequeños pasabocas.
— ¿Estas segura de que no te queda algo? —pregunto alterada la pelirosa apoyado pesadamente su cuerpo en uno de los exhibidores para quedar mas cerca de Tronquitos, quien tímidamente giraba su cabeza hacia los lados—. ¡Cualquier cosa! no lo se, una tarta, un pie, no importa.
— L-lo siento Bonnibel, se lo han llevado todo —respondió un poco asustada la aludida mientras Bonnibel retrocedía unos pasos y miraba decepcionada a su amiga— … si quieres te preparo algo rápido, aunque esto siempre se demora.
— ¡¿Puedes hacer eso?! —grito una eufórica Bonnibel mientras se apoyaba nuevamente en el exhibidor—. ¿Cuanto crees que te demores?
— Si te hago una torta básica podría demorarme 40 minutos, tal vez.
— Puedo esperar —dicho esto Tronquitos aprovecho y siguió al fondo de su negocio para empezar con la torta
— ¿Estas segura?, ya van a ser las 13:30, y aparentemente comenzara a llover —aviso la rubia dandole un codazo a su hermano para que la apoyara.
— ¿Eh?… ¡Oh, es verdad!, no querrás que la lluvia te alcance —dijo el rubio sobando su brazo con cautela.
— No importa, dudo que llueva, o al menos eso dijo el chico del clima esta mañana.
— Pero podríamos ir a otra pastelería —sugirió Finn.
— La pastelería mas cerca queda 2 estaciones atrás, estaría llegando mucho mas tarde.
— Por cierto, ¿a que horas llega tu prima? —pregunto Fionna sentándose y dandose por vencida. Muy pocas veces podía convencer a Bonnibel.
— No es mi prima, es una amiga —respondió Bonnibel sentándose al lado de Fionna seguida de Finn—. Y la verdad no lo se, Gumball no me dijo, y no tengo su número.
— Ni siquiera tienes mi número —bromeo Fionna, empezando una larga discusión sobre las ventajas de que Bonnibel comprara un celular, apoyada por Finn quien había sacado su celular para mostrarle la cantidad de juegos que podría descargar y todo eso…
Después de dicha discusión Bonnibel quedo dormida en el hombro de su amigo, cosa que Fionna aprovecho para sacarle una foto con su celular y empezar a jugar con el Photoshop, deformando la cara de su amiga, otra ''ventaja'' que Bonnibel desaprovechaba.
Los minutos pasaron y a pesar de todo oscuro pronostico, no había llovido cosa que favorecía a Bonnibel quien estaba pagándole a Tronquitos por haberle hecho la torta, y después de unos segundos los tres jóvenes salieron de la pastelería un poco agotados y empezaron a caminar. en una de las esquinas, lo gemelos se despidieron de Bonnibel y voltearon a la derecha camino al metro, mientras que la pelirosa aceleraba el paso para llegar a su apartamento antes de que fueran las 17:00. Mientras caminaba pensaba en Marceline y en todo lo que podrían hablar, ella le contaría sobre su estadía en Londres mientras que Bonnibel le hablaría sobre Gumball o sobre su tío, o sobre cualquier cosa; lo único que quería era adelantar esos 10 años en los que no había sabido nada sobre su amiga.
Entre pensamiento y pensamiento, la pelirosa había llegado finalmente a su apartamento, saludo a algunos de sus vecinos y cuando llego a su puerta pudo notar que el cerrojo no estaba asegurado, cosa que la preocupo en parte pero lo dejo pasar, tal vez esta mañana se la había pasado por alto asegurarlo. Entro plácidamente, dejo su bolso en uno de los muebles y se sentó en el mismo sofá del día anterior, en sus manos tenia el famoso pastel que la había estresado tanto el día de hoy, y ahora que lo pensaba ni siquiera lo había visto. Decidió darle una pequeña mirada antes de ir a dejarlo en el refrigerador.
— Bonnie…—dijeron al oído de la pelirosa haciendo que esta se estremecerá, se parara y se duela la vuelta rápidamente haciendo que el pastel volara de sus manos y cayera a un lado de la pequeña mesa que estaba delante suyo—. Vaya… no pensé que te emocionara tanto el verme.
— ¿Marceline… —pregunto incrédula la chica de ojos azules al ver quien estaba al frente de ella, se parecía a Marceline … o bueno, al menos su rostro se parecía bastante al recuerdo que tenia de ella, sin embargo se veía un poco diferente, su cabello era largo y alborotado, a diferencia de cuando era pequeña que apenas caía en sus hombros, vestía una camisa a esqueleto color gris que dejaba ver un par de tatuajes en sus brazos, un pantalón negro con rotos en las rodillas y unas desgastadas botas rojas. No la recordaba así de ¿salvaje?— … eres tu?
— Es lo más probable, si —contesto ella, con una pequeña sonrisa en su rostro.
— Pero te ves … diferente.
— ¿A si? —la chica rodeo el sofá que las separara para tener una mejor vista de Bonnibel—. ¿Diferente bien, o diferente como ''¡Oh por Glob! ¿pero qué fue lo que se hizo?'' ? —bromeó la otra chica imitando exageradamente lo ultimo.
— Pues… no lo se, diferente ¿normal? —dudó la pelirosa sobre si '' normal '' era la palabra correcta para describir la nueva apariencia de la otra chica.
— Diferente normal…—pensó un rato—. Ñee, podría ser peor —Marceline camino unos pasos hacia Bonnibel—. Tu también te ves diferente… te vez más sexy —soltó la mayor acortando cada vez más la distancia de la pelirosa, quien tenia los ojos abiertos como platos y no pudo evitar sonrojarse ante el comentario de la otra y al darse cuentea que la otra se acortaba más y más su espacio personal, decidió mirar a los lados para buscar una razonable escapatoria, y por suerte la había encontrado.
— Oh no —se acurrucó al lado de la torta que se había estampado junto con la mesa—. Se ha estropeado
Marceline, quien se había quedado parada un rato en el mismo lugar se sentó en el suelo junto con la pelirosa.
— ¿De qué estas hablando? —preguntó ella poniendo parte de su peso en su brazo derecho que estaba en el suelo.
— No es nada —aseguró la pelirosa levantando su mirada, encontrandose con los ojos de Marceline quien la miraba fijamente. Apartó la mirada de inmediato—. Es solo una torta que he comprado para recibirte y todo eso, pero ahora esta toda revuelta.
— ¿Has comprado una torta para mi?… Gracias, pero no debiste.
— ¿Por qué dices eso? —¿de verdad?, después de todo lo que lucho por esta tarta, esa era la respuesta que obtenía, ¿en qué momento Marceline se había vuelto tan ''pesada'' .
— No merezco nada que de lo que me quieras dar —respondió algo fría.
— Da igual, lo voy a tirar —estaba a punto de ponerse de pie con la bolsa en la mano pero Marceline la detuvo tomado su mano y halandola de nuevo al suelo. Bonnibel se sorprendió soltando una especie de gemido en forma de pregunta.
— No es necesario —aseguró la pelinegra arrebatando la bolsa de las manos de Bonnibel y empezando a comer.
— ¿Estas segura?, si tienes hambre te puedo preparar cualquier otra cosa —sugirió ella sentándose en el sofá que estaba detrás de ella segura de Marceline quien comía directamente de la bolsa, pero de una manera no repugnante.
— Completamente segura.
— Bien… —fue lo ultimo que hizo antes de que Marceline encendiera la televisión haciendo que la habitación se llenara de las voces de X película que mostraban en la tele. Sin embargo un silencio un tanto incomodo se había formado entre ellas, esta no era la manera en la que Bonnibel se imagino las cosas.
— Has demorado mucho en llegar ¿qué estabas haciendo? —pregunto Marceline con un tono un tanto serio sin quitar la mirada de la pantalla.
— Ya te lo dije, estaba comprando la torta —afirmo esta, cruzando sus pies sobre el sofá.
— Se supone que llegas aquí a las 13:00 ¿no? —Bonnibel afirmo con la cabeza—. Pero hoy llegaste a las 17:00… ¿a que clase de pastelería fuiste? —bromeó Marceline subiendo sus pies en la pequeña mesa que tenia en frente.
— Ocurrieron una serie de problemas con esa torta —respondió al tiempo que retiraba los pies de Marceline de la mesa, la otra no puso problema—. Por cierto, ¿Cómo entraste aquí sin tener las llaves?
— Forcé la cerradura —contestó ella de la manera más tranquila sin darle importancia a la penetrante mirada de Bonnibel con una expresión de ''¿hablas enserio?'', pero en vista de que Marceline no respondería a su mirada decidió hacerle otra pregunta.
— ¿Y qué hiciste mientras llegaba?
— Comí algo, me di un baño, entre a tu habitación, llame a tu hermano para decirle que ya había llegado, el pregunto por ti, le dije que no habías llegado y desde entonces me ha estado llamando cada dos por tres a preguntarme si ya has llegado —volvió a subir los pies en la mesita—. Por cierto, se acabaron las pizzas congeladas.
— ¡Estas de coña, Marceline! —grito exasperada parándose del sofá mirando a la otra chica quien ni se inmutaba a quitarle la mirada a la pantalla, se había atrevido a entrar en su habitación, y de hacerla quedar mal frente a su hermano.
— Glob, cuida esa boquita Bonnie.
— No le puedes decir eso a mi hermano, ya te habrás dado cuenta como es el… —al darse cuenta que no obtendría una respuesta de Marceline, volvió a tomar sus pies y los bajo de la mesa pero esta vez bastante enojada—. ¡MARCELINE!
— Ya calmate, princesa —se detuvo un momento al darse cuenta que su celular vibraba—. Toma, tu hermano —dijo estirando su brazo con el celular en su mano para que Bonnibel lo tomara, cosa que hizo pero con pesadez.
Camino hacia la cocina para poder hablar con su hermano.
— ¿Marceline? —habló el chico al otro lado de la linea.
— No, soy Bonnibel
— ¡BONNIBEL! ¿donde te habías metido?, ¿acaso acabas de llegar a casa?, ¿te ha pasado algo?—preguntaba un tanto nervioso el chico.
— Calma Gumball, tan solo me entretuve camino a casa, eso es todo —aseguro una exasperada Bonnibel mientras abría las alacenas de su cocina en busca de cualquier cosa para comer. Cereal estaría bien.
— ¿Te entretuviste en el camino? ¡¿Una hora?!… —suspiró el chico para poder calmarse—. Mira hermanita, no quiero ser el típico hermano sobre protector, pero me preocupa con quien puedas estar o que clase de errores cometes… —ante lo ultimo Bonnibel dejo de prestar atención al otro chico en la linea. Siempre era la misma charla sobre ella y lo inocente que era, prácticamente ya se sabia el discurso de memoria, ¿para qué escucharlo otra vez?, en vez de eso tomo un tazón y la caja de cereal inclinando un poco para que las hojuelas sabor a fresas salieran, pero lo único que obtuvo fueron un par de estas hojuelas, incluso podría contarlas con los dedos de sus manos; le pareció extraño que estuviese vacía, pues esta misma mañana había comido lo suficiente como para que la caja estuviera un poco más abajo de la mitad '' a lo mejor fue Marceline'' pensó. Lo mejor seria comer otra cosa, se acerco al congelador, abrió la pequeña puerta y de allí saco un balde de lo que parecía ser helado, en el proceso se aseguro que lo que Marceline había dicho sobre las pizzas congeladas era cierto, y así era; respecto al helado, este también estaba considerablemente vacio '' Marceline…'' pensó una ya enojada Bonnibel—. … por eso me alegra que Marceline este allí para que cuide de ti, creo que hablare directamente con ella para que me haga ese favor, ¿tienes algún problema?… ¿estas allí? ¿Bonnibel?
— ¿eh?… —contesto Bonnibel saliendo de sus pensamientos—. Si, todo esta bien.
— Perfecto, sabes que solo quiero lo mejor para ti, eres mi pequeña…
— Hermanita, lo se —completó la pelirosa tomando la caja de cereal y saliendo de la cocina—. Ahora tengo que hacer mis deberes, hablados luego Gumball —terminó con la llamada y camino hacia el sofá en donde estaba Marceline quien aparto la vista del televisor para ver a una enojada Bonnibel que estaba delante de ella con una desafiante mirada—. ¡Has acabado con mi cocina! —grito la chica con la caja de cereales boca abajo en una de sus manos.
— Glob, deja de gritar —regresó su vista a la pantalla.
— ¿Cómo quieres que no lo haga? —preguntó al tiempo que apagaba el televisor—. ¿Acaso eres una muerta de hambre?
Marceline hizo un pequeño puchero y le dirigió una mirada seria a la pelirosa, enseguida suspiro y cerró sus ojos.
— Si el problema es la comida —se puso de pie—. Si quieres mañana mismo te compro toda la comida que quieras, y ya esta —alzó sus brazos para empezar a estirarse.
— No, el problema no es la comida —gruñó—. El problema eres tu —contesto de forma tajante, Marceline abrió sus ojos mirándola fijamente, sus brazos aún estaban sobre su cabeza — No puedes llegar a casas ajenas, forzar la cerradura y entrar como Pedro por su casa, comer todo lo que quieras y entrar a mi habitación como si nada —afirmó al tiempo que arrojaba la caja al suelo—. ¡ESTA NO ES TU CASA!
La mayor tenia un limite, y la pelirosa lo había pasado. A decir verdad ya había aguantado bastante de los chillidos de otras personas, como para venir a aguantar las quejas de Bonnibel. Sin embargo no quería hacer de esto una guerra, así que opto por dejar las cosas como estaban, darse la vuelta y caminar hacia el pasillo.
— ¡Marceline!… —gritó la menor adelantándosele unos pasos a la otra chica—. No puedes hacer lo que quieras y salirte con las tu-
— Ya basta —interrumpió Marceline tomando las muñecas de Bonnibel quien las acerco a su pecho intentando zafare del agarre de la mayor, alzó su rostro para encontrarse con la aterradora mirada de Marceline—. Primero, en la vida me vuelves a llamar muerta de hambre, ¿de acuerdo? —el agarre de Marceline cada vez era más fuerte, haciendo que Bonnibel la mirara suplicante—. Y segundo, no se si te has dado cuenta, pero a partir de hoy esta también será mi casa y mas vale que te acostumbre, por que te aseguro que planeo quedarme aquí un largo, laaargo tiempo, ¿estas escuchando, princesita? —Bonnibel intento responder, pero sus palabras nunca llegaron, estaba aterrada y su mirada pedía ser liberada, cosa que Marceline se dio cuenta. De un momento a otro Marceline la soltó y dirigió si rostro al suelo—. Lo lamento, es solo que… —se detuvo, levanto su rostro al techo seguido de sus manos que se dedicaron refregar sus ojos—. Estoy agotada, me iré a dormir —dicho esto siguió caminando hacia el pasillo dejando a Bonnibel en la misma posición de hace unos segundos.
La pelirosa se tomo su tiempo para analizar todo lo que había ocurrido hace un momento. ¿Acaso la llegada de su amiga de la infancia que la había tenido emocionada todo el día había fracasado a pesar de todo lo que Bonnibel se había esforzado para que fuera perfecto, como tenerle su habitación lista o recibirla con un pastel? ¿o es que desde un principio estaba destinado que todo fuera un fracaso? No lo sabia y no lo quería averiguar, en cualquier caso para evitar más dolores de cabeza decidió hacer sus deberes, limpiar todo el espectáculo de hace un rato y finalmente ir a dormir.
'' A lo mejor ella halla tenido la razón, no se merecía ese pastel'' —pensó para si misma aquella pelirosa.
Hola de nuevo, entiendo que ya me había despedido arriba, pero quería aclarar algunas cosas sobre el fic, así que…
No tengo un final claro para el fic, así que me gustaría que me dijeran si quieren que terminen juntas o no (supongo que lo mas probable es que quieran que queden juntas, pero tal vez la opinión cambie a medida que avanza la historia, así que lo del final será algo que les pregunte constantemente)
Se supone que Bonnibel y Gumball son hermanos, pero no son gemelos, Gumball es un año mayor.
Marceline tiene los ojos rojos. Solo lo quería dejarlo claro pues entiendo que nadie tiene los ojos rojos en la vida real, pero tengo entendido que Marceline tiene los ojos rojos, solo que no quería salirme tanto de la historia (Bonnibel tiene los ojos azules, según yo)
Creo que esta vez si es todo. Nos vemos en la siguiente transmisión de datos desde mi ordenador a los suyos, fue un placer que me leyeran ^-^.
