Disclaimer: Creo que es más que evidente que Hora de Aventura no me pertenece, porque si fuera así ya habría hecho que Bubbline fuera real… pero en fin: Ni Hora de Aventura, ni sus personajes me pertenecen, solo los he tomado con fines de entretenimiento (?).
Capitulo III: El tablero de reglas
…
— Vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí, la princesita chicle, déjame ayudarte a arreglarte—dijo un niño mientras recogía una bola de nieve del suelo para intimidar a la pequeña chica rosada de 6 años, quien estaba siendo sujetada por otras manos.
— S-sueltame, por favor —rogó la pequeña a punto de llorar.
— ¿O si no qué?, no puedes hacer nada, estas indefensa, ¿Qué piensas hacer?
— Y-yo llamare a Marcy.
— ''Llamare a Marcy'' —se burlo el mismo chico imitando la voz de Bonnibel—. Pero si nosotros somos 2, esa subnormal no podría con nosotros —su compañero apretó un poco más el agarré, haciendo que la pequeña dejara escapar un grito más sonoro.
— ¡Sueltala! —gritó la mayor mientras corría en dirección a donde estaba Bonnibel.
— ¡Es el Alien! —dijo uno de los chicos mientras soltaba a la menor.
— ¡Huye! —dijo el otro chico antes de que Marceline se abalanzara encima de los dos, dejándoles unos buenos moretones para después regresar donde estaba Bonnibel.
— ¿Te encuentras bien, Bonnie? —pregunto sentándose a su lado al tiempo que la tomaba de los hombros para poder ver el rostro de la menor con unas pequeñas lagrimas asomarse en sus ojos—. No llores, ya paso —dijo al tiempo que secaba las lagrimas que caían por las mejillas de la menor. Bonnibel sonrío a lo cual Marceline respondió con otra sonrisa—. Y ustedes dos… —dijo poniendose de pie junto a la menor y dirigiendo su mirada hacia los niños que aún estaban en el piso, mirándola aterrados—. ¡Bonnibel es mía, así que no vuelvan a tocarla! —grito refugiando a Bonnibel entre su chaqueta, haciendo que la menor se sonrojara inocentemente.
…
— ¡¿Qué le estabas mirando, maldito pervertido?! —le gritaba Marceline a un hombre mientras le tenia agarrado del cuello de la camisa, aquel hombre y yo intentábamos que Marceline lo soltase, pero Marceline era, claramente, más fuerte que ambos—. ¡Bonnibel es mía, aléjate de ella!
— ¡Te dije que no me siguieras a la escuela!, ademas ¡Yo no te pertenezco!, ahora: suelta a ese hombre —ordene empezando una batallas de miradas entre Marceline y yo.
— Bien, te salvaste de esta, pervertido —replico a lo bajo dirigiendose a aquel hombre, quien después de soltarlo salió corriendo— Eres demasiado ingenua, ese hombre parecía tener malas intenciones.
— ¡Ese hombre solo me estaba pidiendo indicaciones!, deja de ser tan exagerada y vete a casa —quisiera…
— No quiero, me aburriría sola en casa —dijo caminando junto a mi—. Aunque si vinieras conmigo, no me quejaría —sonrió.
— Tengo que ir a la escuela, otro día será —tan solo quisiera…
— Oh vamos, será divertido, jugaremos videojuegos y comeremos comida chatarra, ¿Qué tal suena eso?
— Suena como algo que yo nunca haría. Vete.
— Vamos, Bonnie; será divertido, y estaremos las solas —esta persona ya estaba empezando a molestarme. Tan solo quisiera que ella… —. Aprovechemos el viernes —dijo tomándome de la mano sonrientemente.
— ¡No Marceline!, déjame en paz. ¡Si tan solo fueras la misma persona de hace 10 años, esto no estaría pasando! —mi comentario hizo que su sonrisa desapareciera y que su mirada cambiara drásticamente a una indescifrable. Me mantuve firme.
— ¡Marceline!, ¡Bonnibel! —saludó Fionna a lo lejos, acompañada de Finn y Jake.
— Que sorpresa, no sabíamos que también la acompañabas a la escuela,—dijo Jake dirigiendose a Marceline quien cambio de actitud ante la presencia de los demás—. Tu si que la cuidas muy bien —no, no lo hace.
— Marceline, sueltame —susurré después de que ella forzara más su agarre .
— Oh, lo siento —dijo confundida después de soltarme.
— ¿Por qué esa cara, Bonnibel? —pregunto Finn intentando buscar mi mirada.
— Creo que esta en sus días —dijo Marceline entre un susurro, interponiendo su mano entre su boca y mi campo de visión, intentando que no viera el movimiento de sus labios, como si no la pudiese escuchar. Los demás rieron ante su comentario. ¿Quién eres y qué hiciste con la amable Marceline de hace diez años?
— ¡Callate! —estaba lo suficientemente molesta como para poder soportar esto.
— Solo era una broma —dijo Jake intentando alivianar el ambiente—. En fin. ¿Tienes algo que hacer hoy, Marceline? —¿Qué tenían en mente?
— La verdad no.
— ¡Perfecto! —se alegro Fionna—. Queríamos invitarte a salir a comer algo con nosotros para que conozcas a Lumpy y a Lady… —Marceline hizo un gesto de confusión, y yo igual. No me gustaba como se estaba desarrollando esto—. Unas amigas.
— ¿Aceptas? —pregunto Finn. Por favor no, por favor no…
— Por supuesto. Si hay comida de por medio, acepto —respondió relajadamente alzando sus hombros. Demonios
— Bien, entonces esperanos aquí en la salida, ¿vale? —dijo Fionna caminando lejos de Marceline seguida de nosotros tres—. Nos vemos —caminamos hacia la entrada de la escuela.
Me ensimisme pensando en aquella mirada indescifrable de Marceline, tanto que me sobresalte al sentir que alguien me tomaba del brazo y me daba vuelta. Marceline. Besó mi frente y se fue sin decir nada. No pude evitar sentirme un poco más relajada.
oOoOoOoOoOoOo
Después de las primeras horas de clase, salimos al receso, donde Finn le estaba contando a Lumpy miles de maravillas sobre Marceline, Jake y Lady estaban hablando de sus temas de pareja y Fionna me contaba alegremente que Finn y Jake habían sido los ganadores se aquel concurso sobre ''¡El Enchiridion! '' y que este fin de semana irían a reclamar el premio; ella claramente no había ganado, sin embargo le habían dado un bono de descuento para una heladería, la heladería a la que vamos a ir justamente hoy.
El resto del día fue relativamente normal. Cuando finalmente terminamos con las clases, Finn y Jake se habían quedado hablando con uno de los maestros, Lumpy se había ido a casa con la intención de prepararse para salir pues, según ella: ''debía verse fabulosa incluso para ir a una heladería'', Fionna y Lady dijeron que las esperara en la entrada, no demorarían mucho. Así que aquí estaba yo, buscando con la mirada a una chica con el cabello alborotado entre tanta cantidad de estudiantes, esto era sofocante. Después de divisar a mi objetivo recostado en uno de los muros de la entrada, me acerque un poco nerviosa; no sabia que tan enojada podría estar después de lo que le dije esta tarde.
Aparentemente estaba hablando por celular, no la quise interrumpir. Al darse cuenta de mi presencia me dirigió una mirada indescifrable, como la de esta mañana, a lo mejor si estaba enojada.
— Je t'appelle après, salut —dijo por teléfono. ¿Estaba hablando francés?—. ¿Sabias que escuchar las conversaciones de los demás es de mala educación?
— ¿Estabas hablando francés?
— Je pense que oui —respondió, yo le dirigí una mirada de confusión—. Si —dijo con un tono burlón.
— No sabía que podías hablar francés.
— Frances, alemán e ingles, aunque ese ultimo no suena tan impresionante después de que te das cuenta que casi medio mundo lo sabe hablar, pero algo es algo —presumió con una sonrisa de satisfacción. Hay tantas cosas que no se de ella.
Después de una corta conversación en la que le explicaba donde estaban los demás, el silencio volvió a hacer de las suyas haciéndonos sumergir en nuestros propios pensamientos. Una parte de mi quería que los demás llegaran de una vez por todas, pero por otra parte preferiría ir a casa y acabar con esta improvisada salida. Quise aprovechar el silencio y librarme de aquello que me había tenido penando todo el día.
— Escucha… Marceline, l-lamento haberte dicho que prefería la versión tuya de hace 10 años —me disculpe un tanto avergonzada.
— Tu no dijiste eso —dijo con un tono neutral—. dijiste ''Si tan solo fueras la misma persona de hace 10 años, esto no estaría pasando'' —imitó burlonamente mi voz. Mis palabras resultaban ser más duras de como me las imaginaba—. No importa, a veces también me gustaría se la misma persona de hace diez años —dijo a secas con una mirada nostálgica.
— ¿Por qué?
— No lo se, todo era más fácil en aquel entonces. Sin preocupaciones, sin dolores de cabeza… sin errores —hizo una pausa para mirarme fijamente y después sonreír—. Pero en fin, tus disculpas son aceptadas, princesita chicle —alboroto mi cabello felizmente, como lo suele hacer al despedirse.
Y casi como mis suplicas de hace un par de minutos atrás hubieran sido escuchadas, llegaron los gemelos acompañados de Lady y Jake.
— Hola, Marceline —saludaron los tres—. Esta es Lady —hablo esta vez Jake presentando a la extranjera.
— Me alegra grandemente poder ser parte de tu circulo de conocidos —se presento Lady haciendo que Marceline nos lanzara una mirada de confusión. Típico.
— Esta feliz de conocerte —explico Finn empezando a caminar—. ¿Se dan cuenta que Marceline es casi tan alta como Lady?
— Nosotras no somos tan altas —dijo Marceline.
— Pero claro que si, yo ni siquiera te llego al mentón —dijo Fionna caminando en puntillas para intentar alcanzar a Marceline.
— Tal vez Lady y yo seamos de un tamaño normal y el problema sea que ustedes son demasiados pequeños —explico Marceline confundiendo un poco a los demás.
Desde pequeña, Marceline solía ser demasiado analítica, era muy buena con estos juegos de mente, sabia leer muy bien a las personas y todo eso.
En el camino, el tema de conversación principal fue sobre aquella película ''Rastro de Calor'' que aparentemente solo Finn y Jake habían visto, sin embargo todos pudimos llevar la conversación.
Una vez en la heladería, tomamos una de las mesas que daban justo a la ventana, nos sentamos en el gran sillón en forma de U, los gemelos se sentaron a espaldas de la ventana, a su lado derecho se sentaron Jake y Lady, y a su derecha Marceline y yo, después de pedir nuestros respectivos helados, Finn inicio la conversación. Los primeros minutos, Finn y Jake estuvieron hablando sobre ''¡El Enchiridion!'', pero después de un rato, el tema de conversación se enfoco en Marceline.
— ¿Es verdad que son amigas desde pequeñas? —pregunto Jake, a lo que Marceline asintió—. ¿Cómo es que nunca nos hablaste de ella, Bonnibel?
— No lo considere necesario, no pensé que la fueran a conocer. Quiero decir, ni siquiera yo pensé que la fuera a ver nuevamente.
— ¿Por qué?
— Pasaron diez años desde la ultima vez que nos vimos
— ¿Qué paso todo ese tiempo? —pregunto Fionna dandole un sorbo a su malteada.
— Me fui a vivir a Francia —no sabia aquello, según yo, Marceline había estado viviendo con su padre en America, hasta que consiguió aquella beca en Londres.
— Llegue a pensar que habitabas en Londres —dijo Lady.
— Así es, bueno: al menos estos últimos 3 años.
— ¿Eh?, no lo comprendo, ¿vivías en Francia o en Londres? —pregunto Finn con tono infantil, yo tampoco lo había llegado a comprender por completo.
— Viví en Francia hasta los 15, el siguiente año lo pase como mochilera, y desde los 17 estuve estudiando en Londres —desconocía por completo aquella parte de su vida.
— ¿Y que estudiabas, por cierto? —pregunté yo esta vez.
Necesitaba saber más de ella, lo necesitaba, en este momento la sentía como una completa desconocida, necesitaba saber que fue de ella en estos últimos años, necesitaba saber que fue lo que cambio a la amable, tierna, sensible y pasiva chica de hace diez años, necesitaba…
— ¡Chicos, ya voy a entrar! —grito Lumpy desde afuera de la heladería, golpeando y saludando desde el otro lado de la ventana. La inesperada intervención de Lumpy, asusto demasiado a Fionna haciendo que su malteada se derramara sobre su falda, y la de Lady.
— Lo lamento, Lady, es solo que no espere a una loca gritando detrás mío —se disculpo Fionna tomando algunas servilletas para intentar limpiar con torpeza el desorden que había causado.
—Tus disculpas son aceptadas —respondió la extranjera poniendose de pie—. Creo que lo que estas practicando con esos pañuelos, no te llevara a ninguna parte, sugiero intentar limpiar esto en el baño —Fionna acepto la idea de Lady y, después de hacer un gran revuelo haciendo que Finn y Jake se pararan para que ella pudiera salir, se fueron al baño.
— ¡Aquí estoy, chicos! —grito Lumpy más de lo necesario caminando torpemente con unos tacones un tanto exagerados.
Al momento en el que Lumpy entro en el local, su agilidad con esos tacones se vio comprobada después de que tropezara un pies tras otro cayendo encima de un camarero que llevaba en sus manos una bandeja con copas de helado. Los chicos se pararon preocupados con la intención de ayudar, pero entre la pataleta y la niñería de Lumpy, pensé que lo mejor seria ir a ayudar. Me puse de pie, pero la mano de Marceline me impidió avanzar.
— ¿Qué haces? —le pregunte extrañada volviéndome a sentar en mi puesto gracias al agarre de mi captora.
— Disfrutar del espectáculo —respondió con una alegre sonrisa
— ¿Cual espectáculo?, aquello parece más bien un tragedia.
— Dicen que la comedia es una tragedia que le sucede a otro —dijo a secas antes de dedicarme una sonrisa—. Por favor, ¿me vas a decir que no es gracioso? —preguntó antes de estallar en una pegajosa carcajada que la hacían ver tierna, incluso inofensiva.
Decidí girar mi vista a aquel espectáculo, y después de ver a Lumpy tirada en el suelo y con helado en su cabello, no pude evitar reír junto a Marceline. Después de un rato, decidimos parar, nos sonreímos sinceramente y aquel gesto me hizo sonrojar*, pero no se comparaba al color de mis mejillas después de que Marceline acercara demasiado su rostro y me diera lo que parecía se un beso en la comisura de mis labios, mi corazón se acelero ante el contacto.
— Lo siento, tenias helado allí y era demasiado gracioso verte como para dejártelo —dijo alejandose nuevamente.
— I-igual pudiste utilizar una servilleta ¿sabes? —rió ante mi comentario y dirigió su vista hacia su copa de helado que aún estaba llena—. ¿Por qué no comes?
— No me gusta lo dulce —respondió relajada.
— ¿Qué clase de mentira es esa?, ¡Si te comiste todo mi helado de caramelo!.
— Bueno, esa vez fue diferente.
— Anda, come un poco, es maleducado de tu parte dejarlo todo allí —dije acercándole la copa, ella tomo un poco e hizo un gesto de dolor—. No seas tan exagerada —bromeé poniéndome de pie para ver que había pasado finalmente con Lumpy, allí se encontraban Fionna y Lady con una cara de muerte—. ¿Por qué esas caras?
— ¿Tienes dinero? —pregunto angustiada Fionna.
— No. ¿Por qué? —pregunte nuevamente
— Debemos pagar las copas que Lumpy rompió.
— ¿Acaso cuanto es? —pregunte a lo que Fionna me extendió una factura con una cantidad absurda de ceros—. ¡¿Tanto?!
— ¿Por que no utilizamos el bono de regalo? —pregunto Finn ingenuamente.
— Si Finn, un bono con el %10 de descuento cubrirá todos los daños —respondió alterada.
— ¿Qué sucede? —Marceline se acerco a lo que Fionna le extendió la factura—. Wou, ¿Por qué tanto?
— Debemos pagar las copas que rompió Lumpy. ¿Tienes algo de dinero?
— Convenientemente, si.
— ¿Lo suficiente como para no quedarnos aquí lavando platos? —Marceline asintió—. ¿De verdad? ¡Gracias!, no tienes idea de la que me has salvado —dicho esto, las dos se alejaron a la caja.
— ¡Bonnibel! —lloriqueaba Lumpy exageradamente—. Todo fue culpa de Brad —su ex-novio—. Si no me hubiese distraído viendo las fotos y comentarios de su muro, no hubiese llegado tarde, y esto no hubiera pasado, ¡Por que se esmera tanto en ponerme celosa!
— Ya paso, Lumpy —la consolé acompañándola al baño donde la ayude a quitarse un poco de helado de encima.
Después de que saliéramos del baño, los demás ya estaban reunidos esperándonos, y después de que Lumpy intentara pelear con el chico que tropezó, salimos de aquel lugar.
— No te preocupes Marceline —decía Fionna durante todo el camino—. Te pagaremos aquello, cuando tengamos suficiente dinero como para hacerlo.
— No te estoy pidiendo que me pagues —respondió relajada alzando los hombros.
— ¿Pero como no?, nosotros te invitamos y terminase pagando tu —dijo Finn.
— Se los digo nuevamente, no es necesario que lo hagan, supongo que su intención es lo que cuenta y todo eso… —dijo agitando su mano para restarle importancia.
— Yo ni siquiera comí helado —anunció Lumpy ganandose una mirada asesina por parte de los hermanos—. ¿Qué? el hecho de que haya llegado tarde, no significa que no tenga derecho a comer.
Cambiamos de tema restandole importancia, después de unos minutos, Lumpy objeto pero nadie le presto atención. Nos acompañaron hasta la estación del metro más cercana para después despedirnos, y dirigirnos a casa. Camino a casa decidí dormir un poco, así que me recosté sobre el hombro de Marceline y espere a que la programada maquina anunciara que habíamos llegado a nuestra dichosa estación.
…
— ¡Marceline! —grite mientras corría detrás de ella—. ¡Espérame!
— Date prisa, Bonnie —dijo tomando mi mano—. Empezara a llover dentro de poco —apresuro su paso, pero yo me detuve—. ¿Sucede algo?
— E-es que me duele caminar —respondi avergonzada a lo que Marceline se agacho para quitarme el zapato y encontrarse con un par de llagas en mis tobillos.
— ¡¿Por qué no me dijiste antes?! —pregunto alterada.
— L-lo siento, n-no quería causarte problemas —respondí con lagrimas en los ojos.
— Tonta —dijo sonrojandose para después alzarme y empezar a caminar conmigo en su espalda. Me sentía feliz.
…
El viaje me pareció considerablemente más largo de lo común pero igual exagero por el hecho de haberme quedado dormida.
— Bonnibel —dijo Marceline sacudiendome de un lado a otro haciendo que abriera mis ojos confundida—. Debemos bajarnos ya.
Dicho esto bajamos del metro y salimos de la estación, una vez fuera caminamos un poco y al no reconocer las casas de al rededor se me hizo un poco extraño, gire mi cabeza para poder leer el letrero de la estación en la que nos encontrábamos. Para mi sorpresa nos encontrábamos 6 estaciones después de la que se supone debimos haber bajado.
— Marceline… —la llame a lo que ella volteo—. ¡En donde demonios estas parada!
— No lo se con exactitud, se supone que eres tu la que debe saber eso.
— ¡Estamos como a 2 horas lejos de casa! —grite parándome justo frente a ella solo para ver su relajado rostro—. ¿Acaso te dormiste o has hecho esto intencionalmente solo para hacerme sufrir?
— Claro Bonnibel, estuve planeando esto desde que me desperté solo para verte más estresada de lo común, porque claro: Vivo para verte sufrir —respondió sarcásticamente un poco burlona.
— ¿Entonces por qué no me despertaste en la estación adecuada y nos hubiéramos evitado todo esto?
— Bonnibel, no tengo idea de donde vivimos, no es como si supiera todo acerca de esta ciudad con tan solo 3 días de haber llegado aquí —aclaro relajada pasando un brazo por mis hombros—. No te alteres, tan solo tomamos otro metro que nos lleve directo a casa y ya esta —dijo con una radiante sonrisa. No era mala idea, pero…
— No tengo saldo, lo he gastado con tus dos pasajes —su rostro cambio rápidamente a uno menos relajado—. ¿Tienes algo de dinero?
— No, lo he gastado todo en la heladería —eso pensé. Era imposible que me estuviese pasando esto, aún pienso que hace parte de un plan de Marceline.
— Si no sabes guiarte en esta ciudad. ¿Cómo es que pudiste llegar a casa desde el aeropuerto?
— Tome un taxi —respondió obvia—. Si quieres tomamos un taxi, y lo pagamos cuando lleguemos al apartamento.
— Me parece bien —respondí enojada caminando fuertemente hacia casa, lo mejor seria recortar algo de camino. Me ensimisme nuevamente, cosa que ya se hacia muy común estas ultimas horas.
…
— Marceline, empezara a llover —dije a sus espaldas a lo que ella subió la vista y se encontró con el cielo gris que empezaba a mandarnos pequeñas gotas de agua que justamente caían sobre nosotras.
— Ya lo se, Bonnie —respondió angustiada mirando hacia los lados buscando algún lado donde refugiarnos.
— Allí —dije señalando un gran árbol.
— No creo que sea buena idea —dijo con una sonrisa forzada, se le veía preocupada. Decidí callar para evitar molestar a Marceline.
…
— ¡Bonnibel! —grito mi nombre haciéndome regresar a la realidad. ¿En que momento había empezado a llover?. Marceline tomo mi mano y me dio vuelta abrazandome contra su pecho, en seguida sentí como se mojaban mis pies por culpa de un carro que había empapado a Marceline—. ¡¿En qué estabas pensando?! —pregunto nerviosa sosteniendome de los hombros para mirarme de frente.
— Solo estaba distraída, eso es todo —respondí nerviosa—. ¿No ha pasado ningún taxi? —pregunte intentando cambiar de tema, Marceline se relajo y me soltó de los hombros para después empezar a caminar, yo la seguí.
— No, de hecho el único carro que ha pasado ha sido el de hace un momento —se detuvo para después darse vuelta y tomarme de las manos—. ¿Tienes frío?
— Un poco, si —dije entre susurro resguardando mis manos entre el saco del uniforme. Enseguida Marceline miraba a los lados en búsqueda de algo.
— Ven —dijo segura tomándome de la mano para poder entrar a lo que parecía ser una cafetería, nos sentamos en una esquina y enseguida me abrazo calurosamente, debo aceptar que sabia hacerme sentir bien.
…
— Tengo frio —dije tartamudeando aferrandome a Marceline. Habíamos logrado resguardarnos en una parada de autobus.
— Lo se Bonnie —enseguida se quito su chaqueta y me la puso encima.
— ¿Qué vamos a hacer? —pregunte inocente.
— Esperar —respondió sonriendo haciendo que me relajase, sabia hacerme sentir bien. Intente dormir un poco pero me fue difícil, abrí mis ojos y me encontré con Marceline revisando uno de sus tobillos con unas llagas incluso más grandes que las mías.
— Marceline —dije entre un susurro con ganas de llorar, no había llegado a pensar que estuviese así—. Perdón —la abrace fuertemente—. Fui muy egoísta, perdón —llore eufóricamente aferrandome a su mojada camisa—. H-has tenido que cargar con mi peso, y no he pensado en ti a pesar de que lo único que has hecho es preocuparte por mi, lo lamento —dije una ultima vez antes de que ella correspondiera mi abrazo, no merecía esto.
— Bonnie —rompió nuestro abrazo y me tomo de los hombros para verme de frente—. No me molesta preocuparme por ti, es más… —tomó mi rostro entre sus manos y acerco el suyo lentamente—. Vivo por hacerlo…
…
Me había quedado dormida recostada en el hombro de Marceline, apenas abrí los ojos me encontré a Marceline enviando un mensaje en su celular, se dio cuenta que la estaba mirando.
— Veo que ya has despertado —dijo acercándome un vaso que soltaba humo. Era café.
— ¿Con que has pagado?, pensé que no tenias dinero —pregunté con repelencia tomando el vaso en mis manos.
— Tenía algo de dinero —le dedique una odiosa mirada—. Lo lamento, olvidaba que aún traía dinero encima —dijo pasándome un brazo por encima de los hombros—. Pero no te preocupes, ya he llamado un taxi que se supone que llegara en un par de minutos.
— No te creas con tanta confianza, no es como si te hubiese perdonado aún —ella rió ante mi comentario y retiro su brazo.
Estaba intentando batallar contra el caliente café que amenazaba con quemar mi lengua, pero que había logrado calentarme un poco. Nuevamente me había vuelto a perder en mis pensamientos, en el mismo pensamiento que me había tenido distraída todo el día. A lo mejor se trataba de un sueño, o realmente era un recuerdo… sea lo que sea, preferí preguntarle a Marceline para salir de dudas.
— Marceline… —la llame y ella volteo. Ya había empezado a sonrojarme—. ¿Recuerdas aquella vez en la que nos perdimos en un día de lluvia?
— ¿Te refieres a hoy? —pregunto extrañada. Creo que estaba perdiendo el tiempo.
— No, fue cuando yo tenia 6 —me sonroje aún más—. ¿Recuerdas…
— ¡Que suerte! —me interrumpió parándose de su asiento y mirando por la ventana—. Ya ha llegado el taxi, vamos —me ofreció su mano para ponerme de pie, pero preferí hacerlo por mi misma. Creo que hasta aquí había llegado mi investigación.
Subimos al taxi, le dimos la debida dirección al octogenario taxista y después de una corta conversación sobre que muy pocas veces, el taxista, había hecho carreras desde aquel punto de la ciudad, el motor arranco alejandrinos de aquel lugar. La radio era lo único que lograba colarse por mis oídos, Marceline se encontraba distraída en la ventana jugando con el vaporizado vidrio, yo también decidí perderme entre las luces que se reflejaban en la ventana, pero me era casi imposible gracias al chirrido que hacia el dedo de Marceline pasando por la húmeda superficie de la ventana, quise protestar pero antes de que siquiera pudiera decirle algo, abrí los ojos como plato después de leer en su ventana ''Fui muy egoísta, perdón'', ella se giro y me miro de la misma manera que había hecho esta mañana, luego sonrío para después buscar mi mano entre el sillón, entrelazar nuestros dedos y perderse nuevamente en la ventana.
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— Hogar, dulce hogar —dijo Marceline tirandose en el gran soca que se unido ante el impacto—. ¿Qué vas a hacer? —pregunto inocentemente después de que me viera quitarme los zapatos y las medias que estaban demasiado mojados.
— Me daré un baño. ¿Qué más podría hacer? —pregunte sarcásticamente alejando hacia el baño.
— Cocinar —respondió quitándose sus botas. Muy graciosa.
Una vez en el baño gradúe la temperatura del agua que seria perfecta para quitarme todo el estrés que tenia encima. Ya en la tina, me dedique a masajear mi cuero cabelludo intentando quitarme el olor a perro callejero que había conseguido des pues de que ese automóvil me lavara… bueno, ''nos lavara''.
— De hecho ha sido Marceline quien se ha mojado por completo —me dije a misma haciéndome sonrojar—. Se ha mojado por mi, ha pagado por todas las cuentas el día de hoy, incluso lo de la heladería… —abrace mis piernas y descargue mi cabeza en ellas—. Y ni siquiera le he dado las gracias, creo que la egoísta aquí soy yo —igual que hace 10 años. No pude evitar sonreír al recordar el buen momento que pasamos después de la caída de Lumpy—. ¡¿Qu-qué haces pensando en ella, en la bañera?!, eso solo lo hace la gente pervertida.
Hundí mi cabeza en la tibia agua y espere a que mis pensamientos se disiparan, intente pensar en otra cosa, pero enseguida se me vino a la cabeza aquel ''sueño''. Estoy llegando a pensar que más que un sueño es un recuerdo, o tal vez solo estaba exagerando, como lo hago comúnmente, en cualquier caso: esto no me estaba llevando a ningún lado.
Salí de la bañera y enrolle una toalla en mi cabello y otra al rededor de mi cuerpo, para después salir del baño y caminar los escasos metros hasta mi habitación. Debía admitir que el baño había cumplido su propósito de quitarme todo ese estrés de encima, y un par de cremas corporales harían mi noche por completo. Tomé algunos de los tarros que le prometían a mi piel una humectación natural y puse un poco en las palmas de mis manos, pero antes de siquiera poder empezar con mi masaje, sentí como me abrazaban por la espalda y respiraban al lado de mi nuca.
— M-marceline… —intente protestar, pero me fue imposible después de que empezase a besar mi cuello, solté un pequeño he involuntario gemido que hizo caer la toalla de mi cabeza haciendo que Marceline me soltara confundida. Aproveche mi oportunidad y, muy nerviosa pero confundida, me di vuelta para encarar a Marceline. ¿Quién se cree?—. ¿Qu-qué te pasa… —no pude terminar mi pregunta gracias a que Marceline aprovecho la situación para robarme un pequeño beso al cual me opuse, pero claramente, esta mujer hizo de las suyas y me tumbo en la cama donde tomo mis muñecas con una mano y las puso por encima de mi cabeza mientras con la otra mano evitaba que alejase mi rostro del suyo, todo esto mientras aún manteníamos el pequeño beso que se fue haciendo cada vez mas largo, pero que no impidió que que nuestros pulmones reclamaran lo suyo: aire. Finalmente nos separamos con la respiración agitada, aproveche aquel momento en el que Marceline relajo un poco su agarre, y plasme la palma de mi mano en su mejilla haciendo que ella retrocediera un poco—. ¿Qué… haces? —pregunte aún con la respiración entrecortada.
— No lo se —respondió corta y con una sonrisa un tanto forzada—. ser egoísta —dijo haciendo una pequeña pausa para que pudiese decir algo.
No lo soportaba, odiaba esos juegos mentales en los que ella me estaba involucrando. No quería esto. Las ganas de llorar se hicieron presente, pero no la quería dejar verme así, débil, como la princesita chicle de hace unos años.
— No lo vuelvas a hacer —dije tomándola de la mano para sacarla de la habitación, no opuso resistencia, pero se detuvo en el marco de la puerta.
— ¿Hacer que? —pregunto seriamente.
— ¡¿De que más me voy a referir?! —grite eufóricamente empujandola fuera de la habitación—. ¡Besarme! —respondí antes de cerrar la puerta fuertemente.
— Glob, Bonnibel —decía fuertemente del otro lado de la puerta—. No seas tan inmadura, solo fue un beso. No es como si te hubiese violado… aún.
— ¡Callate! —¿Cómo se atrevía a decir eso?, simplemente no entiendo que paso con la Marceline de hace 10 años. Eran esta clase de momentos en los que no me arrepentía haberle dicho lo de esta mañana.
— Solo fue un beso… —empece a cambiarme rápidamente, otro día tendría tiempo para mis cremas—. ¿Qué vas a hacer, lavarte la boca con acido?
— No —respondí saliendo de su habitación y buscando eso entre los escombros de la Habitación de Marceline.
— ¿Qué haces? —pregunto entrando tras de mi.
— Algo que debí haber hecho desde el momento en que pusiste un pie en esta casa —lo encontré.
— ¿Hablas enserio?, no puedo creer que aún conserves eso —dijo refiriendose al pequeño tablero que tenia en mis manos. Solíamos jugar mucho con el cuando éramos pequeñas—. ¿Qué vamos a hacer?, ¿Jugar a la profesora?
— No —dije caminando a la cocina seguida de Marceline, a continuación escribí con la tiza ''Tablero de Reglas''.
— Debes estar bromeando.
— No bromeo con cosas tan serías como las reglas.
— Realmente no bromeas con nada —dijo entre un bufido, lo mejor era no prestarle atención.
— Regla número 1: Nunca jamas besar a Bonnibel —repetí al tiempo que lo escribía en la pizarra—. Regla número 2: Esta completamente prohibido entrar a la habitación de Bonnibel. Regla número 3: No entrare a la cocina, solo lo haré cuando Bonnibel este presente.
— ¿Eh?, esa regla no tiene sentido.
— Lo tiene, después de recordar que casi muero de hambre por culpa de tu gula.
— ¿Entonces como quieres que coma si te pasas 8 horas del día por fuera? —en parte tenia razón. Aunque seria justo no darle nada de comer, no puedo dejar que se muera de hambre.
— Bien, si cumples las reglas yo te haré de comer las 3 veces del día ¿entiendes?, es tan sencillo como ''Cumples = Comes'' —anoté lo ultimo en la pizarra para luego dejarla en un lugar lo suficiente visible—. ¿Te parece bien?
— Me parece perfecto —respondió felizmente antes de atrapar mi rostro en sus manos, y besarme nuevamente. Es broma ¿no?. No me lo pensé dos veces antes de pegarle nuevamente una cachetada y salir caminando enojada hacía mi habitación—. Supongo que hoy no habrá cena —dijo sobandose su mejilla.
— ¡Supones bien! —confirme entrando a mi habitación en donde, nuevamente, cerré la puerta fuertemente.
Más tarde, Marceline logro convencerme para que le abriese la puerta y lo único que recibí fue su típico beso de despedida, de verdad no entendía su necesidad por hacer eso. De verdad no entendía su necesidad de hacerme enojar. De verdad no entendía la necesidad que tenía por actuar así. No la entendía, no la entendía para nada.
*) He logrado que eso rimara :D … ¿alguien más se dio cuenta?… ¿nadie?… okey ._.
Lo que dijo Marceline en frances, corresponde a ''Je t'appelle après, salut''=''Te llamo después, chao''. ''Je pense que oui''=''Supongo que si''.
Hola gente, lamento la demora, pero he estado encartada últimamente xD, creo que no ha sido un buen momento para iniciar un fic TT^TT, pero en fin, no lo voy a abandonar ni nada parecido… aún (CHAN CHAN CHAN), es broma, no creo llegar ha hacerlo, creo que solo tengo que organizar mejor mi tiempo y ya esta, pero en fin… Reviews:
Jayus: Debo admitir que tu comentario me ha dejado un poco fría ._. quiero decir: me siento en la responsabilidad de seguir jugando con la personalidad de Marceline que no solo te ha gustado a ti (Admito que también me gusta como ha quedado). Sin embargo creo que en este capitulo lo he arruinado todo xD… (No dejes de leerme TT^TT). Pero bueno, me alegra que te este empezando a gustar el fic, solo espero no haberlo estropeado todo TTwTT.
konochan-kaioh: ^-^ agradezco tu comentario, me alegra que te haya gustado la personalidad de Marceline, la verdad es que estoy luchando por crear la confinación perfecta, pero es realmente difícil (de hecho creo que en este capitulo lo he estropeado todo, pero pos' YOLO … (?)). En fin, tendré en cuenta tu voto, pero igual puedo hacer que Marceline se convierta en una tsundere y los maté a todos :D.
red: No te imaginas el dolor de cabeza que se puede llegar a convertir c:
alecita122: Creo que es un honor que la creadora de ''A Puertas Cerradas'' me deje dos reviews :3, me gusta tu fic :D.
Paradox Etern: Y para que te de más rabia, actualizo cada vez que se muere un judío, así que … sufre :D (mentiras, intentare actualizar más seguido) Y respecto a la actitud de Marceline, me alegra que también te guste, intentaré que a ti y a todos los demás les siga pareciendo ''genial''.
Rylai: No lo abandonare, solo me tomare un tiempo aproximado de 3 semanas en actualizar xD (es broma ._.). ''Sindrome de Sheldon Cooper'' (e.e), pensé que sería un poco pesado hacerla tan analítica, pero justamente estoy empezando a ver lógica en filosofía, y … nada es lo que parece, pero bueno, supongo que no te importa las materias que vea o deje de ver en el colegio así que… Gracias por ''apoyar'' la actitud de Bonnibel.
bolillo kun: Creo que al final la mayoría votó para que quedasen juntas, pero una parte de mi cree que con un final en el que no estén juntas, todo sería más ''¡BOOM!'', pero en parte tiene sentido lo que dices… ahora mismo estoy en un debate muy grande TTwTT, pero no me preocupo, pues aún le falta mucho para el final. En fin, gracias por tu voto.
Hell von Havranek:
¡Hola de vuelta, Hell von Havranek!
Primero que todo, me disculpo por haberte dejado de ultima, sin embargo, se que este mensaje será un tanto largo así que prefiero dejarte de ultimas para guardar la estética (tonterías mías), pero en fin, a lo que vinimos:
Creo que el gusto es todo mío, por tenerte como lectora, y realmente no lo digo por cordialidades o algo parecido, realmente lo digo por el hecho de que te hayas tomado el tiempo de escribirme esta review y los consejos que me has dado son lo que más necesito, así que gracias. Llegue a pensar que el summary me había quedado un tanto flojo, pero si esos 2 renglones te han traído hasta aquí, supongo que no me ha quedado tan mal como pensé ^-^.
Para serte sincera, yo tampoco sé a dónde ira el fic, pero te puedo asegurar que será una mezcla entre las ''opciones'' que has puesto, pues, al igual que tu, tampoco me interesa un final feliz en donde se demuestre que el amor de dos personas es inagotable y que puede luchar contra vientos y marea solo para hacer que su amor se consuma *cof cof* BlueIsTheWarmestColor *cof cof*.
No tengo muy claro ni el final, ni mucho menos el nudo de la historia, pero también había llegado a pensar aquello de que ''la relación muera en cuanto se acabe esta etapa de la conquista'' pero no me creo en la capacidad de describir el como se pierde la llama de una relación, pues temo que pueda llegar a ser muy cruel xD.
No te preocupes respecto a que le cambie la personalidad a alguna de las dos, o que acabe con la vida de una de ellas, pues entiendo lo cruel que llega a ser cuando matan a tus personajes favoritos, (¡Gracias John Green, gracias Veronica Roth, gracias Suzanne Collins, gracias Julie Maroh, gracias Gabriel Garcia Marquez, gracias…! y así podría continuar todo el día).
Respecto a los torpes errores que he cometido, estoy consiente de ellos, y he intentado que en este capitulo no suceda lo mismo, sin embargo creo que corro con la ''suerte'' de tener el auto corrector de Pages, el cual cambia algunas palabras sin siquiera avisarme ._. Y me agrada la idea de pedirle a alguien que lo lea antes de publicarlo, sin embargo: si la gente supiera que ''pierdo el tiempo'' haciendo este tipo de cosas (y sobre estas temáticas), dudo que me ayuden, pero en fin, intentare fijarme más en esos errores.
Ya para terminar quisiera volver a agradecerte por los consejos y las opiniones, no tienes idea de cuanto me ayudan, y yo también espero que las musas decidan abandonarme en el principio del camino.
En fin, lamento haberme extendido aún más en la respuesta de tu review (e.e), pero me emocione.
Espero no decepcionarte.
