Disclaimer: Ni Hora de Aventura ni sus personajes me pertenecen, solo los he tomado con fines de entretenimiento.
Capitulo IV: Satisfacer necesidades. (Dedicado a miralpe :D)
No podría haber imaginado que, cuatro días después de que mi enemiga llegase a casa, prácticamente tuviese la obligación de cocinar para ella.
Hoy sábado me había despertado más temprano solo para hacer mis deberes, tengo la costumbre de hacerlos los viernes, pero ayer decidí no salir de mi habitación para no tener que encontrarme con esa mujer, y para mi desgracia, tanto mi portátil como mi mochila estaban en la sala, pero en fin; eso no me logro detener, de hecho estaba a punto de terminar toda la montaña de tareas que tenia para la siguiente semana y hubiese terminado de no ser por que mi estomago rugía por lo suyo. Me puse de pie y me dirigí a la cocina, tenia la intención de preparar algo ligero e individual, pero luego recordé aquel compromiso que tenia con Marceline, y empece a cocinar unos pancakes. A decir verdad, no debería estar haciendo esto ya que esa mujer no ha cumplido con nuestro trato, sin embargo, tengo la idea de que si empiezo ''al orden'' el día, ella hará lo mismo y no tendremos que pasar por una discusión o algo parecido.
Cuando los pancakes se estaban dorando, grité su nombre un par de veces con la intención de que se despertara o simplemente para que bajara, no ocurrió ninguna de las dos cosas. Grité nuevamente solo que un poco más fuerte y asomando mi cabeza por el pasillo pero nuevamente no obtuve respuesta. Camine hacia su habitación y golpe la puerta levemente haciendo que esta se abriese, Marceline no estaba allí. Estaba a punto de buscarla en alguna otra parte de la casa, sin embargo, el martillante sonido del celular de Marceline y la intermitente luz que se mostraba en su pantalla llamaron mi atención, me acerque a la pequeña mesa que estaba al lado de su cama y tome el celular, estaba recibiendo una llamada, mire la pantalla el nombre ''Marshall'' parpadeaba una y otra vez al ritmo de la música. Acerque mi pulgar a la pantalla, quería contestar aquella llamada, pero antes de poder reaccionar, sentí el como me abrazaban por la espalda con una mano, mientras deslizaban la otra mano suavemente por mi muñeca hasta llegar al celular y finalmente quitármelo de las manos.
— ¿Qué estas haciendo aquí? —pregunto Marceline asegurando su agarre con la otra mano—. Se supone que ninguna podría entrar a la habitación de la otra —sentía su cálido aliento hacer contacto con mi descubierto cuello.
— D-de hecho eres tu la que no puede entrar a mi habitación —aclare en medio de mis muletillas. No dejaría que esta mujer se diera cuenta que estaba empezando a ponerme nerviosa, de verdad no quería la misma escena de ayer.
— ¿Eh? —bufo soltándome rápidamente para cruzarse de brazos—. Eso no es justo ¿no crees?.
— Claro que es justo —respondí para después mirarla fijamente un poco más tranquila—. Solo puse esa regla por el hecho de que te metiste a mi habitación con pervertidas intenciones, pero como yo no estoy aquí para tirarte salvajemente a la cama e intentar violarte, esa regla no aplica aquí, ¡Ninguna regla aplica aquí!
— ¿Ninguna regla aplica aquí, eh?, entonces… —hizo una pausa para pensar bien sus palabras y a continuación, cerrar la puerta—. ¿Podríamos decir que este espacio es libre de cualquier tipo de reglas?
— ¡Correcto! —respondí con una gran seguridad que desapareció después de analizar un poco la situación—. ¡Espera!, no es lo que quería decir…
No pude terminar de hablar, al sentir el contacto de sus labios en mi cuello. Como siempre, me resistí pero, como siempre, ella lograba su objetivo. Tenia mis brazos pegados a mi pecho, mis manos estaban en cerradas puño e intentaba alejarme lo máximo posible de ella cosa que me fue imposible gracias al agarre que Marceline había hecho a mis brazos. Podía sentir húmedos mechones de su cabello hacer contacto con mi rostro, podía sentir como unas pequeñas lagrimas intentaban asomarse por mis ojos, podía sentir la satisfacción de Marceline al hacer esto. Yo y mi bocota, podríamos habernos saltado todo esto.
Debía agradecer a nuestros pulmones por salvarme 2 veces en menos de 24 horas. Marceline se alejo agitada y exhausta, pero no cometió el mismo ''error'' de la vez pasada, esta vez su agarre seguía siendo fuerte. Me limite a agachar la cabeza, no quería que me viera así, débil. Sabía que mis intentos estaban a punto de fracasar al sentir como tomaba, con ambas manos, mi rostro e intentaba buscar mi mirada, sin embargo, como si Glob hubiese tenido compasión de mi, el celular de Marceline sonó de nuevo. A lo que ella buscaba el celular, aproveche la oportunidad para salir de aquel lugar ''libre de reglas''. Camine a la cocina, sentí sus pasos tras de mi.
— ¿Qué hay para desayunar? —pregunto con normalidad sentándose en uno de los taburetes de la cocina. No entendía como podía actuar como si nada hubiera pasado. Decidí no responder—. ¡Wou, pancakes! —grito eufórica poniendose de pie y tomando un plato para servirse un par de aquellas tortillas—. No hay nada como iniciar un día con esto y un buen café —su actitud era tan diferente a la de hace un par de minutos, pero eso no significaría que se saldría con las suyas—. ¿Eh, qué haces? —pregunto después de que rapase su plato con brusquedad.
— Soy justa, y hoy no mereces desayunar, ¡Ni hoy, ni mañana ni nunca!, intente empezar bien el día contigo pero llegas y me sales con esa estupidez… por favor, Marceline, ¡Madura de una vez!, hablaba enserio cuando puse aquellas normas* —me defendí sin qutarle la mirada.
Ella tenia una mirada diferente, no era ni enojada, ni relajada, era una mirada muy diferente, podría decir que se veía asustada. No lo se.
— Si no vas a cumplir con las reglas, dimelo de una vez, igual podríamos ingeniarnos otra manera de convivir juntas—dicho esto ultimo, abrió sus ojos aún más, y fue en ese momento en el que pude confirmar que definitivamente se veía asustada. A lo mejor me había pasado un poco de la ralla—. ¿Vas a cumplir o no? —pregunte con un tono relajado para intentar apaciguar a Marceline.
— Si voy a cumplir… —soltó entre un suspiro, se acerco a mi y beso mi frente—. Lo siento —dijo finalmente antes de dar media vuelta y caminar hacia la puerta.
— ¿A donde vas? —pregunte automáticamente, estaba pensado en los diferentes cambios de actitud que Marceline había tenido en tan poco tiempo.
— Al país de Nunca Jamas —respondió burlonamente. 4 actitudes diferentes en menos de 10 minutos. De verdad no la entiendo.
— Ya veo… si quieres puedes desayunar.
— No gracias, voy un poco tarde —dijo antes de soltar un gran estornudo—. Nos vemos más tarde Bonnie —se despidió para finalmente salir por la puerta.
Después de que ella se fuera, tome mi desayuno con un mal sabor en mi boca. Me sentía un poco mal por haberle negado la comida tan bruscamente. Debería ''limpiar mi alma'' empezando a preparar el almuerzo.
Después de esto me puse manos a la obra, y gracias a la gran cantidad de comida que Marceline había comprado, prepare un saludable caldo de pollo que, espero, sirva como señal de reconciliación.
El caldo de pollo era una de las comidas preferidas de Marceline, o eso al menos recuerdo de aquellas veces que su tío Simon le preparaba un poco y ella se lo comía con demasiado agrado.
Ya con la comida preparada, decidí hacer ocio al rededor de una hora, frente al computador, después de aquello retomé mis deberes en donde los había dejado hace unas horas atrás, sin embargo, me vi interrumpidamente al recibir una llamada telefónica, me puse de pie y la tome.
— ¿Si? —conteste después de revisar el número telefónico. No era ninguno que yo conociese.
— ¿Eh, si? Buenas tardes. ¿Hablo con la señora, eh… —hizo una pausa la femenina voz para hablar fuera del teléfono— Bonnibel Bubblegum?
— Así es, ¿sucede algo? —pregunte un poco extrañada, muy pocas veces recibía llamadas de este tipo.
— Emmhh… bueno, ¿es usted familiar o conocida de la señorita… —hizo nuevamente una pausa para hablar fuera de la bocina—. … Marceline Abadeer? —pregunto finalmente la mujer.
Al escuchar su nombre sentí un revoltijo en mi estomago. No me quería imaginar que había ocurrido exactamente.
Nos dirigimos otro par de palabras antes de que saliera a toda prisa en la búsqueda de Marceline. Aparentemente Marceline se encontraba en una clínica odontológica en el centro de la ciudad, según lo que me dijo la chica al otro lado de la linea, ella no esta en condiciones para andar sola por allí, desconozco la razón principalmente porque termine la llamada lo antes posible.
Tomé el metro que me dejara más cerca de mi destino, a partir de allí, camine al rededor de 5 cuadras para encontrar la dirección que me había brindado aquella mujer, me encontré con un edificio blanco empapelado con carteles de promociones y descuentos. Subí las escaleras que me separaban de mi objetivo y lo primero que me encontré fue a una recepcionista un poco mayor, ocupada con algunos papeles que estaban regados en su escritorio, me acerque un tanto nerviosa y al momento de pararme frente a su escritorio, me echó una mirada sobre el marco de sus gafas, me analizo un momento y dirigió su vista nuevamente al papeleo de su mesa.
— ¿Tiene cita? —me preguntó con un tono pedante y nasal.
— Eh, n-no, de hecho estoy aquí buscando a alguien —respondí torpemente tropezando mis palabras.
— Déjeme adivinar: Mujer de unos 19 años, 1.70 de estatura, blanca de piel llegando a verse prácticamente pálida, ojos y cabello oscuro, actitud desafiante y testaruda —dijo la mujer como si hubiese practicado varias veces este discurso.
¿Qué probabilidades habría de que no estuviésemos hablando de la misma persona? Creo que son casi escasas. Preferí darle la razón. La mujer me pidió mi nombre, para después acompañarla por un colorido y pequeño pasillo en donde una animada guitarra ambientaba la zona con una melodía que se me hacia bastante conocida.
Nos detuvimos al frente de una puerta donde, aparentemente, venia la música, al abrirla me encontré con una alegre Marceline quien tocaba la guitarra para unos niños quienes la miraban atentamente. La canción iba acompañada de estrofas didácticas a los que los niños respondían con movimientos. El circo busca payasos lo suficientemente graciosos como para alegrar a las personas tristes, pero… ¿cómo demostrar que son lo suficientemente graciosos?, los niños ponían morisquetas y se miraban los unos a otros para después reirse a carcajadas. El circo busca payasos lo suficientemente entretenidos como para divertir a la personas aburridas, pero… ¿cómo demostrar que son lo suficientemente entretenidos?, los niños saltaban de un lado a otro intentando imitar las típicas maromas que se ven en un circo. Así pasaron otras estrofas en las que me concentraba perdidamente, yo reconocía esa canción, Simon la solía cantar para Marceline, mi hermano y yo.
Cuando me quise dar cuenta, la mujer que me había acompañado hasta aquí, ya no estaba, en su remplazo se encontraba una mujer más joven con una cálida sonrisa.
— ¿Bonnibel? —pregunto la mujer a la que rápidamente pude reconocer como la chica de la llamada. Asentí al escuchar mi nombre—. ¡Que suerte!, pensé que no vendrías.
—¿Por qué no lo haría? —pregunte curiosa apartando mi vista de la mujer para mirar ligeramente a Marceline, ella no se había dado cuenta de mi presencia.
— La llamada sonaba más como una mala broma antes que un hecho real —la miré un poco confundida—. Es difícil creer que una chica ya mayor se comporte tan irresponsablemente —yo seguía con la misma mirada—. Veo que no me estas entendiendo. ¿Sabes la razón por la que Marceline vino aquí hoy? —yo negué con la cabeza—. Sucede que Marceline había apartado una cita solo para tomar control sobre su salud dental pues, según ella, le dolía cuando tenia contacto con algo frío.
Inmediatamente recordé que de hecho el día anterior habíamos ''luchado'' para que ella comiera un poco de helado y cuando finalmente lo hizo su cara parecía de muerte.
— Cuando empezamos con el control, no pudo evitar moverse de la silla exageradamente, en especial cuando le dije que le calzaría la muela que tanto le dolía rápida he indoloramente, aunque eso no sirvió para evitar que le tuviéramos que pedir la ayuda a una practicante para que ayudara a que no se moviera. Finalmente, en vista de la poca colaboración por parte de Marceline, decidimos sedarla un poco —ya estaba entendiendo un poco la situación, sin embargo eso no explicaba por que me habían llamado precisamente.
La mujer termino explicándome que normalmente, una persona sedada demora al rededor de media hora en regresar a la normalidad, sin embargo, ya había pasado aproximadamente una hora desde que habían sedado a Marceline. En esta clase de situaciones, lo mejor es que las personas sedadas descansen en casa, motivo por el cual antes de sedarla le preguntaron si había alguien dispuesta a cuidar de ella quien, como vil mentirosa, simulo que me llamaba y confirmaba el hecho de que alguien se ocuparía de ella pero, 40 minutos después, se dieron cuenta que realmente nadie llegaría motivo por el cual revisaron el número telefónico que había dado en todo su papeleo, para finalmente llamarme a mi.
Después de la explicación, ella me dio algunos datos para las futuras citas que Marceline tendría, a continuación se fue. Utilice esa excusa de quedarme sola para acercarme a Marceline quien había dejado de tocar la guitarra hace un rato, ahora estaba con aquellos juguetes infantiles en donde tienes que intentar que las correspondientes figuras encajen en su lugar asignado, era un juego sencillo y cualquier persona mayor de 5 años podría llegar a considerarlo aburrido, sin embargo Marceline, a sus 20 años, se veía demasiado entretenida con aquel juguete, por lo mismo fue difícil llamar su atención, la llame un par de veces hasta que se diera cuenta de mi presencia.
Al momento en el que hicimos contacto visual, una sonrisa infantil e inocente apareció en su rostro, a continuación se abalanzo hacia mi para abrazarme fuertemente.
— Me alegra que estés aquí, Bonnie —decía una infantil Marceline llamando la atención de los demás—. ¿Quieres jugar?
— No, gracias —respondí acabando con el eufórico abrazo—. Es hora de ir a casa.
— ¿Eh?, pero si acabas de llegar, ni siquiera te he presentado a mis nuevos amigos.
— No es necesario que lo hagas —dije tomándola de la mano—. Vamos, ya es tarde.
— Vale —respondió apretando nuestro agarre, y despidiéndose de ''sus nuevos amigos''.
Una vez fuera del gran edificio, intente soltarla de la mano pero su agarre me lo impidió, llamamos la atención de algunas miradas, no pude evitar sonrojarme y sentirme nerviosa. Tenia la intención de ir a casa en metro, pero no sabia que tan prudente seria llevar a Marceline a un lugar tan concurrido como lo es una estación de metro un sábado, ella estaba demasiado distraída y agotada; no quise correr ningún riesgo y preferí tomar un taxi a pesar de ser consiente que la cuenta final no seria demasiado económica.
A diferencia del día anterior, no nos fue tan difícil conseguir transporte. A mitad de camino, a pesar de haber estado la mayor parte del pequeño viaje perdida en la ventana, Marceline se acerco a mi puesto y se recostó en mi hombro, pensé que se había dormido, pero después de unos minutos, empezó a jugar con el agarre que habíamos mantenido desde que salimos del edificio. Entrelazaba nuestros dedos, juntaba nuestras palmas, acariciaba mis nudillos y yo torpemente me perdí en el pequeño juego. Cuando decidí mirar hacia otro lado, me encontré con la acusadora mirada del taxista por el retrovisor, inmediatamente escondí mis manos de Marceline y le di la espalda mirando hacia le ventana, ella no hizo nada.
Un pequeño accidente de transito, haría que la cuenta final del pequeño viaje aumentara, motivo por el cual nos bajamos unas cuadras antes. De camino a casa no quise tomarnos de las manos, pero tampoco me quería arriesgar a que Marceline se perdiera o algo parecido, así que la mande a caminar delante mío, y pude apreciar como su actitud infantil seguía presente; se distraía con cualquier cosa y tarareaba a lo bajo la canción que había cantado para los niños.
Cuando finalmente llegamos a nuestro destino, Marceline se adelanto a lo que yo hablaba con uno de los vecinos, precisamente del accidente de transito que había ocurrido un par de cuadras atrás. Ya en casa, busque a Marceline, ella estaba saliendo del baño y de un momento a otro se apoyo en la pared al tener una recaída, rápidamente me acerque hacia ella y la tome del brazo para que se pudiese apoyar en mi.
La lleve hasta mi habitación y allí la arreciste en mi cama, el mirar su rostro noté como una excesiva cantidad de sangre salía por su nariz, esto estaba mal. Le pase un pañuelo y busque entre mis cajones un termómetro para tomar su temperatura.
— Di ''ah'' —imite las acciones que debía hacer Marceline a lo que ella rió haciendo lo mismo.
Hubo un largo silencio entre que Marceline se pellizcaba el puente de la nariz y entre que esperábamos los resultados
— ¿Por qué no me pediste que te acompañase?
— No lo se, lo olvide —dijo entre risas.
— No le hallo la gracia, podríamos habernos evitado todo esto.
— Mira el lado bueno de las cosas.
— ¿Cual es ese lado bueno? —pensó su respuesta.
— Si me grabas en este estado, lo vendes a algún magazine con un encabezado que diga algo como ''Marceline, La Reina del Grito, resfriada en cama'', te lucrarías bastante bien —esto ultimo tuvo tan poca relevancia después de que viese el resultado de la temperatura que le tome a Marceline.
— ¡39º! —grité antes de salir corriendo a buscar algún trapo que pudiese humedecer para intentar calmar el infierno por el que debería estar pasando Marceline.
Al regresar a la habitación, Marceline estaba parándose de la cama, motivo por el cual me abalance sobre ella y la tire nuevamente a la cama. Mis dos piernas estaban a sus costados, una de mis manos sostenía el trapo húmedo sobre su cabeza mientras que la otra estaba recibiendo el peso de mi cuerpo apoyada sobre la cama.
— Bonnie, no hay que hacer de esto una tragedia —dijo relajada mientras intentaba retirar el trapo de su frente.
— No estoy haciendo de esto ninguna tragedia, solo me estoy preocupando —respondí deteniendo sus manos, ella no puso problema.
— ¿Tienes idea de lo que estas haciendo? —pregunto ella entre risas al ver mi indeciso gesto.
— C-claro que si —respondí, a continuación empece a desabotonar torpemente su camisa.
¡Por supuesto que sabía lo que hacía!, uno de aquellos libros de medicina básica, los cuales disfruto leer, aseguraban que era necesario quitar el exceso de ropa, mientras más liviano se esta, mejor. Sin embargo esta situación logro hacerme entrar en nervios, mis dedos se confundían entre los botones de aquella camisa azul. Mis mejillas no pudieron evitar tomar un color un poco más rojizo. Instantáneamente nuestras miradas se cruzaron, haciendo que el sonrojo aumentara. Cuando termine mi batalla contra la camisa de Marceline, intente retirarme rápidamente de aquella posición que al hacerse presente en mi mente logro ponerme aún más nerviosa ¡si es que eso era posible!.
Marceline solo se limitaba a mirarme, intentaba buscar mi mirada. No decía nada que fuese típico de aquella perversa mujer, a pesar de tener la oportunidad perfecta, igual era por el hecho de que aún estaba inocentemente dopada. Esto resultaba muy incomodo para mi.
— Se supone que el primer paso después de asegurarse de que una persona tiene fiebre, es hacer de su entorno un lugar fresco —dije desatando las agujetas de sus botas—. Por eso estoy haciendo esto, n-no existe otra razón para que te quiera q-quitar la ropa —asegure afanada con sus botas ya en mis manos.
— ¿Y cual se supone que es el segundo paso?
— Un baño tibio, preferiblemente un baño de esponja.
— Ya veo… —musito entre dientes para después ponerse de pie e ir hacía el baño.
No sabia que tan seguro seria que ella misma se encargara de su baño, teniendo en cuanta que podría sufrir una recaída, caerse al suelo que de por si ya estaría húmedo y terminar o con una gran fractura o algo mucho peor… ¡¿Pero que estas pensando?!, debería dejar de ser tan paranoica. Igual, no es como si me fuera a meter a la bañera con ella o algo parecido…, preferiría ir haciendo otra cosa, de hecho debería servirle su almuerzo ya.
Serví su porción de caldo. Convenientemente el caldo de pollo podría ser perfecto para este tipo de situaciones, le podría elevar las defensas y le llenaría rápidamente el estomago, lo cual llega a ser una tarea difícil no solo por que sea ''Marceline La Que Acaba Con La Cocina De Bonnibel En Menos De Una Hora'', sino por el hecho de que esta mañana no comió nada y ahora que lo pensaba, la noche anterior tampoco había comido. ¿Cómo es que podía pasar de devorar rápidamente toda mi cocina, a no comer nada desde ayer?. En todo caso, ya comería por fin.
Fui a mi habitación con el plato de caldo en mis manos, ella aún no había salido del baño. Ya me estaba empezando a angustiar, ¿y si realmente le paso algo?. Me puse de pie con la intención de preguntar a Marceline si necesitaba algo de ayuda, pero al momento de pasar por debajo del umbral de la puerta, Marceline estaba por hacer lo mismo, haciéndonos chocar torpemente. Ella tenia una ancha camisa negra con un estampado de lo que parecía ser una de las obras de Banksy, una pantalonera a cuadros azules y negros, y se estaba secando su cabello con a toalla que movía de un lado otro.
— ¿Qué es ese aroma tan apetecible? —pregunto haciéndome a un lado y sentándose con las piernas cruzada en mi cama donde dejo la toalla a un lado y tomando el plato entre sus manos, sonrío felizmente al ver lo que estaba allí dentro.
— Caldo de pollo… —dije sentandome igualmente en la cama y sin olvidar la misión de reconciliamento que recaía sobre ese caldo, aunque realmente no creía que fuese seguro pedir disculpas ahora, más que nada por el hecho de que ella esta prácticamente dopada y no sabía hasta que punto ella recordaría esta situación.
Este ultimo pensamiento prácticamente activo un chip que había estado olvidando desde que Marceline entro en este estado. ¿Qué probabilidades habría de que ella no recordase nada de lo que ha estado pasando estas ultimas horas? Igual me estaba arriesgando mucho, pero no quería dejar pasar esta oportunidad, quiero decir ¿cuantas veces me encontraría con una Marceline semi-inconsciente a la que le podría preguntar cualquier cosa, con una gran probabilidad de que me respondiese sincera e inocentemente?. Tendría que intentarlo.
— Marceline… —ella retiro su vista del intacto plato, pareciese que estuviera esperando alguna orden para que empezase a comer—. Te haré algunas preguntas, ¿vale? —pregunte nerviosa, la pelinegra hizo el plato a un lado y sonrío grandemente, para acomodarse de tal manera que tuviese una mejor vista de mi, yo también me acomode.
— ¿Tiene algo que ver con estos últimos diez años? —pregunto feliz y cautelosamente.
Me sorprendió el hecho de que, a pesar de estar en su estado, estaba lo suficientemente consiente como para deducir ese tipo de cosas… o igual fui demasiado evidente; en todo caso me estaba empezando a arrepentir de esta decisión pero no me quería echar hacia atrás, así que asentí ante su pregunta.
— Yo también me hubiera aprovechado de esta situación —dijo cínicamente—. Es muy astuto de tu parte, pero creo que solo te concederé la opción de hacerme una sola pregunta.
— ¿Gracias?
— No hay porque —respondió tomando el plato entre sus manos para finalmente empezar a comer—. Bien, ¿qué quieres saber?
Buena pregunta. ¿Qué es lo que realmente quiero saber? no lo se. Hay tantas cosas que necesito conocer sobre ella para dejar de ser un par de desconocidas que viven bajo el mismo techo. Bien podría preguntarle ''¿qué carrera estudiaste finalmente?'', ''¿por qué conoces tantos idiomas?'', ''¿es verdad aquello de que pasaste un año de mochilera?'', ''¿qué paso aquellos años después de que te marchaste?'', ''¿por qué te suelen llamar tanto?'' o cualquier otra duda que gire en torno a la vida que ha llevado estos últimos años sin embargo… ¿conocer este tipo de cosas cambiaría algo?, quiero decir: claramente si me responde algunas de esas preguntas podría llegar a saber más sobre su vida pero ¿qué gano yo con eso?. No puedo decir que no me muero de ganas por saber las respuestas de algunas de esas preguntas, pero no siento que sea la manera correcta de enterarme. En todo caso no es como si justamente necesitara las respuestas a esas preguntas, querías saber las respuestas, pero ahora no las necesitaba.
Sin embargo no podía desaprovechar esta oportunidad así que decidí preguntarle algo que si necesitaba saber.
— Marceline… —aparentemente mi reflexión anterior fue lo suficientemente larga como para que ella hubiese podido terminar su comida. Ella se encontraba un tanto distraída ojeando un pequeño libro que estaba sobre la mesa al lado de la cama, al escuchar su nombre, me dirigió una mirada ansiosa—. ¿Cómo te sientes?
Su mirada cambió drásticamente, ahora se le veía un tanto confundida.
— Me siento un poco mejor, supongo —respondió un un tono de interrogación al final.
— No, no me refiera a eso, claro que tu estado físico también es importante, pero realmente me refiero a tu estado anímico… —hice una pausa para intentar mantener su mirada—. ¿Cómo estas?
Desde pequeña, Marceline no era muy demostrativa con sus sentimientos, de hecho tenía suerte si llegaba a ''abrirse'' conmigo, solo conmigo. Sin embargo desde que a llegado aquí a penas se ha inmutado a expresarse mínimamente. Creo que lo que más necesito saber sobre ella no es su pasado, claro que eso importa, pero es más importante saber como esta ella. Lo más importante es saber como esta ella.
Marceline solamente se dedicaba a analizar mi rostro con su mirada, se demoro un poco hasta que abrigo mis manos entre las suyas y acerco rápidamente su rostro al mío hasta que sentí sus labios posarse cálidamente sobre los míos.
— Me siento satisfecha —dijo después de terminar con el corto beso.
— N-no hagas eso —fue lo único ''razonable'' que se me ocurrió decir antes de recostarme pesadamente sobre la cama dandole la espalda a Marceline y hundiendo mi rostro entre las dispersas sabanas.
Había obtenido mi respuesta pero no me imagine el desenlace de esta situación, aunque era de esperarse, quiero decir… ¡Es Marceline!.
Pude sentir como Marceline apoyaba su peso en uno de sus brazos y apartaba algunos mechones de cabello que caían sobre mi rostro para finalmente besar cuidadosamente una de mis sonrojadas mejillas, después de aquello se recostó completamente a mis espaldas y se dedico a masajear mi cabello haciendo que ese pequeño gesto fuera suficiente para dejarme caer en un profundo sueño.
No reconozco cuanto tiempo había dormido pero fue suficiente como para que sean las farolas de la calle las que iluminaban mi habitación. Palpé la cama en búsqueda de Marceline hasta que mis ojos se acostumbraran a la tenue luz. Allí estaba ella con sus audífonos puestos y sus ojos fijos en su celular haciendo que este iluminara todo lo que venia a ser su rostro. Al sentir mis movimientos, me miro de reojo asegurandose de que efectivamente era yo, supongo. Retiro sus audífonos y se sentó cruzando las piernas.
— ¿Qué dijiste? —pregunto a lo que yo negué con la cabeza mientras refregaba mis ojos—. Pensé que habías dicho algo. ¿Qué tal dormiste?
— Bien —respondí a secas mirando a mi alrededor—. ¿Qué horas son? —tomó su celular y lo alzo a mi vista. 6:46, había dormido al rededor de una larga hora—. Por cierto…
Recordé que había olvidado tomar nuevamente la temperatura de Marceline después de que ella tomara el baño, principalmente porque me había quedado dormida, sin embargo, tenia fe que su temperatura había mejorado en esta hora de espera, pero para estar segura, preferí tomarle la temperatura directamente.
— Di ''ah'' —ordene al tiempo que yo hacía lo mismo y ponía el termómetro frente suyo. Ella me miro un poco agraciada para después tomar el termómetro y ponérselo ella directamente en la boca.
— Pensé que querías que madurara, ¿no deberías hacerlo tu también?
Sus palabras salieron tan abruptamente de su boca que demoré un rato en siquiera reaccionar ente ellas, ella se dio cuentea de mi situación.
— Lo siento, tal vez no fueron las palabras correctas, aunque lo que quiero decir con ellas sigue siendo lo mismo: Fue inmaduro de tu parte hacer eso.
— Puede ser… es solo que hace un rato lo hice y no pusiste problema —aunque claramente hace un rato Marceline no era ella misma.
Marceline diría algo más, sin embargo la detuve.
— Se supone que no debes hablar cuando tienes el termómetro, ¿cómo esperas que se tome la temperatura?.
Se quedo inmóvil por un rato hasta que cayo en cuenta de algo, tomó su celular y empezó a teclear en el, cuando termino me lo paso. ''Hace un rato no estaba gozando de todas mis facultades mentales'', decía el texto que había escrito en el.
— Lo se, había olvidado que algún día volverías a la normalidad —respondí a lo que ella me dirigió una acusadora mirada para después tomar su celular y teclear en el nuevamente.
''En todo caso dudo que mi yo anterior te siguiera el juego ¿o si?'', asentí.
''¿De verdad?. ¿Qué tantas estupideces hice?''.
— Realmente no hiciste gran cosa cuando estabas en ese estado. Lo realmente estúpido fue haber ido sola a un lugar en donde sabrías que saldrías en mal estado, y eso lo hiciste consiente.
''Llegue a pensar que me salvaría de tu regaño'', sonreí restandole importancia a su comentario.
''Entonces… ¿no hice el ridículo en ningún momento?''
— No se que llegue a ser ridículo para ti pero hiciste algunas cosas que no son propias de ti, o eso creo, no se si tengas la costumbre de jugar con niños de 5 años —definitivamente no era costumbre suya, o al menos eso me hizo entender con su gesto de negación.
''Odio a los niños, y jugar con ellos aumenta el sentido del ridículo'', escribió para finalmente ponerle fin a mis sospechas. ''¿Eso es todo?''
— Si, lo demás no creo que signifique ''ridículo'' para ti.
''Ya veo… ¿Sabes que hemos hecho añicos tu tablero de reglas?''
— ¿Por qué piensas eso?
''Regla número 2: Esta completamente entrar en la habitación de Bonnibel. La estamos rompiendo ahora mismo… Regla número 3: No entrar a la cocina. Hace un momento fue por un poco de hielo para aliviar el dolor y tu no estabas presente ¡Chan, chan channn!'', reí ante esto ultimo.
— ¿A qué quieres llegar con esto?
''Que podríamos romper la regla número 1 sin ningún problema después de haber roto las otras dos. ¿Qué dices?''
— Digo que ya rompiste esa regla —confesé haciendo referencia al corto beso de antes, ella abrió los ojos y sonrío extrañamente de medio lado.
Estaba a punto de teclear algo nuevamente pero se quedo a medias después de que el termómetro pitara indicando que ya había hecho su trabajo. Retire el termómetro de su boca para mirarlo directamente.
— 33,5º —claramente ya no tenia fiebre, sin embargo 34º tampoco era una temperatura normal.
— ¡¿Hablas enserio?! —pregunto alterada haciendo que yo me angustiara también.
— C-calma, podemos solucionarlo, 34º grados no son tan malos ¿no?
— ¿De qué estas hablando? —pregunto a lo que yo señale el termómetro que seguía apuntando los 33,5º— No me refiero a eso, ¿realmente rompí esa regla? ¡¿Por qué no recuerdo eso?!
— Dime que es mentira lo que estas diciendo —sostuve el puente de mi nariz—. ¡¿Qué no te preocupa que tu temperatura esta por debajo de la de alguien normal?! —pregunte exasperada antes de darle varios golpes en la cabeza.
— Calmate Bonnibel —dijo ella sosteniendo mis manos que aún querían seguir golpeando a Marceline—. 33,5º están bien para mi, no suelo tener una temperatura superior a 34º, por eso cuando rara vez me resfrío es como si muriera, ¿o acaso piensas que es normal que alguien prácticamente se desangre por la nariz con 39º de fiebre sin ninguna razón aparente?. Hablo enserio, esta temperatura esta bien para mi —dijo esto ultimo soltando mis manos. A pesar de esa explicación no había logrado calmarme, por lo mismo, seguí golpeándola torpemente—. ¡Bonnibel detente! ¿Por qué te comportas así? —pregunto tomando nuevamente mis manos.
— ¡Porque me importa!, ¿por qué no me dices este tipo de cosas?, ¡¿Por qué no me dices nada Marceline?! —podía sentir como las lagrimas empezaban a asomarse por mis ojos, sin embargo no hice nada para detenerlas—. Necesito saber más cosas sobre ti, necesito saber que paso contigo estos últimos años, necesito saber que te gusta o que te disgusta, necesito saber como estas… necesito saber de ti, porque me importas —prácticamente susurre esto ultimo antes de agachar mi rostro y dejar de hablar, solo reconocí la sorprendida mirada de Marceline buscar la mía.
Marceline soltó mis muñecas para poder abrazarme fuertemente, correspondí su abrazo de una manera desesperada. Necesitaba esto. Necesitaba desprenderme de todos esos problemas que me causaba esta chica, e irónicamente, esta era una manera muy satisfactoria de hacerlo.
Sentí la necesidad de separarme de ella, Marceline no puso problema, sin embargo no había terminado nuestro agarre, tenía mi rostro en sus manos; seco mis lagrimas y sonrío antes de hacer lo típico, besar mi frente.
En algún momento terminamos como hace unas horas atrás, ella revolvía mi cabello con una mano mientras que con la otra me aferraba a ella en un sutil abrazo , sin embargo, en esta ocasión no me dormí tan prontamente, antes de aquello me había entretenido un rato jugando a hacerle pequeños e invisibles caminos al brazo de Marceline que me abrazaba.
— Bonnie… —me llamo levemente asegurandose que aún estuviera despierta, yo respondí asertivamente con una especie de murmuro insonoro—. ¿Cómo te sientes?
Buena pregunta. Había un montón de emociones y sentimientos que estaba empezando a encontrar desde que esta persona estaba viviendo conmigo. Algunos incluso los estaba recordando, pues había pasado un largo rato desde la ultima vez que los sentí. En todo caso eran distintos sentimientos que me eran difícil de reconocer, sin embargo reconocía el sentimiento que se apoderaba de mi en este momento.
— Satisfecha —respondí entre un murmuro sintiendo que mis ojos se cerraban finalmente.
Y murieron finalmente sabiendo que se tenían la una a la otra, fin.
¡Hola de nuevo!, antes de empezar a pedir disculpas por prometer cosas que nunca se dan, quisiera dejar en claro una cosa MUY IMPORTANTE:
Este asterisco (*) que hace referencia a las palabras de Bonnibel dichas mientras le peleaba a Marceline por lo de la comida, no lo he puesto allí porque si, solo les digo que se acuerden de aquellas palabra, llegare a utilizarlas más adelante y probablemente se pierdan un poco en el contexto si no las tienen presentes (las palabras).
Ahora bien, entiendo que dije que organizaría mi horario y tal, pero es difícil hacerlo cuando todas las cosas te salen al contrario de como las tenias planeadas pero en fin… hay que aprender que las cosas no siempre salen como esperas.
Estoy en receso toda esta semana así que igual termino subiendo el capitulo V pronto… quién sabe…
Reviews:
alecita122: Te entiendo perfectamente aunque me alegra que lo que has subido ha sido tan ¡BOOM!, valió la pena la espera :D
bollillo kun: Puede que halla pasado algo… o no, nunca lo sabremos (realmente en mis divagaciones mentales pasaron un montón de cosas… si sabes a lo que me refiero). Gracias por tu comentario sobre las personalidades, la verdad al principio intente que Marceline fuera como dices, destructiva y tal, sin embargo no me sentía cómoda escribiendo de esa manera así que decidí en alternar su personalidad entre protectora, cariñosa, misteriosa y otro montón de personalidades que, creo yo, la identifican. Y gracias por seguir opinando en cada capitulo como te gustaría que queden juntas, me gustaría ver si llega a existir algún cambio en la opinión de mis lectores a medida que avanza la historia. En fin, gracias por comentar y lamento la demora (los siglos).
rocke7: Suena un poco irresponsable de mi parte, pero he perdido sus edades después de estar al rededor de un mes sin tener contacto con este fic xD sin embargo puedo asegurarte que Marceline tiene 20, y si no me equivoco, en algún capitulo mencione que se llevaban al rededor de 4 años de diferencia, por consiguiente Bonnibel tiene 16 años (o 17, tengo la duda de dejar sus edades tan separadas). En fin espero haber aclarado tu duda, y si tienes alguna otra, no temas preguntarme ^-^, gracias por comentar y me alegra que te encante el fic.
Rylai: xD no pensé que llegara a ser gracioso para alguien, pensé que solo se trataba de mi riéndome de mis propias estupideces.
miralpe: Me alegró mucho llegar a leer que te has registrado solo por comentar este pequeño proyecto que tengo, por lo mismo te he dedicado el capitulo, más que todo en señal de agradecimiento, aunque debería dedicárselo a todos los que comentan y opinan sobre el fic, pero realmente me llenó de alegría que por mi fic hayas llegado a unirte a esta comunidad. ¡Podrías hacer tu propio fic y con gusto lo leería!
Se que he tenido bastantes errores a la hora de escribir, ya sea utilizando signos de puntuación donde no debería existir uno, o tragando algunas palabras ¡O párrafos enteros! (como en el primer capitulo, me di cuenta que me había tragado un párrafo completo por razones que desconozco) sin embargo, últimamente he estado releyendo los capítulos una y otra vez para evitar saltarme algún error, sin embargo siempre se me escapan xD.
La aceptación que han tenido las personalidades de las dos llega a ser impactante, por lo mismo no las cambiaría a menos que me vea obligada a hacerlo.
Creo que todos hemos pasado por la misma situación de estar intrigados con un fic y de repente ¡Bam! de la nada desaparece el autor, procuraré no hacer lo mismo. Por cierto este fic esta inspirado en en uno que leí alguna vez y como la autora desapareció sin dejarle un final, decidí escribir uno por mi misma, me gustaría dejar el link del fic para, de alguna manera, agradecerle a la persona que lo escribió, el problema es que no lo encuentro, aunque estoy segura que algún día me topare con el y lo dejare a la vista de todos.
En fin, lamento alargarme tanto, pero me emocione por tu comentario :D. Espero no decepcionarte. Por cierto, me gustaría saber como te gustaría que terminaras estas dos.
Hell von Havranek: ¡Finalmente!, después de un largo mes de ausencia, puedo contestar tu mensaje (creo que últimamente las palabras ''tiempo libre'' ha estado poco presentes en nuestro vocabulario ¿no es así?)
Creo que cada autor pone un poco de su historia en las historias (valga la redundancia) que escribe, por lo mismo podría asegurar que tanto tu como Bonnibel podrían contar la misma historia, pero claro, desde distintas perspectivas (con esto no quiero decir que tu seas la autora del fic xD claramente soy yo, a lo que quiero llegar con esto es que yo también he estado en esa situación, ¡¿Quién no se ha confundido en una situación en la que x persona altera tus necesidades y emociones?!). Respaldo tu opinión respecto a que después de lidiar con esas situaciones (o al menos intentarlo) tu perspectiva del mundo y del día a día cambie, sin embargo me encuentro con un dilema y es el hecho de que no tengo idea de como desarrollar este cambio de perspectiva por parte de la pelirosa… problemas existenciales.
Los besos… ¿Qué decir de ellos?. Nuevamente respaldo tu opinión respecto a que un beso siempre ¡SIEMPRE! te cambia en algún sentido, por más mínimo que sea y justamente estos besos que, como tu misma dices, han traído más consecuencias negativas que positivas; mi intención con esos atrevidos y sorpresivos besos de Marceline hacen que tu teoría no sea del todo equivocada así que no se si estas son buenas o malas noticias para ti, pero no haré que te flipes, a mi también me gusta que los autores terminen por hacer algo completamente inesperado, sin embargo la idea que tengo en mente justo la que tu propones en un principio, lo siento.
Los secretos son una parte fundamental en este fic, claramente esto significa demasiados problemas para la relación, en especial si tenemos en cuanta la existencia de esos ''alguienes'' pero es necesario correr el risco ¿no?.
Pensé que a nadie le molaría aquella escena final, pero me equivoque, al parecer tuvo un buen recibimiento. No es por echarme flores o columpiarme, sin embargo acepto que esa parte quedo bastante bien, y es raro que te hayas sentido identificada de alguna manera con esa parte, de verdad resulta raro pensarlo xD, uno no espera que estas situaciones sucedan en la vida real ( supongo que no exactamente la misma, pero algo similar).
O igual termino haciendo que una de las dos muera trágicamente ¡chan Chan CHAAAN! (es broma… a no ser).
No conocía a los beta-readers hasta esta sugerencia de parte tuya, a lo mejor termino pidiendo sus recursos , aunque claramente debo enterarme bien de su trabajo y tal quién sabe si termino enviándole mi escrito a alguien que ni al caso (eso sería muy típico mío)
En fin, no dejare de agradecerte tus consejos, parece poca cosa pero realmente me han servido un montón, incluso podría decir que me has dado futuras ideas para el fic. Gracias de verdad.
Al final fue bueno la no existencia de una promesa, resulto ser una review un tanto larga, pero no me mal interpretes, me gustan estas clases de reviews extensas que haces, por el hecho de que pones muchos temas de conversación en la mesa y es provocador contestar a todos ^-^.
Gracias de verdad Helena, espero que este capitulo siga cumpliendo con tus expectativas.
