Disclaimer: Ni Hora de Aventura ni sus personajes me pertenecen, solo los he tomado con fines de entretenimiento.
(Explicación del porque me demore 6 meses en subir este capitulo al final.)
Capitulo V: Días de mala suerte.
A solo cuatro días de haber iniciado una nueva semana de clases, me encontraba nuevamente en problemas. No, la palabra ''problemas'' se queda corta para definir esta situación. Incomoda, impactante, molesta, rara pero… ¡Es rara! no hay que darle otra definición.
Día 1: Lunes.
Pues bien, todo inicio cuando se me vino a la cabeza la maravillosa idea de pedirle a Marceline ayuda con una trabajo sobre la Revolución Francesa; al principio pareció buena idea, quiero decir, vivió en Francia durante un tiempo, algo podría saber sobre eso.
''¿Y por qué no buscar por internet?'' se preguntaran los más astutos. Sucede que desperdicie mi fin de semana torpemente con Marceline y su intento de enseñarme a hacer trampa en el Black Jack… suena como una escusa muy estúpida, lo se, pero una vez que me ponen números en frente, me es imposible declinar ante tal propuesta. El caso es que, siendo lunes por la mañana, ''desperté'' (aunque relativamente ya lo estaba cuando entre a su habitación) más temprano de lo común a Marceline para que me hablara un poco sobre el tema mientras tomábamos el desayuno. Para mi sorpresa esta persona conocía bastante bien sobre el tema, o al menos eso parecía en un principio. Finalmente me confíe de la información de Marceline y salí satisfecha a clases segura de que, en esta ocasión, por fin podría hacer que a mi maestra de historia le guste mi trabajo ya que la información de Marceline sonaba lo suficientemente factible para dejar callada a mi maestra.
Todo suena bien hasta este punto, y pareciera que mi lunes no hubiera podido salir mejor, pero para mi desgracia, el martes pude ver la cara oscura de la luna.
Día 2: Martes.
Phoebe, mi maestra de historia, me pidió que la buscara después de clases pues, según lo que entendí, le había impresionado demasiado mi trabajo. ''Eso suena bien'' pensé creyendo que ese impacto había sido positivo, ósea que había hecho un buen trabajo. Tal como ordeno Phoebe, la busque ingenuamente después de clases, esperando una especie de felicitación por su parte. Sin embargo, después de mostrarme mi nota en aquel trabajo, pude asegurarme que todo esto no era para nada positivo.
Sucede que Phoebe había considerado mi trabajo sobre la Revolución Francesa un insulto para el mismísimo Napoleón Bonaparte. Desde fechas equivocadas, hasta nombres, lugares y acontecimientos tan ''improvisados como el Tratado de Versalles'' por lo mismo, solicitaba la presencia de mi acudiente o tutor al día siguiente. Yo intente explicarle que en este momento tanto mi hermano como mi tío se encontraban viajando o algo parecido, sin embargo ella me refuto con información que yo desconocía.
Aparentemente Gumball se había encargado de informarle a la institución que evidentemente me encontraba ''bajo el cuidado de Marceline''. Supongo que hasta este punto me di cuanta que ahora tenía a alguien que se hiciera responsable de mi (o algo parecido), por eso mismo, decidí no discutir más con Phoebe y le asegure que el día de mañana mi tutora estaría presente en su citación, me despedí y finalmente salí de la institución.
Al abrir la puerta de casa, me tope con una concentrada Marceline mirando hacia la pantalla del televisor donde se proyectaba lo que venía siendo una batalla campal.
— Marceline… —dije su nombre mientras cerraba la puerta y me quitaba los zapatos.
— Hola Bonnie —saludo sin quitarle los ojos de encima al televisor—. ¿Qué tal tu día?
— De maravilla —respondí acercándome al toma corriente donde desconecte todos los cables sin prisa.
— ¿Eh? —bisbiseo ante mi acción—. ¿Por qué? —pregunto con el ceño fruncido caminando hacia mi.
— No —dije repetidas veces después del intento de Marceline de quitarme los cables de la mano—. Primero siéntate —ordeñe señalando el sillón de donde se había parado, ella me miro extrañada pero después de una pequeña guerra de miradas, termino cediendo—. Segundo… —hice una pausa buscando las palabras correctas—. ¿Por qué lo hiciste?
— ¿Qué hice ahora? —pregunto.
Yo respire profundo intentando calmarme a continuación busque entre mi mochila aquel espantoso trabajo.
— Oh esto… —dijo a medida que revisaba cada una de las preguntas y respuestas, sonriendo cada vez más ante aquel trabajo—. No puedo cre- —se detuvo intentando contener su risa—. No puedo creer que me hayas hecho caso —termino por decir antes de estallar en una estrepitosa carcajada. Esta persona me quiere sacar de quicio.
— No lo puedo creer —afirme, a continuación rapé mi trabajo de sus manos—. Pensé que te tomarías esta situación con responsabilidad, quiero decir, eres la mayor aquí.
Marceline no paraba de reír a pesar de mis intentos por detenerla; ya estaba empezando a molestarme así que espere a que Marceline regresara a la ''normalidad''. Entre la espera tuve la oportunidad de ordenarme, quitarme el uniforme, vaciar mi mochila y empezar a preparar los fideos, pero al parecer eso no fue suficiente tiempo para ella.
— Me imagino la cara de tu maestra —dijo ella entre risas, abriendo una de las alacenas de la cocina para sacar un vaso donde se sirvió un poco de agua.
— No tienes que imaginartela, mañana la podrás ver en vivo y en directo —dije aprovechando la poca atención que le había puesto al tema. Ella alzo una de sus cejas en señal de confusión, abriéndome paso a larga explicación—. Gracias a tu broma, debes ir a una citación mañana después de clases.
— ¿Eh, mañana? —se cuestiono—. Pero si los miércoles me los dedico solo a mi.
— ¡Todos los días te los dedicas a ti! —grite exasperada frente a una relajada Marceline—. No es como si hicieras algo diferente a quedarte en la casa y vagar todo el día, ademas no te vas demorar allí todo el día allí.
— ¿Y por qué tengo que ir?
— Porque esto no hubiera pasado si te tomaras en serio tu papel como persona madura y responsable.
— ¿Mi papel de persona madura y responsable? —pregunto con una especie de mueca en el rostro—. Nunca dije que fuera a asumir ese papel.
— Pues deberías empezar a hacerlo, ha pasado solo una semana desde que vivimos juntas, y puedo asegurarte que ha sido la semana más problemática de mi vida —asegure con firmeza.
— La semana más problemática de tu vida… —dijo susurrando esto ultimo para entrar en un silencio profundo por parte de ella.
— Por favor no olvides ir a la cita —dije finalmente tomando el plato de fideos en mis manos para empezar a hacer mis deberes.
— ¿Y cómo esperas que vaya a la cita? —pregunto ella sentándose a mi lado.
— No lo se, se supone que a estas alturas ya deberías guiarte medianamente en la ciudad —asegure mientras abría mi portátil—. Aunque es entendible, nunca sales de casa.
— Bien —dijo besando mi frente—. De alguna u otra manera llegare —finalizo para ponerse de pie y caminar hacia su habitación.
— ¿No vas a comer?
— Si, más tarde supongo —dijo a secas dándome la espalda.
Al final eso nunca ocurrió, o igual si, la verdad me retire demasiado pronto hacía mi habitación, estaba demasiado cansada razón por la cual me fui a dormir relativamente temprano.
Día 3: Miércoles.
A la mañana siguiente preferí despertarme más temprano para evitar cualquier confrontación con Marceline, una de las mejores decisiones que he podido tomar ya que el metro estaba lo demasiado vacío como para poder tomar asiento, parecía como si en esta ocasión todo fuera a salir bien, pero no.
— Así que eso fue lo que ocurrió —comento Fionna ante mi explicación del porque me quedaría de nuevo después de clases—. ¿Quieres que te espere? Podríamos volver juntas a casa, o bueno, podría acompañarte al metro.
— No gracias, se supone que Marceline viene también —dije caminando hacia la salida donde esperaría a esa persona—. Podríamos hacerlo mañana.
— Bien —dijo sonriendo—. Mañana será —finalizo dándome la espalda y despidiéndose con la mano.
Esperé por Marceline parada en el mismo lugar en el que me despedí de Fionna, no paso mucho tiempo hasta que sentí como me cubrían los ojos .
— ¿Quién soy? —pregunto susurrando hacia mi oreja.
— Creo que ni siquiera tu puedes responder esa pregunta —asegure retirando sus manos de mi rostro.
— No tienes por que ser tan densa.
— El hecho de no seguirte el juego no quiere decir que sea densa —comente empezando a caminar—. ¿Y cómo fue que lograste llegar?
— Tomé un taxi —respondió caminando tras de mi.
— No fue tan difícil ¿verdad?
— Pudo haber sido peor, el taxista venía escuchando una serie de canciones que lograron torturarme en todo el viaje.
Reí ante su comentario, ella pareció haberse relajado ante mi acción motivo por el cual se distrajo entre los escenarios que surgían pasillo tras pasillo.
— Marceline —ella respondió con una especie de afirmación que se confundió entre un murmuro—. ¿Cuál es la probabilidad de que evites decir algo que haga aumentar el odio de mi maestra de historia hacia mi?
— ¿A qué te refieres?
— Quiero decir… —hice una pausa para voltear a mirarla—. Conociéndote podrías asegurar un odio permanente de mi maestra, solo para poderte reír un rato ¿no?
— Claro que no, nunca haría eso —aseguro con una media sonrisa—. Aparentemente la opinión que tu maestra tiene sobre ti resulta ser bastante importante, sería incapaz de perjudicarte sabiendo que eso es importante para ti, no soy un monstruo —hablaba delirante con mucha expresividad—. Es más podría convencerla de que eres una chica inteligente que le agrada a la gente y tal.
— ¿Y cómo piensas hacer eso?
— No lo se, pero si fui capaz de convencerte a ti de poner todas esas barrabasadas en tu trabajo, soy capaz de convencer a esa mujer. Es más, te lo prometo.
— Yo lo único que hice fue ponerte un voto de confianza y lo pervertiste —asegure molestándome frente a su comentario—. ¿Qué te asegura que ella ponga ese voto de confianza?
— La gente suele confiar ciegamente en mi —estiro su brazo para poder rodearlo en mi cuello logrando un abrazo que yo nunca pedí—. ¿Por qué crees que Gumball te dejo bajo mi cuidado? —pregunto sacudiendo mi cabello con su mano libre.
Para mi suerte, Finn nos saludaba desde uno de los extremos del pasillo razón por la cual aleje a Marceline de mi. Finn sostenía una pila de cuadernos que se arriesgaban peligrosamente a caer al suelo así que cuando estuvimos lo suficientemente cerca de él, Marceline tomo ta mitad de los cuadernos y dejo a la vista el alegre rostro del chico rubio.
— Gracias Marceline —agradeció sonriente caminando con nosotras—. Temía que se me fueran a caer.
— No es nada —respondió Marceline devolviéndole la sonrisa a Finn—. ¿Y tu qué haces aquí después de clases?, pensé que la única persona con esa maldición era Bonnibel.
— ¿Maldición? —me pregunto Finn directamente, a lo que yo respondí con una mirada acusadora hacia Marceline—. Oh, lo de Phoebe. No lo consideres como una maldición Bonnibel —pude ver como Marceline intentaba no reirse ocultando su rostro entre la pila de libros que cargaba—. Phoebe no es tan mala como parece, ademas es lo que te ganas por ese trabajo que le presentaste.
En este punto Marceline ni siquiera intento disimular su risa, estallando en una sonora carcajada que para mi significo la razón suficiente como para querer matarla inmediatamente, para su suerte habían testigos por doquier, motivo por el cual me limite a derribar su pila de cuadernos al suelo, cuando entre en razón sobre el tan impulsivo acto que había cometido ya era demasiado tarde. El ruido que habían hecho los cuadernos al caer, resultaron ser tan estruendosos que había logrado captar la atención de algunas de las personas que estaban allí incluso, para mi suerte, la de Phoebe quién estaba parada frente a nosotros mirándonos con una impresionada mirada; maldije por lo bajo, respire profundamente y voltee a ver a Marceline quien tenía la misma mirada que Phoebe, de hecho las dos se miraban fijamente.
— Marceline… —dijo Phoebe, a continuación frunció su ceño y empezó a caminar en zancas hacia nosotros.
— Bonnibel —me llamo Marceline a lo que yo asentí—. ¿Esa es tu maestra de historia? —asentí nuevamente—. Creo que no podré cumplir mi promesa —dijo retrocediendo algunos pasos.
— Oh no, no volverás a escapar Abadeer —aseguro Phoebe tomándola del brazo—. ¿Dónde demonios te escondiste? No tienes idea del dolor de cabeza que me causaste —decía desesperadamente Phoebe sacudiendo a Marceline de un lado a otro sin percatarse de la presencia de Finn ni de la mía. Creo que me perdí de algo.
…
— Así que ella es tu tutora —dijo Phoebe con ironía en su voz—. Ahora entiendo el porque de tus acciones Bonnibel, es más te compadezco —se dirigió hacia mi sacándome de mis pensamientos.
— Lo lamento, hay algo que todavía no logro entender —dijo Finn sentado a mi lado igual de confundido que yo—. ¿Cómo es que ustedes dos se conocen?
— Buena pregunta Finn —reconoció Phoebe con una sonrisa en el rostro—. ¿Quieres responder a esa pregunta Marceline? —preguntó intentando llamar la atención de Marceline quien había encontrado suficiente diversión con unos juguetes magnéticos que Phoebe tenía sobre su escritorio— Abadeer —la volvió a llamar pero esta seguía igual de concentrada que antes.
— Marceline —intente yo y a diferencia de Phoebe, obtuve respuesta de Marceline.
— ¿Mh? —bisbiseo antes de que la cabeza de uno de uno de los juguetes de Phoebe cayera al suelo, a continuación levantó la mirada para encontrarse con una enojada Phoebe.
— ¡Deja eso quieto! —grito Phoebe apartando lo que quedaba del muñeco de las manos de Marceline—. Finn se preguntaba el por que nos conocemos, ¿quieres responder esa pregunta?
— No gracias —confesó Marceline cruzando los brazos—. No vine aquí para indagar en mi pasado —dijo sería. La verdad estaba tan inquieta como Finn, por saber un poco más sobre el tema.
— Pues bien, indagaremos en MI pasado —dijo Phoebe acomodandose en su asiento—. Hace un par de meses, 10 para ser exactos, fui a Berlin en un viaje de grupo con la intención de nutrirme un poco con la historia del lugar. Era un viaje de quince días de los cuales tres los pase en una prisión por culpa de esta mujer —dijo señalando a Marceline quien se encontraba con su calma habitual.
— Ya te dije que lo sentía —le recordó Marceline restandole importancia a la situación a diferencia de Finn y yo que estábamos aún bastante confundidos.
— ¡No es suficiente!
FlashBack
— Bien, intenten no perderse entre las calles de la ciudad, la idea es que estemos en el hotel antes de las 9, ¿entendido? —pregunto un hombre con la intención de que sus oyentes atendieran a su información, a continuación algunos asintieron con la cabeza y seguido de esto se empezaron a dispersar.
— ¿A dónde vamos? —preguntó una entusiasmada Phoebe a sus también entusiasmados amigos.
— Podríamos aventurarnos en un bar al propio estilo Europeo —sugirió una de las 4 chicas que acompañaban a Phoebe quien, a diferencia de sus amigas, no demostró mayor emoción frente a la idea.
— ¿Es enserio? —cuestionó Phoebe haciendo una pausa para ver el rostro de sus compañeras—. Estamos en uno de los lugares más históricos del mundo en donde cada paso que damos nos encontramos con un trozo de La Gran Herida, ¿pero prefieren ir a un simple bar?
— Oh vamos Phoebe, será de lo más divertido, podría ser como en todas esas típicas películas Europeas en donde encuentras al amor de tu vida.
— O donde soy violada y secuestrada por algún sujeto que contaminó mi bebida con algún tipo de droga.
— No seas aguafiestas —dijo la chica que propuso la idea tomándola de la mano—. Mira si no te gusta el lugar te podrás ir en cualquier momento y te prometo que ninguna de nosotras te lo impedirá.
— De acuerdo, pero recuerden que debemos estar en el hotel antes de las 9.
Seguido de esto las demás chicas asintieron y se encaminaron a un bar conocido por ser el lugar donde tocaban bandas medianamente famosas. Al llegar a aquel lugar tanto la fuerte música como las parpadeantes luces penetraron la cabeza de Phoebe a diferencia de sus amigas quienes se habían perdido inmediatamente después de que acordaron la barra de bebidas como punto de encuentro, razón por la cual Phoebe estaba sentada en uno de los taburetes de la barra esperando a que alguna de sus amigas siquiera se presentaran para informarles que se marchaba.
— ¿Va a pedir algo? —le preguntó el barman a una distraída Phoebe.
— ¿Eh? —musito saliendo de su transe—. Un Gin tonic esta bien.
— 15,00€ —dijo aquel hombre antes de empezar a preparan el costoso coctel.
— Demasiado caro, ¿no crees? —pregunto cierta pelinegra sentándose junto a Phoebe.
— S-si un poco —asintió una nerviosa Phoebe—. Quiero decir, ¡claro que si!, ¿me estas intentando ver la cara payaso? —pregunto una amenazante Phoebe a un asustado barman.
— Tranquila —intervino una juguetona Marceline antes de que Phoebe saltara a atacar a aquel hombre—. Podríamos ir otro lugar, yo invito.
— No suena nada seguro aquello de ir a beber con una desconocida.
— Marceline Abadeer, asesina en serie, mucho gusto —se presento Marceline a Phoebe quien rió ante su comentario—. La verdad creo que tanto tu como yo estamos desesperadas por salir de este lugar —dijo mientras bajaba del taburete y le tendía la mano a Phoebe en una especie de reverencia—. Es la oportunidad perfecta para huir.
A continuación una corta guerra ocurrió entre los pensamientos de Phoebe quien al final opto por seguir a Marceline a lo que resultaba ser la habitación en la que la pelinegra se hospedaba y después de pedir algunas reservas al hotel, empezaron con una nueva conversación iniciada por Phoebe.
— No pareces ser de aquí la verdad.
— Lo dice la chica que estaba a punto do pagar 15,00€ por una simple bebida.
— ¡Yo solo vine aquí a aprender algo de historia! —dijo una alterada Phoebe que no lograba mantener la mirada de su compañera.
— Si, me doy cuenta de eso —bromeo sarcásticamente Marceline.
— En cambio tu, no parece que estés aquí haciendo turismo —dijo Phoebe restandole importancia al comentario de Marceline.
— Eso no importa realmente —atajo fríamente dandole un sorbo de su bebida.
— Bien… —dijo Phoebe dandose tiempo para buscar otra pregunta que hacerle—. Entonces ¿por qué Berlin?
— Pensé que sería una buena idea venir aquí.
— ¿Y lo fue?
— Supongo que valió la pena estar aquí justo hoy —respondió una juguetona Marceline apartando un mechón de cabello que caía sobre el rostro de una sonrojada Phoebe—. ¿Y desde cuando te gustan las mujeres?
— ¿Eh?, n-nunca dije que me gustaran —aclaro más nerviosa que nunca perdiendose en la neutra mirada de Marceline.
— Supongo que no es necesario que lo digas —dijo antes de abalanzare sobre Phoebe quien no opuso resistencia ante el desesperado beso que había iniciado Marceline.
Sus manos viajaban de un lado a otro intentando quitar la camisa que separaba sus labios de la piel de su presa quien se limitaba a retroceder sus pasos con la intención de caer sobre la cama.
Fin FlashBack.
— P-phoebe no es necesario que cuentes cada detalle —sugirió un avergonzado Finn
— ¡Estoy intentando ser lo más breve posible! —respondió Phoebe—. Ademas ya estamos llegando al clímax de la situación.
— Nunca antes mejor dicho —comentó Marceline.
— ¡Calla!
FlashBack
— Deben querer que nos vayamos de aquí —susurro Marceline después de que sonara el teléfono de su habitación—. Mejor les decimos que todavía estamos ocupadas —sonrío retirando las manos de Phoebe para poder tomar la llamada—. ¿Si digame? … si, esa soy yo … de acuerdo —dijo esperando a que la comunicaran nuevamente con un nuevo número pero al darse cuenta que la espera se estaba alargando, empezó a jugar nuevamente con Phoebe—. Gunter… —dijo con un tono más serio separándose completamente de Phoebe—. ¿Cuando? —pregunto decaída—. Ya veo, uhm, ahora mismo estoy ocupada —dijo dirigiendo una mirada hacia Phoebe—. ¿Puedo llamarte a este número en un par de horas? Bien, adiós —dijo finalmente colgando la llamada mirando al suelo perdidamente.
— ¿Estás bien?
— Mi tía acaba de morir —respondió la pelinegra con una mirada perdida.
— Lo siento mucho, ¿eran muy unidas?
— Si, bueno… —hizo un pausa—. Mis tíos me criaron desde que tengo memoria —contesto desanimada.
— Glob, lo siento mucho.
— No es necesario —dijo volteando a ver a Phoebe—. Como yo lo veo, un familiar menos, quedan dos —contestó sonriente quitándose su camisa— Así que ¿en qué estábamos? —pregunto antes de abalanzarse nuevamente sobre Phoebe.
Fin FlashBack
— Después de esa corta interrupción pues… ''Eso'' ocurrió.
— ¡¿De verdad?! —pregunto un impresionado Finn, tan impresionado como yo.
— ¡Tenía necesidades físicas y hormonales que cumplir! —respondió Marceline.
— No pareces haber cambiado nada —dije antes de que Phoebe decidiera seguir con su historia.
— Pero en fin, a la mañana siguiente me desperté con al rededor de 18 llamadas y mensajes de mis amigas preguntándome donde me encontraba, pues al final nunca llegue al hotel, el problema esta en que cuando busque a Marceline para que me ayudara a llegar a mi hotel, ¡Ella no estaba! —grito señalando a Marceline.
— Lo siento —se disculpo nuevamente con la misma importancia que la primera vez.
— Tus disculpas son necesarias, pero no suficientes. Cuando fui a la recepción del hotel para preguntar por ti me dijeron que te habías marchado al amanecer y que ya habías pagado por tu habitación, sin embargo, aún se debían las bebidas de la noche anterior.
— ¿Y cual fue el problema? —preguntó Finn.
— El problema fue que la suma total de las bebidas fue de…
— No es necesario que ellos sepan esa cantidad, Phoebe —dijo fríamente y con una mirada intimidadora a lo que Phoebe asintió.
— El caso es que era un dinero que yo no tenía, así que le pedí ayuda a mis amigos, pero ni siquiera logramos completar la mitad de la cuenta. Tuve que esperar aquellos días en prisión hasta que mi padre me mandara dinero. ¿Te das cuenta que con un simple ''lo siento'' no es suficiente?
— Vaya Marceline —dijo Finn—. Si que te metiste en un embrollo.
— De cualquier manera Phoebe, ¿no intentaste comunicarte con ella después? —pregunté.
— Oh si, casi lo olvidaba, el resto de días que estuve en Berlin me dedique a buscar a esta mujer por cielo y tierra, y hasta que decidí ir a aquel bar para ver si era alguna conocida local o algo parecido, y después de pedirle disculpas al barman me dijo-
— No quiero ser grosera, pero no vine aquí a indagar en mi vida —interrumpió Marceline con el mismo demandante y frío tono que utilizo el día que discutimos por primera vez—. Respecto al dinero, te prometo que te lo pagare, caso cerrado —aseguro dirigiendose a Phoebe—. Respecto al trabajo de Bonnibel, te pido que le des otra oportunidad para presentarlo ¿Estas de acuerdo con eso? —me preguntó a lo que yo asentí—. Bien, ¿y tu Phoebe?
— D-de acuerdo, ¿mañana esta bien para ti? —asentí de nuevo.
— Bien —dijo Marceline poniendose de pie—. Creo que no hay nada más de que hablar, así que… —se ''despidió'' saliendo por la puerta.
— Gracias —dijimos Finn y yo al unísono, a continuación salimos junto a Marceline.
…
— No pensé que a Phoebe le gustaran las mujeres —dijo un desilusionado Finn quien se había ofrecido a acompañarnos hasta la estación del metro.
— A Phoebe no le gustan las mujeres —dijo Marceline revoleteando el cabello del rubio, al parecer ya había regresado a su estado ''normal''.
— Pero tu…
— Eso no quiere decir que le gusten las mujeres, solo le gusto yo —querrá decir ''le guste yo''—. Así que no te preocupes, tienes el camino libre.
— N-no se de que estas hablando —respondió nervioso—. ¿Y a ti te gustan las mujeres, Marceline? —pregunto Finn llamando mi atención.
— Me gusta una mujer, si —respondió mirándome de reojo haciendo que nuestras miradas se encontraran por un momento y, como era de esperarse, no pude evitar sonrojarme. Debe de estar bromeando.
— ¿Phoebe? —pregunto Finn.
— No, es alguien aún más gritona y mandona—¡¿a quién esta llamando gritona?!
— ¿Y tu Bonnibel? —preguntó Finn sacándome de mi debate mental.
— ¿Eh?
— ¿Hombres o mujeres? —preguntó nuevamente.
— P-pues… —sentí las martillantes miradas de Finn y Marceline sobre mi, como si cada uno esperara la respuesta que mas les conviniera—. Hombres claramente.
— Ya veo —dijo Finn sonriendo—. Pues bien, creo que aquí nos separamos —afirmó llegando a la típica calle que Finn y Fionna tomaban para llegar a su casa—. Nos vemos mañana Bonnibel, chao Marceline —se despidió finalmente dejándonos a Marceline y a mi en un incomodo silencio.
Una vez esperando el metro, Marceline decidió empezar a hablar.
— Con que te gustan los hombres —dijo asegurandose de que la escuchara.
— Con que te gusta una chica gritona —ataje sin quitarle la mirada en ningún momento.
— Touché —dijo apartando su mirada—. Veo que estas a la defensiva.
— Realmente estoy un tanto molesta contigo.
— ¿Y qué hice ahora?
— ¡Debes estar bromeando! —grite efusivamente llamando la atención de algunas personas—. No creas que he olvidado tu estúpida broma sobre mi trabajo de historia —dije ahora más bajo percatandome de la discusión que vendría a continuación—. ¿Te das cuenta que si no hubieras decidido hacerte la graciosa, probablemente no hubiera sabido nada respecto a lo que hiciste tras enterarte sobre la muerte de Betty, lo que hubiera evitado estas ganas de golpearte que tengo ahora mismo? —pregunte entrando al metro que para mi suerte había acabado de llegar.
Al entrar al metro pude sentir como, literalmente, se lleno de gente impidiendo que pudiese tomar alguna de las varillas para lograr sostenerme, ¡Gracias 1,63cm de estatura!
— No te ves muy molesta ahora —dijo después de que la buscara para poder aferrarme a algo que me impidiera caer al suelo.
— Callate, si te estoy abrazando es porque te prefiero a ti antes que a cualquier pervertido desconocido, aunque sean prácticamente lo mismo.
…
— Glob, haz todo lo posible para evitar que salga de casa nuevamente —dijo quitándose sus pesadas botas negras una vez entramos a casa.
— No es como si hubieras hecho gran cosa, prácticamente te la pasaste todo el camino sentada después de que esos chicos nos cedieran el puesto —conteste quitándome los zapatos junto a ella, la verdad si había sido un día agotador.
— Bonnibel —me llamó guardando silencio por unos segundos, para luego tomarme del brazo y halarme hacia la sala.
— ¿Qué demonios estas haciendo? —pregunte forcejeando su agarre.
— Aquello que dijo Phoebe hoy… —empezó a decir mirándome fijamente después de que me arrinconara contra la pared—. Quiero que lo olvides por completo —finalizó tomando mis brazos y poniéndolos sobre mi cabeza para empezar a acariciar mi espalda con su mano libre, finalmente unió sus labios con los míos en un beso que se alargo hasta que ambas nos quedamos si respiración.
— ¡S-sueltame! —sentencie forcejeando su agarre—. No lo voy a repetir de nuev-
— ¡¿Por qué no te puedes fijar en mi?! —me interrumpió soltándome finalmente.
— ¿De qué estas hablando? —pregunte sobando mis muñecas.
Ante mi pregunta Marceline simplemente torció su mandíbula y guardó silencio para finalmente bajar su mirada, después de unos segundos en silencio, levanto su cabeza y puso su mano sobre su frente para empezar a hablar.
— No lo se, solo… —hizo una pausa en la que su teléfono empezó a sonar—. Es para ti —dijo tendiéndome su celular, entendiendo inmediatamente que era Gumball.
— ¿Bonnibel? —pregunto por mi al otro lado de la bocina.
— Si Gumball, soy yo —respondí alejandome de Marceline quien se había quedado con una mirada perdida en el suelo.
— Menos mal, estuve llamando a casa y nadie contestaba.
— ¿Qué necesitas? —pregunte saltándome la parte en la que discutíamos por eso.
— Eh-, solo quería saber lo que esta pasando —ya me lo veo venir… — Marceline me dijo que hoy debía ir a una citación de tu maestra de historia por un trabajo que presentaste, ¿es eso cierto?
— Si, pero… —empece con la intención de explicarle a Gumball la verdadera parte de la historia, pero luego de pensarlo unos segundos, preferí callarlo, no ganaba nada con decirle que había sido culpa de Marceline, claramente no creería que la responsable Marceline haría eso—. Ya todo esta solucionado, Marceline se encargo de aquello y no hay nada de que preocuparse.
— ¿Marceline se encargo de todo?, me parece genial —dijo haciendo una pausa—. Sabes que en ocasiones me sentía impotente cuando ocurría algún problema de ere tipo, en el que necesitabas de un acudiente para defenderte o solucionar los problemas, aunque debo reconocer que era muy rara la vez que eso ocurría, sin embargo ahora que estas con Marceline, me alegra que por fin tengas a alguien que se encargue de ti cuando yo no pueda. Entiendo que sueles tener problemas con ella, pero no sabes lo feliz que me hace el hecho de que no estés sola. Saber que tienes allí a alguien que cuide de ti me relaja demasiado, en especial si es Marceline, quien se preocupa de sobre manera cuando estamos hablando de ti —dijo eso ultimo entre risas—. En fin, me alegra que no haya sido nada grave y que lo hayan podido solucionar sin problemas.
— Si, yo también me alegro —dije reteniendo las ganas de llorar que aparecieron de la nada. En ocasiones Gumball no es tan cansino como parece, y cuando se pone así no puedo evitar extrañar ese papel de hermano mayor que cumplía cuando vivíamos juntos.
— Bien, entonces creo que eso es todo, solo quería llamar para saber como había culminado todo, me gustaría hablar más hermanita, pero en esta ocasión me estoy quedando sin batería —dijo riendo, a lo que yo sonreí—. Algún día hablaremos por horas, lo prometo.
— Eso espero
— Bueno pues, entonces hablamos luego, despideme de Marceline —dijo finalmente a lo que yo conteste de igual manera, para colgar de una vez por todas.
Me quede parada unos segundos mirando el celular de Marceline. Resultaba ser tan tentativo el tenerlo en mis manos, tal vez podría mirar el número de ese tal Marshall que tanto la llama, o buscar algún mensaje o fotografía que resultara interesante para mi… ¡¿Pero en que estas pensando?!, ¿qué clase de ideas son estas?
— ¿Qué hay de cenar? —preguntó después de entregarle (forzosamente) su teléfono. Al parecer había regresado a su estado ''normal''.
— Sería bueno que encargaras una pizza o cualquier otra cosa por domicilio —dije sacando los libros y cuadernos de mi mochila para ponerlos sobre la mesa, junto a mi ordenador—. Tengo demasiado trabajo como para poder preparar algo —comente haciendo referencia al trabajo que debía entregarle a Phoebe mañana.
— Podría ayudarte con eso —aseguro seria a lo que yo le dirigí una incrédula mirada.
— Creo que ya has hecho suficiente —dije sentandome en la mesa para ponerme manos a la obra.
— Hablo enserio, te prometo que no habrá broma ni nada parecido —dijo tomando mi ordenador en sus manos.
— No gracias, no necesito ninguna clase de ayuda —respondí rapando mi ordenador de sus manos.
— Claro que la necesitas, hoy fue un claro ejemplo de ello —atajó intentando tomar el ordenador nuevamente, pero en vista de que no lo solté, las dos empezamos a forcejear.
— No habría necesitado tu ayuda si no hubieras sido la causante del problema —asegure forcejando el portátil—. Eres la causante de todos mis problemas, lo ultimo que necesito es otro de ellos. Por favor deja de intervenir en mi vida —dije esto ultimo con la suficiente energía como para lograr quitarle el portátil a Marceline, el cual se resbalo de mis manos en el ultimo segundo, y cayó contra el suelo en una estrepitoso final.
Cuando intente prenderlo la pantalla aparecía totalmente en negro, a pesar de que no tuviera ningún tipo de abolladura. Después de ese intento fallido por prender mi ordenador, entre en una nueva discusión con Marceline quien afirmo que había sido culpa mía el hecho de que el portátil volara por los aires y, a pesar de mis intentos por hacer entrar en razón a la verdadera culpable, ninguna de las dos quedo satisfecha con la discusión.
No me podía permitir el perder más tiempo, así que tome mis apuntes y me dirigí al Internet más cercano, a pesar de los intentos de Marceline por quedarme en casa y usar su portátil (el cual desconocía su existencia por completo), aunque claramente me negué, utilizando la idea ''No necesito nada tuyo''.
El trabajar en un ambiente lejos de Marceline logro acelerar mi productividad, tanto así que después de dos horas ya había acabado con el trabajo para Phoebe, lo cual fue grandioso ya que minutos después de que terminara, cerraron el local; el problema fue que no tuve la oportunidad de hacer las demás tareas. Seria la primera vez en la que faltaría con una tarea desde que tengo consciencia… ¿Pero que me esta pasando?.
Al regresar a casa me encontré con el escenario de una concentrada Marceline comiendo pizza mientras veía la televisión; se encontraba tan concertada que ni siquiera noto que había llegado a casa, lo cual era mejor para ambas.
Un par de minutos después, cocine algo ligero para comer y prepare mi día de mañana. Al parecer Marceline estaba tan ensimismada en su mundo que dudo que siquiera haya notado que me había ido a dormir. O era eso, o realmente había entendido aquello de ''deja de intervenir en mi vida''. Pero en fin, no importaba el motivo realmente, lo que si importaba era el hecho de que, tanto por la noche como por la mañana siguiente pude sentir esa pasividad que no sentía desde que vivía sola, ¡Glob había escuchado mis plegarias!.
Día 4: Jueves.
— ¿Y que vas a hacer? —pregunto Fionna después de que le informara que mi queridísimo portátil había muerto la noche anterior gracias a la ayuda de Marceline.
— No tengo idea, de lo que si estoy segura es que Gumball no estará muy alegre al escuchar la noticia.
— ¿Por qué no lo mandas a reparar? —sugirió Jake.
— Por que no tengo dinero, y los pocos ahorros que tengo son para otra cosa.
— ¿Sería muy descabellado que el capital de Marceline interfiera en esta situación? —dijo Lady. Por supuesto que sería descabellado, en especial después de que le dijera que no necesitaba ni su ayuda ni su intervención en ningún aspecto de mi vida.
— Si, sería muy descabellado, no creo que tenga dinero suficiente para pagar por eso —ese era el otro problema, dudo que me preste una cantidad tan elevada como la que se necesita para reparar un portátil, independiente de que estemos peleando o no.
— No se me ocurre ninguna idea la verdad —dijo Fionna estirando sus brazos—. A lo mejor, cuando tengas alguna tarea que requiera internet, podrías ir a mi casa y tal.
— Eso significaría que Bonnibel prácticamente viviría en tu casa —dijo Jake, lo cual era cierto.
— Dudo que Finn tenga algún problema con eso —dijo Fionna burlonamente a lo que yo rodee mis ojos.
— En fin, espero que logres salir de eso rápido —dijo Jake tomando la mano de Lady—. Nos vemos después ¿vale?
— Vale —respondimos Fionna y yo al unísono—. Creo que nosotras deberíamos irnos también.
— Claro, casi olvidaba que nos iríamos juntas —dije tomando mi mochila.
— ¿Quieres ir por un helado?
— Suena bien —respondí—. Pero antes debo ir a entregarle el trabajo a Phoebe, ¿podrías adelantarte?
— Si, no hay problema ¿De que sabor quieres tu helado?
— Cualquier sabor esta bien —respondí antes de alejarme al salón de historia.
En el camino me encontré con Finn quien me dijo que Phoebe no estaba en su oficina, sin embargo me dio las llaves de la puerta para dejar el trabajo sobre su escritorio, con la condición de que no las fuera a perder. Una vez frente a la puerta me asegure de que nadie me estuviera viendo, dudo que puedan deducir algo bueno de una estudiante entrando a un salón vacío después del horario de clases.
El momento en el que gire la perilla de la puerta fue como si hubiera firmado mi propia sentencia de muerte… ¡Organizada por mi misma!.
— Oh Bonnibel, eres tu —dijo Phoebe separando el rostro de Marceline de su cuello.
Así es, aquella situación rara de la que comente al principio era esta. Mi maestra de historia la cual me odia con su vida estaba demasiado cariñosa con la persona que estaba viviendo conmigo bajo el mismo techo, ósea mi amiga de la infancia, la misma que días antes ha estado jugando con mis sentimientos, la misma que me besa cada vez que se le antoja, la misma persona que estoy empezando a odiar.
Seré breve, las siguientes son las razones por las cuales me demore 6 meses subir este capitulo:
Mi portátil cayo al suelo y dejo de funcionar (de allí la idea de que a Bonnibel le ocurriera lo mismo, solo que a mi no me ayudo ninguna chica con apariencia de vampiro, yo y mi torpeza fueron suficiente para eso). Un mes sin computador.
Me ofrecí a ser parte del comité del anuario de mi colegio, y eso me ha quitado más tiempo de lo que tengo, de hecho debería estar corrigiendo algunos diseños.
No encontraba como seguir el capitulo, y para este punto ya quería revelar algo del pasado de Marceline (aunque sea una pequeña parte que ni siquiera estaba tan enfocada en ella, sino más en Phoebe… mi inteligencia y yo), pero en fin, no quería sacar un capitulo sin emoción.
Reviews: De hace 6 meses, de personas que ya deberían haber perdido la fe en mi xD.
alecita122: Me alegra que te guste ^-^, y es verdad aquello de los misterios, faltan un montón. Creo que me tome muy personal esto de continuar cuando pueda (6 meses), espero que este capitulo te guste.
Raichu109: Me gustan los lectores nuevos =w=, es una lastima que la primera imagen que recibas de mi sea la de una persona que se demora 6 meses en subir un solo capitulo xD, prometo cambiar ^-^.
miralpe: De hecho la inspiración y yo tampoco no la llevamos bien (6 meses sin actualizar es un ejemplo de ello) pero aquí estoy escribiendo cualquier barrabasada que se me venga a la cabeza e.e. Lo digo enserio respeto a escribir, a mi me relaja demasiado, pero en fin no te puedo obligar… pero si insistir ^-^. Yo tampoco soy mucho de comentar, así que no hay problema :D, espero que te guste este capitulo.
bolillo kun: Creo que hasta este punto solo somos 2 personas que votan por que queden separadas, tu haces parte de los otros que apoyan la idea de que estén juntas xD, así que a lo mejor termino haciéndoles caso. Traduzcamos ''siglos'' a ''6 meses'' =w=. Espero que te guste este capitulo.
kyo: Gracias por darle una oportunidad a este fic. Tendré presente tus recomendaciones, es verdad aquello que dices sobre la calidad del texto, y es cierto aquello otro que dices sobre el corrector, en ocasiones me da por leer el capitulo una vez este subido, y es allí cuando me doy cuenta de que literalmente me he comido todo un párrafo TT^TT, pero bueno, la vida sigue. Gracias por tu comentario, y espero que te guste este capitulo.
Marilinn: Me alegra que te guste, espero haber cumplido tus expectativas con este capitulo ^-^
Hell von Havranek:
¡Helena!
Hace tanto tiempo que dejaste esta review y me siento una fea persona por subir un capitulo 6 meses después xD y no te preocupes por tomarte un mes en dejar tu review, yo me demore la vida respondiendo, de hecho creo que seria estúpido si dijera ''¡Felices vacaciones!'', pues de seguro ya te habrás hasta graduado.
Uno de mis platos preferidos es el caldo de pollo, aunque lo he puesto aquí mas que nada por hacer honor a aquel episodio en el que Simon le da caldo de pollo a Marcy cuando se enfermo, solo que a ella si le ayudo, creo que eres una de las únicas personas en el mundo a las que un caldo de pollo les da gripa .. ¡Demonios Helena!, siempre vas un paso adelante de mi, es que es imposible que sepas puntualmente que es lo que pasa por mi cabeza respecto a este fic TT^TT ¡Yo me esmero por hacer algo sorprendente y a ti ya se te ha pasado por la cabeza 7 veces!… pero en fin, es verdad esto que dices sobre Marceline, lo bueno es que no sabes lo que paso realmente :D, pero si, al igual que cualquier otra persona, Marceline ha aprendido tantas lecciones estos últimos diez años que lo que ahora es, es gracias a eso (espero haberme explicado bien).
¡Es que no entiendo como lo haces! TTwTT, primero con Marceline y ahora con Bonnibel, en ocasiones hasta me dan ganas de dejarte mi usuario y que tu termines con la historia ._. o a lo mejor soy muy predecible, aunque dudo que hayas imaginado la llegada de Phoebe a esta historia.
Respecto a la pregunta para Bonnibel, estoy trabajando en un proyecto a futuro en el que espero puedas obtener respuesta, pero es algo que me tomara demasiado tiempo así que a lo mejor te quedas con la duda xD.
Me gusta que te agrade esta Bonnibel. Casi siempre recibo ''halagos'' para Marceline y su personalidad de ''La Chica que Tod s Queremos en Nuestras Vidas'', de hecho creo que eres la primera que ha comentado al respecto.
Lo digo enserio, ahora intento ser más cuidadosa con lo que escribo (*se come todo un párrafo de nuevo*). Es muy difícil que cuando haces algo en plan escribir, dibujar, cantar etc… (incluso en la vida diaria) recibas criticas constrictivas porque: 1) O son halagos (algunos incluso hipócritas, otros merecidos) o 2) recibes criticas… para nada constructivas, por eso es bueno que te hayas puesto los pantalones y me hicieras caer en cuenta de los errores, por eso gracias :D. Y no te preocupes, nadie sabe que al final van a morir todos a manos de BMO ;D
Espero que este capitulo haya valido la espera de 6 meses xD.
Gracias de nuevo =w=, me alientas a seguir escribiendo ( ºuº)7.
PDT: Demasiados, de hecho me habré tragado 3 o 4, pero aún así, de las 819 caracteres que tiene esta sección de reviews, 511 son tuyas xD, pero no hay problema, son temas interesantes ^-^.
No prometo una pronta actualización (como la vez pasada), más que nada porque no quiero prometer y decepcionar.
