Disclaimer: Ni Hora de Aventura ni sus personajes me pertenecen, ¡Ya quisiera yo!
¡¿Cómo es esto posible?!, me demore menos de un mes en subir un capitulo de más de 12.000 palabras… ¡El fin del mundo!
Advertencia: El siguiente fic puede resultar demasiado largo (si es así, lo lamento TTwTT) para algunos. Contiene demasiado odio hacia Gumball así que si eres fanático de ese chico, lo siento. A partir de aquí, lees bajo tu responsabilidad :v
Capitulo VII: Alerta rosa. (Le he puesto este nombre porque Gumball es rosado y tal :v)
— ¡Hola! —saludé abriendo la puerta—. ¿Qué haces aquí? —pregunté mientras abrazaba a Gumball quien llegaba con una mochila en sus manos.
— Gracias hermanita —dijo descargando su mochila en el sillón—. ¿Estas llorando? —preguntó haciéndome caer en cuanta de la situación de hace unos momentos.
— Eh, solo de alegría de que estés aquí —improvisé mientras limpiaba las lagrimas de mi rostro.
— Aww, yo también estoy feliz de estar aquí —confesó mientras sacudía mi cabello—. ¿Y donde esta Marceline?
— Aquí esta por quien tanto lloraban —dijo mientras salía de la cocina para abrazar a mi hermano. No se imaginaba de lo irónico que sonaba su comentario en este momento—. Que gusto que estés aquí —dijo muy alegre después de romper el abrazo.
— ¿Qué haces aquí? —pregunté—. ¿Cuanto tiempo te quedaras?
— Solo este fin de semana —respondió mientras se acomodaba en el sillón—. No tenía tiempo para venir después, y claramente quería celebrar el cumpleaños de mi hermanita —dijo tocando mi nariz como si fuese un botón—. Pero la próxima semana me era imposible venir, así que aquí estoy —dijo estirandose—. Además ya habían pasado más de cinco meses desde la ultima vez que vine y estaba preocupado por saber como estabas, aunque claramente estas en buenas manos.
— Por supuesto que si —dijo Marceline abrazandome.
Ella estaba tomando esto demasiado normal, como si hace algunos minutos atrás no estuviéramos a punto de besarnos. Sin embargo yo no sabía actuar como ella. En el instante en el que sentí su contacto, mi corazón se acelero y no pude dejar de pensar en lo que habría pasado si Gumball no hubiera llegado, me fue imposible no sonrojarme, así que busqué una razón para salir de allí.
— Déjame llevarte la maleta a tu habitación —me ofrecí mientras me separaba de Marceline.
— Oh, gracias hermanita.
— Yo me encargó —dijo Marceline tomando la maleta al mismo tiempo que yo.
— Yo puedo hacerlo —aseguré mientras halaba la mochila hacia mi.
— Yo tengo que arreglar mi desorden en la habitación, puedo llevarla también —agregó ella halandola hacia su lado.
— Yo me ofrecí primero —dije empezando a caminar.
— Eh, chicas yo la puedo-
— ¡Esto es entre nosotras! —interrumpimos las dos mientras una guerra de miradas se hacia presente.
— Bien, hazlo tu —dije soltando la mochila finalmente a lo que Marceline sonreía y se alejaba—. Es que nos gusta hacer las cosas juntas —explique a la confundida mirada de Gumball.
— Ajam… —musitó mientras yo me sentaba en el mismo sillón que él—. La verdad no entiendo por que fue una sorpresa que llegara hoy, yo había llamado a Marceline para decirle que vendría, ¿no te dijo nada?
Ahora que lo recordaba, hoy por la mañana Marceline quería hablar conmigo cuando nos ''encontramos'' en el instituto, tal vez era sobre eso.
— A lo mejor lo olvidó —dije sonriente. Me alegraba que Gumball estuviera aquí, realmente no importaban las razones—. ¿Quieres algo de comer?, de seguro vienes hambriento del viaje.
— Pues ahora que lo dices necesito algo que valga la pena —dijo entre un bostezo—. ¿Qué me sugieres? —preguntó con cautela.
— Déjame revisar las alacenas —respondí mientras me dirigía a la cocina.
Pastas, sobres de sopa instantánea y distintos tipos de granos se hicieron presentes. Todo lo que había allí hacia parte de la comida que compramos con Marceline la semana pasada, y ni hablar del frigorífico; habían algunas carnes y vegetales en el, aunque con el apetito de Gumball y de Marceline, la mitad de esta comida desaparecería en cualquier momento.
Teniendo en cuenta lo que tenía en la cocina, le ofrecí a Gumball una hamburguesa, a lo que el aceptó gustosamente mientras se distraía con cualquier programa de televisión sobre personas que intentan sobrevivir en una isla desierta.
Después de que me lavase las manos me dispuse a preparar la hamburguesa. Carne, lechuga, tomate, queso y pan… espera, ¿dónde demonios esta el pan? Alcé mi mirada hacia las alacenas de arriba, donde seguramente estaba el pan de hamburguesa. Lamento haber dejado que Marceline me ayudara a guardar la comida. Intente ''escalar'' entre los muebles de la cocina, pero no llegaba hasta allí arriba ¡Malditos 1,63cm de estatura!
— ¿Quieres que te ayude? —preguntó Marceline apareciendo silenciosamente detrás de mi ¿Cómo es que podía hacer eso?
— ¡Glob Marceline! —grite bajando del mesón en el que me había subido—. Deja de aparecer de la nada, ¿quieres matarme de un susto? —exageré a lo que ella me sonrió, se alzo un poco en puntillas y me pasó la bolsa de pan que tanto estaba necesitando—. Gracias —dije finalmente para no obtener ninguna respuesta de Marceline—. ¿Desde hace cuanto estabas allí parada?
— Lo suficiente como para poderme reír de ti un poco —respondió sonriente.
— ¿Y no se te ocurrió ayudarme hasta ahora? —pregunté a lo que, nuevamente, no obtuve respuesta.
Ella se dedicaba a observarme en silencio, yo simplemente retrocedí algunos pasos y regrese a lo mío, sin embargo Marceline se acercó para darme vuelta y acorralarme contra el mesón en el que había estado parada hace unos instantes atrás.
— Ni se te ocurra hacer lo que estas pensando —sugerí intentando apartar a Marceline—. Gumball esta en la otra habitación y en cualquier momento podría entrar.
— La idea es que él no se entere de nada —sonrío mientras me sentaba en el mesón para poder juntarse más a mi—. Por eso mismo debemos ser muy silenciosas —susurró a mi oído para empezar a besar mi cuello.
Sus labios hacían un recorrido perfecto por todo mi cuello, sus manos pasaban cálidamente por mi espalda y su cuerpo no podría estar más junto al mío ni aunque quisiese, no había habitación en el medio de las dos.
— N-no… —dije alejando a Marceline un poco de mi—. Marceline, detente —logré decir con una respiración entre cortada—. Mi hermano esta aquí.
— ¿Y cuál es el problema? —preguntó con una mirada sería.
— No quiero que él nos vea así —dije señalando nuestra posición.
— ¡¿Qué es esto?! —gritó Gumball entrando a la cocina a lo que Marceline y yo nos separamos rápidamente. El estaba dirigiendo su mirada al Tablero de Reglas que aguardaba en sus manos—. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que veía esto, solíamos jugar a la escuela con esto —dijo sonriente a lo que nosotras asentimos—. Tablero de Reglas —leyó para después mandarnos una confundida mirada—. ¿Qué es esto? —preguntó curioso.
Yo estaba parada analizando lo que había acabado de pasar, así que no me inmute a responder, estaba lo suficientemente asustada y nerviosa como para poder decir algo.
— Solo son las reglas de un juego que nos inventamos el otro día —mintió Marceline con total seguridad, incluso yo hubiera creído que es verdad.
No entendía como es que ella podía lidiar tan fácilmente con estas situaciones mientras que yo estaba a punto desplomarme en el suelo con tan solo pensar que Gumball casi nos encuentra en una posición tan sugerente.
— Ya veo —dijo Gumball recostandose contra la pared—. Regla número 1: Nunca jamas besar a Bonnibel —leyó de nuevo esta vez con un tono más serio—. ¿Qué clase de juego era este? —preguntó con una mirada que hasta a mi me asusto.
— No era la gran cosa —respondió Marceline quitándole el tablero de las manos—. Es solo que estábamos jugando con Finn, y ya sabes como se pone cuando esta Bonnibel —dijo con una falsa sonrisa mientras limpiaba todo el tablero con su camisa.
— ¿Volviste a salir con Finn? —preguntó un impresionada Gumball.
— N-no, para nada —logre decir con los nervios de punta.
— ¿Entonces por qué-
— ¿Cómo van las hamburguesas? —interrumpió Marceline cambiando agilmente el tema.
— No las he preparado aun —respondí ahora más tranquila a lo que obtuve una desesperada mirada por parte de Gumball—. Solo espera un poco —dije dirigiéndome a él.
— Pero no hay nada entretenido en la tele —justificó Gumball mientras se estiraba—. Préstame tu computador.
Marceline y yo nos miramos mutuamente y sentí como los nervios empezaban a aumentar de nuevo.
— Y si mejor jugamos algo en la consola —sugirió Marceline alejandose con mi hermano quien se había emocionado con la idea de que tuviéramos una consola en casa.
Ahora que no tenía motivos para distraerme, empece a preparar las tan preciadas hamburguesas. La carne se cocinó más pronto de lo que había pensado, lo demás fue pan comido… no hace falta explicar el chiste. Pan, lechuga, tomate, carne, queso y nuevamente pan. Preparé dos de ellas, no es que sea muy fanática de esta clase de comidas.
Cuando les llevé las dos hamburguesas a Marceline y Gumball, ellos estaban demasiado ensimismados en el juego como para recibir sus hamburguesas así que las puse en la mesilla que estaba frente a ellos. Me senté un rato para ver en que consistía aquel juego, pero después de reconocer que ese era el mismo juego de disparos del día en el que me desmaye, me fui de allí sin más.
Aproveche para ir a la cocina y prepararme algo rápido, un sandwich estaría bien. Al salir de allí con un plato en mis manos, ellos seguían sin siquiera tocar sus hamburguesas. Suspiré para mi misma y me aleje a mi habitación, ese no era mi problema.
— Bien, se que tuvimos un comienzo algo turbio, pero quiero hacer las paces contigo —le dije al portátil que reposaba encima de mi cama—. Vamos a ver que puedes hacer —propuse mientras lo prendía.
A partir de allí el viaje de ocio que había dejado pospuesto desde ayer, comenzó. Me gustaba hacer los deberes los viernes, sin embargo hoy no estaba de ánimos para hacer eso.
Sin mas, me pase al rededor de dos horas viendo un documental de un hombre alcohólico que intentaba recuperar a su familia. Cuando terminó, salí de nuevo a la cocina para dejar el ahora vació plato que me acompañó en toda la película. Ellos seguían con su videojuego. Marceline ya había devorado su hamburguesa, a diferencia de Gumball, quien no le había dado ni un mordisco.
Me fascina pasar el tiempo con mi hermano de esa manera, pensé sarcástica mientras lavaba el plato. No tenía por que quejarme. Desde que éramos pequeños, Gumball prefería pasar tiempo con Marceline que conmigo; a diferencia de Marceline quien prefería pasar tiempo conmigo que con Gumball. Era más común encontrarnos a Marceline y a mi juntas, que a Gumball y a ella. Sin embargo Marceline siempre se veía más alegre cuando pasaba tiempo con mi hermano, tal vez porque yo prefería hacer cosas ''aburridas'' para una niña de 10 años como leer, practicar con el teclado, o aprenderme las capitales de todos los países de America, a diferencia de Gumball quien prefería hacer cosas más ''divertidas'' como salir al parque a jugar, montar en su patineta o molestar colonias de hormigas con una lupa.
Supongo que eso resultaba más divertido para Marceline, y era por eso que siempre se divertía más con mi hermano… justo como ahora. No la culpo, ¿quién querría pasar su noche de viernes viendo un documental sobre un vagabundo alcohólico que intenta superar su adicción? creo que soy la única.
Cuando regresé a la habitación me recosté sobre la cama y me pasé algunos minutos mirando el techo de la habitación, casi olvidaba lo vació que resultaban mis tardes antes de que llegara Marceline. Bueno, no es que no disfrutara esta calma y tranquilidad que me brindaba estar lejos de esa mujer, es solo que no me gusta la idea de que mi hermano y Marceline estuvieran pasando tiempo juntos mientras yo estaba aquí contando cuantas estrellas fluorescentes había pegado con Fionna en el techo de mi habitación cuando teníamos 13 años. Un baño sería mejor que esto.
Me paré de la cama para buscar algunas toallas, después me dirigí al baño para empezar mi Excusa para no enojarme con mi hermano y con Marceline por dejarme fuera de sus planes.
El baño de más de 10 minutos fue placentero. El agua caliente junto con las sales de baño cumplieron con su deber de relajarme. Podía sentir como todo el peso y el estrés que había manejado esta semana, se había desaparecido. Solo una catástrofe podría arruinar esta calma.
— ¿Qué haces aquí? —y esa catástrofe tenía nombre—. Pensé que habíamos dejado claro que la entrada a mi habitación estaba prohibida —le aclaré a una relajada Marceline sentada en mi cama con el computador en sus manos.
— ''Matando mi adicción'' ¿qué es esto? —preguntó Marceline haciendo referencia el titulo del documental que había visto.
— No cambies el tema —dije mientras buscaba entre los cajones algo para poder usar—. ¿Qué haces aquí?
— Gumball se volvió un poco fastidioso después de que le ganara por décima vez, así que vine a buscarte para ver si me podrías ofrecer algo mejor que ''¡¿Cómo demonios me has podido ganar de nuevo?!''
— Pues creo que no te puedo ofrecer nada más que ''Vete de mi habitación ahora mismo'' —respondí mientras señalaba la puerta.
— Estoy muy agusto aquí, gracias —dijo recostandose en mi cama.
— Necesito cambiarme.
— Yo no te lo estoy impidiendo.
— Estas irrumpiendo con las reglas.
— Que yo recuerde todas las reglas en ese tablero han sido justamente borradas por una valiente chica —afirmó recordándome que ella las había borrado para evitar que Gumball hiciese más preguntas al respecto.
— ¿Entonces te piensas quedar allí mirándome mientras yo me cambio?
— En ningún momento dije que te fuera a mirar, Señorita todo el mundo gira al rededor mío.
— ¡La vez pasada dijiste lo mismo y me vi obligada a sacarte de aquí a patadas! —grité exasperada. ¿Señorita todo el mundo gira al rededor mío?, ¡Pero si la egocéntrica aquí es ella!
— Bueno, eso fue diferente. Te propongo esto… —empezó mientras se sentaba de nuevo—. Déjame ayudarte —dijo a secas mientras me veía sonriente.
— … ¿Por qué preferiría eso, a que te fueras de aquí? —pregunte con la ropa ya en la mano.
— No lo se, siempre hay una primera vez.
— Esta no es la ocasión. Ahora fuera.
— Bueno, bueno, ¿qué tal esto? —dijo de nuevo ahora mucho mas entusiasmada—. Déjame cepillarte el cabello.
— … Eso tampoco va a pasar —dije a secas mientras tomaba su mano—. Por favor marchare —pedí mientras la halaba fuera de la habitación. Ella no puso resistencia alguna.
— ¿Y qué se supone que haga ahora? —preguntó desde el otro lado de la puerta a lo que yo empezaba a desprenderme de las toallas.
— No lo se, podrías seguir jugando con mi hermano —sugerí mientras me empezaba a cambiar.
— Resulta aburrido hacerlo después de 3 horas seguidas —incluso una hora ya resulta aburrida, Gumball suele ser muy competitivo.
Desde que éramos pequeños, a mi hermano le enfadaba de sobre manera que sus amigos, Marceline o incluso yo le ganáramos en cualquier clase de competencia, por lo mismo; Marceline y yo nos abstuvimos a estar con él en cualquier juego que suponiera un ''ganador'', solo para evitar cualquier clase de pelea con él.
— ¿Alguna otra idea? —preguntó Marceline.
— Podrías preparar tu cama para esta noche —respondí secándome el cabello con la toalla—. Ya sabes, las almohadas y cobijas para el sofá.
— … Pensé que dormiría contigo.
— ¿Qué te hacía pensar eso? —pregunté mientras abría la puerta para que ella pudiese entrar ahora que yo ya estaba vestida.
— No lo se, prefería dormir contigo antes que con Gumball —explicó mientras entraba a la habitación—. No pensé que fueras tan cruel como para dejarme dormir en un sofá.
— Pues perdóname por ser tan cruel, pero no quiero que mi hermano suponga cosas que no son por el hecho de que durmamos juntas —dije mientras me sentaba en la cama y empezaba a cepillar mi cabello.
Dicho esto Marceline se quedo en silencio por unos momentos, en seguida se cruzó de brazos y se sostuvo el puente de la nariz.
— De todas las cosas estúpidas que has dicho esta semana, esa es la ganadora —dijo sentándose a mi lado—. Cuando éramos pequeñas nos acostábamos juntas todo el tiempo, y nunca nadie dijo ''no las dejen dormir juntas'', creyendo que íbamos a hacer cualquier clase de cosa mala.
— Lo se, pero ahora es diferente —respondí para voltear a verla.
— ¿Y que lo hace diferente? —preguntó a la defensiva.
— P-pues ya sabes —dije sin más dejando de cepillar mi cabello—. Mira, lo importante aquí es que no dormirás conmigo ¿de acuerdo?
— … Ya veo —dijo cautelosa. Esta mujer se trae algo entre manos—. Pero no habría ningún problema con que duerma con Gumball ¿no? —preguntó con una sonrisa burlona. No me esperaba esa jugada por parte de Marceline—. Ese chico no me dejaría dormir en el sillón, si le pido que me deje dormir con él.
— ¡No! —dije alterada tomando la camisa de Marceline quien se estaba poniendo de pie. Mi actitud pareció graciosa para ella por lo cual rió.
¿Por qué querría dormir con Gumball si ya se pasó una tarde entera con él?
— ¿Por qué? —preguntó dandose la vuelta para pararse frente a mi
— Él ehm… ronca mucho —respondí nerviosa a lo que recibí una confundida mirada por parte de Marceline. No fue la mejor respuesta—. Q-quiero decir, eso claramente es peor, ya sabes… un chico y una chica en una cama. Uff ¿qué dirá la gente? Ja-Ja-Ja —reí entre dientes arrepintiéndome profundamente de esa respuesta tan lógica que había dado. ¡Perfecto!, lo estas volviendo a hacer.
— ¿Qué gente? si solo estamos los tres aquí presentes —rebatió.
Bien, bien, no te alteres, tu puedes responder a eso sin parecer una estúpida… Aunque era difícil responder a eso sin que Marceline saliera ganando, quiero decir, ¡Ella tenía razón!: no había más gente aquí que pudriera mal pensar esa situación… bueno, a parte de mi, claramente.
La verdad es que me espantaba la idea de que ellos estuvieran juntos en la misma cama, incluso sabiendo que no pasaría nada entre ellos. Supongo que son celos de que de alguna u otra manera, Marceline pasara más tiempo con Gumball que conmi- quiero decir, celos de que mi hermano pasara más tiempo con ella que conmigo.
— Escucha Marceline —empecé mientras buscaba su mirada—. Hace cinco meses que no veo a mi hermano, y realmente no quiero que una de las impresiones que tenga al verte a ti como ''mujer responsable'' que cuida de una ''chica vulnerable'' sea de que sueles abalanzarte sobre esa pequeña chica para hacer de tu antojo, porque aceptemoslo: nos puede querer mucho a las dos y todo eso, pero esa idea no le va a gustar para nada; ademas ya estuvo a punto de encontrarte con las manos en la masa en dos ocasiones, y solo lleva aquí cuatro horas —logré decir con total seguridad a pesar de que estuviera demasiado nerviosa. Marceline no se atrevía a quitarme la mirada en ningún momento, su expresión era sería, su mandíbula estaba tensionada y ocurrentemente furcia el ceño, realmente no se como interpretar eso—. Por favor, ponte en mis zapatos. Eres la única razón por la que Gumball ha bajado su guardia con esto de ''hermano mayor sobre protector'' y no quiero echarlo a perder —dije esto ultimó tomando sus manos—. Por favor, solo son dos días —finalicé sintiendo como mis manos temblaban nerviosas.
La verdad no lo hice tan mal, tal vez fue esa la razón por la que Marceline accedió a dormir en el sofá sin ninguna protesta, solo con la condición de que debía ser yo la que preparara su cama, yo claramente acepte así que fui a buscar las cobijas extra para hacer su cama provisional.
— Bien, ahora el problema es quitar a ese chico de allí —dije a Marceline quien estaba parada tras de mi viendo como Gumball jugaba apasionadamente.
— ¿Por qué simplemente no le dices que mueva su trasero de allí? —preguntó a lo que yo abrí los ojos como si Marceline hubiera dicho alguna clase de conjuro para invocar al mismísimo Lich—. ¿Qué pasa?
— Nunca sería capas de hablarle así a mi hermano —respondí logrando sacar un pesado suspiro por parte de Marceline.
— Déjame intentarlo —dijo empezando a caminar hacia donde estaba Gumball para tomar el control de la televisión que apagó a continuación.
— ¡¿Qué haces?! —preguntó un exasperado Gumball.
— Ya ha sido suficiente, es hora de dormir —respondió relajada Marceline.
— Pero-
— Sin peros —interrumpió Marceline tomando la aún intacta hamburguesa entre sus manos—. Si fuera tu la calentaría un poco —sugirió ella dandole la hamburguesa a Gumball, quien simplemente se puso de pie y nos miro extrañado.
— ¿Por qué tanto alboroto? —preguntó Gumball dandole un mordisco a la hamburguesa haciendo caso omiso a la sugerencia de Marceline.
— Ya casi serán las nueve de la noche, y mañana debemos despertarnos pronto, ¿no es así? —preguntó Marceline.
— Glob casi lo olvidaba —dijo poniendose una mano en la frente—. La verdad no pensé que fuera tan tarde —confesó dandole otro mordisco a la hamburguesa.
— ¿Por qué nos despertaríamos temprano mañana? —pregunte captando la atención de Gumball quien al parecer no se había dado cuenta de mi presencia.
— Es una sorpresa hermanita —respondió sacudiendo mi cabello—. Lo importante aquí es que debemos dormir lo suficiente para estar preparados para el día de mañana, así que vamos a dormir —dijo terminando la hamburguesa—. ¿Y esas cobijas? —me preguntó tomando un poco de la gaseosa que le había servido antes.
— Es para hacer la cama —dije acomodando las cobijas en el sofá, aprovechando que no había nadie en el.
— ¿Dormiras allí?
— No, es para mi —respondió Marceline ayudándome a extender las cobijas.
— Oh, si quieren yo puedo dormir y Marceline duerme en mi cama.
— No te preocupes, solo vas a pasar dos noches aquí, y no vas a desaprovechar la oportunidad de dormir en tu propia cama.
Después de eso hubo una pequeña discusión entre Gumball y Marceline para ver quien dormiría en el sofá. Casi me sentía mal por esa situación, de hecho debería ser yo quien durmiera allí en lugar de Marceline, pero habíamos llegado al acuerdo de que Marceline se comportaría… o bueno, actuaría como una chica responsable ante los ojos de Gumball por estos dos días, y claramente una chica responsable no me dejaría dormir allí ¿no?… A lo mejor lo estábamos sobre actuando todo, pero preferimos no tocar más ese tema.
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Me encontraba en mi habitación y no lograba conciliar el sueño, esto ya se estaba convirtiendo en una mala costumbre. No me gustaba dar vueltas y vueltas en la cama por culpa de Marceline, en esta ocasión logró aprovecharse muy bien del hecho de que estuviera durmiendo en un sofá… situado frente a un televisor… conectado a una consola de videojuegos; en pocas palabras, se había puesto a jugar con el volumen lo suficientemente alto como para no dejarme dormir. No sabía si Gumball se encontraba en la misma situación que yo, pero independiente de eso me puse de pie para decirle que actuara como la chica responsable que no se pone a jugar perturbando el sueño de otros.
Asomé mi cabeza por la puerta de la habitación para encontrarme a Gumball hablando tranquilamente con Marceline, por lo cual me retrocedí un poco.
— ¿Estas segura? —preguntó Gumball separándose del sillón en el que se había apoyado.
— Si, no te preocupes, igual no planeo dormirme ahora mismo —respondió Marceline volteando a ver a Gumball.
— Bueno, pero si quieres dormir conmigo no hay ningún problema —dijo él finalmente mientras le daba algunas palmadas en la espalda para finalmente caminar de regreso a su habitación, yo cerré mi puerta rápidamente para evitar que me viese.
Me quede algunos segundos quieta frente a la puerta sosteniendo la perilla. ¿Acaso Gumball le había sugerido a Marceline que durmiera con él?… ¡¿Quién se cree?! puede ser mi hermano y todo eso, pero si Marceline no duerme conmigo ¿qué le hace pensar que dormirá con él?
Dudé un poco sobre si salir a hablar con Marceline sobre lo del sonido de la música o quedarme en mi cuarto y dejarlo pasar; finalmente opté por la segunda opción sabiendo que si salía a ''hablar'' con ella probablemente termináramos peleando. Estaba demasiado enojada como para tener una conversación civilizada en estos momentos.
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El olor a comida se hacia presente al igual que el sonido de las risas de mi hermano y de Marceline. Me puse de pie y en seguida mire la hora. Era tarde, o bueno, tarde para la hora que habíamos acordado los tres para despertarnos, eran las 10 de la mañana y mi estomago rugía por algo de comida, así que me dispuse a ir a la cocina, donde venían las risas de Gumball y Marceline.
— Mira quien ha despertado ya —dijo Marceline mientras Gumball le servía un par de Wafles con miel de Maple sobre ellos.
— ¿Qué tal dormiste, hermanita? —preguntó Gumball cuando se percató de mi presencia al sentarme en los taburetes de la cocina.
— Ha dormido más de 10 horas —comentó Marceline empezando a comer—. ¿Cómo esperas que haya dormido?
— Buen punto —respondió mi hermano.
— De hecho he ''dormido'' fatal gracias a que ALGUIEN decidió jugar con el volumen a tope hasta las seis de la mañana —dije dedicándole una destructiva mirada a Marceline—. Solo para que después de eso otro ALGUIEN hubiera empezado a roncar —dije ahora refiriéndome a Gumball quien me estaba dando la espalda—. Realmente esas 12 horas de las que hablas se resumen en tres horas gracias a ustedes dos.
— ¡Glob, estos Wafles están exquisitos! —dijo Marceline ignorando por completo mi comentario, aunque sinceramente se veían apetecibles—. Necesito más de estos —confesó mientras se servia otra ración de Wafles.
— Veo que te gustaron mucho —comentó mi hermano ignorandome al igual Marceline.
— ¿Y cómo no?, superan por completo el típico e insípido desayuno que prepara Bonnibel —confesó Marceline con una sonrisa. ¡Mis desayunos no son insípidos!
— ¡¿Cómo puedes decir eso?! —pregunté exasperada. Si no le gustan ¿por qué demonios no prepara ella su propia comida?… ¡Malditas reglas!
— Es la verdad, deberías probar un poco —sugirió ella mientras terminaba con los suyos.
— De hecho lo agradecería, mi estomago ruge por algo de comida.
— Ups… ya no hay más —dijo Gumball—. Había preparado los tuyos, pero Marceline también se los ha comido —ese es un claro ejemplo de una mujer responsable—. Podrías comer cereal —sugirió mi hermano con una sonrisa en su rostro. Por supuesto que podría comer cereal, de paso podría irme a vivir a otro lado para dejar de incomodar a estos dos.
— Bueno, es mejor que nada —dije entre un suspiro recostandome en el mesón que estaba frente a mi.
Después de eso, tanto Gumball como Marceline tomaron la caja de cereal al mismo tiempo, se miraron mutuamente para después echarse a reír y yo, como siempre, me sentía como el mal tercio entre ellos dos. Resultaba demasiado incomodo, necesitaba una excusa para salir de allí, y como si Glob hubiera escuchado mis plegarías, llamaron a la puerta.
— Yo voy —me ofrecí saliendo de allí rápidamente.
Observe por la mirilla de la puerta y me encontré con una morisqueta por parte de Fionna, Finn y Jake, inmediatamente sonreí y les abrí la puerta.
— Hola —saludé sintiendo como Fionna se abalanzaba sobre mi para abrazarme—. ¿Qué hacen aquí?
— Tu y yo tenemos una conversación pendiente —respondió Fionna cuando rompimos el abrazo, yo le dirigí una mirada a los chicos quienes me sonrieron—. Y ellos insistieron demasiado en venir, porque querían jugar con Marceline, me fue imposible decirles que no.
— Yo busco mi venganza contra Marceline —dijo Finn cerrando la puerta—. ¿Donde esta ella, por cierto?
— En la cocina, mi hermano también esta allí —respondí recibiendo diferentes reacciones por parte de los tres.
Jake sonrió, Finn se asustó y Fionna le dio poca importancia. Finn le tiene mucho respeto a mi hermano, más que nada por las conversaciones de tipo ''no la vayas a lastimar'' que Gumball le daba cuando Finn y yo éramos novios… a los 13 años, como si el pobre chico hubiera tenido alguna mala intención en ese entonces ¡Incluso ahora!, pero bueno, ese respeto (por no decir miedo) es el resultado de otra gran acción de Gumball como hermano sobre protector.
Gumball saludó a todos mis amigos, les explicó la razón por la que estaba allí y los invitó a los planes que teníamos para hoy, ya que ''entre más gente mejor'', por lo mismo me vi obligada a bañarme y a ''desayunar'' (si es que a eso se le puede llamar desayuno) rápidamente para estar lista, pues por mi culpa nos habíamos atrasado una hora en la lista de lugares por visitar que había creado Gumball la cual consistía en lo siguiente: 1) Ir al centro para ver una película de terror sugerida por Gumball, 2) Buscar una tienda de Arcade en donde pudiéramos jugar un rato o al menos hasta que Gumball superara su puntaje en algunas de las maquinas, 3) Comer algo en ''Capitán Pizza'', lugar preferido de Gumball solo por su temática de Súper Héroes, 4) Ir al parque de diversiones para subirnos en ''El Huracán'', una de las nuevas atracciones que Gumball quería probar y finalmente regresar a casa.
Ese era el recorrido para celebrar mi cumpleaños, porque claramente me gusta ver películas de terror, ir a una sala recreativa, consumir comida chatarra y montarme en atracciones que posiblemente me hagan vomitar. Gumball se esta tomando este fin de semana como unas cortas vacaciones para hacer lo que a él le gusta, con la excusa de mi cumpleaños; pero no hay problema, independiente de todo eso, me alegra que él este aquí, lo veo muy pocas veces al año como para quejarme de lo que haga o deje de hacer.
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En el metro, Fionna y yo logramos conseguir un asiento a diferencia de los otros 4 que iban de pie, a pesar de que el vagón no estaba tan lleno. En la mayoría del recorrido, Gumball nos hablaba sobre algunas cosas que le habían pasado esos últimos cinco meses, pero poco antes de llegar a nuestro destino, nos separamos, Gumball y Marceline, y Finn, Fionna y Jake, cada grupo hablaba de lo suyo mientras que yo agradecí el hecho de que hubiera llevado un libro para no parecer la tachada del grupo, a pesar de que todos me hubieran sugerido de que lo dejara ya que: ¿Para que necesitaría un libro en el cine, en un restaurante o en un parque de diversiones? ¡No me arrepiento!
Después de un rato, sentí como mis ojos empezaban a arder por no utilizar mis gafas ¡¿Cómo pude olvidar mis gafas?!, cerré el libro y poco a poco deje que mis pensamientos volaran.
…
— Vamos a jugar a las escondidas —sentenció un pequeño Gumball parado sobre una silla.
— Pero aquí no hay donde esconderse —dije sentada en el suelo.
— ¿Quieres jugar o no? —preguntó un chico parado junto a Gumball.
— Pues-
— ¡Por supuesto que va a jugar! —me interrumpió un enojado Gumball mientras miraba fijamente al chico—. Mi hermana no se va a quedar por fuera.
— No te preocupes Bonnie —dijo Marceline mientras me tomaba de la mano—. Yo buscare lugares para escondernos.
— B-bueno —respondí sonriente mientras nos poníamos de pie.
— ¡Perfecto! yo soy el buscador, voy a contar de uno a cien —dicho eso, el pequeño chico de rosados cabellos nos dio la espalda a todos y apoyo su cabeza contra la pared y empezó a contar rápidamente haciendo que todos saliéramos a correr en diferentes direcciones.
— Vamos por aquí —dijo Marceline abriendo la puerta de uno de los armarios de la enorme casa de su tío Simón—. No nos va a encontrar aquí.
— P-pero esta oscuro —dije con miedo después de que ella cerrara la puerta.
— No te preocupes, no voy a dejar que te pase nada —respondió Marceline mientras me abrazaba, yo me aferré aún más a ella.
…
Cuando llegamos a nuestro destino, Fionna me tomó del brazo y nos alejamos un poco de los demás quienes estaban hablando de lo raro que era el hecho de que me despertase tan ''tarde'' un fin de semana.
— Ahora si, me vas a contar TODO —dijo Fionna profundizando en la ultima palabra.
— ¿De que hablas?
— Sabes perfectamente de que hablo —respondió mirándome profundamente.
— Mira, no fue mi culpa despertarme tan tarde, es que Marceline y Gumball no me dejaron dormir, eso es todo —dije un poco enojada. Por lo menos a alquilen le interesaba mi versión de la historia.
— ¿Qué?, yo no estoy hablando de eso —dijo mirándome seria a lo que yo le dirigí una confundida mirada—. ¿Qué pasa con Marceline? —soltó a secas haciéndome abrir los ojos impresionada.
— ¿Qué tendría que pasar? —pregunté de regreso disimulando mis nervios.
— No trates de-
— ¡Hemos llegado! —anunció Gumball con los brazos abiertos, volteándose para vernos a todos—. Deposito de hombres es una de las películas más esperadas por ser del mismo director de Rastro de calor y hoy, mis queridos amigos, es hora de echarle un vistazo.
— ¿De verdad es el mismo director de Rastro de calor? —preguntó Finn a lo que Gumball asintió—. ¡Eso es asombroso! —dijo muy feliz. ¿Cómo olvidar que Rastro de calor es la película favorita de Finn y Jake?
Dentro del cine, Jake, Finn y yo hicimos las filas para comprar los boletos mientras los demás compraban la comida, preferiría estar lejos de Fionna para evitar hablar sobre Marceline. Cuando todo estaba listo nos dirigimos a al salón donde se exhibiría la película, esperamos un poco y solo para evitar a Fionna, me vi obligada a escuchar a Finn y a Jake describirme de que trataba la película de Rastro de calor, a pesar de que ya la hubiera escuchado un montón de ocasiones atrás. Después de un par de minutos logramos entrar al salón, la pantalla estaba proyectando algunas sugerencias para disfrutar la película. Una vez encontramos nuestros puestos, Marceline se ubicó primero, al lado suyo Gumball, yo, Finn, Jake y finalmente Fionna, no me sentaría junto a ella por obvias razones.
Cuando la película empezó no se vio para nada prometedora, sin embargo Finn, Jake y Gumball se veían tan ensimismados en ella que daban la impresión de estar viendo la mejor película del mundo. La película no daba miedo solamente lograba asustarte cada vez que un screamer aparecía de la nada. La película era tan mala que incluso pensé en sacar mi libro y empezar a leer, pero eso es demasiado incluso para mi, así que salí de allí con la excusa de ir al baño, solo para que Fionna utilizara la misma excusa y saliera conmigo.
— ¿De verdad vas a ir al baño? —preguntó Fionna tras de mi.
— Por supuesto que no, solo necesitaba una excusa para salir de allí, es que esa película es…
— Demasiado mala, lo se, y mira que a mi me gustan las películas de terror, pero esa simplemente no la pude soportar —dijo Fionna deteniéndose frente a un muro en el que posteriormente nos recostamos—. ¿Qué hacemos ahora? —preguntó ella sentándose en el suelo.
— Este es el momento en el que te tragas tus palabras por burlarte sobre el hecho de que haya traído un libro conmigo —presumí mientras sacaba mi libro.
— Uff si, mira como me muero de ganas de saber de que trata… Las teorías químicas del siglo XII —dijo ella después de leer la carátula del libro—. ¿Es enserio?
— Sip —dije con un tono divertido para después empezar a leer.
— ¿Y si mejor cierras esto y me explicas porque me estas evadiendo? —sugirió mientras tomaba el libro y lo dejaba hacia su costado. Resulta gracioso que después de todo lo que hice para evitar ese tema, Fionna siga interesada sobre ello.
— No tengo nada que decir al respecto —respondí mientras me cruzaba de brazos.
— Ajam… claramente no tiene nada que ver con el hecho de que quiera hablar sobre Marceline ¿no?
— P-para nada, tampoco tengo nada que decir sobre esa mujer —¿de que íbamos a hablar precisamente?
— ¿Por qué nos estábamos escondiendo de ella ayer? —preguntó seria.
— No nos estábamos escondiendo de ella, solamente queríamos hacerle una broma a Lumpy.
— … ¡Yo fui la que inventó esa mentira para salvarte el trasero! —dijo exasperada agitando los brazos. ¡Demonios!, había olvidado esa parte—. Nos estábamos escondiendo de Marceline, eso esta claro, lo que no entiendo es el por qué —dijo ella sin obtener respuesta. Esta era de las pocas ocasiones en las que Fionna me tenía contra la espada y la pared—. ¿Y bien?, ¿era por qué estaba con Phoebe, o simplemente no querías verla? —preguntó acertando en las dos opciones. No se como lo hace.
— Realmente no quiero hablar de eso ahora —dije sería mirando hacia otro lado.
— ¿Entonces cuando? —preguntó ella logrando irritarme. No tengo porque darle explicaciones.
— No lo se, tal vez nunca —dije poniéndome de pie—. No hay nada de que hablar.
— Deja de actuar así —dijo parándose junto a mi mientras me pasaba mi libro—. Simplemente quiero hablar contigo-
— ¡Es que no hay nada de que hablar! —interrumpí tomando mi libro y empezando a caminar solo para chocarme con Marceline al voltear en una esquina, ella se limitó a darnos una confundida mirada a cada una.
— Salí de allí suponiendo que ustedes estaban haciendo algo más divertido, pero supongo que me equivoque —dijo con una sonrisa en el rostro, yo estaba demasiado enojada así que me hice a un lado y continúe mi camino, o al menos lo intente, ya que Marceline me tomó del brazo para impedir aquello—. ¿A donde vas?, te sugiero que no entres allí de nuevo, la película cada vez es peor y peor.
— Déjala, no es como si te fuera a hacer caso igualmente —dijo Fionna con enojo en su voz. ¡Si la brava aquí debería ser yo!
— ¿Están peleando? —preguntó ella soltando mi brazo.
— Por supuesto que no —dije cruzándome de brazos.
— ¿Entonces por que están actuando así? —preguntó a ambas mientras intentaba buscar mi mirada—. ¿Fionna? —dijo ahora buscando la mirada de ella.
— Yo simplemente le pregunté que por qué ayer nos-
— ¡Ni se te ocurra decir eso! —interrumpí exasperada mientras cubría la boca de Fionna y la halaba para apartarnos un poco de Marceline—. Tu ganas, vamos a hablar de lo que se te plazca, pero por favor no hagamos un escandalo de esto ¿de acuerdo? —dije entre susurros para que simplemente me escuchara ella quien intentó decir algo pero en vista de que aun tenía mi mano en su boca, me miró con el ceño fruncido—. Lo siento.
— Tu fuiste la que empezó a gritar y me trajo hasta aquí sin hacerlo ver para nada sospechoso —dijo una vez quitara mi mano de su boca—. La que arma los escandalos eres tu —declaró sería.
— Puede que tengas razón, pero por favor, dejemos que esto vaya para mas ¿vale? —dije extendiendo mi mano en señal de paz, a pesar de que aun me encontrara enojada.
— Vale —respondió ella sellando el trato con su mano, ella se veía igual de seria que yo.
Después de eso regresamos a donde Marceline simulando que nada había pasado, ella pareció no darle mucha importancia y nos sugirió que camináramos un poco para entretenernos mientras la película terminaba, Fionna y yo aceptamos, y la siguiente hora nos la pasamos descubriendo tiendas en el centro comercial. En un momento determinado, Fionna encontró una tienda en donde vendían artículos de su serie preferida, El Enchiridion, así que nos detuvimos un momento para que ella comprase algunas cosas; nos demoramos allí el rededor de 15 minutos ya que se entretuvo hablando con una chica que también gustaba de esa serie, mientras que yo le reclamaba a Marceline por no haberme dejado dormir la noche anterior.
Cuando regresamos a la sala donde se exhibía la película, Finn, Jake y Gumball estaban hablando de lo increíble que había sido la película, al parecer no se habían percatado del hecho de que las tres habíamos escapado de ese claro ejemplo de falso terror moderno, pero finalmente podíamos tachar la primer parada de la lista, siguiente parada: tienda de videojuegos.
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— ¡¿Cómo es que pudieron hacer esto?! —preguntó un exasperado Gumball al pobre trabajador de la nueva biblioteca—. ¿Qué clase de mente maligna prefiere quitar una tienda de videojuegos para poner una biblioteca? —tal vez la clase de mente maligna que quiere fomentar la lectura—. Hace un par de meses vine y la tienda todavía estaba.
— En cinco meses puede pasar cualquier cosa —dije seria para recibir una enojada mirada por parte de mi hermano.
— Y-ya te digo que el mes pasado pusieron este nuevo establecimiento —dijo el chico un poco asustado—. Podría sugerirles algo…
El chico empezó a hablar pero me fue imposible escucharlo una vez estaba demasiado lejos de ellos. Empecé a aventurarme entre las filas de libros que estaban al rededor mío, algunos libros me llamaron la atención más que otros, pero justo cuando estaba a punto de tomar uno, Jake me llamó para seguir nuestro camino.
— ¿Y a dónde vamos? —pregunté mientras caminaba junto a Jake hacia la salida.
— El chico nos dijo que los viejos dueños de la sala de recreativas habían puesto una nueva tienda de Laser Tagy queremos ir a probarla —respondió Jake.
— ¿Laser Tag? —pregunté confundida, nunca había escuchado sobre eso.
— Si, ya sabes, pistolas laser —contestó Jake—. Somos dos equipos con un color diferente y el objetivo es que ningún integrante del equipo contrario quede en pie —explicó más profundamente en vista de que no captaba muy bien lo que quería decir—. Son pistolas laser, pero realmente estamos hablando de sensores sensibles a la luz de las pistolas. Es divertido, Finn y yo ya hemos jugado.
Una vez llegamos al establecimiento, un aburrido chico nos pasó una hoja en donde debíamos inscribirnos y organizarnos por equipo para que nos asignaran nuestros uniformes.
— Bien, en el equipo azul estamos Gumball, Jake y claramente yo —dijo Finn mientras ''pasaba lista''—. Y pues ustedes forman el equipo rosa —afirmó a secas—. Hombres contra mujeres —finalizó regresándole la hoja al chico.
— ¡Ni se te ocurra! —dijo Fionna exasperada mientras le rapaba la hoja al chico y escribía nuevamente en ella—. Esta idea de separarnos por genero es muy clasista, y ponernos el color rosado a nosotras solo porque somos mujeres me resulta sexista, así que para hacer esto un poco más ''justo'', en ambos equipos habrá diversidad —dijo finalmente mientras halaba a Marceline para que se juntara con Jake y Finn, e hizo lo mismo con Gumball para juntarlo con nosotras—. Ustedes serán color morado y tendrán a Marceline como líder mientras que nosotros seremos color verde y tendremos a Gumball como líder, ¿de acuerdo? —preguntó mientras le regresaba la hoja al chico.
— Me parece bien —continuó mi hermano—. Podríamos hacer una apuesta —sugirió parándose frente a Marceline—. El líder del equipo que pierda, pagara la comida de todos —dijo sonriente mientras le extendía la mano a Marceline quien me miró discretamente; ambas sabíamos que si Gumball perdía tendríamos que aguantar su berrinche durante unas horas, yo negué con la cabeza pero ella simplemente me sonrió y le estrecho la mano a Gumball.
El traje era un simple overol azul oscuro, un casco, unas gafas, unos guantes, un par de rodilleras y coderas ademas de un chaleco hecho del mismo material de las rodilleras, lo que lo hacía diferente era el hecho de que tenía una barra con cinco bombillos verdes que calculaban la vida que te quedaba. El overol era demasiado grande para mi y se me hacia difícil caminar con el; cada vez que me movía podía sentir como se descolgaban algunas partes del vestuario, pero prácticamente podría jugar con el.
Al principio el equipo de Marceline tuvo la oportunidad de entrar a la sala para ubicarse en lugares estratégicos, privilegio que ganaron al adivinar el resultado del típico juego de la moneda; unos minutos después salimos a la oscura sala en donde se libraría la batalla. Habían algunas luces fluorescentes en las paredes que dejaban ver la habitación, a mi derecha había una rampa que dirigía a una segunda planta y en el primer piso habían algunos pasillos Random al rededor de la sala. Cuando nos dividimos, pude escuchar como Fionna había encontrado a su primer objetivo escondido entre uno de los pasillos del piso de abajo. Gumball se había perdido de mi vista, pero sabía que no había subido a la segunda planta, así que fui allí tan rápido como pude, o bueno, tan rápido como esta empinada rampa me lo permitiera, ¿quién construiría algo así?
Cuando llegue a la planta de arriba, pude notar como la luz era más tenue, así que tomé mi arma con cuidado y puse mi dedo en el gatillo en caso de que tuviera que actuar rápidamente; sin embargo mi plan fue un fracaso total al sentir como me tomaban por la espalda para acorralarme contra la pared, la siguiente cosa que pude sentir fue como me retiraban las gafas dejándome ver unos oscuros ojos mirándome fijamente.
— ¿Qué estas haciendo? —pregunté al sentir como me retiraban el casco y las gafas solo para encontrarme con unos oscuros ojos mirándome profundamente, era Marceline. Ella tampoco traía ni su casco ni sus gafas, sus guantes tampoco estaban, razón por la que pude ver perfectamente como tenía su dedo indice en sus labios, con la intención de que guardara silencio, yo asentí en señal de que había entendido su mensaje.
Al retirar su dedo, pude ver como una sonrisa se hacia presente en su rostro, a continuación su mano se aguardó en mi espalda juntándome más a ella, logrando ponerme nerviosa.
— ¿Q-qué demonios haces? —pregunté intentando disimular el sonrojo en mis mejillas pero me fue imposible engañar a esta mujer, ella sonrió satisfecha y se acercó más a mi, podía sentir su respiración hacer contacto con mi cuello. No podía estar más nerviosa.
— Necesito hacerlo —susurró sensualmente a mi oído logrando que bajara la defensa… ¿Qué quería hacer exactamente?!. Me fue muy difícil procesar sus palabras, en especial cuando empezó a rozar sus labios contra mi oreja. Su contacto me hacia estremecer, mi temperatura estaba aumentando, y en algún momento me pareció buena idea soltar mi arma en el suelo. Gran error—. … necesito eso puntos extra —dijo mientras se separaba rápidamente para tomar mi arma del suelo, con la cual disparó hacia uno de los costados de mi chaleco, el dispararme con mi propia arma me bajaba varios puntos.
¡Esta mujer es la maldad hecha persona!, ¿cómo es que me he dejado llevar?… ¡Claro que si Bonnibel! soltar tu arma para que este al alcance de tu enemigo es la mejor estrategia.
— ¡¿Cómo te atreves?! —grite agitada mientras me resguardaba de los gratuitos disparos que Marceline hacia con su arma para poder ver mi barra de vida. ¡Demonios!, tres de los cinco bombillos verdes se habían vuelto rojos, en pocas palabra con un disparo más lograría acabar conmigo.
En algún momento los disparos de Marceline cesaron, motivo por el cual pude escuchar la acalorada conversación que Gumball tenía con Finn en la planta baja; según pude entender Fionna y Jake ya habían salido del juego, por lo cual solo quedábamos mi hermano y yo en el equipo verde. Casi olvidaba esa parte, a Gumball no le va a causar ninguna gracia el hecho de que perdamos, no por el hecho de que tenga que pagar la comida, es más bien cuestión de orgullo. Tenía que actuar rápido, no quería pasarme una semana completa pidiéndole perdón a Gumball por haber perdido. Debo darle una cucharada de su propia medicina.
Cautelosamente logre rodear el perímetro que Marceline estaba custodiando, llegando hasta donde ella había dejado mi arma, pero ese no es mi objetivo. Al darse cuenta de mi presencia, ella volvió a disparar, tal vez algunos disparos me dieron, a lo mejor solo tenía una bombilla verde prendida, incluso es posible que ya haya salido del juego, pero eso había pasado a segundo plano ahora. En algún momento logre llegar a donde estaba Marceline, la empuje hacia la pared gracias al impulso que ya llevaba, ella se detuvo por un momento y se quedo mirándome intentando adivinar cual iba a ser mi siguiente paso, pero dudo que esto se la hubiera pasado por la cabeza, ni siquiera yo pensaría en algo como esto.
De un momento a otro su rostro estaba entre mis manos y mis labios se movían al ritmo de los de ella. La estaba besando y ella me correspondía el beso.
Ella me tomó de las caderas para juntarme más a ella. Podía sentirla perfectamente contra mi, pero la quería más cerca, la necesitaba más cerca a pesar de que eso fuera imposible. Rodeé su cuello con mis manos para atraerla más hacia mi, me puse de puntas para estar a su altura, pero eso no era suficiente, estaba desesperada. Marceline se alejo poco solo para deslizar su lengua entre mis labios para que finalmente se encontrara con la mía.
Ella también estaba desesperada, pero independiente de eso, sabía que las dos lo estábamos disfrutando; a pesar de que nuestra respiración se viera forzada, a pesar de que cualquiera podría llegar ahora mismo y encontrarnos así, a pesar de que la persona que esta frente a mi sea Marceline; todo se sentía tan bien, todo era tan pleno que no quería alejarme de ella, pero debía hacerlo. Esto no es más que una distracción y no debería interpretarlo de otra manera… pero Glob, se siente tan bien. ¡No Bonnibel, concentrate!, esto es solo una distracción, no una oportunidad para pervertirte.
Me aleje cuidadosamente de ella, nuestras frentes permanecían juntas, su respiración era agitada y chocaba contra mi rostro. Antes de arrebatarle su arma, me acerque a sus labios para darle un corto beso, ella apenas reaccionó sobre lo que había pasado una vez la estaba apuntando directamente en el pecho con su propia arma.
— Lo siento, pero yo también necesito esos puntos extra —dije antes de disparar el arma y quitarle toda la vida a Marceline, quien se inmuto a mirarme sorprendida—. ¿Qué tal se sintió? —pregunté entre un susurro—. Desesperante ¿no?
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— ¡Tercera parada amigos míos! —dijo mi hermano al entrar a ''Capitán Pizza''—. Es aquí donde el delicioso sabor de la comida chatarra se junta con el increíble mundo de los Súper Héroes.
Mis amigos se veían entusiasmados con todo lo que decía Gumball sobre este lugar, sin embargo Marceline era el antónimo perfecto de entusiasmo; se veía enojada y no hacia nada más que sonreír falsamente cada vez se le preguntaba algo.
— Oh vamos Marceline —empezó Gumball mientras pasaba su brazo al rededor de ella para poder abrazarla—. Si la cuenta es demasiado extensa te ayudaré a pagarla —propuso él recibiendo una vacía mirada por parte de Marceline—. No tienes que ponerte así, no es tu culpa que mi hermanita te halla pateado el trasero —dijo mientras tocaba mi nariz como si fuese un botón.
— No tienes idea —respondió ella apartando el brazo de Gumball para sentarse en la mesa—. Igual no hay problema con el dinero, pidan lo que quieran.
— ¡Perfecto!, me alegra que digas eso —dijo Gumball tomando el menú—. Porque la mayoría de las cosas aquí lucen apetitosas.
Y era verdad, el menú mostraba una imagen de cada producto, y todos se veían realmente bien, curiosamente los nombres de cada comida hacían referencia a héroes o a villanos, lo cual era fascinante para mi hermano. Al final todos pedimos una pizza familiar de cuatro sabores y unas malteadas. Una vez terminamos, decidimos esperar un poco y nos quedamos charlando en el restaurante; cuando el carro de postres paso al lado de nosotros, Gumball, Fionna, Jake, Marceline y Finn no pudieron evitar coger algunas tartas, yo desistí por el simple hecho de que ya estaba llena, y si después de esto iríamos a un parque de diversiones, no sonaba agradable subir a ''El Huracán'' con la posibilidad de que vomitar todo lo que comí ¿no?.
Finalmente Marceline pagó toda la cuenta y nos dirigimos al parque de diversiones. Estaba demasiado lleno, familias enteras decidieron que hoy sería un buen día para ir al parque, había fila hasta para ir al baño, ¡Habían filas para hacer filas!
— ¿De verdad vamos a entrar? —preguntó Fionna un tanto agotada mientras hacíamos una fila para comprar las entradas.
— ¡Por supuesto! —respondió Gumball entusiasmado, aparentemente no había reaccionado sobre la gravedad de la situación—. Por eso hemos venido hasta aquí ¿no?
— Pero esta demasiado lleno —dijo Jake—. Quién sabe a que horas entraremos, o peor, a que horas saldremos.
— ¿Acaso tienen algo que hacer? —preguntó mi hermano con una sonrisa.
— La verdad es que si —respondí. Yo no había hecho mis deberes ni ayer ni hoy, y entiendo que los podría hacer mañana domingo… pero la simplemente idea de hacer tareas ese día me resulta abrumador.
— ¿Tu que dices Marceline? —preguntó Gumball nuevamente ignorando completamente lo que había acabado de decir—. ¿Te quieres ir a casa o esperar aquí?
— No tengo problema con estar aquí—respondió malhumorada poniendose su gorro—. Siempre y cuando ese maldito sol deje de molestar.
— ¡Entonces nos quedaremos! —dijo sonriente intentando abrazarnos a todos con un solo movimiento—. Ya verán, será divertido.
Claro que fue divertido esperar en una fila por más de 25 minutos solo para poder comprar la entrada y esperar por otros 20 minutos en la fila de ''El Huracán'' ¡Pero ahora solo faltaba un turno para poder entrar y nada lo iba a impedir!
— Lo siento, pero los menores de edad no pueden entrar —nos dijo el hombre que custodiaba la atracción mientras nos apartaba a Finn, a Fionna y a mi. Tiene que ser una broma.
— ¡Pero hemos estado en esta fila por más de 20 minutos! —empezó a decir una exasperada Fionna—. No nos puedes dejar fuera de esta atracción solo porque tenemos 17 —de hecho si podía hacerlo—. Esta chica va a cumplir 18 la próxima semana —dijo mientras me ponía frente a ella—. ¿Le va a impedir el paso?
— Entonces que venga la próxima semana, pero por ahora no pueden entrar —respondió el hombre.
— No tiene gracia que solo lo disfrutemos los tres —dijo Jake intentando regresar junto a nosotros.
— No hace falta Jake, si soportamos esta fila lo mínimo es que por lo menos ustedes lo disfruten, nosotros podremos ir a otras atracciones mientras ustedes terminan aquí —dije tomando a Fionna para poder alejarnos.
— ¿Están seguros? —preguntó Marceline mientras tomaba a Jake para ir hacia sus lugares.
— Si, no hay problema —respondió Fionna—. ¡No es como si esta fuera la mejor atracción del mundo! —gritó esta vez dirigiendose al hombre que no nos dejaba entrar.
Finalmente nos fuimos de allí y nos montamos en otras atracciones con filas más cortas que las de ''El Huracán''. Había pasado un largo tiempo desde la ultima vez que estuve en un parque de diversiones con Fionna y Finn que ya había olvidado lo divertido que eran esta clase de salidas. Nos reímos mucho y aparentemente tanto Fionna como yo olvidamos que estábamos enojadas la una con la otra. Cuando ya habíamos subido a todas las atracciones que nos gustaban, Finn llamó a Jake para que nos pudiéramos encontrar, al final decidimos esperarlos en la entrada del parque.
…
— Voy a salir a ver que paso —dijo Marceline en vista de que nadie nos encontrara después de varios minutos.
— No te vayas, no quiero quedarme sola —dije mientras la tomaba de la mano.
— No te preocupes, vas a estar bien, intentaré no demorarme ¿vale? —me preguntó a lo que yo asentí—. No vayas a salir —dijo antes de besar mi frente, sonreírme y salir de allí.
Me había quedado sola en aquel oscuro lugar, los minutos pasaban y ni Marceline ni Gumball me habían ido a buscar así que después de pensarlo un poco, decidí salir de aquel lugar.
— ¡Un, dos, tres por la princesa chicle! —gritó el chico que estaba parado junto a Gumball unos minutos atrás.
— Pero Gumball era el buscador —dije enojada mientras me acercaba a ese chico.
— Eso fue hace dos rondas atrás —respondió el chico entre risas.
— ¿D-donde esta Marceline? —pregunté con lagrimas en los ojos.
— ¡No lo se, esa es la gracia! —dijo enojado—. Creo que no entendiste como va el juego, por eso es que es tan aburrido jugar contigo.
— Eso no es cierto —dije antes de salir corriendo de allí para sentarme en la mesa donde había dejado mi libro. Había interrumpido mi lectura por ese estúpido juego.
…
Había dejado que mis pensamientos viajaran nuevamente, ya que los demás no llegaban, pero cuando finalmente aparecieron, Marceline ya no se veía enojada, de hecho se estaba riendo con Gumball, como siempre. Jake se veía mareado pero se logro controlar, sin embargo todos estábamos agotados y decidimos que lo mejor era ir a casa.
— Sigo enojada contigo, lo sabes ¿no?
— Si, lo se, ya somos dos.
— ¿Te parece si lo hablamos mañana? —preguntó Fionna a lo que yo asentí—. Bien, entonces cuídate —dijo ella mientras me abrazaba para despedirse.
Jake, Finn y Fionna se regresaron en metro, pero Gumball sugirió que tomáramos un taxi para poder llegar más pronto, lo irónico es que esperamos 10 minutos hasta que un taxi accediera a llevarnos a casa. Cuando logramos detener uno, Gumball abrió la puerta de atrás para que Marceline pudiera pasar pero cuando yo estaba a punto de entrar, él me detuvo.
— No tienes ningún problema en ir adelante ¿verdad, hermanita?
— Ehm… si, no importa —respondí a lo que el sonrió y toco mi nariz como si fuese un botón. Estaba empezando a odiar eso.
No entiendo porque no podría sentarme con ellos, hubiéramos cabido perfectamente; pero en fin, por lo menos en la parte de adelante tenía más espacio. Me puse mi cinturón y me quede observando la ventana, donde me perdí entre las luces de la ciudad. Mis ojos empezaban a pesar y podía sentir como me iba quedando dormida poco a poco.
…
Empecé a escuchar unos susurros debajo de la mesa en la que estaba leyendo así que levante el mantel para encontrarme a Gumball y a Marceline escondiéndose del chico, al percatarse de mi presencia, Gumball me tomo para que me escondiera con ellos.
— ¿Qué haces al descubierto? —preguntó Gumball—. Vas a hacer que te encuentren.
Ellos se quedaron en silencio para que pudiera reponer, pero las palabras nunca salieron, estaba demasiado enojada como para siquiera pensar, sin embargo no debía dejar que mis sentimientos se hicieran presentes.
— No quiero jugar a esto —respondí.
— ¿Eh?, ¿por qué?
— N-no lo se, nunca quise jugar para empezar —dije mientras salía de allí abajo.
— ¿Y por qué no me dijiste? —preguntó Gumball con un enojado tono siguiendo mis pasos.
— ¡Un, dos, tres por Marceline y Gumball! —gritó el chico al otro lado de la habitación.
— ¡Ahora no! —dijo Gumball muy enojado—. Yo solo quería que jugaras con nosotros, no me gusta verte tan sola —confesó, pero no le preste atención.
Me puse las manos al rededor de las orejas y empece a tararear fuerte una canción para después alejarme de allí.
…
— Hermanita, ya llegamos —dijo Gumball mientras me intentaba despertar—. ¿No fue suficiente con las 12 horas que dormiste por la mañana? —preguntó entré risas. Realmente me había ignorado esta mañana… Bueno, todo el día de hecho.
Al entrar nuevamente a casa me sentí relajada al saber que por fin podría descansar, incluso podría dormirme en el suelo del pasillo, pero eso no iba a pasar. Marceline y yo entramos al baño para lavarnos los dientes, cuando salimos, Gumball estaba encendiendo el televisor.
— ¿Jugamos un rato? —preguntó Gumball a Marceline mientras tomaba el control entre sus manos.
— La verdad es que quiero dormir, tal vez mañana —respondió Marceline entre un bostezo.
— ¿Y vas a dormir conmigo? —preguntó sonriente mientras se acercaba a Marceline.
¡O no, eso si que no! todo el día hemos hecho lo que él ha querido, pero ¿dormir con Marceline?, ¡Eso no va a pasar!
— No, ella dormirá conmigo —dije atravesándome en su camino.
— No tienes porque, hermanita —dijo mientras sonreía y revoleteaba mi cabello—. No querrás dormir incomoda. Marceline puede dormir conmigo, igual es la cama que ha utilizado las ultimas semanas ¿no?
— No Gumball, Marceline va a dormir conmigo —respondí sin echarme para atrás. Debía permanecer firme a pesar de que me estaba muriendo de los nervios por el hecho de hablarle así a mi hermano.
— Te propongo algo —empezó Gumball mientras se alejaba hacia el televisor—. Un juego, el ganador dormirá con Marceline.
¡¿Pero de que esta hablando este hombre?!, no es como si Marceline fuera alguna clase de premio, ademas ¡En mi vida he jugado eso! claramente el tendría una ventaja sobre mi. Volteé a ver a Marceline y ella me sonrió, después se acerco hacia mi y me susurró ''Si quieres, hazlo'', le sonreí de regreso y tome el mando que me estaba pasando Gumball, quien me miró impactado por el hecho de haber aceptado esto, enseguida sonrió y se sentó junto a mi para prender la consola.
— ¿Solo un juego? —pregunté.
— Así es, solo uno juego, sin excusas, no importa cuanto me pidas otra oportunidad —dijo sonriente antes de intentar tocar mi nariz para hacer lo mismo que ha hecho todo el día.
— ¡Deja de hacer eso! —ordené mientras apartaba su mano.
— Ya, tranquila hermanita —dijo antes de explicarme en que consistía el juego.
Era un juego de carreras, demasiado diferente a los que suelen jugar ellos normalmente. No conocía los controles, no sabía cual era el camino correcto, no conocía los atajos, ¡No sabía nada!
La primera vuelta me cogió completamente desprevenida, me choque con varios carros y llegue en las ultimas posiciones; a diferencia de Gumball quien había sido uno de los primeros. En la segunda vuelta me pude defender un poco mejor, recibí la ayuda de Marceline en algunos atajos hasta que mi hermano se dio cuenta y le grito a Marceline que guardara silencio, pero eso no impidió que ocupara un puesto mejor que el anterior. La tercera y ultima vuelta fue pan comido, tanto así que estaba pisándole los talones a Gumball quien no dejaba adelantarme.
— No te emociones tanto Bonnibel —dijo serio antes de intentar cubrir mi visión poniendose frente a mi.
— Eso es trampa —alegó Marceline mientras halaba a Gumball para que se sentara nuevamente en su puesto.
— Es solo una broma —dijo entre risas. Es una broma que casi me hace perder, pero el karma se hizo presente y su control dejo de funcionar alegando que se habían quedado sin batería—. No, no, no, no, esto no es justo —dijo quitándole la tapa al control para cambiar las baterías de posición, pero ya era demasiado tarde, su carro se había quedado quieto demasiado tiempo dejando que yo y los demás carros lo pasáramos; cuando el control volvió a servir, intentó terminar la carrera pero se demoro demasiado en hacerlo, tanto así que al sumar todos los tiempos logró quedar en los últimos lugares, mientras que yo estaba en 4 posición, no es la mejor, pero igualmente significa que le gané a Gumball ¿no?
— No olvides apagar la luz —dije sonriente al pararme del sillón.
— Espera, juguemos otra vez, se me apagó el control, eso no es justo —explicó él mientras se paraba y me tomaba del brazo.
Era verdad lo que decía, no era justo que precisamente al final se le apagara el control, pero de igual manera no fue justo aquella ''broma'' que hizo. Estaba a punto de darle otra oportunidad, pero Marceline me quito la palabra de la boca.
— Solo era un juego, sin excusas ¿no? —dicho esto, me tomo de la mano y empezó a caminar hacía mi habitación no sin antes tomar su pijama, o bueno, una simple camisa que utilizaba como pijama.
Una vez en mi habitación, Marceline cerró la puerta tras de mi y volteó a verme con una sonrisa en su rostro sin decir nada, yo tampoco me inmute a decir una sola palabra dejando que el silencio nos invadiera nuevamente; sin embargo, al momento en el que Marceline empezó a caminar hacia mi, las palabras salieron torpemente.
— Lamento no haber pedido tu opinión, pero no me agradaba la idea de que durmieras con mi hermano —dije seria intentando disimular mis nervios mientras me alejaba para empezar a buscar mi pijama.
— No importa, igual yo quería dormir contigo desde un principio —dijo sentándose en la cama para quitarse sus botas rojas.
— Pero no vayas a mal interpretar esto ¿de acuerdo?, si no te deje durmiendo en el sillón fue porque no soportaría otra noche sin dormir gracias al ruido de tus videojuegos.
— Claro, es la única razón —dijo con un tono burlón.
— Ahora creo que volveremos a la misma discusión de siempre — dije mientras le mostraba mi pijama—. Ni se te ocurra voltear a mirame, ¿de acuerdo?
— No es como si hubiera algo que ver —respondió entre risas recostandose en la cama para mirar hacia el techo. Me confié de Marceline y me cambie rápidamente, al terminar volteé a verla y ella seguía en la misma posición así que me acerque para recostarme en la cama—. ¿Ya?
— Sip —respondí acomodándome hacia el lado de la pared.
Marceline se puso de pie y se retiro su camisa, yo me quede mirándola detalladamente, nunca antes había podido apreciarla de esta manera; sus tatuajes estaban al descubierto al igual que su pálida piel, mis ojos la recorrían lo máximo posible, y fue allí cuando sentí las ansiosas ganas de tocarla.
— ¿No crees que es un poco injusto el hecho de que tu si me puedas ver y yo no? —preguntó Marceline al voltearme a ver, haciendo que apartara la mirada rápidamente.
— Y-yo no te estoy mirando —dije apenada mientras abrazaba mis piernas—. Señorita todo el mundo gira al rededor mío.
— Igual no me importa que lo hagas —confesó mientras se quitaba su pantalón—. Si quieres observar, estas en toda tu libertad.
— N-no tengo emm… la necesidad —¡¿Entonces por qué demonios lo estas haciendo?!
A continuación Marceline buscó la apertura del sostén para poder quitárselo. ¡Esto es demasiado!, no puedo ser tan pervertida como para ver esto, a pesar de que estuviera luchando con todas mis ganas para evitar alzar la mirada. Eso fue motivo suficiente como para acostarme y cubrirme completamente con las cobijas.
— No tienes porque torturarte tanto —dijo ella mientras se sentaba en la cama y apartaba las cobijas para poder verme—. Finalmente te enfrentaste a Gumball, me alegra que fuera gracias a mi —dijo sonriente mientras intentaba buscar mi mirada.
— Deberías dejar de ser tan egocéntrica —sugerí intentando sonar calmada.
— Lo intentaré, solo si tu dejas de ser tan cascarrabias.
— ¿Cascarrabias yo? —pregunté a lo que ella asintió—. Lo dice la que estuvo enojada todo el día.
— Normalmente la que se enoja es tu, gracias a mis tonterías —empezó mientras se recostaba a mi lado y apagaba la luz—. Supongo que invertimos papeles.
— ¿Acaso te enojaste por ''mis tonterías''?
— Por supuesto que si —dijo mientras se deba la vuelta para poder verme, yo me limité a mirar hacia el techo—. Me sorprendió que fueras tan cruel.
— ¿Y qué esperabas?, sabes como se pone Gumball cuando pierde.
— Deberías dejar de actuar para tu hermano, pareciera que todo lo que haces es para él, siempre intentas complacerlo.
— Gumball es mi único familiar, claramente esta el tío Gumbald y un montón de primos que nunca veo, sin embargo Gumball siempre esta allí. Entiendo que algunas veces puede ser un poco molesto, pero lo hace porque me quiere cuidar, o al menos intentarlo —empecé mientras buscaba la mirada de Marceline—. Tengo miedo de quedarme sola si por algún motivo el decide irse al igual que tu lo hiciste, por eso intento ''complacerlo'', es como una manera de convencerme de que si el es feliz, no me podrá dejar sola, pero dudo que funcione, quiero decir: no funcionó contigo —dije esto ultimo con un tono burlón pero ella nunca rió, estaba seria y no se atrevía a quitarme la mirada—. Emm… a lo mejor tienes razón, debería dejar de hacer eso, igual algún día tendrá que irse ¿no?
— Si, supongo —dijo a secas.
— Bueno… creo que ya es hora de dormir —dije dandole la espalda a Marceline—. Buenas noches.
…
— Hola —saludó Marceline mientras se sentaba junto a mi—. ¿Qué estas leyendo? —preguntó en vista de que no respondía su saludo.
— Un libro.
— Ya veo… ¿Sigues enojada?
— No, me da igual.
— Bien, entonces creo que seguiré jugando con Gumball —dijo mientras se paraba.
— Vale, tal vez si estoy enojada, pero a ti que te importa, si igual te olvidaste de mi —confesé recibiendo una sonrisa por parte de Marceline.
— Lo se, y lo siento —comentó mientras se sentaba nuevamente—. ¿Me perdonas?, no volverá a pasar ¿si?
— Bueno, pero solo si lees para mi —propuse pasándole el libro, ella soltó una pequeña risa y tomo el libro.
— Por supuesto que si Bonnie —dijo antes de besar mi frente y empezar a leer, logrando que me perdiese entre su narración.
…
Ese día me quede dormida unos minutos después de que Marceline empezara a leer, una situación muy diferente a ahora. No podía conciliar el sueño, a pesar de que hace unos minutos atrás estaba durmiéndome de pie, no sabía porque no podía hacerlo, a lo mejor me resultaba incomodo dormir con otra persona, puede que me incomodara la idea de dormir con Marceline. Me volteé cuidadosamente para intentar no despertar a Marceline, pero cuando me acostumbre a la oscuridad, me di cuenta de que ella no estaba dormida, me estaba mirando en silencio.
— No me puedo dormir —confesé mirándola detalladamente.
— Que irónico, solo duermes tres horas y cuando finalmente tienes la oportunidad de descansar no logras conciliar el sueño —dijo mientras apartaba algunos mechones de mi rostro.
— ¿Y tu que?, ¿tampoco puedes dormir?
— No lo se, no le he intentado, me la he pasado pensando.
— ¿En que?
— En varias cosas —respondió sin más guardando silencio por algunos segundos—. ¿Sabes que en realidad no me enoje por el hecho de que hubiéramos perdido? —preguntó iniciando una nueva conversación.
— ¿Entonces?
— Fue más que nada gracias a la pequeña lucha que tuvimos allí arriba.
— ¿Te refieres a lo de los besos? —pregunté a lo que ella asintió—. No entiendo cual es el problema, solo son besos ¿no?, deberías tomártelo como algo más natural.
— Si, supongo —dijo sin más haciendo que el silencio se hiciese presente—. Entonces si ahora mismo nos besamos, ¿no habría problema alguno? —cuestionó mientras se sentaba.
— ¡¿Q-qué dices?! —pregunté nerviosa.
— Que si nos besamos ahora no habría ningún problema, es algo natural, solo son besos, es lo que acabas de decir.
— S-si —logre decir arrepintiéndome de mis palabras.
— Entonces hagámoslo, ¿o tienes algún problema?
— ¡Por supuesto que no! —respondí mientras me sentaba junto a ella.
— Bien, cierra los ojos y no te muevas —ordenó mientras se acercaba.
— ¿Y por que tengo que cerrarlos yo?
— ¡Solo cierra tus ojos!
— ¡Tu ciérralos primero!
— ¡Esta bien!, yo lo haré primero —dijo finalmente mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño, dejándome completamente paralizada… ¡Esto de verdad iba a pasar!
No hay razones por las que alterarse, solo es un simple beso con Marceline, ya lo has hecho más veces, no hay nada extraño en esto… ¡¿Entonces porque es tan difícil?! Solo habían pasado unos segundos y yo estaba debatiendo como hacerlo exactamente, Marceline seguía con los ojos cerrados y con el ceño fruncido, ¡Esto es mucha presión para mi!. Me acerque a ella y puse mi mano en su mejilla con la intención de atraerla hacia mi, cerré los ojos y podía sentir su respiración demasiado cerca, me lamí los labios por ultima vez y me acerque aun más para finalmente acabar con esto.
— ¡No! —grite mientras me apartaba y cubría mi sonrojado rostro con mis manos—. No puedo hacerlo, lo siento.
— No importa —dijo Marceline con un tono comprensivo mientras apartaba mis manos de mi rostro—. ¿Te parece mejor si tu cierras los ojos? —preguntó con un tono burlón.
— Si —respondí apenada mientras me reincorporaba, miré a Marceline y ella me respondió con una sonrisa, a continuación cerré fuertemente los ojos y sentí como Marceline se acomodaba para después acercarse a mi. Estaba justo en frente de mi, la podía sentir. Mi corazón empezó a acelerarse y mis ansias de sentir a Marceline se hicieron presentes. Lo siguiente que sentí fueron los labios de Marceline presionarse contra los míos. Nos estábamos besando y lo estaba disfrutando, cada movimiento era más emocionante que el anterior. En algún momento nuestras manos se encontraron y no dudamos en entrelazar nuestros dedos. Después de unos segundos, ella rompió el beso, yo abrí los ojos y me encontré con una sonriente Marceline.
— No estuvo tan mal —dijo mientras se separaba aún más—. ¿No crees? —preguntó sin recibir respuesta alguna—. Pero creo que ya es hora de dormir.
— ¿P-podríamos… — empecé mientras sentía como mis mejillas empezaban a arder—. Podríamos hacerlo de nuevo? —pregunté apenada sin mirar a Marceline.
— ¿Por qué? —preguntó ella haciéndome caer en cuanta de lo que había acabado de hacer. No se porque, simplemente quiero hacerlo de nuevo.
— Si no quieres hacerlo no hay problema —dije mientras empezaba a retroceder—. N-no te voy a obligar a hacer algo que no quiere-
— No digas eso… —dijo mientras tomaba mis manos e intentaba buscar mi mirada—. Por supuesto que quiero hacerlo —confesó a lo que yo no pude evitar sonreír.
Marceline se acerco con cuidado y yo cerré mis ojos con más confianza que la primera vez. Nuevamente nos estábamos besando, y nuevamente lo estaba disfrutando. Cada vez que sentíamos la necesidad de respirar, nos separábamos un poco solo para vernos a los ojos y seguir besándonos. En algún momento Marceline terminó encima mío, ella se dedicaba a mover sus caderas contra las mías. Entrelazamos nuestras piernas y fue la oportunidad perfecta para que Marceline dejara de besarme, solo para empezar a bajar por mi cuello y detenerse allí para jugar con el.
Cada movimiento me hacia estremecer tanto así que no pude evitar que salieran algunos gemidos. Marceline deslizó sus manos por debajo de mi camisa para empezar a acariciarme lo máximo posible. No la detuve en ningún momento, no me separe de ella, no deje de aferrarme a su espalda, ni de pasar mis manos por su cabello, no pude evitar pensar en ella; la manera en la que me tocaba, me besaba, me hacia feliz… ¿Pero qué estoy haciendo?
— Espera —dije interponiendo mis manos entre Marceline y yo.
— ¿Qué pasa? —preguntó al apartarse un poco de mi.
— No… —musité mientras me sentaba—. No puedo hacerlo —confesé apenada al retroceder aún más.
— ¿Por qué?
— No lo se, simplemente no quiero hacerlo —aseguré recibiendo una extraña mirada por parte de ella—. Pero no te pongas así, no es tu culpa, es solo que esto no es lo mío.
— ¿A que te refieres con esto? —preguntó enojada.
— Besar a chicas que son amigas mías —y que no veo desde hace 10 años, claramente.
Marceline guardó silencio y se quedo mirándome por algunos segundos, yo no me atreví a quitarle la mirada.
— Como sea —dijo finalmente mientras se acomodaba en su lugar y se cubría con las cobijas—. Ni siquiera sabes lo que dices.
¿Saben de esas veces en las que odias alguna clase de comida sin ni siquiera haberla probado antes, pero un día alguien te intenta convencer con algo en plan ''¿Cómo puedes decir que no te gusta si ni siquiera lo has probado?'', al final terminas accediendo a probar un poco y cuando lo haces te das cuenta de que no es tan malo como pensabas, pero por motivos de orgullo no te atreves a darle la razón a esa persona que te convenció de hacerlo, por lo mismo dices algo como ''Esta asqueroso'' a pesar de que quieras probar un poco más? Pues bien, así me siento en este momento. Efectivamente fue asqueroso.
Hola mis queridos lectores :v ¿qué tal les fue en estas fiestas?, a mi me fue fatal, pero bueno, dejemos eso de lado. Estaba pensando en hacer un capitulo narrado por Marceline, ¿qué dicen?
Sus zukhulemthas reviews:
ZH: ¡Hola, nuevi lectori! Gracias por esas bellas palabras para What I Really Need, me alegra que te gusten las personalidades que les he designado a cada uno de los personajes, al principio pensé que no iban a gustar TTwTT pero estaba equivocada. ¡Me es imposible abandonar este fic! es como mi pequeño bebe :D Gracias por leer :3
DrakMetallum: ¡Nuevi lectori! :D. Me ha pasado mucho que leo una y otra vez los fics que me han gustado, para satisfacer de alguna manera el hecho de que el autor se demore la vida entera en subir otro capitulo, así que puedo decir que te entiendo perfectamente c: pero en fin, ¡Aquí esta el nuevo capitulo!, espero que sea de tu agrado.
Anonimo: ¡Otri nuevi lecoti!, gracias por dedicarle toda una tarde a este fic, espero que haya valido la pena ;D. ¡Aquí esta el ansiado capitulo! gracias por leer :3
LucyloquillaXD: ¡Hola, nueva lectora :3! gracias por leer este desquiciante fic (digo desquiciante por el hecho de que siempre que Marceline y Bonnie tienen la oportunidad de besarse algo las detiene, y eso es desquiciante ¿no crees?). Me alegra que te gusten las actitudes que les he asignado a cada una, estaba tan acostumbrada de la típica historia en la que Bonnie es demasiado sumisa, que no pensé dos veces antes de ponerle algo más emm… ¿fuerte? xD no sabría explicarme, pero en fin. Al ser nueva creo que no te he hecho esta pregunta, ¿cómo te gustaría el final (que estén junta, o que algo increíble pase y no puedan estarlo… o algo así)? por el momento el hecho de que queden juntas va ganando las votaciones, pero aun falta mucho para el final, así que ¿qué opinas?. Lamento dejar esta respuesta tan larga xD, pero me entusiasme. ¡Gracias por leer!
konochan-kaioh: ¡Pues estabas en lo cierto!, efectivamente es nuestro ''queridisimo'' Gumball, yo estaba pensando en sacar a Marshall… pero aún no es tiempo (o tal vez en el próximo capitulo…) No tarde ni un mes en esta actualización, así que *high five*. Gracias por comentar lo de los personajes, varias personas me han dicho lo mismo y me alegra que les guste sus personalidades :3 pensé que no les gustaría el hecho de que Bonnie fuera tan ''fuerte'', pero aparentemente estaba equivocada :D ¡Gracias por leer!, espero que te guste este capitulo!, por cierto ¿qué dices de un capitulo narrado por Marcy?
DarkBowserjr: ._. no se puede comparar el trabajo de ArcaFeretory con el mío, ¡Glob, su fic lo tiene todo!, TTwTT igual gracias por esas beshas palabras para What I Really Need, me alegra que creas que ''un gran fic Bubbline vuelva a la vida'', :v a lo mejor deba empezar a escribir en ingles… jum. Y yo diciendo que 8.000 palabras era demasiado, y subo este con 12.000 :'v pero bueno, dices que te gustan largos así que (…) La verdad tuve un debate durante días sobre si dividir este capitulo en dos para que no fuera cansino, pero después opte en subirlo completo ya que la idea se podría perder si los subía por separado, ¿tu que opinas?, ¿debería dejarlos de más de 10.000 o es demasiado?… en fin, no me demore tanto en subir nuevo capitulo por el hecho de que tenía la idea bastante estructurada, pero me he quedado sin inspiración para el siguiente capitulo, estaba pensando en que el siguiente fuese narrado por Marceline, pero no lo se, ¿qué opinas?… ¡Gracias por leer y perdón por extenderme tanto! xD
alecita122: ¡Tu eres la maldad en persona! TTwTT todos sabemos que una de las dos (Marceline :v) se va a terminar enamorando de la otra (Bonnibel) pero esta ultima no aceptara sus sentimientos, quiero decir: ¡Son 7 días!, no vayas a ser tan cruel con ellas D:… okey lamento hablar de tu fic aquí, pero es que es tan zukhulemtoso, entiendo que aún no deje mi review, pero ahora mientras subo este capitulo voy y la dejo xD. Ahora si, ¿piensas que son muchas dudas? ¡Espera el capitulo narrado por Marceline!, podrían ocurrir dos cosas, o confundirte más o resolver gran parte :D ¡Gracias por leer y por hacer un fic tan bueno como 7 días!
NaTasha peri: :v espero que este capitulo no sea la excepción, sho no me olvido de mis fieles lectoris ;)… Yo pensé que nadie lo lograría acertar, pero supongo que fue predecible que fuera Gumball quien estaba detrás de la puerta TTwTT aunque eso que dices sobre que no pude ser alguien que arruine la relación, es muy cuestionable, pero por ahora seamos felices con ese final tan desesperante que he puesto c; ¡Gracias por leer y por dejar esta hermosa review! por cierto, ¿qué opinas de un capitulo narrado por Marceline? chan, Chan, CHAAN.
