Descargo de responsabilidad: todo crepúsculo pertenece a Stephanie M

Nota de autor: Hola, muchas gracias por leer mi fic, es la primera vez que escribo, espero que sea de su agrado.

Aviso: Este capítulo va desde el punto de vista de Edward, para explicar porque actúa tan diferente.

No haré Bella pov en algunos capítulos más.

Edward pov

Hoy era el día. El día que había estado esperando con ansias desde hace más de tres meses. Siendo un vampiro inmortal, ningún lapso de tiempo debería ser demasiado, por supuesto, cuando estás esperando que algo suceda el tiempo parece ir mucho más lento, como si lo hiciera a propósito.

Nunca en todos mis años vampíricos me había importado el tiempo, claro, para alguien con tiempo ilimitado no parece ser algo demasiado importante, mucho menos importante cuando estás solo y el día de mañana no significa nada, cuando no tienes nada que esperar y ya has aprendido todo lo que podías aprender, no es muy alentadora la llegada de un nuevo día.

Esa había sido mi vida por más de ochenta años. Trataba de pasar el tiempo entre lecturas, aunque ya había leído casi cualquier libro que existía, o tocaba el piano, aunque hacia mucho tiempo que no componía, ya nada me inspiraba. No había nada nuevo que aprender en la secundaria. No había nada nuevo o interesante para mí. Punto.

La lectura de la mente era lo peor de todo, deseaba todo el tiempo poder apagar mi don y no tener que escuchar cada pensamiento que se le cruzaba por la mente a las personas. No podía decir que era peor, si escuchar los pensamientos de los extraños o escuchar los pensamientos de mi familia, no es algo muy cómodo vivir con tres parejas de vampiros y tener que escuchar lo que piensan el uno sobre el otro, todo el amor y la admiración por su pareja, o tener que escuchar los pensamientos de lastima hacia mi por ser el único que estaba solo. Las burlas de Emmett, las palabras alentadoras de Carlisle y Esme, o los pensamientos inquietantes de Jasper.

Pero ahora el tiempo había tomado un significado para mí, desde ese día hace tres meses , cuando Alice había recibido la visión o más bien, las visiones que me cambiaron la vida.

Flashback

Toda la familia regresaba de la caza. Emmett y Rosalie se estaban comiendo la cara como siempre. Rodé los ojos. Carlisle y Esme me miraban con preocupación, igual que siempre, cierto, talvez me había vuelto amargado, pero ¿Quién no? Tenía que soportar esta existencia monótona y sin sentido y además tenía que hacerlo solo, ellos al menos se tenían el uno al otro. Yo no tenía a nadie.

De pronto Alice detuvo su andar, sus ojos brillantes y su rostro inexpresivo. Estaba teniendo una visión. La vi al mismo tiempo que ella.

Vio a una chica mudándose a Forks. No entendí, era una humana ¿Por qué Alice la vería? No teníamos nada que ver con humanos.

La visión continúo. La chica llegaba a la casa del jefe Swan, ambos se parecían mucho, talvez era su hija. Si mi memoria vampírica no me traicionaba, él tenía una.

La visión volvió a cambiar y vimos lo que al parecer era el primer día en el instituto de la chica, todo parecía ir bien hasta que… ella entró al salón de biología, me vió y yo la vi y la olí, vi mis ojos, tan negros como el carbón, furiosos, sedientos dispuestos a matar a aquella joven inocente... Y lo hice… la maté, a ella y a todos cuantos habían en esa pequeña aula de clases. No, esto no iba a pasar, no lo haría, me iría antes de hacer algo tan cruel como eso.

La visión volvió a cambiar y estaba en el mismo lugar, la chica entrando al aula de biología. Yo completamente rígido y sediento, pero me resistí. No la asesine, ni a nadie más. Si esa visión era mucho mejor.

Otra visión, yo con esa chica, conversando en la cafetería.

Yo con esa chica, en mi auto. Conversando, aunque no sabía de que iban las conversaciones porque aún no se definían las visiones.

Yo con esa chica en mi prado. Sonriendo, besándonos bajo los rayos del sol, ¿Ella me miraba con? ¿Amor? ¿Admiración? Y yo la veía de la misma forma. Un momento ella estaba viendo mi piel brillando, ¿Por qué no se alejaba? ¿sabía ella?

Yo tocando el piano para ella, mientras ella sonreía y sus hermosos ojos chocolate brillaban con lágrimas.

¿Hermosos?

Yo besándola de nuevo.

Nosotros dos juntos en mi habitación. Coloqué un mechón de su cabello detrás de su oreja, la piel de sus mejillas enrojeció y luego la besé otra vez.

La última visión aunque fue la más borrosa fue la que más me impacto.

La hermosa chica vestida de blanco, de la mano de su padre. Caminando hacia el altar, donde yo la estaba esperando. Era mi boda. Con una humana.

Imposible.

…..

Y aquí estaba, esperando con ansias que llegara la hora de ir a la secundaria, ella había llegado hace algunos días, pero había estado cazando de más para evitar esa horrible visión en la que yo la asesiné. Aún no confiaba del todo en mi, pero Alice estaría vigilando y los demás intervendrian si fuera necesario.

Ahora sabía por los chismes de Forks que su nombre era Isabella, Isabella Swan, la chica de la que me iba a enamorar, sino es que ya lo estaba. Me había conquistado con tan solo verla en las visiones de Alice. Que ella amara a una criatura vil como yo, era una señal de su bondad. Sus hermosos ojos color marrón chocolate eran como una ventana a su alma, en ellos solo se podía ver la inocencia y la pureza de su dueña.

Había sido una completa molestia para mí familia en los últimos meses, luego de decidir quedarme y esperar la llegada de ese hermoso ángel, había estado muy nervioso, inquieto, desesperante dirían Jasper y Emmett.

Al principio me resistí a dejar que sucediera, ella era una chica jóven, hermosa e inocente y sobretodo humana. Tenía toda su vida por delante y no necesitaba que yo interfiriera en ella y se la arruinara, ella tenía todas las posibilidades del mundo, podía formar una familia de verdad con algún humano, tener hijos, vivir sin esconderse. Yo no podía darle nada de eso.Habia decidido irme. Pero cuando Alice vio las demás posibilidades en su futuro, decidí quedarme. Su suerte había sido echada y no era buena. Parecía que el destino o lo que sea la quería conmigo. Un mal menor entre todas las horribles posibilidades en su destino.