Disclaimer: Todo crepúsculo pertenece a Stephanie M.
Edward Pov
¿Cómo podía ser eso posible? ¿Cómo podía mi presencia ser lo mejor que el destino tenía para ella? Era algo injusto. Yo, un vampiro. Un asesino. El mismo que talvez la habría matado si Alice no hubiese tenido esas visiones. Era inaudito.
Sucedió luego de que Alice tuviera esas visiones. A pesar de lo mucho que me había emocionado saber que conocería a esta chica, mi alma gemela. Que había alguien ahí afuera que sería capaz de amarme siendo el monstruo que era. Que me daría su confianza después de enterarse que no era un humano. Porque por las visiones era obvio que ella sabía y aún así se había quedado. Nos habíamos casado incluso.
Pero yo no estaba convencido, no por mi, no porque pensará que no la amaría, era obvio que lo haría. Por ello me pregunté, ¿Cómo puedes arrebatar su futuro a alguien que amas? ¿Cómo podía yo quitarle la posibilidad de tener una vida humana normal?
Era claro para mí, que siendo ella humana y yo un vampiro nuestra relación no funcionaría, ella era alguien frágil, en constante cambio y yo un ser sobrenatural que siempre permanecería igual.
No podría siquiera tocarla sin tener extremo cuidado en no matarla, ni que decir sobre cualquier tipo de contacto físico más allá de besos o caricias. Algún día los dos querríamos ir más allá de eso y eso seria peligroso para ella.
Ni que hablar sobre todas las otras cosas de las que se perdería por estar conmigo. Por eso lo decidí, era mejor no cruzarme en su camino.
En cuanto tome la decisión de irme de Forks antes de que ella llegara, al igual que antes Alice fue asaltada por varias visiones de su futuro ahora que había decidido alejarme.
Fue devastador ver todo lo que podría sucederle, no había ninguna versión de su futuro en la que ella fuese mínimamente feliz.
En todas ellas parecía muerta en vida. Se veía mucho más delgada, ojeras debajo de sus ojos, su expresión en blanco, sus ojos sin brillo, ni expresión alguna, me estremecía de solo recordar su expresión tan vacía. De recordar cada visión, cada versión de su futuro era una tragedia.
En varias de ellas se había quitado la vida.
En otras más parecía estar en un sanatorio para enfermos mentales. Su expresión frenética, hablando a la nada.
—Rennesme— susurraba— Rennesme.
—¿Por qué no quieres venir conmigo?— lloraba y de repente se reía.
Fue algo horrible de ver.
En otra de las visiones, me extrañe de verla en un lugar que era muy importante para mí. Un lugar que consideraba mío. El prado, ¿Qué hacía ahí?
Se sentó en el medio y se abrazo a sus rodillas, luego empezó a llorar incontrolablemente. Luego se enfureció y empezó a arrancar cada flor que había en el prado.
—Eso es algo muy loco, ¿No crees Vicky?— dijo una voz masculina.
—Si, es muy loco— contestó una mujer.
Ella se volteo para mirar a las personas. Se congelo cuando los vio.
No.
No eran personas.
Eran vampiros. Tres vampiros y ella estaba sola.
Me asombro al igual que a Alice cuando ella susurro.
—James, victoria y Laurent.
Los había reconocido, pero por la expresión de sus rostros. Ellos no la reconocieron.
—¿Cómo?
Pregunto el rubio.
—¿Importa?— preguntó ella encogiéndose de hombros. Me había enojado con ella cuando vi esto ¿Sabía acaso en que peligro estaba?
—¿Qué?— preguntó el rubio de nuevo.
—¿No están de caza? ¿qué nadie les ha dicho que no deben hablar con la comida?— ella preguntó. Esto era aún más desconcertante, ella sabía lo que eran, incluso si no me había conocido ella sabía sobre los vampiros, ¿Cómo?
—Eso es cierto James — hablo el otro vampiro.— Su sangre huele delicioso— olió.
—Bien, pequeña humana, eres muy interesante y no tengo idea de cómo sabes lo que somos, pero ahora estoy muy sediento y eres lo más delicioso que he olido en años— dijo esto y la mordió. La visión había acabado ahí. Ella había muerto.
Varias visiones parecidas a esta de ella encontrándose a estos tres vampiros en Forks y siendo asesinada le siguieron.
Cada versión de su futuro sin mi en él, fue desastrosa. Esto me hizo cambiar mi modo de pensar, ahora no me pareció tan malo quedarme. Al menos en las visiones en las que ella estaba conmigo era feliz, parecía inmensamente feliz, al contrario de las otras en las que acabaría muerta o demente.
Yo era un mal menor en comparación a todo lo demás.
—¡Vamos Eddie! ¡Ya es hora! ¡Vamos a conocer a tu novia!— gritó Emmett desde la puerta de la casa.
Baje enseguida.
Hoy iba a conocer a Isabella Swan.
Corto, lo siento. Publicaré el siguiente lo más pronto que pueda, gracias por leer. Besos.
