Bella POV:
La felicidad inundaba cada célula de mi cuerpo, cuando por fin me encontraba en el lugar al que pertenecía, en sus brazos. Y sin embargo me sentí tan tonta, porque no podía dejar de llorar, claro que ahora se me había vuelto costumbre llorar mucho. Sobretodo en las noches cuando me sentía sola sin su presencia a mi lado, sin mi hija. O cuando me acordaba de ellos, las veces que pensaba que no podría tenerlos y me inundaba el pánico, pero no era así está vez. Justo en este momento no podía dejar de llorar, pero de felicidad.
Él no dijo nada, me dejó llorar como un bebé en su cuello, claro siempre fue un caballero. Podría ser el momento perfecto, si está cosa de la que apenas tenía conocimiento no estuviera entre nosotros, claro me alegraba de no lastimarle con mi olor, pero habría deseado poder tocar su fría piel de mármol, solo para asegurarme una vez más de que era real.
—Ya es muy tarde, Bella— dijo él, y me pareció escuchar cierto disgusto en su tono.
Podía comprender eso, ya que podría haber permanecido así por días, ni siquiera me habría dado cuenta de la hora si él no lo hubiera mencionado. Gemí al ver hacia afuera, ya no quedaba ni un solo rayo de sol.
Me separé de él en contra de mis propios deseos, era tiempo de volver al mundo al que aún pertenezco. Charlie estaría molesto si empiezo a darle problemas por llegar tarde.
—Es hora de que me vaya— dije.
—¿Me dejas acompañarte a casa?— él preguntó y estaba a punto de decirle que si, por supuesto que si, cuando Alice entró a la habitación sin tocar.
—Oh, no, yo llevaré a Bella— dijo ella con una sonrisita. Edward la miraba con un poco de molestia, igual que yo.
—Vamos chicos, esto es infantil— ella dijo en tono de regaño.—No puedes llegar a casa con él, no creo que a Charlie le haga mucha gracia, ¿O si?
—No, no creo que eso le agrade.— estuve de acuerdo—pero puedo ir sola, no quiero ser una molestia.
Me arrepentí de decir eso, cuando ambos me miraron como diciendo: «¿Es en serio?».
—Oh, no, de ninguna manera— afirmó Alice.
Así que los tres bajamos y nos dirigimos a la salida de la casa, no vi a ninguno de los otros al pasar. Llegamos a dónde estaba mi camioneta estacionada.
—Oh no, ni siquiera lo pienses— dijo Alice mientras se dirigía al Volvo.
—Alice, mañana tengo que ir a la escuela, mi camioneta.
—Le dará una excusa para pasar por ti— ella se encogió de hombros y señaló a Edward.
—Pero...
—Voy a creer que no me conocés, Bella.
Si, Alice siempre se salía con la suya. Asenti, no tenía caso discutir con ella.
Así que subió al Volvo mientras Edward abría la puerta del copiloto para mí.
—Así que, ¿Te veo mañana?— preguntó mientras yo me acomodaba en el asiento.
—Ehh, si, claro.— Contesté.
—Oh, tendré que sacar a mi Jazz de la casa, no podrá soportar más de tú impaciencia— dijo Alice y no bromeaba.
—Alice…
—Ya, ya me calló.
—O puedes venir a mi casa, si quieres— le ofrecí. «Oh, no» me arrepentí al ver la mirada desconcertada y un poco preocupada en su rostro. Yo y mi gran boca.
—¿A tú casa? Tú padre estará ahí, ¿No? ¿No crees que se enfadará?— Oh, él no comprendía.
—Me refería, a que… bueno, si quieres puedes quedarte en mi habitación— dije atropellando las palabras, el calor subió a mi rostro mientras esperaba que comprendiera mis balbuceos.
—Oh.— fue el único sonido que salió de su boca, mientras me miraba pensativo. Debe estar pensando que soy una descarada o algo por el estilo, ¿Cómo se me fue a ocurrir? Dios, él todavía no podía dejar de ser el caballero nacido en 1901.
Alice arranco el Volvo, antes de que alguno pudiera decir algo más. Antes de que se me ocurriera otra cosa brillante que decir para avergonzarme aún más. Ni siquiera lo pensé cuando lo dije, vamos, en el sueño fue idea suya. Ni siquiera me preguntó nada, pero él no había tenido que lidiar con las mismas cosas, no había huido, no tuvo que acostumbrarse a mi olor. No debía resultar tan frustrante no saber lo que hay dentro de mi cabeza.
—No pienses tanto, te va a doler la cabeza— soltó Alice de pronto, la miré, pero ella solo se rio.—Mi hermanito es un mojigato, ya se le pasará.
—Me alegra que te diviertas.—dije con un poco de sarcasmo.
—Si, esa es la actitud Bella.
—Si tú lo dices.— me encogí de hombros.
Juguetee con la radio, mientras Alice conducía a alta velocidad.
—¿Cómo haces eso?— ella preguntó de repente, pero no entendí la pregunta.
—¿Qué?
—Eso, esa cosa, la tenías encima y ya no— ella frunció el ceño, entendí a qué se refería con cosa. A mí 'Escudo' que no era como se supone que debía ser.
—No lo sé, yo… ni siquiera sabía de eso hasta que Edward lo mencionó. No puedo verlo, ni siquiera me siento diferente, no hago nada, es muy diferente de mi sueño.
—¿Por qué crees que es así?— ella preguntó.
—No lo sé.—me encogí de hombros, yo no tenía ni idea del porque de este cambio.
—Llegamos.— Anunció. Estábamos al frente de la casa de Charlie, dónde al parecer él ya estaba. La patrulla estaba estacionada. Pero había otro auto, uno negro. El auto de Billy Black.
No supe por que su presencia se me hacia una mala señal.
—¿Qué es?— preguntó Alice al ver mi evidente molestia.
—Es el coche de Billy Black— dije sin más.
—Un Quileute, creí que te agradaban.
—Lo hacen, pero no lo sé… olvídalo.
—Si tu lo dices— ella me imitó— te veo mañana.— bajé del auto y ella se fué.
Suspiré y camine hacia la casa, seguramente solo estaba pensando de más. Él solo estaría visitando a Charlie. No podía tener nada que ver conmigo. No quería problemas ahora que estaba tan feliz, no tan pronto.
—Bella, llegaste, ¿Tu camión? ¿Quien te trajo?— me saludó Charlie abriendo la puerta antes de que pudiera tocar. Ahí estaba Billy y… Jacob. Me sonrió amigablemente, su apariencia era la misma que recordaba, aún con restos de la niñez en sus rasgos. Nada que ver con el enorme hombre lobo. Sólo era el jóven y despreocupado Jake… por ahora.
—Hola papá, Alice me trajo, No quería que viniera sola en mi camioneta tan tarde y se ofreció a traerme a casa.
—Que bueno hija, pero ¿cómo irás a la escuela mañana? ¿Quieres que te llevé yo?
—No papá, van a venir a recogerme en la camioneta, no te preocupes.
—Está bien, por cierto ellos son Billy y Jacob Black, de La reserva. Vinieron a ver la televisión.— La sonrisa de Billy parecía un tanto forzada. Esperaba que no hubiera puesto atención al nombre de Alice.
—Hola Billy, hola Jacob.— les saludé.
—Mi hija Isabella, ha crecido mucho desde la última vez que la viste Billy.
—Es Bella papá—Le corregí—¿Ya cenaste?— pregunté.
—Estábamos esperándote para cenar, Billy trajo la cena.
—Ok, iré a cambiarme y la calentare para que podamos comer.— subí a mi habitación y me cambié de ropa por algo más cómodo y abrigado. Bajé y me puse manos a la obra con la cena, mientras más rápido mejor, mi humor iba en descenso.
—¿Quieres ayuda?— preguntó Jacob asomando su cabeza en la puerta, pero no parecía que quisiese, seguro lo habían obligado a ofrecerse.
—No gracias, Jake…Jacob. Estaba terminando de servir la cena, dile a Billy y Charlie que ya está todo listo.
—Vale.
La presencia de Jacob me hizo sentir nostálgica, no había pensado mucho en lo que iba a hacer con respecto a Jacob, pero de algo siempre estuve segura. No iba a dejar que las cosas se complicarán con él como había sucedido, no iba a ser tan egoísta al pretender su amistad y terminar haciéndole daño, dañándonos a todos. Era lo mejor que podía hacer.
Estábamos cenando todos en un silencio incómodo por las miradas que me estaba dando Billy. Jacob también lo había notado, no así Charlie que solo comía, hasta que se le ocurrió preguntar.
—¿Y cómo estuvo la tarde con los chicos Cullen Bells?— «No Charlie, ¿Por qué tenía que preguntar por eso ahora?» Noté la mano apretada de Billy al escuchar el apellido Cullen.
—Bien, fueron muy amables— dije mientras fingía estar concentrada en mi plato.
—Que bueno— dijo Charlie y creí que está conversación había acabado. «Por favor que se haya acabado».
—No creo que deberías ser amiga de esos chicos— dijo Billy forzando la última palabra.
—No empieces con eso Billy— se quejó Charlie.
—Papá— murmuró Jacob avergonzado.
—Sabes que esa familia no es del agrado de nadie, por algo debe ser Charlie— dijo Billy.
—¡Tonterías!— exclamó Charlie.—Esa familia es de lo mejor que hay en este pueblo, el doctor es muy preciado en la clínica y sus chicos son ejemplares, nunca he tenido un solo problema con ninguno de ellos. No entiendo por qué es esta aversión tuya hacia ellos, pero si mi hija quiere ser amiga suya es su decisión.— terminó Charlie con el rostro enrojecido.
—Ellos no son tan buenas personas como crees Charlie— refutó Billy y esperaba que Charlie no notará el sarcasmo en su tono cuando dijo "Personas".
—Esto es vergonzoso— murmuró Jacob, pensando que nadie lo escuchó, pero todos lo hicimos.
—¿Qué es lo que han hecho Billy? Si sabes algo que nosotros no sabemos sobre ellos por lo que crees que no son buenos, deberías decírnoslo, y no solo lanzar acusaciones en su contra sin ningún fundamento— dije picada. Esa era mi familia de la que hablaba, y no me importaba si él pensaba que eran monstruos, no iba a insultarlos delante de mí.
Él no respondió nada, tal como esperaba, él no tenía ninguna razón válida que pudiera justificar está aversión delante de Charlie. No había ni una sola queja de ellos, ningún hecho oscuro rondándoles, eran intachables como humanos y él lo sabía. No tenía caso alguno sino podía desenmascararlos como vampiros.
Él dio un suspiro exasperado.—Creo que es mejor irnos, Jacob— Jacob me sonrió avergonzado y se levantó para ayudar a su padre.
—Si, creo que eso es lo mejor Billy— dijo Charlie.
«Lo siento» Jacob dijo en un susurro silencioso cuando le acompañe a la puerta. Le hice señas con la cabeza, de que no se preocupara por eso.
—Wow, eso fue… muy incómodo Bells— dijo Charlie cuando voltee después de cerrar la puerta cuando se fueron.—No creí que fuera a actuar de esa forma.
—No te preocupes papá, no es tú culpa.
—Lo sé, pero no entiendo este comportamiento, te juro que es un hombre bastante razonable, no sé que le sucedió.
—No estoy molesta papá, no te preocupes, él es tú amigo, estoy segura que solo quería prevenirme de lo que él considera una mala compañía o influencia.—No quería que se enojara con Billy, él solo quería mi bien y el de Charlie. Y lo que Billy consideraba mi bien no era la compañía de los vampiros diabólicos.
—¿Estás segura de que eres un adolescente, Bella? Nunca vi a ningún jovencito siendo tan razonable ante ningún adulto.
—Soy la hija del jefe de policía, debería ser razonable, mamá siempre decía que era muy madura, que nací con treinta años— bromeé.
—Creo que estaré de acuerdo en ese punto con René.
—No quiero que te molestes con Billy por esto papá, él es tú amigo de años, se que solo quería ayudar. Cuando lo veas, dile que siento haberme sobresaltado.
Charlie chasqueo la lengua.—No creó que hablé con él durante algún tiempo, y no creo que se merezca una disculpa.
—Papá— le regañe.
—Bien, le diré cuando lo vea, pero no estoy de acuerdo.— Él se acercó y besó mi frente antes de ir a seguir viendo la TV.
Mientras tanto yo fui a recoger la mesa y lavar los trastes sucios. Ese encuentro con Billy definitivamente había arruinado mi día. Aunque me gustó ver al joven Jacob, él aún era solo un muchacho rebelde y despreocupado, seguramente solo estaba preocupado por encontrar esa pieza para su auto. Él no tenía que preocuparse de perseguir vampiros en el bosque, no creía que esas viejas leyendas fuesen ciertas, no estaba preocupado por convertirse en un enorme lobo. Derramé unas pocas lágrimas en silencio por mi amigo, la presencia de los Cullen aquí era todo para mí, pero era una maldición para los jóvenes de la reserva.
Estos pensamientos me pusieron de un ánimo deprimente, así que decidí subir a mi habitación luego de acabar de lavar los platos.
Entré a mi habitación y decidí tomar una ducha, luego leería uno de mis libros hasta que pudiera dormir.
Tomé una ducha larga, cepille mis dientes, mi cabello. Así que me envolví en una toalla y regresé a la habitación.
Grité del susto al ver una figura en la ventana. Mi corazón se aceleró, mi respiración se detuvo, había la suficiente luz para identificar quien era. Piel pálida, cabello cobrizo y unos ojos dorados como la miel me devolvieron la mirada.
Edward.
