El FOLD no duró demasiado. Tan solo unas horas luego de aquella salida tan espectacular desde el Planeta Eden, todas las naves que integraban la Vigésimo Séptima Flota de Expedición Profunda emergieron al espacio abierto en las cercanías de una estrella clase M algo más grande que el Sol del Sistema Solar.

"Apenas" habían viajado algo así como once años luz desde Edén, una distancia prácticamente insignificante en la escala galáctica, pero la flota debía adoptar una formación más acorde a la misión que tenían por delante.

Las tres enormes formaciones como grandes pantallas fueron reemplazadas por formaciones mas pequeñas, de unas doscientas naves cada una. Estas escuadras se extendían desde la posición central, ocupada por la Nave Nodriza de la flota, abarcando un área de control total de unas cinco unidades astronómicas.

Aquello, por supuesto, tenía un motivo extremadamente importante y era el ocultar el verdadero tamaño de la flota a los ojos hostiles que acechaban la galaxia. Ni el más inepto de los oficiales de la NUNS ignoraba el hecho que la flota que se dirigía a territorios Zentradi estaba en una posición de vergonzosa desventaja numérica. Incluso con los miles de cruceros Zentradi reconvertidos a Drones automatizados, cualquier pequeña flota Zentradi de las que patrullaban más allá de los dominios de la humanidad los aventajaban en una relación de entre 1 20 a 1.

Esos números serían suficiente para que el sentido común dictase que la mejor estrategia de la humanidad era ocultarse bajo una alfombra y no asomar la cabeza, pero la NUNS tenía una ventaja táctica fundamental; el conocimiento de la tecnología Zentradi.

La humanidad conocía a la perfección el alcance y limitaciones de la tecnología de detección de los Zentradi y podían mantenerse ocultos siempre y tanto mantuvieran siempre la iniciativa y el control total del espacio alrededor de la flota. Aquello no solo permitiría a las fuerzas de la NUNS escapar a tiempo a la detección de las miles de flotas que rondaban la galaxia, sinó a tener la ENORME ventaja táctica de elegir cuándo y dónde atacar, para de esa forma aprovechar todas y cada una de las ventajas tácticas y tecnológicas a su disposición.

Aún así el riesgo era enorme y los factores que podían jugar en contra de la Humanidad eran incontables, por eso la NUNS estaba decidida a mantener la cabeza gacha la mayor cantidad de tiempo posible y solo atacar cuando la garantía de éxito estuviese fuera de toda duda.

Una vez que la flota adoptó su nueva formación la expedición comenzó a adentrarse en las profundidades de la galaxia siguiendo el contorno del brazo de Orión, tal y como habían hecho la mayoría de las flotas de avanzada a lo largo de la historia de exploración galáctica de la humanidad. Era una ruta segura y rebosante de pequeños asentamientos humanos y de otras razas aliadas a la humanidad tras ser redescubiertas mientras se seguía el rastro de la Protocultura. El Alto Mando de la NUNS no tenía prisa por entablar combate con los Zentradi y deseaba primero probar las tácticas y procedimientos nuevos en lo que prometian ser batallas de un calibre jamás vistos desde el fin de la Primera Guerra Espacial. Además, por supuesto, más de la mitad de la flota estaba compuesta por reclutas y novatos que jamás habían estado en batalla. Todo ese personal debía ser entrenado en el uso del equipo y tecnología disponible, lo que requería tiempo.

Y tiempo es lo que sobraba ya que la flota realizaba pequeños saltos FOLD, avanzando lentamente por territorio conocido a medida que sus fuerzas se ejercitaban y preparaban para lo que prometian seria "La Batalla Final" entre la Humanidad y los Zentradis "salvajes"

Pero nadie, ni siquiera los miembros de la facción más "dura" de la NUNS, deseaban adelantar ese desenlace. Deseaban atacar si, pero no lo harían hasta que la victoria estuviese asegurada y para ello necesitaban algo más que las armas con las que contaban.

¿Un milagro?

—No habrá "milagros" esta vez, esta es una guerra que no ganaremos con canciones. —sentenció el Capitán Owen mientras apagaba el cigarrillo en el cenicero empotrado en uno de los respaldos de su silla.

Su Segundo al Mando lo miró desde su sitio ubicado frente a una de las terminales de monitoreo del CIC. —¿Capitán? —preguntó.

—Nada. —dijo malhumorado el hombre. —Solo pensaba en voz alta.

El enorme oficial sonrió y volvió su atención a la pantalla. —Alfa y Beta están regresando. —informó mientras utilizaba la interfaz de su terminal para mandar una imagen a la pantalla general que estaba frente al Capitán. —Sin novedad.

—Vaya sorpresa. —respondió Owen mirando el holograma, donde seis pequeños triángulos azules avanzaban en medio del campo naranja que mostraban el área de control de fuego de la Bramante.

El Alto mando había posicionado al Batallón 612 en la retaguardia de la flota. Alrededor de la Bramante se encontraban las naves de soporte y transportes de pertrechos, asi como las enormes naves factorías clase Three Star, las fábricas móviles de la flota.

Patrullar aquel sector de la formación era un verdadero tedio para los pilotos, pero era la posición asignada y debián cumplir las órdenes.

Al menos sus pilotos podían ejercitarse y en ese sentido, la nueva adición a la Bramante en forma del Escuadrón Delta había venido de maravillas. Aquellas naves furtivas presentaban un buen reto para los anticuados VF-11 y los ejercicios entre los cuatro escuadrones se habían vuelto cada vez mas intensos.

Pero la Bramante no era la única nave que aprovechaba el tiempo ejercitando sus tropas. Toda la Vigésima Séptima flota se encontraba en medio de complejas maniobras que involucraban prácticas de toda clase de estrategias de ataque, defensa y movimientos de cada una de las escuadras.

Todo este movimiento y actividad extra ralentizaban el avance de la enorme flota y transcurridos seis meses de expedición, ni siquiera habían abandonado las rutas patrulladas por las bases de defensas regionales que custodiaban las rutas mas transitadas entre los diferentes mundos colonizados por la raza humana.

Tali tampoco había estado ociosa durante el viaje. Tardó solo unas pocas semanas en crear los planos necesarios para las modificaciones en la superestructura del puente de mando, lamentablemente tuvo que pasar más del doble de ese tiempo para que la burocracia de la NUNS aprobara el proyecto y designara un presupuesto. Ni siquiera los aceitados contactos de Owen en la milicia lograron apurar el trámite, que demoró casi un mes entero desde que los planos estuviesen dibujados y listos para ser enviados al astillero más cercano..

La Bramante era una de las muchas Northampton desparramadas por la galaxia que aún no había sido reconvertida al estándar 2059, por lo que no había realmente una razón para denegar aquel upgrade extraordinario. Hubo alguna que otra queja al tratarse de modificaciones no estandarizadas, pero eventualmente los papeles fueron sellados y la nave obtuvo autorización para entrar a uno de los astilleros móviles de la flota.

Por recomendación de Aichi eligieron una Three Star con las instalaciones adecuadas y la fragata fué anclada en uno de los dos enormes astilleros que, como monstruosas alas, crecían a ambos lados de la enorme nave factoría. No eran los únicos allí por cierto. Un par de Portanaves Clase Guantánamo se encontraban anclados del otro lado de la gigantesca nave en medio de reparaciones y mantenimiento general. El dique en donde ancló la Bramante en cambio estaba vacío y eran los únicos allí.

El proceso fué, al menos desde el punto de vista del Capitán Owen, extremadamente rápido. Toda la superestructura del viejo puente de mando fué desmontada y retirada por medio de las enormes grúas de la Three Star en solo unas pocas horas. No fué necesario el desembarcar la tripulación y la vida a bordo no sufrió ninguna interrupción. El proceso de desmontaje estaba por completo automatizado y la vieja torre pronto dejó lugar al enorme hueco en el casco listo para recibir su nueva "cabeza".

La nueva torre salió del interior de uno de los enormes hangares y por medio de rieles montados en el astillero recorrió los últimos metros finales hasta quedar junto a la fragata.

Desde el CIC en el interior de la Bramante, tanto Tali como Boris supervisaban la operación por medio de las pantallas de monitoreo.

Owen vió la enorme estructura y se volvió de inmediato hacia la Ingeniera. —¿Cómo es que hicieron esa cosa en tan poco tiempo? —preguntó intrigado. —No hace más de tres días que seleccionamos este astillero ¿Y ya tienen la maldita torre lista para instalar?

—Hoy en día todo se puede imprimir en 3D. —explicó Boris con una sonrisa torcida.

—¿Imprimir? ¿Que…?

La Meltran micronizada golpeó en la cabeza al oficial Boris con su Pad. —No confundas al Capitán. —le recriminó. —Si, es cierto que todo el proyecto fué cargado directamente a la factoría en forma de archivos digitales… pero no han "Impreso" nuestra nueva torre. —explicó.

—Eso no es una superestructura estándar. —observó el Segundo al mando.

—No, pero es solo el blindaje externo el que modifiqué con esas especificaciones. —respondió la Meltran. —La estructura y anclajes internos son partes "Stock" que cualquier Three Star puede montar en horas.

En las pantallas aparecia la nueva torre iluminada por los reflectores del astillero. El enorme cristal había desaparecido, reemplazado por una capa de blindaje que formaba un quilla doble en un ángulo extremadamente pronunciado.

—Parece uno de esos cascos medievales. —observó el Operador de Tráfico.

Owen se acarició la barbilla. —Le da a la Bramante un aspecto más agresivo. —dijo sin disimular su satisfacción. —Me gusta.

—Bah. —exclamó Tali. —Esos ángulos son para ayudar a la efectividad del blindaje. —dijo restándole importancia al asunto. —Es lo que hay en el interior lo que cuenta.

El Oficial Boris se frotó las manos con entusiasmo. —Nuestro propio Núcleo Computacional Cuántico. —dijo. —Con ese bebé tendremos la misma capacidad de cálculo que una Clase New Macross. —aseguró.

—Sigue pareciéndome algo excesivo. —respondió el Capitán. —¿Cómo es que consiguieron una de esas cosas?

—Oh, eso fué cosa de Aichi. —respondió Tali. —Él tiene los contactos con la Corporación que fabrica esas cosas.

Mientras hablaban, las dos enormes grúas comenzaron a levantar la gigantesca pieza de ingeniería y el proceso de acoplamiento comenzó ante la atenta mirada de la tripulación de la Bramante.

—¿Qué hay del Software para operar eso? —preguntó Jarvis.

—Todo está en el "paquete". —respondió Boris. —Una vez que el Núcleo esté en línea tendremos absoluta independencia en cuanto al procesamiento de información de todo el Campo de Batalla.

—Algo me dice que hemos instalado un juguete muy caro solo para que ustedes dos puedan divertirse en esta nave. —suspiró el Capitán Owen.

—Oh vamos, no se pongan celosos… También hemos encargado un par de juguetes nuevos para ustedes, chicos. —respondió la Meltran con una sonrisa. —Ahí vienen.

Unas grúas más pequeñas, equipadas con poderosos brazos articulados se pusieron en marcha y comenzaron a desmontar una parte del casco frontal de la Bramante. Mientras tanto, tres enormes carros motorizados salieron del interior de la factoría y recorrieron el astillero hasta detenerse tras la plataforma en donde había estado la nueva torre.

—Esas son torretas dobles de 58mm. —Observó Jarvis. —¿O sea que realmente tendremos un upgrade al modelo 2059?

La mujer asintió. —Si, tenemos que instalarlas como parte de la certificación oficial… de lo contrario no nos hubiesen permitido tocar las otras cosas. —dijo.

Las grúas retiraron el viejo blindaje y comenzaron a instalar los soportes reforzados para las nuevas torretas. Al tratarse de armas láser, no era necesario incorporar un compartimiento de municiones al casco y salvo las conexiones extras al reactor de la fragata, su instalación era relativamente sencilla.

—¿Nuestro generador tendrá el jugo necesario para esas cosas? —preguntó preocupado Owen.

—No. —respondió la Meltran cruzándose de brazos. —Por eso instalé capacitores extras; podremos almacenar unos veinte disparos por torreta y recargarlos en forma alternada cuando los necesitemos.

—¿Y la masa extra…? ¿Cómo afectará la maniobrabilidad de la nave todo ese peso extra en la sección de proa?

—Oh, no se preocupes por eso, Capitán. —lo tranquilizó la Meltran. —Ya le dije que voy a "tunear" a la Bramante. —aseguró. —No notará la diferencia con esas cosas en la proa.

—Espero que tengas razón. —respondió intranquilo el Capitán.

Cuando la nueva torre estuvo anclada en su sitio, de inmediato comenzaron las tareas internas para conectar todos esos nuevos sistemas a la red de datos existente en la Bramante. Talí había pasado varias semanas preparando la nave para ello y todo el proceso fué rápido y sin complicaciones.

El nuevo núcleo computacional contaba con su propio mini-reactor autónomo y toda una variedad de sistemas de respaldo para garantizar su operatividad, incluso si la nave que lo albergaba sufria daños catastróficos a sus sistemas. Aquel diseño era reminiscente a como estaban construidas las viejas SDFN, en donde todo el puente de mando podía separarse de la nave en caso de ser necesario.

Tardaron dos días más en instalar los sistemas secundarios y las nuevas torretas frontales, pero al tercer día, la Bramante activó sus motores y lentamente abandonó el astillero con un aspecto completamente renovado.

Debian testear los nuevos sistemas y certificar que los nuevos componentes estuvieran instalados correctamente. Jarvis preparó una serie de ejercicios generales para todos los tripulantes, desde los pilotos de combate hasta las brigadas de rescate y control de daños.

Una vez que obtuvieron luz verde, la Bramante se alejó un poco de la flota principal y comenzó una serie de ejercicios de combate, pero esta vez no eran maniobras normales.

Boris estrenó el nuevo Núcleo Computacional Cuántico creando una simulación bajo la atenta supervisión de Jarvis. La nueva computadora de la fragata construyó un escenario hyper-realista en donde cada nave enemiga y cada parte del campo de batalla fué transmitida a cada miembro de la nave en forma de Realidad Aumentada.

Mientras los escuadrones de combate luchaban en el espacio contra oleadas interminables de Zentran y Meltran, la simulación continuaba dentro de la propia fragata. La poderosa computadora creaba incendios realistas que las brigadas de control de daños debían sofocar utilizando sus equipos dispensadores de espuma, todo simulado con un increíble nivel de realismo mientras el humo y las llamas virtuales parecían quemar a los hombres que luchaban por salvar su nave..

En el CIC, solo iluminado por las pantallas de información y las tenues luces rojas que ayudaban a los hombres a concentrarse, los Oficiales trataban de resolver las situaciones que se desarrollaban sin parar y requerian usar al máximo los recursos disponibles.

Aquellas nuevas armas recién instaladas en la proa habían probado ser un upgrade vital para la Bramante. Los cuatro cañones fijos que estaban montados en el fuselaje originalmente solo podían disparar apuntando la propia Fragata contra sus objetivos, lo que limitaba muchísimo la movilidad de la misma durante un enfrentamiento masivo.

Las nuevas torretas de 58mm no tenían el poder de fuego de los viejos cañones, pero en cambio podían rotar 360 grados sobre sus soportes y seguir blancos en forma independiente.

—Podemos rastrear y atacar ochocientos blancos simultáneamente. —dijo orgulloso Boris señalando el radar holográfico lleno a rebosar de puntos de colores que indicaban amigos y enemigos (pero principalmente enemigos)

El Capitán Owen miró a su Segundo al Mando quien, en esos momentos, estaba al mando del timón de la Bramante. —Tendremos que volver a aprender cómo luchar. —dijo sacudiendo la cabeza. —Nuestras tácticas de combate estándar ya no sirven con este nuevo equipo.

La información que se desplegaba en las pantallas era abrumadora. Potenciado por las nuevas capacidades del núcleo computacional, millones de cálculos de trayectorias, intercepción y análisis balísticos eran resueltos en centésimas de segundo y los hombres a cargo de la nave debían reaccionar lo más rápido posible para aprovechar hasta el último bit de valiosa información que pudiese darles la ventaja en el campo de batalla.

—¿Cómo van los escuadrones? —preguntó el Capitán buscando la pantalla que mostraba la actividad de los cazas en ese momento.

El Operador de Tráfico movió la pantalla indicada para que su Capitán pudiera ver los datos. —Alfa no ha sufrido pérdidas, Beta registra un VF-11 seriamente dañado y Charly ha perdido dos. —dijo.

—Los novatos de Delta se están luciendo. —observó Jarvis sin quitar las manos del timón. —Mire esos "scores". —¡Más de treinta derribos y solo son tres unidades!

El Escuadrón Delta había desplegado sus tres VF-171 en configuración de ataque, sin ninguno de sus Pods de Guerra Electrónica instalados. Si bien en poder de fuego no podían compararse con los VF-171 estándar armados con cañones y Micro Misiles, la movilidad extra y las características furtivas hacían de esos aviones unas verdaderas máquinas mortíferas.

Llevaban más de dos horas de combate y la fatiga estaba haciendo mella en ellos. Si bien las imágenes que se proyectaban en sus pantallas e instrumentos no eran reales, las maniobras y el esfuerzo que hacían en la cabina si lo eran. Las enormes fuerzas G que cada piloto sufría al maniobras aquellas poderosas naves de combate agotaban los músculos y sometian a todo el cuerpo a un gran estrés en general.

De los tres VF-171 que participaban en el combate solo el Número 1 contaba con sus dos pilotos designados. Las otras dos aeronaves sólo contaban con un tripulante cada una. Si bien el papel de un operador de Guerra Electrónica dependía enteramente de los equipos especializados que llevaban las aeronaves instalados en el momento de cada misión, en el caso de Camila la joven cumplía su papel de apoyo con las pocas herramientas que tenía a su disposición.

En su caso en particular, utilizaba los emisores de interferencia internos del VF-171 para neutralizar los radares enemigos, «Ofuscar» era el término correcto. Cada vez que el caza era iluminado por un haz de radar de banda angosta, la joven disparaba un pulso de microondas en la dirección general del contacto para enmascarar su posición. Los Zentradi utilizaban ese tipo de radares para apuntar sus cañones láser de largo alcance, por lo que era una buena idea despistar rápidamente a esas armas antes que pudiesen lograr una resolución de blanco adecuada; una descarga láser de uno de esos cañones de energía se movía "apenas" a una fracción de la velocidad de la luz, pero aún asi era algo extremadamente difícil de esquivar a distancias inferiores a los diez kilómetros.

—¡Misiles a las tres en punto! —gritó en cuanto vió una docena o más de pequeños triángulos rojos aparecer a su derecha.

Rápidamente lanzó un par de señuelos en aquella dirección, pero comprobó con horror que se habían agotado hace tiempo.

—¡Evasión, evasión!

Ximena estaba en esos momentos en plena persecución de un Reguld y rápidamente abandonó el ataque al oír el grito de Camila. Eran misiles de corto alcance por lo que no tenían una gran velocidad de intercepción. (Dependiendo del vector de ataque del lanzador, podían salir con más o menos velocidad con respecto a su blanco) El VF-171 extendió las piernas para desacelerar rápidamente y cambiar de dirección mientras la computadora analizaba la trayectoria de la amenaza. Ximena no esperó a ver el resultado y en cambio aceleró a toda velocidad en forma perpendicular al enjambre de misiles y girando como un trompo esquivó el ataque sin problemas. Los misiles intentaron girar para enganchar nuevamente el blanco pero su combustible era limitado y ya el caza se encontraba a varios kilómetros de distancia, bien lejos de la amenaza.

—¡Me estoy quedando sin munición! —exclamó Travis mientras su imagen aparecía fuertemente distorsionada por la interferencia del campo de batalla. —¿Cuanto más…?

—Yo tampoco tengo demasiado jugo. —dijo Ray uniéndose a la discusión. —Y también estoy sin contramedidas.

—Nosotros también estamos secos. —informó Camila. —¿Dónde está la Bramante?

—Oh mierda. —exclamó Travis.

Se habían alejado demasiado. La Bramante se encontraba a un centenar de kilómetros de allí y en los monitores de la cabina era apenas visible tras las nubes de humo que la envolvían. Enormes impactos negros eran visibles en el dañado casco, pero la fragata seguia, al menos momentaneamente, de una pieza.

—Les dieron duro. —dijo Ximena. —Tenemos que volver antes que…

—Negativo. —dijo una voz en la radio. Camila aisló la transmisión y le dió prioridad máxima para que apareciera sobre el resto de las pantallas. El duro y curtido rostro del líder Alfa apareció frente a ellas. —Alfa y Beta se encargaran de la defensa perimetral. Charly y Delta tienen que interceptar misiles anti-nave en el sector 32E y 35D respectivamente.

—Entendido. —respondió la piloto. —Interceptaremos fuego enemigo en las coordenadas informadas. Delta fuera.

Las tres aeronaves formaron en un triángulo cerrado y se dirigieron rápidamente al sector que el Líder de Alfa había asignado. Pronto las luces de navegación del escuadrón Charly los siguieron a corta distancia.

No tardaron mucho en recibir los contactos de radar que indicaban múltiples fuentes de calor avanzando a gran velocidad hacia la posición de la fragata. Eran enormes misiles anti-naves capitales; gigantescos cohetes de casi veinte metros de largo cargados de explosivos que podían alcanzar una velocidad enorme durante su fase final de ataque.

—¡DeCulture! —exclamó Camila viendo la multitud de contactos en su pantalla de radar. —¿Tenemos que derribar todo eso? ¡Son como un centenar!

—Y cada uno de ellos tiene una ojiva de más de un kilotón de explosivo… así que no se acerquen demasiado al disparar. —advirtió la Teniente Hernandez acelerando al máximo su aeronave. —¡Ataquen!

Cada nave inició una separación de un kilómetro con respecto a la otra y comenzaron a disparar a los enormes misiles que se acercaban. Eran blancos grandes y fáciles de abatir, pero tal y como había advertido Ximena, al explotar creaban enormes ondas de choque que podían despedazar las pequeñas aeronaves si se acercaban demasiado.

Sin un minuto más que perder, los tres cazas de Delta se pusieron manos a la obra y el espacio se llenó de enormes explosiones.

—Nuestro flanco izquierdo está cubierto. —informó Jarvis al ver las enormes explosiones que iluminaron el campo de batalla.

—Justo a tiempo. —respondió el Capitán. —Tenemos que posicionarnos para disparar, no hay tiempo para maniobras evasivas.

La flota disparaba salvas de artillería en forma sincronizada para despejar sectores de enemigos de forma rápida y precisa. Para que esas andanadas de disparos fueran efectivas, todas las naves con cañones de artillería de largo alcance debían apuntar y disparar sincronizadamente por lo que los Capitanes debían, al menos momentáneamente, dar el control de sus naves al control de fuego automatizado de la flota, quien se encargaba de definir el ángulo y apertura de disparos.

Durante ese tipo de acciones la nave no podía realizar maniobras de evasión, por lo que eran, al menos temporalmente, "patos sentados" en el campo de batalla.

Con el flanco izquierdo cubierto por Charly y Delta, Owen asignó todas las defensas de punto al flanco derecho en donde recibían continuamente fuego de saturación de las pequeñas naves de asalto Zentradi, cada vez más cerca del perímetro defensivo.

—Descargas en 3, 2, 1…¡Fuego!

Toda la flota disparó al unísono incluidos las enormes Battle Class transformadas en su modalidad de ataque máximo. El espacio se iluminó por completo mientras cientos de miles de disparos creaban una verdadera ola de destrucción que desintegró por completo un flanco de la flota enemiga.

—¡Todo a babor, sácanos de aquí! —gritó el Capitán incorporándose de su asiento para señalar el rumbo.

El contraataque no tardó en llegar y los disparos enemigos, no tan concentrados como las descargas de la Vigésimo Séptima Flota, llegaron en forma de una monstruosa lluvia esmeralda.

La computadora de amenazas logró calcular un vector de escape a tiempo y la Bramante se escurrió entre la mortal lluvia de energía láser mientras otras fragatas más desafortunadas explotaban a su alrededor.

—Demasiado cerca. —dijo Jarvis girando los controles para volver a apuntar la proa de la fragata hacia las concentraciones enemigas. —Demasiado.

—Esa descarga se llevó consigo al 15% de nuestra flota. —informó el operador del radar. —Y parte de nuestro array de comunicaciones. —agregó Boris mostrando como en las pantallas la información de contactos comenzaba a temblar y a desaparecer. —Tenemos una reducción del treinta por ciento de ancho de banda. El enlace secundario también está comprometido.

—¿Cómo están nuestras tropas? —preguntó Owen.

—Alfa y Bravo no reportan bajas. —respondió el operador. —Charly y Del… Oooh mierda!.

Por el tono del hombre Owen supo que algo muy malo estaba ocurriendo. —¿Qué sucede?

—Detecto un desdoblamiento masivo del espacio tras las líneas enemigas…es…

—La Flota Principal. —dijo Boris levantando la vista de su pantalla.

—Finalmente han llegado. —terminó Owen mientras volvía a sentarse en su silla y se quitaba la gorra.

El espacio se volvió completamente blanco. La enorme descarga de energía dimensional tras el FOLD de una de las flotas principales Zentradi fué tan grande que por un momento rivalizó con la luz emitida por una Supernova.

Cuando la intensidad del brillo disminuyó todos pudieron ver que el espacio frente a ellos estaba, literalmente, cubierto de naves enemigas. Ninguna estrella ni espacios vacíos quedaban a la vista, era literalmente, una gigantesca pared sólida de naves enemigas.

—¿Cuatro o cinco millones? —preguntó Owen a su Segundo.

—El número es al azar, creo. —respondió el Oficial. —Yo solo programé las probabilidades… los detalles los maneja la computadora.

Casi todo el frente enemigo estaba ocupada por la enorme Superfortaleza Zentradi, una monstruosa nave del tamaño de un planetoide con un poder de fuego terrorífico.

De inmediato la flota emitió una nueva orden de fuego coordinado y la Bramante entró en modo de formación sincronizada. —Dejame adivinar…. ¿Vamos a disparar todos a esa cosa? —preguntó el Capitán.

—Cien créditos que nuestros disparos no llegan a tocarla. —apostó Jarvis.

La flota de la NUNS disparó nuevamente con todas las naves que aún estaban operativas, pero incluso los enormes cañones dimensionales de las Battle Class poco pudieron hacer con tan enorme cantidad de enemigos. Las primeras líneas de formaciones enemigas por delante de la SuperFortaleza recibieron de lleno la terrible descarga de artillería, como si fueran un simple escudo defensivo. Solo un par de descargas impactaron en la gigantesca nave, una de ellas incluso acertó de lleno en el enorme ojo que portaba el cañón de energía principal, que de pronto se iluminó por completo a medida que se cargaba para efectuar su primer disparo.

El silencio se hizo total en el CIC. Owen se puso de pié y señaló el monitor mientras la energia del mortal disparo aumentaba y todo se volvia de color blanco alrededor. —Es suficiente. —dijo. —Den por terminado el ejercicio.

Las luces se encendieron y las millones de naves enemigas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Boris levantó los brazos y se estiró lo más que pudo. —Lástima… quería ver como nos borraban de la faz del universo hasta el último átomo. —dijo.

—Seguro que no se siente nada agradable. —respondió Jarvis mientras se quitaba los auriculares. —Buen trabajo. —dijo mirando a los demás oficiales.

El Capitán Owen activó el micrófono y se dirigió a toda su tripulación. —El Ejercicio ha concluido y todos se han desempeñado de forma estupenda, vuelvan a sus puestos asignados y preparense para recibir las órdenes de sus oficiales para la post-evaluación del ejercicio. —dijo tras lo cual volvió a colgar el micrófono.

Los demás Oficiales se quitaron las gafas de realidad aumentada y también realizaron algunos ejercicios de relajación. La puerta del CIC se abrió de pronto y la Ingeniera Tali entró al recinto con las manos en sus bolsillos como si lo hiciera por su casa.

—Nunca vi una simulación tan realista. —dijo Gabriel, el Oficial encargado del Control Aéreo alrededor de la Fragata.

Tali prendió un cigarrillo ante la mirada airada del Capitán. —Yo también quedé sorprendida en cuanto ví esos gráficos en tiempo real. —dijo lanzando una nubecilla de humo. —Toda la sección de ingeniería estaba llena de humo y cada componente y pieza de los reactores parecía ser interactuable y reaccionar a los daños que recibió la nave.

—Está prohibido fumar en el CIC. —dijo Jarvis señalandola con el dedo. —Por favor apague eso.

La Meltran lo miró de mala manera pero apagó el cigarrillo aplastandolo con el puño. —¿Esta nueva simulación vino incluida con nuestra nueva Torre? —preguntó en cambio dirigiendose al Oficial Boris.

El hombre asintió. —Se trata de la última versión del UniEngine, el motor de simulación virtual más avanzado del Consorcio Macross. —aseguró.

Owen examinó las pantallas donde estaba reproduciendose parte de la batalla. —Es increíblemente realista. —dijo acariciándose la barbilla. —No podría diferenciar la realidad de esta simulación ni aunque mi vida dependiera de ello.

—Debería ver lo que son los juegos de Simulación Inmersiva como Calypso entonces. —dijo Boris cruzándose de brazos. —Esos MMORPG's son casi Otro Mundo para vivir en ellos veinticuatro horas al día… de hecho es el mismo Motor de simulación que se usó en el Proyecto de la Flota 41.

La mención de aquel desafortunado nombre hizo que todos guardaran silencio.

—Algo muy malo tuvo que haber sucedido con esa flota. —dijo con voz tensa el Capitán Owen. —Es imposible que hayan desaparecido sin dejar rastros.

—Hay una posibilidad que nuestra flota se tope con ellos. —observó Jarvis mirando a su Capitán. —Pero si fueron los Zentradi… dudo mucho que quede algo más que algunas ruinas esparcidas para cuando los encontremos.

Boris sacudió la cabeza. —No creo que hayan sido los Zentradis. —dijo.

—¿Y tu como sabes eso? —preguntó intrigada la Meltran llamada Tali.

El Oficial Boris levantó un dedo. Fué esa IA, Aurora. —dijo.

—¿Una IA? —preguntó Jarvis.

—La Flota 41 iba a realizar un salto colosal a través de media galaxia… toda la tripulación, soldados y colonos iban a estar en animación suspendidas dentro de esa simulación realista que creó Alpha Corporation… la misma empresa que nos proveyó de nuestra Simulación de combate —explicó el Oficial Boris señalando la pantalla de su terminal. —Para supervisar que todo estuviese bien dentro de la flota durante el FOLD, se programó una IA para que se encargará de todo.

—Una IA no sufre el Síndrome FOLD. —explicó Tali. —Comprendo.

El semblante de Boris se puso extremadamente serio. —Esa IA tuvo que haber hecho algo con la flota… estoy seguro de ello.

—Boris siempre habla mal de las IA. —explicó el Capitán Owen. —Las odia por alguna razón.

—Por supuesto que las odio. —explicó el hombre cerrando el puño. —No puedes confiar en algo que otro ha programado…pero incluso así, todas ellas pueden volverse locas y descontrolarse… ya sucedió con Sharon Apple en Ciudad Macross ¿Recuerdan?

—¿Que no había sido un Hacker Terrorista o algo asi el que hizo esa infiltración en el sistema de defensa planetario? —preguntó Jarvis

—Ja. —se rió el Oficial. —Eso es lo que quieren que el resto de la galaxia crea… la realidad es que fué esa maldita Idol Virtual que se volvió loca… y tengo pruebas que…

El Capitán Owen levantó la mano. —No me interesan esas conspiraciones de cosas que pasaron hace décadas. —dijo sacudiendo la cabeza. —Estamos cansados Boris, déjanos reposar nuestros cerebros de una buena vez.

Aquello dió por terminada la charla. Tali se despidió de los hombres y abandonó el CIC silvando despreocupadamente una vieja canción que de pronto había recordado… de Sharon Apple.

Por toda la fragata los hombres se quitaron las gafas de realidad aumentada y respiraron aliviados. Nunca habían participado de un ejercicio tan realista como ese y el dolor y magulladuras que sentían eran reales; varios inclusos tuvieron que recibir tratamiento debido a golpes y caídas durante los momentos más febriles de la batalla contra los incendios que se desataron dentro de la nave.

Pronto comenzaron a llegar las naves al hangar y los equipos de recuperación se pusieron manos a la obra. No había verdaderos "daños" en los cazas. Aquellos VF-11 que habían sido "destruidos" por la simulación simplemente habían quedado inmóviles en el espacio mientras la batalla simulada continuaba a su alrededor. Una vez que el ejercicio hubiese concluido los pilotos recuperaron el control de sus naves y pudieron regresar con sus compañeros a la fragata.

Charly y Delta fueron los dos últimos escuadrones en regresar a la Bramante. Una vez que todas las aeronaves hubiesen ingresado al hangar este se cerró de inmediato y los técnicos comenzaron a revisar cada caza en busca de signos de daños durante el vuelo. Aichi recibió a Ximena y Camila cuando ambas chicas descendían de su aeronave.

—Buen trabajo ahí afuera. —dijo levantando una llave francesa a modo de saludo. —¿Cómo se sintieron las máquinas? —preguntó.

—Estupendas. —respondió la Teniente Hernandez acariciando el fuselaje de la aeronave. —Esa simulación… jamás participé en algo tan realista.

—Yo tampoco nunca vi algo así. —confirmó Camila quitándose el casco al igual que su compañera. —Todo se veía tan… real, completamente diferente a las simulaciones que hice durante mi estadía en la Academia.

El hombre se rió a carcajadas. —Dimelo a mi… según la simulación fuí decapitado por un trozo de cañería de una línea de combustible que explotó en el hangar. —dijo sacudiendo las antiparras de realidad aumentada que tenía colgadas del cuello. —Tuve que quedarme sentado en un rincón haciéndome el muerto mientras todos los demás corrían de aquí para allá tratando de apagar los incendios y todo eso.

Una voz se escuchó de pronto por el sistema de anuncios del hangar. —Todos los pilotos reportarse en el Salón de Misión para una revisión general del ejercicio.

—Tenemos que ir. —dijo Ximena colocando su casco bajo el brazo. —Siento no quedarme para su funeral, Jefe Aichi. —agregó con una sonrisa.

—Oh, no se librarán tan fácilmente de mí. —respondió el viejo mecánico con otra carcajada. —De seguro me volveré un maldito espectro para asustar a todos en esta maldita nave.

El Escuadrón Delta abandonó el hangar mientras un batallón de técnicos comenzaba a dar mantenimientos a las naves recién llegadas.

La sala de reuniones de los pilotos estaba en silencio. Todos estaban cansados por el terrible ejercicio y el ver el catastrófico resultado en las pantallas de resumen de la misión no había servido para mejorar los ánimos.

Solo los gemelos de Alfa estaban con el suficiente buen ánimo para seguir con sus bromas y groserías. Cuando vieron entrar a Ximena y a Camila de inmediato se jactaron ante ellas de sus cincuenta derribos.

Ambas chicas ya se habían acostumbrado a la prepotencia de ambos jóvenes, asi que tras intercambiar algunos insultos y de que el líder de Alfa se los llevara arrastrando por el cuello de sus trajes de vuelo, pudieron sentarse en las últimas filas de asientos a esperar las palabras del Director de Operaciones, quien no tardó en llegar al estrado central para hablar sobre la misión.

—Primero que nada, todos han hecho un excelente trabajo. —dijo señalando a los pilotos con un gesto del brazo. —Este ejercicio fué diferente en varios aspectos; no solo por disponer de nuevo elementos en nuestra ala de ataque. —dijo mientras miraba a Ximena y sus compañeros. —Si nó porque hemos cambiado nuestra doctrina de ataque para adaptarnos a lo que será un conflicto Asimétrico, en donde obviamente nosotros somos los que tenemos una desventaja abismal en cuanto a números.

La enorme pantalla del salón se llenó de gráficos que mostraban la evolución de la batalla mientras el Director Curtiss comentaba los puntos más importantes de las acciones que cada escuadrón había realizado. Salvo los gemelos, quienes se ganaron otras doce horas de calabozo por desobedecer órdenes durante la misión, el resto de los pilotos recibió los elogios del Director por el desempeño excepcional. Entre los cuatro escuadrones habían derribado un total de doscientas veinte unidades enemigas y dañado seriamente o colaborado en la destrucción de al menos tres destructores enemigos. Las bajas habían sido mínimas; dos cazas de Charly cuyos pilotos habían sido muertos instantáneamente por descargas de energía y un caza de Bravo cuyo piloto pudo eyectarse a salvo.

—Pero al fin y al cabo todos morimos. ¿Verdad? —preguntó el líder de Bravo, aquel hombre de cola de caballo y mirada certera.

—Si, pero eso era parte del escenario. —respondió Curtiss mostrando la enorme flota Zentradi momentos previos al disparo final. —No podemos realizar un ataque frontal con nuestros actuales números. —explicó. —Atacar puntos débiles y flancos aislados es nuestra única estrategia de supervivencia.. y desaparecer rápidamente antes que los Comandantes reacciones y movilicen la flota principal para interceptarnos.

Se hizo silencio en todo el salón. Todos estaban pensando lo mismo pero nadie se atrevía a decirlo. Finalmente fué la propia Camila quien reunió el coraje necesario.

—No ganaremos una guerra total con esas… tácticas. —dijo levantando la mano como si volviese a estar en la academia.

—Ciertamente. —dijo Curtiss depositando su puntero láser en la mesa. —Pero no es nuestro trabajo el buscar una estrategia, nuestra tarea es garantizar que, cualquiera sea la que el Comando Central escoja, resulte exitosa.

—¿Y esta lo fué? —preguntó uno de los pilotos de Bravo. —¿Qué es lo que hicimos bien entonces? ¿Aguantar vivos…?

—Exactamente eso. —respondió el Director cruzándose de brazos. —En la Guerra Asimétrica, permanecer vivos la mayor cantidad de tiempo es nuestra única prioridad.

Se escucharon numerosos murmullos en el salón. Nadie parecía estar muy convencido de aquella "estrategia".

—Sea como sea. —dijo Curtiss volviendo a hablar a los pilotos. —Hemos demostrado que podemos mantener la iniciativa y eso es lo más importante en el campo de batalla. —afirmó haciendo un gesto hacia la pantalla. —Cualquiera sea la forma que el Alto Mando encuentre para ganar esta guerra, debemos estar a la altura para garantizar que se lleve a cabo y… un momento por favor.

El hombre levantó una mano hacia la audiencia y con la otra activó su Pad que al parecer mostraba una llamada importante. —Rayos. —dijo al terminar de leer el mensaje. —Caballeros… se nos acabó el tiempo por hoy, pueden consultar el análisis más exhaustivo en sus bitácoras una vez que mi equipo prepare el material. Pueden retirarse.

Los pilotos se miraron entre ellos y comenzaron a levantarse de sus asientos lentamente, tras lo cual se retiraron en pequeños grupos, la mayoría en dirección a las barracas para ducharse y cambiarse los trajes de vuelo por ropas algo más cómodas, pero algunos se quedaron en el salón revisando los datos de la misión junto con sus líderes de escuadrón.

Cuando Ximena y el resto de sus compañeros iban a abandonar el recinto fueron abordados por el líder de Alfa. —Teniente. —dijo el hombre con un Pad en la mano. —¿Me permite un momento?

Ximena asintió e hizo un gesto a los demás para que continuasen sin ella. Camila miró a su compañera sin estar muy segura que hacer pero finalmente acató la orden y fué tras los pasos de Travis y Ray.

—Primero déjeme decirle que su desempeño ha sido excelente. —dijo en cuanto hubiesen quedado solos en un rincón del salón.

—Gracias, Señor. —respondió Ximena respondiendo al halago con una ligera reverencia.

—Dicho eso, me gustaría tener una reunión con usted y los demás Jefes de Escuadrón de la Bramante… se que la mayoría está agotado por el ejercicio, pero me gustaría revisar ciertas acciones de la misión y mientras más frescas estén en la memoria, mejor.

—Comprendo. —respondió la Teniente Hernandez. —Puede contar conmigo, Señor.

—Excelente… nos reuniremos en el comedor a las 1900 horas.

—Entendido, allí estaré. —se comprometió Ximena.

—Me temo que esa reunión tendrá que ser pospuesta. —dijo una voz a sus espaldas. Tanto Ximena como el líder de Alfa se voltearon y vieron al Director Curtiss parado a unos pasos de donde estaban ellos. —El Capitán Owen necesita hablar con la Teniente Hernandez. —dijo señalando su Pad con un mensaje todavía en la pantalla. —Es importante.

Por el tono de su voz, Ximena no tuvo ninguna duda sobre la veracidad de esas palabras.