El pequeño punto azul se detuvo un instante como indeciso y tras temblar violentamente, desapareció de la pantalla de monitoreo frente al rostro de Camila.
—Perdimos la señal con el Grupo de Búsqueda en el sector F21. —reportó la joven tras forzar una actualización de los datos para corroborar la desaparición del contacto.
Ximena estaba viendo la misma pantalla que su compañera y suspiró resignada. —Nos advirtieron que esto podía pasar de un momento a otro. —dijo. —Esta nave es demasiado grande y ni siquiera el transmisor de datos del VF-171-S2 tiene la potencia necesaria para atravesar tantas paredes de metal y vaya a saber que otros materiales aislantes.
Camila se echó hacia atrás y apoyó la cabeza en el respaldo de su asiento. —¿Envío uno de los drones de enlace? —preguntó.
—Creo que es el momento apropiado… dejame consultarlo con el Centro de Mando.
Tras seleccionar el canal adecuado, volvió a abrir las comunicaciones. —Aquí Delta Uno ¿Me recibe? hemos perdido contacto directo con el Grupo de Búsqueda tal y como estaba previsto. Solicito permiso para desplegar los drones de enlace.
—La recibimos perfectamente, Delta uno, Aqui la Bramante —respondió Gabriel cuya voz había comenzado a sufrir por la interferencia. —Permiso concedido. La estación de radar me informa que las emisiones del Campo de la Anomalía han ido en aumento en la última hora, es posible que las comunicaciones continuen deteriorándose con el correr del tiempo.
—Recibido Bramante. —respondió la joven. —Estaremos atentos a los reportes. ¿Cómo están las cosas allá afuera? ¿Estarán seguros los demás?
—Estamos monitoreando la situación. —respondió el operador. —Si la radiación de Neutrones se acerca mucho al límite de seguridad iniciaremos una retirada preventiva… ustedes deberían estar más que seguros allí dentro. No se preocupe por sus hombres, Teniente. —la tranquilizó el hombre desde la fragata. —También mantendremos un ojo en ellos.
—Entendido. Delta Uno fuera.
La comunicación se cortó y las dos chicas volvieron a quedar en silencio. Camila se puso manos a la obra de inmediato y tras seleccionar uno de los dos drones (El que estaba montado en el dispensador izquierdo) cargó las coordenadas del mapa que Mac había enviado por Datalink una hora antes. Una vez que los datos estuvieran subidos dejó que la computadora creara una zona óptima de cobertura e inició el proceso de encendido de los motores.
La compuerta que en los VF-171 estándar contenia los misiles, se abrió revelando uno de los drones usados para extender las capacidades de comunicación de la aeronave. El aparato, de forma algo similar a mantarraya, medía un metro y medio de largo y poseía capacidades de navegación autonóma y controlada por el operador sentado en el asiento trasero del VF-171. Camila tomó los mandos del mismo y liberó los agarres magnéticos que lo mantenían anclados al contenedor de municiones.
—Desplegando. —informó mientras utilizaba los controles de vuelo duplicados en su asiento para controlar el drone.
El aparato cayó desde la bahía en cuanto los agarres magnéticos se soltaron, pero antes de impactar en el suelo sus repulsores gravitacionales se activaron y quedó flotando a unos veinte centímetros del piso metálico. De inmediato desplegó sus dos alas y varias antenas ubicadas alrededor del fuselaje. En la trompa del aparato un domo vidriado protegía un sensor de reconocimiento que hacía de ojos para el operador del iris mecánicos se abrieron y ajustaron a los niveles de iluminación y un resplandor rojizo se encendió en las cámaras de video indicando que los sistemas estaban activos.
—Hound-01 desplegado. —informó Camila. —Daré un par de vueltas alrededor del hangar para acostumbrarme a la gravedad y densidad de la atmósfera dentro de la nave.
Ximena asintió y accionó la apertura de la cabina.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó sorprendida la joven mientras levantaba su casco de operación de los drones para ver mejor a su compañera.
—Voy a revisar la aeronave. —respondió la Teniente mientras se quitaba el arnés que la sujetaba a su asiento. —Estuvimos volando por una zona de escombros y no quiero ningún fragmento metálico atascado causando problemas más tarde.
Camila no supo que responder y volvió a colocarse el casco. De inmediato la imagen del drone se transmitió frente a sus ojos y la joven asumió el control completo del aparato.
Mientras Ximena descendía de la aeronave Camila dió varias vueltas por el enorme espacio abierto probando la capacidad de respuesta del Drone. La agilidad de la pequeña aeronave era excelente y tras realizar algunas piruetas en lo más alto del hangar ante la mirada de aprobación de su compañera, volvió a descender hasta el piso, aterrizando el Drone junto al VF-171.
—¿Cómo lo sientes? —preguntó la Teniente Hernandez cruzándose de brazos.
—Como en la simulación. —respondió la joven. —Se mueve de maravillas.
—Excelente, puedes proceder.
La pequeña aeronave volvió a elevarse un metro por encima del suelo y se alejó a poca velocidad en la dirección que había seguido el Grupo de Búsqueda. Pronto se perdió de vista en el fondo del hangar y Ximena hizo crujir sus nudillos. —Manos a la obra. —dijo mientras encendía la linterna de su casco.
La revisión de su aeronave le demandó algo así como una hora. Encontró, tal y como sospechaba, fragmentos de metal en varias aberturas del fuselaje, por suerte ninguna de ellas en zonas críticas o vulnerables. Las tomas de aire para vuelo atmosférico de los enormes motores se cerraban por completo durante operaciones en el espacio, de todas formas revisó cada una de las placas del blindaje e inspeccionó con cuidado las pequeñas juntas que sellaban las diferentes articulaciones del fuselaje. Había pequeños rayones y marcas de impactos por doquier, pero eran apenas detalles estéticos superficiales que fácilmente desaparecerían en cuanto Aichi las mirara fijamente.
Retrocedió unos pasos y miró la cabina de su aeronave. En el asiento trasero Camila continuaba con el casco de navegación del drone activo y pudo ver como la joven movia la cabeza instintivamente a medida que volaba aquella cosa a vaya a saber que distancia de allí.
El transporte de tropas se encontraba a unos cien metros de ellos. Pensó en realizar una inspección similar a aquella nave para ocupar en algo su tiempo pero tras pensarlo un poco se convenció que no era su trabajo después de todo. Además aquella cosa estaba mucho mejor blindada que su VF y unos cuantos pedazos de chatarra no podrían hacerle gran cosa. En cambio se volvió hacia su aeronave y miró a su compañera en el asiento trasero.
—¿Cómo va eso? —preguntó apagando la linterna. —¿Has alcanzado al Grupo?
Camila levantó el visor y miró a su compañera desde lo alto de la cabina. —No. —dijo con el tono de voz cargado de preocupación. —No he podido seguir la ruta directa que el software dictó… hay muchas compuertas cerradas y tuve que desviarme una media docena de veces.
Ximena la miró preocupada. —¿No has seguido el mismo camino que ellos? —preguntó intrigada.
—Si, pero solo hasta el sitio en donde entraron a esas vías de tren… creí haber usado el mismo túnel que ellos habían elegido pero a mitad de camino me encontré con que una compuerta cerraba el paso y tuve que volver hacia atrás para elegir otro túnel. Traté de seguir la misma dirección general que tomaron ellos hacia la Popa, pero llevo quince minutos dando vueltas y no consigo avanzar en esa dirección.
—Mala cosa. —dijo pensativa Ximena. —¿Puedes al menos enlazar con ellos? ¿Qué dice el Datalink?
Camila envió la imagen de su visor al Pad de su compañera. Ximena activó la pantalla holográfica y observó los datos de telemetría del drone con preocupación. —Ya deberían estar en rango de alcance. —dijo. —Esos túneles aíslan por completo las señales de comunicaciones.
—Buscaré otra ruta. —suspiró la joven. —Los encontraremos… eventualmente.
El pequeño drone giró sobre sí mismo y volvió volando por el túnel a toda velocidad. Al tomar una curva la joven casi gritó una grosería que hizo que su compañera la mirara preocupada. —¿Qué sucede? —preguntó.
—Esto…. no puede ser. —dijo Camila. —¡El camino que tomé ahora está cerrado!
Ximena volvió a mirar la imagen en su Pad, en efecto una enorme compuerta cerraba el paso del túnel iluminada por las luces del Drone que flotaba a unos pocos metros de ella.
—¿Estás segura que no te perdiste? —preguntó la Teniente.
—Claro que no. —respondió su compañera visiblemente ofendida. —Estoy segura que este es el camino por donde vine.
La Teniente Hernandez apretó el puño izquierdo. —Algo está interfiriendo con la misión. —dijo. —Esto no puede ser una coincidencia.
Carina levantó el visor y miró a su compañera visiblemente asustada. —Algo… o alguien. —dijo. —¿Crees que…?
—Tal vez un sistema automático de seguridad… no lo sé. —dijo Ximena pensativa. —Lo que si sé es que tenemos que informar al Director de Misión sobre esto.
Tras apagar el Pad volvió a activar la comunicación directa con la Bramante.
—Aquí Delta Uno ¿Me reciben…?
En vez de la voz de Gabriel quien le respondió por el auricular fué una explosión de estática que casi la deja sorda. —Justo ahora… —dijo apagando la comunicación con un suspiro de resignación. —Perdimos la comunicación en el peor momento posible.
Carina miró el enlace de comunicaciones donde todos los indicadores de retorno de señal estaban ahora mostrando números en rojos. —Y ahora… ¿Ahora qué hacemos? —preguntó.
—La prioridad es recuperar las comunicaciones. —explicó la teniente. —Con la Bramante ahora mismo eso es imposible por las emisiones de esa anomalía o lo que sea… así que tenemos que encontrar al Grupo de Búsqueda, esa es nuestra mejor opción.
Carina asintió en silencio.
—Intentaremos llegar con nuestra nave hasta aquella estación de trasbordo; debería haber un acceso para me- ¿Que ha sido eso?
Las dos jóvenes miraron hacia el fondo del enorme hangar en donde habían sonado unos extraños ecos.
Pasaron varios minutos de silencio y de repente los estampidos sonaron mas cerca. Tanto Ximena como Camila reconocieron aquello.
—Eso suena como…
—Disparos. —dijo la Teniente Hernandez y sus músculos se tensaron de inmediato.
Por entre las sombras de la maquinaria que se encontraba junto a las paredes vieron una sombra que se movía en dirección hacia ellos. Pronto era más que claro que alguien venía corriendo hacia donde las dos aeronaves se encontraban aparcadas.
—Es… es uno de los hombres del Sargento Mack. —exclamó Camila al ver el uniforme del hombre. —¿Qué mierda…?
El soldado ya se encontraba a poco más de cien metros de ellos y las dos jóvenes comprendieron que aquel hombre estaba huyendo. Llevaba su rifle de asalto en alto y cada tanto se volvía sobre sí mismo y apuntaba de forma frenética hacia el techo o las sombras de las paredes. No era el comportamiento de un soldado profesional; era lo que alguien en estado de pánico haría.
—Algo malo ha pasado con los hombres. —dijo Ximena desenfundando su arma reglamentaria. —¡Eh! ¡Por aquí! —gritó a continuación sacudiendo la mano en cuanto el soldado se acercó a menos de diez metros del caza sin frenar su alocada carrera.
El hombre se detuvo al escuchar aquel grito y apuntó su rifle hacia ellas.
—¡Oh Mierd-!
Ximena se arrojó al suelo y las balas pasaron sobre su cabeza, impactando en el blindaje del avión unos pocos centímetros por debajo del asiento en donde una aterrorizada Camila contemplaba la escena horrorizada.
—¡Camila! ¡Ponte a cubierto!
La joven pareció despertar al escuchar aquella orden y rápidamente puso las manos en los controles de vuelo. El sistema le otorgó los mandos del avión al no haber nadie en el asiento principal y la cabina se cerró de inmediato sobre ella. Mientras tanto Ximena se incorporó con agilidad felina y corrió los últimos metros hacia el soldado con su arma apuntando hacia el pecho del hombre, más sabía de sobra que aquella pistola poco podía hacer contra el blindaje compuesto que portaba el soldado.
Cuando el hombre bajó el arma y le apuntó nuevamente la joven se arrojó al suelo casi en frente del cañón del rifle y de una patada golpeó la pantorrilla del soldado, quien perdió el equilibrio de inmediato y cayó como una bolsa de patatas sobre la cubierta.
Ximena no perdió el tiempo y tras dar una patada al rifle para alejarlo realizó una toma de judo al soldado para inmovilizarlo.
—¡¿Qué mierda le pasa?! —gritó mientras retorcía el brazo del hombre tras su espalda.
Para entonces Camila había pasado a modo Gerwalk y con un rápido movimiento puso el VF-171 sobre ellos, de modo que todo el fuselaje del avión los protegiera de sea lo que sea los estaba atacando. El Gunpod del caza se desplegó en la mano derecha y Camila comenzó a buscar amenazas usando las cámaras de monitoreo. —No…no veo nada. —dijo mientras la cámara daba una vuelta completa alrededor. —Cambiando ahora a imagen térmica.
Tampoco aparecieron firmas de calor en las imágenes coloreadas del sistema. Las enormes luces del techo eran las únicas emisiones de calor en aquel lugar. —Nada. —volvió a informar respirando agitadamente.
La Teniente Hernandez sujetó firmemente al soldado pero de pronto cayó en la cuenta que el hombre no se estaba resistiendo. Aflojó un poco la presión en el brazo e intentó ver el rostro de su camarada para ver si se había golpeado al caer.
—¡Rayos! —exclamó.
—¿Qué pasa? —preguntó Camila.
—Velo por ti misma; enfoca la cámara aquí abajo. —dijo.
La joven activó la cámara debajo de la cabina e hizo zoom hacia donde señalaba su compañera.
El soldado en efecto había perdido el conocimiento, pero no parecía haber sido a causa del golpe. Los ojos estaban en blanco y una espuma blancuzca salía por la comisura de la boca. Ximena se inclinó junto al hombre y acercó su oído a la nariz. —Su respiración es lenta… pero al menos respira. —dijo para el alivio de su compañera. —Voy a llevarlo al transporte para darle primeros auxilios, tú vigila el perímetro.
El soldado no solo era corpulento; su armadura y equipo hacían que Ximena apenas pudiera darlo vuelta para dejarlo boca arriba. Tras quitar el arnés de la armadura y despojarlo de toda la munición y equipo que llevaba colgando, pudo arrastrar algo más fácilmente el cuerpo inerte hacia el transporte mientras Camila montaba guardia nerviosamente.
—¿Qué crees que le pasó a ese tipo? —preguntó mientras examinaba las sombras del techo. —¿Me parece a mi o es uno de los técnicos que usaban los EX-Gears?
—Eso explicaría cómo llegó aquí tan rápido…. ¿Pero por qué se desprendió de su traje? Esas cosas son armaduras blindadas…. a menos que hubiesen sido dañada de alguna forma…la verdad no tengo idea.
—¿Y sobre su locura?
—Tampoco se me ocurre nada… algún tipo de locura o ataque… ¿Recuerdas lo que dijo el Doctor Niccola sobre la jungla y las enfermedades?
Camila apretó el puño sobre los controles. —¿Crees que fué algún tipo de insecto? ¿O un virus? Si es así…
—Si es un insecto o un parásito no lo sabremos hasta que podamos evacuar hacia la Bramante… si es otra cosa… supongo que tendremos que quedarnos en Cuarentena hasta que el Capitán Owen nos rescate… pero me preocupa más el Grupo de Búsqueda. —dijo haciendo una pausa para tomar un respiro. El transporte estaba todavía a unos cien metros de distancia. Sería mucho más fácil si Camila los levantara con la mano del robot y los dejara junto a la nave, pero no quería dejar que los sorprendieran. Si había algo hostil en aquella nave, tenían que estar en guardia todo el tiempo. Volvió a levantar el cuerpo del soldado y se encaminó decidida hacia el transporte.
Le llevó un buen rato llegar hasta la rampa y subir a aquel hombre hasta el interior de la nave la puso casi al límite de sus fuerzas, pero finalmente pudo colocarlo boca arriba sobre una camilla en medio del compartimiento de tropas.
—¿Cómo está? —preguntó Camila por radio.
—No te distraigas. —la amonestó Ximena. —Voy a darle primeros auxilios ahora mismo —dijo mientras rasgaba la camisa del hombre y dejaba al descubierto el pecho.
El botiquín de primeros auxilios estaba bien provisto de toda clase de artículos para estabilizar y realizar procedimientos médicos de emergencia en el campo de batalla. Lo primero que Ximena hizo fué tomar un monitor portátil y tras conectar los electrodos en el pecho y cuello del paciente dejó que el programa diera un diagnóstico aproximado. Ximena no tenía demasiada experiencia médica salvo en cursos de primeros auxilios con fracturas o heridas de bala… era imposible para ella saber que clase de condición afectaba al soldado. Miró las líneas que monitoreaban los signos vitales del soldado y las formas irregulares definitivamente mostraban que algo no marchaba bien en esos momentos.
La pantalla indicó que inyectara una serie de fármacos los cuales Ximena ni siquiera conocía los nombres, pero siguió al pié de la letra las instrucciones y tras colocar el frasco adecuado en la pistola inyectora aplicó una dosis en el cuello del soldado.
Le llevó varios minutos al monitor detectar los efectos de la medicación, pero al cabo de un tiempo las líneas de pulso, ritmo cardiaco y respiración comenzaron a acercarse a valores normales. El soldado recuperó un poco de color en el rostro y su respirción se volvió un poco mas regular.
—Está estable. —informó Ximena por la radio. —¿Cómo está todo allí fuera? ¿Hay señales de los demás?
—Todo tranquilo en el hangar. —reportó la joven. —Tampoco han llegado Pings del Grupo de Búsqueda o de la Bramante me temo… todo está en silencio.
Ximena se incorporó y dejó al hombre al cuidado del monitor automático. Encontrar al Doctor Niccola era la única opción que tenían para salvar la vida de aquel hombre y no podían perder más tiempo. —Voy a salir. —dijo.
Camila hizo que el VF-171 se deslizara hasta quedar cerca de la rampa del transporte e hizo descender la trompa hasta casi tocar el piso. Tras cerrar la rampa del mismo Ximena usó una de las piernas del caza como apoyo para saltar y rápidamente alcanzó la cabina abierta donde su compañera ya había cedido los controles de la aeronave.
—Buen trabajo. —la felicitó mientras ocupaba el asiento de piloto y se ajustaba el arnés de seguridad.
—¿Y ahora qué hacemos? ¿Nos internamos en el laberinto? —preguntó en cambio la joven.
—Es nuestra única opción. —respondió Ximena cerrando la cabina. —Tenemos que establecer comunicaciones con el Grupo o encontrarlos directamente… temo que algo muy malo les sucedió allí dentro.
El VF-171 se irguió y con un rápido movimiento se alejó del transporte. Ximena activó todos los sensores y volvió a examinar el área. —No he podido ver nada en las cámaras de amenazas. —explicó Camila. —Sea lo que sea de lo que ese soldado venía huyendo, no está cerca.
—Es posible que fuera víctima de una alucinación a causa de lo que sea que está actuando en su cuerpo. —razonó la Teniente. —Si así fué el caso, tal vez esos disparos fueron hacia enemigos imaginarios pero…
—Si, yo tampoco correría el riesgo. —respondió Camila mientras desplegaba el mapa que el Grupo de Búsqueda había enviado antes de perder el contacto..
Tras volver a recorrer el perímetro en busca de contactos una vez más, Ximena bajó el Gunpod y se relajó un poco. —¿Puedes encontrar una ruta hacia esa estación de transbordo? —preguntó.
—Puedo hacer algo mejor. —respondió su compañera. —¿Recuerdas esa transmisión que vimos desde la jungla esa que creció en el centro de la Colonia?
—Si. —respondió Ximena.
—Estuve pensando en ello… verás, esas tumbas gigantes eran de alguien tamaño Zentradi. ¿Verdad?
—Un Humano convertido en gigante. —la corrigió su compañera. —Aparentemente trabajaba aquí.
—Eso me hizo pensar… un gigante necesita de infraestructura especial para moverse por una nave como esta. —explicó Camila abriendo una serie de pantallas extra frente a su consola. —Casi todos los planetas o estaciones espaciales que tienen residencia o instalaciones aptas para Zentradi son así…y resulta que revisando los mapas, una de las capas de información de la infraestructura colonial lleva el nombre de ese trabajador. "Ralph".
—¿Ralph? —preguntó confundida la joven.
Camila envió el mapa hacia la consola de Ximena y activó el filtro que había señalado. —Mira.
En el mapa del interior de la colonia se produjo un cambio significativo; de repente toda la estructura laberíntica de túneles, vías y caminos quedó reducida a una serie de rutas marcadas en amarillo que recorrian casi la totalidad del interior de la enorme Three Star.
—Eso es un sistema de acceso exclusivo del tal "Ralph". —explicó Camila. —Una ruta de caminos y pasajes de tamaño Zentradi que conecta todo el interior de la nave… podemos usarlo nosotros con el modo Battroid del VF-171.
—¡Eres toda una genio! —exclamó Ximena con alegría. —¿Sabes como entrar a esos caminos desde aquí?
—Por supuesto. —respondió orgullosa. —El Hangar Principal de la Rainbow está dividido en dos partes; hay un túnel subterráneo que conecta ambos sectores y es desde allí que parte el camino principal. Es allí, en esa dirección. —dijo marcando un punto en su interfaz. Ximena vió que el punto marcado por su compañera aparecía en el HUD frente a sus ojos como un nuevo punto de ruta. —En marcha. —exclamó acelerando.
El VF-171 se deslizó a toda velocidad por el hangar hasta llegar cerca de la enorme pared que dividía ambos hangares. Vieron una entrada de grandes dimensiones que descendía hacia la oscuridad de un túnel por medio de una gran rampa. Ximena activó las luces del caza y descendió por la misma mientras mantenía el Gunpod desplegado y listo para repeler cualquier ataque.
Las poderosas luces mostraron que había una compuerta cerrada unos cien metros por delante. Ximena pasó a modo Battroid y caminó los últimos metros mientras guardaba el arma en su posición replegada. Había mucho material de construcción y maquinaria a ambos lados del túnel por lo que era más seguro caminar de esa forma.
—Debe haber algún tipo de apertura manual. —observó la joven piloto una vez que el robot se detuviera frente a la enorme compuerta de acero.
—Allí. —señaló Camila. —Un panel de mantenimiento a las diez en punto.
Ximena utilizó la mano del robot para acceder al panel en donde encontró una enorme manija de tamaño Zentradi. Giró la palanca y la enorme compuerta comenzó a elevarse lentamente.
—A diferencia del drone, nosotros no tenemos problemas en abrir compuertas. —observó Camila con una sonrisa. —No podrán detenernos.
El túnel continuaba igual de oscuro del otro lado. Ximena volvió a desplegar el Gunpod y avanzó lentamente mientras revisaba las diferentes cámaras de monitoreo tanto hacia delante como hacia atrás. Tras unos doscientos metros de avanzar lentamente vieron un nuevo túnel que se adentraba a su derecha.
—Ese es el inicio de la ruta de Ralph. —explicó Camila. —En esa dirección está la Popa de la Rainbow.
—Entendido. —respondió Ximena. —Vamos.
El robot se adentró en el túnel y avanzó por lo que parecía un estrecho pasillo. El techo desapareció de pronto y a través de las cámaras de visión aumentada pudieron ver el lejano techo por encima de sus cabezas. Aquel no era un verdadero túnel sinó apenas un pasillo que los ingenieros de aquella enorme nave habían dejado libre al acoplar los diferentes compartimentos modulares de la nave factoría para facilitar la movilidad del operario gigante.
La escala del interior de aquella nave era increíble y de no ser por el mapa y el filtro que Camila había descubierto no tardarían nada en perderse.
No vieron ni oyeron nada durante aquella etapa del recorrido. Carina tenia un ojo puesto en el Datalink para ver si las antenas del caza detectaban alguna señal del equipo desaparecido, pero ninguna señal parecía venir del interior o exterior de aquella nave.
—Estoy preocupada por Fritz. —dijo Camila tras consultar el Datalink por cuarta vez en apenas un minuto.
—Mack lo protegerá. —la tranquilizó su compañera. —Ese tipo sabe cómo sobrevivir… y ya lo oíste, aparentemente conoce este lugar.
Aquello no tranquilizó mucho a la joven, quien evidentemente seguía preocupada por la suerte del joven científico. Aquello puso a Ximena de mal humor. —Concéntrate en la misión. —le recordó.
Camila no respondió y volvió a examinar los planos en busca de caminos secundarios.
Tras diez minutos de caminata llegaron aproximadamente a la altura de la estación de trasbordo en donde el Grupo de Búsqueda había perdido contacto con ellos. El camino allí cruzaba un enorme espacio vacío por medio de un estrecho puente y a su alrededor enormes vías ferroviarias atravesaban aquel espacio en todas direcciones, cada una de ellas saliendo y entrando en oscuros túneles en cada una de las enormes paredes de metal de los módulos que se apilaban alrededor.
—Estamos cinco niveles por encima de la estación. —reportó la joven desde el asiento trasero. —¿Crees que podamos bajar hasta esos túneles ferroviarios y buscar el camino?
Ximena meditó aquello unos momentos. —No. —dijo finalmente.
—¿No?
—No sabemos si esas compuertas que tu Drone encontró pueden abrirse manualmente… esas vías no están hechas para eso. Creo que deberíamos seguir por este camino que está exclusivamente diseñado para que algo del tamaño de nuestro VF pueda transitarlo.
La joven asintió en silencio mientras el enorme robot recorre los últimos metros del puente y se internaba en la siguiente cubierta.
El siguiente sector, a diferencia del sector frontal de la enorme nave, estaba bien iluminado. Faroles colgaban del techo a intervalos regulares y cada tanto llegaban a alguna cubierta intermedia donde se podían ver grandes almacenes y depósitos ahora completamente vacios. Tras otros diez minutos de caminata descubrieron algo bastante curioso. Por el túnel que ahora seguían circulaba un pequeño caudal de agua cristalina que desaparecía en una serie de alcantarillas al final de una cubierta.
—Los sistemas de soporte vital deben funcionar a pleno para mantener esta clase de reciclaje de agua y aire. —observó Ximena. —Esa agua parece estar completamente limpia.
No tardaron en descubrir el origen de aquel arroyo. Una pequeña cascada se había formado en una cubierta más adelante y el agua parecía caer desde al menos un centenar de metros por encima de sus cabezas. Todo el ambiente estaba húmedo por aquella continua llovizna desde las alturas y por supuesto, vieron por primera vez la vegetación.
—Increíble. —exclamó Camila al ver las plantas que crecían en las alturas. —Helechos, palmeras… ¿Eso es un cocotero?
Ximena pasó a modo Gerwalk y se elevó por sobre la cascada. Todos los niveles por encima de aquella caída de agua estaban cubiertos de exuberante vegetación.
—La falta de luz de las cubiertas más allá de este punto es lo que mantiene la selva a raya. —observó la Teniente Hernandez. —De lo contrario toda la nave estaría transformada en un jardín gigante.
El caza flotó entre las millones de gotas de agua y los arcoiris que las poderosas luces del techo producían en aquel paisaje idílico.
—¿Seguimos río arriba? —preguntó Camila.
—No lo sé… —respondió la piloto. —¿Eso forma parte de la ruta de Ralph?
—No. —respondió su compañera revisando el mapa. —La ruta Zentradi continua por debajo pero… ¡Mira!
Estaban tan distraídas por el paisaje increíble que no notaron las luces intermitentes del Datalink que informaba que se había realizado una conexión exitosa.
—¿Es El Grupo? —preguntó Ximena apretando con fuerza los controles.
—Afirmativo. —exclamó con alegría la joven.
Ximena activó la radio y casi gritó por el micrófono. —Grupo de Búsqueda. ¿Me reciben? Aquí Delta Uno. Transmitan su Posición. Cambio! —gritó por la radio sin recibir respuesta algunas más que estática.
—Es una de las radios de respaldo… oh, la señal se ha vuelto a cortar. —exclamó Camila
—¿Puedes localizar la dirección…?
—Al menos seiscientos metros en aquella dirección. —dijo la joven señalando el túnel de donde venía el agua del arroyo.
El VF aceleró sin cambiar de modalidad y se adentró en el túnel destrozando las enredaderas y plantas que habían crecido en las rejillas y tubos que se encontraban instalados en aquel pasaje. No recorrieron más de doscientos metros cuando el túnel terminó y se encontraron en un gran espacio abierto también iluminado por las enormes luces del techo.
—Mira eso. —exclamó Ximena.
Frente a ellas se erguía un enorme tanque de almacenamiento. De casi trescientos metros de altura, ocupaba casi la totalidad del enorme espacio abierto de aquella cubierta. Enormes árboles y plantas de todo tipo crecían todo alrededor y las jóvenes observaron que el arroyo que habían estado siguiendo surgia desde una enorme abertura de la gigantesca estructura.
—Es como si toda la vegetación surgiera de allí dentro. —observó la joven desde el asiento trasero. —¿Crees que es el origen de la vegetación que invadió la nave?
—No lo sé… pero ese agujero en la pared del tanque…parece que algo explotó allí dentro —observó Ximena aterrizando junto al túnel que las había conducido allí. —A juzgar por como el metal está doblado hacia fuera y los agujeros que produjeron las esquirlas… probablemente no fué algún tipo de accidente.
—¡Mira! —dijo señalando una pila de escombros que habían amontonado hacia un lado del enorme tanque. —Esos son…
—Queadluun. —observó la piloto viendo la pila de restos junto a las vías de tren. —Uno de esos vagones de transporte llenos de armaduras a medio desguazar… parece como si un tren cargado de esos se hubiera descarrilado justo frente al tanque de almacenamiento.
Todo el resto del enorme sector estaba cubierto por una densa capa de vegetación que había cubierto casi toda la maquinaria a nivel del piso. Solo el lecho del arroyuelo estaba libre de malezas y a través del agua cristalina podía verse el metal oxidado de lo que antes hubiese sido una via de transportes.
Ximena activó los controles y el VF-171 pasó a modo robot. —Revisemos los sensores. —ordenó. Camila se puso manos a la obra de inmediato y los sensores del caza barrieron la cubierta en busca de señales. —Firma de calor detectada. —informó la joven. —Parece algún tipo de residuo de calor de una turbina… ¡Xime! ¡Mira!
La cámara enfocó la enorme abertura del tanque de almacenamiento. La gran grieta llegaba casi a la mitad de altura de la gigantesca estructura y las plantas, helechos y enredaderas parecían desbordar de allí para invadir lentamente el resto de las cubiertas. En la parte superior, allí donde enormes lianas de casi un brazo de espesor colgaban entre el metal retorcido vieron algo blanco asomando entre la maraña verde.
—Es…¡Es uno de los EX-Gears! —gritó Camila.
La cámara del caza hizo un zoom extremo y ambas jóvenes pudieron ver al soldado atrapado allí, aparentemente inconsciente.
—Tenemos que sacarlo de allí.—exclamó Ximena. —Si tiene lo mismo que el otro hombre su vida puede correr peligro.
Hizo avanzar el robot en aquella dirección pero apenas pudo dar un paso. De pronto hubo una explosión, como un estruendo de hierros y vigas estrellándose a toda velocidad; el techo se convirtió en el piso y ambas chicas gritaron al sentir que el mundo se daba vuelta ante sus ojos. La aceleración fué tan fuerte y el movimiento tan violento que las dos jóvenes no pudieron hacer nada más que gritar.
