La imponente capa gris ocultando la vista de un cielo celeste, formada por incontables nubes que dejan caer en forma de lluvia, frías gotas que inundan las calles de Royal Woods. Los instantáneos relámpagos en forma de largos dedos iluminan por momentos el cielo para luego, desaparecer y dar presencia de grandes estruendos continuos. El aroma de tierra mojada no perdura, perdiendo la esencia aromática entre la tormenta que había empezado a surgir su presencia a la madrugada, de manera suave comenzaba a refrescar a los árboles. Pero las gotas comenzaron a aumentar el ritmo, anunciando la llegada a la primera hora del día, congelando aún más la temperatura.

Los problemas en la casa Loud, que se asemeja a un precario hostel con los varios cuartos que posee, hospedado por los hijos once hijos que son los causantes de habituales travesuras. Las incontables goteras que humedecen la madera vieja, brindan un constante ruido blanco que se repite en el ciclo. Aunque sean débiles las paredes, podría resistir una tormenta con fuertes vientos como esta mañana, pero contando la tormenta de ahora, son cinco las tempestadesen menosde un mes. En ese corto tiempo, el hogar de la familia Loud sucumbe al aura que se construye y fortalece en cada lluvia que baña a la ciudad. No solo por el constante mantenimiento de la residencia, o por la humedad, o por la falta de ir al exterior para liberar energías, respirar el fresco aire y encontrarse con amistades.

Es la muerte, es el motivo de que se fortalece el aura grisácea que hace decaer aún más los ánimos, arrebatando pequeños trozos de alegría. La muerte dio visitas constantes a la amplia familia Loud, no estando satisfecho por las almas retiradas del mundo, y de esa familia tan ruidosa.

Cada gota de lluvia retumba en los oídos de la joven Loud, mostrando en su rostro adormecido sus arrugas fruncidas por el golpeteo repetitivo. Hasta que una de ellas logra penetrar las maderas frágiles del techo, cayendo de manera libre hasta colisionar en la frente de Luna. Como una pequeña bala, penetra con un tacto frío, deslizando por un costado de la tersa piel, desapareciendo en los cabellos castaños. Después de unos quejidos, abre los ojos. Mirando el techo por unos segundos, la oscuridad le quita la claridad, pero igualmente queda observando, espabilando entre sueños a la realidad que vive.

—Esto secaerá a pedazos, una lluvia más y vamos a vivir con la tía Ruth —comenta con la voz rasposa, teniendo los párpados pegajosos y soportando los tabiques que quieren mantenerse cerrados por más tiempo. Pasando la mano por la frente, se quita gran parte del rastro de agua. Los ruidosos golpeteos de la lluvia, junto al frío en la oscuridad, obligan a la chica que se oculte debajo de la manta, donde el calor le proporciona alivio y placer.

—Nunca pensé que llegaría a odiar tanto la lluvia.

Sin muchos ánimos, Luna se levanta de la cama con rapidez, quitándose la manta para tomar una posición recta. Las piernas la sienten tensa, esforzándose en doblar las rodillas. Al estar parada, siente como todo el contenido de su cráneo chocacontra las paredes de las mismas, provocando que en la mirada de ella aparezcan manchas negras por instantes. Un dolor inexpresable acompaña ese aturdimiento repentino.Quedándose quieta unos segundos para volver a sus sentidos, se queja para luego salir del cuarto, sin antes ponerse unos calzados en sus pies desnudos que comienzan a perder el calor.

En el reloj colgando en el pasillo marcan las 7:30 A.M. pasadas, aunque afuera del hogar, las nubes que esconden al sol y su iluminación, dan a entender a cualquiera que es más temprano. Luna ya ni se sorprende por el panorama. Hace poco comenzó a acostumbrarse a que los días sean de ese modo. Tan oscuros.

—Pobre de la gente que tiene que ir a trabajar —Luna habla para si mismo, ignorando las puertas cerradas a los costados, soportando las ganas que tiene de abrir alguna de ellas y entrar. Bajando las escaleras, pisa las huellas de zapatos con rastros de humedad, sabiendo que provienen de algunos de sus hermanos.Pensando otra vez en la opinión de ella, envidia de cierta manera a esas personas que tienen excusas para salir, extrañando las salidas con sus amigos y practicar con la banda.

Terminando el corto recorrido de los escalones, dobla en la esquina sin dar mucha observación al sillón y la televisión con la pantalla hecha añicos, guiada por las bajas y casi diminutas voces provenientes de la cocina. Algo inusual en la casa Loud, mejor dicho, en los tiempos anteriores donde la tragedia no cayó en los hombros de sus integrantes, sería inusual.

Los susurros incrementan la claridad, al igual que su volumen cuando los pasos de la chica cortan la distancia. Pero Luna no necesita estar oculta para escuchar quienes están hablando, sin titubeos o algún rastro de indecisión, atraviesa el umbral del comedor.

Las suaves voces se extinguen por el silencio, comunicándose a base de largas miradas con sus hermanas, quienes están sorprendidas de la aparición repentina de Luna. Quien, a pesar de que puede parecer incómodas para las demás chicas, para la rockera no le da importancia a eso, molesta por la tardada respuesta de las hermanas.

—Siéntate, Luna —ordena con suma seriedad a su compañera de cuarto, sentada en la mesa de adultos junto a Lynn, quienes aparentan la espera de Luna.

El rostro de la única deportista en la casa, no se molestaen ocultar la irritación al tener que esperar a su hermana, siendo para Lynn una opción más rápida y menos tardía, ir a levantarla sin delicadeza.

—Dime, Luan —la voz rasposa de Luna, no solo incomoda a Luan y de cierta forma a Lynn, si no a ella misma también. Teniendo que esforzarse al tener que hablar o hacer algún sonido proveniente de su garganta.

Luan extiendela mano para dejar al alcance de Luna un vaso de agua. Al bajar casi la mitad del líquido en su garganta, Luna vuelve a dejar en la mesa el vaso junto a sus manos aún sosteniéndolo, único ruido que se escucha junto al tic tac del reloj colgante, siguiendo el transcurso del tiempo por las agujas.

—Como saben, ya casi no nos queda dinero —rompiendo el silencio, Luan habla, mirando las manos de ella abrazadas encima de la mesa. El rostro de la comediante es difícil de leer, cabizbaja con pena a la confesión.

—¿No me digas? Creí que nos sobraba el dinero para limpiarnos el culo con ellos —responde Lynn, soltando clavos por la lengua ante el sarcasmo de ella. Encima las tres hermanas, el foco de luz que cuelga en el techo, resplandece con poca vida, parpadeando entre extinguirse o seguir conservando el brillo.

La sarcástica tonalidad de Lynn molesta a Luan y Luna. Cada vez más esa actitud se vuelve molesta y más inestable de lo normal. Los roces que ha sufrido con la mayoría de sus hermanas, ganó como recompensa la desconfianza y la indiferencia de todas ellas. Aunque, no perdió la del sumiso de Lincoln.

—Lynn, basta —ordena Luna, agarrando con los dedos la punta de su nariz, restringiendo el deseo de querer insultar a la menor de la mesa.

—¡No! ¡¿Cómo quieres que me quede callada, eh?! ¡Nuestros padres y la estúpidade Lori murie…

El escándalo que Lynn estaba dando forma, deja de continuar al ser un golpe el motivo de su silencio. La mandíbula de Lynn da un giro al costado, llegando a poder observar detrás de su espalda por el rabillo de su ojo, distinguiendo las manchas de humedad que bajan por la pared. Los segundos posteriores al golpe, Lynn mantiene esa postura al recibir el ataque de Luan, mientras que la bromista, no doblega la postura, ni muestra arrepentimiento ante la hostil acción.

—Emm… ¿Chicas? —una sumisa y débil voz, logra llamar la atención de las tres presentes. Aunque Lynn no girasu cuerpo por completo, dejando descubierta la mitad de su cara, observando de reojo a su hermano. El aumento de brillo y la lubricación más notoria por los ojos de la deportista,no pasadesapercibido por él, aun debajo de una luz poco brillante.

—Ignora lo que pasó, Lincoln. Trae el desayuno, por favor —Luna responde a sus demás hermanas. La orden que le da a Lincoln, no demuestra ningún sentimiento blando para calmar al nerviosismo de su hermano. El cuerpo rígido y los temblores en las piernas, no son ignorados por ninguna de ellas. Patético, es la palabra que sus hermanas relacionan.

Cada uno de ellos, tienen una taza llena de café, con un tono más claro que el café suave, hasta incluso obteniendo claridad a través del agua. Luna observa todo el alrededor, dejando que su mente le dé un sentimiento de extrañeza, que algo no está en su lugar, que el comedor donde pasó, miró y ensució en toda su corta vida, no es la misma que tallótodos sus recuerdos en las paredes. Donde ahora esta separándose en grietas, las espesas manchas donde puntos negros y verdes comienzan a expandirse, devoran esos recuerdos. Su propio hogar, ni le da la misma comodidad que antes.

—Luna, deja de divagar.

Parpadeando dos veces, la antes nombrada retoma su postura inclinada y con sus manos alrededor de la taza, calentando las palmas frías al contacto del recipiente caliente. Manteniendo su mirada al frente, la imagen de su comediante y graciosahermana, desvanece en los recuerdos cuando observa la realidad. Las arrugas crecientes pintadas en el rostro de Luan, pierde la antigua despreocupación que tenia, mientras que en la mirada de ella, se vuelve pesada por las bolsas negras sostenidas de sus párpados. Lo más notorio en toda su nueva imagen, es la falta de esa sonrisaresplandeciente, junto a sus alambres en sus dientes, que acompañaban el mismo brillo.

—Tenemos que conseguir dinero —anuncia con temor en la voz la castaña de cabello largo, observado de manera fija a Luna

—Lo sé, pero ¿cómo conseguimos trabajo? Este estúpido clima arruina cada oportunidad que tengo para conseguir dinero, y si me enfermo, dudo que podré recuperarme —responde la rockera, sin poder mantener la mirada en un punto dijo, terminando los ojos observando su propio reflejo en la taza. En ese momento, la chica se da cuenta de su propia cabellera, donde está a milímetros de tocarle los hombros.

—Y terminarás muriendo —contesta Lynn sin delicadeza, convirtiendo las palabras de ella en roca, hasta que al continuar, pierde esa rigidez— como cada una de ellas.

La imagen de Lynn parece asombrar a sus hermanas, es inusualestar presente de una suave y débil voz como la de ahora proviniendo de la deportista. Lynn nunca se muestra débil y sumisa pero, su suave tono de voz no hace que rebajeel enojo que despierta en el interior de sus hermanas.

Otra vez, un golpe de parte de Luan dobla el cuello de Lynn.

—¡Solo cierra tu inútil boca, Lynn! Ya sabemos que nuestras hermanas murieron, ¡¿también quieres que volvamos a recordar cómo cada una se suicido?!

—¡No! Pero, ¡¿crees que podemos sobrevivir, Luan?! No podemos salir, casi todo el día se la pasa lloviendo, y cuando uno descansa y siente que no volverá a llover, ¿qué crees? ¡Bum! ¡VUELVE A LLOVER Y ARRUINA TODO! —gritando con histeria dentro de la joven, motiva que sus puños golpeen la mesa, provocando que caiga la taza de Lynn. Una mirada que no solo brota su enojo, también tristeza de tener que soportar todas las muertes que la casa Loud sufrió.

—¿Acaso quieres que haga que deje de llover, Lynn? Eso es imposible, aún si Lisa estuviera viva, no podría detener un fenómeno natural, no era Dios —responde Luan sin lograr calmar el tic de su ojo derecho, apretando con fiereza el cerámico caliente de la taza. Los ojos de la comediante no se alejan de la niña quien se levanta de la silla, apoyando las palmas en la mesa sin importarle el charco que creo, donde el agua cae como una cascada por el otro extremo del mueble.

—Lo sé, no soy estúpida, Luan. ¡Sé que no podemos detener una maldita lluvia! Solo somos una maldita especia que debe extinguirse —la voz de Lynn sigue igual de afilada, sentándose de vuelta en la silla, levantando la taza mientras termina de hablar, mirando el río que se formó en la mesa.

Luan se cruza de brazos, rodando sus ojos fastidiados. Hace un tiempo Lynn no solo empeoróy sigue empeorando su actitud, además de ser poca la tolerancia de todos. Ella comenzó a decir que es mejor que los humanos mueran, que se extingan toda la especie. Los oídos de Luan están hartos de escuchar lo mismo. Los ojos de Lynn sellenan de lágrimas en sus bordes, solo un parpadeo es suficiente para que sus comprimidas lágrimas caigan.

—¿Olvidaste lo que le hiciste a Leni? —la pregunta de Luna congela el cuerpo de Lynn, sin siquiera parpadear, sintiendo como su sangre se vuelve de piedra—. ¿Lo olvidaste?—la voz raspante de Luna se vuelve más pesada, mostrando sin sensibilidad el enojo que carga en ella.

Poco a poco, las palpitaciones incrementan su velocidad, siendo lo suficientemente fuerte para sentir sus bombeos sin poner su mano en su pecho. La respiración baja de velocidad, aunque a sus pulmones siente que le falta el aire. Con temor, Lynn dirige su mirada temblorosa al rostro indiferente de Luna, junto a esos rencorosos ojos.

—¿En serio? Bueno, deja que te recuerde cada detalle.

Lynn deja estancada su mirada clavada con la de su hermana mayor, no quiere volver a escuchar los sucesos de aquel día. En el asiento delante de Lynn, Luan reemplaza su expresión irritada y desinteresada al escuchar a su compañera de cuarto, arrugando el ceño y mordiendo con fuerza los dientes. En el otro costado, cerca de Luna, Lincoln vuelve a llevar su taza a sus labios ahogando un sollozo, que seguro será patético para sus hermanas si llegaran a escucharlo.

—Después de la muerte de nuestro padre y el próximo suicidio de mamá, también el suicidio de Lori. Leni se volvió más reservada, pero eso no negó la ayuda de nuestra hermana mayor, además de tener problemas emocionales como todas, no le fue difícil ni tan largo para olvidar a veces la muerte de ellos. Y, un día en el cual Leni estaba sonriendo, alegre, muy alegre para la situación. ¿Qué pasa? Lynn, la número uno, le dan celos de la ingenuidad de Leni, y la insulta hasta cansarse para luego hacerle recordar todas las muertes. Y al final, cuando Leni cayó en un profundo llanto, la empuja para que la nuca de nuestra hermana, se abra en dos en las superficies de la escalera. ¿Lo recuerdas, Lynn? —como si estuviera contando una divertida anécdota a sus hermanos, Luna pasea con sarcasmo en la voz, buscando las miradas cabizbajas de Lincoln y Luan, hasta culminar en el rostro mojado de lágrimas de Lynn.

La poca sensibilidad que tuvo al tocar el tema, junto al tono molesto que resaltó en varias partes, deja mudos a todos los presentes. Sufriendo unos malestares en el estómago y una fuerza comprimiendo su pecho, ninguno se atreve a levantar la mirada. Lynn, en vez de bajar la mirada, la enfrente contra la de Luna, saboreando el agrío recuerdo.

—Lo recuerdo.

—Entonces, deja de molestar con tus quejas innecesarias,tus celos y estupideces —ordena la rockera, observando con sus iris fijos, sin apartar su dirección, clavadas en los ojos de Lynn, que se encuentran húmedos por sus propias lágrimas. Quien bajando la mirada, aferrándose asus pantalones largos y holgados con impotencia, de querer negar algo que no quiso hacer, pero lo terminó realizando al estar cegada por su envidia, el deseo de querer olvidar. Toda la sala termina en un silencio común, al serle incómodo la situación que Luna provocó. La tormenta sigue su marcha, dejando que las gotas frías y de un tamaño grande, colisione en todas las viviendas, parques y todo en su camino, incluso en los desagües donde ya no sirve su sistema, creando estanques en diversas partes de la ciudad.

—Luan, si te levantaste primero que yo, ¿por qué no me levantaste a mi también? —pregunta Luna adquiriendo una actitud indiferente, pero sin intenciones hostiles, ignorando la figura temblorosa de Lynn. La compañera de cuarto de la rockera deja la taza en la mesa de los adultos, que es próxima a ser la mesa general para los pocos que quedan.

—No dormí en nuestro cuarto, tuve que pasar la noche con las gemelas. Están todavía afectadas sobre… todo. Más que nada sobre Lisa y Lily. Me dijeron que tuvieron pesadillas con ellas —responde la joven castaña, sin atreverse a levantar la mirada, hablando con un tono suave, casi un murmullo. La joven observa de reojo a Lincoln, preguntándose el porqué del temblor que este sufre.

—Ya veo.

Todas tienen problemas aún con la muerte de ese par. Lisa había asesinado a Lily, para luego suicidarse. Aunque Lily obtuvo una muerte poco dolorosa e instantánea. Al igual que Lisa. La cual, organizo tal acción en su laboratorio, dejando una nota que decía que, nadie sobrevivirá a las constantes lluvias, no por las lluvias en concreto, si no lo que les afecta a ellas, perdiendo alimentos que, ahora valen un precio totalmente inalcanzable para ellas.

—En todo caso, es entendible. Nadie queda bien después de tener el cadáver de dos niñas en su casa, pudriéndose en el cuarto de ellas —agrega Luna sin mostrar un gramo de suavidad, dando el último trago al café lavado sin tener el sabor fuerte, ni el efecto despertador en el líquido.

Nuevamente, todo se rodea en silencio. Todos miran sus tazas vacías, o en suelo para intentar no prestar tanta atención a esas palabras. Cansada de querer estar en silencio, o esperando que vuelva a surgir otra conversación de distinto tema, Luna gira su cabeza para observar la ventana, la cual esta al lado de la entrada. Aunque no fuese tan claro por las gotas y el empañado vidrio de afuera, llega a notar una luz instantánea impactar con un árbol. Cree por un momento que solo es alucinación de ella, pero no, su seguridad le confirma que lo que llegó a ver si pasó de verdad.

—Cada día, esto se vuelve más difícil de vivir —es el último comentario que dice Luna, levantándose de su asiento, ignorando si alguno de sus hermanos la escucharon. Vuelve a las escaleras para subirlas sin ganas, llevando el pulgar a la boca, mordiendo un poco de la piel.

Brinda una últimamirada al árbol que está en frente de su casa, intacto, sin rastro de quemadura o alguna señal que dejó esa luz. Su curiosidad sin duda aumenta. Si Lisa todavía estuviese viva seguro le podría explicar lo que pasócon ese rayoy el árbol.

El pasillo se vuelve cada vez más solitario, y extrañamente da la sensación de ser más largo de lo normal. Un detalle que nunca antes se percató. El brillo de vida que derrama el apellido Loud, desvanece cuando todos sus hermanos vieron los ojos de su difunta hermana menor cerrados, sin reacción ni una última palabra de su siseo. La calidez aún vivía por las venas de Lily, pero su corazón dejó de llevar a cabo su trabajo. Enfriando, poco a poco el cadáver de una niña sin saber lo que es la vida.

Dando pasos acompañados de los resonantes sonidos del piso al contactar sus botas, se acerca al cuarto de sus padres. Un abandonado y descuidado cuarto, el cual nadie se atreve a entrar por orden de Luna, siguiendo la misma costumbre que Lori y Leni establecieron en los mandatos de ellas

—Tendré que limpiar las paredes y el suelo.

La cama, manta, suelo y las paredes junto a otro mueble cercano, están manchados por grandes y pequeñas cantidades de sangre seca. Todo con una dirección en concreto, siendo el origen de partida un gran charco solidificado de la misma sangre que estárepartida en el cuarto. Luna con un pesar en el corazón, cierra los ojos con fuerza, intentado alejar con gran dificultad el recuerdo de su madre tirada en el suelo, con una arma en manos y un agujero en su sien desparramando el interior de su cabeza. Vuelve a cerrar la puerta. Un suspiro junto a la inclinación de su cabeza mirando el suelo, decae aún más su confianza en si misma, al no tener valor para tocar o volver a sentir el aroma que el cadáver de su madre dejó ese día. El olor sedesprende de cada rincón, y al estar todos esos días encerrado, tapada por una manta sobre ella, se vuelve más espeso el aire.

Sin decir nada, o dejar que algún pensamiento viaje en su mente, vuelve a caminar dirigiéndose a su cuarto. Una rutina cansadora y aburrida. Desayunar, hacer una limpieza para retener las goteras, un mantenimiento de la casa, y volver a su cuarto. Para luego, volver al comedor para el almuerzo y la cena.

—Y justamente la televisión tuvo que ser lo primero en explotar en la casa. Y también tenían que traumar a Lana con el cuerpo de mamá.

Las gemelas, presenciaron cada muerte, pelea y escucharon los insultos que Lynn y otras de sus hermanas se disparaban. Y seguirán lanzándose insultos, eso no cabe duda. Lana ya no muestra esa sonrisa, una tan brillante y alegre, que para todas sus hermanas mayores se debía proteger, desvaneció. La gemela de ella, totalmente igual, pero con innumerables diferencias, perdió total confianza en hablar con sus hermanos. Volviendo al arreglo de su imagen más constante y la única actividad que siempre hace, encerrándose delante del espejo y en los maquillajes.

—Dejare todo esto en manos de Luan. No puedo con el dolor de cabeza.

Al entrar en el cuarto a oscuras, cierra la puerta detrás de ella, sin prender la bombilla funcional. Los ojos muestran la gran carga de cansancio y escasez de energía en el cuerpo y mente, alos instantes de cerrar la puerta.

La mañana en el hogar Loud, es larga al no tener muchas distracciones, o entretenimiento para pasar el tiempo. Los pensamientos enfocados en el pasado, o en el presente con preocupación de cómo conseguir alimentos o dinero, es su única acción para dejar de pasear de un lado al otro en el hogar. El ático, un sitio que anteriormente fue el menos visitado, ahora es exclusivode Lucy al ser su refugio. Aumentando la visita constante de sus demás integrantes a tal sitio, a veces saliendo con arrepentimiento al terminar viendo fotos viejas, regalos conservados, objetos que fueron clasificados como perdidos y demás.

—Oye, patético intento de hombre, ve a llamar a Luna.

En la mesa con los platos de comida preparados,pero con solo la presencia de Lynn y Lincoln, la mayor de los dos terminadándole una orden al único miembro masculino de los Loud. Sin decir nada, ignorando el insulto de su hermana con antiguo lazo inseparable, da marcha para irse del comedor. En los primeros días, los insultos de su hermana —no favorita, si no la más unida a él — le afectaban a tal grado que en ocasiones llegó a lagrimear. Ahora solo los ignora y se comporta distante, en un intento desesperado de no sentir el daño que le ocasiona.

—El siguiente debilucho en terminar muerto eres tu.

Pero, ese tipo de crudas palabras no puede ignorar.

Dando el primer paso al suelo del pasillo, termina de restregarla manga de su remera en sus parpados, secando los rastros de lágrimas restantes. Suspirando, dobla para dirigirse al cuarto de Luna. La mirada brillante por las lágrimas y los párpados afectados por la extraña fuerza que le dificulta abrirlos después de cada pestañeo. Abre la puerta del cuarto compartido de sus hermanasmayores. La oscuridad agarra desprevenido a Lincoln. Quedando quieto unos instantes al ser sorprendido por lo profundo de las sombras. Hasta que con su mano, la desliza con suavidad en la pared, encuentrael interruptor para luego presionar y hacer que la bombilla brinde su luz.

Su brazo extendido, pierde toda su fuerza para terminar de ser guiado por la gravedad, chocando con el costado de Lincoln. Perplejo, siente como todo su cuerpo se sumerge en un estado estático. La sorpresa de la escena e impactante por lo repentino, deja a la mente de Lincoln desconectada por unos segundos, los cuales casi llegan al minuto, si no fuese por la repentina acción de Lincoln, al abrir sus labios con brusquedad, y dejar salir un sonoro grito. En el mismo momento, en las afueras del hogar Loud, el mismo árbol que Luna observo en la mañana, deja expulsar llamas de sus ramas y tronco, sin importar la cantidad de agua que chocan contra el. El espectáculo tan singular, desaparece a los segundos de volver a escuchar otros gritos proveniente del hogar Loud. Esta vez, femeninos.