Las nubes de polvo y gas de la nebulosa ocultaron por completo el resplandor que se produjo en cuanto las tres naves emergieron del Sub-Espacio Dimensional a poco más de seis años luz de distancia del sistema HR 18639.
No habían viajado demasiado lejos ciertamente, pero si lo suficiente para estar seguros que los Zentradi no podrían rastrear su ruta de escape a través de todo el gas que se interponía entre ellos.
El Portanaves Furtivo de Escolta clase Uraga, el CVS-181 "Mainstream" emergió entre la energía luminosa llevando a remolque la maltrecha nave de investigación UNG-"Planck". Casi pegada a la parte superior de la masiva forma piramidal que formaba el cuerpo principal de aquella enorme nave, se encontraba la Fragata Clase Northampton EPM-665 "Bramante", quien había viajado de "polizonte" en la burbuja WARP generada por las dos naves mayores al carecer de combustible para generar su propia burbuja.
Una vez que la pequeña flota abandonó el punto de salida inmediatamente entraron en modo de silencio absoluto. Los motores se apagaron y toda emisión de frecuencias quedaron completamente suspendidas.
Owen comprendió de inmediato que la zona estaba infestada de Zentradis, pero lo que más lo llenó de alarma era el calamitoso estado de la "Mainstream".
—¡Fiuuu! —exclamó Jarvis al examinar el casco de la nave desde el monitor externo de la Bramante. —Se ve que han estado ocupados. —bromeó sin poder ocultar el nerviosismo en sus palabras.
El Portanaves mostraba las cicatrices de las batallas recientes. Dos enormes impactos habían creado grandes cráteres en la enorme cubierta de vuelo, definitivamente limitando la cantidad de escuadrones que podrían operar simultáneamente desde aquella nave. El resto del casco presentaba impactos menores, pero era evidente que aquella nave era una superviviente de varias batallas. Incluso la enorme aleta ventral que se extendía por debajo del casco había sido severamente dañada, como si algún animal gigantesco la hubiese destrozado de un titánico mordisco.
—¿Sucede algo, Capitán? —preguntó Gabriel al ver la expresión sombría de su superior.
—No estoy seguro. —murmuró Owen sin apartar la mirada de la nave dañada. —Es… no, no es nada. —dijo tratando de sacar una idea que se había formado de pronto en su cabeza. —Deprisa. —dijo en cambio desplegando las ventanas con información de los cazas que estaban activos. —Recuperen a nuestras tropas lo más rápido posible; tenemos que estar listos por si los Zentradi vuelven a atacarnos.
—A la orden, Capitán. —respondió Gabriel mientras abría las comunicaciones locales para las naves que permanecen afuera. De inmediato comenzó a transmitir las órdenes correspondientes para recuperar a todas las tropas desplegadas en el campo de batalla. —Personal de rescate tiene prioridad absoluta para aterrizar en el hangar principal— ordenó mientras monitorear la actividad de los contactos en su terminal. —Bravo y Charly a continuación, Alpha y Delta en último lugar. Den prioridad a las aeronaves con daños o poco combustible.
La Bramante se apartó de la enorme nave de investigaciones y ocupó una posición en el flanco izquierdo de la pequeña flota. El hangar se abrió de par en par y el personal de rescate y salvamento ocuparon sus puestos para recibir a las aeronaves tras la agotadora batalla.
Las bajas en Bravo y Charly habían sido numerosas: Bravo había perdido un VF-11 y a su piloto, en cambio Charly había perdido tres aeronaves; dos de las cuales lograron eyectar sus cabinas y salvar la vida de sus ocupantes. La Bramante nunca había sufrido pérdidas semejantes en todos sus años de servicio y la noticia de la muerte de esos hombres golpeó fuerte en la tripulación de la fragata.
La primer nave en ingresar fué, por supuesto, el transporte de la Bramante, quien había logrado recuperar los dos pods de escape del campo de batalla. Los VF-11 eran los únicos cazas variables de la NUNS en servicio activo que tenían cabinas desprendibles para eyección en 0G, pero era un sistema que no se había implementado en posteriores modelos de cazas debido a que era muy común que los Zentradi destruyeran los Pods con los pilotos indefensos dentro. Los cazas más modernos de la flota usaban en cambio los trajes EX-Gear, que dotaban al piloto de movilidad propia y una mínima forma de defensa rudimentaria en caso de quedar aislados en el campo de batalla, pero fundamentalmente convertía a los pilotos en blancos demasiado pequeños para ser notados por los gigantes sedientos de sangre.
El transporte se posó con suavidad en el centro de la pista de aterrizaje y apagó los motores mientras el personal de emergencia se acercaba a toda velocidad. De inmediato un vehículo especial removió las vainas de escape de los dispositivos de atraque magnético que las habían atrapado y los equipos de rescate retiraron a los pilotos heridos del interior de ambas. Uno de ellos presentaba heridas de consideración por lo que fué llevado rápidamente al hospital de la nave, el otro pudo descender por sus propios medios y fué llevado también para recibir atención médica.
Los siguientes en aterrizar fueron las naves dañadas de Bravo y Charly. Dos de los VF's de Bravo estaban tan dañados que habían quedado atascados en modo Battroid, cuando entraron al Hangar de la Bramante e intentaron caminar por el piso bajo los efectos de la gravedad artificial no pudieron mantenerse en pie y las piernas de los enormes robots colapsaron por los daños estructurales. Con solo una mirada a la pila de metal retorcido en la que se habían convertido ambas aeronaves el Jefe Aichi comprendió que eran una pérdida total y probablemente no valdría la pena molestarse en repararlas, por lo que usó las grúas del hangar para lanzarlas al espacio como chatarra ante la mirada angustiada de sus hombres.
De los 12 cazas que custodiaban la Planck se habían perdido por completo 6 unidades y dos estaban en condición crítica, pero Aichi aseguró que eran reparables. Alpha y Delta por su parte no habían sufrido ninguna baja y solo uno de los VF-11 de Alpha había sufrido daños en uno de sus estabilizadores verticales, donde un disparo láser había arrancado de cuajo un trozo del mismo.
Cuando el último de los cazas variables del escuadrón Delta hubo aterrizado en forma segura, las enormes compuertas se cerraron y la nave volvió a envolverse en el silencio total de comunicaciones.
En la Planck afortunadamente no hubo fallecidos, pero sí muchos heridos entre el personal que ayudó a combatir los incendios y reparar los daños. Los equipos de rescate de la "Mainstream" se encargaron de dar apoyo y efectuar reparaciones de emergencia en la nave, ya que tenían más experiencia en ello.
Afortunadamente la enorme nave no corría peligro inmediato y pronto las reparaciones de emergencia restauraron energía y soporte vital en casi todas las cubiertas. El propulsor principal seguía estando fuera de línea debido a los extensivos daños recibidos durante la batalla y probablemente necesitara de una reparación mayor en un astillero orbital, pero se pudieron reparar los propulsores auxiliares de forma que la enorme nave podía operar por su cuenta (Aunque en forma extremadamente limitada) en caso que el Portanaves tuviera que separarse nuevamente.
El Capitán Owen recibió los reportes del personal del hangar y dió por terminadas las tareas de recuperación. Los hombres del puente suspiraron aliviados; habían sobrevivido a una muerte segura.
De inmediato una ventana se abrió sobre el radar holográfico y las bajas provisionales aparecieron resumidas junto con el nombre de los heridos y fallecidos. Se hizo un silencio completo en el CIC, roto solo por el sonido que hizo el enorme puño de Jarvis cuando este lo cerró con fuerza al leer aquellos informes.
—Jamás habíamos tenido bajas como esas. —dijo con voz profunda. —Que desastre.
—Nos salvamos por un pelo. —reconoció el Capitán abriendo un canal de comunicación con Ingeniería. —¿Reporte de daños?.
—Sin daños que valga la pena reportar. —respondió la Meltran, quien ya se había quitado el traje antiflama y aparecía con los cabellos completamente mojados por el sudor. —Tenemos algunos chamuscones y abolladuras en el blindaje de estribor, pero nada que un buen pulido no arregle. —aseguró.
—Buen trabajo. —respondió Owen. —Prepárate para reaprovisionar el reactor FOLD, te avisaremos cuando llegue el combustible.
—Entendido. —respondió Tali cerrando la comunicación.
Owen suspiró y volvió a operar la interfaz de enlaces de datos, de pronto pareció vacilar y se volvió hacia Fritz. —Profesor.
—¿Sí, Capitán? —preguntó el joven levantando la cabeza.
—¿Está su… "asistente" aquí presente? —preguntó.
Fritz sacudió la cabeza. —Le ordené que se quedara en mi camarote. —afirmó. —¿Quiere que…?
—Por favor.
El joven tomó su Pad y activó uno de los contactos. —Lucy ¿Puedes venir al puente?
No había terminado de decir aquello cuando el holograma de la alta mujer apareció a su lado. —¿En qué puedo ayudarlo, Profesor? —preguntó con voz calma. Boris miró al holograma de reojo un instante pero volvió a concentrarse en su propio monitor.
—Lucy. —dijo Owen dando un paso al frente. El holograma se puso firme y saludó de inmediato. —A sus órdenes, Capitán.
—Vamos a enlazar nuestros canales tácticos con el CVS-181, no quiero que interfiera o interactúe con dichos enlaces de datos de ninguna forma ¿Entendido?
—Entendido, Capitán. —respondió la IA.
—Gracias. —contestó el hombre mientras manipulaba la consola de comunicaciones. —Es hora de hablar con el Capitán Homs y descubrir qué rayos está pasando en la zona.
La ventana de comunicación se abrió y el sistema solicitó una conferencia directa con el enorme Portanaves. Al cabo de unos momentos el rostro de un joven de cabellos castaños apareció en la misma. —Aquí el CVS-181 "Mainstream", los recibimos perfectamente. Soy el Oficial de Comunicaciones, Matsuda.
—¿Se encuentra disponible su Capitán? —preguntó Owen cruzándose de brazos.
—Le comunicaré de inmediato. —respondió el oficial de comunicaciones mientras manipulaba la consola.
El rostro del oficial desapareció y fue reemplazado por el de Homs. El joven se había quitado la gorra y tenía los cabellos despeinados, así como signos de una evidente falta de sueño; enormes ojeras asomaban bajo sus ojos brillantes.
—¡Capitán Owen! Esperaba su llamada. —dijo con entusiasmo a pesar del agotamiento. —¿Ha terminado con el control de daños?
—Afortunadamente fueron muy leves, pero perdí un par de buenos pilotos allí fuera. —se lamentó.
El rostro de Homs se ensombreció. —Sé cómo se siente, Capitán. —dijo con voz tensa. —Nosotros hemos perdido más de la mitad de nuestros pilotos de combate y casi las tres cuartas partes de nuestros cazas.
—Mierda. —dijo Jarvis sin poder evitar maldecir en voz alta. Los Clase Uraga llevaban entre 60 y 70 cazas variables, si habían perdido más de la mitad de esas máquinas…
—Lo siento mucho, Capitán. —respondió Owen. —Veo por el estado de su nave que ha sufrido grandes pérdidas. Subestimamos la rapidez con la que los Zentradi atacaron abiertamente estas regiones de la galaxia en tan poco tiempo.
El Capitán Homs lo miró confundido. —¿A que… se refiere? —preguntó intrigado.
—Me refiero a que los Zentradi se movieron con demasiada rapidez… dejamos a la Planck en una zona segura alejada del frente del combate por 72 horas pero igual fué atacada por la vanguardia enemiga antes que pudiéramos siquiera reaccionar a su presencia o siquiera detectarlos con antelación.
Homs no respondió, se volvió hacia sus oficiales y hubo un intercambio de palabras que los tripulantes de la Bramante no pudieron escuchar.
—¿Qué pasa? —preguntó Gabriel mirando la pantalla.
—No se… pero esa actitud no me gusta nada. —respondió Owen con voz tensa.
Homs terminó de hablar con sus hombres y se volvió hacia la cámara. —Perdón por la descortesía, Capitán. —dijo. —Estaba chequeando algo con mis oficiales de Inteligencia… ¿Dice usted que se separó de la Planck por 72 horas?
—En efecto, dejamos a la Planck cerca de la Estación Barrow antes de dirigirnos hacia el sector EFF-04776, donde realizamos una operación especial asignada por el Almirante Aramaki. Fuimos atacados por una flota Zentradi y nos replegamos al punto de reencuentro acordado, donde ustedes nos salvaron como si fuera un milagro. —explicó.
Al escuchar el nombre de Aramaki el semblante de Homs se oscureció aún más. Owen observó la reacción del hombre y supo que algo realmente malo había sucedido.
—Recibimos el pedido de auxilio de la Planck por el canal FOLD y partimos inmediatamente en su ayuda. —informó el Capitán Homs. —No pudimos llegar antes debido a la gran cantidad de flotas Zentradi que han comenzado a patrullar la zona, pero finalmente pudimos escurrirnos entre ellas. —dijo.
—Llegaron justo a tiempo. —observó agradecido Owen. —Fué toda una suerte que estuvieran en la zona cuando…
—Capitán. —dijo Homs cortándolo de forma abrupta. —Nosotros no estábamos en la zona cuando recibimos el pedido de socorro de la Planck. —afirmó con voz grave. —Demoramos una semana entera en llegar hasta aquí y nos llevó dos días enteros encontrar una ruta segura para el último salto a HR 18639.
Owen sintió que su corazón se detenía. —¿Más de una semana? Imposible. —afirmó mirando la pantalla. —Hace diez días todavía estábamos viajando hacia la Barrow, nadie emitió ningún tipo de pedido de auxilio. Lo que usted dice es…
—Capitán. —dijo Fritz con voz temblorosa.
—Ahora no Profesor, estoy ocupado. —respondió Owen de mala manera.
Fritz tragó saliva y se volvió hacia su asistente holográfica. —Lucy… ¿Puedes decirnos la fecha y hora?
—De acuerdo al Calendario Universal, son las 14:28 del 13 de Enero de 2071. —recitó el holograma mirando al Capitán con sus brillantes ojos dorados.
Todos los rostros en el CIC se volvieron hacia el holograma. —¿Qué? ¿Como que 13 de enero? —exclamó Jarvis poniéndose de pié de un salto. —Eso es…
—Es imposible. —dijo Owen en forma tajante. —Profesor, esa IA está funcionando mal.
—Su IA tiene la fecha correcta. —confirmó Homs con voz firme. —Estamos en el 13 de Enero del año 2071.
Se hizo un silencio sepulcral en el CIC de la Bramante. Los oficiales se miraron entre ellos sin saber que decir. Owen se llevó la mano a la frente y pareció estar chequeando si tenía fiebre. —La… La operación Arcoíris se inició el 20 de septiembre de…. del año 2070. —dijo sin poder evitar que le temblara la mano. —Desde entonces no transcurrieron más de tres días… Incluso si tomamos en cuenta la distorsión Espacio-Tiempo provocada por los saltos FOLD desde EFF-04776…
—Esa maldita Super FOLD-GATE debió jodernos por completo. —dijo Jarvis apretando con fuerza el timón con sus grandes manos. Owen se volvió hacia Von Neuman buscando una respuesta y el joven confirmó asintiendo con la cabeza.
—Dime que es una broma. —dijo Boris sacudiendo la suya. —Esto no puede estar pasando.
—Casi… casi cuatro meses… eso quiere decir que la Planck y nuestros hombres estuvieron solos y desprotegidos durante… ¿CUATRO MESES? —exclamó el Capitán tomándose la cabeza con una mano.
Homs lo miraba desde la pantalla y comprendió lo que estaba sucediendo en la mente de aquel veterano de la fuerza. —¿Estuvieron dentro de una Super FOLD-GATE? —preguntó en cambio. —Entonces no me extraña que hayan estado perdidos durante todo ese tiempo… esas cosas son verdaderas trampas mortales, lo que quiere decir…
Homs cambió de expresión de repente y se volvió hacia sus oficiales. —Preparen un transporte de inmediato. —ordenó. —Capitán, solicito permiso para abordar su nave; necesito hablar con usted de forma urgente… y en privado.—dijo con voz firme volviéndose hacia la cámara.
Owen comprendió que no podía negarse a eso. —Permiso concedido. —dijo tragando saliva.
El rostro del joven Capitán desapareció y la pantalla cortó la transmisión. El CIC seguía en silencio luego de aquellas devastadoras noticias.
—Jarvis, Von Neuman… vengan conmigo. —dijo Owen tras unos segundos de silencio. —Algo está pasando y necesito que ustedes dos estén al tanto de ello. Boris, el puente es tuyo.
Entendido Capitán. —respondió el oficial.
Los tres hombres abandonaron el centro de mando de la fragata y en silencio abordaron el elevador hacia las cubiertas superiores de la nave. Tanto Jarvis como el propio Fritz habían guardado silencio hasta entonces, agobiados por la gravedad de la situación.
—Vamos primero a la enfermería. —dijo Owen rompiendo el silencio. —Tengo que hablar con los pilotos de Bravo y Charlie.
El Segundo al mando asintió en silencio mientras las puertas se abrían y los soldados de guardia saludaban a su Capitán. Caminaron por el pasillo principal y al poco tiempo llegaron al hospital de la nave, donde una pequeña multitud de hombres se encontraba congregada frente a las puertas que daban acceso a las instalaciones sanitarias.
—¡Atención! —exclamó uno de los hombres al ver llegar a Owen. —Todos se pusieron firmes y el Capitán respondió el saludo. —¿Dónde está Nicolla? —preguntó al Oficial de guardia.
—En la sala de operaciones. —respondió el soldado.
Owen iba a preguntar otra cosa justo cuando la puerta se abrió y el líder del escuadrón Alpha asomó la cabeza por la misma. —Capitán. —dijo haciendo una señal con la mano. —Por favor entre.
—Espere aquí fuera, Profesor. —ordenó Owen. —Ven Jarvis.
Los dos hombres entraron al salón de la enfermería y vieron a casi todos los pilotos de Bravo y Charlie allí reunidos. Algunos de ellos estaban recibiendo atención médica en esos momentos y reconocieron a los mellizos por los mechones del cabello que se asomaban entre el vendaje que habían aplicado a sus cabezas golpeadas.
—¡Capitán! —exclamó el joven de cabellos rojos incorporándose de golpe, pero el médico que lo estaba atendiendo volvió a sentarlo de un violento empujón. —Quédate quieto, maldita seas. —dijo mientras lo sacudía contra la silla.
Los demás hombres que no estaban acostados o en las camillas se pusieron firmes y saludaron a los recién llegados.
—En descanso. —dijo Owen acercándose.
En una de las camillas se encontraba recostado el líder del escuadrón Bravo. El hombre de la coleta había recibido las primeras curaciones y se encontraba recibiendo una serie de medicamentos por vía intravenosa. Al escuchar la voz de su Capitán abrió los ojos y girando la cabeza le sonrió como hacía siempre.
—¿Estás bien? —preguntó Jarvis.
—Agotado y con algunos raspones, pero relativamente entero. —respondió.
Owen se colocó a su lado y lo miró con seriedad. El líder de Alpha se puso del otro lado de la camilla y miró a su Capitán. —Me imagino que ya está al tanto de los cuatro meses transcurridos. —dijo con voz tensa.
—Si. —reconoció Owen. —Hemos confirmado con la Mainstream y la Red Galáctica… esa FOLD GATE hizo un desastre con nuestra referencia espacio-temporal.
El piloto de la camilla sacudió la cabeza sin dejar de sonreír. —Yo sabía… bah, todos los muchachos sabíamos que usted nunca podría habernos abandonado así. —dijo tratando de disimular un poco el dolor que lo aquejaba. —Pero… Me da algo de vergüenza reconocer que flaqueamos un poco al final.
—Lo hicieron muy bien. —lo tranquilizó Jarvis. —Pero el que verdaderamente nos salvó el trasero fue Homs y su nave; sin ellos nos habriamos destrozado contra la atmósfera de ese planeta.
—O los refuerzos Zentradi nos hubiesen arrasado por completo a todos. —agregó el Capitán Owen. —Sea como sea, estamos vivos de milagro, ahora descanse soldado, trataremos de resolver esto como podamos.
Tras saludar al resto de los pilotos heridos abandonaron la sala de tratamiento y se reunieron con Fritz, quien había quedado sentado en un rincón con una de sus pantallas portátiles desplegadas frente a sus ojos.
—Vamos al hangar. —dijo Owen. —Homs ya debe estar por llegar.
El transporte proveniente de la Mainstream arribó cinco minutos luego que Owen y sus acompañantes llegaron al hangar. La nave siguió las indicaciones de los banderilleros y aterrizó con suavidad en el lugar designado. Owen y su Segundo al mando se acercaron a la nave seguidos por Fritz en el momento que una de las puertas laterales se abrió y una escalerilla se desplegó para que los ocupantes pudieran descender de la nave. Homs y una joven oficial que lo acompañaban bajaron por la misma hasta el piso del hangar y se detuvieron frente a los dos hombres.
—Bienvenidos a la Bramante. —saludó Owen junto con Jarvis.
—Gracias por recibirnos a bordo en forma tan apresurada. —contestó el joven Capitán respondiendo al saludo. —Ella es mi Segundo Oficial, la teniente Sandy Rivera. —dijo el capitán de la Mainstream haciendo un gesto de la mano hacia su compañera.
—Él es mi Segundo, el Oficial en Jefe, Jarvis Molten. Allí atrás está el Profesor Von Neumann, quien está a cargo de la operación especial que llevamos a cabo en esta región de la galaxia. —dijo Owen presentando a sus hombres
Fritz hizo una pequeña reverencia en silencio.
—Ya nos conocíamos, por cierto. —dijo Homs saludando al joven investigador con una sonrisa, más su rostro volvió a ponerse serio de inmediato. —Capitán, permítame ir directamente al grano. —dijo Homs cambiando el tono de su voz. —Tenemos que discutir información confidencial de forma urgente, me temo que no hay mucho tiempo para presentaciones.
El Capitán Owen asintió. —Entiendo, por aquí por favor.
Los cuatro oficiales y Fritz abordaron un vehículo eléctrico y se dirigieron hacia el elevador principal, desde allí fueron directamente hacia la torre de la Bramante para utilizar la nueva sala de conferencias y poder tener una charla privada.
—He escuchado muchas cosas sobre esta nave y su Batallón. —dijo Homs mientras el elevador los llevaba rápidamente hasta la nueva sección de la Bramante.
—¿Buenas o malas? —preguntó Jarvis.
—En la Academia se contaban hazañas increíbles de esta nave. —continuó contando Homs —Más tarde, una vez que estuve en la fuerza y entendí sobre la naturaleza de los hombres que la componen, comprendí el por que de la mala fama que muchos le atribuyen. —dijo mirando a su colega. —Yo, por mi parte, agradezco que todavía existan hombres capaces y proactivos como usted en la milicia, Capitán.
Las puertas del ascensor se abrieron y el grupo penetró en la nueva torre. Al final del pasillo fueron saludados por los guardias de seguridad que vigilaban aquel sector y juntos entraron a la sala de conferencias, donde tomaron asiento a ambos lados de la mesa.
—Capitán Owen. —dijo Homs una vez que ambos estuvieron sentados frente a frente. —Si he comprendido bien la situación, debo asumir que usted no está al tanto de lo sucedido en la campaña en los últimos cuatro meses. —dijo.
—Es correcto. —respondió el Capitán de la Bramante. —Esas cuarenta y ocho horas que estuvimos dentro de una de las Super FOLD GATES que aparecieron en EFF-04776 causaron, de alguna forma, una distorsión en nuestra referencia espacio-temporal y produjo que viajaremos hacia delante en el tiempo estándar de la galaxia.
—El Almirante Aramaki ha muerto. —dijo Homs de forma directa. —Siento ser yo el que dé esta noticia, pero es mejor que lo sepa de inmediato. —se disculpó.
Los tripulantes de la Bramante intercambiaron miradas en silencio. Al cabo de unos segundos Owen se volvió hacia su invitado. —¿Quien ha asumido el mando de las fuerzas entonces? —preguntó. —¿El Vicealmirante Samuel B. Hughs?
—El Vicealmirante Samuel B. Hughs fué quien asesinó al Almirante Aramaki. —dijo la oficial Sandy con voz tensa.
Jarvis se puso de pié y golpeó los puños en la mesa, que tembló como si se hubiese desatado un terremoto en la sala —¿QUE? —exclamó con rabia.
—Jarvis, cálmate. —dijo Owen sin perder la sangre fría, aunque era evidente que las palabras de la oficial Rivera lo habían shockeado profundamente. —Por favor explíquese de inmediato. —exigió mirando a Homs a los ojos.
—Hubo un golpe en los mandos de la NUNS. —respondió el hombre y los demás vieron que trataba de reprimir la ira contenida. —Samuel Hughs atacó la nave de Aramaki por sorpresa y asesinó al Almirante y a casi todos sus oficiales leales en un solo movimiento. La Macross 47 fué destruida por completo durante el ataque, no hubo supervivientes.
—No… no puede ser. —dijo Fritz poniéndose blanco.
—Esto es una pesadilla. —exclamó Jarvis tomando asiento. —¿Qué mierda estaban pensando? ¿En medio de una maldita guerra…?
—¿Cuál fué la causa de la Insurrección? —preguntó Owen tratando de mantener la calma. —¿La guerra no marchaba bien?
—No. —respondió la joven oficial sacudiendo la cabeza. —Cuando sucedió, ni siquiera habíamos intercambiado aún fuego con los Zentradi… A decir verdad, el plan de Aramaki de canalizar a las flotas Zentradi hacia la región del Brazo de Norma había resultado un éxito hasta entonces. —afirmó.
—No hubo indicativos sobre la rebelión de Hughs. —dijo Homs sin poder reprimir la cólera que sentía. —Por eso pudo tomar por sorpresa a los pocos partidarios de Aramaki y obtener el control total de la flota.
Owen cruzó las manos debajo de su barbilla y miró en silencio la superficie pulida de la mesa. —Ahora comprendo por qué sentí esa inquietud al ver a la Mainstream por primera vez. —dijo.
Homs asintió. —Supongo que ese detalle no podría pasar desapercibido a alguien de su reputación, Capitán. —afirmó.
Jarvis suspiró y apretó los puños con fuerza de tal forma que sus nudillos crujieron y el sonido hizo que todos allí se estremecieran. —Yo también lo noté. —dijo levantando la vista hacia su Capitán. —Muchos de los impactos de la Mainstream no parecían ser de armas Zentradi… si no de nuestras propias armas. —afirmó.
—Dios mio. —exclamó Fritz asombrado. —¿Ustedes también…?
—Nosotros estábamos en la retaguardia de la flota. —explicó Homs. —Tardamos en reaccionar al principio, sin poder creer lo que estábamos viendo… pero finalmente Hughs se acordó de nosotros y envió varios cruceros a destruirnos.
—Por todos los cielos. —dijo Jarvis. —¿Ni siquiera intentó negociar u obligarlos a rendirse? ¿Fué directamente a matarlos?
—Hughs exterminó a toda la oposición de un plumazo. —respondió la oficial Rivera haciendo un gesto con la mano. —Y también a los que sospechaba vacilarian en aceptar su liderazgo.
—Hijo de remil putas. —exclamó Jarvis apretando los dientes para resistir el impulso de volver a golpear la mesa.
—¿Cómo escaparon? —preguntó Owen.
—Gracias a los Zentradi. —respondió la joven. —El ataque de Hughs alertó a una pequeña flota de exploración enemiga que rápidamente atacó el flanco en el momento que las naves de Hughs cayeron sobre nosotros. El caos del ataque y la falta de cadena de mando hicieron que toda la flota se volviera un pandemonium.
—Jamás vi nada parecido a eso. —dijo el Capitán Homs apretando el puño. —La confusión hizo que nuestros propios hombres se matasen entre ellos, sin importar a que bando pertenecian. Creo que hasta los propios Zentradi sufrieron un pequeño Shock Cultural al ver lo que estaba pasando.
Owen se llevó las manos al rostro y se masajeó la cara tratando de ver si no estaba soñando. —Esto tiene que ser una maldita pesadilla. —dijo.
—La Mainstream y varias naves más de la retaguardia logramos hacer un FOLD de emergencia. —continuó narrando Homs mientras Sandy utilizaba su Pad para acceder a la pantalla principal de la sala de reuniones. Una serie de gráficos aparecieron entonces en la pantalla.
—Tres portanaves, cuatro cruceros furtivos y dos fragatas. —leyó Jarvis. —¿Esas fueron las únicas naves que lograron escapar?
—Así es. —respondió el Capitán de la Mainstream. —Desde entonces hemos estado operando por fuera de la Red Galáctica para evitar ser cazados por las tropas de Hughs… y los Zentradi.
—¿Hace cuánto sucedió esto? —preguntó Owen.
—Algo más de dos meses. —respondió la joven. —Somos demasiado pocos para presentar batalla a la flota de Hughs, por lo que nos dividimos por toda la región colonizada y hemos estado ayudando a la evacuación de los planetas y asentamientos.
—Supongo que los Zentradi han comenzado a avanzar sobre nuestros territorios. —dijo Owen.
—Si, y nada puede pararlos. —afirmó Homs. —No se que mierda planea hacer Hughs, pero sea lo que sea no parece que detener a los Zentradi sea su prioridad.
—Maldito hijo de puta. —volvió a maldecir Jarvis. —¿La Humanidad está en las puertas de su aniquilación y el bastardo juega a convertirse en un Dictador?
La voz de Boris se escuchó de pronto en el sistema de comunicación interno de la nave —Capitán.
La pantalla principal del salón indicó que había una llamada entrante desde el puente de mando. —En pantalla. —ordenó Owen.
El rostro del oficial de comunicaciones apareció en la misma y por su expresión no se esperaban buenas noticias. —Señor hay… Tenemos una transmisión oficial desde la Red Macross de Espacio Profundo. —dijo el oficial de sistemas con voz temblorosa. —Tiene que ver esto.
El Capitán Homs miró a su colega. —Es Samuel. —dijo. —Ha estado transmitiendo ese comunicado desde que efectuó el golpe hacia toda la extensión de la Colonización Humana. —afirmó.
—Ponlo en pantalla. —ordenó Owen.
Samuel B. Hughs apareció en la pantalla vistiendo el uniforme de Almirante. Aquello solo hizo hervir la sangre de ambos oficiales de la Bramante.
"—Este es un comunicado oficial de la NUNS para toda la humanidad y razas de la Protocultura que están bajo el Tratado de Protección Mutua de Ciudad Macross del 2018. —dijo mirando fijamente hacia la cámara. "—A partir de las 00 horas de hoy, 21 de Noviembre del año 2070 se declara el estado de emergencia marcial en toda la galaxia; los gobiernos locales de las colonias, flotas y mundos independientes se declaran oficialmente intervenidos y disueltos mientras dure la crisis militar que amenaza el futuro de la humanidad. Todas las fuerzas armadas pertenecientes a las instituciones civiles ahora disueltas deben pasar de inmediato bajo el mando central de la NUNS. No habrá tolerancia para quienes no acaten estas órdenes; la insurrección será castigada con la pena capital."
—Dios mio. —exclamó Fritz derrumbándose sobre su silla.
El rostro alterado de Boris apareció en una pequeña ventana a un lado de la transmisión. —Capitán… ¿Qué hacemos? —preguntó visiblemente aterrado.
—¿Está la red interna de la Bramante conectada a Red Macross? —preguntó Jarvis.
—No. —respondió Boris. —Aún no. Estaba sincronizando los datos de la nave y esta comunicación fué lo primero que entró a nuestros sistemas… interrumpí toda transmisión de inmediato.
—Eso quiere decir que la tripulación no está aún al tanto del comunicado de Hughs. —dijo Owen. Tanto Homs como su Segundo Oficial lo miraban en silencio. —Puedes dejar que la tripulación vea el anuncio. —dijo Owen al cabo de unos segundos de silencio.
—Se- ¿Seguro? —preguntó Boris con más dudas que certezas.
—Si, no ganaremos nada ocultando información a la tripulación y tendremos que tomar una decisión eventualmente… ¿Verdad? —preguntó volviéndose hacia sus colegas.
Homs asintió. —Me temo que tendrá que escoger un bando, Capitán. —respondió el joven. —No hay forma de permanecer neutral ante lo que está sucediendo en la milicia.
Jarvis se incorporó de su silla. —¿Bando? —preguntó con voz tensa. —Y una mierda, con su perdón, Capitán. —dijo haciendo una pequeña reverencia hacia el Capitán de la Mainstream. —No hay bandos, Samuel es un traidor a la milicia y debe ser detenido a toda costa. —declaró mirando a sus colegas con mirada furiosa.
El Capitán Owen aprobó las palabras de su segundo y tanto Homs como su oficial parecieron suspirar aliviados. —No esperaba menos de usted y su tripulación, Capitán. —dijo el joven. —Tiene toda la razón; nuestro deber y honor como soldados nos obliga a hacer todo lo que esté en nuestras manos para detener a ese asesino a toda costa.
Owen se volvió hacia la pantalla donde Boris continuaba esperando órdenes. —Llámame si pasa algo importante. —dijo.
—A la orden, Capitán. —respondió nervioso el oficial cortando la transmisión.
Jarvis volvió a sentarse y se cruzó de brazos. —¿Entonces? ¿Qué hacemos ahora? —preguntó. —Ya tenemos suficientes problemas con los Zentradi y ahora tenemos un maldito loco tratando de cazarnos como si fueramos rebeldes…
Owen cruzó las manos frente a su rostro. —Mi corazón dice que debemos intentar detener a ese psicópata de Samuel a toda costa… pero la amenaza Zentradi es el mayor peligro al que nos enfrentamos ahora. —reconoció con amargura.
—Estoy de acuerdo. —dijo Homs. —Los Zentradi disparan a cualquiera, sea del bando que sea y su amenaza es exponencialmente más grande que la de la rebelión de Hughs… desafortunadamente creo que no podremos hacer nada para detenerlos. —se lamentó el joven.
—Ya teníamos pocas esperanzas con la flota unida. —observó Sandy con pesadumbre. —Ahora que la humanidad se ha dividido jamás podremos reunir la fuerza necesaria para luchar contra ellos.
Owen suspiró. —Aramaki lo sabía. —afirmó tras una pausa. —Dijo que la fuerza de las armas no sería suficiente para detener a los Zentradi… por eso nos envió a esta región del espacio; para buscar un milagro.
Los tripulantes de la Mainstream lo miraron confundidos. —¿Un milagro?
Owen señaló a Fritz. —Profesor Von Neuman… creo que es el momento indicado para que nos diga cual es el plan de Aramaki… del por que de esta operación y su investigación.
El joven investigador sintió las miradas de los oficiales y sufrió un escalofrío repentino. —Pu-¿Puedo traer a Lucy? —preguntó.
—Adelante.
El joven tomó su pad y activó una serie de comandos. El holograma de la IA se materializó junto a la puerta ante el asombro de Homs y su compañera.
—Creía que solo los Capitanes más jóvenes de la flota usaban IA's como oficiales y consejeros. —observó Homs intrigado por el aspecto de la joven. —Además ese avatar holográfico… Es curioso realmente ver esa vestimenta en una nave como esta.
—Lucy es la Asistente del Profesor Von Neumann. —explicó Jarvis rascándose la parte de atrás del cuello. —Es… un caso especial, no se preocupe mucho con ello.
—Tenemos que pedirle a Boris que le haga un uniforme acorde con las regulaciones de la NUNS. —gruñó Owen mirando la forma en que las telas que envolvían el pulposo cuerpo de Lucy dejaban poco espacio a la imaginación.. —Esos trapos no son adecuados para una nave de la fuerza.
Fritz terminó de operar su Pad y se dirigió hacia Lucy. —Muestra en pantalla el Dossier 35T y prepara una presentación item por item. —dijo. —Explicaré el proyecto desde allí.
—Entendido. —respondió la IA.
El Doctor Von Neuman se levantó de su sitio y caminó hacia la pantalla, en donde se quedó mirando la ventana de video donde Lucy había comenzado a reunir la información solicitada. —Es un placer volver a verlo, Capitán Homs. —dijo Fritz volviéndose hacia el joven Capitán.
—Se le ve en buena forma, asumo que la tripulación de la Bramante lo ha tratado bien. —observó Homs divertido.
El joven investigador asintió con la cabeza. —Yo… todavía no puedo creer lo de Aramaki. —dijo con evidente pena en la voz. —Siempre fue muy atento conmigo.
—Por favor, vaya al grano. —lo apremió Owen.
Fritz asintió y hurgando en los bolsillos de su guardapolvo extrajo un puntero láser que usó para marcar un ítem en la pantalla. —El Almirante Aramaki me encomendó la tarea de crear un protocolo de comunicación en base a la arquitectura computacional de las Bio-Computadoras Zentradis. —explicó.
—Por Bio-Computadoras se refiere a los Comandantes Supremos ¿Verdad? —preguntó Homs.
—Exacto. —respondió Fritz. —Las enormes Superfortalezas Zentradis están construidas alrededor de una Bio-Computadora que asume el comando general de las flotas. Son armas de destrucción masiva y comandantes al mismo tiempo. Para ello tuvimos que localizar los restos de una de ellas y el Batallón 612 me ayudó a recolectar el material necesario.
—¿Cual es el objetivo de desarrollar ese "Protocolo"? —preguntó Owen. —Me imagino que no para charlar con una de esas cosas. —dijo.
—No. —respondió el joven. —No para hablar, sinó para hackear el núcleo.
Jarvis sacudió la cabeza. —Deberíamos volver a llamar a Boris, este es su campo. —dijo a modo de broma, pero un gesto de su Capitán hizo que volviese a guardar silencio.
Homs miró intrigado los gráficos en la pantalla; en esos momentos se mostraba una representación en 3D de la enorme Superfortaleza de Gol Boddole Zer que giraba lentamente. —¿Que buscaba Aramaki lograr con eso? —preguntó la oficial Rivera. —¿Neutralizar la Superfortaleza?
—No. —respondió Fritz volviéndose hacia la joven. —O sea…si, es técnicamente posible dejar inoperativo el centro de mandos de la Bio-Computadora… pero ese no es el objetivo principal del plan.
—¿Y cúal es? —preguntó Owen.
—Restaurar el Protocolo Original de la República Estelar. —respondió Von Neumann. —El control total de la armada Zentradi en toda la Galaxia tal y como existió en la Época de la Protocultura y su Civilización Interestelar.
Se produjo un silencio total en la habitación mientras las palabras del joven investigador caían como un balde de agua fría en las cabezas de los oficiales..
—Madre de Dios. —exclamó Jarvis apoyando las palmas de sus enormes manos en la mesa. —Es… ¿Es algo así posible? —preguntó sin dar crédito a lo que escuchaba.
—En teoría… lo es. —respondió Von Neumann. —Si restablecemos el Protocolo de control, podremos comandar a los Zentradi a que detengan su lucha, todo sin derramar una sola gota de sangre.
—Ahora entiendo el por qué habló de un milagro, Capitán. —exclamó Homs. —Si algo como eso puede hacerse… si, definitivamente sería algo que solo Dios podría lograr.
Owen sacudió la cabeza. —No entiendo. —dijo. —Si esta misión era tan importante ¿Por que nos enviaron a nosotros? Toda la maldita flota tendría que haber participado de esta operación, no solo una pequeña fragata y una nave de investigación… estuvimos así de cerca de fracasar cuando esos Zentradis aparecieron en el Campo. ¿Qué rayos estaba pensando Aramaki?
—Capitán. —dijo Fritz extendiendo la mano abierta. —Yo… yo creo entender los motivos de eso. —dijo.
—Explíquese.
—Esta idea… Esta idea no es nueva. —reconoció Fritz. —Desde que se conoció la evidencia de la existencia de los Protodeviln y su papel en la destrucción de la República Estelar se estudió con mucho interés el rol que el control de los Zentradi jugó en la desaparición de la Protocultura. Recuperar ese control perdido siempre fué el Santo Grial de las investigaciones para detener la amenaza Zentradi de una vez por todas. Cientos de investigadores han estudiado y teorizado sobre el mismo tema a lo largo de todos estos años desde la Primera Guerra Espacial… y nunca se logró ningún tipo de avance más allá de lo que aprendimos tras la derrota de los Protodevilns.
—Hasta ahora. —observó Homs. —¿Por qué Aramaki reflotó una idea tan descabellada e imposible justo ahora? —preguntó con inquietud.
—Porque hemos encontrado un Nexus operativo. —explicó Von Neumann. —Y el Nexus es la clave de todo este plan; allí se está construyendo una nueva SuperFortaleza y solo podremos hackear su núcleo e insertar nuestro Protocolo de Control en las etapas previas a su finalización y puesta en servicio.
—Entiendo. —dijo Owen. —Eso explica la prisa de Aramaki y el por que necesitaba de nosotros; es imposible enfrentarse a las defensas completas de un Nexus incluso con toda nuestra flota principal; pero una pequeña nave furtiva…
—Suena a misión suicida. —dijo Homs. —¿Realmente es la única manera? ¿Infiltrar una de esas instalaciones que son las posiciones tácticas más importantes de la armada Zentradi?
Fritz se encogió de brazos. —Yo… yo no soy el que iba a resolver eso. —dijo. —Mi tarea es desarrollar el Protocolo e inyectarlo al Núcleo…. el cómo lograr eso… el Almirante nunca me lo dijo. —se disculpó.
—Probablemente Aramaki tampoco sabía cómo. —dijo Jarvis suspirando. —Y por eso nos dejó la tarea a nosotros; los reyes de la improvisación.
—Menuda tarea. —se quejó Owen.
Fritz usó su puntero para elegir una imagen en particular del interior de la Superfortaleza que resaltaba la ubicación del monstruoso ser que la habitaba y la proyectó en el centro de la pantalla. —El problema principal radica en que tenemos que hacer contacto físico con el núcleo en desarrollo. —explicó el Investigador trazando un círculo con el láser alrededor de la cabeza de la Bio-Computadora. —No es algo que podamos hacer remotamente a distancia…
—O sea que tiene que ir usted con una computadora y conectarse a esa… cosa, como en las películas de hackers y todo eso. —preguntó Homs acariciándose la barbilla.
—No, no con una computadora… con una jeringa. —explicó Fritz ante el asombro de los presentes.
—¿Una jeringa? —preguntó Sandy.
—Un virus. —observó Owen. —Y no un virus cualquiera, supongo.
Von Neumann asintió y pasó a la siguiente diapositiva. —Una bacteria, para ser más precisos —lo corrigió.
La fotografía microscópica de una bacteria apareció en la pantalla y todos en la habitación reconocieron de inmediato de que clase de ser vivo se trataba.
—Fold Bacteria. —dijo Homs. —El regalo de despedida de los Vajra cuando se fueron de esta galaxia. —¿No se supone que es relativamente inofensiva? ¿Cómo es que esa cosa va a ayudarnos con nuestro problema?
—Porque esta no es una FOLD Bacteria ordinaria. —explicó Fritz. —Esta es la variedad que causa el Síndrome VAR.
—Mierda. —exclamó Jarvis tragando saliva.
—Una Bio-Arma. —dijo Owen frunciendo el ceño. —Esto no me está gustando nada.
—Oh no, no no no. —exclamó Fritz sacudiendo las manos. —No se trata de nada de eso… no queremos causar VAR entre los Zentradi, la bacteria es solo para crear Receptores FOLD especiales dentro del Núcleo.
—¿Para qué? —preguntó Sandy.
—Creemos que la República Estelar había desarrollado un tipo de link a escala galáctica basado en las Ondas FOLD que un sistema de control llamado "Cantantes Estelares" utilizaba para enviar comandos e información en tiempo real a todos los habitantes del imperio. —explicó. —No tenemos forma de acceder a este sistema por nuestra cuenta, pero podemos crear una versión similar usando nuestra propia interpretación de la FOLD Bacteria como un emulador del sistema.
—Un «Hack» —murmuró Owen.
—Todos los Zentradi fueron creados con receptores FOLD de este tipo, pero quedaron inhabilitados cuando la Protocultura dió la orden de atacar al Ejército de Supervisión— continuó explicando el joven investigador ante la atenta mirada de los oficiales.
—Y jamás pudieron reactivar estos famosos receptores para volver a recuperar el control de los Zentradi. —razonó Homs.
—Exacto… Hasta ahora todos los esfuerzos se centraron en vano en restaurar esos receptores, pero mi teoría es diferente. —dijo Fritz volviéndose hacia la pantalla tras una pequeña pausa —Usaremos los genes.
—¿Los genes? —preguntó confundido Owen.
—Los genes. —repitió Von Neumann. —Es por eso que necesitamos usar la FOLD Bacteria y específicamente la mecánica de activación del Síndrome VAR.
—Explíquese. —pidió Owen.
—Cuando esta condición se dispara dentro del organismo vivo, los receptores FOLD actúan directamente sobre la estructura genética del huésped, creando todas esas patologías que se asocian al VAR; aumento de la masa muscular, agresividad, falta de control, insensibilidad al dolor… todo eso. —explicó Fritz mientras en la pantalla aparecían diferentes genes resaltados junto a los fragmentos de ADN asociados con ellos.
—Si, yo luché contra Zentradis afectados por esa mierda. —dijo Jarvis recordando aquella traumática experiencia. —No es cosa de risa, se los aseguro.
—Esa es la clave. —dijo Fritz señalando la bacteria en la pantalla. —Nosotros no queremos estimular esa clase de genes que producen violencia y locura, sinó todo lo contrario.
—O sea, desactivar su instinto de lucha, volverlos mansos. —dijo Homs.
—Exacto, aunque… yo lo llamaría mejor un "Shock Cultural" a nivel genético. —observó el joven investigador,
Owen y Homs intercambiaron miradas llenas de incertidumbre. Al cabo de unos momentos el Capitán de la Mainstream se rascó la cabeza. —No entiendo una cosa. —dijo. —Usted afirmó que los Zentradi tienen los receptores FOLD desactivados… ¿Cómo es que infectando a una de esas Bio-Computadoras va a ayudar a encenderlos nuevamente?
—Porque no están completamente desactivados. —explicó Fritz.
—¿Eh? —exclamó Sandy.
—Verán.. Existe un tipo de condición entre los Zentradi… ¿Notaron que algunos de ellos sufren ciertos tipos de "cambios" cuando se someten al proceso de Micronización? —preguntó.
—Nuestra Ingeniera en Jefe, Tali, tiene eso. —afirmó Jarvis. —Cuando se vuelve de nuestro tamaño se le… eh… es decir sus… —dijo el hombre con dificultad llevándose las manos al pecho a la vez que se ponía visiblemente colorado.
—Comprendo. —dijo Homs soltando una carcajada. —Continúe por favor, Profesor Von Neumann. —pidió.
—Este tipo de anomalía genética se ha vuelto muy común entre los Zentradi… y no solo en aquellos que han sufrido el Shock Cultural. —explicó.
—¿Los Zentradi allá fuera también tienen ese tipo de genes? —preguntó Owen señalando hacia el techo.
—Si, los exámenes forenses lo han confirmado. —respondió Fritz.
—¿Qué relación hay entre esa anormalidad genética y los receptores FOLD? —preguntó la oficial Rivera.
Fritz se ajustó los anteojos por sobre la nariz. —Creemos que esta clase de expresión genética se está produciendo simultáneamente en toda la galaxia. —dijo.
—¿Simultaneamente…?
—Y a un ritmo similar, sea donde sea que se encuentren los Zentradi; el ritmo de cambios genéticos y aparición de esta clase de anomalía se da a la misma velocidad… eso solo quiere decir una cosa:
—Un vínculo. —dijo Homs. —Todos los Zentradi están, de alguna forma, conectados y sufriendo esos cambios simultáneamente. ¿Eso quiere decir?
—Bingo. —respondió Fritz. —Para mi no hay ninguna duda sobre la causa de esa sincronización espontánea; los Receptores FOLD de los Zentradi no están por completo inhibidos y podemos aprovecharnos de esa pequeña puerta abierta.
—Un "BackDoor" hacia la maquinaria de guerra Zentradi. —dijo Homs. —Parece la trama de un maldito manga.
Owen se incorporó y apoyó la palma de las manos en la mesa. —Creo que nuestro curso de acción es bastante claro. —dijo el Capitán de la Bramante; —Continuaremos la misión que nos encomendó el Almirante Aramaki.
—La Mainstream brindará apoyo completo a la operación. —agregó Homs también poniéndose de pie. —Es una esperanza increíblemente pequeña; pero no podemos dejarla pasar.
—Gracias. —respondió Owen. —Su ayuda es absolutamente invaluable, Capitán.
Jarvis y la Oficial Rivera se miraron y sonrieron satisfechos. —¿Cual es el siguiente paso? —preguntó el enorme oficial volviéndose hacia su Capitán.
Owen no respondió pero se volvió hacia el profesor Von Neumann. —¿Ha terminado de desarrollar ese protocolo del que habla su teoría? —preguntó.
—No. —reconoció el joven investigador. —He logrado interpretar una buena parte del código gracias a la ayuda de Lucy. —dijo mirando los ojos amarillos del holograma. —Pero aún falta bastante trabajo; Necesito regresar a la Planck para utilizar el laboratorio principal, los equipos que tengo aquí no son los adecuados.
—De acuerdo. —dijo Owen. —Puedes llevarte a Lucy para acelerar tu trabajo.
El holograma se volvió hacia los oficiales. —Señor. —dijo.
—¿Qué sucede, Lucy? —preguntó Owen.
—Me es imposible continuar con mis funciones de asistencia al Profesor Von Neumann bajo mis actuales órdenes. —afirmó.
El Capitán la miró fijamente. —Entiendo. —comprendió al cabo de unos segundos. —Capitán Homs— dijo volviéndose hacia su invitado. —Esta IA está confinada a la red informática de esta nave debido a que está programada para infectar sistemas computacionales.
—¿Como un virus? —preguntó Sandy intercambiando una mirada de preocupación con su Capitán.
—Algo por el estilo. —confirmó Jarvis. —Lucy está por completo bajo nuestro control, pero no es un programa común y corriente; si va a ayudar al Profesor Von Neumann en la Planck, me temo que tendrá que «infectar» los sistemas informáticos de esa nave.
Homs miró al holograma a los inquietantes ojos amarillos y luego miró al Capitán Owen. —Si el Capitán de la Bramante dice que esa IA es segura, yo creo en su palabra. —afirmó completamente convencido.
—Haré que nuestro oficial de sistemas envíe toda la información sobre ella a sus oficiales en la Mainstream. —prometió Owen. —Asi estarán al tanto de su existencia y podrán monitorear su actividad en la nave, o purgarla por completo, en caso que decidan que es necesario.
—Me parece perfecto. —respondió Homs.
—Capitán. —dijo Jarvis también incorporándose. —Creo que sería una muy buena idea si el Escuadrón Delta se traslada también a la Planck para servir de escolta al Profesor Von Neumann y su equipo. —dijo haciendo un gesto con la cabeza.
Aquellos hombres tenían fama de poder leer los pensamientos uno del otro y Owen comprendió de inmediato el por que de esa extraña petición. —Si, me parece una excelente idea. —dijo al cabo de unos segundos. —La Teniente Hernandez y la Oficial Hughs podrán encargarse de la seguridad del Profesor.
Homs abrió los ojos como platos. —Capitán… ¿Acaba usted de decir… Hughs? —preguntó como si hubiese recibido un shock eléctrico. —¿Tiene usted a un Hughs en su nave?
Owen asintió. —Además la oficial Camila Hughs y Von Neumann se llevan de maravillas… estoy seguro que su presencia allí será beneficiosa para la tranquilidad del Profesor —afirmó devolviendo el gesto hacia su Segundo Oficial.
—Y para la nuestra. —respondió Jarvis.
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La bandeja con los platos de comida cayó al piso del salón comedor con estrépito, pero nadie pareció prestar la más mínima atención. En la enorme pantalla de una de las paredes el rostro del recientemente autoproclamado Almirante, Samuel B. Hughs, repetía aquel terrible discurso ante los rostros confundidos de los tripulantes de la fragata que se habían reunido a comer allí.
—¡Camila! —gritó Ximena acercándose a su amiga, quien había caído de rodillas junto a los cristales destrozados de la vajilla.
—No… esto no puede estar pasando. —dijo mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. —Esto es una pesadilla.
Ximena la abrazó con fuerza y ambas quedaron allí, paralizadas en medio de la desesperación e impotencia que parecían haberse apropiado de todos en aquella pequeña nave anclada en medio de una nebulosa del extremo de la Vía Láctea.
